Capítulo 16 (Parte 1)



Cuando regresan, Julianna nos acompaña a un vagón que en estos momentos está vacío y que podremos utilizar durante estos días. El espacio no es gran cosa, pero sería capaz de dormir en cualquier sitio así que las pequeñas camas de hierro me parecen una maravilla. Me siento en el borde de una de ellas, pero no hago más que pensar en David.

—Me gustaría pasar un momento a ver cómo está David —digo, ya habiendo decidido que así será.

Neo se levanta de un salto, pero Mikael se ofrece.

—Yo la acompaño, conozco mejor el camino que vosotros y si va conmigo no la molestará nadie. —Me mira y me hace un gesto con la cabeza.

Creo que tiene razón, me acerco a Neo que me mira con gesto preocupado y le paso la mano por el pelo.

—Tranquilo. No tardaremos mucho.

Me coge de la mano un momento antes de soltarme y dejarme ir.

—Ten cuidado.

Salgo del vagón y veo hasta qué punto Mikael está en lo cierto. Tengo facilidad para orientarme y aún así, en estos momentos, estoy totalmente perdida. Yo sola no sería capaz de llegar al hospital. Todos los vagones parecen iguales y la poca luz no ayuda.

Mikael se pone a la par y me explica.

—Tiene truco. —Me señala unos números dibujados con espray en los vagones—. Los numeramos hace tiempo para que resultara más fácil. Mira, el primer número corresponde a la línea de vía en la que están, de izquierda a derecha. Los otros dos, al orden correlativo. Nuestro vagón es el 120, vía 1, el número 20. En unos días lo controlas, por ejemplo, el hospital es el 812.

Me asombra la lógica del sistema y comenzamos a movernos entre los vagones buscando la numeración correcta. Me fijo en que la mayoría de ellos están a oscuras, aunque en algunos se oye a la gente hablar, e incluso el ruido de un televisor...

—Esto parece de lo más tranquilo...

Mikael se ríe.

—No te dejes engañar por las apariencias, quizás en la zona de vagones la gente se comporte mejor, ya que tienes que hacer méritos para ganarte la plaza en uno de ellos. Los conflictivos están en la zona de andenes, viven en las casetas que hemos visto antes al pasar. Julianna impuso ciertas normas hace un tiempo ya, para que las cosas no se le fueran de las manos. Los que no están dispuestos a acatarlas, no pueden vivir en los vagones. Aunque eso no significa que esa gente no se mueva por aquí y haga de las suyas, por eso hay que tener cuidado.

—¿Todos obedecen lo que ella decide?

—Sí, es como si esta gente necesitara un líder, alguien a quien seguir y ella es perfecta para ello por que sabe ser justa. De todas formas, nunca toma una decisión sola.

Se detiene frente a una puerta y caigo en la cuenta de que hemos llegado al hospital, estaba tan absorta en la conversación que no me había dado cuenta.

Atravesamos los vagones y al entrar en el quirófano, encuentro a una chica de mi edad sentada leyendo un libro. Nos mira con desconfianza, hasta que reconoce a mi acompañante y su gesto cambia inmediatamente.

—Mikael, ¡no me lo puedo creer! —Se echa a sus brazos y este la estrecha con fuerza—. Tu madre no me ha dicho nada.

—Zira... —Se separa un poco y la mira—. Cada día más guapa...

La chica le da un puñetazo cariñoso en el brazo.

—Si, claro. Por eso me dejaste aquí tirada y te fuiste a vivir a la comuna de Jonah...

—Tú deberías entender mejor que nadie porqué me fui a vivir con él y mi propuesta sigue en pié, el día que decidas abandonar este lugar, ya sabes donde encontrarme.

De pronto me encuentro incómoda y me gustaría desaparecer. Mikael se da cuenta e intenta poner remedio.

—Perdón, ella es Ari. David es amigo suyo.

Le hago un gesto con la mano a modo de saludo.

—Hola Ari, pasa. Tu amigo está mejor, le ha bajado la fiebre y la sutura aguanta bien. Le he puesto otra bolsa de suero salino y de momento no se ha despertado.

Me acerco a la camilla y no puedo evitar cogerle de la mano. Se le ve tan tranquilo...

—Zira, si quieres ve a tomar algo mientras estamos aquí —le anima Mikael.

—Sí, me vendrá bien, gracias. —Le golpea con el dedo en el pecho—. Ni se te ocurra irte de nuevo antes de que pasemos un rato juntos.

Por algún motivo, eso de "pasar un rato juntos" no me ha sonado nada inocente.

—De acuerdo —le responde con las manos en alto como dando a entender que se rinde a ella.

Nos quedamos solos y Mikael se sienta en la silla de Zira al otro lado de David.

—Parece una buena chica.

—Lo es —me dice con franqueza—. Lleva mucho tiempo ayudando en el hospital. Por eso aún no se ha ido.

—¿Cómo acabó en este lugar? ¿Un accidente?

Mikael niega.

—Nació aquí.

Esa respuesta me sacude de arriba a abajo.

—¿Lo dices en serio?

—Sí, su madre tuvo un accidente. La atropelló un coche, un estúpido que iba borracho y el chip dejo de funcionar. Iba a reemplazarlo por otro cuando se quedó embarazada y se dio cuenta de que al estropearse el chip ella volvía a ser empática por sí misma. Tomó la decisión de no ponerse un nuevo implante, así que se fue de casa. Estuvo unos meses escondiéndose por su cuenta y cuando descubrió la existencia de este sitio, se vino aquí. Siempre ha dicho que no podía dejar que a su hija le pusieran el chip.

Me parece increíble.

—¿Y el padre de Zira?

—Él no estuvo de acuerdo, creía que a ella le estaba afectando el embarazo y no pensaba con claridad. Así que ella se marchó de casa sin insistir más.

No puedo imaginarme lo duro que tiene que ser tomar una decisión así, por el bien de un hijo...

—Y Zira ha vivido siempre aquí...

—Prácticamente. De vez en cuando, sale por la ciudad, sin embargo su cuerpo sufre las consecuencias de vivir en un lugar con la luz tan limitada. La vista y la piel por ejemplo se ven afectadas y cuantos más años pase aquí, más difícil será que pueda llevar una vida en el exterior. Pero para ella es su hogar, por eso le cuesta pensar en vivir en otro lugar... en cambio yo, creo que lo peor que puede hacer es quedarse aquí para siempre. Esto no es mucho mejor que una prisión.

Y lo dice él.

—¿Desde cuándo has vivido aquí? —pregunto curiosa.

—Desde los ocho. —Traga saliva con dificultad y pienso que igual no fue buena idea preguntarle.

—Lo siento, no quiero que te creas obligado a contarme nada...

Me sonríe pero en sus ojos veo cierto destello de tristeza.

—No, tranquila, no pasa nada. Es sólo que no suelo hablar de ello. —Respira hondo y me mira—. Tuve un accidente de coche con mis padres. Un camión invadió el carril contrario y mi madre poco pudo hacer por evitar lo inevitable. Ellos murieron y yo... estuve varias semanas en el hospital. Mi chip quedó dañado y programaron una operación de reemplazo para dos meses más tarde, cuando ya me hubiera recuperado del todo. Mientras, me llevaron a un centro para menores y en las noches que pasé allí no hice otra cosa más que pensar en la operación. Imagínatelo, un niño de esa edad, el miedo... Me escapé. Pasé las siguientes dos semanas, escondiéndome, durmiendo donde podía y robando para poder llenar mi estómago. Y entonces apareció Julianna, como mi ángel salvador. Me pilló intentando quitarle la cartera del bolso, uno de los días que iba al hospital a por suministros para la estación siete y con sólo mirarme a los ojos un segundo, fue suficiente para decidir llevarme con ella y cambiar mi vida para siempre.

Ahora entiendo.

—Para ella eres su hijo...

—Sí y ella es mi madre, para lo bueno y para lo malo. He recibido sus abrazos, pero también sus reprimendas cuando me metía en líos...

Se me escapa un bostezo y Mikael me observa divertido.

—Estás agotada. Deberíamos descansar un rato, vamos.

Tiene razón. De nada servirá que me quede cuidando de David y en estos momentos necesito dar una cabezada.

Volvemos al vagón y el resto ya están dormidos. Mikael se encarama a una de las literas y se gira hacia la pared dispuesto a no perder más tiempo.

Cuando me siento en una de las camas frente a la de Neo, este abre los ojos.

—¿Está David bien? —pregunta con voz somnolienta.

—Sí, parece que está en buenas manos —le cuento en voz baja—, pero me preocupa que todavía no se haya despertado.

—Démosle algo de tiempo, todavía es pronto.

Puede ser, pero no me quedaré tranquila hasta que eso pase. Me quito las botas y el abrigo y cuando voy a tumbarme, Neo protesta.

—Eh, ¿qué haces? —Se mueve en la cama dejando un hueco—. Ven aquí...

No lo dice en serio.

—Estas camas son muy pequeñas, no podrás dormir nada si te quito la mitad del espacio.

—No podré dormir nada si no te tengo a mi lado —replica.

¿Cómo me voy a negar si me lo dice así?

Me tumbo a su lado y dejo que me envuelva entre sus brazos. Hunde la cabeza en mi cuello y respira profundo.

—¿Ves? Mucho mejor de esta manera...

Le doy un suave empujón.

—¡Tonto! Si ya estabas durmiendo antes de que llegara...

Decide no hacer caso de mi comentario.

—Siento lo de David.

—Tú no tienes la culpa —nadie podía prever lo que iba a pasar.

—Todo lo que os ocurra en esta realidad será mi culpa, estáis aquí por mí. Tú mejor que nadie deberías entenderlo, cuando estuvimos en la otra realidad, te sentías responsable de nosotros...

Sé lo que quiere decir. Le acaricio la mejilla y me gustaría poder decirle algo que le hiciera sentir mejor.

—No te preocupes, por experiencia te diré que no sirve de nada. Encontraremos una solución. No es la primera vez que estamos metidos en un lío, ¿no?

—Eres increíble, lo sabes, ¿verdad?

—Y cabezota e insoportable...

Antes de que siga hablando así de bien de mí misma decide besarme y no mucho rato después ya estamos dormidos.



Cuando Zira me encuentra y me dice que David se está despertando, no lo pienso y echo a correr hacia el hospital. Llevamos dos días ya en la estación siete, dos días en lo que hemos convivido como uno más de esa comunidad. Hemos colaborado en las tareas, comido con Julianna en su pequeño salón, aprendido gracias a Mikael cómo funciona todo, las normas... Dos días en los que me he desesperado al ver que las horas pasaban y David no despertaba, preocupada de lo que eso podía significar... Hasta ahora.

Llego al hospital en un tiempo récord, pues en dos días he recorrido tantas veces este laberinto de vagones que podría moverme entre ellos con los ojos cerrados. Me acerco a la cama en la que se le instaló una vez estaba fuera de peligro y me arrodillo a su lado. David me observa con la mirada turbada por los calmantes y yo no puedo evitar llorar de la felicidad.

—Estás despierto, menos mal —consigo decir entre lágrimas—. ¿Cómo te encuentras?

Me mira extrañado y por un momento tengo un mal presentimiento... ¿Y si es el David de esta realidad y no el de la mía?

—Ari...

La forma en la que dice mi nombre me hace pensar que es él, pero aún no estoy segura del todo.

—Mis recuerdos están un poco borrosos... esta realidad...

—Tranquilo, descansa.

Esas palabras me hacen respirar aliviada. Si habla de esta realidad, no hay duda de que es David.

Zira se asoma por la puerta y se acerca a mí.

—Sí que has corrido, chica. Si no estuvieras con Neo, pensaría que tu novio es él.

Vaya, a Neo le habría "encantado" oír un comentario así. Zira es de las que dice las cosas tal cual las piensa.

—David... es mi amigo. Es muy importante para mí.

—Pues ya puedes respirar tranquila. Unos días de reposo y estará estupendamente.

—Gracias por cuidar de él.

Desde que Mikael me contó la historia de Zira, no puedo evitar mirarla con otros ojos. Me resulta difícil pensar lo que tiene que ser criarte dentro de un túnel, saliendo sólo de vez en cuando al exterior. Yo siento claustrofobia sólo con haber pasado aquí unos pocos días y aunque entiendo que para ella esta vida es lo normal, no sé cómo no ansía vivir en otra parte, ver cada día la luz del sol, notar el viento en su cara y sentir las gotas de lluvia sobre su cuerpo. Se está perdiendo tanto...

Salgo del vagón y Neo está esperándome.

—¿Cómo está? —posa su mano en mi hombro.

—Bien, confuso... pero hablaba de esta realidad, así que por lo menos sabemos que es él.

Me mira extrañado.

—¿Acaso cabía otra posibilidad?

—Apenas sabemos cómo funcionan los saltos y mucho menos nuestros cerebros... Creemos que no podemos volver por influencia del chip, pero en unas circunstancias como estas... ha estado en coma, y yo no estaba segura de con qué David nos íbamos a encontrar cuando despertara.

Me rodea los hombros con el brazo y nos encaminamos de vuelta al vagón de Julianna.

—Siempre pensando en todas las posibilidades, ¿eh?

—Ya me conoces.


Bueno, ya sé... se os ha hecho corto el capítulo. Pero si os fijáis, pone parte 1 lo que significa que esta próxima semana subiré la otra parte. Era muy largo para publicarlo tooooodo junto y así se os hará más corta la espera.

¿Qué os ha parecido el capítulo? Menos mal que sigue siendo nuestro David, ¿eh? Anda que si llega a ser el de esa realidad... jajaja

En estos capítulos, aunque pasan cosas importantes, son para conocer un poco mejor las historias de los nuevos personajes, que a mí me parecen de lo más interesantes, la verdad. Espero que a vosotrxs también.

Y por último, si tenéis cuenta de Pinterest (https://es.pinterest.com/nsanchez0000/), podéis buscarme allí, publicaré cositas relacionadas con mis historias y ya que hablamos de esto, me gustaría conocer vuestras sugerencias para los personajes de Ari, Neo y David. ¿Les ponéis cara? ¿Se os ocurre quién sería la persona perfecta para cada personaje? Acepto vuestras ideas y... cuando publique el próximo capítulo, os pondré las mías a ver qué os parecen.

Si os ha gustado, espero vuestros votos y comentarios. ¡MIl gracias por leerme! Sois lxs mejores. Besitossss

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