Capítulo 17



Me despierto en la litera junto a Neo. Después de arreglar las cosas, volvimos con los demás y al entrar en el vagón descubrí que Jamie aún estaba despierto. Se giró al instante sobre su cama dispuesto a dormir, pero me confirmó que estaba preocupado por nosotros y que si no hubiéramos regresado no habría podido pegar ojo en toda la noche.

Me pregunto en qué momento me he ganado un amigo como él pues nunca he sido una persona con mucha facilidad para relacionarme, y últimamente estoy teniendo suerte con la gente que aparece en mi vida...

Eso me hace acordarme de May... no sé como me he podido olvidar de ella durante estos días. Todo el asunto de David me ha tenido muy nerviosa y ni por un momento he pensado en que ella no sabe nada de lo sucedido y seguramente esté más que preocupada por mí.

Miro la hora en el teléfono y no me paro a pensar en las consecuencias de lo que estoy a punto de hacer. Cojo el móvil de Neo y escribo un recordatorio con alarma. No quiero que venga conmigo pero tampoco quiero que piense que he desaparecido de nuevo sin avisar. No tendrá más remedio que esperarme ya que no sabrá dónde buscarme exactamente. No me siento genial haciendo esto, pero tengo que ver a May y hablar con ella, de eso no hay ninguna duda.

Bajo de la cama despacio y salgo del vagón con mis botas en la mano para no hacer ruido. Una vez fuera me abrigo y me dirijo a la zona de los andenes, asegurándome de que nadie repara en mí. Por suerte es temprano y la mayoría de la gente duerme, así que no me es difícil salir al exterior sin que nadie me moleste. El problema es que una vez fuera no sé qué hacer. Estoy en una calle desierta, rodeada por fábricas y almacenes abandonados, lo que justifica por qué esta estación quedó cerrada hace tiempo. Sé que no puedo ir andando ya que estamos a bastantes kilómetros del centro, así que o busco un medio de transporte, o me puedo olvidar de mi plan.

Como si alguien hubiera escuchado mis plegarias, una furgoneta aparece por el fondo de la calle y aunque durante un momento pienso en esconderme, viendo la velocidad a la que se acerca, pocas oportunidades tengo de hacerlo. El conductor se detiene frente a mí y baja de ella de un salto. Sin mirarme se detiene y va a la parte de atrás de donde saca un par de cajas. Al ver que yo sigo en el mismo lugar, el chico se detiene y me observa detenidamente.

—¿Querías algo, chica?

No parece un tío peligroso así que creo que es mi mejor opción.

—¿Me puedes llevar al centro? —Me fastidia no tener los encantos de otras chicas. Esas que con guiñar un ojo lo tienen todo hecho. Aún así le sonrío intentando parecer simpática.

—Podría... pero, ¿me metería en un problema por hacerlo?

No lo entiendo, está claro que trae suministros para la estación siete y ¿no quiere llevarme?

—¿Problema? No sé a qué te refieres —respondo nerviosa.

—No, tranquila —dice riendo—. Me refiero a si tu chip está estropeado o no tienes o qué...

Algo era.

—Yo... el mío funciona.

—Bien, entonces no hay problema. Espera a que deje las cajas en el andén y te llevo.

Paseo inquieta durante los minutos de espera. No puedo evitar pensar que en cualquier momento saldrá Neo y me pillará o alguno de los otros...

Por suerte no sucede y antes de que pueda arrepentirme, estoy de camino al centro de la ciudad. Hacemos el trayecto en silencio y agradezco al chico que no me haga ninguna pregunta, no me gustaría ser grosera diciendo que no le puedo contar nada.

Antes de que ese silencio se haga incómodo veo que estamos cerca de mi apartamento así que le pido que se detenga.

—Gracias por todo, de verdad —le digo a modo de despedida al bajar de la furgoneta.

—Que te vaya bien —responde haciéndome un gesto con la mano.

Le veo incorporarse de nuevo a la carretera y me centro en lo que me ha traído hasta aquí. A dos calles está nuestro apartamento y me acerco a él sin dejar de vigilar los alrededores. Como creo en la posibilidad de que la estén vigilando, descarto utilizar el móvil y mucho menos entrar en casa, así que me escondo en un callejón a pocos metros, desde el que puedo ver el portal, y el piso. Respiro aliviada al ver luz en la cocina, ya que perfectamente podía haber pasado la noche con Adrian y no aquí. Apoyo mi hombro en la pared y me dispongo a esperar que salga. Después, ya veremos.

La veo aparecer por la puerta del portal antes de lo que esperaba y miro con duda la hora. Me fijo de nuevo en ella y veo que lleva una bolsa de deporte... May nunca ha hecho ningún tipo de actividad física, ni en esta realidad ni en ninguna, tiene la suerte de tener un metabolismo estupendo que hace que no tenga que perder el tiempo con esas cosas. Cuanto más lo pienso, menos sentido le encuentro...

Decido seguirla a cierta distancia y al cabo de un rato veo que estamos cerca de la universidad. De pronto caigo en la cuenta de lo que se trae entre manos. May no es una chica lista, es una chica muy lista. Ha buscado la forma más segura de ponerse en contacto conmigo sin llamar la atención. ¿A quien le va a extrañar que una joven universitaria use el gimnasio de la facultad?.

Ese lugar ofrece infinitas posibilidades. Para empezar, los vestuarios, un lugar en el que poder hablar. Para terminar, no una, sino dos salidas. Cuando entra en las instalaciones, dejo pasar un par de minutos, para asegurarme de que nadie la sigue y después atravieso yo la entrada. Está parada mirando unos folletos y al levantar la vista se encuentra con mi mirada. Aunque veo la sorpresa en sus ojos es capaz de no hacer ningún gesto brusco que la delate. Gira sobre sus pies y echa a andar por el pasillo hasta una de las puertas del fondo.

Entro en el vestuario tras ella y la encuentro revisando que no hay nadie en su interior, en cuanto se ha cerciorado de que así es, exhala un suspiro de alivio y me da un sentido abrazo. Yo respondo recordando que por estas cosas es precisamente mi mejor amiga, porque siempre está cuando la necesito, porque se preocupa sinceramente por mí y porque es capaz de idear una forma de verme aunque no sepa lo que está pasando.

Cuando se separa me sujeta de los brazos y frunce el ceño, dispuesta a echarme un rapapolvo.

—¿En qué te has metido? Te preguntaría qué tal estás, pero ya veo que sigues entera aunque durante estos días no haya sabido de ti, así que ¿me puedes explicar de qué va todo esto?

Me siento con ella en uno de los bancos.

—¿Ha hablado alguien contigo?

—Por supuesto. ¿Por qué crees si no que iba a montar todo este teatro? Me han estado vigilando —termina susurrando.

—May, es peligroso que sepas. Solo quería verte para que estés tranquila, tengo que irme y no sé cuanto tiempo tardaré en volver o si lo haré...

Abre la boca para decir algo pero decide callarse. Cuando levanta la vista tiene los ojos llenos de lágrimas.

—Y ¿qué voy a hacer sin ti?

Se me rompe el corazón al escucharla y durante un segundo me planteo el contárselo todo y animarla a venir, pero sé que lo que nos espera no es fácil y no quiero ponerla en riesgo bajo ningún concepto. A ella no.

Le aprieto la mano e intento sonreír.

—Lo sé. Yo también te echaré de menos pero no quiero involucrarte y es algo que no tiene vuelta atrás.

—El tipo ese que os busca no parece de los que se da por vencido...

¿A quién se refiere?

—¿Quién ha hablado contigo?

—Un tío trajeado... se llamaba...

—¿Svenson? —pregunto imaginando cual va a ser su respuesta.

—Sí, ese. Vino preguntando por Neo y por ti. Un interrogatorio en toda regla. Me hice la tonta. —Me guiña un ojo-. Ya sabes con este aspecto fabuloso que tengo es fácil pensar que no tengo más de dos neuronas. Me soltó no se que rollo de que habíais disparado contra unos agentes y no sé que más. Le dije que no sabía nada, que tampoco trataba mucho con vosotros, que sólo erais mis compañeros de piso y que le avisaría si sabía algo.

Chica lista.

—Gracias May.

—Pero desde entonces he visto a un par de tíos en los sitios a los que suelo ir y por la pinta, creo que tienen que ver con esto. Por eso pensé en venir aquí...

—Porque imaginaste que tarde o temprano querría ponerme en contacto contigo...

Se encoge de hombros.

—No se me ocurrió otro lugar en el que poder hablar a solas, bueno miento, ¡también pensé en los probadores del centro comercial!

Miro la hora y resoplo sonoramente.

—Tengo que irme, sé de uno que se pondrá nervioso si tardo en volver.

May me abraza de nuevo.

—Me alegro de que por lo menos Neo este contigo en esto, sea lo que sea.

—Te pido que no creas nada de lo que te digan. No hemos hecho nada malo, sólo estamos buscando respuestas... —De pronto caigo en la cuenta de que quizás no sepa que Set está con nosotros—. Una pregunta, ¿Svenson no te preguntó por nadie más? ¿Sólo por Neo y por mí?

—Así es. ¿Por qué lo dices? ¿Quién más está con vosotros?

Me estrujo las manos pensando si es buena idea que lo sepa, pero se preocupará más si pasan los días y ve que Set no está.

—Pues, David, Jamie y... Set.

Se pone de pié de un salto.

—¿Set? ¿Por qué? ¿Qué hace con vosotros? Me extrañaba no haber coincidido con él, pero no se me ocurrió pensar que estuviera con vosotros.

—Lo siento, por tu bien será mejor si no sabes nada más...

Aprieta los labios resignada.

—Vale, tienes razón. Confío en ti.

Le doy un último abrazo y un beso en la mejilla.

—Cuídate, ¿vale?

Me mira con ojos llorosos.

—Tú también.

Salgo del vestuario, mirando hacia ambos lados con disimulo. Me fijo en un tipo que está mirando los mismos folletos, que May un rato antes y hay algo en él que no me gusta. Echo a andar por el pasillo y al atravesar la puerta del fondo veo que el tipo me sigue a corta distancia. No me hace falta más. Sé que me está siguiendo. Echo a correr intentando recordar dónde se encuentra la otra salida, la que da a uno de los pasillos de la facultad. Giro varias veces, atravieso dos puertas más y salgo a trompicones al edificio principal de la universidad. Noto que me falta el aliento pero no puedo pensar en detenerme. No sé a que distancia está de mí y una pequeña parada puede acabar con mi ventaja.

Llego a la puerta que da al patio de entrada y una vez fuera dudo un segundo sobre qué dirección tomar. Dudo el tiempo justo como para ver aparecer a unos metros de distancia a un agente y al girar sobre mis pasos me encuentro con el otro saliendo por la puerta principal. Un miedo atroz me atenaza los músculos haciendo que durante un instante me quede quieta, aunque no tardo en optar por la tercera vía de escape: el camino de la derecha. Sé que me van a coger, pero no puedo rendirme sin haberlo intentado. Echo a correr y aunque les cojo por sorpresa siento sus zancadas cada vez más cerca de mí. Uno de ellos me derriba sin miramientos y aunque intento frenar la caída, golpeo con mi hombro contra el suelo notando inmediatamente un dolor atroz. El tipo me está aplastando y oigo al otro gritándole mientras se acerca.

—Ya la tienes, que no se escape.

El hombro me duele de una forma insoportable y se extiende a través de todo el brazo. Aún así consigo girarme un poco y al momento se me ocurre una absurda opción para quitármelo de encima. Estamos forcejeando y en un despiste suyo, consigo agarrarle la muñeca con la mano izquierda y apoyar el dedo del sensor en su muñeca, concentrándome al instante en el terrible dolor que me taladra el hombro. Él grita sorprendido por el dolor y aunque al momento pierdo el contacto, ha sido suficiente como para que afloje el cuerpo y salir de debajo de él.

De nada sirve. Al ponerme de pié veo al otro agente apuntándome con su arma. Me agarro el brazo herido, sabiendo que ya no tengo forma de escapar.

—Nos hemos topado con una chica lista, ¿eh?

Me llevan a una sala de la planta baja, en la Universidad. Al entrar, me encuentro con que no está vacía, hay una chica en el interior. El tipo de la pistola, me mete de un empujón y me indica una silla al lado de la chica.

—Siéntate ahí y pórtate bien. Ni se os ocurra intentar nada.

Hasta que no ocupo el lugar que me ha indicado, no cierra la puerta pero en cuanto lo hace me pongo de pié e inspecciono el lugar. Es una habitación pequeña sin ventana. Sólo hay una mesa y varias sillas. Ni un techo falso, una única puerta... no se me ocurre forma de salir. Miro mi brazo intentando evaluar los daños. Por suerte el dolor se ha aplacado un poco y puedo mover el hombro así que no creo que me lo haya roto. Lo que seguro que tendré, será un buen moratón. "Puedo sobrevivir a eso".

Me derrumbo de nuevo en la silla y miro a mi compañera de cuarto. Es una chica de mi edad, con un bonito y largo cabello rubio, en estos momentos un tanto enmarañado. Oigo un sollozo apagado que surge de ella y sé que lleva mucho tiempo llorando.

—Soy Ari. ¿Cómo te llamas?

La oigo sorberse los mocos antes de levantar la cara y mirarme sorprendida. Es como si hasta que no he hablado no se hubiera dado cuenta de que había alguien a su lado.

—María —responde con un hilo de voz.

La observo en silencio. Es guapa, muy guapa. Aunque también puedo decir que este no es su mejor momento. Tiene unos enormes ojos azules que me miran emborronados. Tampoco ayuda que tenga la nariz colorada y húmeda de tanto llorar, pero aún así puedo ver lo guapa que es. Tiene pinta de chica frágil e inocente y me pregunto en qué lío se ha metido.

—¿Por qué estás aquí?

Me mira asustada y desliza sus ojos hacia la puerta como si temiera que los agentes volvieran a entrar.

—Mi... mi chip... no funciona bien... no sé qué ha pasado con él. Esos... hombres me han detenido. Me... me han dicho que me llevarán a poner otro chip... pero...

—¿Pero? —la animo a continuar. Veo dudas en sus ojos—. Tranquila, me lo puedes contar.

—No sé qué es lo que me pasa... de pronto... lo siento todo mucho más. Es como si mi alma se hubiera abierto a todo.

Le doy una palmadita en la pierna.

—Eso es algo bueno, ¿no?

—Sí, eso creo... yo... no sé si quiero otro chip. Me siento... mejor así... ¿estoy loca?

Me mira con esos ojos llenos de lágrimas y me dan ganas de abrazarla aunque no la conozca de nada.

—No estas loca. Es normal.

Oigo un ruido seco en el exterior seguido de algunas palabras ahogadas y varios golpes. No sé lo que está pasando fuera pero tengo que aprovechar cualquier oportunidad. Me coloco al lado de la puerta dispuesta a propinar un puñetazo al primero que entre.

Se oye el ruido de la llave en la cerradura y la puerta se abre precipitadamente. Me alegro de tener buenos reflejos, ya que en una décima de segundo me da tiempo a ver que es Mikael y no un agente el que entra en la habitación. Me mira sorprendido al encontrarme allí con el puño en alto.

—¿Ibas a atizarme?

—Con todas mis fuerzas —digo bajando el brazo.

Deja escapar una risa.

—De verdad que no termino de sorprenderme contigo...

—¿Qué haces aquí?

—Te lo contaré de camino, ¡vámonos! —me apremia.

Miro a la chica que sigue con la cabeza gacha.

—No podemos dejarla. Su chip no funciona...

—¿Quieres que la llevemos con nosotros? Mucha suerte tendremos si conseguimos escapar nosotros como para tener que ocuparnos de alguien más.

No me puedo creer que piense así.

—No esperaba esas palabras de alguien que fue rescatado de una mala vida. ¿Qué hubiera sido de ti si Julianna no se hubiera compadecido de ese pobre niño que intentaba robarle?

Me mira con el ceño fruncido pero sabe que tengo razón. Observa a la chica durante un segundo y resopla sonoramente.

—Vale. Pero vámonos ya.

Me acerco a ella y me agacho a su lado para llamar su atención.

—Ven con nosotros, te llevaremos a un lugar donde estarás segura. Allí hay más gente como tú.

Se frota los ojos y asiente mientras se pone de pie. Me asomo por la puerta y veo a los dos agentes tirados en el suelo.

—Creo que sería una buena idea dejarlos dentro de la sala. Aquí fuera llaman mucho la atención.

Mikael los arrastra al interior y cerramos la puerta con llave.

—De todas formas no tardarán en ponerse en contacto con los suyos...

Me mira y me guiña un ojo.

—Para eso deberían tener sus móviles. —Saca dos teléfonos del bolsillo de su chaqueta y me los muestra—. Aún así tenemos que darnos prisa. Puede haber más agentes por la zona rastreando.

Salimos del edificio y por suerte sigue desierto. Aún falta una hora para el comienzo de las clases. Sigo a Mikael asegurándome de que María no se queda atrás. La muchacha mira asustada a su alrededor, como si temiera que en cualquier momento pudieran saltar sobre ella. Rodeamos el edificio y él se acerca a una furgoneta mal aparcada. No había vuelto a pensar en ella. "Así que se las ha ingeniado para recuperarla...".

Montamos los tres en la parte delantera y en cuanto se incorpora al tráfico le miro interrogante.

—Vale... te estaba siguiendo —reconoce.

—Pero cómo sabías...

Me mira un segundo y vuelve a concentrarse en la carretera.

—El chico que te trajo hasta el centro... ¿a quién crees que entregó los suministros?

Tenía que habérmelo imaginado.

—Y decidiste seguirme...

—Quería saber qué te traías entre manos y de paso asegurarme de que no te pasaba nada. ¿No te das cuenta que al acercarte al centro entras en su radio de detección? Nos tienen a todos fichados, ¿recuerdas? Para ellos somos puntitos en una pantalla.

Miro a la chica que tengo a mi lado.

—Pero a ella la han detenido ¿No debería pasar desapercibida?

—Al contrario, ya sabes que los agentes llevan detectores portátiles, si la ven y en la pantalla no aparece el punto en verde, saben que su chip funciona mal o no funciona. Así de fácil.

Le sonrío con sinceridad.

—Gracias por sacarnos de allí. Siento haber sido tan irresponsable pero tenía que tranquilizar a May y es lo único que se me ocurrió.

—Ha sido divertido. —Suelta una carcajada—. Desde que os conozco no he tenido tiempo de aburrirme. Por cierto, te has defendido muy bien de los agentes, casi logras escapar de ellos.

—¿Estabas mirando? —refunfuño.

—Siento no haberte ayudado en ese momento, pero era arriesgado. Preferí esperar y pillarles por sorpresa. De todas formas, hay que salir del centro cuanto antes, para que pierdan nuestra señal. Hasta entonces no estaremos seguros.

Recuerdo lo que dijo Neo sobre la estación siete.

—Mikael, ¿estamos seguros en la estación? Neo cree que algunos no están muy conformes con nuestra presencia allí y no quiero perjudicar a Julianna...

Le veo apretar los labios lo que me da a entender que sabe de lo que le hablo.

—Neo tiene razón, están hablando de vosotros y eso no es bueno, puede que alguno decida irse de la lengua o prepararos una encerrona para entregaros a los agentes... no podemos confiar más que en unos pocos. Creo que deberíamos irnos cuanto antes.

Igual que Neo.

—Pero David...

—Julianna dijo que le bajaría la sedación... veremos qué tal se encuentra hoy. Aunque no esté recuperado, si está estable tendríamos que organizarnos para salir de la ciudad mañana mismo. Puede ir tumbado atrás y cuando lleguemos donde Jonah, él se ocupará. El lugar no está tan lejos de aquí, apenas en un par horas habremos llegado y realmente creo que es lo mejor.

Confío en su criterio. Gracias a él, David está vivo y hasta ahora se ha preocupado de protegernos así que no se merece que dude de él.

—De acuerdo, nos organizaremos hoy entonces.

No tardamos en llegar de nuevo a la estación y María nos mira asustada cuando la invitamos a que nos siga por la entrada de metro.

—No te preocupes, aquí estarás segura.

Asiente levemente y me sigue. Me da un poco de pena pensar en su situación. De pronto no pertenece a ningún sitio y no conoce un futuro al que aferrarse. Espero que Julianna pueda ayudarla. Vamos hasta su vagón y al oír voces discutiendo en su interior nos detenemos en seco.

—¿Crees que es buena idea ir en su busca? No sabes a dónde ha ido... deberías esperar, unas horas al menos —Julianna suena conciliadora.

—¿Esperar? ¿Pretendes que me quede de brazos cruzados esperando? —Neo está totalmente alterado—. No puedo, simplemente no puedo. ¿Quién viene conmigo?

—Yo voy —Jamie no duda.

—Yo también —Set se une a ellos.

Mikael me adelanta y entra en el vagón.

—Vaya pandilla de salvadores estáis hechos... —Me mira a mí que aún no he subido al vagón—. Ya me he ocupado yo de traerla de vuelta sana y salva.

Me hace un gesto con la mano lo que hace inevitable que entre y me enfrente a la mirada de Neo. Sus ojos me taladran y pensaría que en estos momentos me odia si no fuera porque la respiración de alivio que exhala me demuestra lo preocupado que estaba. Creo que el dejarle un mensaje no ha servido de nada.

—¿Estás bien? —me pregunta con voz grave.

Asiento sin apartar los ojos de él, deseando que su gesto se suavizara, cosa que no ocurre.

—Se ha hecho daño en el hombro mientras intentaba librarse de un par de agentes —anuncia Mikael—. Tendríais que haber visto lo hábil que ha sido. Ha aprovechado su propio dolor para traspasárselo a uno de ellos y conseguir que la soltara. Si el otro no llega a estar armado, hubiera conseguido escapar.

El resto muestran entusiasmo ante sus palabras pero Neo lo único que hace es entrecerrar los ojos. Ahora está más enfadado todavía. ¡Genial!

—Y además traemos compañía. —Mira hacia la puerta y entonces me acuerdo de María. La pobre chica está esperando fuera y yo me había olvidado de ella. Le hago un gesto de asentimiento para animarla a entrar.

Cuando entra, Jamie y Set abren los ojos sorprendidos, pero Neo sigue sin apartar los ojos de mí. Si quiere hacerme sentir mal, lo está consiguiendo. Julianna se acerca a la chica que tiembla como un flan.

—Muchacha, no tengas miedo.

—Se llama María. Su chip no funciona bien —le informa Mikael, al ver que ni ella ni yo estamos por la labor.

Juliana la coge de los brazos y la mira directamente a los ojos.

—Aquí estás a salvo, chiquilla. Puedes quedarte todo el tiempo que necesites.

María esboza una sonrisa triste mientras una lágrima le corre por la mejilla.

—Mikael —organiza su madre—. Llévala con Zira para que pueda asearse y buscadle algo de ropa. Ari, ven conmigo, tengo que echar un vistazo a ese brazo. —Mira al resto—. Y vosotros, buscad algo útil en lo que ocupar vuestro tiempo.

Sale del vagón y yo me apresuro a seguirla, aliviada por dejar de sentir la presión de la mirada de Neo.

—Espero que tuvieras un buen motivo para montar tanto alboroto cielo. —Una risita escapa de sus labios.

—Tenía que ver a mi amiga May y decirle que no se preocupara por mí, que estaba bien. No me parecía justo irme de la ciudad sin hablar con ella antes. Si se lo hubiera contado a Neo, habría insistido para acompañarme y no quería poner en riesgo a nadie más.

Julianna se para y me mira durante un instante antes de hablar.

—No te imaginas lo que me recuerdas a mi... igual de intrépida y decidida. Siempre pensando en los demás por encima de uno mismo...

—Lo dices como si fuera algo malo.

Ella sonríe de nuevo pero hay tristeza en sus ojos.

—No querida, no es algo malo. Es solo que cuando te das a los demás, cuando tienes una personalidad acostumbrada a no involucrar a nadie, terminas careciendo de ciertas cosas.

—No te entiendo.

Ella mira hacia el techo como si buscara en él la forma de explicarse.

—Veo cómo Neo se comporta contigo, su preocupación, ese afán por protegerte, por estar a tu lado... Te quiere y mucho, de eso no hay duda. El tiempo dirá si tú eres capaz de implicarte de la misma manera.

¿Cree que no estoy es así? Vine a esta realidad por él, solo por él. Aunque eso no se lo puedo contar, claro.

—Quiero a Neo. —Se me hace raro decírselo a alguien en voz alta cuando ni siquiera se lo he dicho a él. Las palabras de Julianna hacen que quiera justificarme ante ella.

—No lo dudo, Ari. Yo también amé en otro tiempo, pero me di cuenta de que no estaba hecha para compartir mi vida con una pareja. No estoy hecha para tener que dar explicaciones por cada decisión que tomo. Llegué a pensar que no tendría hijos nunca y por eso doy gracias todos los días porque Mikael se cruzara en mi camino. Sólo digo que me recuerdas tanto a mí... te cuento esto para que seas consciente de todas tus opciones.

Entramos en vagón que hace de quirófano. Me siento en la camilla y Julianna me ayuda a quitarme la chaqueta y el jersey. Me duele el hombro con cada movimiento, pero es soportable. Ella examina mi brazo con detenimiento y yo lo miro de soslayo fijándome en el enorme moratón que comienza a cubrir una gran parte.

—Has tenido suerte, la ropa ha amortiguado parte del golpe, por eso no tienes ningún corte. —Estira mi brazo y me avisa—. Ahora voy a hacer varios movimientos para ver la rotación de tu hombro. Te dolerá, pero avísame si resulta insoportable.

Asiento y antes de que me haga a la idea comienza a mover mi hombro. Alguna de las posiciones no duelen, pero otras... aprieto los dientes para no gritar y no puedo evitar llorar.

—Bien, no tienes ningún hueso roto aunque sí una inflamación del tendón, además del moratón. Te daré medicación e intenta mover el brazo lo menos posible.

Me seco las lágrimas con el dorso de la mano.

—Gracias Julianna... —Pienso en David y en lo que hablé con Mikael—. David, ¿cómo está? ¿Crees que podríamos irnos mañana?

Me mira extrañada.

—¿Mañana? ¿Tan pronto?

—Neo y Mikael creen que hay gente aquí que está nerviosa por nuestra presencia. No confiamos en que no nos hagan una encerrona y no quiero ponerles en peligro a ellos ni arriesgar tu posición aquí.

Su silencio confirma que está sopesando las opciones. Al final resopla resignada.

—David aún está débil pero el viaje no es largo así que no supondrá gran problema... Me gustaría poder decirte que ellos no tienen razón, pero lo cierto es que hay gente aquí en la que no se puede confiar y yo no puedo asegurar que no ocurra nada en los próximos días.

O sea, que ella también nos recomienda que nos vayamos lo antes posible.

—Nos iremos mañana entonces. —Me bajo con cuidado de la camilla—. Voy a ver si David está despierto.


¡¡Holiiiii!! 

¿Cómo estáis mis queridxs lectorxs? 

Espero que me hayáis echado de menos como yo a vosotrxs, pero ya sabéis, esto del verano, descuadra los planes, los horarios y la rutina habitual. 

Bueno, aquí tenéis el nuevo capítulo y espero que lo hayáis disfrutado. Como veis, Ari de nuevo metiéndose en lios, menos mal que en esta ocasión estaba Mikael para echarle una mano. Y Neo el pobre todo desesperado ya... 

¿Y qué opináis de María? Nuevo personaje que os aseguro, dará mucho juego en los próximos capítulos. Os recomiendo que os fijéis muy mucho en la conversación que Ari tiene con Julianna, ¿tendrá razón al decirle que las personas como ellas están hechas para no compartir su vida con nadie? Ummm... gran pregunta. 

Espero que os haya gustado el capítulo, si es así, espero vuestros votos y sobre todo vuestros comentarios. ¡Ya sabéis que me encanta saber lo que opináis! 

Por cierto, si alguien quiere que le dedique un capítulo, puede pedírmelo sin problemas, estaré encantada de hacerlo. ¡Millones de besos!

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