CAPÍTULO 1


—No puedes.

Resoplo ante el tono autoritario de David, un tono que, a estas alturas no debería sorprenderme. Desde nuestro regreso ha estado de un humor de perros y sé que yo tengo parte de culpa.

—Sí puedo —respondo—. Puedo y debo. Y tú no vas a hacer nada para impedírmelo. He esperado. He agotado mi paciencia más allá de lo imaginable hasta estar recuperada del todo. Y ya está. El momento ha llegado.

Se echa hacia atrás hasta apoyar la espalda en el respaldo de la silla y se cruza de brazos. Yo hago lo mismo. Nos separan... una mesa, dos cafés y un millón de opiniones enfrentadas.

—¿Entiendes lo difícil que fue despertar aquí y esperar día tras día a que volvierais? —pregunta sin esperar respuesta—. Intenté regresar por todos los medios y ahora sé por qué me fue imposible. A diario venía aquí con el temor de que algo malo te hubiera pasado y no despertaras nunca.

Entiendo lo que dice y por eso me duele discutir con él, pero no me va a hacer cambiar de opinión.

—Sabes que no puedes venir. Esto también tiene que ver contigo. Con tu David de esa otra realidad. No puedes ocupar su lugar y necesito hablar con él. Tengo que ir para ayudar a Álex.

—¡Álex no es tu responsabilidad!

El golpe de su puño contra la mesa hace que me sobresalte y por primera vez desde que nos hemos sentado a hablar, le miro a los ojos.

—Si está atrapado en esa realidad, solo nosotros podemos ayudarlo. No voy a dejarle ahí. No puedo desviar la mirada y hacer como que no sé nada cuando David se encargó de que me enterara de cual era su situación.

—¿Y si es una trampa? ¿Y si luego no puedes regresar como esta última vez?

Ojalá tuviera la respuesta.

—No sé lo que me voy a encontrar pero tú tienes que estar aquí. Necesito que te ocupes de nosotros. No podemos confiar en Walsh. No después de cómo me mintió respecto a Neo.

Una de las primeras cosas que David nos contó al regresar fue que el profesor me había engañado. Neo no tenía ningún tumor y su vida no corría peligro alguno. Todo fue una artimaña para que participara de nuevo en el estudio. Álex lo descubrió y en cuanto David echó un vistazo a las pruebas e indagó un poco, no tardó en descubrir que se trataba de una burda mentira. Nuestros cerebros no sufrían deterioro ni daño alguno por culpa de los saltos. Cuando me encaré con Walsh, lo único que obtuve fue su indiferencia, confirmándome algo que ya sabía: a él solo le interesa recopilar todos los datos posibles para avanzar en su investigación y lo demás no importa.

—¿Y tus padres? ¿Cuánto tiempo más vas a poder estar desaparecida sin que ellos se extrañen?

Sé que está intentando buscar cualquier resquicio para que me quede, pero no va por buen camino.

—Soy mayorcita, ya no tengo que darles cuenta de lo que hago. Además, con la visita que les he hecho, ya no se preocuparán por mí en una buena temporada. Están muy ocupados como para pensar en su hija...

Analizo mis propias palabras, dicho así parece que la relación con mis padres es mala sin embargo, siempre nos hemos llevado bien. Es solo que al no estar en casa, les es mucho más difícil controlar lo que hago y por otro lado, entienden que va siendo hora de que viva mi propia vida. Además, están tan inmersos en sus trabajos que apenas tienen tiempo para nada más...

—¿Y May? Ella sí lo ha pasado mal, viendo que "vuestro viaje" se alargaba tanto. ¿Vas a hacerle lo mismo otra vez?

—¡No! Por ahí no paso. Estás siendo un poco rastrero, ¿no te parece? No puedes usar a May para que me quede. ¡No es justo!

David baja la mirada arrepentido.

—Vale, tienes razón, me he pasado. Pero has de entender que voy a intentar evitar por todos los medios que volváis a los saltos. Nada bueno puede salir de esto y lo sabes.

Se levanta de la mesa y apenas me echa un breve vistazo antes de salir de la cafetería. Observo mi taza de café ya frío con la mente dispersa, intentando decidir mis siguientes pasos a dar. El móvil vibra sobre la mesa y leo un mensaje de Neo al que contesto con una sola palabra.

Apenas un par de minutos después le tengo frente a mí, ondeando un papel.

—¡Listo! ¿Tienes tu hoja de alta?

Asiento sin mucho entusiasmo y él se apresura a sentarse a mi lado.

—¿Qué me he perdido? —pregunta mientras observa las dos tazas.

—Nada importante, solo a David poniendo las cosas difíciles como siempre.

Neo suelta una carcajada y le miro molesta.

—Esto ya lo hemos hablado muchas veces, Ari. No esperes que apruebe lo que queremos hacer, él ni siquiera estaba de acuerdo la primera vez... mucho menos a estas alturas, después de todo lo que hemos pasado. No se lo puedes reprochar.

—Lo sé, pero no puedo evitar estar molesta con él. Por una vez me gustaría que, no sé, me diera una palmadita en el hombro y me dijera, "adelante".

Veo como reprime una nueva carcajada y ahora estoy molesta con los dos.

—Ni en mil realidades encontrarás a un David así. ¡Hazte a la idea!

Niego totalmente derrotada.

—No perdamos más tiempo con eso. Tenemos mucho que hacer, quiero empezar cuanto antes con los saltos. Puede que tardemos en encontrar la dimensión en la que Álex está atrapado...

—¿Y si no la encontramos? —me interrumpe.

Arqueo las cejas, sorprendida por su actitud. Estoy acostumbrada a que David sea un tanto negativo, o mejor dicho, cauto, pero no necesito que Neo se comporte igual.

—Primero, Álex forma parte de nuestra vida y también estaba en la primera realidad. Segundo, él también es capaz de conectar con otras dimensiones. Tercero, está atrapado en una en la que vive el David que visitó esta realidad y que por accidente se intercambió con nuestro David después del disparo. ¿Qué más pruebas necesitas para creer que es posible esa conexión?

Pienso en lo complicado que resulta todo lo ocurrido, más si cabe al hablar de ello.

—Pero podemos tardar meses, podemos no conectar a la vez...

Eso sí sería un problema.

—Si solo uno de nosotros conecta, el otro lo seguirá intentando. Tarde o temprano ambos estaremos en esa realidad. ¿Sabes por qué estoy tan segura? Las imágenes que me mostró David... el ambiente me resultó familiar. Creo que ya he soñado con ese lugar antes...

Neo se pasa las manos por el pelo. He visto tantas veces ese gesto... sé que tiene dudas, que está preocupado, que no lo tiene del todo claro.

—Siento estar actuando así. —Levanta su rostro y en su mirada se esconde cierto remordimiento—. Es solo que esperaba poder recuperar mi vida. Deseaba volver y retomar la universidad. Hacer cosas normales contigo, como cualquier otra pareja. No salir de un problema para meternos en otro. Sin embargo, te conozco lo suficiente como para saber que no podrás descansar hasta tener a Álex aquí de vuelta y por eso estoy dispuesto a acompañarte.

Neo se pone de pie y me coge de la mano para que me levante.

—Siempre vas a estar a mi lado, ¿verdad?

Me acerca a él y coloca sus manos en mis caderas.

—Sería capaz de seguirte a todas las dimensiones que quisieras con tal de estar a tu lado.

Sonrío al recordar que no es la primera vez que me dice esas palabras, solo que en aquel momento pensé que estaba exagerando y ahora en cambio, sé que son totalmente ciertas. Acorta la poca distancia que nos separa y me besa, sin importarle lo más mínimo, que estemos en una cafetería llena de gente.

Salimos del lugar y paseamos por el campus, de camino al laboratorio.

—¿Vas a ir a casa?

Niego rápidamente. Me duele huir de May de esta manera, pero no podría soportar su expresión de reproche. Después de regresar, me enteré de que David, le había contado el verdadero fin del estudio y detallado todo lo ocurrido en las otras dimensiones. Ella, tardó menos en asimilarlo que cualquier otra persona, quizás porque no le extrañó que yo estuviera metida en un experimento de ese tipo. El problema vino, cuando se enteró de que esto no había acabado, que en cuanto estuviera recuperada, volvería a los saltos. Me abroncó como a una niña pequeña que acaba de pintar la pared con rotuladores de colores. Cuando se cansó, pasó a la fase dos: atravesarme con su mirada de "desaprobación-reproche-enfado". Y así estamos.

—Apenas me habla cuando viene. Y si lo hace, es para lanzarme alguna pulla sobre lo mala amiga que soy, poniendo mi vida en peligro sin pensar en lo preocupada que estará ella esperando a que regrese. Además, no tiene sentido. Si comenzamos a realizar saltos, es más cómodo que pasemos las noches aquí. ¿Para qué perder tiempo volviendo al apartamento?

Eso me recuerda que tengo que hablar con Walsh sobre el tema. Quedo con Neo para vernos más tarde y mientras voy al despacho del profesor, él pasará por su apartamento a recoger lo que queda de él allí. Dado que no sabemos cuánto tiempo estaremos fuera, le ofrecí dejar sus cosas en el apartamento que May y yo compartimos y que así, no siguiera pagando el alquiler de una habitación que no utiliza. Cuando volvamos y dejemos los saltos de forma definitiva, podremos plantearnos lo que queremos hacer.

Golpeo la puerta del despacho esperando que Walsh esté en él. No me gustaría tener que posponer la conversación para otro momento.

Un escueto "adelante" me invita a entrar y yo respiro hondo antes de adentrarme en la boca del lobo. Como la mayoría de las veces, le encuentro sentado tras su enorme mesa repleta de papeles. Tiene las gafas de lectura a media altura y observa a través de ellas la hoja de papel que mantiene frente a él. Solo cuando vé que no me siento en la butaca, sino que permanezco de pie, levanta la vista y me mira.

—He oído que ya habéis recibido el alta —dice mientras regresa la vista a sus papeles.

—Así es.

—¿Y a qué se debe tu visita?

Me fastidia que me ponga las cosas difíciles. Me fastidia que haga como que no sabe por qué estoy aquí. Me fastidia que, después de haberme mentido, aún mantenga ese aire de superioridad.

—Ya lo hablamos. Puede que a usted no le importe lo que le ocurra a su ayudante, pero a mí sí. Neo y yo vamos a volver a los saltos e intentaremos traerle de vuelta. Necesito saber si tenemos disponibles las habitaciones que solicité. Como ya le dije, resultará más práctico para todos permanecer en el edificio el mayor tiempo posible.

—Está todo preparado. Os he asignado a Max para que se ocupe de lo que necesitéis.

Max es un chico poco mayor que nosotros que lleva ya varios meses trabajando en el estudio. Nos ha realizado varias pruebas de control y puedo decir que es una persona entusiasta que disfruta de lo que hace. Recuerdo lo que costó que Álex dejara de vernos como sus enemigos, en cambio Max siempre nos ha tratado como parte de un mismo grupo de trabajo. Asiento contenta de no tener que lidiar con una persona complicada, bastante tengo con David y May como para sumar a alguien más.

—¿Está en el laboratorio?

—Por supuesto. Sabes que pasa más horas aquí que nadie.

Me muevo hacia la puerta decidida a no alargar más el momento.

—Gracias —suelto.

—Gracias a ti, Ari. Aunque no lo creas, yo también aprecio a Álex.

Salgo de la habitación antes de que me apetezca decirle alguna barbaridad. No le creo. Mi confianza hacia él desapareció hace mucho tiempo y si permanezco aquí es porque no podemos realizar el viaje sin contar con estos recursos. Si hubiera cualquier otra posibilidad, de buena gana abandonaría este lugar sin volver la vista atrás.

Recojo mis cosas de la habitación que he ocupado durante la última semana y media, y después de enviar un mensaje a Neo para que haga lo mismo, voy al laboratorio. No me sorprendo cuando encuentro a Max enfrascado en los resultados de una prueba.

—Hola. Walsh me ha dicho que te ocuparás de nosotros.

El chico levanta la vista y esboza una sonrisa que hace imposible que me caiga mal.

—Sí, por supuesto. Bueno —dice mientras se levanta y se dirige hacia la puerta—, lo cierto es que me ofrecí yo cuando comentó lo que pretendíais hacer. Vamos, os han preparado un par de cuartos en la zona de personal. Si vemos que os quedáis en una realidad más allá de unas pocas horas, entonces os trasladaremos de nuevo a las habitaciones del área de investigación, como las veces anteriores, para controlar vuestro estado en todo momento.

—Si eso ocurre, será una buena señal.

Bajamos un piso y apenas recorremos unos metros antes de detenernos. Me señala dos puertas contiguas.

—Se abren con vuestras tarjetas. Ya han sido configuradas. La tuya es esta de la derecha.

Paso la tarjeta que llevo colgada del cuello por el lector y un "clic" me confirma que funciona perfectamente.

—Bien, te dejo para que te instales. ¿Cuando querréis empezar? ¿Mañana por la tarde?

Me gusta que tenga tanta prisa como yo por empezar.

—Sí, cuanto antes mejor.

—Lo prepararé todo entonces.

En cuanto se ha alejado unos pasos, entro en el cuarto. No es muy grande y apenas tiene mobiliario, pero no necesito más. Dedico un rato a colocar mis cosas y me alegro de no haber traído más que lo indispensable. Cada vez me fastidia más perder tiempo con tareas que carecen de importancia. El móvil vibra en mi bolsillo y leo un mensaje de Neo: "¿Cómo llego hasta ti?". Le indico dónde están las habitaciones y no tarda en llamar a mi puerta. Abro y con un gesto, le señalo la de al lado.

—Esa es la tuya. Se abre con tu tarjeta. —Como no se mueve, me hago a un lado—. ¿Quieres pasar?

—Será solo un momento. Después podemos ir a cenar si quieres. ¿Le has dicho a Max cuándo empezaremos?

Me siento en el borde de la cama y resoplo.

—Mañana por la tarde. Para que demorarlo más, ¿no?

Neo deja su bolsa en el suelo y me mira un instante.

—Cierto... —Se agacha y rebusca hasta sacar un pequeño sobre—. Toma.

Lo cojo pero no lo abro. En vez de eso, le dedico una mirada de "no entiendo nada" pero como no habla, me veo obligada a hacer la pregunta.

—¿Qué es esto?

—Es tu regalo de Navidad.

Sé que mi cara debe ser todo un poema sin embargo, en estas circunstancias, me es imposible disimular.

—No entiendo... faltan unos días. ¿Por qué no esperas? Yo aún no te he comprado nada...

—Solo es un detalle y no espero nada a cambio, pero prefiero dártelo hoy porque si mañana empezamos con los saltos, puede que no estemos aquí para celebrar las fiestas.

En eso tiene razón y como siempre, ha pensado en todo. Abro con cuidado, como si su contenido pudiera morder y cuando saco una tarjeta del interior, sigo sin entender nada.

—Planetario... —leo. Está escrito en letras plata con un fondo salpicado de estrellas. Por la otra parte, un código de barras. Nada más.

Levanto la vista y me encuentro con la sonrisa autosuficiente de Neo.

—Quería regalarte algo en lo que pensar, ya que no podemos llevar nada a la otra realidad.

—Sigo sin saber lo que es...

—Esto, será nuestra primera cita, un pase privado para el Planetario. Tú, yo y las estrellas. No es gran cosa, se trata más de algo simbólico, algo que nos ayude a recordar lo que tendremos al regresar. —Su mano sostiene la mía, que sujeta la tarjeta con fuerza—. Quiero que cada vez que surjan problemas, cada vez que tus fuerzas flaqueen, pienses en esa cita. La primera de muchas. Yo haré lo mismo.

Le miro sin saber si reír o llorar y sin dudarlo, me echo a sus brazos. Solo él sería capaz de algo así. Solo él encontraría la forma de marcarnos una meta más allá de recuperar a Álex. Una luz al final del camino, la promesa de un hermoso momento, la promesa de un futuro juntos. En esta vida.


¡Hola a todxs! 

Por un momento he pensado que no iba a poder actualizar, jajaja casi me da un ataque... el Libre Office se ha puesto rebelde y no me dejaba copiar el texto. He tenido que reiniciar el ordenador y todo... Pero bueno, ¡lo he conseguido! Me estaba poniendo de los nervios porque sabía que hay unas cuantas personas que estáis esperando con ansias (así me lo habéis hecho saber) este capítulo. 

En fin, sé que no pasa gran cosa, igual hasta os ha resultado aburrido, pero es el comienzo y más que nada sirve para situarnos y saber en qué momento están. Ya  veis que todo sigue como siempre, David un poco malhumorado, Neo comprensivo y Ari... ¡queriendo salvar a todo el mundo! Aviso, en el próximo capítulo comenzaremos a adentrarnos en la nueva aventura que les espera, no voy a dar pistas, tendréis que esperar. Aunque si alguien se anima a lanzar alguna teoría... ¡yo encantada de saber qué pensáis! 

Por último, muchas, muchísimas gracias por estar ahí. Por mostrar tanto entusiasmo y ganas, por seguir leyendo esta historia. Os aseguro que si no fuera por vosotros, seguramente no hubiera tenido tanto empeño en completar esta trilogía. Así que espero que la disfrutéis. Yo, ya soy feliz sabiendo que estáis al otro lado de estas líneas. 

Hasta el próximo capítulo. Besitossss.


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