CAPÍTULO 38



Estamos terminando de cenar y yo no hago más que mirar de reojo a Neo. Después de la comida, me obligaron a tumbarme de nuevo y descansar toda la tarde. Por más que juré y perjuré que me encontraba bien y no necesitaba reposo, al final me vi obligada a obedecer pues fui consciente de que no iban a dejar de insistir.

Al final me quedé dormida, creo yo que de puro aburrimiento y cuando desperté, Neo estaba a mi lado. Intenté sonsacarle qué me esperaba esta noche, pero no conseguí nada. Solo me dijo que me enseñaría algo que merecía mucho la pena.

David y Caleb discuten acaloradamente y no puedo evitar reír para mis adentros. Han pasado todo el día en el laboratorio y al parecer, sus pesquisas no han dado ningún resultado. Me da la sensación de que se están empezando a desesperar. Mientras Shiro les observa con una media sonrisa que deja entrever que no piensa resolver el acertijo.

Al acabar, aunque intentan impedírmelo, me empeño en ayudar a recoger la mesa. No soporto estar de brazos cruzados mientras otros hacen todo el trabajo.

Finalmente, Neo se acerca a mí y me coge de la mano, obligándome a acompañarle al exterior. Veo que el resto se quedan allí charlando y me pregunto de qué forma ocuparán el tiempo libre al final del día. ¿Se pasarán el rato hablando de cosas sin importancia hasta que deciden que ya es hora de dormir? No parece que haya mucho más que hacer por aquí...

—¿A dónde me llevas? —pregunto a Neo intrigada pues lleva una manta bajo el brazo.

Se detiene un momento junto a la puerta de salida y coge una de las lámparas portátiles, que enciende antes de salir. Se parece a esas que se usan cuando vas de camping y tiene pinta de funcionar por batería recargable.

—Solo vamos a dar un paseo aquí cerca. Hay algo que descubrimos la primera noche que pasamos aquí y quiero que lo veas. No es nada del otro mundo, pero a la vez, no se ve todos los días. Eso sí, tendrás que confiar en mí.

Y lo dice como si hubiera duda alguna...

—Sabes que confío en ti.

—Entonces, cierra los ojos.

Obedezco y él coloca mi mano sobre la suya, que lleva la lámpara, mientras su otro brazo se desliza alrededor de mi cintura, para poder guiarme mejor. Me da inseguridad, avanzar a ciegas, pero él mantiene un paso lento que me facilita la tarea. Cierto desnivel bajo mis pies me hace pensar que estamos bajando hacia la playa, pero ¿qué puede haber en ella que no haya visto ya? Creo que quizás esté equivocada y que el camino tomado no es el que yo conozco pero cuando noto la irregular arena, sé que estaba en lo cierto. Escucho el ruido de las olas cada vez más cerca y cuando siento que solo unos pocos pasos me separan del agua, nos detenemos.

—¿Puedo abrirlos ya?

Realmente he sido muy obediente. Podría haber hecho trampa y haberlos entreabierto un poquito, sin embargo, no lo he hecho. Decía en serio lo de que confiaba en él.

—Sí.

Pestañeo varias veces para poder enfocar la vista. Neo ha apagado la lámpara, pero hay un resplandor azul que surge frente a nosotros. En el agua...

—El mar... ¡resplandece! —exclamo entusiasmada. Le miro sin poder creer que sea así y él me devuelve la triunfante sonrisa de quien sabe que me ha sorprendido.

—Increíble, ¿verdad?

Avanzo para poder disfrutar del hipnótico efecto.

—¿Cómo es posible?

Neo se sitúa a mi lado y se toma un momento antes de contestar.

—Son las algas —me explica—. Algunas de ellas son bioluminiscentes. El movimiento de las olas produce que se active la luciferasa. Eso les da su brillo azul.

—Mi parte racional, cree esa parte. Mi lado irracional, prefiere pensar en la magia... —digo pensativa. Es una imagen de ensueño.

—No son incompatibles. Para mí la ciencia tiene una parte de magia. Por mucho que aprendamos, siempre habrá una parte que escape a nuestro conocimiento.

—¿Podemos quedarnos un rato?

Neo asiente pero me indica que nos situemos un poco más atrás, a salvo de las olas. Nos sentamos y él despliega la manta que echa sobre sus hombros, para luego envolverme entre sus brazos y mantenernos a ambos protegidos de la brisa nocturna.

—Gracias por regalarme este momento —murmuro.

—Gracias por regresar a mi lado.

Miro su rostro bajo la luz de la pequeña lámpara y pienso que volvería a él una y mil veces. Todas las que fueran necesarias. Subo mi mano hasta su mejilla y recorro la línea de su mandíbula, notando la incipiente barba bajo mis dedos. Es como si desde que nos conocimos hasta ahora, ya no fuera un chaval y se hubiera convertido en un hombre. Creo que aunque han sido unos pocos meses, todas estas experiencias nos han hecho madurar y cambiar. Poco queda de los críos que comenzaron esta aventura como un experimento de verano.

—Estás pensando demasiado...

—Solo recordaba cómo hemos llegado hasta aquí, por cuanto hemos pasado —apunto con cierta nostalgia.

—Cada palabra, cada acción, nos han traído a este momento —Su mirada se pierde por un instante en el horizonte—. Hemos tomado decisiones buenas y malas, pero llegados a este punto puedo decir: este soy yo. Me conozco a mí mismo mejor que nunca. Y acepto cada una de mis imperfecciones.

Me gusta escuchar esa seguridad en su voz. Recuerdo la conversación que tuve con Rocío, durante nuestra sesión de rehabilitación.

—¿No cambiarías nada? —pregunto con duda.

—¡Claro que sí! Si pudiera evitar la muerte de Set, lo haría. O la de María. Las muertes son lo que más me pesan, pero ambos sabemos que modificar eso, seguramente alteraría el resultado final. Y esto, no lo cambiaría por nada.

Sé de lo que habla. Aún hay noches en las que las pesadillas vuelven a mí. Noches en las que mis fantasmas me susurran al oído para que no me olvide de mis pecados.

—Si hubiéramos hecho las cosas de forma distinta, tampoco sabríamos lo que estaríamos perdiendo.

Oigo la risa de Neo a mi lado y me giro para escrutar su rostro.

—Tú siempre tan racional. Vale, tienes razón, pero ahora sí lo sabemos.

—¿Te imaginas? Si nos hubiéramos negado a participar del estudio. Si nunca hubiéramos realizado un salto...

Llegados a este punto, me resulta difícil pensar en esa posibilidad. Aunque estoy segura de que existe.

—Seguramente haya una realidad así. Uno de tantos caminos a tomar ¿no?

—Cierto...

Intento pensar en esa dimensión.

—Estaríamos en la universidad, centrados en nuestros estudios. Seguramente ni siquiera seríamos amigos. Al fin y al cabo, al decir que no al estudio de Walsh, ya nada nos obligaría a mantener contacto y una vez acabado el curso...

—O puede que sí. ¿No estamos unidos a un número de personas de forma irremediable?

Me río mientras niego resignada.

—Es verdad... el destino nos hubiera unido de una u otra manera —de pronto me acuerdo de algo—. ¡Oye! Hablando de eso... ¿cómo van las cosas entre David y Kesia?

Neo me lanza una mirada de despiste total.

—¿David y Kesia? ¿Cómo tendrían que ir?

A veces es tan distraído...

—¿No me digas que no te has fijado?

—¿En qué?

—Se gustan. ¡Se nota a kilómetros!

Veo su ceño fruncido. No, definitivamente no se ha dado cuenta.

—Pero si se llevan a matar... bueno últimamente ni eso. Ahora intentan mantenerse bien lejos el uno del otro.

—Porque se gustan...

—O sea, que según tú, si se llevan fatal significa que ¿se gustan? Creo que no entiendes bien cómo funciona esto. Si a David le gustaría Kesia intentaría agradarla y viceversa ¿no?

Me doy cuenta de que hacérselo entender va a resultar más complicado de lo que creía.

—Vamos a ver. Escuché cómo Jess le decía que ella siempre se comporta así cuando le gusta un chico.

—¿Y por qué haría eso?

—No lo tengo del todo claro. Kesia dijo algo sobre que ella había decidido ser Dashe y que por eso no podía gustarle ni David ni nadie. Creo que simplemente está intentando evitar sentir lo que siente.

Asiente lentamente. Parte uno, explicada.

—Y David, mantiene la distancia porque no lleva bien el fracaso. Así que en vez de ir a por todas, prefiere alejarse para no engancharse más.

—Entonces, en realidad, de esta manera está todo bien.

—¡No! —Me doy cuenta de que incluso he gritado—. ¿Y si están predestinados? Es decir, David intenta quedarse al margen, pero justo antes de que me dispararan, vi cómo se preocupaba por protegerla. No puede evitarlo y eso significa que hay algo más que un simple capricho.

Neo sujeta mi barbilla para que le mire a los ojos.

—Eres consciente de que no puedes intervenir ¿verdad? Tienes que dejar que las cosas pasen de forma natural.

—¡Sí! Por supuesto, es solo que me gustaría saber cómo de importante es el impedimento de Kesia si está dispuesta a renunciar a sus propios sentimientos.

—Ari... —me advierte—. Si están destinados ocurrirá. No será necesario hacer nada.

Odio cuando tiene razón.

—Vale. Seré una espectadora más. Lo prometo.

Rato después, permanezco en la cama, incapaz de conciliar el sueño. Todos insistieron en que continuara utilizando la habitación de estos días, aludiendo a la necesidad de ciertas comodidades para que me recupere cuanto antes. No tuve que pedirle dos veces a Neo que se quedara conmigo y ahora le escucho respirar pesadamente, lo que me confirma que duerme. Miro el techo mientras intento pensar en cualquier cosa que mantenga mi mente distraída para no empezar a dar vueltas sin más, porque entonces sí que me esperará una noche de insomnio.

Estoy segura de que me está pasando factura la siesta de la tarde pues aunque aún no estoy al cien por cien, tampoco necesito a estas alturas, tanto reposo como los demás creen y mi cuerpo está descansado, por eso ahora no hay forma de que pegue ojo.

Comienzo a pensar en lo que nos espera los próximos días, en cuáles deberían ser nuestros siguientes movimientos, pues ya no falta tanto para llegar al final del camino. La incógnita de cómo nos recibirán en la comunidad donde viven Kesia y Jess me mantiene intranquila, algo me dice que el hecho de ir acompañadas por ellas, no nos va a allanar de todo el camino, que seguramente deberemos ser cautos y pensar muy bien qué hacer en cada momento. Me pongo como tarea pendiente hablar con Jess e intentar que me cuente todo lo posible sobre cómo es ese lugar y su sociedad. Si algo me ha dejado claro esta realidad, es que los modelos sociales se han adaptado a las necesidades de cada territorio y distan mucho de lo que nosotros conocemos. En la mayoría de ellos prima la supervivencia lo que puede marcar que cada comunidad esté por encima de la lógica o la moral como ocurrió con Elora. Resultó una perfecta anfitriona hasta que fue consciente de nuestro valor. Y cubrir las necesidades de su gente, para ella, está por encima de cualquier cuestión ética.

Neo inspira a mi lado y su expiración va acompañada de un ronco silbido. De nuevo siento una punzada de temor atenazando mi garganta. Me acerco a su pecho y apoyo el oído contra él, mientras rezo en silencio para no escuchar mas que el latido de su corazón.

Pero no, ahí está, ese murmullo grave, esa señal inequívoca de que algo en su interior, no funciona bien. Me quedo acurrucada junto a él, notando su calor.

"Solo unos días más, Neo. Unos días y podremos regresar".


¡Buenas gente maravillosa! ¿Qué tal estáis por ahí? Espero que tuvierais ganas de leer un nuevo capítulo. ¿Qué os ha parecido la sorpresa de Neo? Para que no penséis que me invento las cosas ni nada por el estilo, aquí os dejo una imagen de las algas bioluminiscentes. Yo creo que tiene que ser un espectáculo digno de ver...

Por cierto, voy a subir otro capítulo seguidito para que tengáis lectura de sobra. Como siempre, os agradezco ya de antemano vuestros votos y comentarios. Ya sabéis que eso es lo que da más visibilidad a las historias dentro de Wattpad. ¡Os espero en el siguiente capítulo!

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