CAPÍTULO 4



Abro los ojos sin saber dónde me encuentro, sin saber si continúo en la misma realidad o por el contrario he regresado a la mía. Una luz mortecina alumbra una habitación, que si bien es similar a la de David, algo me dice que es la mía. Respiro aliviada al comprobar que al menos, permanezco en este lugar. Por un momento, cuando noté que perdía el conocimiento, pensé que alguien me llevaba de vuelta, que me arrancaban de esta realidad en contra de mi voluntad.

Me siento en la cama y busco el foco de luz, hasta encontrar una pequeña lámpara de batería, colocada en el suelo a escasa distancia.

—¿Estás bien? —pregunta una voz somnolienta a mi lado.

Me sobresalto y me giro para encontrar a David tumbado en el otro lado de la cama.

—¿Que haces aquí?

Se frota los ojos y al entender que me incomoda la situación, se levanta.

—No me atreví a dejarte sola. El ordenador evaluó que no era mas que un síncope, sin embargo, quise quedarme por si acaso...

Decido levantarme, aunque lo hago con cuidado, asegurándome primero de no sufrir un nuevo mareo. Por suerte parece que me encuentro bien.

—¿Qué hora es? —Estoy totalmente desubicada. En este lugar no tengo forma de saber si ya es de día o no.

—Son las ocho de la mañana. Hora de comenzar la jornada.

Veo cómo se estira, intentando desentumecer los músculos de su espalda. Puede que por mi culpa, no haya pegado ojo en toda la noche...

Estoy a punto de darle las gracias, pero entonces recuerdo que estoy aquí por su culpa y prefiero no decir nada. Paso la mano por mi vestido, arrugado de dormir con él y me planteo darme una ducha y cambiarme.

—Debería arreglarme un poco —insinúo, esperando que eso sirva para que vuelva a su habitación.

—Sí, claro. Yo también iré a cambiarme. Tu desayuno está en la puerta, ¿de acuerdo? Pasaré a buscarte dentro de media hora.

Asiento sin mucho entusiasmo y una vez sale por la puerta, entro en el baño. Me dedico a observar el inodoro durante un buen rato, intentando entender su funcionamiento. Al final, llego a la conclusión de que se trata de un sistema que elimina los líquidos y compacta los restos sólidos junto con una mezcla orgánica, convirtiéndolos en compost. Seguramente lo utilicen en cultivos y así es una forma de no generar residuos que supondrían un problema a la larga. Apunto mentalmente, preguntarle a David y sin pensármelo más, entro en la ducha. Cuando abro el grifo, una pantalla se enciende y comienza una cuenta atrás de tres minutos. Para esto no necesito explicación, sé que será el tiempo durante el cual podré disponer de agua. Una forma de ahorrar recursos, sin duda. Me apresuro a utilizar lo que tengo a mi alcance, que no van más allá de un jabón que apenas hace espuma y desprende un fuerte olor. Genial, ¿para qué fabricarlo con perfume a flores? Por suerte, cuando me envuelvo con la toalla, noto que la "fragancia" no ha quedado adherida ni a mi piel ni a mi pelo, cosa que me alegra.

Me visto con un pantalón ligero y una blusa, ambos de algodón y de nuevo me calzo los zapatos elásticos. Después, me apresuro a recoger mi desayuno y dar buena cuenta de él antes de que David pase a buscarme.

Apenas estoy terminando de masticar el último bocado cuando él, puntual como siempre, golpea mi puerta.

—Tengo preguntas —le digo no más abrir —. ¿Qué hay que hacer con el compost? ¿Y con los envases de la comida? ¿Y dónde lavamos la ropa? ¿Qué pasa si necesito algo? Como... no sé... ¿más jabón?

David alza las manos para que frene un poco.

—Tranquila. No quieras saberlo todo en un día.

—Solo que debería ser así... si recordara algo, claro.

Me hace un gesto para que salga con él al pasillo y después me señala un par de cubos junto a la pared.

—En el de la izquierda, tienes que depositar lo que sea para lavar: toallas, sábanas, servilletas o incluso ropa. En el de la derecha, tienes que dejar los envases en los que se te ha entregado la comida. El cajón de compostaje... cuando la luz tenga el indicador en verde, está listo para su vaciado. Avisarás a Epsiom para que pasen a recogerlo. Simplemente tendrás que sacarlo del inodoro, es fácil y quedará sellado al momento y dejarlo en tu puerta. Lo recogerán y te dejarán un cajón nuevo.

—¿Y si necesito algo?

—Dos pisos más abajo, en la zona central hay un almacén. Epsiom te puede dar las indicaciones de cómo llegar. Solo tendrás que pedir lo que necesites allí y se te dará.

Eso me hace tener otra pregunta.

—¿Eso significa que no tenemos pertenencias?

—Sí, pero muy pocas. Apenas algún libro, algún objeto... pero el resto de material, es común para todos y lo utilizamos en función de nuestras necesidades. ¿Qué sentido tiene poseer cosas?

Tiene razón, aunque por otra parte se me hace extraña esa sensación de desapego.

—¿Y ahora?

—Deberíamos ir a clase. Pero creo que aún tienes muchas preguntas y además, tenemos que ir a un sitio. Ya he avisado de que nos ausentaremos hoy. Quizás después... entiendas mejor por qué te he hecho venir...

Dejo los envases del desayuno en su correspondiente cubo y cierro la puerta, dispuesta a seguirle. Desandamos el camino, regresando a la plataforma central y de ahí tomamos el túnel y las correspondientes escaleras para salir al exterior. No somos los únicos, el lugar está repleto de gente dispuesta a comenzar su rutina diaria.

—No sé si seré capaz de encontrar mi habitación de nuevo... —murmuro.

—Tú no, pero el ordenador sí. Solo tienes que pedirle que te indique cómo llegar hasta allí.

Lógico. Es obvio que mi mente trabaja más lento de lo habitual, por norma general hubiera llegado a esa conclusión yo sola. "Ari, te estás oxidando".

—¿A dónde van? —pregunto señalando con la barbilla a un grupo de adolescentes que salen del edificio y se pierden por uno de los caminos entre la vegetación.

—Ellos... a clase. La escuela se encuentra cerca del perímetro exterior, donde los árboles acaban. No solo aprenden historia, lengua o matemáticas, también agricultura, zoología, tecnología, primeros auxilios... conceptos básicos que aseguren su supervivencia. Otros, como nosotros, además de estudiar, ya tenemos puestos en los que hacemos diferentes turnos.

Me detengo a observar a un gato que me devuelve la mirada. Está sentado a pocos metros, moja su pata con la lengua antes de pasarla por la cabeza como parte de su rutina de aseo.

—Los animales sueltos... quiero decir, ayer vi una cierva, pastando tranquilamente aquí cerca.

—Un pequeño número de los que no son peligrosos, campan a sus anchas por la cúpula, aunque la mayoría de ellos están en zonas acotadas, donde solo los Thok entran. Aún estamos recuperando especies gracias al banco genético e intentamos que creen su propio hábitat dentro de esas zonas. Es obvio que el clima recreado en esta arca es el mediterráneo y solo pueden subsistir especies adaptadas a él. La vegetación es tipo bosque, la temperatura media y las estaciones diferenciadas.

Miro hacia arriba, hacia el sol.

—¿Es real?

David niega.

—No. Lo que ves aquí es una recreación. El movimiento y la incidencia, es similar al sol, pero es artificial. Al igual que la lluvia. Sin embargo son suficiente para el desarrollo de las plantas, que generan el oxígeno del que disfrutamos en la parte superior de la cúpula.

Inhalo un par de veces, mucho más consciente ahora del aire que respiro. Algo tan natural para nosotros como es, llenar nuestros pulmones de minúsculas moléculas, aquí solo resulta sencillo para los que estamos bajo la protección de las arcas. Prefiero no ahondar más en ese asunto de momento y retomamos la marcha adentrándonos en el bosque. Durante un buen rato caminamos en línea recta, hacia lo que supongo será el borde de la cúpula, aunque antes de llegar allí, la vegetación se acaba abruptamente, al igual que en la zona central. Hay varios edificios de diferentes tamaños y esta vez, no me hace falta preguntar.

—La escuela, el centro médico, el edificio de control animal y vegetal... —me explica—. Alrededor de todo el borde de la circunferencia hay diferentes construcciones. Y eso que ves ahí, es el túnel que comunica nuestra cúpula con una de las principales.

Sin embargo yo, no me fijo tanto en la entrada del túnel, sino en lo que, entiendo es la semiesfera que nos envuelve. Un seto de varios metros de altura marca los límites del arca y no puedo evitar acercarme y tocar, sin embargo en vez de las hojas del arbusto, lo que me encuentro es una pantalla que emite un leve zumbido a mi contacto.

—¡Es una imagen falsa!

—Claro ¿qué esperabas? ¿Que fuera de cristal?

Tiene razón. Él mismo dijo que eran resistentes a un ataque nuclear. Seguramente estén hechas de algún metal y sus juntas soldadas para que no quede ninguna fisura.

—Absurdamente sí, pensé que sería cristal. —Aparto la mano y miro hacia la boca del túnel—. ¿Está muy lejos dónde vamos?

—No, además no iremos andando.

Hacemos el trayecto, en un transporte similar al metro, aunque de un único vagón. No hay asientos y no tardo en entenderlo, el viaje apenas dura unos pocos minutos. Cuando nos bajamos, veo edificios de diferentes tamaños y vehículos que transportan mercancías entre pabellones. El tránsito de personas es mucho mayor al arca y yo no puedo evitar mirar en todas direcciones intentando entender lo que ocurre a mi alrededor.

—Vamos —David echa a andar y yo le sigo, hasta que no tardamos en estar rodeados de edificios—. Esta es una cúpula principal. A ella están conectadas varias arcas y aquí, en estos pabellones se fabrican y organizan los suministros que necesitamos. Ahora vamos a la zona de desarrollo, donde se investiga en diferentes ámbitos: médico, ecológico, tecnológico etc.

Señalo con disimulo a las personas que caminan unos pasos por delante.

—¿Todos los que trabajan aquí son Shaendum?

—No. Las personas del exterior que tienen aptitudes, trabajan aquí en los distintos departamentos y nos ayudan.

O sea, que entra gente de fuera...

—¿Pero no es peligroso? Estamos en un ambiente aislado...

—Todo el que entra, tiene que pasar un control médico y una descontaminación. —Se ríe al ver mi expresión—. Tranquila, apenas lleva unos segundos. Te hacen un barrido y ¡listo!

No sé cómo David hace que lo que cuenta parezca sencillo. Quizás sea porque para él es lo normal y soy yo la que me extraño de todo.

—Aún no me has dicho a dónde me llevas. ¿Podré ver a Álex? Dime que sí, porque sabes que he venido por él y nada más...

—Sé que parece que te estoy dando largas pero es que todo esto es más complicado de lo que parece. Además, antes de nada tenemos que ver a alguien.

Me detengo y cruzo mis brazos, enfatizando así mi enfado. David sorprendido, mira a ambos lados para asegurarse de que nadie nos presta atención.

—¿Qué haces?

—¿Cómo que qué hago? ¡Tengo la sensación de que lo que me ha traído aquí es una burda mentira o una trampa!¡O algo peor! —grito molesta. Él tendrá ganas de jugar al gato y al ratón pero yo no.

—Solo te estoy pidiendo un poco de paciencia pero te aseguro, que no se trata de una trampa.

Me sujeta del brazo y tira de mí para que continúe andando, sin embargo yo me zafo con un movimiento brusco, manteniéndome en mi sitio.

—David desconfiaba de ti, tú desconfiando de ti mismo ¿curioso no? —Una risa sarcástica se me escapa—. Esto es de locos, ¡yo me estoy volviendo loca! He venido siguiendo un impulso, basándome en lo que me enseñaste y dijiste. Y aquí estoy... sin recuerdos, sin Neo, sin saber de qué va todo esto. ¡Y tú parece que me estás llevando de ruta turística!

Él arquea las cejas sorprendido por mi arrebato pero acto seguido esboza una sonrisa que me descoloca.

—¿Sabes qué? Creo que no estás enfadada conmigo, lo estás contigo, porque es fácil dejarse llevar por las novedades y olvidarte de Álex, de Neo y de todo lo que te trajo aquí. Así que puedes gritar todo lo que quieras, sé que tengo razón.

Y la tiene.

—¡Vale! ¡Puede que sea así! Por eso no estoy dispuesta a que me sigas liando. Quiero que me lleves con Álex. No estoy dispuesta a seguir hasta que me cuentes lo que ocurre con él.

Su rostro se vuelve serio y finalmente se encoge de hombros.

—Está bien. Vamos, te lo contaré todo mientras esperamos a que esa persona llegue.

Retoma la marcha y aunque a regañadientes, decido seguirle. En realidad tampoco tengo más opciones. Llegamos a un edificio acristalado y me conduce hasta una cafetería en la planta baja. Varias personas nos saludan y eso me hace pensar que es el lugar en el que trabajamos.

Sin preguntarme pide dos bebidas y después salimos por una puerta lateral que da a un pequeño jardín con mesas. La mayoría están ocupadas, pero encontramos una vacía en la zona más alejada.

Nos sentamos uno frente al otro y David me tiende una de las humeantes tazas. Doy un sorbo y espero a que comience a hablar.

—Lo que viste era cierto. Sabes de sobra que no hay forma de modificar un recuerdo.

Odio que tenga razón. Y más en estos casos.

—Entonces, Álex está retenido, ¿pero por qué? ¿Qué información pensáis que os puede dar? Estoy segura de que lo poco que sabe os lo ha contado ya.

—La cuestión no es esa. Verás, nosotros trabajamos en el área de neurociencias. Intentamos entender el funcionamiento del cerebro, nuestro comportamiento, las reacciones químicas... Casi por accidente, descubrimos la posibilidad de viajar a otras realidades, pero con una diferencia sustancial a cómo lo hacéis vosotros. Nosotros solo conseguimos "entrar" del todo en la persona, si esta se encuentra inconsciente.

Recuerdo lo que me contó el David de mi realidad.

—Por eso ocupasteis nuestros cuerpos mientras nosotros nos encontrábamos en otra dimensión. Porque estábamos en coma.

David asiente y da un nuevo trago a su café.

—Es algo que no conseguimos entender, está claro que hay algo diferente entre ambos mundos para que no ocurra de la misma forma. Ari y yo conectamos con tu realidad, primero ella aunque volvió, al ser descubierta por Álex. En aquel momento él también estaba realizando saltos y de algún modo, llegó hasta esta. En cuanto Ari le vio supo que no era el Álex de esta realidad y decidió mantenerle aquí, para poder averiguar más sobre vuestro método. Viendo que no resultaba, fue mi momento de intentarlo. Conecté con vuestra realidad y todo iba bien hasta que de pronto me desperté... ¡en el vagón médico de la estación siete! Imagínate, no sabía por qué se había dado ese cambio, aunque después de darle mucha vueltas, he llegado a entender que al perder David la consciencia y volver a su realidad, yo fui rebotado a esa otra, en vez de regresar a la mía.

—Pero después no tuviste problemas para regresar, ¿no?

—Así es. Está claro que lo que nos falta por resolver es por qué a nosotros la entrada, solo nos funcionar si la persona está inconsciente. Entenderás las limitaciones que eso supone.

Lo entiendo, pero no termino de entender cual es el fin de dedicar tiempo a una investigación de ese tipo, dadas las circunstancias en las que viven. Creo que tienen otros muchos sectores necesitados de desarrollo.

—No nos desviemos de lo importante. Sigo sin entender por qué tenéis a Álex retenido. ¿Qué sentido tiene? Es imposible que él tenga la solución a vuestro problema.

—Lo sé. Y no creas que no he intentado por todos los medios que pueda regresar. Pero no está en mis manos y si lo hiciera en contra de las directrices marcadas, me buscaría un problema grave. Ese es uno de los motivos por los que estás aquí.

No acabo de entenderlo y ni siquiera la cafeína me está ayudando a aclarar mis ideas. Si es que esta bebida realmente es café y no algún sustitutivo sin ningún tipo de estimulante.

—A ver, explícate mejor porque estoy hecha un lío. Me estás diciendo que lo has intentado pero que no está en tus manos, entonces, ¿en las de quien?

David se toma un momento antes de contestar, como si lo que me fuera a decir resultara terrible.

—En las tuyas, Ari. Tú eres la que mantiene a Álex retenido aquí.

Abro la boca de puro asombro. No puede ser, de verdad que no. ¿Yo la responsable? No tiene ningún sentido. ¿Por qué tomaría una decisión así? Aparto la taza de mi vista pues de golpe el estómago se me está revolviendo. El nerviosismo se apodera de mí y me retuerzo las manos nerviosa. Debería preguntarle a David el motivo, pero realmente me da miedo la respuesta ya que algo en mi interior me grita que me voy a encontrar con algo que no me gusta.

Me armo de valor para hablar, sin embargo veo que David fija su mirada más allá, por encima de mi hombro.

—Mira, ya llega el que faltaba.

Me giro sin pensar ni por un momento que, la persona a la que esperábamos, es un viejo conocido. Mi voz no es capaz de ocultar la sorpresa.

—¿Caleb?


¡Holaaaaa! ¿Qué tal estáis? 

¿Cómo os quedáis con ese final de capítulo? Ansss si es que estaba deseando recuperar algún personaje de las anteriores partes... ¿Alguien más echaba de menos a Caleb? Y más adelante habrá más sorpresas como esa. Solo tenéis que esperar. 

Por otro lado, ¿que os parece eso de que sea Ari la que mantenga  a Alex retenido? Ahora seguro que entendéis por qué a David le estaba costando hablar con ella de ese asunto, porque es un poco "delicado". De todas formas sabréis más sobre ello en el próximo capítulo. 

Bueno, espero que os esté gustando, si no es así, podéis decirlo, jajaja no muerdo ni nada. Acepto críticas de todo tipo, todo sea por mejorar el texto. De todas formas, al igual que las veces anteriores, recuerdo que son primeras versiones, meros borradores que requieren de muchas revisiones posteriores. Por eso os agradezco que me digáis si algo no os cuadra o encaja, para que pueda arreglarlo. 

Pronto más. ¡Os adoro! Besitossssss.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top