CAPÍTULO 7
Me siento en la cama de golpe con el corazón desbocado. Apoyo las manos sobre mi pecho, intentando silenciar el vigoroso traqueteo que sube hasta mis oídos como si de una orquesta se tratara. ¿Qué es lo que acabo de soñar? Inhala, exhala, inhala, exhala...
Dedico unos minutos a refrescar mi cabeza, hasta recordar cada uno de los detalles. Era Neo y se trataba de esta realidad, de eso no tengo ninguna duda. Entonces... ¿por qué David me dijo que él no me conocía?
—Espera —me digo a mí misma en voz alta—, dijo ¿y si en esta realidad él no te conoce? No lo aseguró, solo lo insinuó. Y yo di por hecho... ¡Maldición! Seré idiota...
Me levanto de un salto y comienzo a dar vueltas por la habitación como un animal enjaulado. Necesito saber si lo que he visto en ese sueño es un retazo de esta realidad o se trata de mi subconsciente gastándome una broma pesada, pero no sé cómo...
—Epsiom —llamo.
"Hola Ari. ¿Puedo ayudarte en algo?".
—Necesito que me muestres la imagen de todos los varones de dieciocho años del arca.
Sobre mi propia visión, aparece la imagen de una veintena de chicos. Descubro que el ordenador detecta el movimiento de mi mano frente al ojo y que me vale con aproximar el dedo a alguna de las imágenes para seleccionarla o eliminarla. Veo entre los jóvenes, la ficha de David pero la deshecho con el resto, hasta dejar solo una en el centro de la pantalla.
—Neo...
Saber que hay una posibilidad por pequeña que sea de encontrarle, hace que me tambalee. Me siento en el borde de la cama e intento tranquilizarme un poco antes de pulsar sobre la imagen. Al instante tengo ante mí, toda su información. Tal y como imaginaba, Neo es un Kei, un visionario. El último apunte en su ficha, es su salida del arca, varios meses atrás. Y por supuesto, en esta realidad no se hace llamar Neo sino que usa su nombre real, Owen.
—Epsiom, ¿hay forma de localizar a esta persona en el exterior?
"Lo siento, Ari. Mi conocimiento abarca únicamente la información que circula dentro de las cúpulas. No puedo hacer seguimiento de los Shaendum que abandonan las arcas".
—Epsiom desconecta.
Me pongo de nuevo en pie y doy dos vueltas más alrededor de la mesa. Ni me lo pienso, para cuando quiero darme cuenta, estoy golpeando la puerta del cuarto de David. Cuando abre, veo en su cara la sorpresa y antes de que diga nada le empujo a un lado y entro en el interior. Este se gira y se frota los ojos intentando despertarse del todo.
—¿Qué pasa Ari? ¿Te encuentras mal?
—¡Eres un maldito mentiroso! —le espeto mientras golpeo su pecho, enfadada.
Veo la sorpresa asomar en su rostro y creo que mi reacción le ha terminado de espabilar.
—¿Qué quieres decir? No sé a qué te refieres...
—Me dejaste creer que Neo y yo no nos conocíamos. ¡Y no era más que una burda mentira! Le he visto, he soñado con él y sé que abandonó el arca. ¿Por qué me has mentido, David? ¿Por qué?
Cuando desvía la mirada sé que cada una de las palabras que he pronunciado son ciertas.
—No lo sé. De verdad que no era mi intención. Es solo que cuando me dijiste que no recordabas nada... no sé, pensé que era mejor que creyeras que no os conocíais. Por eso al preguntarme...
—Por eso al preguntarte decidiste engañarme ¿no? Pero ¿qué ganabas con ello?
David se acerca a la mesa y toma asiento.
—Verás, he visto lo importante que él es para ti y no quería que interfiriera en nuestros planes. Si te convencías de que era imposible coincidir con él, tú no le buscarías y aunque el Neo de tu realidad te estuviera buscando, no podría llegar hasta ti.
—Porque está fuera... —De golpe soy consciente de que él no puede regresar al interior de las cúpulas —Y aunque quiera, perdió su lugar, al irse...
David asiente lentamente.
—¿Ves? Justo esto era lo que quería evitar. Contaba con convencerte de seguir adelante y con que él, al no poder confirmar, si tú continuabas en esta realidad, regresaría a la suya.
No conoce a Neo en absoluto.
—No se irá.
—¿Por qué estás tan segura?
Me siento frente a él y espero a que me mire antes de contestar.
—Porque yo tampoco me iría. Mientras piense que hay la más mínima posibilidad de que yo me encuentre aquí, él buscará la forma de llegar a mí. Aunque sea imposible. Seguirá intentándolo.
—Estás muy segura.
—Lo estoy —respondo tajante—. David, necesito que me digas la verdad. ¿Hay alguna forma de que le localice en la urbe?
Su primera respuesta es un sonoro resoplido.
—Te voy a ser sincero. Es prácticamente imposible. Fuera no hay registros de población, no hay control de ningún tipo. Además solo en la ciudad que viste ayer, viven aproximadamente veinte millones de personas. ¿Sabes lo que supone buscar a alguien allí?
No me daré por vencida tan fácilmente.
—Hagamos un trato. Estoy dispuesta a acompañaros, sin embargo, tienes que prometerme que cuando salgamos de la cúpula buscaremos a Neo. Le buscaremos y yo cumpliré con mi parte del acuerdo, ¿aceptas?
Estiro el brazo sobre la superficie de la mesa y espero, hasta que David estrecha mi mano.
—Tenemos un trato.
Entro en el despacho del profesor Martin seguida por David y tomamos asiento a un lado de la mesa. Al otro lado, nos espera un hombre de mediana edad, pelo entrecano y gesto relajado. Siempre me ha caído bien el profesor Martin. Durante los días que participamos en el curso de verano antes de comenzar el experimento y ausentarnos de las clases, demostró ser una persona muy válida para enseñar, capaz de motivar a sus alumnos, uno de los rasgos que considero más importantes para ser profesor. Cuando David me contó que él era mi superior, quien me había puesto al cargo del proyecto, no pude evitar preguntar por Walsh. Mi sorpresa fue en aumento, al enterarme de que el profesor había muerto años atrás, víctima de una enfermedad respiratoria que había desarrollado como consecuencia de vivir en el exterior. Martin como subdirector del área de neurociencias, había ocupado el puesto de Walsh y por eso ahora nos encontrábamos reunidos con él.
—¿Y bien?
De forma consciente me enderezo en la butaca y alzo ligeramente la barbilla. David se dedicó gran parte de la tarde de ayer a detallarme gestos que la Ari de esta realidad hace de forma habitual. Al parecer, levantar la barbilla es uno de ellos.
—He decidido sacar a Álex de la inhibición del sueño —digo intentando que no me tiemble la voz.
Martin frunce el ceño ligeramente, con lo que se acentúan sus arrugas alrededor de los ojos. ¿Sospecha algo?
—Sabes que si haces eso, en cuanto se quede dormido regresará y aún no hemos averiguado por qué para sus mentes es suficiente con soñar para saltar de una realidad a otra.
Me remuevo en mi lugar deseando que la conversación no se alargue.
—Lo sé, sin embargo llevamos muchos días sin avanzar y hemos llegado a la conclusión de que ya no nos puede resultar de ninguna utilidad. Hemos realizado multitud de pruebas y no encontramos ninguna diferencia neuronal que nos sirva de guía.
Martin desliza su mirada hasta David.
—¿Estás de acuerdo?
—Totalmente. Creo que no hay nada que nos pueda contar que sirva para los impedimentos que se nos presentan a la hora de permanecer en otras dimensiones. Tal y como te dije, tengo los recuerdos de mi otro yo y puedo asegurar que no saben nada. Aún están en las primeras fases de la investigación al igual que nosotros.
Me relaja que David suene tan seguro de sí mismo, ya que la única forma de no levantar sospechas es que nuestra explicación resulte totalmente lógica.
—Creo que hemos de tomar otros caminos. Puede que la forma de conectar con otras realidades sea diferente a la de ellos, por lo que su experiencia no nos sirve de nada —añado.
El profesor se mantiene en silencio unos segundo, sin embargo cuando finalmente esboza una sonrisa, noto en mi interior, una agradable sensación de alivio.
—Bien, ya sabes Ari que tú eres la responsable y si lo consideras oportuno, no tengo nada que objetar.
—Gracias.
—Profesor... —comienza David— también quería que tuviera en consideración, la idea que le planteé hace un tiempo, ya sabe, la expedición de búsqueda.
Martin se recuesta en el enorme sillón de cuero, su sonrisa ha desaparecido.
—David, sabes que siempre os he apoyado en todas vuestras iniciativas, sin embargo, he de decir, que esta es la que más dudas me genera.
—Solo le pido que presente una petición al Gobierno para que este la valore. Nada más.
El profesor se pone de pié y se acerca a la puerta, dando así por terminada nuestra reunión. Para nuestra sorpresa, cuando cruzamos el umbral, detiene a David.
—Está bien. Redacta la petición y yo me encargaré de avalarla, ¿de acuerdo muchacho?
Ambos se estrechan la mano con energía y cuando tomamos el camino de vuelta a nuestra área, David no puede ocultar su entusiasmo.
—Solucionemos de una vez por todas lo de Álex y tendremos una cosa menos de la que preocuparnos.
Al llegar a la sala de control, Caleb nos está esperando allí.
—¿Qué haces aquí? Pasas más tiempo con nosotros que en tu departamento. Te van a llamar la atención... —le recrimina David, lo que le hace parecer el hermano mayor.
—Estoy harto de analizar muestras genéticas.
—Pues no haber elegido esa especialización —sentencia.
Me hace gracia verles discutir, aun así se llevan bien, nada que ver con la relación tirante que tenían en la primera realidad.
—¿Entonces tú eres un Kei? —pregunto, consciente de que hasta ahora no me lo he preguntado.
—En realidad no, soy Aes, igual que él. Lo que pasa es que yo me especialicé en genética y él en neurología. Ya sabemos quién de los dos acertó —Se cruza de brazos molesto, aunque en realidad es un poco fingido.
—Vale. Quédate pero no estorbes —concede David.
Caleb ignora a su hermano y se centra en mí.
—¿Qué tal con el profesor Martin? ¿Ha sospechado algo?
—Quiero creer que no. Por si acaso, démonos prisa. ¿Dónde está?
En la sala hay varias pantallas y monitores. David me señala la imagen de la derecha.
—Ahí. Lo mejor será desconectar el inhibidor y darle un sedante para que le sea más fácil regresar.
Miro al Álex que aparece en la pantalla y un nudo se instala en mi estómago. Está tumbado sobre un catre en una habitación que yo catalogaría como celda. Tiene la vista clavada en el techo y su rostro está demacrado.
—¿Qué ocurrirá con el Álex de esta realidad?
—Hemos pensado en cambiarle a otro departamento de investigación. Cuanto más alejado esté del estudio, mejor. Además si no se relaciona con nosotros, será más fácil que no le surjan preguntas de lo que ha ocurrido durante estas semanas —razona David.
—Sí, pero aunque borroso, él recordará lo que ha sucedido.
—Lo sé.
No añade más y dedica unos minutos a preparar una jeringa con la dosis de sedante.
—¿Las cámaras registrarán lo que ocurra en la habitación? —pregunto, necesitada de saber si podré hablar con Álex antes de que regrese.
—No, tranquila. Esas cámaras de supervisión solo recogen la imagen de la sala, nada de sonido. Eso sí, recuerda que Eloise grabará tu autorización con Epsiom para que quede constancia.
—De acuerdo. Me dedicaré a levantar la barbilla y poner cara de cabreo.
La carcajada de Caleb truena en la habitación.
—Joder, de verdad que me gustaría saber por qué la Ari que nosotros conocemos es una estirada. ¿No puedes quedarte tú en su lugar?
—No me conoces. Cualquier día de estos podría hacerte enfadar, Caleb —suelto.
—Doy fe de ello —remata David—. Aún no has visto de lo que es capaz.
Caleb arquea las cejas un tanto incrédulo y nos hace un gesto con la mano para que nos vayamos.
—Venga, dejaos de cháchara y solucionad esto de una vez.
Sigo a David a una zona contigua a la que accedemos por unas puertas que por lo que sé solo se abren para los que trabajamos en el estudio. Al otro lado, encontramos a Eloise que nos saluda con un exagerado entusiasmo. ¿Es así de simpática o intenta ganar puntos con sus superiores?
—¡Buenos días! Se le han realizado las pruebas de control al sujeto Kappa y no presenta variación alguna. Hoy tampoco ha querido hacer ninguna aportación. Se encuentra inapetente y depresivo pero su estado de salud continúa siendo optimo.
Termina su informe cogiendo una gran bocanada de aire. No me extraña.
—De acuerdo, necesitamos que actives el registro de la siguiente información —le avisa David.
Eloise asiente, se coloca frente a nosotros y activa su propio ordenador.
—Epsiom registra.
—Después de informar de nuestras intenciones al profesor Martin y que este muestre su conformidad, procederemos a retirar al sujeto Kappa el inhibidor del sueño. Hemos valorado que mantenerle en nuestra realidad ya no aporta nuevos avances en el estudio y perjudica al sujeto original.
Veo cómo ella abre mucho los ojos, lo que me confirma que no se esperaba esta decisión.
—Epsiom archiva.
—Ve a la planta de arriba y pídele a Oscar que te reasigne en otro puesto del estudio. —David le da una palmadita de ánimo en la espalda y ella respira aliviada—. Has hecho un buen trabajo durante este tiempo y no te vamos a dejar escapar. En esta investigación aún hay mucho que hacer.
—¡Gracias!
Se va a toda prisa, como si tuviera miedo de que cambiáramos de opinión, lo que me viene bien para poder hablar con Álex sin testigos.
Entramos en el pequeño cuarto y veo cómo él se sobresalta, dejando claro que no esperaba visita.
Se sienta, apoyando la espalda en la pared y abrazando sus piernas, para ocultar así parte del rostro tras sus rodillas. Nos tiene miedo.
—No voy a decir nada, no tengo nada que decir, por eso no voy a decir nada, porque ya lo he dicho todo, no tengo nada más que decir, por eso no voy a decir nada...
La retahíla de frases sin sentido se repiten una y otra vez, como una lección aprendida de carrerilla y a la fuerza, a base de insistir. Pensar que yo soy la responsable de su situación hace que se me revuelva el estómago.
Me acerco a él y con cuidado me agacho hasta que sus ojos conectan con los míos.
—Álex...
No hace falta que diga más, veo reconocimiento en su rostro y acto seguido lágrimas de alivio empapan sus mejillas.
—Ari, eres tú, eres tú, has venido... sé que no debía, pero he rezado, he rezado porque vinieras a buscarme, a sacarme de este infierno... Me has escuchado, estás aquí, de verdad estás aquí...
Se me rompe el corazón al verle en ese estado, pero al menos sé que he hecho lo correcto saltando a esta realidad. Si no lo hubiera hecho... no quiero pensar qué habría sido de él.
—Escúchame —Intento que me preste atención—. Te vamos a quitar el inhibidor y David te inyectará un sedante que te ayudará a regresar inmediatamente.
—Va... vale.
Se frota la cara, para borrar el rastro de las lágrimas y yo no puedo evitar fijarme en la profundidad de sus ojeras.
—Necesito que me prestes atención Álex. —Espero a que asienta antes de continuar—. Yo no voy a regresar inmediatamente, aún tengo algunas cosas que hacer aquí. Ocupate de mí, ¿vale? Y si Neo está dormido, también. Hasta que regresemos. Y por el contrario, si cuando despiertes, Neo está ahí, dile que volveré lo antes posible, pero que no intente buscarme. Que será más fácil así ¿de acuerdo?
Las manos de Álex se deslizan hasta mis hombros y me atrae hacia él hasta envolverme en un apretado abrazo.
—Gracias Ari —susurra contra mi pelo.
—De acuerdo, vamos allá. Epsiom.
"Hola Ari. ¿Puedo ayudarte en algo?".
—Código de desactivación del inhibidor para el sujeto Kappa.
Ante mis ojos aparece una sucesión de números. Me acerco a la placa de metal que Álex lleva colocada sobre la sien derecha y pulso los número de la pantalla en el orden correcto. Un discreto pitido me indica que ya puedo quitárselo con facilidad. Él se echa instintivamente las manos a la zona como si se acabara de librar de la presión del cañón de una pistola. Le hago un gesto para que se tumbe y obedece sin protestar, David se acerca y con pulso firme le inyecta el sedante.
—Pronto estarás en casa —le animo mientras sujeto su mano.
Veo el agradecimiento en sus ojos y no puedo evitar emocionarme, sus ojos se cierran y la respiración se vuelve más pausada.
—Vamos, seguro que Caleb nos está esperando para comer —me apremia David—. Álex aún dormirá un buen rato. Avisaré a Oscar para que se ocupe de él cuando despierte.
—Oye, me dijiste que el inhibidor del sueño no impedía dormir, sino que no dejaba entrar en fases de sueño profundas, pero Álex... no sé, tenía la misma pinta que un insomne.
Él asiente.
—Sé a qué te refieres. Verás, los síntomas son muy parecidos porque prescindir de las fases profundas de sueño equivale a tener sueño superficial siempre, es decir, es como cuando duermes pero estas alerta, que te despiertas con facilidad. Al final, tienes la sensación de no haber dormido bien y el cansancio se va acumulando. Por eso, aunque ha dormido, la falta de sueño profundo, ha ido minando su cordura.
Pensar que ha pasado así semanas, hace que me sienta mal aunque no sea responsable directa de lo que ha ocurrido. Recuerdo lo antipático que fue Álex con nosotros cuando le conocimos, por el hecho de que íbamos a participar en el estudio y él no. Ojalá nunca hubiera comenzado con los saltos. Ojalá Walsh le hubiera negado la posibilidad. Ojalá ese maldito curso de verano no nos hubiera unido a todos. Ya nada queda de la Ari que hace unos pocos meses viajó rumbo a la ciudad con toda la ilusión del mundo a sus espaldas por comenzar una nueva aventura.
Ahora, después de todo lo sucedido, después de tantos errores, muerte y horror, apenas puedo salvar, el hecho de haber conocido a las personas más importantes de mi vida. Sin embargo hay veces que pienso, sin ese curso de verano, ¿hubiera conocido a Neo y a David? ¿En otro momento? ¿En otras circunstancias?
¡Hola a todxs! ¿Qué tal?
Ya veis... ¡estoy que lo tiro! Este mes estoy publicando todas las semanas, jajaja no me lo creo. Lo cierto es que estoy aprovechando por las semanas en las que no puedo ni abrir el word...
Bueno, al tema que me enrollo. ¿Qué os ha parecido el capítulo? Está claro que tal y como ya imaginabais por el sueño de Ari, sí conocen a Neo en esa realidad, lo que pasa es que está fuera de su alcance (al menos de momento). El que tiene delito es David, engañándola como un bellaco. Vaya mentiroso, aunque se excuse... ¿puede confiar en alguien que le miente así?
Y Álex, ¡pobre Álex! ¿Qué hubiera sido de él? Menos mal que Ari es una cabezota y no se podía quedar sin ayudarle. Al menos ya no tienen que preocuparse por él, solo tienen otro millón de asuntos que solucionar, ¿verdad? Jajaja Bueno, que espero que os haya gustado.
Por cierto, no sé si soléis escuchar las canciones que pongo en el multimedia, os lo recomiendo ya que suelo escogerlas por que las letras en menor o mayor medida encajan con la historia. ¡Espero que disfrutéis de ellas!
Y ya sabéis, si tenéis algo que contarme o preguntar ¡aquí me tenéis! Yo encantada. Millones de besossss.
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