El Puente de las Dos Ciudades era un símbolo de todo lo que separaba a Piltover y Zaun. Desde lo alto, Piltover brillaba con su opulencia, con torres doradas, calles impecables y el resplandor de las tecnologías hextech que definían su era. Era una ciudad de innovadores, aristócratas y visionarios... al menos para aquellos que podían permitírselo. Abajo, en el oscuro vientre de la ciudad, Zaun se extendía como un laberinto de callejones, fábricas humeantes y pasajes ocultos, donde la pobreza, el crimen y la enfermedad eran parte de la vida cotidiana.
Y esta noche, ambos mundos chocaban en un estallido de fuego y caos.
Los enforcers de Piltover habían recibido órdenes estrictas. Tras una serie de incidentes en la frontera con Zaun, el Consejo había decretado una respuesta inmediata y decisiva. Los disturbios en el Bajo Piltover y los intentos de cruzar ilegalmente habían aumentado, y los criminales zaunitas se volvían más agresivos. El puente debía asegurarse.
Por otro lado, los zaunitas veían el puente como el último lazo que los mantenía conectados con la riqueza de Piltover. Para ellos, los enforcers eran poco más que perros guardianes de los aristócratas, protegiendo una ciudad que los despreciaba y los dejaba morir en la miseria. Las tensiones habían llegado a su punto de ebullición.
Gritos, disparos, explosiones. El Puente de las Dos Ciudades se había convertido en un campo de batalla improvisado.
Los enforcers mantenían su formación, avanzando con escudos y rifles de pulso. Sus órdenes eran claras: reprimir a los rebeldes y retomar el control del puente. Al otro lado, los zaunitas, armados con armas improvisadas, mejoras químicas y una desesperación que los hacía peligrosos, respondían con igual violencia.
La batalla era desigual. Piltover tenía tecnología superior, armaduras reforzadas y entrenamiento. Zaun tenía números, ferocidad y una desesperación inquebrantable. Pero ambos bandos compartían una cosa en común: ninguno estaba preparado para lo que iba a suceder.
Un viento extraño recorrió el puente. No era natural. Era como si el aire mismo contuviera una presencia abrumadora. Algo... alguien... estaba allí.
En medio del caos, una figura caminaba con total tranquilidad.
No era un enforcer, ni un criminal zaunita. Era un forastero.
TN avanzó por el puente con las manos en los bolsillos, observando con una expresión que mezclaba indiferencia y aburrimiento. Las balas volaban a su alrededor, los gritos de los combatientes llenaban el aire, pero él no se inmutaba. Sus pasos resonaban con un peso invisible, como si el mismísimo suelo reconociera su presencia.
"¿¡Quién demonios eres tú!?" gritó un enforcer, apuntando su rifle hextech hacia él.
TN lo miró de reojo. Un parpadeo después, el enforcer estaba en el suelo, su rifle destrozado, sus huesos fracturados. Nadie lo había visto moverse.
El silencio se apoderó del puente.
Los zaunitas y enforcers, que segundos antes estaban listos para matarse entre sí, ahora tenían un enemigo en común. O, mejor dicho, una entidad a la que temer.
"Voy a dejar esto claro de una vez," dijo TN, su voz calmada, pero con un filo que helaba la sangre. "Este puente no le pertenece a Piltover. Tampoco a Zaun. Desde este momento, es mío."
Un segundo de incredulidad.
Luego, el caos estalló de nuevo.
Los enforcers intentaron reaccionar primero. Se movieron en formación, apuntando sus rifles con precisión militar. Dispararon. Docenas de proyectiles hextech cruzaron el aire, dirigidos al forastero insolente.
Pero los disparos nunca llegaron a su destino.
Las sombras mismas se retorcieron y cobraron vida, devorando las balas antes de que pudieran tocarlo. Algunos enforcers apenas tuvieron tiempo de gritar antes de que las mismas sombras los envolvieran y los lanzaran contra el suelo con una brutalidad aterradora.
Los zaunitas vieron esto como una oportunidad. Si este tipo estaba destruyendo a los enforcers, quizás estaba de su lado. Rugieron y se lanzaron contra los soldados de Piltover, confiando en que la presencia de TN inclinara la balanza.
Se equivocaban.
"Tampoco estoy de su lado," dijo TN, casi con desgana, antes de desaparecer de la vista de todos.
En el siguiente parpadeo, cuerpos volaban en todas direcciones. Zaunitas mejorados con Shimmer, criminales endurecidos por años de violencia, todos cayeron igual de rápido. Uno intentó apuñalarlo por la espalda; TN simplemente se giró levemente y, sin siquiera mirarlo, lo golpeó con suficiente fuerza como para enviarlo contra la estructura metálica del puente.
Era una masacre. Pero no una masacre brutal o sangrienta.
Era humillante.
TN ni siquiera estaba peleando en serio. Se movía con elegancia, con la precisión de alguien que estaba jugando con ellos. Cada golpe era devastador, cada movimiento perfecto. Y, lo peor de todo, lo hacía con una facilidad que rompía la moral de todos los presentes.
En minutos, el puente quedó en silencio otra vez.
Los enforcers estaban en el suelo, inconscientes o demasiado aterrorizados para moverse. Los zaunitas estaban en condiciones similares.
TN se quedó de pie, observando el desastre que había causado con una leve sonrisa de satisfacción.
El sonido de pasos firmes resonó en el puente.
TN levantó la vista y vio a un hombre alto y robusto avanzar con determinación. Vander. Líder de la resistencia zaunita. Un hombre que, en su juventud, había sido un guerrero, pero que ahora solo quería proteger a su gente. En sus brazos, cargaba a dos niñas: Vi y Powder.
"¿Quién eres tú?" preguntó Vander, su tono grave y lleno de desconfianza.
TN no respondió de inmediato. En su lugar, observó a las niñas con detenimiento. Vi lo miraba con una mezcla de furia y desafío, incluso en su estado vulnerable. Powder, por otro lado, se encogía, escondiéndose detrás de su hermana.
"Eres el que llaman Vander, ¿verdad?" dijo TN finalmente, con una sonrisa ligera pero peligrosa. "Un hombre que carga el peso de su gente en los hombros."
Vander apretó la mandíbula. "Solo quiero sacar a mis niñas de aquí. No busco problemas contigo."
TN lo miró por un largo momento antes de inclinar levemente la cabeza. "Llévatelas. Pero recuerda algo, Vander... Este mundo no es amable con los débiles. Y aquí, en este puente, todos están bajo mi sombra."
Vander no respondió. Solo asintió y se alejó con Vi y Powder en brazos.
TN los observó desaparecer antes de soltar un leve suspiro.
Porque al final de todo, todo tiene un comienzo.
TimeSkip
Años después, la noche en Piltover era tranquila, al menos en apariencia. En las alturas de la ciudad, un grupo de jóvenes se deslizaba por los tejados, moviéndose con la agilidad de aquellos que conocían bien las sombras.
Vi lideraba el equipo. Tras ella, Mylo, Claggor y Powder avanzaban con cautela. Su objetivo: el departamento de Jayce Talis, un brillante inventor cuya última creación podía valer una fortuna en el mercado negro, gracias a la informacion de Ekko.
Dentro, el equipo se movió rápidamente, revisando los estantes y llevándose cualquier objeto de valor. Pero lo más importante eran unas extrañas piedras azules que Jayce había estado investigando. Powder, curiosa, las manipuló sin darse cuenta del peligro.
Una explosión sacudió el edificio.
La alarma se activó y, en cuestión de minutos, los enforcers patrullaban la zona.
El equipo huyó por los tejados, saltando entre estructuras y deslizándose por las cuerdas. Powder, la más pequeña, iba detrás, esforzándose por seguir el ritmo de los demás.
Pero los enforcers ya estaban sobre ellos.
La persecución comenzó en los tejados de Piltover. Vi y los demás se movían con rapidez, saltando entre estructuras mientras los enforcers los seguían de cerca. La buena noticia, fue que logragron escapar de ellos.
Sin embargo, la verdadera amenaza no venía de ellos, sino de otro grupo que había estado al acecho.
Deckard y su pandilla, un grupo de matones zaunitas, habían estado esperando la oportunidad perfecta. Con la explosión en el departamento de Jayce y la atención de los enforcers en los fugitivos, vieron su oportunidad. Se movieron por los callejones y tejados, rodeando estratégicamente a los chicos.
Vi y los demás se detuvieron al verlos aparecer de las sombras.
—¿En serio? —Vi gruñó, levantando los puños—. No tenemos tiempo para esto.
Deckard sonrió con arrogancia, con su enorme cuerpo bloqueando el camino.
—No es asunto tuyo, Vi. Solo queremos lo que llevas.
—¡Pues ven a buscarlo! —espetó Mylo, preparándose para la pelea.
La tensión estalló en cuestión de segundos. Los matones se lanzaron contra ellos, y la pelea se desató en el callejón. Vi se enfrentó directamente a Deckard, intercambiando golpes con él, mientras Mylo y Claggor trataban de mantener a raya a los demás.
Powder, sin embargo, quedó rezagada. Vi le había dicho que corriera si algo salía mal, y eso hizo. Corrió a través de un callejón estrecho, saltando obstáculos y jadeando mientras un miembro de la pandilla la perseguía.
El matón que la seguía era rápido. Más rápido de lo que Powder hubiera querido. Cada vez que giraba una esquina, él estaba justo detrás. Sus piernas empezaban a arder, el miedo hacía que su respiración fuera errática.
Justo cuando pensó que la atraparía, algo cambió.
El aire se sintió más pesado.
El matón que la perseguía frenó en seco, su rostro palideciendo al notar una silueta en medio del callejón, de pie entre él y Powder.
TN estaba allí.
No dijo nada, no se movió de inmediato. Solo se quedó de pie, con las manos en los bolsillos, observando al matón con indiferencia.
—T-Tú... —balbuceó el hombre, retrocediendo instintivamente.
Powder, sorprendida, se detuvo y miró al desconocido. No lo conocía, pero el simple hecho de que el matón temblara ante su presencia le decía suficiente.
TN inclinó la cabeza levemente.
—Corre —le dijo a Powder sin mirarla.
Ella no dudó. Corrió de inmediato, dejando atrás a su perseguidor.
El matón quiso seguirla, pero en cuanto intentó moverse, TN desapareció de su vista.
Un segundo después, el hombre estaba en el suelo, inconsciente.
TN observó en la dirección en la que Powder había huido.Solo para ver a la niña viendolo con asombro.
Quieres que te lleve con tus amigos?-le pregunta a la niña.
Ella solo responde asintiendo con la cabeza.
La persecución había terminado, pero la adrenalina todavía corría por las venas de Vi cuando vio a Powder regresar con un extraño a su lado. Su hermana menor jadeaba, con una mezcla de emoción y miedo en sus ojos, mientras el desconocido se mantenía en completa calma, como si la persecución no hubiera sido más que un paseo nocturno.
Vi, Mylo y Claggor estaban esperando en uno de los tantos refugios improvisados que usaban en Zaun, una bodega abandonada que había sido su escondite en más de una ocasión.
—¿Quién demonios es él? —espetó Vi, cruzando los brazos mientras su mirada escaneaba a TN de pies a cabeza.
—Es TN, él me ayudó —explicó Powder rápidamente, aún sujetando la mano de TN.
Vi entrecerró los ojos, analizando al joven. Había algo en él que no cuadraba. Su postura, su expresión, la forma en que parecía completamente desinteresado por la situación en la que se encontraba... No era normal.
Apariencia de TN
—¿Por qué alguien como tú ayudaría a Powder? —preguntó Mylo, todavía desconfiado.
TN se encogió de hombros, como si la pregunta le aburriera.
—Simplemente estaba en el lugar correcto en el momento correcto.
Vi no se tragaba esa respuesta. Había aprendido a no confiar en extraños, especialmente en un lugar como Zaun.
—No pareces de aquí —comentó Claggor, con los ojos aún fijos en TN.
TN sonrió levemente.
—No, no lo soy. Soy de Piltover.
Las palabras cayeron como una bomba en el grupo.
Vi sintió cómo la ira la invadía al instante.
—¿De Piltover? —repitió, su voz tensa.
Powder retrocedió instintivamente al ver la reacción de su hermana. Mylo y Claggor también estaban visiblemente alterados. Un piltovano en su escondite, conociendo su ubicación después de un robo... era un riesgo demasiado grande.
—¿Por qué carajo ayudaría un piltovano a Powder? —gruñó Mylo, cerrando los puños.
TN suspiró, como si estuviera lidiando con niños que no entendían lo obvio.
—No tengo razones para delatarlos —dijo con una calma inquietante—. Francamente, me da igual lo que hagan.
Vi no confiaba en él ni un poco. Se adelantó y lo agarró por el cuello de su chaqueta, tirando de él para acercarlo a su rostro.
—No me vengas con esas mierdas —escupió—. Si piensas que vamos a dejarte ir así de fácil, estás muy equivocado.
TN la miró sin expresión alguna. Entonces, en un movimiento casi imperceptible, se deslizó fuera de su agarre, apareciendo justo detrás de ella.
—Te lo advertí —susurró.
Antes de que Vi pudiera reaccionar, un leve impacto en la parte trasera de su pierna la hizo perder el equilibrio. Casi cayó al suelo, pero se recuperó rápidamente, girándose con furia.
—¡Bastardo!
Mylo y Claggor reaccionaron de inmediato, listos para atacar, pero TN simplemente levantó una mano, deteniéndolos con su mirada.
—No tienen oportunidad.
Su tono no era arrogante, sino frío y objetivo. Como si no estuviera amenazándolos, sino simplemente enunciando un hecho.
Vi apretó los dientes. Algo en su voz le resultaba familiar. Algo en su actitud le provocaba un escalofrío en la espalda.
Entonces lo recordó.
Los gritos en el puente.
El miedo en los ojos de los enforcers y los zaunitas por igual.
El joven de cabello oscuro que apareció en medio del caos y humilló a todos sin esfuerzo.
Vi sintió que el aire le faltaba. Su cuerpo se tensó.
—No... —murmuró, su voz apenas audible.
TN la miró directamente, con una sonrisa apenas perceptible.
—Así que lo recuerdas.
Vi sintió que un frío helado le recorría la espalda.
Ese hombre... no era solo un piltovano. Era él.
El que había aplastado a los enforcers.
El que había humillado a los zaunitas.
El que casi mata a todos en el puente ese día.
Vi sintió su respiración acelerarse. Estaba cara a cara con el monstruo que había cambiado todo.
Mylo y Claggor notaron el repentino cambio en la expresión de Vi. La chica, que siempre había sido la primera en lanzarse al combate, ahora estaba paralizada, con los ojos fijos en TN como si estuviera viendo a un fantasma.
—Vi... —murmuró Claggor, preocupado.
—¿Qué pasa? —preguntó Mylo, mirando a TN y luego a Vi, tratando de entender por qué su líder estaba tan alterada.
Powder también notó la tensión en su hermana y sintió una punzada de miedo en el pecho. Vi nunca se asustaba. Nunca.
TN suspiró y metió las manos en los bolsillos, relajado.
—Interesante —musitó, con una leve sonrisa—. Parece que tienes buena memoria.
Vi tragó saliva. Su mente le gritaba que retrocediera, que no lo provocara. Su instinto le decía que este no era un enemigo común. Pero al mismo tiempo, se negaba a demostrar debilidad frente a su equipo.
—¿Qué... qué haces aquí? —logró preguntar, aunque su voz no sonó tan firme como quería.
TN inclinó ligeramente la cabeza.
—Digamos que me encontré con tu hermana por casualidad. Y pensé en devolverla sana y salva —su mirada se desvió a Powder por un instante antes de regresar a Vi—. No esperaba que me reconocieras tan rápido.
Mylo frunció el ceño, su paciencia agotándose.
—¿Alguien me puede explicar qué carajo está pasando? ¿Por qué Vi está actuando como si este tipo fuera a matarnos?
Vi respiró hondo, intentando recuperar la compostura.
—Es él, Mylo —dijo con la voz tensa—. El del puente.
El silencio que siguió al reconocimiento de Vi fue ensordecedor. Mylo y Claggor intercambiaron miradas, tratando de comprender la gravedad de lo que su amiga acababa de decir. Powder, aún sosteniendo su bolso con el botín, frunció el ceño con confusión.
—¿El del puente? —repitió Claggor, como si necesitara confirmar lo que había escuchado.
—No... No puede ser —murmuró Mylo, su tono reflejando incredulidad.
Powder miró a Vi, esperando una respuesta. Pero su hermana mayor no se movía. Su expresión endurecida, sus puños cerrados con tanta fuerza que sus nudillos estaban blancos... nunca la había visto así.
Y entonces, TN sonrió.
—Ah... Así que sí recuerdas. —Su tono era suave, burlón, como si toda la tensión en el aire le divirtiera—. Me preguntaba si esa escena se había grabado en tu memoria o si lo habías reprimido.
Vi tragó saliva, sus piernas rígidas, como si su cuerpo se negara a moverse. Había pasado años tratando de olvidar aquel día... Aquella noche en el puente, cuando una sola persona cambió el curso de la batalla entre enforcers y zaunitas, dejando a ambos bandos en un estado de caos absoluto.
Ella misma no vio todo lo que ocurrió, pero escuchó los gritos. Vio los cuerpos caer sin siquiera entender qué los había derribado. Sintió la desesperación en los ojos de los sobrevivientes. Y, lo peor de todo... vio esa silueta oscura, de pie entre los destrozos, con los ojos dorados brillando en la penumbra como los de un depredador satisfecho.
Ahora, ese mismo hombre estaba frente a ella, y sonreía como si nada.
—Vi... ¿Quién es él? —preguntó Powder en voz baja.
Vi apenas pudo responder.
—El demonio del puente —susurró.
Claggor y Mylo se tensaron aún más al escuchar esas palabras. Era un rumor que se había esparcido entre los habitantes de Zaun, especialmente entre los que habían estado cerca del conflicto. Un monstruo, un fantasma, un asesino imposible de detener. Nadie sabía exactamente qué pasó ese día, pero lo que sí era cierto es que muchos no volvieron.
TN soltó una risa ligera, llena de diversión.
—Vaya, vaya... Ese es un apodo interesante. Aunque un poco dramático, ¿no crees?
Vi no respondió. No podía.
Él inclinó la cabeza, observándola con un aire relajado pero peligroso.
—Y pensar que en aquel entonces solo eras una niña que miraba todo desde las sombras. No me di cuenta de que estabas allí... Hasta ahora.
Mylo finalmente recuperó la voz.
—Oye, oye, espera un segundo. ¿Nos están diciendo que este tipo...? —Hizo un gesto vago con las manos, señalándolo—. ¿Que él fue quien—?
—Sí —lo interrumpió Vi con la voz tensa—. Fue él.
Powder sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
TN suspiró y estiró los brazos con tranquilidad, como si la conversación lo estuviera aburriendo.
—Bueno, ahora que los recuerdos están en orden, pasemos a lo importante.
Los miró a todos con una sonrisa casual, pero en sus ojos brillaba algo más profundo.
—Tengo un mensaje para Vander.
Vi sintió una punzada de alarma.
—¿Por qué Vander?
—Digamos que estoy interesado en su respuesta —dijo TN, encogiéndose de hombros—. Dile que Piltover está moviéndose. Que Zaun tiene los días contados si sigue jugando a ser una amenaza.
El grupo se quedó en silencio.
—¿Y qué se supone que significa eso? —preguntó Claggor con el ceño fruncido.
TN lo ignoró y miró directamente a Vi, inclinándose ligeramente hacia ella.
—Y dile que no se cruce en mi camino —susurró, su tono bajo pero afilado como una navaja.
Vi sintió que su respiración se cortaba por un instante.
—¿E-estás amenazándolo? —preguntó Mylo, con más nerviosismo que valentía.
TN rió con ligereza.
—No, Mylo. Estoy dándole un consejo. Uno que debería escuchar si quiere seguir respirando.
Mylo apretó los dientes, queriendo decir algo más, pero una súbita presión en el aire lo dejó sin palabras.
La temperatura pareció bajar de golpe. Una sombra oscura y opresiva emergió de la nada, rodeando a TN como si la misma oscuridad lo envolviera y se retorciera a su alrededor. Sus ojos dorados brillaron con intensidad, y la sensación de peligro se hizo insoportable.
El instinto de Vi le gritó que corriera.
Claggor sintió sus piernas temblar.
Mylo tragó saliva, incapaz de moverse.
Powder dio un paso atrás, aferrándose a su bolso con miedo.
TN los observó con calma, disfrutando de sus reacciones.
—Supongo que esto hace más claro quién manda aquí, ¿no? —dijo, con una sonrisa ladeada.
Y luego, con la misma rapidez con la que apareció, la presión en el aire desapareció.
El grupo respiró aliviado, pero Vi no se relajó ni un segundo.
TN se giró para marcharse, pero antes de hacerlo, miró una vez más a Vi.
—Oh, y una cosa más... —dijo, con su sonrisa volviendo a su rostro.
Se acercó a ella, inclinándose lo suficiente para que solo ella pudiera escucharlo.
—Me gusta cómo te queda el miedo, Vi. —Su tono era un susurro lleno de diversión y peligro—. Hace que tus ojos resalten aún más.
Vi sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
TN sonrió y, con un gesto casual, se desvaneció en la oscuridad, desapareciendo como si nunca hubiera estado allí.
El grupo se quedó en silencio, atónito.
Powder miró a su hermana, esperando respuestas.
—Vi... ¿quién es él realmente?
Vi no pudo responder. Su mente aún estaba atrapada en ese momento.
Después de unos segundos, solo pudo hacer lo único que su cuerpo le permitía en ese instante.
Asintió.
Asintió, porque ahora lo sabía con certeza.
TN no era alguien con quien pudieran meterse.
El silencio pesaba como una losa sobre el grupo. Nadie se atrevía a hablar. Nadie quería ser el primero en romper el momento, como si al hacerlo, la presencia de TN pudiera volver a materializarse entre ellos.
Vi respiró hondo, tratando de calmar los latidos frenéticos de su corazón. Su mente seguía atrapada en ese último instante, en la forma en que TN se inclinó hacia ella, en su voz deslizándose como veneno por su oído.
"Me gusta cómo te queda el miedo, Vi."
Un escalofrío involuntario recorrió su cuerpo.
—Vi... —susurró Powder, su tono preocupado.
Vi pestañeó y miró a su hermana menor. Los ojos grandes y azules de Powder reflejaban pura confusión, pero también miedo. No era común que Vi reaccionara así ante alguien. Ella siempre era la fuerte, la que mantenía la calma. Pero esta vez...
Vi se pasó una mano por la cara y tomó aire.
—Tenemos que ir con Vander. Ahora.
—¿Qué demonios acaba de pasar? —soltó Mylo finalmente, su voz una mezcla de incredulidad y enojo—. ¿¡Quién rayos era ese tipo!?
—No lo sé exactamente —murmuró Vi—. Pero sé que es peligroso.
Claggor tragó saliva y miró hacia la dirección en la que TN había desaparecido.
—No puedo creerlo... Pensé que era solo un rumor.
—No lo es —dijo Vi con seriedad—. Y si Vander ya lo sabía, entonces estamos en un problema más grande de lo que imaginamos.
—Pero, ¿por qué? —intervino Powder, abrazando su bolso con fuerza—. ¿Por qué nos buscó? ¿Por qué le importa Vander?
Vi negó con la cabeza.
—No sé. Pero el hecho de que haya aparecido ahora significa que algo está por cambiar en Zaun.
Mylo bufó, intentando ocultar su nerviosismo con su actitud habitual.
—Pfft, por favor. Solo está tratando de asustarnos. Actúa como si fuera el dueño del maldito mundo.
Vi le lanzó una mirada afilada.
—¿Y no lo es?
El grupo quedó en silencio.
Mylo quiso replicar, pero recordó la sensación sofocante de la presencia de TN, el aura oscura que los había envuelto y paralizado. Recordó la forma en que Vi se había quedado sin palabras, la forma en que incluso ella, la más valiente entre ellos, había temblado.
No, ese tipo no era solo un matón con aires de grandeza. Era algo más. Algo peor.
Claggor se frotó la nuca, incómodo.
—Esto... Esto no es normal.
—Claro que no lo es —dijo Vi con seriedad—. Y si TN está interesado en Vander... entonces más nos vale averiguar qué está pasando.
Powder frunció el ceño, aún sin comprender del todo, pero confiando en su hermana.
—¿Crees que Vander nos diga la verdad?
Vi suspiró.
—Eso espero. Porque si no lo hace... vamos a estar más jodidos de lo que creemos.
Sin más, Vi tomó la delantera y comenzó a caminar con pasos firmes hacia El Último Gota. Mylo, Claggor y Powder la siguieron, aunque la tensión seguía pesando sobre sus hombros.
Detrás de ellos, en la oscuridad de los callejones, el eco de una risa baja y satisfecha parecía seguirlos.
TN caminaba con calma por las calles altas del puente cerca de Zaun,dirigiendose su paso firme y relajado, como si fuera el dueño del lugar. A su alrededor, las sombras de la ciudad subterránea parecían abrirse ante su presencia, como si hasta la misma oscuridad reconociera su autoridad.
Las miradas se desviaban cuando pasaba, los murmullos se apagaban en cuanto alguien notaba su figura deslizándose entre los callejones. Nadie se atrevía a detenerlo. Nadie se atrevía a mirarlo directamente a los ojos.
Un grupo de matones se encontraba en la esquina de una calle, riendo y conversando en voz alta... hasta que lo vieron.
El más alto de ellos, un hombre con cicatrices en el rostro y un garrote al hombro, se quedó paralizado. Su rostro palideció al instante.
—Mierda... —murmuró, su voz apenas un hilo de aire.
Los otros lo notaron y siguieron su mirada.
Uno de ellos tragó saliva con dificultad.
—No puede ser... ¿Qué demonios hace él aquí?
Nadie respondió. Nadie se movió. Solo observaron con rigidez cómo TN pasaba a su lado sin siquiera mirarlos. Pero la simple proximidad de su presencia los sofocaba, los hacía sentir insignificantes.
Un chico más joven, que no lo reconocía del todo, frunció el ceño y abrió la boca para decir algo estúpido... pero su compañero lo sujetó del brazo con fuerza.
—No digas nada —susurró—. Si quieres seguir respirando, no lo mires. No lo provoques.
El chico cerró la boca de inmediato, sintiendo el sudor frío recorrer su espalda.
TN simplemente siguió su camino.
Más adelante, una mujer cerró la ventana de su tienda apresuradamente, mientras otra persona fingía estar ocupada moviendo cajas solo para evitar cruzarse con él. Un anciano, que se encontraba sentado en la entrada de su casa, bajó la mirada con respeto y temblor.
Las calles de Zaun estaban llenas de delincuentes, asesinos y hombres sin miedo a la muerte.
Mientrad que TN caminaba con la misma calma y confianza con la que recorría Zaun,llego a las calles de Piltover, pero esta vez, en las impecables calles, su paso era relajado, casi perezoso, mientras observaba con una sonrisa burlona a los ciudadanos de la Ciudad del Progreso.
Los piltovianos, tan arrogantes y llenos de superioridad, pasaban junto a él sin siquiera imaginar quién era. Para ellos, no era más que otro forastero, alguien que no pertenecía a su gloriosa ciudad.
Pero TN sabía la verdad.
Él no solo pertenecía allí... Él estaba por encima de todos.
Una mujer vestida con ropa elegante frunció el ceño al verlo, como si su mera presencia fuera una ofensa.
—Ugh, otra basura de Zaun que se coló —murmuró con desdén, sin molestarse en bajar la voz.
TN sonrió con diversión, inclinándose ligeramente hacia ella.
—¿Sabes? Siempre me ha fascinado cómo los piltovianos hablan tan alto cuando creen que están a salvo —comentó con un tono despreocupado, pero sus ojos brillaban con algo oscuro.
La mujer abrió la boca, indignada, pero en cuanto su mirada se cruzó con la suya, su piel se tornó ceniza. Un temblor involuntario recorrió su cuerpo. Su instinto le gritó que estaba en presencia de algo que no debía provocar.
No alguien. Algo.
Dio un paso atrás sin darse cuenta, con la respiración entrecortada.
TN rió suavemente y siguió su camino.
Más adelante, un grupo de comerciantes discutía sobre negocios, hasta que uno de ellos lo vio. El hombre tragó saliva y palideció al instante.
—D-Disculpen... —dijo abruptamente, girando sobre sus talones y alejándose como si el mismísimo demonio lo estuviera persiguiendo.
Los otros lo miraron, confundidos.
—¿Qué diablos le pasa? —preguntó uno.
—Tal vez vio un fantasma —se burló otro.
TN solo sonrió con diversión, metiendo las manos en los bolsillos mientras pasaba junto a ellos sin molestarse en corregirlos.
Poco a poco, las personas comenzaron a notarlo. No porque hiciera algo llamativo, sino porque su mera existencia alteraba la atmósfera. Las miradas se desviaban, las voces se apagaban, y la tensión en el aire se volvía casi insoportable.
Un guardia de Piltover lo notó y frunció el ceño, acercándose con arrogancia.
—Oye, tú. ¿Quién te crees que eres para pasearte por aquí con esa actitud?
TN lo miró de reojo y sonrió con desinterés.
—¿Importa?
El guardia endureció la expresión y extendió una mano para sujetarlo por el brazo.
Error.
Antes de que pudiera siquiera rozarlo, TN desapareció de su vista.
—¿Q-Qué...?
De repente, sintió un escalofrío detrás de él.
TN estaba a su espalda, tan cerca que podía escuchar su respiración.
—No me toques —susurró, su tono relajado, pero con un filo de advertencia que heló la sangre del guardia.
El hombre se quedó congelado. No podía moverse. No podía hablar.
TN dejó escapar una leve risa y siguió caminando, sin siquiera molestarse en mirarlo de nuevo.
Las personas a su alrededor murmuraban entre ellas, sintiendo algo en el aire, un cambio sutil pero aterrador. Algo en su instinto les decía que no se cruzaran en su camino.
El silencio en las calles de Piltover tardó en disiparse después de que TN desapareciera en las sombras.
El guardia, aún temblando, se giró lentamente, con la piel sudorosa y una expresión de absoluto desconcierto.
—¿Qué... qué diablos fue eso...?
Los comerciantes y transeúntes que habían presenciado la escena intercambiaron miradas nerviosas, algunos con una mezcla de horror y lástima en sus rostros.
—Maldita sea... —murmuró un hombre mayor, sacudiendo la cabeza con incredulidad—. ¿Acaso quieres morir?
El guardia lo miró, aún sin entender.
—¿D-De qué estás hablando? Era solo un tipo...
—¡Idiota! —una mujer lo fulminó con la mirada—. ¿No sabes quién es?
El guardia y los pocos que no estaban familiarizados con TN sintieron un escalofrío recorrer sus espaldas.
—E-Es solo un forastero... —intentó decir un joven comerciante, pero su voz se quebró cuando otro lo miró con seriedad.
—¿Un forastero? —el hombre mayor soltó una risa amarga—. Ese "forastero" no es alguien con quien puedas jugar.
—Él es TN —dijo otro, con la voz baja, casi temblorosa.
Los que no sabían quién era sintieron sus estómagos encogerse al notar cómo los rostros de los demás perdían el color con solo escuchar su nombre.
—¿TN...? —el guardia sintió que su garganta se cerraba.
—Si valoras tu vida, nunca lo vuelvas a tocar —advirtió una mujer con un tono severo—. Nunca lo provoques. Nunca lo mires a los ojos por demasiado tiempo.
Uno de los comerciantes tragó saliva, frotándose las manos nerviosamente.
—Hay rumores sobre él. Sobre lo que hizo en Zaun. Sobre lo que les hizo a los enforcers y al Consejo.
—Son más que rumores... —murmuró otro, con el rostro sombrío—. Lo he visto en acción. Ese hombre no es alguien con quien Piltover o Zaun deberían meterse.
El guardia sintió que su boca se secaba.
—¿Qué... qué le hizo al Consejo?
Las miradas se volvieron aún más sombrías.
—Los humilló —susurró alguien, como si temiera que TN aún pudiera escucharlo desde las sombras.
—Los hizo ver como débiles e incompetentes. Ni siquiera se esforzó... y aún así nadie pudo hacerle frente.
—El basicamente, es quien gobierna Piltover y los Cariles.
El silencio cayó sobre el grupo como una losa de piedra.
El guardia sintió un escalofrío recorrer su espalda.
Había intentado tocar a ese hombre.
Había intentado imponerse ante alguien que no veía a Piltover o Zaun como amenazas, sino como juguetes.
El sudor frío empapó su cuello.
—Dioses... —murmuró, con las manos temblorosas—. ¿E-Es un monstruo?
La respuesta no tardó en llegar.
—No —corrigió el anciano con un susurro tembloroso—. Es algo peor.
En la distancia, TN seguía caminando, su silueta perdiéndose entre la penumbra de Piltover.
A su paso, la gente bajaba la mirada, desviaba la vista y contenía la respiración.
Y todos sabían que no había nada que pudieran hacer al respecto
Al final, TN salió de las calles principales y se internó en las sombras de la ciudad.
El depredador estaba suelto en la Ciudad del Progreso.
El lobo había caminado entre ovejas.
Y ninguna se atrevió a desafiarlo.
El mundo que habitaba era uno de depredadores y presas. Y él, sin lugar a dudas, era el lobo entre ovejas.
Su silueta se desvaneció en la penumbra, dejando tras de sí solo el eco de un silencio absoluto y el peso sofocante de su presencia aún impregnada en el aire.
CONTINUARA.................................................................................................................
Gracias por acompañarme en otro capítulo de esta historia! 💜
Cada palabra que escribo, cada escena que desarrollo y cada momento que comparto con ustedes está hecho con mucha pasión y dedicación. Me emociona ver cómo disfrutan la historia, cómo reaccionan a los momentos intensos y cómo se sumergen en este mundo que hemos construido juntos.
Si les ha gustado este capítulo, no olviden dejar su voto ⭐ y compartir sus pensamientos en los comentarios. ¡Sus opiniones son muy importantes para mí! Me encanta leer sus teorías, sus impresiones y hasta sus ideas locas sobre lo que podría pasar después. Esas interacciones hacen que esta historia cobre aún más vida.
El próximo capítulo traerá a Vi y a su grupo regresando al bar y contandole a Vander lo que paso, tambien las consecuencias de su encuentro con TN.
Gracias por formar parte de este viaje. Nos vemos en el siguiente capítulo. ¡No olviden dejar su apoyo! 🔥
DarkSniper se despide
Palabras:5536
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