Capítulo 19



Pocas cosas me quitan el sueño, pero la tensión previa a un viaje que puede resultar problemático, es una de ellas. Durante las semanas en la universidad, casi pude olvidarme de lo que significaba semejante nivel de estrés. La sensación de estar en constante peligro genera una actitud de alerta continua y no puedo evitar sentirme así.

Sigo removiendo mi taza de café intentando desprenderme un poco del agobio, pero las dudas me asalta una y otra vez. ¿Qué estamos haciendo? ¿A dónde voy a llevales? ¿Será un lugar seguro? ¿Estoy poniendo en riesgo sus vidas? Preguntas una y otra vez, preguntas, preguntas, preguntas...

—Lo único que conseguirás es que se quede frío —Neo señala mi taza mientras se sienta a mi lado.

—Dime algo que no sepa.

Miro al resto con disimulo y me doy cuenta de que no son conscientes de nuestra tensión, charlan animadamente como un grupo de colegiales a punto de salir de excursión. Neo arrastra su mirada hasta el mismo punto que yo y después me mira de nuevo.

—Creo que muy rápido se les ha olvidado lo que sucedió con Svenson y sus hombres —comenta.

—Así es, no quiero que estén asustados, pero sí necesitamos que estén lo más centrados posible y creo que no son conscientes de nuestra verdadera situación. Estamos fichados, mientras no salgamos de la ciudad y nos alejemos del radio de control, tenemos que estar alerta.

Neo resopla.

—Sé que no quieres, pero deberías llevar la pistola de David. —La cucharilla escapa de entre mis dedos y nerviosa, fijo la vista en la taza—. Mira, a mí tampoco me gusta la idea de empuñar un arma, sin embargo somos los únicos que sabemos cómo utilizarlas. ¿Qué quieres? ¿Dejársela a Jamie, a Set?

Por mucho que me desagrade la idea, he de reconocer que tiene razón. No podemos arriesgarnos a ir desprotegidos, Mikael conducirá la furgoneta, así que teniendo en cuenta el estado de David, yo soy la única capaz de utilizar la pistola.

—Está bien. Espero que no tengamos que hacer uso de ella porque se me revuelve el estómago solo de pensarlo.

Neo me coge de la mano y me la aprieta mientras observamos de nuevo al resto. Ojalá les dure mucho esa inocencia que tienen ahora, sin embargo algo me dice que lo que se nos viene encima, les va a hacer espabilar de golpe.

Una hora después, estamos listos para partir. Michael conducirá, Neo y Jamie irán sentados con él y el resto compartiremos el espacio trasero con David que ya está acomodado sobre un viejo colchón, que ayudará a amortiguar el movimiento de la furgoneta. Julianna y Zira salen a despedirse de nosotros y cuando la primera se acerca a mí, me da un fuerte abrazo y me susurra al oído:

—Cuida de todos ellos, pero no te olvides también de cuidar de ti misma.

—Lo haré.

Soy la última en subir a la furgoneta y al cerrar la puerta trasera, trago saliva con fuerza para intentar librarme de la sensación de agobio. Conocer a Julianna ha sido como verme en un espejo, una posible "yo futura" en la que a día de hoy no sé si me quiero convertir. Sacudo la cabeza para dejar esos pensamientos a un lado y centrarme en lo que ocurre a mi alrededor. La furgoneta ya está en marcha, así que me siento junto a la pequeña ventana que comunica con la parte delantera del vehículo por si tengo que hablar con ellos, y observo a David que aunque tiene buen aspecto, apenas ha hablado.

—¿Cómo te encuentras?

—No es necesario que te preocupes de mí a cada segundo. Estoy y estaré bien.

Haciendo caso omiso a sus palabras, le palpo la frente que para mi alivio no está caliente. Set y María, permanecen a mi lado en silencio, así que miro por la ventanilla a los ocupantes de delante. Mikael les está contando en qué zona nos encontramos de la ciudad y yo observo lo que la vista me alcanza a través de la luna delantera: avanzamos por una autopista atestada de coches. Neo se gira hacia atrás y al verme junto al cristal, pelea con la ventanilla hasta que consigue correrla un poco.

—¿Qué tal vais ahí? —pregunta en voz baja.

—Están poco habladores, pero casi lo prefiero así. Ya tendremos tiempo de relajarnos cuando lleguemos donde Jonah.

La furgoneta disminuye velocidad y no tardamos en estar parados.

—Mierda —protesta Mikael.

—¿Qué ocurre? —pregunto intentando ver lo que sucede, sin embargo, solo alcanzo a distinguir los coches de delante.

—No lo sé, pero no me gusta nada. La circulación es menos fluida, seguro que están realizando controles más exhaustivos.

Noto los nervios trepando por mi garganta. ¿Acaso no podía resultar un viaje tranquilo?

—¿Crees que será cosa de Svenson? —Neo me ha leído el pensamiento.

El gesto de preocupación de Mikael, me confirma que piensa que es así.

—Seguramente. Pero esto no suele ocurrir muy a menudo. ¿Tan importantes somos para él?

—No para él, pero si para el Estado. Somos un grupo de empáticos y eso ya es algo anormal de por sí. No se pueden arriesgar a que saquemos conclusiones y descubramos el pastel. Tienen que cortar el problema de raíz—comenta Jamie como si nada.

Miro de nuevo hacia la carretera.

—¿Podemos utilizar otro camino para salir de la ciudad?

—Aunque fuéramos a otra salida, hay que pasar un control igual. Además, ya estamos en una de las filas y no hay forma de dar la vuelta. No tenemos más opción que seguir adelante. Me pondré en el carril que pasa por el puesto de mi amigo y cruzaré los dedos para que se ocupe de todo.

Guardamos silencio mientras avanzamos lentamente. Mikael cambia dos veces de carril hasta situarse en el de la izquierda de un total de seis. Cuando faltan solo dos coches, oigo cómo Neo quita el seguro de su pistola y dice sin mirarme:

—Hay agentes. Estate preparada.

Me siento de nuevo en la parte de atrás y saco mi pistola de la cinturilla del pantalón mientras Neo cierra la ventanilla. Ahora los sonidos del otro lado, llegan amortiguados y me preocupa no saber lo que está pasando.

La furgoneta avanza. Solo queda un coche.

Sin pensarlo, quito el seguro de la pistola y veo la cara de pánico de María y Set en la penumbra.

—¿Qué ocurre? —A Set le tiembla la voz y de nuevo me siento mal por haberles arrastrado a una situación así.

—Hay agentes en el control. Tenemos que estar preparados para cualquier cosa. Y bajo ningún concepto hagáis ruido.

La pistola tiembla entre mis manos y yo la miro nerviosa, sabiendo que no hay forma de que me sienta cómoda sosteniéndola. Una mano se posa sobre las mías y miro a David sorprendida por el gesto. No dice nada, pero cuando la retira, ya no tiemblo.

De nuevo, la furgoneta se mueve. Estamos en el control.

Pego la espalda a la chapa y me incorporo lo justo para poder echar un vistazo por la ventanilla sin ser vista, amparada por la poca luz del interior. Michael baja la ventanilla y un tipo se acerca sonriente, aunque el gesto es forzado y mira de reojo a su izquierda.

—¿Qué tal Mikael? ¿Ya has dejado los muebles?

Veo cómo arquea las cejas y entiendo que está intentando avisarle de algo.

—Sí, ya de regreso —contesta un tanto forzado.

—Como siempre, la furgoneta vuelve vacía, ¿no?

—Claro.

Nuestro sobornado sonríe.

—Bien, puedes se...

En ese momento un agente se sitúa al lado del hombre, tablet en mano y al momento salta una alarma en mi cabeza. Si nos rastrea, no solo detectará que hay gente en la parte de atrás, saltará un aviso ya que todos estamos fichados después de la redada en el local de Hunter y además, en el lugar donde está Mikael no aparecerá nada, ya que su rastreo no funciona y entenderán que su chip es defectuoso. Tenemos que largarnos de aquí como sea.

—Espera, tenemos que asegurarnos de...

Suena un disparo y el propio ruido me incita a agacharme.

—¡Arranca! —le grita Neo a Mikael.

Este reacciona y sale del control pisando el acelerador a tope, lo que hace que los que estamos en la parte de atrás, caigamos unos encima de otros. La furgoneta va cogiendo velocidad y con el vaivén, David no puede evitar rodar fuera del colchón. Un gruñido de protesta sale de su garganta y yo pongo el seguro a la pistola, la guardo de nuevo en la cintura y me apresuro a ayudarle. María se coloca a mi lado para echarme una mano y entre las dos rodarle sobre la improvisada cama.

—¿Estás bien Set? —pregunto al ver que se está frotando la cabeza.

—Sí, es solo que al caer me he dado un golpe, pero no es nada.

Un volantazo, nos lanza a todos al lateral contrario del vehículo y de nuevo tenemos que llevar a David hasta el colchón. Su gesto de dolor me preocupa, por lo que no dudo y miro a mi alrededor buscando la bolsa de Julianna.

—Set, por favor. Ven aquí y ayuda a María para que David no se salga del colchón.

Este obedece mientras busco a tientas la jeringuilla. Cuando la saco, quito el capuchón y me acerco a David que abre mucho los ojos al ver lo que llevo en la mano.

—¿Qué es eso?

—Una dosis de morfina, para el dolor.

Menea la cabeza con brusquedad y un nuevo cambio de dirección, amenaza con desequilibrarnos de nuevo.

—No quiero que...

Le clavo la aguja antes de que termine la frase y él mismo se da cuenta de que de nada le servirá ya protestar. Solo me lanza una última mirada de reproche y a los pocos minutos el dolor ha remitido, sumiéndole en un relajado sueño. María y Set se sientan junto al colchón para hacer de parapeto en el caso de que haya otro giro brusco y yo al notar que la conducción se estabiliza, me acerco de nuevo al cristal. Consigo abrirlo con cierto esfuerzo y miro a los ocupantes de la parte delantera. Mikael sujeta el volante con fuerza y no aparta la vista del frente, Neo ni siquiera reacciona al ruido de la ventana, tiene la mirada puesta en la pistola que aún sostiene y Jamie, es el único que se gira hacia mí, aunque su cara de susto lo dice todo.

—¿Qué ha pasado? —pregunto nerviosa.

—Neo ha disparado.

No entiendo nada.

—Pero, ¿Por qué? Ni siquiera había realizado el escaneo...

Veo a Jamie negar y le hago un gesto con la barbilla para que cuente lo que ha ocurrido.

—No ha disparado a ese agente. Había... había otro detrás que ya nos estaba apuntando. ¡Sabían que éramos nosotros, Ari! No me preguntes cómo, pero lo sabían. Si no llega a reaccionar tan rápido, nos hubieran cogido a todos.

Resoplo contrariada, sé lo poco que le gustan a Neo las armas y tener que hacer uso de la pistola...

Noto que alguien me tira del brazo, lo que hace que mi atención regrese a la parte trasera de la furgoneta.

—Ari... —La voz de María tiembla—. El parche de David, está empapado de sangre, creo que con el movimiento, cuando rodó, se golpeó la zona.

Instintivamente echo la mano a la zona de la herida y noto la inconfundible textura pegajosa que no da lugar a dudas. Con la poca claridad que hay, no puedo saber la gravedad del problema, pero está claro que la gasa empapada, no es una buena señal. Me acerco de nuevo a la ventanilla.

—La herida de David está sangrando. Necesito hacer una parada para ver cómo está. —Miro a Mikael que continúa en alerta echando continuos vistazos por el retrovisor—. Mikael, ¿nos sigue alguien?

Niega con un gesto brusco.

—No, el disparo les cogió por sorpresa y por suerte, conozco estas carreteras bastante bien. Unos cuantos cambios de dirección y no podrían seguirme ni aunque fueran pegados a mi culo.

Me tranquiliza oírle hablar así, por un momento pensé que se encontraba sobrepasado por la situación.

—¿Crees que podemos hacer una parada no prevista?

—Sí, claro. En cuanto pasemos el siguiente pueblo. Estaremos lo suficientemente alejados de la ciudad y conozco a un tipo al que podemos hacer una corta visita.

No me convence, por mucho que se trate de un "conocido".

—¿Es un lugar seguro?

Me mira de refilón y sé que ha visto la desconfianza en mis ojos.

—Trunk boxea en las peleas clandestinas al igual que yo. Su chip no funciona, creo que los golpes en la cabeza no ayudan a su correcto funcionamiento.

—¿Se dedicaba a las peleas ya antes? —pregunta Neo.

Es lo primero que dice y me alegra ver que todos volvemos a la normalidad después del susto.

—Sí, bueno. Nunca le ha ido muy bien en la vida y es de los que se las ha apañado como ha podido. También hace algún trabajo extra para Hunter, de vez en cuando.

Los dejo hablando y me acerco de nuevo a David. Le toco la frente y de momento, sigue sin fiebre. Con un poco de suerte, solo se le habrá soltado algún punto y podremos continuar el viaje después de una cura de emergencia. Veo que María ha buscado una gasa y la mantiene contra la zona taponando la herida.

—Bien hecho —le digo y ella esboza una tímida sonrisa.

—¿Qué es lo que ha pasado en el control, Ari? —pregunta Set.

Les resumo lo ocurrido y al acabar noto que la furgoneta está reduciendo velocidad, hasta detenerse del todo.

—¡Hemos llegado! —avisa Mikael en alto para que los de atrás también le oigamos.

Me apresuro a abrir el portón trasero y la luz de un soleado día inunda el habitáculo.

—No vamos a moverle —les digo a María y a Set —. Ayudadme a girarlo sobre el colchón para que me asegure de que no está perdiendo sangre, también por la herida de la espalda.

Ellos obedientes, le ruedan sobre un costado y para mi alivio compruebo que no hay daños. Les hago un gesto para que de nuevo le giren y María levanta la segunda gasa que ya comenzaba a estar empapada de sangre.

—¿Está inconsciente?—La voz de Jamie me sobresalta y al levantar la vista le encuentro apoyado en el portón.

—En la huida se estaba quejando, así que le he puesto una dosis bastante fuerte de morfina que Julianna me dejó preparada. ¿Dónde están Mikael y Neo?

—Han ido a saludar al tal Trunk.

Me concentro en la tarea, desinfecto mis manos y destapo con cuidado el apósito. La sangre comienza a salir con más fuerza e intento no pensar en lo poco que tolero este tipo de situaciones y sí en lo mucho que me necesita David en este momento. Intento limpiar la zona para descubrir cuál es el problema y no tardo en ver que se le ha abierto un punto tal y como me había imaginado.

—María, ayúdame. —Esta solícita, se acerca más a mí—. Necesito que con los dedos mantengas la herida cerrada haciendo pinza para que pueda ponerle un par de tiras.

—¿Será suficiente con eso?

—Estas tiras se encargaran de mantener la herida cerrada. No son tan eficaces como unos puntos, pero servirán de apaño hasta que lleguemos y Jonah pueda hacerse cargo.

Ella obediente, deja que le eche un poco de desinfectante en la mano y después, coloca los dedos como le he indicado mientras yo me apresuro a colocar las tiras. Cuando suelta y vemos que funciona, ambas nos miramos sonriendo y termino el trabajo colocando un nuevo apósito. Con un poco de agua, nos limpiamos los restos de sangre de las manos, agradeciendo verlas limpias de nuevo.

Un suspiro escapa de mi boca, ya que hemos podido solucionar el problema con relativa facilidad y me afano en recoger todo el material deseando no tener que volver a utilizarlo.

Bajamos de la furgoneta y observo el lugar más alerta de lo habitual. Estamos en una zona boscosa a la que se llega por un camino secundario y no tardo en descubrir que la propiedad del tal Trunk no es más que una destartalada caravana. Oigo voces en el interior y me tranquilizo un poco cuando estallan unas sonoras carcajadas. Los que estamos fuera nos miramos sin entender nada y justo cuando me estoy planteando entrar, la puerta se abre y un tipo fornido sale del interior llevando varios botellines de cerveza en las manos. Es tan grande que me cuesta imaginar cómo puede vivir en un espacio tan reducido. Mikael y Neo salen detrás y por la sonrisa del primero, no hay de qué preocuparse.

—Micky, sabes que estamos en el mismo equipo, tío. ¿Qué tal? —Nos dice a modo de saludo mientras va repartiendo las bebidas—. A mí no tienes que darme explicaciones. Tú me has salvado el culo más de una vez...

Da un largo trago a su cerveza y el resto le imitamos. No es plan de hacerle un feo al anfitrión.

Neo pasea hasta situarse a mi lado y veo con alivio que ha guardado la pistola. Eso sí, el botellín que lleva en la mano permanece intacto.

—¿Todo bien? —le pregunto en voz baja.

—No parece que haya motivos para desconfiar de él ¿Qué tal David?

Doy un sorbo a mi cerveza para disimular.

—Se le había abierto un poco la herida. Aguantará sin problemas, hasta que Jonah pueda ocuparse.

El tal Trunk sigue hablando, no parece acostumbrado a tener visitas y está disfrutando del hecho de sentirse importante.

—Por suerte mis nuevos vecinos no son unos cotillas de mierda —dice mientras escruta con la mirada entre los árboles—. Aquí cada uno se ocupa de sus asuntos y nadie pregunta.

Miro en esa dirección y distingo a varios metros una caseta de chapa y madera. Puedo llegar a fiarme de Trunk, pero no tengo garantías de que otros no se vayan de la lengua.

—De todas formas, tenemos que marcharnos ya —anuncia Mikael—. Aún nos queda por hacer, más de la mitad del camino.

—Sí, cierto—corroboro.

Una chispa de decepción aparece en su mirada, pero asiente enérgicamente.

—Claro, es una pena que no haya podido ofreceros más que un trago. —Se rasca la coronilla—. No suelo tener mucha comida por aquí.

—Tranquilo, te lo agradecemos más de lo que te imaginas —asegura Neo.

El hombre esboza una sonrisa sincera y a mí me apena no poder ayudarle de alguna manera, como agradecimiento por su hospitalidad. Sin embargo, no tenemos más que lo puesto. Aunque... me quito el móvil de la muñeca y se lo muestro.

—Si te lo doy... ¿podrías venderlo?

Trunk abre mucho los ojos, sorprendido por el ofrecimiento.

—Sí, claro. Podré sacar un buen dinero, pero... ¿no lo necesitas?

Me encojo de hombros.

—No creo que pueda hacer mucho con él, teniendo en cuenta que cualquier uso que haga, quedará registrado.

Lo deposito en su enorme mano y cuando me aparto, veo que el resto rebuscan entre sus cosas hasta encontrar los suyos y entregárselos también a Trunk. Todos menos María y Mikael. Este levanta las manos en plan "que me registren".

—Yo no suelo llevar móvil, para lo único que sirven es para que te vigilen.

Observo a María que agacha la mirada.

—Yo... los agentes me lo quitaron cuando me encerraron en la sala de la universidad.

—Tranquilos —dice Trunk—. Con estos ya tengo más que suficiente para sacarme una buena cantidad. Gracias, podéis contar conmigo, si necesitáis cualquier cosa... quizás algún día de estos, podáis venir a ver una pelea entre Micky y yo.

—¿Quieres que vean cómo te humillo? —se regodea Mikael levantando los puños.

—Apenas me llevas dos peleas de ventaja y todo porque eres como una maldita guindilla. Tenías que sacar ventaja a ese "nervio" de alguna manera.

Se estrechan la mano mientras se dan unas sonoras palmadas en la espalda. Quien les viera, no pensaría que lo mismo están de risas que a golpes.

Jamie pide montar atrás, pero en realidad creo que lo hace para que yo vaya delante con Neo. Sabiendo que María me avisará de cualquier cambio respecto a David, me siento en el medio y retomamos el viaje.

Neo no está muy por la labor de mantener una conversación, pero Mikael parece haberse relajado con la parada, así que se pasa parte del trayecto hablándonos de las peleas clandestinas en los suburbios y de cómo mucha de esa gente, al igual que Trunk, no son malas personas ni delincuentes, solo que no han estado dispuestos a acatar las normas y no han tenido más remedio que llevar una vida al margen del resto de la sociedad.

—Muchos de ellos no son asesinos, ni ladrones, solo personas que no han tenido suerte y se las han apañado como han podido. Otros muchos, nunca han estado dispuestos a acatar lo establecido por el sistema, como Trunk, cuando le falló el chip ni se planteó la posibilidad de cambiárselo —me explica.

—Antes yo no pensaba sí, pero viendo cómo funcionan las cosas, es lógico que muchos no estén de acuerdo. Las sociedades adormecidas solo son cómodas para el gobierno, nada más —señalo—. Y está claro en qué lado estamos nosotros.

—Somos la prueba de que no hace falta ser delincuentes para estar en contra del sistema —murmura Neo más para sí mismo que para nosotros—. Solo hace falta que el sistema sea corrupto y manipulador y que la gente abra bien los ojos para darse cuenta de ello.

Oye... —Miro de nuevo a Mikael—. No tendremos ningún problema con Jonah, ¿verdad?

Este esboza una sonrisa de lado como si mi pregunta le pareciera una broma.

—Jonah recibe a todo el mundo con los brazos abiertos. Quien quiere se va, quien quiere se queda. Además, yo también vivo allí y por lo tanto, me ocuparé de que no os pase nada.

Asiento levemente porque sus palabras no hacen que me olvide de las de su madre.

—¿Julianna confía en él?

La sonrisa se convierte en una carcajada.

—Julianna solo confía en sí misma. No conoce a Jonah y por tanto para ella es una persona que escapa a su control. Y por tanto le considera una amenaza.

De nuevo me siento identificada con ella. Estos últimos meses me he vuelto más desconfiada aún si cabe y entiendo perfectamente que tenga sus reticencias respecto a Jonah. Quizás sea una buena persona dedicada a los demás como ella. O quizás no. Creo, que no tardaremos en averiguarlo.


¡Hola a todxs! 

Tal y como había anunciado, he podido cumplir y subir el nuevo capítulo. 

¿Qué os ha parecido? Ya veis que he sido buena y no he matado a nadie... jajaja Que conste que cuando escribo este tipo de escenas, me pongo tanto en la piel de Ari que casi tengo su mismo agobio, pero a la vez, disfruto desarrollando la escena. 

Me gustaría saber qué pensáis... ¿lo del control ha sido pura casualidad o sabían que iban a abandonar la ciudad? ¿Pensáis que Jonah será tan buen tipo como dice Michael o deberían desconfiar de él como dice Julianna? ¿Encontrarán en ese lugar la solución a sus problemas? Muchas preguntas aún sin respuesta, por lo pronto en el próximo capítulo conoceréis el lugar en el que viven Jonah y Michael. 

Ya sabéis, si os ha gustado el capítulo, espero vuestros votos y comentarios. 

Por cierto, dos cosas: 

1. No sé si os habéis fijado en que esta novela ya lleva más de 8k de leídos, a algunos les puede parecer poco, sin embargo a mí me hace ilusión llevar ese ritmo de lecturas. 

2. Aunque ya lo he comentado por ahí,  Árboles de ceniza participó en un concurso organizado por La Gaceta del Piamonte y quedó primera en Ciencia Ficción y además se llevó el Tercer Premio Especial de entre todas las obras. Solo quería compartir esto con mis lectores, porque estos reconocimientos los agradezco muchísimo. 

Mil gracias por seguir mi historia con tanto entusiasmo, tengo a los mejores lectores del mundo. 

Besitossss.

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