CAPÍTULO 9
—Adivino a que después de conocer las brigadas, no pueden evitar pensar a cuál pertenecen.— Dice Jack poniéndose de pie.— Gracias, Dra. Kressler.
Todos siguen pasmados observando a los demás letrados y sus trajes iluminados, como si fueran adornos navideños.
—Pues bien, es lo que descubrirán ahora. Subirán al escenario de manera individual y sistemática, cada uno de los letrados en etapa cero. Una vez aquí, se ejecutará un programa de selección que consta en acceder a su inconsciente y como consecuencia liberará sus miedos que hasta ese entonces, desconocen. La manera en la que se defienden, determinará su brigada. Al no conocer las etapas del sueño ni como proyectar, será su instinto quién deducirá de la manera más sagaz y exacta, su lugar en las cuartas. Las cuartas, son equipos de cuatro miembros que reagrupamos anualmente: un Leaden, un Briefell, un Remembrant y un Gythor. Ellos son su equipo de entrenamiento...aunque una vez cada cuatro divisiones, sólo una cuarta del fuerte es escogida para combatir en Las pruebas de las brigadas.
Un barullo se extiende por lo alto de las gradas, hacia las demás divisiones. Las pruebas de las brigadas...Iwin las había nombrado.
—Como cada cuatro divisiones, Las pruebas de las brigadas son secretas. Su función, sus locaciones, su propósito les serán desconocidos hasta el momento de ser ejecutadas. No voy a mentirles: no son para cualquiera. Se requiere un gran equipo y una mente afilada para superarlas. La cuarta escogida tendrá gloria— Hoffgärd alza las cejas. —Eso claro, si supera las pruebas.
Sigue presente el desconcierto de algunos y el cotilleo de otros. Algunos pueden permitirse la distensión en quizá, el momento culmine desde que despertamos aquí; la razón de todo esto. El entrenamiento, las brigadas, las cuartas, todo tiene lógica...demasiado lógica pero ¿sentido?
—Letrados en etapa cero, antes de comenzar tengo un consejo para darles. No pretendan ser algo que no son, eso es lo único que los puede descalificar de la vida. Se dedicarán a ser lo que mejor les sale hacer. Todo se reduce al control que ejercemos sobre nuestras propias mentes así que, contrólenlas. Supongo que todo lo que me resta decirles es buena suerte y podemos dar comienzo entonces a mi parte favorita del ritual: la selección.
El Dr. Hoffgärd alza las manos y como si fuese una sinfonía, todos los letrados vuelven a aullar y gritar para matar el eco y el silencio. A pesar de haber oído lo que supone un cambio drástico en sus calendarios, parecen más temerarios que nunca. Las tribunas se llenan de banderas, que junto con los trajes conforman el festival de color y luz más apabullante.
—¡Estoy muy emocionado!— Grita Niegel antes de aullar.
Al observarlo me es inevitable encontrarme con la mirada de Leah, que al igual que siempre, desintoniza entre tanta alegría. Me observa cómo quien no quiere la cosa y clava su mirada al frente. No puedo sentirme ajeno a su descontento. Todo esto, las banderas, los equipos... parece un maldito juego.
—Bienvenidos letrados.— dice una voz omnipresente y femenina; la voz del himno, la del principio.
— LX—13.8.6.4.11.
¿Otra vez las series? Me está costando adaptarme a estas reglas.
Al menos agradece no ser el primero.
—¡Miren! ¡La butaca de Niegel está brillando!— señala una de las chicas de la fila de atrás.
Es verdad. Su butaca emana luz. Pronto las miradas de todos los letrados en el campo se fijan en nuestra dirección pero exactamente en Niegel.
Traga saliva. Sus manos se aferran con fuerza al asiento. Está hecho una bola de nervios.
—LX—13.8.6.4.11, dirígete a la plataforma.— Repite la voz.
—Dijiste que estabas emocionado.— Le dice Leah.
—Antes de saber que soy el primero...— Niegel se pone de pie y en lo que parece una caminata hacia su propia sentencia de muerte, se dirige hacia la plataforma.
Observo a todos los demás, quietos, expectantes. Los letrados, sí, pero sobre todo los mentores. 'Mi parte favorita, la selección', dijo el director del fuerte.
Entretenimiento. Eso es lo que están esperando. Eso es lo que quieren.
Niegel llega por fin al escenario ubicándose en el círculo central delimitado por luces de neón blancas. Observa su posición mientras las luces crecen de forma laberíntica desde el círculo hacia afuera; hasta su respiración es oíble a pesar de los quince metros que nos separan.
—4, 3, 2, 1...—Cuenta la voz.
De pronto todo en las tribunas se apaga, incluyendo los trajes de los letrados. La luz laberíntica termina de crecer dejando la plataforma resplandeciente. Niegel gira en su lugar, en busca de alguna amenaza. Todos observamos.
Puedo notar el sudor resbalando por su cara mientras percibo cómo algo se arrastra de entre la oscuridad. Los gritos de asombro del público hacen que Niegel se dé vuelta y lo note por si mismo. Los ojos de la enorme serpiente negra son amarillos y de sus colmillos blancos, brotan gotas de sangre que desaparecen al tocar el piso, como la arena en la simulación desértica.
Él se refugia hacia atrás mientras de su rostro brota una fuerte paralización. ¿Cuánto tiempo dura esta pesadilla? Hay algo que no recuerdo haber oído, ¿qué pasa si pierdes? ¿Cómo funciona?
Eres descontinuado. No le sirves a las cuartas.
¿Descontinuado? ¿Eso que quiere decir? ¿A dónde van a parar?
Al servicio de manutención, asistencia en los laboratorios, cocina... no puedo confirmártelo con certeza.
¿No puedes confirmármelo con certeza porque...?
Porque los letrados tenemos prohibida la comunicación con estos departamentos.
Maldita sea, ¿qué a nadie le hace ruido nada de todo esto?
Vuelvo a concentrarme en el escenario al oír un golpe fuerte; la serpiente alzada en el aire y Niegel de espalda en el piso.
—¡Arriba, Niegel! —Alienta mi división.
Algo comienza a crecer y se mueve dentro de la serpiente. Unos segundos después, escupe una araña peluda de cien ojos.
Ofidofobia y aracnofobia.
¿Qué es eso?
Fobia a las arañas y a las serpientes.
Niegel abre la boca pero no emite grito alguno. La araña camina hacia él lentamente mientras la serpiente al arrastrarse con pesar, cambia su piel negra por una blanca. Los ojos de ambas ahora son color negro. No puede ser discontinuado, sea lo que sea que eso signifique; nadie puede.
Vamos Niegel. Vamos...fuerza. ¡Fuerza!
Siento una energía distinta corroer por mi cabeza, es más fuerte que los dolores de antes pero de alguna forma no puedo detenerla. Se arraiga de mi y crece como una droga.
La araña se lanza en dirección a su cara y se abre en ocho en medio de su caída libre. ¡Las manos, Niegel! ¡Protégete!
Levanta el brazo en forma de escudo protector sobre su cabeza y la araña rebota contra la energía que emana. Abre los ojos mientras todos aúllan y aplauden. ¡Bien!
Luce más seguro la serpiente no le da respiro. Los aplausos son reemplazados por nuevo asombro. Alza los brazos, Niegel. ¡Álzalos!
Observa sus propias manos y las levanta cada una en dirección hacia las criaturas. Esta vez con los ojos abiertos, empuja hacia delante.
Los aplausos ahora se asientan en ola mientras las luces de antes vuelven a iluminar el predio. Al darme un segundo, percibo que la cabeza me duele más que nunca.
¿Qué mierda acaba de suceder?
Se hace un silencio mientras el doctor Hoffgärd sube al escenario. Alza en el aire el brazo de Niegel e inmediatamente, su traje cobra luz amarilla. Todos los Briefell se ponen de pie y aplauden entre alaridos mientras Niegel pasa a sentarse con su nueva brigada.
Antes de volver a respirar, observo a mi alrededor para comprobar que nadie más haya sentido lo mismo.
¿Qué tienes, fisgón? Tu cabeza parece un baldío ahogado en medio de un tsunami.
—¡Por dios, ha sido increíble!— gritan los letrados de mi área.
Exhalo mientras me uno a los aplausos, camuflando mi extrañeza. ¿Nadie se ha percatado entonces?
—EX—11.4.0.7, dirígete a la plataforma.
La butaca de Leah, brilla; ella tiembla. No. No después de este circo, ¡no puede!
Trato de frenarla pero avanza de todas formas.
¡En tu lugar, fisgón! ¿Qué podrías hacer de todos modos?
Pero nada de esto está bien ¡no tiene sentido!
Nadie dijo que lo tuviera.
Las luces generales desaparecen y las laberínticas comienzan a crecer cuando ella se posiciona sobre el círculo.
—4, 3— dice la voz interrumpida por una ola de susurros...¿desde adentro de mi cabeza? Todos se miran entre sí; todos las estamos escuchando. Se alcanza a leer en los rostros de los mentores y los letrados mayores. Esto no es parte del plan.
—Están volviendo— dice Leah— ¡¡Están volviendo!!— repite entre gritos.
Se refiere a las voces, las que ahora nos invaden a todos por igual. Se tapa los oídos y noto que Agatha amaga a ponerse de pie pero Jack la sostiene del brazo.
Leah se abraza en posición fetal desde el medio del círculo y balbucea cosas inentendibles mientras sacude la cabeza de un lado a otro. Sus manos presionan con fuerza sus orejas intentando hacer desaparecer este infierno. Busco entre la oscuridad que alguno de los mentores se digne a devolverme la mirada pero algo me vuelve más alerta que antes. Los susurros se convierten en murmullos ahora visibles. Siete cuerpos negros avanzan desde la oscuridad rodeándola al mismo paso lento y constante.
Qué es esto, Iwin.
Son pesadillas. Parece tener un miedo irracional al sonido...ligrofobia. Propio de los malos recuerdos.
Remembrant ¿verdad?
A no ser que...
¡¡A no ser, qué!!
Son cuerpos oscuros, nictofobia. El típico miedo de un Gythor.
Leah tiembla, los cuerpos están cada vez más cerca. Está sufriendo y nadie hace nada. ¡Todos observan y nadie hace nada!
¿No te muevas te tu puto lugar, oíste? Esto no es normal.
Decido no prestarle atención a Iwin mientras llamo a esa energía otra vez en mi mente, rogando que funcione. Comienzo a sentir cómo mis mandíbulas sostienen la presión y mis venas amenazan a salirse de mi piel. Un tsunami retenido en un vaso.
Vamos, vamos...vuelve. ¡¡Mierda, vuelve!!
La cabeza de Leah se gira hacia mi dirección y sus ojos se retraen volviéndose puramente blancos.
—Sigue los números— Me dice directo en mi cabeza, sin abrir la boca.
¿Cuáles números?
¿Con quién hablas?
—Síguelos y me encontrarás.— Su voz baja su frecuencia hasta convertirse en una más grave. Es la voz de un hombre.— Ustedes son la llave.
¿Qué números? ¿Cómo los encuentro, como los sigo?
Asis, ¡¡para ya!!
—Confía en tu mente.— termina diciendo la voz masculina antes de que el grito agudo Leah invada el campo por completo.
Mientras grita se tapa los oídos y la sangre brota por ellos.
Ni se te ocurra...¡Fisgón, no!
Corro al predio saltándome escalones y en el momento en que piso la plataforma, me encuentro con la doctora Agatha Kresller. Ambas ntran en contacto y el grito cesa. Leah se desploma y la tomo entre mis brazos.
Suspiro intentando deshacerme de esta sensación tan ajena.
—Todo va a estar bien.— Le dice Agatha acariciándole el rostro mientras el mentor japonés, Seiko Ishimoto, corre con otros mentores hacia nosotros para arrancármela de los brazos. La sangre de Leah desaparece y esta vez no solo del piso, sino de las manos de Agatha y de las mías como si también fuesen impermeables.
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