XXIII | Danza de Espadas |
| Música de Multimedia: Run Boy Run - Woodkid |
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"Somos como islas en el mar, separadas en la superficie pero conectadas en lo profundo"
William James—.
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Versión A
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Septiembre-2348.
Habían pasado algunos meses desde que se rescató al segundo Jinete: Disputa; y todo estaba en aparente calma tras haber recibido dos misteriosas transmisiones encriptadas con un escudo ante la tecnología de Ray. Por lo que los Dioses decidieron tomarse un poco a la ligera el siguiente movimiento, quedaban dos Jinetes desaparecidos y desconocían su ubicación.
A consecuencia de esto, el equipo de Élite había comenzado a entrenar mejor con la espada gracias a los consejos de los Jinetes rescatados, mientras Hambre entrenaba las combinaciones con la espada, Disputa entrenaba la velocidad de los golpes.
Todo estaba progresando muy rápido, hasta que llegó septiembre, un mes en el que se hacía una extraña competición.
—Reúnanse en el centro —ordenó Sebastián, limpiándose el sudor de la frente con una toalla mientras envainaba su espada sobre la guarda de su espalda—. Ha llegado el momento del torneo.
Los demás miembros del equipo se acercaron a él y formaron un círculo, dejando espacio suficiente para que el androide apareciera justo cuando Mixcóatl estiró su mano.
—Cada año hemos hecho esto, ya que tenemos el mismo rango en la escala militar —replicó Ray, apareciendo una pantalla holográfica con los Identificadores de cada Dios—. He revisado sus progresos y la competición más justa sería un torneo de combate con espada, o si lo prefieren llamar esgrima, adelante. —Sebastián elevó su mano, empujando al androide por encima de ellos y este levitó hasta el techo, cambiando la iluminación y el entorno de la sala de entrenamiento; tres colchonetas aparecieron—. El ganador se definirá a los tres toques, sin Regalos Divinos y, exclusivamente, la Espada Sagrada junto con la Piel de Iah son usables.
—El ganador será el Capitán del equipo por un año más —recalcó Sebastián mientras exhalaba profundamente—. Espero que esta vez se lo tomen en serio.
Los demás miembros lo observaron con rabia competitiva, no les importaba ser el mejor ni ganar el título de comandarlos, ellos querían derrotar a Sebastián Márquez, el Dios Azteca de la guerra, el soldado perfecto y capaz de ganarles a todos con facilidad, excepto a Emma.
Aunque su espíritu rebelde se había apaciguado con los sucesos de la traición de la Federación, ella sentía ganas por ser la mejor y, aunque lo era, su Capitán era mejor que ella. Y quería derrotar a su pareja de Vanguardia, costase lo que costase.
—Bien, Dioses, es momento de que se preparen —añadió Ray bajando y posándose en la mano de Sebastián—. Les recuerdo que quien haga trampas recibirá un choque eléctrico en las piernas, incapacitándolos en el acto de continuar y. así, perderán. —En la pantalla holográfica aparecieron el orden de los enfrentamientos—. Bien, pueden ir a sus respectivas colchonetas.
Todos asintieron, era el momento de demostrar quién merecía ser el nuevo Capitán.
El médico del Hospital Militar le permitió a Tamara quitarse el parche que tenía en su hijo. Ella le sonrió agradecido y suspiró con tranquilidad.
Se incorporó para caminar hacia la ventana, tomó la cuerda para mover las persianas y el sol entró de lleno al pequeño cuarto que había usado los anteriores tres meses.
Después de acabar con el Infierno, fue llevada de forma inmediata al mejor hospital para su tratamiento. Y gracias a la ayuda de los mejores Doctores, pudo sanar muy rápido.
Recargó su cabeza en el cristal y vio a los niños jugar en el pequeño jardín, reían y disfrutaban lejos del dolor de la guerra pero bajo el yugo de la propaganda militar.
—Ojalá ellos nunca vivan esto... —musitó la mujer, suspirò y giró hasta recargarse en pared sólida, observó al hombre que se encontraba en el otro extremo de la habitación con los brazos cruzados—. ¿Todo está listo?
—Justo el día de tu recuperación —aseguró Jäger, relajando los brazos y metiendo su mano izquierda en su bolsillo, extrajo un pequeño cubo y lo tendió a Tamara, la cuál atrapó con facilidad la cajita—. Todo está dentro, la conferencia comenzará pronto.
El Comandante dio media vuelta y salió por la puerta, dejando a la nueva Arcángel en silencio, volvió a girar a la ventana a contemplar a los infantes mientras, lentamente, se quitaba la venda y dejaba ver su nuevo ojo modificado.
Cuatro de los cinco enfrentamientos habían culminado con gran expectativa, casi todos tenían derrotas en su historia exceptuando dos personas: la pareja de Vanguardia.
Ahora el escenario había cambiado, Ray se había elevado hacia el centro y toda el aula de entrenamiento se transformó, creando una pequeña arena de combate rodeada de agua y dos enormes pedestales, perfecta para evitar escapar.
Dejando de lado todo su orgullo, los equipos de Grueso y Retaguardia se encontraban apoyando a una Emma cansada, había dado todo de sí para poder enfrentar a su pareja, su eterno rival y superior.
Por otro lado, Sebastián se encontraba echándose agua sobre el cuello, estaba cansado por los golpes, ya que su combates no habían terminado limpios como el de su homónima, no, él había sufrido y tenía un último combate: Dios Azteca contra Diosa Griega.
El ganador tendría por fin el título de Capitán.
—¡Por favor, tomen sus lugares! —exclamó Cassandra mientras aplaudía. Ella junto con Dorian decidieron ser los jueces de este encuentro tan esperado—. Dejen a los participantes en sus esquinas.
El séquito de Emma le deseó buena suerte y ella lo agradeció; se abrió la Chaqueta del Vacío y se la quitó, quedándose en top y mallones deportivos, mientras que Sebastián se estiró y todo su cuerpo crujió, llamando la atención de los presentes.
—No es nada —indicó Mixcóatl con una sonrisa y suspiro aliviadores. Se quitó también la chaqueta, quedando en playera y pantalones deportivos—. Simplemente tenía que liberar tensión.
—¿Te pongo tenso? —cuestionó Artemisa, atandose el pelo en una coleta, la misma que se hacía en momentos serios—. Una disculpa, Sebs.
—Contrincantes al centro de la arena, por favor —dijo Disputa en el centro del cuadrilátero. Cada Dios escaló una pequeña escalera y caminaron hasta estar frente a frente, Emma empuñaba su espada y Sebastián tenía la suya a su espalda—. Digan sus identidades en voz alta.
—Teniente Emma Dankworth, Identificador: Artemisa, Capitán en misiones espaciales de los Dioses —dijo Emma, respirando profundamente al ver a los ojos a su rival. Este tenía decisión y diversión en sus ojos—. Lista para el combate.
—Capitán Sebastián Márquez, Identificador: Mixcóatl, Capitán de los Dioses —dijo Sebastián con seguridad, cerró los ojos y suspiró, quería ganar pero no lastimar a su compañera—. Listo para el combate.
—Bien... —musitó Cassandra y dio pasos hacia atrás—. Empiecen el combate.
Ambos Dioses tomaron el pomo de su espada y desenvainaron, cargando mutuamente y chocando sus espadas, provocando una ola expansiva a causa de la fuerza ejercida.
Ariel II cerró la llave, cortando el flujo de agua que caía en su cuerpo, se estiró y decidió verse en el espejo de cuerpo completo del cuarto de baño.
Había decidido conservar la mayoría de las cicatrices que le causaron las Pruebas de Hércules y el tratamiento de Raphael, por lo que su espalda y torso se encontraba hecho un patrón de estrellas, parecidas al Carro Estelar.
Tamara rozó con las puntas de los dedos aquella cicatriz y cerró los ojos, prometiéndose que acabaría con todos. El entrenamiento de los Arcángeles había sido la experiencia más retadora de su carrera.
Giró y caminó con elegancia hasta el casillero donde se encontraba su nueva armadura. Se habían acabado los colores anaranjados y las prendas griegas, era hora de evolucionar a un nuevo nivel, con una armadura blanca con detalles negros, color insignia de los Arcángeles.
La tarde había transcurrido y el anochecer amenazaba con emerger, todos los miembros de la coraza protectora de Nebel se encontraban expectantes y al filo de la butaca al ver el combate tan espectacular que ambos miembros de Vanguardia sostenían con fiereza.
El arbitraje se había mantenido esquivando cada uno de los ataque poderosos que daban los Dioses mutuamente, todo estaba en un empate debido al último punto otorgado a Artemisa.
—No estás cediendo... —musitó Emma, viendo a su rival mientras respiraba de forma agitada. Sebastián negó mientras se quitaba la camiseta—. No intentes doblegarme con esos trucos, esto es en serio.
—Jamás en mi vida había peleado tan en serio como contigo, Artemisa —respondió Sebastián, quitándose la guarda de la espada y lanzándola a la tribuna. Héctor la tomó y la sostuvo atento—. Tenemos mucho publico, al parecer. Demosles el mejor espectáculo que han visto.
Sebastián levantó su espada y corrió hacia la Diosa, propinandole un golpe en vertical que fue bloqueado a la perfección por la misma, Emma aprovechó esto y empujó a Sebastián con una patada, ayudándose con la inercia del golpe, intentó conectar un tajo cruzado que Mixcóalt esquivó saltando y sosteniendose con su espada en el piso.
Todos en la tribuna contuvieron la respiración cuando la diosa cazadora barrió el piso y el dios de la guerra saltó en el aire, esquivando el golpe. Cuando aterrizó Mixcóatl, dio un giro en el momento perfecto para detener el segundo corte de su adversario, Emma rechistó y empujó a Sebastián, haciendo que diera una marometa invertida hasta quedar de pie, en guardia y listo para seguir combatiendo. El público estalló en vítores.
—Nunca pensé que serían así de competitivos —declaró Alec con los brazos cruzados y juzgando el encuentro.
—Ambos quieren ganar, eso es seguro —reconoció Héctor con asombro, Sebastián sonrió con malicia.
—Pero Emma es mejor —aseguró Gabriel con orgullo, estaba feliz de ver a su hermana como la mejor—. Es más rápida y tiene mejor movilidad.
—Pero la técnica de Sebastián es superior —argumentó Seth, exhalando el aire contenido—, objetivamente hablando, claro. Este encuentro es, por mucho, lo mejor que puede dar nuestro equipo.
El dios de la guerra azteca se puso en guardia y retó a la cazadora amazona, esta sonrió con placer y arremetió contra el Dios, ambos dieron un golpe cruzado que impactó justo en el centro de la sala, creando una ola de viento que erizó a los espectadores.
—Es que no están peleando —declaró Ray, apareciendo en medio de los cuatro Dioses espectadores—. Ellos lo están disfrutando tanto que parece un baile de espadas. Ellos quieren que esto continúe siempre.
El duelo de fuerza lo terminó ganando Sebastián, obligando a Emma a trastabillar y retroceder unos cuantos pasos en falso, cosa que aprovechó Mixcóatl y arremetió contra ella en un corte descendente, Artemisa se acuclilló, usando toda su fuerza para impulsarse y romper el ataque con un corte ascendente, empujando atrás a Sebastián y quedando por encima de él.
Y, a los ojos del Dios, vio a Emma sobre él con una sonrisa genuina, ella estaba disfrutando el combate, ella disfrutaba de la libertad que le daba él. Por otro lado, mientras ella realizaba el giro sobre la cabeza de Sebastián, la Diosa veía con una enorme sonrisa a su pareja de batalla; ambos estaban disfrutando y pronto tendría que acabar.
Solo uno saldría como Capitán.
Sebastián ayudó a su homónima y la empujó en el aire, haciéndola caer de pie a unos cuantos metrors. Ambos se observaron y asintieron ligeramente, Emma guardó su Espada en su guarda y se puso en posición de embestida mientras que, Mixcóatl colocaba el filo sobre su hombro.
—Advance Armament —musitaron ambos y las espadas fueron cubiertas de un aura plateada, las formas de las Espadas Sagradas cambiaron. La de ella adoptando la forma de una katana y la de él creciendo en largo y adoptando la forma de una espada de hoja flamíjera, una Zweihander.
Ambos arremetieron y las auras chocaron, dejando cegados a los espectadores por unos segundos.
Cassandra no podía creer lo que sus ojos veían, dos de los miembros de Élite más poderosos habían logrado acceder al control avanzado de un Regalo Sagrado y habían convergido en un enfrentamiento sin precedentes. La niebla que había creado su enfrentamiento se estaba difuminando y podía ver ambas siluetas sosteniendo sus armas; algo era seguro, la muestra había terminado.
—Y el ganador es... —podía escuchar la voz de Dorian, él ya estaba viendo al claro vencedor.
La niebla se discipó y vio a Sebastián en alto, sosteniendo a una cansada Emma que había soltado su arma, se había quedado dormida.
—El ganador y aún invicto Capitán de los Dioses es... Sebastián Márquez.
Los vítores no se hicieron esperar y todos rompieron en júbilo, mientras que sus compañeros de Grueso y Retaguardia se incorporaron y aplaudieron el encuentro.
Mixcóatl observó a su pareja con respeto porque, si no hubiera sido por el entrenamiento de Dovel, también estaría en el piso y no habría un claro Capitán.
—Gracias, Emma —dijo Sebastián mientras ambas espadas volvían a su forma original.
Después de la competición, Artemisa despertó al cabo de unas cuantas horas a causa del ruido proveniente de su habitación en el ala médica, sus cinco compañeros se reunían enfrente de una pantalla holográfica.
—¿Qué ocurre? —cuestionó mientras se acercaba a la pantalla, Sebastián y Gabriel se hicieron a un lado y la tomaron por ambos brazos ante la impresión de la imagen vista—. Ella es...
En la pantalla, se podía ver a varios periodistas viendo a la General de la Federación, presentando a la nueva Comandante Tamara Murdock, Identificador: Ariel II, junto con un sobre que decía "Proyecto Arcángeles Ancestrales".
N. de A.
Y por fin, después de mucho tiempo he llegado al punto que quería.
¿Están listos para la presentación de los Arcángeles?
¡Nos vemos cuando acabe el siguiente!
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¡Farewell!
PD. La de los guioncitos.
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