CAPÍTULO 24
—Despierta.
Mis ojos continúan cerrados pero la luz día atraviesa mis párpados para obligarme a entenderlo. Hace calor.
—Vamos, tienes toda la muerte para dormir.— Agrega Ray antes de irse.
Abro los ojos para confirmar su figura retirarse pero el polvo me obliga a refregarme los ojos. Hay varios sobrevivientes que comparten mirada conmigo durante mi escaneo pero la mayoría están más ocupados. Algunos duermen, otros cocinan, un par de niños juegan. Lo que sí, el sonido es apenas un murmullo. Todo parece tranquilo.
—Buen día, bella durmiente.
Me siento en mi lugar mientras él mastica algo del otro lado. De la fogata solo quedan las brazas pero al parecer Iwin estuvo aquí todo este tiempo.
—¿Cuánto tiempo dormimos?— Le pregunto.
—Querrás decir cuánto tiempo descansaste tú, no se duerme en Arcadia, fisgón— Agrega mientras me extiende un pan quemado.—Estuviste en estado vegetativo por nueve horas, casi una vida.
Pero caliente...que delicia.
Mastico frenéticamente y tomo de la olla de enfrente, varios sorbos de leche.
—No te veo muy preocupado.
—¿Por nuestro viaje al inconsciente?
Iwin no responde pero lo doy por obvio.
—Encontraremos la forma.— Respondo.— Somos cinco. Ya vimos de lo que somos capaces juntos.
—...Si es que no nos matamos antes.— Agrega Iwin por lo bajo.
Le observo sin entender y pronto me responde señalando con la cabeza.
Enoch y Ray están discutiendo a unos doce metros. Parece algo serio.
—¿Qué sucedió?
—Al parecer Enoch accedió a ser médium de Caius durante nuestro viaje. Así podrá darnos información de vez en cuando o si es que recuerda alguna otra pieza...el problema es, que cada vez que un Gythor utiliza su energía psíquica para ser médium, se debilita.
—Pero tiene que haber una forma de recuperar esa energía...
—No para un Gythor. Están al servicio de sus cuartas siempre y además, has visto lo testarudos que pueden ser.— Concluye antes de llevarse la cantimplora a los labios.
Vuelvo a observarlos a ellos dos y noto como Ray se toma la cabeza entre las manos. Enoch pone sus manos en los hombros de Ray y la atrae hacia sí queriendo calmarla.
—Oh, sobre Caius...— Me dice Iwin bajando más el volumen de su voz.
—¿Qué hay sobre Caius?— Le respondo mientras lo encuentro con mi mirada como si lo hubiese evocado, conversando con otros sobrevivientes.
—Nada. Ese es el problema.— Responde.— Verás, normalmente entre Remembrants, nuestra red neuronal es tan similar que hace una conexión fácil, al menos para reconocernos entre nosotros. Incluso tú la tienes por ser híbrido. Así te reconocí al principio.
Asiento esperando la otra mitad pero Iwin me observa como si ya lo hubiese explicado todo.
—No puedo palpar su mente, fisgón.— Masculla entre dientes.
—¿Crees que no es un Remembrant cómo dice ser?
La mirada de Caius se encuentra con la mía por breves segundos.
—Creo que deberíamos comenzar a desconfiar un poco de él. Eso es todo.
—¿Por qué mentiría...?— Comienzo a decir hasta que compruebo que Iwin se fue.
Lo encuentro alejándose entre la gente y Caius ya no está más allí. Suspiro.
Antes de ponerme de pie noto que hay una chaqueta de cuero y una bufanda sobre ella. ¿Será para mí?
—Es tuyo.— Confirma una voz más jovial.
Tiene el cabello rubio, casi blanco. Pecas y ojos azules. Es largo y flaco, como Iwin.
—Le dimos al fortachón, al largo y a la cascarrabias el suyo antes del amanecer...no pegaron un ojo en casi toda la noche. Hacía frío...ya no, como verás. Pero cuando oscurezca allá afuera, se sentirá como una heladera, créeme.— Conversa ágil y solitariamente.— ¿Tienes hambre?
Me acuerdo que estoy formando parte de la misma conversación y me incorporo.
—No, ya comí. Gracias.
—Por cierto, mi nombre es Ajax.
Asiento y le sonrío un poco. Parece ser un tío atolondrado con buenas intenciones y supongo que por eso me causa cierta ternura.
—¿Has estado aquí desde hace mucho?— Le pregunto.
—Si, desde muy niño. Mi hermano, mi hermana y yo...bueno, 'Mi hermana'...ella se la pasa allá afuera, apenas la veo. Quizá ya sea la hora de llamarla desconocida. ¿Tú tienes hermanos?
—¿De que hablan?— Pregunta una voz conocida y femenina.
Nos ponemos de pie. Tiene una campera, mochila y arma al hombro. Kaidia está lista para partir.
—De ti.— Le responde Ajax poniendo los ojos en blanco.
Kaidia me observa casi sonriendo pero con los ojos entrecerrados.
—Ustedes dos...¿son hermanos?— Pregunto aún anonadado.
—¿Aún no te parece obvio?— Pregunta Kaidia.— Vamos, te estamos esperando.
Me llevo el abrigo y me lo pongo encima mientras la seguimos. Aún les observo a ambos, una y otra vez para terminar de darme cuenta.
—¿Es verdad lo que dicen?— Me pregunta Ajax con los ojos como platos y la voz muy concentrada.—¿Qué nos salvaran a todos?
Llegamos y nos detenemos. ¿A que se refiere?
Supongo que CHAOS se ocupó de mantenerlos a todos con miedo...es tan solo un niño, ¿qué tanto puedo decir o preguntar?
—Lo intentaremos.— Le respondo finalmente.
Asiente con emoción.
—¡Ajax!— Grita alguien desde un poco más atrás.
Alguien que...es idéntico a él. Claro, si es el hermano de Kaidia faltaba el otro mellizo. Creo que la única diferencia entre ellos es que el otro tiene el pelo rapado.
Ajax me sonríe y se aleja siguiendo a su hermano.
—Cuando dices 'que todo será extraño', ¿A que te refieres?— Es Enoch.
Me doy la vuelta y al parecer estaban todos aquí. Enoch, Ray, Caius y Kaidia.
—Los sueños no suelen ser lógicos, y si, hay una razón para ello y es que las zonas menos activas del cerebro cuando soñamos son las de los lóbulos frontales, justamente las encargadas del raciocinio. Por eso lo ilógico puede parecernos normal al dormir, pero extraño una vez que despertamos. Y es por eso que cuando despierten, esto que están viviendo ahora será lo extraño. Así se darán cuenta que están en el otro lado.— Contesta Caius.
Enoch se muerde la mandíbula, Iwin se acomoda en su lugar.
—¿Ya estamos listos, verdad?— Pregunta Kaidia.
Iwin, Enoch y yo asentimos pero Ray no. No me sorprende.
—Una última cosa.— Prosigue Caius.— Cuándo creamos Arcadia lo configuramos como para manipular sus preceptos...así ven lo que quieren que veamos.
Caius nos extiende su mano boca arriba con cinco píldoras plateadas.
—Sólo así podrán romper esta configuración y ver lo que sus mentes verdaderamente reproducen.
Nos observamos entre nosotros. Comparto una mirada más larga con Iwin.
Kaidia toma una y se la lleva a la boca de un golpe para tragarla en seco.
—Los espero afuera.— Agrega antes de retirarse.
Nos observamos un par de segundos más. Caius aún sigue con la mano levantada. Enoch toma la suya, luego sigo yo.
—¡Salud!— Dice Iwin antes de tomar la suya, dando por sentada su posición respecto a Caius...o quizá solo le esté siguiendo la corriente.
Todos observamos a Ray, quién sigue con los brazos cruzados.
Bufa y toma la última píldora de mala gana. Observa hacia fuera de nuestro círculo y mueve la píldora entre sus dedos. La observamos.
—Ya está, ¿okay?— Dice Ray antes de metérsela en la boca e irse.
Enoch comparte un sacudón de manos con Caius y recibe un suerte de su parte antes de lanzarse atrás de Ray.
—¿La combinación perfecta entre mente y tecnología, eh?— Le comenta Iwin cuando comparte su sacudón de manos con Caius.
—Así es.— Le contesta con una sonrisa. Quizá la segunda que noto.—Sigan la corriente.
Iwin asiente y me observa un segundo.
—Te esperamos afuera.— Dice antes de irse.
Una vez solos, giro mi cuerpo hacia él.
—El himno...¿lo recuerdas?— Le pregunto.
—Si.— Responde con el semblante serio.
—Al principio creí que se escuchaba solo en el fuerte. Luego escapamos y lo escuchamos igual. Llegamos aquí, nos explicas que estamos en un plano mental y eso hace que tenga más sentido, después de todo controlan Arcadia por completo...nuestras mentes.
—Quieres saber por qué no lo escuchaste anoche cuando dormiste aquí, ¿verdad?
—Exacto.— Le respondo.— ¿Cómo...?
—Por la misma razón que no nos encuentran. Construí y programé este lugar con un algoritmo que permite repeler sus frecuencias para que no nos encuentren. Ser invisibles.
Vaya... Tiene sentido. Se me viene a la mente la doctora Kressler y su consejo. Supongo que debo seguirle la corriente como a todos aquí.
—Inteligente.— Respondo.
Caius sonríe. Imito una sonrisa y le extiendo la mano. Caius la toma y no me quita la mirada encima.
—Convénceme de todo esto.— Me dice mientras siento algo frio entre nuestras manos.—Si quieres sobrevivir, recuerda.—Caius separa su mano de la mía y entonces observo la insignia en la palma de mi mano. La cierro y trago saliva. Me observa buscando mi aprobación, pero hay mucho más en esa mirada. Hay algo cómplice, algo escondido.
—¡Asis!— Me grita Kaidia desde afuera. Giro la mirada y los observo a ellos cuatro, listos para partir. Me están esperando.
—No estás solo.— Agrega Caius.
Su mirada oscura me penetra como antes. No sé cómo aprendí a confiar tanto en alguien pero supongo que valió la pena el esfuerzo. Aunque aún mantenga un dejo de desconfianza, creo que es lo más viable. Quizá así pueda descifrarlo todo.
Asiento. Caius sella nuestra conversación en una sonrisa.
Corro hacia ellos y comenzamos nuestro camino. Un camino extraño y prometedor. Tan prometedor que no veo la hora de terminarlo. Me doy la vuelta y veo cómo los sobrevivientes se amontonan detrás de él para vernos partir.
Caius nos saluda desde la distancia y le devuelvo el saludo.
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