Capítulo 41
—¿Qué quieres decir con eso? —le pregunto horrorizada.
Sloan se derrumba en la silla que hay a su lado y clava la vista en el suelo.
—Veréis... hace algo más de un año, participé en un concurso. Estaba destinado a los estudiantes con mejor expediente académico que además destacaran en el área tecnológica. Nos enviaron un archivo de programación en el que había un error y teníamos que solucionarlo. El premio era una beca para estudiar Ingeniería Informática. Todos los gastos pagados durante la duración de la carrera. ¿Entendéis lo que es eso?
Neo resopla.
—Mucho dinero.
—Y lo resolviste —supone Jamie.
Sloan asiente sin levantar la vista.
—Había un error de base que hacía que el archivo no se ejecutara correctamente. No era fácil de encontrar, pero yo lo hice. Envié la información y recibí su respuesta, anunciándome como ganadora. Sin embargo, días después comencé a darle vueltas a lo ocurrido. ¿Era una simple prueba para dar la beca a alguien que realmente lo mereciera o se trataba de un problema real al que ellos no habían sido capaces de encontrar solución?
Ahora entiendo.
—Lo disfrazaron de concurso para no llamar la atención y lo que hicieron fue buscar ayuda entre las mentes más capaces, ¿verdad? —resuelvo.
—Así fue. Comencé a investigar y llegué al origen del asunto. Se trataba de una actualización de software para el chip que tenemos implantado. Y yo les ayudé a solucionar un problema de ejecución. ¡Gracias a mí funciona!
Entiendo cómo se siente pero de ninguna manera es su culpa.
—No eres responsable —intenta animarla Neo—. Solo hiciste un trabajo, no sabías para qué se iba a utilizar.
—¡Pero debería haber preguntado primero! Sin embargo, me dejé llevar por la idea de conseguir esa beca, de demostrar a todos que era la mejor.
—Y por eso ahora intentas arreglarlo... —añado terminando de atar cabos.
—Exacto. Hay que conseguir que la gente reaccione. Si el Estado quiere instalar la actualización, puede hacerlo de forma remota con un simple barrido. De la noche a la mañana, podemos encontrarnos con que el chip tiene un nuevo software más moderno, que nos controlará de la forma que más le interese al Gobierno. Desde ese momento sí que no habrá forma de sublevarnos, porque si ellos quieren, nos convertirán a todos en unos zombies sin sentimientos.
—Eso sería un camino sin retorno —dice Jamie con la voz entrecortada.
—Sobre todo porque con la actualización no sé si podría desconfigurar el chip como lo hago ahora. Tendría que empezar desde cero...
Esto es más grave de lo que pensábamos.
—Hay que tomar medidas cuanto antes. No sólo tienes que borrar los nuestros, sino todos los que puedas, para asegurarnos de que si el Gobierno decide instalar el nuevo software, una parte de la resistencia al menos, estén libres de su control.
Sloan se pone de nuevo manos a la obra y en unos pocos minutos está lista. Andamos sobre nuestros pasos, hasta una parada de autobús a un par de calles y esperamos a que llegue uno que nos lleve hasta la zona residencial donde vive Hunter. El trayecto es largo y durante el tiempo que estamos expuestos, no dejamos de vigilar a nuestro alrededor.
Cuando por fin llegamos a la propiedad, apenas hemos atravesado la verja y nuestros compañeros corren hasta nosotros.
—¡Menos mal! Estáis bien —Set se dobla sobre sí mismo y apoya las manos en sus rodillas, mientras intenta recuperar la respiración por la carrera. Toda su preocupación ha desaparecido de un plumazo en el momento en el que su mirada se ha cruzado con la de Jamie.
—Desaparecisteis sin dejar rastro. Le preguntamos al tío de las rastas pero no quiso decirnos nada —nos explica Mikael.
David para variar, nos observa cruzado de brazos con actitud molesta, aunque por un instante, cuando llegó me pareció ver un atisbo de alivio en su rostro.
—Decidimos regresar, ya que no teníamos forma de averiguar a dónde habíais ido —comenta con un tono de voz seco que no me gusta nada.
—Hicisteis bien —respondo, pero su gesto no cambia.
—¿Y tú quién eres? —Set no se corta ni un pelo.
Veo la sorpresa dibujada en la cara de la chica, creo que no esperaba que la abordaran de forma tan directa.
—Es Sloan —atajo yo y sin dejar tiempo a que surjan más preguntas, añado—. Pero no se lo comentéis a nadie. Creo que es mejor que de momento solo Hunter y Julianna sepan quién es ¿de acuerdo?
Todos asienten y parece que ella se relaja un poco al saber que no vamos a proclamar su identidad a los cuatro vientos.
Neo se ofrece para acompañarla y mientras, Jamie y yo les resumimos lo ocurrido al resto. En cuanto están al día, David y Mikael van en busca de Julianna para solucionar el asunto de la anestesia. Ella sabrá la forma de conseguirla y después de lo que hemos averiguado, harán falta muchas dosis.
—¿Vais a regresar en cuanto el chip esté inutilizado? —me pregunta Jamie.
Noto una punzada en el pecho.
—Tenemos que hacerlo cuanto antes. Hemos alargado nuestra estancia demasiado tiempo. No sé cuánto ha podido perjudicar a Neo, permanecer aquí.
—¿No vais a contárselo a Mikael? —Set parece que me ha leído el pensamiento.
—No lo sé, es decir, deberíamos. No me parece justo que él no lo sepa después de todo lo que hemos pasado, pero a estas alturas... no sé cómo contárselo. En fin, deberíais ir a descansar. Algo me dice que mañana será un largo día.
Vamos juntos hasta la casa y me quedo sentada en el porche mientras ellos se retiran a la habitación.
—He dejado a Hunter y Sloan hablando. —La voz de Neo a mi espalda, me sobresalta.
—Bien.
Se sienta a mi lado y me observa, intentando averiguar lo que estoy pensando.
—¿Qué ocurre?
—Hay algo que no sabes. Dejé que Jamie le contara a Set que no pertenecemos a esta realidad.
Se gira más hacia mí y frunce un poco el ceño, pero sé que no está enfadado, simplemente está intentando entender de lo que hablo.
—¿A Set? ¿Por qué? Porque, ¿están juntos?
Tal y como les dije, está claro que lo suyo es demasiado evidente.
—¿Lo sabes?
—No hay que pasar mucho tiempo con ellos para saberlo.
—Jamie me pidió permiso, no quería tener que guardar un secreto así con él.
Neo asiente.
—Me parece bien.
—Hay algo más —continúo—. Creo que Mikael también debería saberlo. Es decir, se me hace raro que el resto lo sepan y él no. Me siento como si le estuviéramos traicionando. Además, él puede ser uno de los que más note la diferencia cuando nos hayamos ido.
Cojo aire atropelladamente, pues he soltado todo del tirón.
—Vale, estoy de acuerdo. ¿Y cuál es el problema?
—No sé cómo contárselo...
Es cierto. Jamie me descubrió, lo único que tuve que hacer fue responder a sus preguntas, pero con Mikael... ni siquiera sabría por donde empezar.
—¿Y si lo hago yo? —se ofrece.
Le miro sorprendida.
—¿De verdad? ¿Y cómo se lo vas a decir?
—Improvisaré.
Como si nos hubieran oído, Mikael y David salen de la casa. Nos ponemos de pie y nos acercamos a ellos.
—¿Todo bien? —pregunto.
—Sí, mañana tendremos la primera remesa de dosis de anestesia. Mi madre ya lo ha organizado todo.
—Genial —Neo me mira a mí y luego a él—. Mikael, quería hablar contigo de una cosa, ¿nos tomamos un café?
Él se encoge de hombros.
—Por mí bien, ya me he hecho a la idea de no pegar ojo en toda la noche.
Se alejan por el lateral del porche, dejándonos a David y a mí a solas.
—Estarás contento —le suelto, molesta aún por su actitud—. Mañana volveremos a nuestra realidad.
—¿Tú no?
—Yo vuelvo por seguridad, si pudiera, me quedaría a pelear en esta batalla.
David se acerca a mí y se apoya en la barandilla, sin apartar la vista de mis ojos.
—Nunca he conocido a nadie como tú.
Le miro extrañada, ¿a qué viene ese cambio repentino?
—No te entiendo.
—Eres capaz de lo que sea, con tal de defender lo que consideras correcto. No hay nada que te detenga, ¿verdad?
Me cruzo de brazos un tanto molesta.
—Sí, soy así. Parece como si de repente te sorprendieras. Pensaba que a estas alturas, ya nos conocíamos bastante bien.
—Nunca se conoce a una persona lo suficiente...
Me coge del brazo y me acerca a él. Para mi sorpresa me atrae hacia su pecho y me abraza con fuerza. Durante un instante, me pongo tensa, sin embargo es David. Me relajo, pues este gesto me recuerda tiempos mejores, cuando sabía que podía contar con él. Ahora, no puedo evitar pensar en todas las diferencias que nos separan y desearía... desearía que nuestra amistad se pudiera salvar de alguna manera. Quizás cuando estemos de vuelta en nuestra realidad todo sea más fácil.
Nos separamos y yo aparto la vista un tanto azorada.
—Voy a dormir. Buenas noches —resuelve.
—Buenas noches.
Me siento de nuevo en la escalera, pues sé que de nada me servirá intentar conciliar el sueño en este momento. Mi mente está a mil por hora y necesito pensar un poco en todo lo que ha ocurrido y en lo que va a suceder. Dejo que trascurra el tiempo desando, al igual que en la otra realidad, no tener que dejar esta vida, sin embargo, sé que ha llegado la hora.
—¿Todavía aquí?
De nuevo la voz de Neo me sobresalta.
—¿Ya habéis hablado?
—Sí y ha sido una larga conversación así que no esperaba encontrarte levantada.
¿Tanto rato llevo sentada en el porche?
—Y ¿cómo ha ido?
—Bueno, de primeras me ha mirado como si fuera un extraterrestre, pero según le he ido contando, ya no le ha resultado tan descabellado.
¿Por qué será que todos están tan dispuestos a creer en algo como esto?
—A Set tampoco le resultó extraño... creo que nos relacionamos con gente tan rara como nosotros.
Nos miramos un segundo y estallamos en risas. Buena panda nos hemos juntado...
—¿Quieres ir a dormir?
Niego con rotundidad.
—Aún no. Si todo sale bien, mañana regresaremos y no sé si estoy preparada para abandonar este lugar...
—Te entiendo. Entonces ven. —Coge mi mano y tira de mí ligeramente hacia el interior de la casa—. Hay algo que quiero hacer.
Un remolino se agita en mi interior y no consigo otra cosa más que balbucear como una tonta.
—¿Hacer? ¿Qué... es... exactamente lo que... quieres hacer?
La risa suave de Neo me tranquiliza.
—No te pongas nerviosa. No es lo que estás pensando.
Me lleva hasta el despacho de Hunter y sin encender la luz, me arrastra hasta el pequeño sofá de cuero. Se sienta y me atrae hacia él, hasta que acabo sentada sobre sus piernas. No sé lo que pretende, pero el remolino de mi interior se está convirtiendo en un huracán. En la penumbra, veo cómo sus labios se acercan a los míos y yo acorto la distancia que nos separa. Sus manos me envuelven y me aprietan contra él mientras las mías suben hasta sus hombros, recreándose en la forma que sus músculos marcan por debajo del jersey. Cuando se separa de mi boca, desliza su lengua desde mi mandíbula, bajando por el cuello, hasta llegar a mi oreja, donde se entretiene durante un momento.
—¿Me has traído aquí para que nos besemos como dos críos con las hormonas revueltas?
Se separa de mi cuello para poder mirarme de nuevo y veo cierta duda en sus ojos.
—Es solo que me gustaría probar una cosa...
—Si no me lo cuentas, no te podré decir qué opino.
—Verás... estamos a punto de volver y creo que antes de dejar el chip... me siento un poco idiota ahora que te lo estoy contando, pero Mikael me lo dijo y me pareció una buena idea. Me contó que él siempre había envidiado no poder recibir los sentimientos de otra persona y que... bueno que las parejas suelen probar la conexión recíproca.
"Conexión recíproca". Tardo un momento en darme cuenta de lo que quiere decir.
—¿Quieres que conectemos mientras...?
—Mientras nos besamos, nada más. No iremos más lejos, lo prometo.
La reticencia inicial, da paso a la curiosidad. ¿Cómo debe ser, sentir a la vez tus emociones y las de otra persona? Lo que tengo claro es que si no lo experimentamos hoy, será algo que no podremos probar nunca.
—De acuerdo.
—Bien...
Nos miramos con dudas y una risa nerviosa se nos escapa a ambos. ¿Miedo? ¿Anticipación? ¿Deseo? Uno y mil sentimientos contrapuestos hacen que mi respiración se agite y mis pulsaciones se disparen.
—¿Y cómo...? —pregunto sin saber qué hacer.
—Quizás deberíamos besarnos de nuevo y después hacer contacto.
Asiento. Sin embargo, antes de comenzar decido quitarme el jersey pues creo que la manga larga va a ser un estorbo. Neo mira mi camiseta de tirantes y acto seguido él también se deshace de su jersey. De nuevo vuelve a envolver sus brazos alrededor de mí y yo deslizo mis manos hasta llegar a su nuca enredando mis dedos en su pelo. Comenzamos a besarnos suavemente, sin prisa, disfrutando del momento. Creo que nunca nos hemos besado con tanta tranquilidad como ahora y sé que lo que ahora siento, me llena completamente. No necesito nada más, me basta con tenerle a mi lado siendo parte de mi vida. Sus brazos se deslizan por mis caderas hasta posarse sobre mis muslos y sé lo que espera. Mis manos bajan hasta llegar a las suyas y durante unos segundos nuestros dedos se acarician hasta que nos sentimos preparados para hacer contacto.
En el momento en el que sucede, siento como una descarga eléctrica recorre mi columna vertebral y un leve cosquilleo eriza mi piel. De pronto me siento como si estuviera borracha, una extraña mezcla de lucidez y alucinación, absurda e imposible. Noto la mente embotada y borrosa pero a la vez es como si mis sentidos estuviera más despiertos que nunca. Nuestro beso se vuelve más urgente y sin poder evitarlo, acerco mi cuerpo más a él, mientras nuestras lenguas se saborean con una ferocidad desconocida en ambos. Una sensación de necesidad crece en mi interior, mezclada con deseo y sobre todo amor. Un amor enorme e incondicional que lo llena todo. No sé qué parte de todo lo que siento pertenece a él y qué parte a mí, creo que simplemente nos queremos mucho más, de lo que somos capaces de admitir en voz alta. Lo que noto en mi interior es tan abrumador que tengo ganas de llorar, y sé que Neo se encuentra igual, pues el gruñido que escapa de sus labios mientras me besa, lo confirma. Nos vemos superados por el momento, no estábamos preparados para ver cómo de real era lo que sentíamos el uno por el otro. No hay vuelta atrás, definitivamente somos el destino del otro.
Estamos desayunando todos juntos, en nuestro rincón, compartiendo un incómodo silencio. Creo que ninguno tenemos demasiadas ganas de hablar. Cuando Neo y yo subimos por fin a la habitación, ya estaba amaneciendo y no nos sorprendió encontrar a Jamie y Set compartiendo cama, dejando claro que ya no había nada que ocultar. Ocupamos dos sacos que quedaban en el suelo, dispuestos a dar al menos una cabezada antes de comenzar el día.
Y apenas unas horas después, aquí estamos. No es que pase nada raro entre nosotros, creo que ha sido el hecho de que Julianna nos confirmara que por la tarde Sloan podría comenzar a desactivar los chip. No hacía falta más, eso significa que hoy es día de despedidas. Terminamos en silencio y yo soy la primera en huir. No estoy preparada para decirles adiós a ninguno de ellos. Dejo mi taza en la cocina y salgo por la puerta lateral. El día está plomizo, por lo que me sorprende ver a Zira sentada con gafas de sol.
—Hola, te molesta la claridad, ¿verdad?
—Sí —me contesta con una sonrisa, como siempre—. Toda mi vida viviendo con luz artificial tiene sus consecuencias. Me llevará un tiempo hacerme a la vida en el exterior. Julianna me está dando unas inyecciones de vitamina D y bueno, poco a poco.
—¿Echas de menos vivir allí?
Un atisbo de tristeza se dibuja en su rostro por un instante.
—Era todo lo que yo conocía... pero por otro lado, quizás dentro de un tiempo pueda viajar, ¡conocer otros lugares!
—Deberías invitar a Mikael a acompañarte...
Mira hacia el jardín y respira profundamente antes de responder.
—Sí, puede que lo haga. No creo que haya mejor compañero de viaje.
—No, no lo creo.
Desearía darle una abrazo y decirle que es una chica genial, pero me preocupa que pueda resultarle extraño. Entro de nuevo en la casa y me encuentro a Sloan, sentada en un sillón del salón.
—¡Ey! ¿Qué tal la conversación con Hunter?
—Bien —dice mientras mira a los lados—. No puedo perder esta oportunidad, es un hombre con muchos contactos y eso es muy importante cuando te embarcas en asuntos de este tipo. No seré yo la que me niegue a formar parte de esto, si podemos acabar con el control al que nos tienen sometidos.
—Bienvenida al equipo entonces. Me ha dicho Julianna que esta tarde podrás comenzar a borrar los chips.
Da un largo trago a su taza de café.
—Sí, creo que me esperan unos días complicados. Empezaremos con vosotros, pero espero poder ocuparme de todos los que están aquí durante esta semana.
Hay una pregunta a la que llevo dando vueltas desde ayer.
—Oye, ¿y el tuyo? ¿está desactivado? —Entiendo que es algo que no ha podido hacerse a sí misma.
—No, pero no te preocupes, ya he hablado con Julianna para que ella se ocupe de mí.
Menos mal. Solo faltaba que ella quedara atada a ese maldito cacharro.
—Bien, estarás en buenas manos entonces. ¿Cuánto te llevará ocuparte de cada uno de nosotros?
—Será rápido. Julianna y yo hemos decidido que la anestesia vaya por goteo, tardaréis más en dormir, pero es mejor para el cerebro. ¿Sabías que mucha gente no sueña durante la anestesia?
La miro sorprendida. Siempre nos han dormido para inducirnos el coma y poder entrar en la última fase. ¿Cómo es posible que haya gente que no sueñe?
—¿Lo dices en serio?
—Aja, es porque se suprime la consciencia, no se duerme de forma natural. Por eso mucha gente no sueña nada en ese tiempo. Curiosamente, quien lo hace, suele ser gente que sueña mucho y recuerda de forma muy nítida lo que sucede.
"O saltadores" pienso. No se me había ocurrido hasta qué punto solo unos pocos somos aptos para participar del estudio de Walsh...
—¿Y una vez dormidos? Siento ser tan curiosa... —me excuso.
—¡No, tranquila! Entiendo que quieras saber lo que ocurrirá. Será sencillo. Colocaré el decodificador bajo tu nuca y este enviará la clave a mi ordenador. El programa ejecutará un borrado y listo. Después suprimiremos el goteo y en unos minutos despertarás como si nada.
—Genial. Me alegro que sea tan sencillo. Ojalá mucha más gente quiera desactivar su chip.
Sloan me sonríe.
—Yo al menos, aquí estaré peleando por que así sea.
Me despido de ella, necesitada de un momento de soledad para pensar. Salgo al exterior y comienzo a pasear por la extensión de césped mientras pienso si queda algún cabo más que tenga que atar antes de irme. Pero no hay nada. Todo está hecho y lo que queda, no está en mi mano. Solo espero que salga bien. Al igual que en la otra realidad, marcharme sabiendo que aún queda un largo camino por recorrer, es algo que me inquieta, más sabiendo que al igual que la vez anterior, puede que no vuelva a ver esta realidad, ni siquiera en sueños. Las lágrimas corren por mis mejillas, al pensar que, por segunda vez en los últimos meses, he de despedirme de los que son mis amigos. Aunque esta vez al menos, podré decirles adiós.
Paso el resto de la mañana ayudando en la cocina, necesitada de ocupar la cabeza en cualquier tarea con tal de no pensar en lo que va a ocurrir en apenas unas horas. Cuando de nuevo nos juntamos para comer, el ánimo no ha mejorado respecto a la mañana.
—No estamos de funeral —digo en voz baja, intentando dispersar la tensión que se respira.
—Lo sabemos —Jamie me mira solo un instante, antes de volver la vista la plato—. Es solo que nos cuesta hacernos a la idea...
No soy capaz de decir nada más. Con las palabras atascadas en la garganta y las lágrimas a punto de salir, me levanto sin terminar la comida y subo al cuarto para derrumbarme sobre la cama y llorar a moco tendido.
No sé el tiempo que pasa, creo que incluso me he quedado dormida en algún momento y cuando Neo asoma por la puerta, sé que el momento ha llegado.
—Julianna quiere empezar ya. Me he ofrecido para ser el primero.
Asiento mientras me muerdo el labio inferior nerviosa.
—¿Volverás tal y como hemos quedado?
—Volveré de inmediato.
Eso significa que el que despertará ya no será él.
—No quiero conocer al Neo de esta realidad... —digo con un hilo de voz.
—Me lo imaginaba. Será David el que se asegure de que ya no soy yo y después vendrá a buscarte para que seas la siguiente. Han preparado varias habitaciones así que no coincidiremos.
Me levanto y le abrazo con fuerza. Aunque sé que no tardaremos en vernos de nuevo, no puedo evitar sentir inquietud.
—Todo lo que no controlamos da miedo ¿verdad? —Como siempre, parece que me ha leído el pensamiento.
—¿Me estarás esperando cuando despierte?
—Cuenta con ello.
Sujeta mi cara entre sus manos y me besa con fuerza. Él también tiene miedo. Su beso me confirma lo que no dice con palabras.
Se separa de mí de golpe y abandona la habitación a toda prisa. Creo que es porque si me mira, no será capaz de dejarme. Me siento de nuevo en la cama y pienso en lo que vivimos esta noche, cuando conectamos. Fue como desnudar nuestra alma y no dejar ningún secreto para nosotros mismos. Durante un rato, fuimos uno solo y eso no se olvida fácilmente. La intensidad del momento... aún me acelera el pulso.
La puerta se abre y asoma por ella Jamie.
—¿Podemos pasar?
Casi me dan ganas de decir que no, si no fuera porque eso significaría no despedirme.
—Sí, claro.
Ambos entran un tanto cohibidos y se quedan a cierta distancia con la mirada clavada en el suelo. "Pues sí que me lo van a poner fácil".
—No te olvides de nosotros, ¿vale? —suelta Jamie en un tono tan bajo que apenas consigo distinguir sus palabras.
—¿Olvidarme? Sois lo mejor que me llevo de esta realidad —respondo mientras me lanzo a abrazarlos. Y pretendía no llorar...
Lloramos en silencio y cuando me separo de ellos creo que mi corazón se ha resquebrajado un poquito.
—Chicos, cuidad el uno del otro. Sois dos personas muy especiales y os merecéis ser felices juntos.
Les doy un último beso y esta vez soy yo la que salgo de la habitación, necesitada de tomar aire fresco. Bajo a la planta principal y al salir, me encuentro a Mikael apoyado en la barandilla con la mirada perdida.
—¿No tenías pensado despedirte? —le pregunto.
Se gira para mirarme.
—No se me dan bien estas cosas —dice encogiéndose de hombros.
—A nadie se le dan bien. —Me acerco y le doy un abrazo. Él me lo devuelve y nos mantenemos así unos segundos—. Cuidate, ¿vale?
Se separa y sé que está pensando si decirme algo o no.
—Al parecer no era el único que guardaba secretos —suelta.
No hay rencor en su comentario, solo aceptación.
—El tuyo se irá conmigo —respondo, confirmando que nadie más sabe lo que me contaron los hombres de Svenson.
—¿Nos conocemos... en tu otra vida?
Niego con pena de no poder darle otra respuesta.
—Pero podemos coincidir en cualquier momento. ¡Quién sabe!
Esboza una sonrisa torcida y se gira de nuevo, apoyando los brazos en la barandilla.
—Buen viaje Ari.
—¡Nos vemos!
Entro de nuevo en la casa y respiro hondo varias veces para no llorar de nuevo. Justo cuando consigo que se me pase, David aparece en las escaleras.
—Te estaba buscando. Es tu turno.
Un nudo enorme se instala en mi estómago.
—¿Ya? ¿Neo ha despertado?
—Sí y todo ha salido bien.
Le sigo escaleras arriba.
—¿Ya no es...?
—No —responde sin detenerse—. Es el Neo de esta realidad, lo que confirma que ya podemos regresar.
Un suspiro escapa de mi boca. Al menos, él ya está de nuevo en casa.
Entramos en una habitación y veo un gotero y el material médico necesario junto a la cama.
—Tumbate. Julianna está aún con él y me ha pedido que te vaya poniendo la vía. La anestesia tardará unos minutos en hacerte efecto.
Me coloco sobre la colcha y aunque lo intento, no puedo evitar estar tensa. Dejo mi brazo al aire y David desinfecta la zona antes de colocarme la aguja en la vena. Apenas noto el pinchazo, él sujeta la vía con una tira de esparadrapo y regula el gotero de la anestesia.
—Relájate. No tardarás en sentir cierto atontamiento en las extremidades y poco a poco irás perdiendo la consciencia.
—De acuerdo.
David me observa y aparta un mechón de pelo de mi cara.
—Tengo que contarte algo.
—No me gusta ese tono. Suenas culpable. —Mi boca está pastosa, la anestesia comienza a hacer efecto.
—¿Recuerdas cuándo me dijiste "a veces tengo la sensación de que no te conozco"?
—No entiendo lo que quieres decir.
Coge mi mano y la sujeta con delicadeza.
—Hay algo que necesito que veas.
Antes de que me dé cuenta de lo que está haciendo, pone su dedo corazón sobre mi muñeca y noto la corriente que conecta nuestros chips. Mis ojos se cierran involuntariamente y una retahíla de imágenes comienzan a sucederse ante mí.
Me veo a mí misma a través de los ojos de David, camino a su lado hacia una edificación ovalada de aspecto extraño. Estamos en plena naturaleza o al menos eso parece por la cantidad de plantas y árboles que hay a nuestro alrededor. "Si volvieras conmigo...". "No cambies de tema, esto no tiene nada que ver con que sea o no tu novia". No hay maldad en esas palabras pues el tono de ambos es divertido. Nos cruzamos con un par de personas, llevan ropas de algodón sin tratar y los zapatos son de algún material elástico que se adapta a la forma del pie. Siento como si estuviéramos en concordancia con el ecosistema que nos rodea, como si todo fluyera con una energía pura y limpia. La imagen cambia y de golpe estoy en una sala en la que varias personas permanecen tumbadas sobre lo que parecen butacas ergonómicas. Unos monitores miden sus constantes y la situación me recuerda al laboratorio de Walsh. Alguien entra y pregunta: "¿Algún resultado?". "Aún no. Nadie ha conseguido mantenerse. Ari y yo tendremos que volver a intentarlo". Un parpadeo y una nueva escena. El chico que se encuentra frente a mí es Alex, no tiene buen aspecto, parece encontrarse en un estado de perpetua vigilia. "Necesitamos información. No podrás regresar hasta que nos cuentes cómo hacerlo". "No lo sé. Nosotros estamos aún en las primeras fases de la investigación. No sé cómo ayudarte. Déjame volver, por favor.". Cambio de escenario, de pronto, es nuestra realidad, la de verdad y en ella David le dice a Walsh. "No sé el motivo por el que Alex no regresa. Quizás esté en la misma realidad que los otros". "Pero tú has regresado, ¿por qué el resto no?". Lo siguiente que distingo, es el vagón del hospital en la estación siete. Es el momento en el que David despertó después del disparo. Noto el dolor de la herida en el costado, aplacado por la medicación y el desconcierto que él siente me golpea como propio. Puedo escuchar perfectamente su voz interior: "¿Qué hago aquí? ¿Cómo he llegado? Esta no es mi realidad, ni la que estaba ocupando. Es otra. ¿Qué ha ocurrido?".
Deja de hacer contacto y yo apenas puedo abrir los ojos.
—¿Qué estás intentando decirme, David? —Ni siquiera sé si me ha entendido pues mover los labios me supone un gran esfuerzo.
—Tienes que ir a buscar a Alex. Te necesita. Así que esto no es una despedida, nos veremos, pero no en tu realidad, sino en la mía.
"¿En la mía?". Sus palabras se repiten en mi cabeza. Intento contestar pero ya no soy capaz. Tengo preguntas, muchas, sin embargo mi mente navega por un mar de imágenes inconexas. No sé qué es realidad y qué no, aunque con el leve hilo de consciencia que me queda, intento grabar a fuego, lo que acabo de ver, pues algo me dice que necesitaré recordar cada una de las escenas para poder averiguar qué es lo que está pasando.
Sin embargo, ahora estoy tan cansada que lo único que puedo hacer es dejarme llevar por esa inconsciencia que mezcla para mí, recuerdos y ensoñación.
Pasa un tiempo que soy incapaz de medir y poco a poco, noto como si comenzara a subir de nuevo a la superficie de la realidad. A lo lejos oigo el pitido del monitor que mide mi frecuencia cardíaca y sé que estoy al borde de la consciencia. Ni siquiera he abierto los ojos, cuando las últimas palabras de David me sacuden: "Esto no es un despedida, nos veremos, pero no en tu realidad, sino en la mía".
Un pestañeo. Solo eso. Y despierto.
FIN SEGUNDA PARTE
¡Hola, holitaaaa!
Llegó el momento y ya habéis podido leer el último capítulo de esta novela. No sé cómo estaréis en este momento: emocionadxs, estupefactxs, indiferentes... Las despedidas siempre son tristes y en este caso no lo iban a ser menos, sobre todo porque a diferencia de la otra realidad, esta vez Ari sí puede despedirse de sus amigos, snifff.
¿Y el final? ¿Os he sorprendido? ¿Lo esperábais? Ojalá la mayoría me digáis que no porque aunque he ido dando pistas todo el tiempo, mi intención era que os pillara por sorpresa. Ayyy, ahora podéis empezar a pensar en todas las ocasiones en las que a Ari le ha extrañado el comportamiento de David... y lo ocurrido da pistas para que sepáis por dónde va a ir el asunto en la tercera parte.
Espero que os haya gustado el capítulo, bueno, mejor dicho, espero que os haya gustado la novela. Yo no me voy a quejar, estoy contenta con el resultado y creo que aunque alguna de las escenas necesita cierto pulido, para ser un borrador, está pasable, jajajaja. Ahora es cuando me toca cambiar el estado de la historia a "Completa" y ese momento sí que se me hace raro, porque ahí es cuando soy plénamente consciente de que está acabada.
Bueno, y ahora diréis... ¿y la tercera parte? Pues os diré que la tengo en mente, aunque necesito un tiempo para desarrollar un poco la trama ya que como en las dos primeras partes, solo tengo claras unas cuantas escenas y el resto, las improviso sobre la marcha. Os mantendré al tanto... Quiero aprovechar para daros las gracias a todxs por el tiempo dedicado, por los votos y los comentarios que me han alegrado los días y que me han ayudado a no bajar el ritmo y seguir publicando aunque mi agenda diaria estuviera a tope (y cuando digo a tope es sin espacio ni para respirar). Sois lxs mejores y aunque empecé escribiendo para mí, ahora puedo decir que también escribo para vosotrxs.
Por cierto, si os animáis, tengo otras dos historias ya completas en mi perfil por las que podéis pasaros, si os apetece o no tenéis nada mejor que hacer...
También quiero aprovechar este último capítulo para poner unas imágenes que preparó @JCR0408, con la idea que ella tenía de los protagonistas de la primera parte y que guardé con idea de enseñar en este momento. Jeimy, ¡te agradezco muchísimo el detalle!
¿Qué os parecen? La verdad es que me parecieron muy buenas opciones...
Y por último... como ya he comentado, mientras pienso y estructuro la tercera parte, voy a comenzar a publicar una nueva historia, más ligerita de contenido, para relajarme y eso. Os animo a que os paséis por ella, será una historia, mezcla de varios géneros con un toque cliché y con más de una sorpresa. Romance, aventura, bullying, tensión y mucha sangre... Os dejo la imagen de la portada y ya tenéis disponible la sinopsis. Os animo a que la guardéis en vuestras bibliotecas si queréis estar al día de las actualizaciones.
¿Qué os parece? Será un experimento total, para variar. Pero ya sabéis que me gustan los retos. Espero que os animéis a formar parte de esta aventura.
¡Y hasta aquí todas las novedades! Os adoro y lo sabéis. ¡Millones de besossss!
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