VII | La Apariencia de Afrodita |
| Música de Multimedia: Into the Darkness - The Phantoms |
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"Sorprendernos por algo es el primer paso de la mente hacia el descubrimiento."
Louis Pasteur—.
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En un lejano lugar fuera de la zona de control de la Federación, el silencio del espacio fue perturbado por la repentina aparición del Deidad. Habían salido del salto espacial mientras Cassandra volvía a respirar después de haber contenido la respiración.
Hambre observaba cómo los Dioses hablaban entre ellos con suma tranquilidad, le parecía extraño que aquellos seis soldados que habían realizado la operación Dunas del Ocaso hacía dos años pudieran realizar una operación como aquella.
—En cinco minutos llegaremos a Nebel —dijo Emma, estirándose mientras salía de la cabina y se sentaba a lado de Seth, recargando su cabeza—. Jamás pensé que sería cansado una invasión, hemos perdido el toque.
—¿Hemos? —preguntó Gabriel, estirando sus piernas y recargando su cabeza en sus manos—. "Has", hermanita, la Retaguardia hizo su trabajo.
—Pero incendiaron el edificio... no se cernieron al plan —mencionó Sebastián, tallándose los ojos.
—Lo siento, Capitán —se excusó Alec, bajando la cabeza—. Pero ahí habían salas de tortura, liberamos a los prisioneros y los trajimos con nosotros, no podíamos dejar que esas instalaciones siguieran operando.
—Entiendo, entiendo —asintió el líder de los Dioses, se incorporó y se estiró—. Pero aún así, se excedieron, tenemos que mantener una imagen limpia para que la sociedad sienta que la Federación no hace las cosas de forma correcta. —Hizo una pausa y estiró la mano, el androide se materializó y este hizo aparecer una pantalla holográfica con la imagen de Hector—. Forseti, informa.
—Los prisioneros rescatados se encuentran estables —declaró el médico del equipo—. Las Partículas ayudaron bastante para sanar sus heridas aunque, Sebastián, estoy seguro que la Federación cruza el límite humano para encontrar a Baal.
—Deberíamos de informarle a Baal, Capitán —interrumpió Seth mientras evitaba moverse bruscamente ya que Emma se había quedado dormida en su hombro—. Nos brindó protección después de todo.
—Aún seguimos con dudas, no lo olviden —respondió Mixcóatl, volteando y viendo a través de la ventana. Ahí, se encontraba a unos cuantos metros el enorme planeta armadura, Nebel, pequeños recuerdos vinieron a su mente, aquellas horas en las que pensó que todo terminó.
Hace dos años. Dos días después de la operación "Dunas del Ocaso".
Sebastián se encontraba de brazos cruzados en una sala de enfermería en la atmósfera armadura del planeta base de la Resistencia, viendo el enorme pilar que conectaba la superficie con ellos mientras los demás miembros de los Dioses se encontraban descansando.
Él había cortado la comunicación con Ray, bloqueando así los recuerdos y secretos de la Federación, aún tenía dudas pero Baal le había prometido que tenía algo que lo convencería. Sin embargo, pese a la promesa hecha por el líder de la Resistencia, ellos estaban bajo estricta vigilancia mientras unas extrañas máquinas estaban fabricando una especie de arma.
El sonido de las puertas automáticas lo puso en alerta y exhaló profundamente, estaba esperando que varios guardias armados entraran y le apuntaran, así acabando con su vida de forma definitiva pero no, era algo totalmente diferente.
Una voz que pensó no volver a escuchar.
—¡Hermano! —exclamó la voz de Sofía, Mixcóatl giró y vio correr a hermana sin poder controlar las lágrimas. Esta se estrelló contra él, rodeándolo y abrazándolo sin poder creerlo—. ¡Estás vivo!
—¿Cómo es que...? —preguntó Sebastián, mas fue callado por su hermana mayor.
—El Sr. Henry y la Sra. Karina nos trajeron —susurró la mayor de los Márquez, abrazándolo con más fuerza—. Cuando íbamos de vacaciones, nuestro transporte fue secuestrado por ellos y antes de todo, nos pusieron las noticias. La General Montserrat los había declarado traidores y perseguirían a todos sus familiares.
Sebastián no podía creerlo y lo único que fue capaz de hacer fue devolverle el abrazo a su hermana, cerrando los ojos y escuchando los hechos de su viva voz mientras Emmanuel, su sobrino, se unía al abrazo.
—Aunque salvó a nuestros seres queridos, tenemos que estar a nuestras reservas. —Se detuvo y observó a su pareja de Vanguardia dormir, este sonrió al ver a Emma tan relajada, había pasado demasiado tiempo y ahora confiaba en aquellos cinco hombres—. Iré a la cabina y ayudaré a Gamboa con las comunicaciones, mientras tanto. —Se dirigió a la Jinete—. Necesitamos que vayas con Héctor, necesitas recibir sus Partículas para descartar cualquier problema.
Todos asintieron menos ella.
Sebastián dio media vuelta y desapareció en la cabina junto a la pantalla holográfica mientras Hambre no entendía del todo qué estaba pasando, observó a los demás pero todos habían vuelto a dormir.
—¿Qué les habrá pasado estos dos años. —Y sin poder decir nada más, Cassandra se incorporó para ir con el médico.
Las naves de emergencia de la Federación llegaron poco a poco para atender el desastre que los Dioses habían causado, Tamara observaba perpleja el desastre del Puesto de Avanzada junto al Arcángel, que ordenaba a gritos a los demás, en el lugar de donde partieron los autores del delito.
Los servicios médicos atendían los golpes y moretones como podían mientras que los bomberos terminaban de apagar el fuego del Centro de Suministros.
—¡Encárguense de los heridos de gravedad! —exclamaba Miguel, liberando una gran parte de Partículas Sanatorias—. Auxilien a todo aquel que lo requiera.
Tamara comenzó a caminar hacia la celda de la Jinete mientras sentía comezón en el ojo que había perdido, la Federación había prometido colocarle una prótesis ocular una vez que sanara por completo el tejido. Se detuvo enfrente de los barrotes y observó con lástima cómo dos soldados rasos interrogaban a los captores de Hambre.
—¿Cómo fue que quedaron atrapados?. —Hipólita alcanzó a escuchar una pregunta del interrogatorio y se quedó de brazos cruzados detrás de ellos, aún estando lastimada la gente respetaba a los pocos soldados de Élite que quedaban. Los guardias tragaron en seco al verla.
—Pues, verá... —comenzó a dudar el primer matón—. Unos tipos con capucha vinieron y...
—¿Y no se les ocurrió dar la alarma? —preguntó el segundo soldado raso.
—¡Lo íbamos a hacer pero...!
Tamara resopló frustrada y decidió ignorar el interrogatorio, aquellos guardias estaban tan ridiculizados que sabían que limpiarían letrinas por el resto de su vida; giró su cabeza y encontró a Miguel esperándola, esta relajó sus músculos y fue en su búsqueda.
—¿Qué tan mal está la situación? —cuestionó la Amazona.
—No queda nada de comida, armas ni municiones en este Puesto —dijo el Arcángel, observando los rostros de los soldados—. Tampoco hubo bajas ni heridos de gravedad, solo golpes y algunos moretones. Pero, en cambio. —Hizo una pausa y vio la multitud de civiles en la puerta que quería saber los detalles—. Los civiles recibieron varios de nuestros suministros, inclusive los más pobres; ellos nos quitaron todo y les dieron a ellos.
—¿Y no podríamos quitarles sus recursos diciendo que robaron? —cuestionó Hipólita pero Miguel negó.
—No podemos —señaló a la prensa como respuesta—. Ellos están informando y estarán unos cuantos días aquí afuera; no podemos realizar ningún acto que comprometa la integridad de la Federación fuera de esta Colonia, eso molestaría a mi General.
—Entonces... —susurró Tamara, llevándose la mano a su parche, este ardía—. ¿La Jinete no fue su objetivo?
—Oh, claro que lo fue —respondió el Arcángel con ironía—. Pero nadie sabía la existencia de ella, es secreto de la Federación y tenemos que cambiar las localizaciones de los demás objetivos
—Eso incluye...
—El lugar donde tenemos a los otros tres Jinetes.
Miguel levantó su Espada y comenzó a caminar lejos de la Amazona, dejándola con más dudas. ¿Dónde estaban los demás Jinetes?
—¡Aquí el Deidad! —dijo Gamboa por el comunicador una vez que estaban cerca de Nebel—. ¿Me recibe, Torre?
—Aquí Torre, los recibimos Deidad —dijo una voz por el radio—. Nave identificada, pueden ingresar.
Gamboa cerró comunicaciones y activó los motores al mínimo mientras Sebastián se encontraba a su lado, observando la inmensidad del enorme planeta acorazado y base de la Resistencia Nebel. Un planeta en apariencia hostil pero muy bello por dentro.
—¿Se encuentra bien, Capitán? —cuestionó la I.A. al notar la fría mirada de su acompañante de cabina.
—Claro, Gamboa. —respondió incómodo y que la Inteligencia Artificial del BEER-tud había sido reprogramada y seguía sin acostumbrarse a que todos los llamaran Capitán—. Solo me trae recuerdos de la primera vez.
Sebastián parpadeó y observó la aparición de su Espectro encima del tablero, girando en su propio eje mientras sus luces se volvían blancas, en palabras humanas, él estaba feliz.
«—¿Ocurre algo, Sebastián? —preguntó el androide por medio de su conexión psíquica. Para el Dios, esto se había convertido en una rutina—. Te noto más incómodo de lo normal».
«—Me alegra que por fin pueda pasar un cumpleaños con Sofía —mintió, cerrando por un momento los ojos a causa de las luces cegadoras—. Desde que entré al ejército jamás pude celebrar con ella».
«—Aunque eso no es lo que te perturba —dijo Ray, orbitando alrededor de él—. Lo tomaré como válido. Dicho eso, ¡alégrate! Cumpliste tu promesa».
«—Sí... —susurró, recargandose mientras los brazos automáticos del planeta los tomaban para estacionarlos en la Plataforma de Despegue—. Aunque es extraño, han pasado dos años desde que todo ocurrió y siento extraño celebrar algo tan cotidiano».
«—Se han esforzado demasiado —continuó el Espectro mientras Gamboa daba las claves de descenso—. Han dominado una Espada Sagrada en poco menos de año y medio, tienen lo suficiente para descubrir la corrupción de la Federación».
«—Y aún así, no estamos a su altura».
«—Sebastián —Ray se puso frente a él, a la altura de los ojos. Este sentía la mirada espectral del androide—. Mañana será un día nuevo y te preocuparás por eso mientras, disfruta de la victoria del día de hoy. Recuerda lo que decía Ray».
—Hay que disfrutar de las pequeñas victorias... —citó en voz alta al mismo tiempo que el Deidad se estacionaba en el planeta acorazado Nebel.
El más hostil del Universo según la Federación.
N. de A.
Y por fin acabamos de llegar a una de las partes que más tenía ganas, hemos conocido en estos dos años a los Dioses en la guerra y como soldados pero, ¿cómo son como civiles? Pues se viene el cumpleaños de nuestra querida Sofía.
Espero les guste y me perdonen esta tremenda ausencia, yo no había tenido ganas pero ahora como estamos en temporada de Wattys y muchos de mis conocidos y amigos de Wattpad han entrado (cosa que les admiro demasiado y estoy feliz por sus logros) esto me hizo darme cuenta que quiero seguir mejorando.
Para algún día ver esta pequeña historia en los Wattys. No es una promesa, es un spoiler.
¡Nos vemos en dos días! Gracias por todo el aguante.
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¡Farewell!
PD. ¡Feliz Día de Muertos! Espero que sus familiares estén descansando en el Miztlán y puedan encontrar el camino para reunirse con ustedes.
Pd 2. Sigo sin banner final, algún día lo volveré a hacer xD.
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