XXXVII | El Golpe de Izanagi |
| Música de Multimedia: Reverse Situation - Naruto Shippuden OST |
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"El mundo conocerá el dolor".
Pain. Villano del manga Naruto—.
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Los Dioses no tardaron mucho tiempo en equilibrar la balanza, desatando una espectacular demostración de tecnología avanzada y habilidades sobrehumanas, reduciendo la contienda a la mitad a las fuerzas de la Federación, dejando para el final a los pilotos miembros de Élite restantes, ya que, aunque no querían matarlos, necesitaban neutralizarlos de un movimiento. Sus ametralladoras ligeras disparaban con una precisión implacable, despejando el camino para contrarrestar la embestida de los Arcángeles.
—Detecto firmas de calor conocidas —dijo Gamboa por el intercomunicador. Seth se estaba esforzando al máximo para seguirle el ritmo a Emma, él era el único, quitando a Sebastián, que podía igualar la destreza de la Diosa, aunque era difícil—. Horus, una de ella quiere hablar contigo, ¿la conecto?
—¿Es aliada? —Negó Gamboa mientra aplanaba sus labios—. ¿Por qué un enemigo quisiera hablar con uno de los Demonios?
—Es tu antigua líder de equipo —respondió la I.A. de forma seca. Seth se quedó inmovil un segundo, suficiente tiempo para perder de vista el caza de Artemisa—. Te repito la pregunta, ¿la conecto?
—Hazlo, que no se entere la Federación de esta conversación.
—Haré lo que pueda.
Horus aceleró a March 10, llevando sus amortiguadores gravitacionales al máximo y esquivando con astucia y usando la lanza de luz los láseres enemigos. Llegó a la par de la Capitán y mantuvo el rumbo mientras activaba las bombas PEM y acababa con más enemigos.
—¡Teniente, deténgase, es una orden! —exclamó la agitada voz de Isis, su antigua líder de pelotón. Seth no hizo caso y atacó nuevamente—. Soldado, me escuchó. Si se retira puedo negociar la rendición...
—Ya no eres mi superior inmediato, Isis —respondió de mala gana el Dios, virando y cayendo en caída libre para librarse del enemigo—. Tú deberías retroceder, la General te está volviendo a usar en una misión fallida...
—No estás en pleno derecho de discutir términos, traidor —dijo la Capitán del antiguo doceavo equipo de Élite—. Tenemos órdenes de darles su cabeza a los Arcángeles, si te rindes haré que la opinión pública esté de su lado, yo no quiero perder a mi último subordinado.
Seth disparó nuevamente y destruyó parte de los lanzadores de las bombas PEM de uno de los cargueros, neutralizandolos mientras los escudos de Nebel se reforzaban ante ese logro.
—¿Cuántos han cruzado la duat? —preguntó Horus, colocándose en la cola del caza de Isis—. Responde.
—Todos, excepto yo. Quedé malherida y solo puedo ver con la mitad de mi rostro —se sinceró la mujer, apareciendo en la pantalla del Dios. Esta se encontraba con vendajes sangrantes y un parche blanco le cubría la cuenca izquierda del ojo; volaba a ciegas—. Vengo como carne de cañón, a órdenes de la General y el Comandante. Por favor, si no aceptas mi oferta, sé clemente conmigo y dame el acceso a la duat... Quiero reunirme con ellos.
El Dios dudó su respuesta, cerró los ojos unos segundos y el tiempo pareció detenerse a su alrededor. El respeto que le tenía a su antigua líder seguía ahí, no se había ido; pero ahora pertenecía a un equipo y quería vivir en libertad. Así que, tomó una decisión y disparó hacia el ala del caza de Isis.
Este comenzó a caer en picada hacia el planeta Nebel, justo antes de que este pudiese, Gamboa cambió la firma térmica del caza, haciéndolo pasar por un aliado.
—Encargate de que caiga al piso con vida, haz que pase como baja a mi favor —ordenó con un nudo en la garganta—. Alimentame como un Demonio ante sus ojos, ella tiene que ser libre.
La Federación, se encontró sorprendida ante la entrada en escena de los Dioses, obligándose a replantear su estrategia y a adelantar el plan. Los Arcángeles tuvieron que entrar en conflicto con los Dioses, restaurando su esperanza.
Ahora la batalla estaba igualada, el encuentro se transformó en un conflicto más allá de los límites humanos: los remanentes de los equipos de Élite se encontraban alejados del foco central, peleando y esquivando el fuego de contención propinado por los antiaéreos de Nebel.
Emma fue la que directamente decidió encargarse de dos naves al mismo tiempo mientras sus compañeros se encargaban en enfrentamientos uno contra uno; la velocidad y piruetas de la Diosa eran sin iguales, usando y aprovechando la lanza de luz, lograba esquivar los láseres enemigos en una danza celestial de luces y energía. Mientras todo eso pasaba, los Arcángeles decidían el momento perfecto para actuar, buscando la abertura que les daría el acceso al planeta.
Las ametralladoras ligeras trazaban una sinfonía de fuego, aunque todo era en vano, Alec, al ser el más pesado y menos hábil con las naves, se encargada de lanzar el fuego de cobertura a Artemisa cuando activaba su bomba PEM y desactivaba los escudos de las naves; ella podía encargarse con su velocidad de todo, aún con dos de los siete cazas de los Arcángeles a su espalda.
Todo esto ponía a la Federación contra las cuerdas, dudando de su superioridad numérica, ya que, se enfrentaban en un desafío más allá de sus capacidades.
—¡Marca los blancos que hayan pertenecido a los equipos de Élite! —exclamó Emma por el intercomunicador a Gamboa, este destacó seis naves de anaranjado, el color de las Amazonas, la Diosa sintió un ligero golpe en su corazón al ver a su heridas hermanas ahí—. ¿Se encuentra Hipólita ahí?
—Negativo, Capitán —respondió Gamboa, esto alivianó el dolor de la cazadora, si ella hubiera dado la orden a sus hermanas de ir a sacrificarse en una batalla no se lo perdonaría; ella se convirtió en un Arcángel vendiendo su alma al diablo—. Desconozco el por qué no se encuentra, pero sí puedo asegurarte que los intentan separar.
Imágenes de las siete naves de los Arcángeles se posaron sobre la pantalla de todos los miembros de los Dioses, cada uno los empujaba lejos de sus compañeros de ala y los hacían replegarse hacia Nebel; querían pelear en tierra.
—Si quiere pelea, habrá que darselas —dijo Emma, retando a las dos naves detrás de ella.
La Diosa se colocó la máscara de oxígeno y dio una enorme bocanada para llenar sus pulmones, desactivó el perno de seguridad del motor y suspiró; era el momento de una jugada loca. Empujó el control a fondo y superó la velocidad normal, destruyendo los amortiguadores gravitacionales y llegando a March 12, una velocidad única que pocos aguantaban antes de perder el conocimiento.
Consciente de la urgencia, Gabriel observó a su hermana dar una pirueta y caer en picada hacia el planeta, en dirección a las plataforma primarias; él se apresuró a virar en dirección de ella y comenzar a dar fuego de contención contra sus enemigos. Disparó algunas bombas PEM que impactaron de lleno en los escudos de los Arcángeles y accionó su lanza de luz, clavándola en una de ellas y frenando su persecución. Observó por el espejo y lo observó: Gabriel era el que perseguía a su hermana junto a Miguel.
En el epicentro de la batalla, el destino de Nebel pendía en un delicado equilibrio. Lucifer observaba con atención el conflicto entre los Dioses y los Arcángeles, esto les permitía la ligera apertura de las tropas que comenzaban a escapar al interior del planeta. Sonrió y mantuvo la calma, si el escuadrón Deidad lograba derribar a un solo Arcángel la moral del enemigo caería y podrían cambiar el rumbo de la batalla a su favor.
Sin embargo, del otro lado del Universo, Montserrat aplaudió la decisión de su enemigo, asintió con seguridad y mandó las órdenes a los Arcángeles; era momento de tomar la decisión estratégica de penetrar las defensas y atacar en tierra, separando así a sus temibles Demonios.
El Arcángel Gabriel sonrió al ver la predictible acción de Apolo, respiró profundamente y abrió la cabina, el frío estelar lo golpeó de lleno y tembló de éxtasis al sentir el dolor. Estiró su mano y tomó la lanza de luz con suma facilidad, quemando su piel y arrancándola del casco de su nave.
—¡Nos veremos en otra! —exclamó el Arcángel, sonriendole con malicia al Dios—. Iré a matar a tu hermanita...
Cerró la cabina y encendió la comunicación y se coló junto a la radio de Miguel Dankworth mientras empujaba el acelerador al máximo.
—Es momento de derribarla, ¡Mi Comandante, dé la orden! —exclamó el mensajero de Dios con una malévola sonrisa—. ¡Derribemos a Artemisa!
En la furiosa contienda, los Arcángeles dejaron de perseguir, momentáneamente, a sus objetivos y se enfocaron en un objetivo clave: la nave líder de los Dioses, el Demonio de la Velocidad: Artemisa, la As de su flota. Determinados a quebrantar la moral, los Arcángeles, a la misma velocidad, inalcanzable para los Dioses, que ella había usado, convergieron en una estrategia coordinada para derribar a esta formidable nave.
Miguel activó su doble lanza de luz e impactó en los alerones del Deidad 01, deteniendo de golpe la caída de Emma, esta sintió el golpe y se impactó contra la cabina, quebrando ligeramente el cristal protector de su visor y cabina. Mientras Gabriel, Jofiel, Samael y Uriel se posaban a cada lado de la nave, activando sus bombas PEM y desactivando su escudo y apagando todos sus sistemas por la sobrecarga electromagnética.
Emma intentó librarse de forma desesperada del agarre, hasta ver las dos naves restantes acercándose hacia ella. Raphael y Raziel dispararon sus cañones, desatando una lluvia de fuego concentrada sobre Artemisa, mientras las lanzas de luz de Miguel se entrelazan con destellos buscando desorientar a la nave. Los láseres de los Arcángeles apuntan con precisión milimétrica hacia la Diosa buscando debilitar sus defensas.
El mundo de Apolo parecía ir en cámara lenta, observó cómo las siete naves de los Arcángeles fulminaban la nave insignia de su escuadrón, acribillando los escudos y protecciones que Emma había dado en su nave: la última nave de las Amazonas estaba cayendo.
El Dios griego intentó con todas sus fuerzas llegar con su melliza, sin embargo, era insuficiente, el Deidad 01 comenzó a caer en picada hacia la plataforma primaria, envuelta en una esfera de fuego y desesperación, desplomandose sobre el escudo y enviando ondas de choque electromagnético sobre el escudo, apagándolo por completo.
Su mente viajó al día en que se juraron que ambos se protegerían, que él siempre la salvaría de los malos, que siempre sería su protector. El dolor de su costilla volvió a brotar, se llevó la mano al tatuaje que se había hecho en prisión: la saeta de su hermana.
—Por favor, no, no, ¡no! —Golpeó el tablero con frustración al ver la nave de su hermana caer, él no pudo hacer nada y las lágrimas comenzaron a inundar sus ojos y pegó un grito—. ¡Te voy a matar, Gabriel! —Abrió el canal con sus compañeros, los cuales se habían reunido a su lado, se aclaró la garganta y comenzó a hablar—. Llevenlos a tierra, ahí podremos pelear en condiciones. Confiemos que Artemisa esté a salvo.
Los cuatro Dioses restantes siguieron la orden de Gabriel sin decir nada más, la pérdida en la batalla era algo normal para los soldados... Pero no se iban a quedar sin vengarla, así que, dispararon a discreción, llamando la atención de las naves, estos comenzaron a seguirlos y perseguirlos al interior del planeta. Todo, mientras el Arcángel Miguel y Gabriel se quedaban flotando en el espacio.
La primera fase estaba completa, lograron trasladar la pelea a tierra.
N. de A.
Se les avisó, vendrían cositas fuertes... Nos vemos mañana :D
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¡Farewell!
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