Capítulo 16 (Parte 2)



Por la tarde, visito de nuevo a David. Como duerme plácidamente me siento a su lado dispuesta a esperar a que despierte. No tardo en tener la compañía de Julianna que pasa varias veces al día para vigilar a los enfermos.

—Qué raro encontrarte aquí —dice con tono sarcástico.

Le sonrío.

—¿Es normal que pase tanto tiempo dormido?

—La herida evoluciona bien y ha despertado. Eso es lo importante. Estos días aún dormirá mucho pues es un mecanismo del propio cuerpo para que la recuperación sea más rápida.

Respiro aliviada.

—Bien. Gracias por todo, Julianna.

—No, gracias a ti. Por vuestra aventura, estoy disfrutando de unos días con mi hijo y a día de hoy no puedo desear nada más.

Realmente le echa de menos.

—¿Por qué se fue?

Respira hondo como si fuera un peso que lleva a cuestas.

—¿No te lo ha contado?

—Le conozco desde hace unos días, no hemos tenido ocasión de hablar mucho de nuestras vidas...

—Con 19 años comenzó a tener ataques epilépticos... ocurrían cada varias semanas, pero aún así me preocupé. No tardé en llegar a la conclusión de que se trataba del chip que al quedar dañado a raíz del accidente, le estaba presionando alguna zona del cerebro.

Suena grave de verdad.

—¿Y qué hizo?

—Eso fue lo peor. Yo no podía hacer nada. Pensamos que igual era algo eventual pero con el tiempo fueron a más. Cada vez eran más frecuentes y empecé a temer por su vida. Soy médico, puedo hacer operaciones de trauma, pero nada más y esto se escapaba de mis manos. Podía llevarle al hospital, pero después de curarle le implantarían un nuevo chip y sé que eso era algo que él no estaría dispuesto a aceptar. Comencé a preguntar a mis contactos y todos me daban la misma información: Mikael debía ir a ver a Jonah, un hombre que había creado una comunidad sin chip lejos de la ciudad, en una zona deshabitada. Jonah era neurocirujano y podría extirparle el chip como hacía con otras muchas personas. Podía no salir bien, pero era la única opción para mi hijo...

Ahora lo entiendo.

—Por eso dice que Jonah le salvó la vida...

—Así es. Enviarle allí fue la mejor decisión que he tomado en mi vida, pero perdí a mi hijo... Para él, descubrir aquella vida fue encontrar era todo lo que quería, necesitaba aire, libertad... después del tiempo que pasó en ese lugar yo sabía que no regresaría para seguir viviendo en la estación siete.

—Lo siento.

—Yo no. Está vivo y eso no tiene precio. —Se enjuga las lágrimas—. Además de vez en cuando me visita... ¿qué más puedo pedir? Yo... nunca pensé en tener una familia. Elegí esta vida y no me he arrepentido de ello, pero cuando pillé a ese pequeñajo con la mano metida en mi bolso, me miró con esos enormes y tristes ojos azules y algo en mi interior me dijo que ese niño me necesitaba. Más de lo que nadie me había necesitado hasta entonces. Todos los días doy gracias a Dios por que lo pusiera en mi camino, ya que él me ha hecho ser la madre que pensé que no sería nunca.

Me sorprende su alusión a Dios, hubiera jurado que Julianna era una persona no creyente, pero en este caso me he equivocado. De pronto recuerdo algo que me confunde.

—El día que conocimos a Mikael, dijo que en su chip no funcionaba el rastreo, no dijo que se lo hubieran extirpado.

—Así es. Fue idea de él. Cuando visitó a Jonah, le dijo que no se lo quitara a menos que fuese totalmente necesario. A raíz del accidente, el rastreo no funcionaba, y la recepción de sentimientos tampoco, sólo podía transferirlos, nada más. Conoció a Hunter en uno de los locales donde solía pelear y se ofreció a trabajar para él. Gracias a eso Mikael ganaba suficiente dinero para él y para ayudar a pagar los suministros para la estación. Sobre todo los medicamentos de contrabando.

—Por eso no quiso extirparse el chip... no le interesaba perder su fuente principal de ingresos...

Julianna me sonríe con tristeza.

—Así es. Nunca me ha gustado que peleara, ni que traficara con sentimientos pero hace mucho que comprendí que es un testarudo que no iba a cambiar de opinión por mucho que yo insistiera. Jonah consiguió disminuir la presión y así eliminó los ataques, pero al no haber extirpado el chip, no hay garantías de que no comiencen de nuevo en cualquier momento.

—Apenas le conozco, pero creo que es un gran chico y estoy segura de que en parte es así por ti. —Me pongo de pie dispuesta a irme—. Te dejo trabajar. Ya te he entretenido suficiente y no parece que David vaya a despertarse ahora.

—Mañana te será más fácil hablar con él. Le bajaré la medicación para ver qué tal lo tolera.

Asiento y salgo del vagón. Al bajar me encuentro con Neo apoyado en él. Tengo la sensación de que se pasa el día pendiente de mí.

—¿Qué haces aquí?

—He venido a buscarte. Os oí hablando y no quise interrumpir...

Todo un detalle por su parte.

—Es increíble que hayan sido capaces de organizar todo esto aquí abajo, ¿no crees? —En el tiempo que llevamos aquí el tiempo a solas ha escaseado y no hemos tenido apenas, tiempo de hablar.

—Sí, aunque cuando todo un grupo está dispuesto a colaborar, no es tan difícil. El problema es si hay gente al margen dispuesta a hacer lo que quiere a cada momento.

Todo esto me recuerda un poco a...

—Me siento como en la otra realidad, la organización es muy parecida, las normas, los trabajos, la cooperación... quizás, la sociedad tendría que funcionar de esa manera, por colaboración y reparto de recursos, sin tener más unos que otros, sin egoísmos que empañen nuestro comportamiento.

Neo me coge de la mano y me gusta el hecho de que siempre que esta conmigo lo haga, como si no pudiera evitar tocarme.

—Tú siempre analizando... ¿así que crees que este debería ser nuestro futuro?

Me río.

—Salvando las distancias, claro. Estar bajo tierra ya me está dando cierto agobio.

—Es cierto. Estoy deseando salir de este agujero. Julianna se ha portado muy bien con nosotros pero no me siento seguro aquí abajo. Somos extraños en este lugar.

No me gusta lo que está insinuando.

—¿Por qué lo dices?

—Hoy Jamie y yo hemos acompañado a Mikael a buscar material al acceso de los andenes. Había quedado allí con uno de los contactos que les facilitan los suministros. Mientras arreglaban cuentas, me he fijado que había un grupo de hombres, hablando de nosotros y llámame loco, pero algo me dice que no les gusta que estemos aquí.

Trago saliva con dificultad. Neo no se suele equivocar en estas cosas.

—Entiendo. Además supongo que la protección de Julianna sólo alcanza hasta cierto punto...

Se para y se coloca frente a mí. No me gusta cuando se pone tan serio.

—Deberíamos pensar en irnos cuanto antes.

—Pero David... aún necesita unos días más.

Frunce el ceño y algo me dice que lo que me va a decir, no me va a gustar nada.

—Deberíamos pensar... en dejarle aquí hasta que se recupere y volver a por él...

Le suelto la mano al entender lo que me está diciendo.

—¡No!

—Ari...

—¡No! Esto no es discutible. ¡No voy a dejarle aquí! Neo, por favor ¿en qué estás pensando para plantearme algo así?

Se pasa la mano por el pelo nervioso y mira a su alrededor para asegurarse de que nadie se ha percatado de nuestra discusión.

—¿En qué estoy pensando? En tu seguridad. Cosa que tu no haces ¡nunca!

—Si crees que no querer abandonar a David es irresponsable, pues entonces... ¡lo soy! Así que olvídalo. No me voy a separar de él.

Neo aprieta los puños y antes de que pueda reaccionar le veo golpear el vagón más cercano con todas sus ganas.

—¡Maldita sea, Ari! ¿Cómo crees que debería tomarme eso?

Miro sus nudillos manchados de sangre y me siento sobrepasada por la situación.

—Tómatelo como quieras.

Paso de largo por su lado y no me digno siquiera a mirarle.

—Ari, espera...

No dejo que me detenga y echo a correr entre los andenes dispuesta a buscar un lugar en el que esconderme y desaparecer durante un rato. No tardo en encontrarlo. Me basta con dirigirme a la zona del fondo del túnel, donde los vagones inutilizados y después de asegurarme que está vacío, subo a uno de ellos. Me da un escalofrío al mirar en la penumbra esa carcasa de metal hueca que no contiene nada más que silencio y oscuridad pero si quiero estar a solas, no se me ocurre otro lugar que no sea este.

Me siento en el suelo con la espalda apoyada en la pared y pienso en Neo. ¿Cómo puede pretender que abandonemos a David aquí? Me da igual que estén Julianna y Zira para ocuparse de él. ¡David es nuestra responsabilidad! Y aunque no lo fuera... no puedo dejarle aquí... simplemente, no puedo.

Pateo el suelo con furia intentando canalizar así mi furia. Me sobresalto al oír como el sonido de mis zapatos retumba contra las paredes y me detengo inmediatamente rezando para que nadie me haya oído.

Me froto la frente intentando pensar con claridad pero tengo la incómoda sensación de que esto me supera y no sé cómo hacerle frente. Cuando estuvimos en la otra realidad, pensé que nada podía ser más terrible que lo que vivimos en ella... "Pero aquí estoy, en este lugar claustrofóbico, escondida en un vagón oscuro, sin poder regresar a a casa, con David herido y Neo... no puedo evitar pensar, que me ha fallado".

Un ruido en el exterior hace que me ponga en alerta. Sin moverme agudizo el oído pero al no escuchar nada, creo que mi imaginación me ha jugado una mala pasada. Eso o era una rata. Aunque no haya visto ninguna, estoy más que convencida de que tiene que haber más de una conviviendo con nosotros como un miembro más de la comunidad.

De nuevo oigo el ruido y esta vez me pongo de pié de un salto, dispuesta a defenderme de quien sea o lo que sea que acecha en el exterior. Noto mi respiración agitada y el latido acelerado de mi corazón retumba tan fuerte en mis oídos que no me deja concentrarme en el sonido de fuera. Cuando estoy sopesando si salir y atacar yo primero, distingo el haz de una linterna cerca de la puerta.

—¿Ari?

Respiro aliviada al reconocer la voz de Jamie. Bajo los brazos abandonando mi posición de defensa y me siento de nuevo en el suelo.

—Estoy aquí, Jamie —le respondo con resignación. No me ha durado mucho lo de estar escondida.

Se asoma con recelo y puedo ver su expresión alerta iluminada por la luz amarillenta.

Sube al vagón y sin querer me enfoca directamente con la linterna. Me protejo los ojos con la mano y al darse cuenta la aparta precipitadamente.

—Lo siento. —Se sienta a mi lado y me mira pensativo—. Sí que te has escondido bien...

—Pues tú no has tardado nada en encontrarme.

Sonríe con timidez.

—Creo que es porque pensamos parecido. Yo también hubiera venido aquí.

Respondo a su sonrisa. Me alegra que él crea que tenemos cierta conexión. Yo también lo creo.

—Necesitaba... pensar.

—Lo sé. Neo me ha dicho lo que ha pasado, estaba agobiado y por eso me he ofrecido para ayudarle a buscarte.

Vaya...

—Dime que no ha puesto a nadie más en alerta.

—No, tranquila. Le he visto alterado y le he sonsacado que habíais discutido y que te habías marchado. Pensaba que habrías vuelto al vagón o a casa de Julianna y al no encontrarte... bueno, esperaba que los detalles morbosos me los contaras tú.

Dudo durante un instante, aunque en realidad, creo que me vendrá bien hablar con alguien del tema.

—Tiene que quedar entre nosotros, ¿vale? —Espero hasta que le veo asentir—. Me dijo que deberíamos irnos sin David y volver a buscarle más adelante.

—Y le creíste —sentencia.

No le entiendo.

—¡Claro que le creí! ¿Por qué no iba a hacerlo?

—Y le dijiste que tú no irías a ninguna parte sin David...

No sé a donde quiere llegar.

—¡Por supuesto!

Niega rotundamente y eso hace que le observe expectante.

—Ya le dije que no saldría bien y aun así quiso intentarlo —dice como para sí mismo—. Lo único que ha conseguido es discutir contigo y no se ha salido con la suya. Creo que en lo que a ti respecta no es capaz de pensar con claridad.

Necesito que se explique mejor.

—¿De qué estás hablando?

—¿De verdad crees que Neo dejaría aquí a David?

No sé a donde quiere llegar.

—No es que lo crea, es que lo ha dicho.

—Y repito, ¿le crees capaz de hacerlo?

Me planteo la pregunta. ¿Le veo capaz? Realmente no... nunca se ha mostrado egoísta, siempre se preocupa por los demás y aunque con David haya tenido sus más y sus menos, sé que le considera su amigo. Cuanto más lo pienso, menos sentido le encuentro.

—No, no le creo capaz. Pero entonces... ¿por qué me ha dicho eso? ¿Qué pretendía conseguir?

Me mira con cara de "¿no lo ves?".

—Neo cree que hay gente aquí demasiado pendiente de nuestros movimientos y no se fía. Me dijo que necesitaba sacarte de la estación.

—Pero no puede pensar en mi seguridad a cambio de dejar a David.

—Es que ese no era el plan. La idea era que creyeras que todos nos marcharíamos a ver a Jonah, pero en realidad él iba a quedarse aquí con David. Cuando estuviera recuperado, se reunirían con nosotros.

Ahora sí que estoy perdida.

—Pero, ¿en qué estaba pensando? ¿Cómo se iba a quedar él? Además no es eso lo que me dijo...

—Escucha... no te dijo que se él quedaría porque pensó que entonces sería aún más difícil que te marcharas.

No me lo puedo creer.

—¿Y se cree que intentar engañarme es la mejor forma?

Jamie se ríe y sus carcajadas resuenan en el vagón.

—¿Te quedas con eso y no con lo mucho que te quiere? Tanto como para intentar sacarte de aquí y quedarse cuidando de David porque sabe lo importante que es él para ti. No creo que haya muchos dispuestos a hacer lo mismo.

De pronto me doy cuenta de lo tonta que estoy siendo. Quizás Neo se ha equivocado con el plan pero como siempre, lo único que estaba haciendo era protegernos a todos. Y sobre todo a mi...

—Soy una tonta, ¿verdad?

—Qué va... —Me da un golpecito cariñoso en la rodilla—. Sé que hubieras llegado a descubrir la verdad aunque no te la hubiera contado yo.

—Gracias por ser tan buen amigo.

Jamie me sonríe mientras se pone de pie.

—Gracias por dejarme serlo... bueno, voy a buscar a Neo para decirle que puede dejar de preocuparse. Porque me imagino que quieres estar un rato más a solas, ¿no?

Asiento enérgicamente. Jamie desciende un escalón y le oigo tropezar con alguien en la oscuridad.

—Neo... ¡Vaya susto!

—¿La has encontrado?

Noto un toque de ansiedad en su voz que me hace sentir culpable. Se me olvida lo que se preocupa cuando no sabe dónde estoy.

—Sí, ahora iba a buscarte... os dejo solos.

Espero ver asomar a Neo por la puerta pero pasan al menos un par de minutos antes de que lo haga. ¿Qué estaba haciendo? ¿Acaso necesitaba tomar aire antes de enfrentarse a mi?

Se detiene a varios pasos de donde estoy y aunque lleva una linterna en la mano, no la enciende. En vez de eso se dedica a dar pequeños golpecitos en su pierna con ella. Me está poniendo nerviosa.

—¿Estás bien? —me pregunta con voz grave.

Asiento, pero me doy cuenta de que quizás desde donde está no puede ver mi gesto.

—Si... —Apenas consigo contestarle en voz alta.

—No puedes hacer esto... —Suena preocupado—. No puedes salir corriendo cada vez que discutamos...

Tiene razón pero el también tiene su parte de culpa.

—Ni tú puedes ir dando golpes a lo primero que pilles cuando no esté de acuerdo contigo.

Al acabar la frase me doy cuenta que en vez de asumir mi parte de culpa, lo único que he hecho es atarcarle y seguramente eso haga que comencemos a discutir de nuevo.

—Lo siento —me dice dando un paso hacia mí.

Con esas dos palabras, me demuestra que aquí la única cabezota incapaz de dar el brazo a torcer soy yo. Tengo que reconocer que Neo es mucho mejor persona que yo. Y por eso le quiero.

Me pongo de pie y doy un paso hacia él.

—Eres un idiota —sentencio.

Espero que haya notado en mi tono que no lo digo en serio. Da un paso hacia mí.

—¿Por qué? —Su voz suena más relajada.

Doy otro paso.

—Para empezar, por pretender engañarme... ¡cada vez tus planes son peores! Se te da mejor crear un virus para desmantelar una ciudad que esto. Después, por intentar cuidar de mí... yo no me dejo cuida por nadie, pensé que eso lo habías aprendido ya.

—Así es, sólo que a veces se me olvida. ¿Algo más?

—Sí... por último... por querer a alguien como yo. ¡No tengo remedio! No sé si te has parado a pensar el trabajo que conlleva mantener una relación con alguien tan retorcido como yo. ¡Soy complicada!

Neo da otro paso cubriendo la distancia que queda entre los dos. En vez de hablar, me besa, deslizando su mano hasta mi nuca y enredando sus dedos en mi pelo. Se separa lo justo para decir contra mis labios:

—Me gustan las complicaciones.

Sus palabras hacen que lo único que quiera en este instante sea besarle, necesito que se dé cuenta de lo importante que es para mí, porque la verdad es que no creo que fuera capaz de superar todo esto, si no le tuviera a mi lado. Le beso, intentando volcar todo lo que siento en ese simple gesto y él parece entenderlo ya que me estrecha con más fuerza contra su cuerpo. Sus manos recorren mi espalda hasta ceñirse a mi cintura, y las mías le acarician el cuello. Nuestros alientos se entremezclan mientras nuestras lenguas se saborean y noto como en mi interior crece la necesidad de algo, un tipo de hambre que hasta ahora no había conocido y que hace que los besos no sean suficiente, las caricias tampoco. Neo se sienta apoyado en la pared y tira de mí.

—Ven —su voz suena grave y hace que me de un escalofrío.

Me sienta sobre él y no duda en besarme de nuevo haciéndome olvidar durante un momento dónde estamos, consiguiendo que disfrute por una vez como una simple chica de 18 años, descubriendo lo que puedo llegar a sentir al dejarme llevar.

Tengo el corazón desbocado, la respiración entrecortada y lo único que puedo pensar es en la sensación que me producen sus labios al ir dejando un camino de besos desde mi mandíbula hasta el borde de mi pecho. Sin poder evitarlo, un suspiro escapa de mi boca y noto la sonrisa que se dibuja en los labios de Neo contra mi piel. Me alegro de que mi descontrol le resulte divertido. Atrapa de nuevo mi boca con la suya mientras sus manos se deslizan por debajo de mi camiseta y descubren cada rincón de mi cuerpo. Mis entrañas se aprietan queriendo más, deseando más de él y en el momento en el que entiendo hasta donde soy capaz de llegar, me separo de sus labios y pongo una mano en su pecho para frenarle.

—¿Qué ocurre? —pregunta alarmado. Mi gesto le ha sorprendido.

—No... no puedo seguir —Me siento avergonzada por lo que estoy a punto de decir. Seguramente pensará que soy una estúpida o que se trata de una excusa, pero me gustaría que entendiera lo que pasa por mi cabeza en estos momentos.

—Pensaba que querías esto... parecía que querías esto.

—No es eso... es sólo que... —Se me hace un nudo en la garganta—. No quiero hacerlo aquí...

Veo en la penumbra cómo Neo se revuelve el pelo, lo que significa que está desconcertado.

—Vale. Ya sé que no es el mejor lugar...

—No es el lugar... —No lo entiende—. Es la realidad...

Me abrazo las costillas. De pronto me encuentro incómoda sentada encima de él.

—¿La realidad? —Lo piensa durante un momento—. ¿Te refieres al hecho de que no sea tu cuerpo sino el de otra Ari?

Por lo menos parece que comienza a comprender por dónde voy.

—Más o menos...

—No pensé que le darías tanta importancia a algo así... —Escruta mi rostro intentando saber que no hay algo más.

—Es que, es algo que quiero hacer siendo yo plenamente, no estando en otro cuerpo... ¡deja de mirarme como si fuera un bicho raro! —le doy un manotazo en el pecho.

Neo se ríe.

—No es eso... es sólo que no debería haber ido más allá.

Vaya, tampoco quiero que se sienta culpable.

—Soy tan responsable como tú de esta situación.

—No me refiero a eso. —Me envuelve de nuevo entre sus brazos—. Lo que quiero decir, es que te entiendo. Por mucho que desee estar contigo de esa manera, hacerlo con el cuerpo de otra persona, de otro yo... y además, en un vagón de metro abandonado...

Me tranquiliza ver que se siente igual que yo.

—Nunca se me ha dado bien hablar de estos temas. —Me encojo de hombros—. Simplemente creo que todo sería más fácil si se tratara de nuestras vidas. Si fuéramos dos jóvenes universitarios, que estudian, salen y se divierten, como cualquiera, esto también resultaría más fácil.

Neo sostiene mi cara entre sus manos y me besa suavemente.

—Te prometo que haré cada día de tu vida, inolvidable. Eso sí, ya podemos darnos prisa en buscar la forma de volver, ahora tengo aún más motivos para regresar —dice entre risas, consiguiendo así relajar la tensión que había en el ambiente.

—No sé si te merezco.

—Eso ni lo dudes.



¡Hola gente maravillosa! Aquí tenéis la segunda parte del capítulo que comencé a publicar la semana pasada. A ver... ¿Cuantxs habéis pensado mal de Neo igual que ha hecho Ari? Jjajaja, no mintáis... seguro que más de uno...

Espero que os haya resultado interesante también saber más sobre la historia de MIkael y Julianna, me parecen dos personajes estupendos y con una bonita historia para contar.

Bueno y ahora al tema, tal y como os dije, voy a poner a continuación a mis personajes principales. Que conste que no pienso en los actores en sí (es más, por edad, deberían ser más jóvenes), sino que estas imágenes me recuerdan a la idea que yo tengo en la cabeza de Ari, David y Neo. 

David : La verdad es que cumple con todos los requisitos para ser un David perfecto.

Neo: Tal cual. Lo único que falla es que tiene los ojos claros y Neo los tiene oscuros, pero al margen de eso...

Ari: Sí, lo sé, es Emma Stone. Pero os aseguro que en esta imagen (y otras) de la película Irrational man, se parece muchísimo a la idea que tengo de Ari. Es guapa y tiene pinta de inteligente, ¿qué más puedo pedir?

Ahora es cuando vosotrxs podéis decir si estáis de acuerdo o no. Eso sí, si no os gustan mis sugerencias, tenéis que darme otras a cambio para que las estudie. Jajjajaa

No, en serio, encantada de saber vuestra opinión.

Y ya sabéis, si os ha gustado el capítulo, espero votos y comentarios.

¡Mil gracias por leerme! Besitossss

Por cierto... Ari se va a meter en un lío en el próximo capítulo... *o*

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top