Capítulo 18 (Segunda parte)
Pasamos un buen rato, trazando la ruta de mañana y haciendo una lista de todo lo que podemos necesitar. Más tarde, ayudamos a Julianna a preparar la comida y poco después del mediodía estamos todos sentados alrededor de la mesa.
Mientras comemos, algunos charlan animadamente, sin embargo se nota que Neo sigue de mal humor, pues da vueltas con el tenedor a las verduras de su plato sin prestar atención a nadie. Me fastidia saber que su actitud tiene que ver conmigo y no me gusta pensar que cada vez que no estemos de acuerdo, el resultado vaya a ser este.
—¿Siempre os lleváis así de bien? —me dice Jamie en el tono de voz justo para que nadie más nos oiga.
—Según el día —resoplo—. Es como... que no tenemos término medio.
Jamie suelta una risita.
—Ambos tenéis un carácter muy fuerte. Sois como dos huracanes a punto de colisionar.
Nunca lo había visto de ese modo, sin embargo, no le puedo quitar razón. Miro mi plato con resignación y me doy cuenta de que yo también estoy dando vueltas a mi comida.
—El problema es que nos parecemos. Igual de cabezotas, igual de temperamentales...
—Exacto. Solo espero que vuestra actitud no os impida recordar lo mucho que os queréis.
Le miro asombrada, pues acaba de decir una verdad como un templo. Me da tanta rabia dar el brazo a torcer que soy capaz de dejar de lado lo que siento solo por mantenerme en mi lugar. Jamie me guiña un ojo y yo me centro de nuevo en mi plato dispuesta a dar al menos un par de bocados. De pronto oigo la risa de Neo y levanto la vista con curiosidad. No me había fijado que María estaba sentada a su lado y al parecer ella le está contando algo gracioso pues ambos no tardan en reírse de nuevo. Siento una punzada en el pecho, pero no por celos, sino porque haya conseguido de él, la sonrisa que hoy aún no me ha dado. Inconscientemente me fijo en ella y entiendo por qué las comparaciones resultan siempre odiosas. Cuando la conocí, en aquella sala de la universidad donde nos mantenían encerradas, era una chica llorosa que temblaba de miedo. Ahora, viendo ese rostro limpio de lágrimas, después de una ducha y ya calmada, descubro a una chica que no pasaría desapercibida en ningún lugar. Pero no es eso lo que más diferente la hace a mí, en lo que realmente veo la diferencia es en su actitud. Es delicada en sus movimientos, coqueta y tímida a la vez... parece tan frágil que sientes la necesidad de protegerla. Con resignación, dejo mi tenedor en el plato, dando por terminada la comida. Yo nunca podré ser de otra manera a como soy y si para mantener mis principios he de seguir siendo una cabezota insoportable, así será. Cuanto más lo pienso, más rabia me da haber dudado de mi forma de ser. No tengo nada que envidiarle a esta chica, que no sea como ella, no significa que no esté orgullosa de cómo soy.
Recogemos la mesa y comenzamos la reunión sin perder más tiempo.
—Bien, como todos sabéis nuestra intención, es irnos mañana de aquí. —Miro los rostros de cada uno y me detengo en María—. Eres libre para decidir. Si quieres, puedes venir con nosotros a ver a Jonah.
—Me gustaría decir —añade Julianna—, que si deseas quedarte en esta comunidad, te encontraremos un lugar en el que puedas instalarte.
La chica duda un momento y sus mejillas enrojecen en cuanto pronuncia las primeras palabras.
—Muchas gracias Julianna por darme la oportunidad de quedarme. También quiero darte las gracias a ti Ari, por ayudarme. No tenías ninguna necesidad de complicarte y aún así, te preocupaste de ponerme a salvo. —Agacha la mirada cohibida y me doy cuenta de que para ella, hablar delante de todos está siendo un suplicio—. Set me ha puesto al día y la verdad es que a mí también me gustaría ver la comunidad en la que vive Jonah. Quizás allí encuentre un lugar para empezar de nuevo.
Asiento levemente.
—Decidido entonces. Vendrás con nosotros.
—Bien, contándola a ella, somos siete —continúa Neo—. Por lo que nos has dicho, Mikael, la comunidad de Jonah, está a unos doscientos kilómetros de aquí. Hemos buscado una ruta poco transitada para no correr riesgos.
—¿Riesgos? —pregunta Set.
Me doy cuenta de que el resto no tienen el mismo historial que Neo y yo. Jamie y Set lo pasaron bastante mal cuando se vieron involucrados en el tiroteo fuera del club de Hunter, sin embargo nosotros ya hemos estado en situaciones mucho peores, por eso intentamos ser lo más precavidos posible.
—En principio, en cuanto salgamos de la ciudad no debería haber ningún problema. Hay que pasar un control a las afueras, pero normalmente no registran los vehículos, a menos que alguno les resulte sospechoso. Tengo un contacto sobornado que me ayuda a pasar material para Jonah, así que cuento con poder cruzar con la furgoneta sin más. —opina Mikael.
Hay algo en lo que nadie está pensando.
—Sí pero sigue resultando arriesgado y hasta que no estemos lejos de aquí no podremos respirar tranquilos. No olvidemos que en la furgoneta llevaremos a una persona con herida de bala. Ese hecho no será fácil de ocultar si la registran, sea por el motivo que sea. Y no se me ocurre ninguna versión creíble para justificar un disparo, no sé vosotros.
—Tienes razón —secunda Mikael—. No había pensado en eso.
—Es normal, no creo que vuestro hobby sea organizar planes de huida —responde Neo en tono jocoso.
—¿El vuestro sí? Porque parece que tenéis experiencia, —Set está sorprendido de nuestra solvencia.
Neo y yo cruzamos una mirada de complicidad. Queramos o no, somos compañeros de aventuras, sea en esta o en otra realidad.
—No creas que tenemos más idea que tú —disimulo—, pero alguien tiene que hacerlo, ¿no?
Todos asienten y yo decido retomar el plan.
—Si todo sale bien, llegaremos a mediodía a la comunidad de Jonah. Quiero que todos estéis convencidos de esto, si no es así, estáis a tiempo de no continuar.
—Ari, ya estamos fichados por ese tal Svenson. No creo que tengamos muchas más posibilidades. Hemos de seguir adelante y ver cuánto podemos averiguar sobre este maldito chip. Ahora mismo, la ciudad no es un lugar seguro para nosotros —afirma Jamie.
Me gusta saber que lo tienen claro, odiaría arrastrar a cualquiera de ellos contra su voluntad. De todas formas creo que aún no saben lo que implica abandonar la comodidad de sus vidas y buscar el lugar en el que realmente encajan.
—Bien. Tenemos lo que queda de tarde para preparar las cosas. Julianna, no sé si nos podrás conseguir algo de ropa y comida para que podamos llevar. En realidad, todo lo que nos puedas dar nos vendrá bien.
—Por supuesto. Dadme una lista con lo que necesitáis y le pediré a alguien de la estación que os eche una mano. Ari, después de la cena, me gustaría que vinieras al hospital para darte algunos medicamentos que necesitará David y poder explicarte cómo ocuparte de él hasta que lleguéis.
—Gracias Julianna. Bien —Miro al resto—, si no tenéis ninguna pregunta, damos por terminada la reunión.
Resoplo mientras me pregunto cómo hemos acabado en una situación así, de nuevo. ¿Acaso no podíamos viajar a una realidad normal y corriente llena de gente aburrida? Incluso una con arañas gigantes nos resultaría más sencilla. Seguro.
Algunos se van de inmediato, otros se quedan hablando y Neo aprovecha para sentarse a mi lado. Parece que ya se le ha pasado el mosqueo.
—¿Estás pensando lo mismo que yo?
Mi expresión le ha dado la pista.
—A ver si aciertas... ¡sorpréndeme!
Una sonrisa pícara aparece en su rostro.
—Pensabas en cómo lo hemos hecho para estar metidos en un lío así de nuevo. Con gente dispuesta a confiar, en que nosotros tenemos la solución a todos los problemas. ¿Realmente no hay ninguna realidad fácil?
Vaya, no pensamos tan diferente después de todo.
—La nuestra. Nuestra realidad es la más fácil y es la que no estamos viviendo —digo resignada.
—No me has dicho si he acertado...
—Bueno, básicamente sí. Aunque te has olvidado de las arañas gigantes.
Frunce el ceño contrariado.
—¿Estabas pensando en eso?
—Estaba recordando cuando tú dijiste que podía haber una realidad así. Creo que incluso esa sería más sencilla...
Neo me observa durante unos instantes y finalmente me acerca a él y me abraza. Inspiro profundamente al respirar el aroma de su piel.
—Siento lo de antes —me dice con los labios contra mi cabello—. Tú no serías tú, si no hicieras las cosas por tu cuenta.
—Y tú no serías tú, si no te preocuparas por mí a cada paso que doy.
—Entenderás que no reaccionaría de la misma manera si estuviéramos en nuestra realidad. No quiero que pienses que en el día a día necesitaría conocer cada uno de tus movimientos, pero nos hemos pasado los últimos meses metidos en problemas y mientras estemos aquí, no podré evitar preocuparme por ti.
Me doy cuenta que he sido una tonta. ¿Cómo no va a preocuparse por mi cuando pongo mi vida en peligro? ¿Acaso no me sucedería lo mismo a mí si él se arriesgara de esa manera? Recuerdo cuando en la otra realidad, fueron a saquear un almacén a las afueras de la ciudad y según pasaban las horas sin tener noticias, mis nervios iban en aumento. ¡Incluso estaba dispuesta a ir en su busca!
—Yo también lo siento. No estoy acostumbrada a tener que dar explicaciones porque hasta ahora no tenía nadie a quien dárselas.
Neo me da un beso en la cabeza y se separa un poco.
—¿Crees que David aguantará bien el viaje? —me pregunta pensativo.
—Eso espero. Realmente es mejor abandonar este lugar cuanto antes si no estamos seguros. Por cierto, te he visto en la comida hablando con María ¿qué opinas de ella?
—Parece una chica agradable. Pero, ¿por qué lo preguntas?
Me encojo de hombros.
—Sabes que soy la primera dispuesta a ayudar a quien lo necesita, por eso no dudé a la hora de sacar a María de la sala de detención en la que estábamos.
—¿Entonces?
—Es que, casi hubiera preferido que se quedara aquí —comento resignada—. No tengo nada en contra de ella, pero ya me siento responsable del resto y tener otra persona más de la que preocuparme...
—¡Eh! —Me sujeta de la barbilla para que le mire a los ojos—. Tú no eres responsable de ninguno de ellos. Son mayorcitos para saber lo que hacen.
—Ya claro. Dime que no te sentirías responsable si alguno de ellos muriera como ocurrió con Set. Sabes que nosotros les hemos abocado a esta situación.
—¿Estas diciendo que hubiera sido mejor para ellos no descubrir que son empáticos?¿No saber que el chip es una forma de control por parte del gobierno? ¿Crees que preferirían seguir viviendo en la ignorancia, compartiendo emociones a través de ese chisme?
Me muerdo una uña nerviosa.
—No lo sé.
—Si tú estarías viviendo una mentira, ¿te gustaría saberlo?
—Sí —No dudo ni un segundo.
—Ahí tienes tu respuesta. —Me da una palmada en la pierna—. Deberíamos ir a preparar las cosas, llevará un buen rato organizarlo todo.
Nos ponemos en pie y salimos del vagón. Aún nos queda trabajo que hacer.
Después de la cena, Set se empeña en acompañarme hasta el hospital y no tardo en averiguar el motivo.
—Verás... —comienza un poco apurado— Neo me ha contado que conseguiste ver a May.
No termino de acostumbrarme a tenerle de nuevo a mi lado, pero me empeño en pensar que él no tiene culpa de haber muerto en otra realidad, ni de que yo me sienta mal por ello.
—Sí, fue muy lista. Buscó un lugar en el que sabía que yo podría hablar con ella sin público.
—¿Te preguntó por mí?
—Se lo conté yo antes. Se sintió aliviada, porque también estaba preocupada por ti. ¿Por qué lo preguntas?
No termino de entender el motivo.
—Si mis padres no saben de mí, acabarán llamándola a ella. Por lo menos podrá tranquilizarles y poner alguna excusa. Hasta que pase un poco el peligro y pueda hablar con ellos.
No había pensado en sus padres y entiendo lo que dice.
—Eso seguro, puedes quedarte tranquilo.
—¿Sabes? Cuando te oí hablar en el juicio... —El rostro de Set se ilumina— me di cuenta de que no era el único capaz de sentir de manera diferente. Fue un alivio. Después de tanto tiempo creyendo que era un bicho raro por emocionarme, por indignarme...
No puedo evitar sonreír, pues entiendo perfectamente lo que dice.
—Siempre he pensado que mi temperamento era un fallo de mi personalidad, que el hecho de ser tan pasional con lo que ocurre a mi alrededor, era un problema. Sin embargo, este maldito chip me ha demostrado que es mucho mejor sentirlo todo, lo bueno y lo malo a no sentir nada por mí misma.
—No sé si mi chip está estropeado o simplemente no tiene efecto sobre mí. Pero no quiero que nadie me cambie. No quiero otro chip, quiero ser yo al cien por cien.
Llegamos a la entrada del vagón hospital.
—Espero que Jonah tenga las respuestas que necesitamos.
—Yo también.
Me hace un gesto de despedida con la mano y no puedo evitar sentir tristeza al verle alejarse. Siempre pensaré que le arrebaté una vida, me da igual que haya infinitas en las que él siga adelante, por mi culpa en una de ellas no fue así.
Entro en el vagón justo cuando Julianna deposita varias pastillas en la mano de David.
—No te saltes ni una toma de la medicación ¿de acuerdo? De momento la herida no se te ha infectado y está cicatrizando bien, así que no tientes a la suerte.
Sin protestar, las traga ayudado por un vaso de agua.
—Por supuesto, doctora. No se me ocurriría saltarme sus indicaciones.
—Hola —Me acerco a ellos.
Julianna me mira y me hace un gesto con la cabeza.
—Vamos Ari, luego podrás charlar un rato con este muchacho. Si cuando vuelvas no está dormido, claro.
—Enseguida vuelvo.
La acompaño hasta el primer vagón y ella me muestra una pequeña bolsa de lona.
—Antibiótico. Tres veces al día. Apósitos para que le cambies el parche. Hazlo aunque no esté manchado de sangre. Estas pastillas son para el dolor. Puede tomar dos juntas si no lo soporta. Esta jeringuilla es morfina, una única dosis. David cree que no la necesitará pero cada bache en la carretera será como un puñetazo en la herida. Cuando veas que se queja, se la pinchas en el muslo y así hará el viaje tranquilo. —Me observa un instante pero mi cara de conformidad debe convencerla ya que prosigue—. He puesto unas cuantas cosas más de botiquín, ya sabes: tijeras, vendas, desinfectante... nunca se sabe lo que os puede hacer falta. Cuando lleguéis allí, se podrá ocupar Jonah, pero no estaría de más que estuvieras pendiente de lo que hace.
No lo entiendo.
—¿Desconfías de él?
—Curó a mi hijo, pero lo cierto es que desconfío de los desconocido y él lo es. Solo digo que tú estarás más tranquila si vigilas que todo va bien.
Creo que Julianna me ha dado buenos consejos en los días que he pasado aquí, no será este uno que desperdicie.
—Gracias por todo. La gente de la estación tiene mucha suerte de contar con alguien como tú.
—El tiempo que esté Mikael contigo... vigila que no haga ninguna tontería ¿vale? Sé que tú eres la más sensata del grupo y tomarás las decisiones adecuadas. Por último, sabes dónde encontrarme, si algún día necesitas un lugar para vivir o cualquier otra cosa, aquí estaré.
Le devuelvo la sonrisa y sé que ya no tenemos nada más que hablar. Cojo la bolsa y recorro de nuevo los vagones hasta llegar a David. No me sorprende encontrarle dormido, con el libro abierto sobre su regazo y la pequeña luz aún encendida. Cierro la novela y la dejo junto a la cama, me afano en colocar mejor las mantas y él se revuelve, exhalando un leve quejido de dolor. "Estoy rodeada de cabezotas" pienso, al recordar que no quiere tomar calmantes. Cada vez entiendo más la inyección de morfina que Julianna ha añadido a la bolsa. Apago la luz y abandono el hospital deseando llegar cuanto antes junto a Neo. Solo necesito dormir entre sus brazos para reponer fuerzas y ser capaz de enfrentarme al día que me espera mañana.
Lo prometido es deuda. Aquí tenéis la segunda parte del capítulo, como veis ya andan de nuevo trazando planes y estrategias, parece que los problemas les persiguen en todas las realidades, jajaja
Y bien... ¿qué pensáis que pasará en el próximo capítulo? ¿Tendrán un viaje cómodo y tranquilo o surgirá algún imprevisto? ¡Se aceptan apuestas! Solo os diré que ya tengo parte de él escrito y... jajajja mejor no os cuento nada... ¡ya lo leeréis!
Espero que os haya gustado esta otra mitad, si es así, espero vuestros votos y comentarios.
No me cansaré de decir un millón de veces lo contenta que estoy con todxs vosotrxs. Cada nueva lectura, es una alegría que me dais.
¡Mil gracias por seguir mi historia! Besitossssss
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