Capítulo 38
Hunter acompaña a Neo para que pueda comenzar cuanto antes a investigar y mientras, Julianna se encarga de buscarnos un hueco. Para no separarnos y dado que el espacio es reducido, ubica a las personas de una de las habitaciones en otros cuartos y que así podamos ocupar nosotros esa.
—Sé que solo hay dos camas, pero tendréis que apañaros —Julianna estira la colcha que hay sobre una de ellas—. Hay sacos de dormir en el almacén junto al garaje.
—¿Quién viene conmigo? —pregunta Mikael.
Set y David se ofrecen para ayudar y Julianna se excusa al ver la hora, pues quiere avisar al grupo asignado a cocina, para que cuenten con seis bocas más que alimentar a la hora de la cena.
Jamie y yo nos quedamos solos en la habitación y yo aprovecho para sentarme en el borde de una de las camas.
—¿Cansada? —pregunta con su amable tono de voz habitual.
—Ni te lo imaginas. Pero no es cansancio físico. —Me señalo la cabeza con el dedo índice —Mi mente no para de dar vueltas. De intentar encontrar solución a todo...
Jamie se acerca y se sienta en el suelo frente a mí.
—Piensa que ya estás un paso más cerca de regresar...
—No creas que eso me anima... sé que tengo que volver. No puedo olvidarme de que mi vida es otra y me está esperando, pero... —se me atascan las palabras al mirarle.
Jamie me sonríe.
—Lo sé, yo también te voy a echar de menos.
Una risa nerviosa escapa por mi boca mientras intento que mi llanto se quede en una sola lágrima que ahora mismo resbala por mi mejilla.
—¡Eres tan genial! Espero que te lleves igual de bien con la Ari que se quedará contigo. Por lo que sé de ella, no es muy diferente de mí...
—Pero no serás tú.
Eso me recuerda a las palabras de Neo. Y sé que es cierto. Cada Ari de cada realidad es diferente. Las circunstancias de nuestras vidas, marcan cómo somos.
—Aun así, sé que seréis buenos amigos.
—Ojalá en algún momento, me conozcas en tu realidad. La verdad, después de lo que he visto, no creo que ande muy lejos.
Se nos escapa una carcajada.
—Quizás hemos estado sentados en la misma cafetería y no lo hemos sabido. ¡Estaré atenta! Si estás cerca, te encontraré. ¡Y tendrás que aguantarme!
—¿Puedo pedirte una cosa? Lo entenderé si me dices que no...
Ojalá no me pida algo imposible. Me fastidiaría mucho tener que negárselo.
—Dime.
—Me gustaría... poder contarle a Set lo de vuestro "viaje".
Eso sí que no me lo esperaba.
—No sé si es bueno que lo sepa más gente —ni se me había pasado por la cabeza que alguien más de esta realidad lo supiera.
—Es que... no quiero tener secretos con él y para mí no poderle hablar de esto, de lo que implica realmente para vosotros...
No hace falta que diga más, entender que lo ve necesario para su relación me parece motivo más que suficiente.
—Tienes razón. No puedes cargar con el secreto sin verte perjudicado y por nada del mundo me gustaría que él sintiera que le estás ocultando algo. ¡Cuéntaselo! Pero hazle prometer que no hablará con nadie más de ello, por favor.
Jamie asiente con entusiasmo y sé que le he quitado un peso de encima. Me gusta ver que quiere ser sincero con Set, es señal de que le importa.
—Gracias Ari.
Los chicos vuelven con sacos de dormir para todos y los distribuimos por el suelo y las dos camas.
—¿Quién dormirá en ellas? —pregunta Set dudoso—. ¿Lo echamos a suertes?
En realidad creo que es más fácil que todo eso.
—¿Qué tal si las ocupan las dos personas que antes vengan a dormir? Los que lleguen últimos, tendrán que conformarse con el suelo —explico.
Todos asienten y me alegro de que al menos para estas cosas, nos sea fácil ponernos de acuerdo.
—No te imaginas todas las provisiones que Hunter tiene guardadas en el almacén junto al garaje —me cuenta Mikael—. Realmente está preparando esto como un cuartel general.
Eso me hace pensar en Neo. ¿Será muy difícil contactar con Sloan?
—Voy a ver cómo le va a nuestro hacker. Nos vemos en un rato.
El resto continúan distribuyendo los sacos por la habitación y yo vuelvo al salón principal. Como no sé dónde está Neo exactamente, me dirijo hacia el pasillo por el que se fueron él y Hunter. Supongo que en algún lugar de la casa, tendrá un despacho.
No hago más que girar en la primera esquina, cuando me topo con Hunter de golpe.
—Ari, ¿ya os habéis instalado?
—Así es. Gracias por todo.
Él frunce el ceño en contraste con una amplia sonrisa y me hace un gesto despreocupado con la mano.
—Es lo menos que puedo hacer.
—Iba a ver a Neo. Quiero saber cómo le va —comento mirando por encima de su hombro hacia la puerta del fondo.
—Creo que es mejor que le dejemos trabajar un poco, apenas acaba de enfrascarse en descifrar la web desde la que emite contenido ese hacker y no creo que te pueda contar gran cosa de momento.
No puedo negar que tiene razón. Es imposible que haya avanzado algo en tan poco tiempo.
—De acuerdo. Le veré más tarde.
—En nada tendrá que hacer un descanso para la cena y entonces podréis hablar. ¿Damos un paseo?
Le sigo hasta el exterior de la casa y comenzamos a caminar por la enorme extensión de césped perfectamente cortado.
—Ya he enviado a un par de hombres a realizar vuestra ruta —me explica—. Hablarán con Jonah y después irán a ver a Basquiat para que él les lleve hasta Víctor.
Pienso en todo el protocolo que había que superar para ser parte de la comunidad del puerto y también en la forma de llegar allí.
—Puede que Basquiat no les acompañe. Lo tienen todo organizado al milímetro y te puedo asegurar que a ese lugar solo acceden personas susceptibles de convertirse en habitantes. Seguramente, él informará directamente de la situación y les llevará una respuesta por parte de Víctor, pero estoy segura de que ni siquiera conseguirán acercarse al lugar.
Hunter suelta una carcajada.
—Ese Víctor parece de lo más retorcido...
—Todos tenemos nuestras cosas —matizo negándome a entrar en detalles. Lo último que me apetece en estos momentos es hablar de él.
Se detiene un momento y yo le imito.
—¿Crees que querrá formar parte de lo que estamos organizando?
Le miro un segundo, pensando si de veras quiere que sea sincera. Decido arriesgarme pues no me apetece andar con dobles tintas.
—No, no lo creo. Es un hombre que se siente orgulloso de lo que ha creado, su comunidad, sus normas, sus pruebas... Está convencido de haber tenido en cuenta hasta el más pequeño detalle a la hora de ser invisibles para el resto del mundo, por lo que piensa que no corre ningún peligro. Que nadie será capaz de llegar hasta ellos.
—¿Y Jonah? Durante la reunión me pareció que no le tenías ningún aprecio.
Me asombra descubrir que mis reticencias han resultado tan evidentes.
—Ya os hemos contado, lo que ocurrió con él. No apruebo que no haya sido sincero con la gente, sobre los riesgos de la operación que él realizaba. Tuve la sensación de que anteponía su meta, al bienestar de las personas que se ponían en sus manos. Como si se tratara de un reto para él.
—En parte es así —suelta.
Comienza a andar de nuevo. Yo intento darle alcance, extrañada por esa última frase.
—¿Qué quieres decir?
—¿Qué sabes de su pasado? —me devuelve la pregunta.
Recuerdo lo que me contó Mikael.
—Que era un neurocirujano de prestigio. Estaba casado y tenía una hija. A ellas las mataron y él decidió cambiar de vida. Vendió todo lo que tenía, se construyó una casa en ese pueblo abandonado y después comenzó a realizar las operaciones para extirpar el chip.
—Cierto pero, ¿sabes quién mató a su mujer y a su hija?
Hasta ese momento, no me había parado a pensarlo. Di por hecho que sus muertes fueron fruto de la casualidad, un robo o un ataque fortuito en la calle. Esas cosas pasan tan a menudo...
—No, Mikael solo me contó eso. Él tampoco sabía más...
—Fue el gobierno. Como toque de atención. A raíz de una de sus operaciones, Jonah empezó a hacer preguntas relacionadas con el chip y esta información llegó hasta ellos. Al gobierno no le interesaba que un neurocirujano con prestigio, metiera las narices en esto, así que directamente le amenazaron. Jonah hizo caso omiso a las advertencias y la consecuencia fue, el asesinato de su familia. Lo disfrazaron de algo "fortuito" como tú dices, pero a él no le quedó duda alguna de quién era el responsable. Cuando vendió todo y desapareció, el Gobierno pensó que había ganado, lo que ellos no sabían era que Jonah buscaría su particular forma de vengarse: ayudar a todo aquel que quisiera, a deshacerse del chip.
Permanezco callada durante unos minutos, analizando lo que me acaba de contar. En ningún momento se me ocurrió pensar que sus motivaciones fueran tan profundas. Para Jonah, no se trata de un simple capricho, la rabia de perder a quienes más quieres, es capaz de eclipsar cualquier otro sentimiento y convertirse en el motor de tu vida. Entiendo que todas las decisiones tomadas a posteriori fueran promovidas por ese odio visceral que ciega el juicio. Con el tiempo, seguramente algunos de esos sentimientos se aplacaron, no así, las metas que ya se había impuesto.
—Debió de ser horrible para él, pero sigo sin poder justificar, no lo que ha hecho, sino la forma de hacerlo —respondo finalmente.
Hunter asiente.
—Creo que tienes un gran sentido de la justicia, Ari. Muy pocos lo tienen. Sin embargo, por lo poco que te conozco, veo que eres una persona dispuesta a luchar porque las cosas sean como tienen que ser.
Le observo extrañada, no esperaba recibir semejante halago de una persona como él.
—Algo me dice que en eso nos parecemos, aunque cada uno, utiliza sus propios métodos. Es muy importante, lo que estás dispuesto a comenzar aquí, Hunter. Lo puede cambiar todo.
—Será que soy un delincuente con corazón —dice mientras se le escapa una sonora risotada.
Lo cierto es que esa definición me parece de lo más acertada para él.
—Ojalá todo salga bien. —La experiencia me ha enseñado, que no hay nada fácil.
—Lo veremos con el tiempo. Vamos. Seguramente la cena ya esté lista.
Regresamos tranquilamente a la casa y veo pequeños grupos sentados en las escaleras y el porche, con un plato de comida entre las manos, charlando animadamente. Entramos en el interior y antes de llegar a la cocina nos topamos con una fila de personas que esperan ordenadamente su turno. Hunter decide ir a avisar a Neo para que se una al resto y yo me asomo en la cocina, donde una afanosa Julianna junto a un par de personas más, reparte las raciones de la cena.
—¿Puedo ayudar?
Ella me hace un gesto de asentimiento y me indica que me coloque al final de la mesa. Una vez allí, el chico que está a mi derecha, me señala los trozos de pan, que tengo que entregar a cada comensal.
No tardamos en servir a todos, mis amigos cogen su ración y me indican que estarán en el salón, esperándome. Neo es el último en entrar y su gesto de cansancio me confirma que su trabajo está resultando complicado. Le sirven y cuando llega a mi lado, se queda esperando hasta que yo también tengo mi plato de comida. Nos despedimos del resto y vamos al salón en busca de nuestros compañeros.
—¿Cómo va?—le pregunto interesada.
—Va, que no es poco. Ese hacker no tiene ni un pelo de tonto.
Me divierte oír un comentario así de él, que desmanteló las urbes de la otra realidad, gracias a un complicado virus que se propagaba y multiplicaba como la peor enfermedad.
—Tú tampoco tienes nada de tonto.
Una sonrisa de autosuficiencia se dibuja en su rostro.
—Será por eso que ya estoy a punto de cazarlo. —Ve mi cara de asombro y se apresura a explicar—. No digo que sepa como encontrarlo... pero sí que estoy a punto de descifrar como contactar con él. O eso espero.
Llegamos hasta nuestros amigos, que están en un rincón del salón, sentados en el suelo en semicírculo y ocupamos el hueco que nos han guardado.
Set nos observa fijamente y algo me dice que Jamie ya ha hablado con él sobre nosotros. Se me hace raro que sepa nuestra verdadera identidad y me doy cuenta de que al único que no se lo hemos contado es a Mikael. ¿No se ha ganado también saberlo? ¿No sería un poco injusto, después de todo lo que hemos pasado, que no lo supiera? Me prometo a mí misma, pensar en ello seriamente, sin embargo en estos momentos tengo que contarles lo que he averiguado sobre Jonah.
Mientras cenamos, les explico la conversación que he mantenido con Hunter y veo la sorpresa dibujarse en el rostro de cada uno de ellos al enterarse.
—Eso explica muchas cosas —comenta David.
—Nunca me dijo nada... —La desolación brilla en los ojos de Mikael—. Quizás no quería que sintiéramos lástima por él.
David deja su plato a un lado y se cruza de brazos.
—Seguramente se culpe a sí mismo de lo ocurrido. Pensadlo, si no hubiera empezado a hacer preguntas...
—Puede ser, pero no debería sentirse así. Él hizo lo que hubiéramos hecho cualquiera de nosotros —replica Jamie molesto—. No puede culparse por querer saber más y lo que no puede ser es que el Gobierno actúe de esa manera, para acabar con cualquier investigación que lleve a la gente a saber más sobre lo que están haciendo. Lo que pasa es que a ti todo esto te da igual.
David gira la cabeza hacia él, extrañado por su airada respuesta. Sé que Jamie está insinuando que lo único que le importa es encontrar la forma de regresar, pues su actitud es lo que da a entender, pero no creo que sea buena idea llevar la conversación por ese camino.
—La cuestión es—interrumpo, antes de que continúen la discusión— que lo que ahora sabemos, justifica que Jonah decidiera dedicarse a extirpar el chip a todo aquel que le pidiera ayuda, pero no le exime del enorme error que supone, engañar a la gente poniendo en riesgo su vida sin informarles debidamente.
—De todas formas creo que en estos momentos necesitamos personas motivadas y no podemos negar que Jonah puede resultar de gran ayuda si se decide a participar en esto —razona Mikael.
Sé lo que opina, sé que si alguien se sintió traicionado por Jonah fue él, sin embargo es capaz de dejar eso de lado por el bien del plan que Hunter está a punto de poner en marcha.
—He de volver al ordenador —suelta Neo mientras se frota los ojos con gesto cansado—. Necesito acabar con ello cuanto antes.
Se pone de pie con agilidad y yo le imito, dispuesta a acompañarle.
—Voy contigo, quiero ver lo que has averiguado.
Set se afana en recoger los platos y señala con la cabeza hacia la cocina.
—Creo que deberíamos ir a ver si podemos echar una mano ahora. Seguro que no les viene mal, unas personas extras para trabajar.
El resto asienten, sabiendo que lo menos que podemos hacer es colaborar en la medida de lo posible. Sigo a Neo hacia el despacho de Hunter, mientras el resto terminan de limpiar la zona que hemos usado de improvisado comedor.
Nosotros entramos en una habitación al fondo del pasillo y en cuanto cierro la puerta, Neo me arrincona contra ella y me besa. Aunque me sorprende su gesto de urgencia, descubro una necesidad creciente en mi interior que me incita a responder. Mis dedos se enredan en su pelo y le atraigo más hacia mí, pues me resulta insoportable que haya la más mínima distancia entre nosotros. Sus manos, hasta ahora en mis caderas, se cuelan por debajo de mi jersey, deslizándose por mi espalda. Demoramos el momento todo lo que podemos y cuando por fin nos separamos, nuestras respiraciones agitadas confirman, lo mucho que acabamos de dar y lo mucho que aún nos guardamos.
—Necesitaba un poco de esto... —susurra contra mi boca.
No puedo evitar sonreír.
—Lo sé. Yo también.
Apoya su frente contra la mía con los ojos cerrados y aún se concede un instante antes de separarse definitivamente de mí. Miro entonces a mi alrededor y descubro el típico despacho de un hombre de negocios. Ni más ni menos. Neo se sienta en la butaca de cuero frente a la pantalla del ordenador que ocupa gran parte de la mesa que preside la habitación y me hace un gesto para que me acerque. Asomo la cabeza para mirar la imagen que aparece en el monitor y él tira de mí hasta que acabo sentada sobre sus rodillas. Una risa nerviosa se me escapa.
—Me siento como una niña pequeña. —No recuerdo la última vez que me senté así encima de alguien.
—No es precisamente eso lo que yo estoy pensando... —comenta junto a mi oído. El tono grave de su voz hace que me sonroje y me sorprende el efecto que tiene sobre mí. Unas simples palabras y soy un manojo de nervios. A veces se me olvida hasta qué punto es capaz de alterarme.
—No nos despistemos —consigo decir mientras centro la atención en la pantalla. Escucho su risa y yo intento retomar lo que nos ha traído aquí—. ¿Qué se supone que estoy viendo?
—Verás... esta es la página que usa el hacker para hacer sus publicaciones. —Coge el ratón y lo mueve por la pantalla—. No hay menús ni submenús. No redirecciona a ningun otro lugar. Al parecer, lo que hace es cambiar el mensaje que aparece en esta única página.
En la pantalla se ve un fondo de fuego azulado en movimiento, sobre él, diferentes imágenes cruzan la parte superior e inferior de la pantalla y un mensaje en grandes letras ocupa el centro de la pantalla: "El Gobierno te miente. ¿Eres de los que te dejas engañar por ellos?".
—Es directo, de eso no hay duda.
—Hunter me ha enseñado otros mensajes que ha publicado y son todos del estilo. Podría haber pasado por un simple chiflado al que todos ignoran, pero hace una semana, consiguió colar uno de estos mensajes en la televisión. Fueron apenas diez segundos, pero lo suficiente como para que mucha gente le tomara en serio. Las redes sociales se volvieron locas durante horas, ¡imagínate!
Encontró la forma de llamar la atención y a la gente no hay cosa que más le guste que este tipo de actuaciones. Para muchos se olvidará en unos días, pero para otros, habrá sembrado la semilla de la duda. Y no hay nada más potente que eso.
—¿Cómo lo hizo?
—No tengo ni idea —responde pensativo.
—¿Y qué has averiguado hasta el momento?
Mueve de nuevo el cursor por la pantalla.
—He tenido que ir al código fuente de la página —Pulsa varias veces hasta que aparece una sucesión de comandos de programación totalmente inteligibles para los corrientes mortales como yo —. A simple vista no se ve nada.
—¿Qué buscabas exactamente?
—Intenté pensar como Sloan. No tiene lógica enviar estos mensajes sin más si no estás buscando que contacten contigo. La cuestión es que se trata de que no lo haga cualquiera, por ejemplo, alguien del Gobierno. Por lo tanto, como buen hacker, utiliza una aplicación de software libre que oculta su dirección IP bajo capas de cifrado de alta resistencia. Los datos los rebota a través de un extenso número de servidores y la ruta nunca es la misma. Esto te vuelve invisible, indetectable. Sin embargo, si quieres que alguien pueda enviarte un mensaje, has de ocultar en algún lugar un archivo cifrado y la clave que lo ejecute por medio de un programa de desencriptado.
Y lo dice tan tranquilo.
—¿Y has encontrado lo que buscabas?
—Tengo el archivo. Y bueno, creo que sé cual es la clave. Más o menos.
Le noto dudar y me giro un poco para ver la expresión de su cara.
—¿Más o menos? ¿Y eso cómo se explica?
—Pues que, antes de reunirme con vosotros me dí cuenta de dónde podía esconderse la clave, pero aún no he probado.
No entiendo dónde está el problema.
—Verás... creo que la clave es el nombre de una de las imágenes que aparecen en los sliders. No pone "foto01", cada una tiene un nombre concreto asignado.
—¿Y a qué esperas? —No tengo ninguna duda de que su idea es acertada.
—Es solo que me llevará un rato, hay unas cincuenta fotos.
No será eso lo que nos eche atrás.
—Pues cuanto antes empecemos, antes acabaremos.
Cojo una hoja en blanco y un bolígrafo, dando gracias a que Hunter le guste utilizar los métodos convencionales de escritura y le animo a Neo a que me vaya dictando los diferentes nombres. Una vez copiados, abre en otra pantalla el programa de desencriptado, coloca el archivo en uno de los campos y en el otro comienza a escribir las posibles claves. La verificación se alarga, pues el programa tarda en dar por errónea cada clave que probamos. Los minutos van pasando y la paciencia también se va evaporando a medida que tachamos los nombres de la lista. Cuando el cansancio comienza a hacer mella en nosotros, el archivo comienza a ejecutarse. Ambos nos ponemos de pie de un salto.
—¡Lo está haciendo!
—¿Qué clave ha funcionado? —pregunto mientras reviso el listado—. Arcadia... ¡cómo no!
Estallo en carcajadas por la obviedad de la respuesta.
—¿Qué es lo que te hace tanta gracia? —Se apoya en la mesa con los brazos cruzados y me observa sorprendido.
—Arcadia, Neo, ¡Arcadia! Muchos poetas y artistas han descrito Arcadia como un lugar en el que reina la felicidad y la paz. ¡Toda una utopía! Arcadia, base del ideario del mundo perfecto al que deberíamos aspirar... elegir ese nombre, es una declaración de intenciones, estoy convencida.
Neo se ríe mientras niega, resignado.
—Yo seré un "genio" de la informática pero tú eres una enciclopedia andante.
—Espero que lo hayas dicho como un cumplido —le digo un poco enfurruñada.
Me acerca hacia él y hunde la cabeza en mi cuello.
—No te quepa duda.
El ordenador emite un característico "bip" y ambos nos giramos hacia la pantalla. Una nueva pestaña se ha abierto y en ella podemos leer una dirección de correo electrónico. Nada más.
—Bien. Aquí tenemos lo que buscábamos —Neo se sienta de nuevo en el sillón—. ¿Ves la terminación del mail? Utiliza un correo anónimo, imposible de rastrear, como su web. Yo también he creado uno para poder escribirle. Los mensajes se cifran y les marcas una duración tras la cual se destruyen de forma automática.
Le miro asombrada.
—Realmente, cada vez los hacker tienen más herramientas que facilitan su trabajo.
—En realidad todo esto fomenta que cualquiera pueda ser hacker. Cada vez hacen falta menos conocimientos y eso en cierto modo también es peligroso.
Entiendo lo que dice. Las tecnologías tienen tanto de bueno como de malo. La balanza se inclina hacia un lado u otro, en función del uso que se haga de ellas.
Neo abre un nuevo mensaje y me mira, esperando, al parecer, a que le diga qué poner. Pienso la mejor forma de abordarle.
—Si tu cruzada va más allá de una simple llamada de atención, tenemos algo que plantearte que puede llevar tu revolución más lejos. También necesitamos respuestas que creemos, solo tú puedes darnos. Fija lugar y hora.
No nos lo pensamos dos veces y él pulsa la tecla de enviar. Miramos durante un momento la pantalla sin saber muy bien qué hacer.
—¿Y ahora? —pregunto.
—Ahora... nos toca esperar.
¡Hola mis queridos lectores! ¿Qué tal todo?
Yo ya voy dando forma a los últimos capítulos, intentando cerrar todas las tramas y asuntos que quedaban por ahí abiertos, o por lo menos los más importantes. ¿Qué opináis de lo ocurrido en el capítulo? Puede parecer que no es gran cosa, sin embargo nada pasa porque sí.
Por ejemplo, es muy interesante saber las verdaderas motivaciones de Jonah... ¿Y Jamie? ¿Os ha parecido lógica su petición? Yo entiendo que quiera ser sincero con Set y empezar una relación ocultando algo y encima algo como eso... lo bueno es que ha tenido el detalle de preguntarle a Ari, en vez de hacerlo sin más. Como siempre, ¡minipunto para Jamie! Jajjajaa
Poco más que decir, después de todos los tejemanejes de Neo, han conseguido enviar el mensaje a Sloan. ¿Obtendrán respuesta? Para eso, tendréis que esperar al próximo capítulo.
Se acerca el final... y este vendrá con un giro inesperado... Chan, chan, chan...
Como siempre, mil gracias por leer, por comentar y por recomendar mis historias por ahí, que sé que más de uno o una lo está haciendo. ¡Sois unos soletes!
¡Os adoro! Besitosssss
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