Capítulo 24


Entramos en la cocina y todos nos están esperando alrededor de la mesa, incluido David. Mikael mantiene el gesto serio, lo que hace que Jamie y Set no le quiten la vista de encima. Creo que tienen miedo de él. En cambio María permanece en su lugar, sin hacer ruido, como si tratara de ser invisible. Neo y yo nos sentamos a la mesa y me demoro aún unos minutos antes de comenzar a hablar.

—Quiero, que lo que voy a contar ahora, lo toméis con cierta perspectiva. Sé que para nada es lo que esperáis oír y por supuesto cada uno es libre para tomar sus decisiones pero creo que es justo que dispongáis de toda la información.

Mikael da un golpe en la mesa y todos nos sobresaltamos.

—¿Por qué no lo sueltas de una vez Ari? No sé por qué andas con pies de plomo, las cosas son como son y punto. Nada de lo que digas va a cambiar lo ocurrido.

—Pero puede cambiar el futuro —respondo con firmeza.

Jamie fija su mirada en mí.

—¿Qué es lo que pasa? Lleváis todo el día muy raros.

Resoplo contrariada pues no me gusta la idea de echar por tierra sus planes, sin embargo sé que no tengo más remedio que contarles la verdad. Les resumo lo ocurrido a lo largo del día, la información facilitada por Jonah, las conclusiones a las que llegamos por nosotros mismos, las sospechas respecto a la caseta y por último lo que allí nos encontramos.

—No puede ser —dice María en un tono apenas audible. Se la ve sobrepasada por la situación.

—¡Pues es lo que hay! Jonah es un mentiroso que se ha dedicado a ocultar durante todo este tiempo, la verdad a su propia gente.

Set niega con la cabeza, la incredulidad se refleja en su rostro.

—¿Y entonces? ¿Qué hacemos ahora? ¿Cual es el riesgo real de la operación?

—No lo sabemos exactamente —responde Neo—. Aunque está claro que es mucho más alto de lo que creímos en un primer momento.

—Pero si no nos operamos, seguiremos controlados por el Gobierno —Set intenta plasmar todas las posibilidades—. Ni siquiera podemos volver a la ciudad porque estamos fichados. ¿Qué más opciones nos quedan?

Miro a todos, uno por uno y mantengo la mirada en David antes de hablar.

—No lo sé, lo único que tengo claro es que no voy a operarme. Estoy dispuesta a remover el cielo y la tierra para encontrar otra solución. Aunque, como he dicho antes, cada uno es libre de tomar la decisión que quiera.

El silencio cae sobre el lugar. Noto la decepción de cada uno de ellos, la noto porque yo también la siento. No sé qué pasará mañana, solo sé que quiero salir de este lugar cuanto antes, alejarme de todo lo que significa.

—Podéis tomaros todo el tiempo que necesitéis para decidirlo —aclaro. No quiero que se sientan presionados.

—Yo no voy a operarme —responde Jamie firme. Se apoya en el respaldo de la silla y se cruza de brazos.

—Yo tampoco —añade Set.

—Ni yo —la voz de María se entrecorta y una lágrima resbala por su mejilla.

La respuesta de Neo ya la conozco, así que miro a David con miedo.

—Estamos juntos en esto —dice por toda respuesta. Sin embargo para mí es suficiente para que exhale un suspiro de alivio.

Mikael, en todo este tiempo no ha levantado la vista de la mesa.

—No puedo pedirte que nos sigas ayudando, pero si no quieres seguir aquí, puedes venir con nosotros.

—Gracias. Necesito pensarlo.

Durante la cena, decidimos que lo mejor es irnos por la mañana. Aunque aún no sabemos lo que vamos a hacer, ninguno se encuentra cómodo ocupando esta casa. Ahora que conocemos lo que ha ocurrido en ese lugar y sabiendo que la solución a nuestros problemas no está aquí, no tiene sentido que perdamos más tiempo.

Jonah no aparece durante el tiempo que permanecemos en la cocina y casi lo prefiero, seguramente el ambiente se hubiera enrarecido, lo que teniendo en cuenta nuestro ánimo, no nos beneficiaría en absoluto.

Poco a poco todos se van retirando a sus habitaciones y aprovecho que me he quedado a solas con Mikael para hablar con él.

—Siento lo que ha pasado. Aunque sea injusto, creo que serías más feliz si hubieras continuado sin saber la verdad.

Se encoge de hombros y por primera vez veo más su tristeza, que su enfado.

—¿A ti te gustaría vivir una mentira?

Pienso en lo que me dijo David y un escalofrío me recorre la espalda.

—Intento que no sea así.

—Es solo que... pensaba que este era mi lugar. Ahora ya no sé...

Estiro la mano hasta posarla sobre la suya.

—Ojalá las cosas hubieran sido distintas.

—Lo sé. Sé que tú no querías esto, que solo estás mirando por el bien de todos y siento haberos traído a un camino sin salida.

Aprovecho la oportunidad que me presta para preguntar.

—Mikael, necesito que pienses... ¿has oído hablar de alguien más que pueda ayudarnos? ¿Se te ocurre algo? Cualquier idea nos servirá para empezar a buscar, vale que así de primeras no se me ocurre ninguna solución pero quizás haya algo en lo que no hemos pensado.

Él niega y siento como el alma se me cae hasta los pies. Necesitamos una pista por la que comenzar. ¿A dónde voy a llevarles mañana? ¿Qué vamos a hacer?

—Mala memoria tienes...

Ambos nos giramos y miramos a Jonah que espera apoyado en el marco de la puerta. Mikael tuerce el gesto demostrando que sigue enfadado. Está claro que no quiere hablar con él, sin embargo, si sabe algo que nos pueda ayudar... Como ve que ninguno de los dos contesta, decide continuar.

—Tienes que ir a buscar a Basquiat —comenta como si se tratara de algo obvio mientras toma asiento.

—¿Quién es Basquiat? —pregunto mirando a ambos. La verdad es que me da igual quién me responda con tal de que al menos uno de ellos lo haga. Necesito saber si ese tipo nos puede ayudar.

Mikael se rasca la cabeza.

—Vivió una temporada aquí, era un poco... digamos que iba a su aire. Su chip estaba defectuoso y Jonah le operó. Cuando llevaba unos meses, de la noche a la mañana recogió sus cosas y desapareció.

—Pero un año después regresó y pasó de nuevo una temporada con nosotros. Aunque después se fue definitivamente —termina Jonah.

Sigo sin entender nada.

—¿Y por qué creéis que nos puede ayudar?

—Cuando volvió dijo que tenía contactos en un local que solía frecuentar, un local de estimulación sensorial y que allí sabían otra forma de acabar con el chip.

Mikael se levanta y se aleja de la mesa.

—Basquiat es un drogadicto. La mayor parte del tiempo no sabe ni lo que dice ¿y quieres que nos fiemos de lo que cuenta?

Una amarga carcajada por parte de Jonah hace que este se gire y le mire.

—Cuando volvió fue para desintoxicarte, tú no le viste, al marcharse... estaba rehabilitado. No digo que no haya podido recaer otra vez, ni que lo que decía fuera cierto, pero creo que no perdéis nada por intentar hablar con él. Es una posibilidad y no deberíais desperdiciarla.

—De acuerdo —concede Mikael.

Jonah se pone de pie y da un paso hacia él, pero algo le hace frenarse.

—Quiero que sepáis que he decidido dejar de operar.

—Más vale que así sea —se encara él—. Porque si me entero de que sigues con ello, seré yo el que le cuente a todo el mundo lo que has estado haciendo durante todo este tiempo.

No le da opción a decir nada más y abandona el lugar sin dignarse a dedicarle una sola mirada, dejándonos solos.

—Nos iremos mañana —le informo.

—Sabéis que podéis estar el tiempo que necesitéis.

—Gracias, pero realmente me resulta difícil estar aquí después de lo que ha ocurrido hoy. Es mejor para todos que nos vayamos cuanto antes.

Decido salir de la cocina cuanto antes, pero al pasar a su lado me sujeta del brazo.

—Por favor. Sé que he echado a perder mi relación con Mikael, pero te pido que te ocupes de que esté bien.

—Lo haré, pero porque es mi amigo, no porque tú me lo pidas. —Dudo un momento y luego añado—. Aunque las cosas hayan resultado de esta manera, quiero darte las gracias, por tu hospitalidad.

Voy al salón pensando que era lo menos que podía decir. Hemos disfrutado de las habitaciones y comido mejor que nunca. Que las cosas hayan terminado de esta manera, no significa que no deba agradecerle sus atenciones.

En vez de subir al cuarto, salgo fuera dispuesta a respirar de nuevo un poco de aire. El ambiente cargado de la casa, ha hecho que me duela la cabeza y necesito despejarme. Cuando veo a David sentado en las escaleras de porche pienso en dar la vuelta, porque después de la conversación de la tarde no me apetece hablar con él. Sin embargo, una cuestión me ronda.

—¿Molesto?

Se gira al oír mi voz y se mueve ligeramente para dejarme un hueco a su lado. Tomo asiento y me dedico unos minutos a disfrutar del silencio. David no parece tener intenciones de hablar, así que finalmente decido empezar yo.

—Pensé que ibas a operarte.

Me mira de soslayo, sin embargo sé que no le extraña que saque el tema.

—Esa era el plan.

—¿Y por qué has cambiado de opinión? —Nunca me ha parecido que David sea una persona que cambie de idea fácilmente.

—Porque tú sigues en tus trece.

Intento entenderlo pero me cuesta. Realmente no piensa que esté equivocado, simplemente no regresa porque... ¿no lo hago yo?

—No estás obligado a nada, si quieres intentar regresar de esta manera, yo no soy nadie para impedírtelo aunque no esté de acuerdo.

Se gira para observarme de frente. Me cuesta mantenerme en mi lugar, pues hacía mucho tiempo que no nos mirábamos así.

—Ya lo he dicho antes. Estamos juntos en esto.

—Gracias, David. —Siento la necesidad de justificarme—. De verdad creo que puede haber otra forma de solucionarlo. Dame un poco de tiempo.

Estira el brazo hasta colocar su mano en mi mejilla. Cierro los ojos un momento al sentir su tacto, sin embargo al darme cuenta de lo que estoy haciendo, me aparto.

—Perdona, no debería... —comienza apurado.

—No pasa nada. —Me pongo de pie de un salto intentando ocultar mi turbación—. Me voy a dormir, mañana nos espera un largo día. Y tú también deberías descansar.

Pierde de nuevo su mirada en el horizonte.

—He descansado mucho estos días, me quedaré un rato más disfrutando del silencio.

Entro de nuevo en la casa y subo a la habitación intentando hacer el menor ruido posible. Al cerrar la puerta y girar sobre mí misma, me sobresalto, pues Neo no está acostado durmiendo, sino sentado en la butaca del cuarto.

—¿Le echas de menos?

Una palpitación más fuerte de lo habitual, golpea mi pecho. Con él no merece la pena hacer como que no sé de qué está hablando, sin embargo quiero saber qué está pensando para hacer esa pregunta.

—¿Por qué lo dices?

—Como tardabas tanto, he bajado para ver si estaba todo en orden y os he visto.

Trago saliva con dificultad, pues lo último que quiero, es que piense cosas que no son. Doy varios pasos hacia él y me agacho a su lado.

—Sigo sin saber qué te preocupa, solo has visto a dos amigos hablando.

Me aparta un mechón de la mejilla y sé que está observando mi rostro en la penumbra.

—Ari, no te olvides de que yo he estado en ese lado.

—Y tú recuerda que yo ya me decidí, no es la misma situación que entonces.

Se pone en pié y me esquiva. Mientras se revuelve el pelo, mira por la ventana pensativo.

—Lo sé. Pero no soy idiota y también sé lo que sientes por los dos. No vas a dejar de quererle a él de la noche a la mañana, solo espero que me quieras un poco más a mí.

Me emocionan sus palabras por lo ciertas que son. Realmente no he dejado de querer a David, me es imposible pensar en dejar de quererle, sin embargo también sé, que lo que siento por Neo cada vez es más fuerte y poderoso y me gustaría que pudiera entender lo importante que es para mí. Me acerco a él, pero en vez de encararle me quedo detrás.

—¿Recuerdas en la otra realidad —comienzo—, cuando estuve en tu casa por la noche? ¿Recuerdas cuando me contaste cómo te afectaban los sentimientos de Owen, porque él sentía algo aún más fuerte que tú, por la Ari de esa dimensión?

Noto como se tensa su espalda, confirmando que toda su atención está puesta en mí.

—Sí, claro. Cómo olvidarlo.

—Dijiste... "¿Y si tu destino está más atado a mí que a David?". Fue esa noche la primera, en la que pensé en ti como algo más que un amigo y a estas alturas, creo que tenías razón.

—Qué quieres decir...

Su voz denota cierto nerviosismo y no duda en darse la vuelta para mirarme.

—Mi destino está atado a ti, Neo.

No deja que siga hablando. Me besa y yo sonrío contra sus labios, sabiendo que he conseguido calmar sus dudas, aunque solo sea por un rato.

—No puedes decirme esas cosas y pretender que no me abalance sobre ti —dice besándome de nuevo.

Rato después, permanezco entre sus brazos, notando su relajada respiración contra mi cuello, sin embargo, soy incapaz de dormir. No puedo evitar pensar que su vida corre peligro en nuestra realidad, que cada día que pasa en esta dimensión su situación puede empeorar y sin embargo, lo único que él piensa es, en no perjudicar al Neo cuyo cuerpo duerme ahora a mi lado. Me mata esta situación. ¿Qué es más importante, intentar salvar a su otro yo o asegurarse de salvar su propia vida? El problema es que en eso nos parecemos, pues yo sé que actuaría de la misma forma si estuviera en su lugar. Puede que los demás tengan todo el tiempo del mundo para buscar una forma de deshacerse del chip, sin embargo, yo, cada vez que Neo me besa, no puedo pensar en otra cosa, mas que en la cuenta atrás que rige su vida.


Kaixo!! Como decimos en mi tierra... 

Aquí tenéis el nuevo capítulo. Como veis, hay nuevo plan en marcha o por lo menos, una pequeña luz al final del túnel, mejor eso que nada, ¿no? 

A ver... ¿cuántos contabais con que David cambiara de opinión? "Estamos juntos en esto" ha dicho, interesante frase... ¿Y Neo? ¿Creéis que tiene motivos para dudar de lo que Ari siente por él? Yo creo que él intenta ser realista, aunque eso signifique pensar en la posibilidad de que puede perderla en cualquier momento. 

Bueno, retomemos... se van a marchar en busca del tal Basquiat, ¿será la solución a sus problemas o será un nuevo callejón sin salida? Como dice Ari, esto es una cuenta atrás... tic, tac, tic, tac... 

¡Os adoro! ¡Millones de gracias por leerme! Besitossss 

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