Capítulo 14



Respiro hondo antes de entrar en la habitación y no más traspasar la puerta, busco con la mirada al famoso Hunter. Le veo detrás de un escritorio moderno, sentado en un enorme sillón de cuero negro y nos observa con atención. Detrás de él hay un montón de pantallas de televisión. Me fijo que algunas emiten imágenes de la zona de discoteca desde distintos ángulos, pero el resto, parecen corresponder a las otras salas que hay en este mismo pasillo. En una de ellas se ve a varias personas sentadas en butacas con una pulsera en la muñeca derecha. De la pulsera salen varios cables que serpentean por el suelo hasta una de las paredes en la que están conectados a un pequeño aparato. Todos tienen los ojos cerrados y de vez en cuando se sobresaltan o se mueven como acto reflejo. Al darme cuenta de que están disfrutando de la "versión barata" que Hunter les ofrece, aparto la vista, pues no quiero ver lo que está sucediendo ni en esa, ni en el resto de pantallas. Cuanto menos sepa, mejor.

Nos hace un gesto para que ocupemos los asientos que ha dispuesto frente a su escritorio y descubro que hay cinco. "Claro, a nosotros también nos estaba vigilando". Seguramente habrá estado atento a nuestra conversación con Samuel y así juega con ventaja. Neo se sienta a mi lado sin soltarme la mano y me da un leve apretón para que esté tranquila. "Como si fuera tan fácil".

—Bien, Samuel me ha dicho que tenéis algunas preguntas.

Tiene la voz grave, una voz que le va perfecta a su aspecto. Es un hombre de unos 45 años, atractivo y elegante, algo que sabe de sobra, lo que hace que irradie una seguridad pasmosa. Pero lo que más me llama la atención es que su mirada me dice que también es frío y calculador, alguien a quien es mejor no cabrear.

—Pensamos que en contra de lo que se dijo hace tiempo, hay gente empática —afirma Set.

Hunter sonríe.

—Eso no es una pregunta... pero te diré que es así.

—¿Eso significa que el chip no sería necesario? —pregunto.

—El chip es necesario, pero no por el motivo que nos quieren vender y mucho menos para suplir una empatía según ellos inexistente.

No entiendo qué puede querer decir con eso. Miro a Neo y veo que está observando fijamente las pantallas detrás de Hunter. Tiene el gesto contraído y sin querer sigo la mirada hasta lo que ha llamado su atención. En una se ve a dos hombres y una chica más o menos de mi edad. Uno de ellos rondará los cincuenta años y está sentado a un lado de una mesa, en el otro extremo está la chica. Sus manos están haciendo contacto, no hay duda de que le está transfiriendo sus emociones. El otro hombre está en una esquina de la habitación mirándola fijamente y en los ojos de ella se refleja el más puro terror. Es como si ya supiera lo que va a suceder. El hombre se acerca lentamente y saca del bolsillo de la chaqueta una bolsa de plástico. Antes de que la chica pueda reaccionar, se la coloca en la cabeza y la aprieta con una mano dejándola sin aire que respirar. Al verlo me pongo rígida, siento que yo misma me estoy ahogando. ¿Están locos? La bolsa se infla y desinfla con los esfuerzos de la chica por acaparar el poco aire que queda y cuando comienza a forcejear, el hombre la inmoviliza con el brazo que tiene libre. El que está recibiendo la transferencia sujeta a la chica del brazo para no perder el contacto aunque la sensación para él debe ser tan real que boquea igual que ella intentando coger aire. La escena parece no acabar nunca y no puedo seguir callada.

—¡La va a matar! —grito histérica. Miro al resto y todos están observando la pantalla con la misma atención que yo —. Haga algo.

Hunter me mira divertido.

—Tranquila. Mis chicos saben lo que hacen, te puedo asegurar que nunca se nos ha ido una situación de las manos. —Mira la pantalla justo en el momento en el que el hombre le quita la bolsa de la cabeza y tanto la chica como el receptor aspiran aire de forma entrecortada—. ¿Ves? Esa chica viene todas las semanas, para ella es una forma de ganarse su comida.

Todas las semanas...

—Pero su cara de miedo...

—Eso es porque no sabe lo que va a ocurrir. Es la mejor forma de experimentar el pánico, cada semana le tenemos preparada una "sorpresa" diferente, así la tensión es mayor.

—Es usted un sádico...

Hunter suelta una carcajada que resuena en todo el despacho.

—Sólo les doy a mis clientes lo que quieren.

No me puedo creer que tenga frente a mí, a una persona así. Capaz de jugar con la gente de esa manera. Neo nota mi tensión y me rodea con el brazo para intentar tranquilizarme.

—Nos estaba diciendo que el chip era necesario pero no por la falta de empatía... —David intenta que retomemos el tema.

Hunter se acomoda de nuevo en su sillón.

—La falta de la empatía fue una excusa para implantar el chip. Sí que era verdad que los niveles habían disminuido pero nada que no hubiera podido solucionarse por sí solo.

—¿Entonces? —pregunta Jamie.

—Si queréis saberlo, me tenéis que dar algo a cambio.

Esto era de lo que hablaba Samuel. Una persona así no da información a cambio de nada.

—¿Qué quiere? —David se revuelve en su asiento.

—¿Tú qué crees? —Sus ojos se vuelven oscuros, tanto que me recuerda a un animal salvaje—. Quiero vuestras emociones.

—¿Quiere guardarlas? —Set parece nervioso.

Niega rotundamente.

—No, esto será sólo para mí. Me gusta saber que nadie más lo sentirá, eso lo hace aún mejor.

Habla de ello como si fuera una experiencia única...

Nos mira uno por uno y no puedo evitar sentirme desnuda frente a esos ojos que parecen atravesar mi cuerpo.

—Os lo voy a poner fácil. Me vale con vosotros dos. —Nos señala a Neo y a mí.

—¿Por qué ellos? —pregunta David. Me mira y parece preocupado.

—Es fácil. Ella... por su reacción con las pantallas. Pocas veces he visto una empática tan pura. Cualquier recuerdo que me transfiera sé que será intenso. Quiero el recuerdo más desgarrador que tengas. Él... —Mira a Neo fijamente—. Veo cómo la protege, sé que me podrá dar un bonito recuerdo romántico. No me equivoco, ¿verdad?

Neo se niega a responder, pero no le retira la mirada.

—Empecemos cuanto antes. —Quiero acabar con esto ya.

—Venid conmigo, iremos a otra sala para estar más tranquilos...

Se levanta y Neo y yo le seguimos. Al pasar al lado de David, este me sujeta del brazo.

—No vayas —me dice en voz baja.

—No hay otra opción si queremos respuestas.

Entramos en otro cuarto en el que sólo hay una mesa y varias sillas.

—Tomad asiento.

Nos sentamos frente a él. Intento no estar nerviosa pero tengo la respiración agitada y las manos me sudan.

—Podéis estar tranquilos. No muerdo. Eso sí, que sea algo que merezca la pena, si no, no sacareis nada de mí a cambio.

—Acabemos con esto —digo mientras tiendo mi mano izquierda.

Pienso qué transferirle y no hay duda de que tiene que ser la muerte de Set. No he pasado por nada tan intenso como eso. Recordar la muerte de Beth, también lo fue, pero al ser un recuerdo de un recuerdo, seguro que pierde fuerza. Pienso en la reacción de Jamie cuando lo sintió y creo que no tengo otra alternativa.

Coge mi mano con delicadeza y la coloca sobre la suya hasta hacer contacto. Veo como cierra los ojos y yo hago lo mismo dispuesta a concentrarme en el recuerdo. Comienzo en el momento en que nos escondimos en el sótano de la escuela, el nerviosismo al ver llegar la patrulla. La impotencia de ser espectador, sin poder hacer nada, cuando se llevan a David, Olivia y Mathias, quedando Set solo, en medio de la plaza. Vuelve a mí la pregunta. ¿Por qué está allí? ¿Por qué no le han subido al camión? "Nunca he sido más libre". El ruido del disparo retumba en mis oídos y oigo chirriar la silla de Hunter. Le he debido pillar por sorpresa. Set cae al suelo y la sangre se extiende a su alrededor formando un enorme sol rojo. Recuerdo cómo durante horas deje de hablar, de ver y de sentir y cómo al salir de esa bruma horas después comencé a llorar descontroladamente. El dolor en el pecho, la respiración entrecortada, la náusea... Dejo que la sensación permanezca y aún tardo unos minutos antes de abrir los ojos y mirarle.

Hunter continúa con ellos cerrados, su expresión totalmente tensa me confirma que ha sido lo suficientemente intenso. Tal y como pretendía. Cuando abre los ojos y me mira, veo un destello de curiosidad en ellos.

—Vaya... —dice todo lo calmado que puede. Aun así se nota le está costando controlarse—. Eres una caja de sorpresas.

—Espero que haya sido suficiente.

Se pasa las manos por el pelo, el primer gesto de nerviosismo que he visto en él.

—Sí, de sobra. Ha sido más intenso de lo que esperaba y me han surgido unas cuantas preguntas, como por ejemplo, por qué el chico que muere en el recuerdo, está sentado en la otra sala... pero sé que el trato no incluye que me des explicaciones.

—Así es —respondo tajante.

Me imagino lo extraño que debe resultarle haber visto morir a Set sabiendo que está con el resto esperando en su despacho, pero no seré yo la que se lo aclare.

Inspira profundamente unas cuantas veces, algo me dice que intentando librarse de la sensación que aún nota en el cuerpo. Mira a Neo y entrecierra los ojos.

—Bien, te toca. A ver si eres capaz de dejarme con buen sabor de boca.

Neo aprieta los labios, un gesto inequívoco de que esta situación no le gusta nada. Aun así extiende la mano con seguridad y al hacer contacto ambos cierran los ojos.

"¿Qué estará pensando?". Le ha pedido un recuerdo romántico... si yo tuviera que elegir uno, sería sin duda el beso en el callejón y algo me dice que ese momento es el que está viviendo Hunter ahora mismo. Observo a Neo, parece tranquilo, como si estuviera meditando en cambio Hunter tiene la respiración algo agitada, veo cómo su pecho se mueve y entreabre ligeramente los labios... realmente lo está sintiendo...

Cuando Neo separa su mano, Hunter abre los ojos inmediatamente y me observa con... ¿anhelo?

—No sabéis lo que envidio que podáis dejaros llevar por las emociones de esa manera, que un gesto, un roce, perturbe vuestra calma... que un simple beso pueda derrumbar vuestros cimientos... ¡qué afortunados! Sois conscientes de ello, ¿no?

Sus palabras resultan un tanto poéticas, lo que no concuerda con su imagen de hombre sin escrúpulos.

—Lo sabemos —respondo.

—No creáis que no he pensado veces en quitarme el chip...

Lo dice como si fuera algo impensable.

—¿Por qué no lo ha hecho? —pregunta Neo tajante.

—Volvamos al despacho y os lo contaré allí. Os habéis ganado mi ayuda.

Cuando regresamos, vemos las caras de desconcierto de todos. Entiendo que nos habrán estado siguiendo por las pantallas pero el hecho de que no haya sonido, les habrá impedido enterarse de nada. Hunter regresa a su butaca y lo primero que hace es dirigir una mirada a Set. No va a dejar de darle vueltas a lo que ha visto en mi mente... ¿Pensará que le he engañado? No creo que sea capaz de imaginar una explicación para lo que le he mostrado...

—Bien, volvamos a nuestra conversación. Como os decía, el chip no era necesario, pero la disminución de la empatía fue la excusa perfecta.

—¿La excusa perfecta para qué? —insiste David.

—Para implantar un chip de control a toda la población —sentencia.

Nos miramos unos a otros.

—¿Control? ¿Del gobierno? —Set parece nervioso. No creo que esperara algo así.

—Veo que ya sabéis por dónde voy. La gente no lo hubiera aceptado sin un motivo y la empatía resultó una razón de peso.

Se hace un incómodo silencio. Todos estamos barajando posibilidades. Tengo que preguntarlo.

—¿Qué hace el chip exactamente?

—Por una parte es una identificación infalsificable, lo que hace que nos tengan localizados todo el tiempo.

—Nos pueden rastrear... —Neo se frota la mandíbula nervioso.

—Eso es. Por otro lado, hace justo lo contrario al motivo para el que supuestamente fue creado.

Eso significa que...

—¿Inhibe los sentimientos? —pregunto dudosa.

—No del todo. Digamos más bien, que aplaca las sensaciones. Así los ciudadanos están más tranquilos no sólo entre ellos, también hacia el gobierno. Sin exaltación, no hay protestas ni levantamientos. No existe la indignación.

—Así que en realidad, nos tienen dormidos emocionalmente —David no parece tan sorprendido como el resto—. Crearon la transferencia de sensaciones y recuerdos, para que la gente no sospechara de la utilidad del chip...

—Pero, ¿por qué con algunos no funciona? —Set nos mira—. Yo soy capaz de ponerme en el lugar de otro, disfruto al escuchar música, me emociono viendo una película... no sé si me entendéis.

—Evolución —responde Hunter sin dudar.

David se inclina hacia delante en su asiento.

—Seguramente el chip funcionó bien al principio, pero las nuevas generaciones están reaccionando a él, el cerebro se va adaptando y cada vez, este tiene menos efecto. Quizás en un par de generaciones más no funcione con nadie.

A veces se me olvida que David algún día será neurocirujano. Le entusiasma hablar del cerebro humano.

—Puede ser, pero hasta que eso ocurra, se seguirán beneficiando de su utilización. —Hunter parece enfadado con el gobierno.

—¿Y qué ocurre si alguien se lo quita? —pregunto. Al fin y al cabo es lo que pretendemos hacer.

—Si lo hacéis tenéis que salir de la ciudad. El gobierno tiene una unidad de agentes que se dedican exclusivamente a detectar a personas sin chip o con uno defectuoso. Hacen barridos continuamente y en el caso de localizar a alguno, lo detienen. Después simplemente le acusan de alguna agresión y directo a la cárcel para el resto de sus días. No sé si os dais cuenta, pero esto no es ninguna tontería y no van a dejar que peligre la sociedad que han conseguido construir.

Se me hace un nudo en la garganta al escuchar sus palabras.

—Entonces, ¿no hay personas sin chip?

—Sí, los hay sin chip o con él defectuoso, en zonas apartadas, escondidos... algunos se acercan a los centros urbanos pero es un riesgo, no os voy a engañar. Si queréis encontrar a alguien dispuesto a quitaros el chip, tendrá que ser lejos de aquí.

No tenemos otra opción. Neo me mira pensando lo mismo que yo.

—¿Conoce a alguien que nos pueda ayudar?

Hunter frunce el ceño pensativo y se gira para observar las pantallas. Parece buscar a alguien en concreto... Pulsa un botón y el tipo que nos había acompañado al despacho asoma por la puerta.

—Tráeme a Mikael.

El hombre parece desconcertado.

—Está con un cliente... acaba de empezar.

—Me da igual. Invita al cliente a una copa de mi parte pero trae a Mikael ahora.

Para ser un tío tan grande parece tener miedo de Hunter. Asiente y cierra la puerta sin atreverse a replicar.

—Mikael es uno de mis colaboradores. Viene una vez a la semana para sacarse un dinero. De vez en cuando participa en peleas clandestinas, así que además del dinero que gana en esos combates, se saca un buen puñado de billetes más con esos recuerdos. No sabéis lo cotizada que está la ira.

Me resulta increíble con que naturalidad habla del precio de las emociones.

La puerta se abre de golpe y un chico de veintipocos años entra malhumorado.

—¿Se puede saber porqué me has interrumpido? Acababa de... —Se calla al ver a tanta gente mirándole fijamente.

—No te preocupes, te pagaré lo que corresponde aunque no hayas terminado y te daré un extra más porque eches una mano a estos buenos amigos míos.

Nos mira uno por uno y me gustaría saber lo que está pensando de nosotros. Yo también le observo, es de estatura media, pelo castaño que le llega hasta los hombros y unos ojos azules que en estos momentos se encuentran con los míos. Esboza una enorme sonrisa mientras me analiza con curiosidad y algo me dice que este chico no tiene ni un pelo de tonto.

—Tú dirás.

—Quieren conocer a Jonah. Les tienes que llevar hasta él.

Frunce el ceño y comienza a reírse a carcajadas.

—Pero ¿qué os pensáis? ¿Qué soy un guía turístico? ¿Qué puedo llevar a cualquiera allí?

—Son empáticos —Hunter responde tajante, le está empezando a molestar la actitud del chico.

Se le corta la risa de golpe y nos vuelve a mirar.

—Cinco... es broma, ¿no? ¿Qué os ha pasado? ¿Un accidente? ¿Os han frito el cerebro o algo?

—Sus chips funcionan.

Se cruza de brazos y durante unos minutos permanece en silencio. ¿Tan extraordinario es lo que le ha pedido Hunter?

—Vale. Me hago cargo —decide—. Espero no tener ningún problema porque si me pasa algo, perderás mucho dinero sin mí.

Hunter asiente y prepara un sobre con dinero. Cuando Mikael lo coge, cuenta la cantidad.

—Está tu parte del trabajo de hoy y el extra por ayudarles.

—Gracias Hunter. Es un placer hacer negocios contigo. Nos vemos la próxima semana. —Se acerca a la puerta y al llegar a ella se dirige por primera vez a nosotros —. ¿Venís?

Nos levantamos dispuestos a seguirle.

—Gracias por su ayuda.

Hunter me mira sorprendido y sonríe con franqueza.

—Habéis recibido en función de lo dado. Ni más ni menos.

Asiento mientras dejo que Neo me coja de la mano y abandonamos la habitación. Ninguno de nosotros aprueba lo que Hunter hace, pero no ha resultado ser un mal tipo después de todo.

Salimos de nuevo al bullicio del local y me pregunto cuántas personas habrán traspasado esas puertas alguna vez. Mikael nos hace gestos para que le sigamos a una de las barras y sin preguntar nos pide una copa.

—Bien, ¿nombres? —pregunta.

Nos presentamos uno por uno y él asiente, mientras coge su copa y da un trago.

—¿Es cierto que sois empáticos? —Parece tener dudas de que así sea.

—Eso creemos —le responde Jamie.

—Espero que estéis en lo cierto, si me estáis engañando, Jonah se va a enfadar mucho.

—¿Es tu jefe? —le pregunta David.

Mikael se ríe.

—Yo no tengo jefe. Pero le debo la vida.

Estoy a punto de preguntar el motivo, cuando la música cesa de golpe y las luces se encienden. Hay gente que grita por el susto y nosotros miramos a nuestro alrededor buscando el motivo.

Veo a unos dos metros una plataforma metálica que bordea el almacén y a la que se accede por distintas escaleras. En ella hay varios hombres vestidos de oscuro con armas en las manos. Apuntando a los que estamos abajo. Mal asunto.

—¡Mierda! Svenson —nos dice Mikael señalando a uno de ellos—. Se dedica a detener a personas sin chip o con él defectuoso. Y a los que sí os funciona... en un momento os tendrá fichados. ¿Veis su tablet? Ahora mismo está rastreando... Tenemos que salir de aquí cuanto antes...

Mira hacia los lados evaluando las posibilidades.

—¿Qué podemos hacer? —le pregunto nerviosa.

—Tenemos que volver a las salas. Hunter tiene una salida propia.

Comenzamos a movernos entre la gente mientras el tal Svenson se dirige a la multitud.

—Estáis todos detenidos. No hagáis movimientos sospechosos y dejad que hagamos nuestro trabajo. Si lo hacéis no os ocurrirá nada.

No me lo creo.

Aprovechamos esas últimas palabras para llegar hasta la puerta. Por suerte Mikael tiene una tarjeta de entrada. Tenemos al agente justo encima, pero desde su posición no nos ve y la gente está demasiado nerviosa como para prestarnos atención a nosotros.

Entramos de nuevo al pasillo y nos damos de bruces con el guardaespaldas de Hunter.

—Hola Bambi —le saluda Mikael, solo él es capaz de llamar a un tío así Bambi—. Necesitamos usar la salida de atrás. Tienes a tu querido amigo Svenson ahí fastidiando. Sal a saludarle si quieres.

—Hacía tiempo que no teníamos noticias suyas. Ya nos estábamos preocupando. —El hombre continúa impasible—. En fin, tendré que ir a hablar con él.

Avanzamos por el pasillo y entramos en una habitación contigua al despacho de Hunter. Es el almacén y al fondo está la salida.

—¿Le pasará algo a Hunter? —pregunta Set. Eso mismo estaba pensando yo.

—Tranquilos. Hunter se habrá ido ya y los clientes de esta zona también. Lo tiene preparado para que no puedan encontrar nada que le relacione con el tráfico de emociones. El hecho de que Svenson encuentre en el local alguna persona sin chip, no implica en nada a Hunter, ya que él no tiene porqué saber quien tiene chip y quien no. De cara a la galería esto es una discoteca para gente de un nivel adquisitivo alto. Y esta zona, salas vip. Nada más.

Me quedo más tranquila sabiendo que la redada no le afectará.

Mikael sujeta el pomo de la puerta y nos mira.

—Tenemos que llegar a mi furgoneta que está dos calles más abajo. No os separéis de mí y si os dan el alto... corred.

Sin esperar sale por la puerta y mira a ambos lados antes de echar a andar hacia la derecha. Le seguimos y ahora sí agradezco que haya poca luz, rezando a cada paso para que nadie nos vea. No hacemos más que girar en la siguiente calle cuando oímos voces a nuestras espaldas.

—Eh, vosotros. ¡Deteneos!

Miro hacia atrás y veo tres agentes a poca distancia de nosotros. Cuando vuelvo a mirar hacia delante, Mikael ha echado a correr dejándonos atrás. Sin pensarlo le imito, no se me ocurre lo que nos podría pasar si nos detienen y además Mikael es nuestra única opción en estos momentos. Gira de nuevo a la derecha pero antes de que lleguemos a la esquina, aparece de nuevo y nos mira desconcertado.

—Hay más agentes por ese lado. Deben de estar rastreandoos. ¡Por aquí!

Corre hacia la otra calle y de pronto comenzamos a oír disparos detrás de nosotros. Por instinto nos agachamos, pero sabemos que si nos quedamos quietos será peor.

Nos escondemos detrás de un camión y cual es mi sorpresa al ver a Neo y David empuñando una pistola cada uno.

—¿De dónde las habéis sacado? —pregunto indignada. No me puedo creer que no me hayan dicho nada—. ¿Estáis locos?

Veo la cara de culpabilidad de Neo pero la respuesta de David me desconcierta más.

—¿Tú crees? Estamos siendo prácticos. Ya nos hemos visto en peores situaciones y de ellas hemos aprendido a ser precavidos.

—¡También sabes lo que implica empuñarlas! —respondo cabreada.

Han conseguido armas a mis espaldas y está claro que se han puesto de acuerdo para ello. Me siento traicionada. De todas formas ahora no puedo perder tiempo pensando en eso y sí en cómo salir de aquí.

—¿Cómo nos vamos a librar de ellos? —pregunta Jamie con la voz entrecortada por la carrera.

—Tenemos que llegar hasta mi furgoneta —decide—. Mientras no pongamos distancia de por medio, podrán seguiros.

Es la segunda vez que se refiere a nosotros y no a él.

—¿A ti no te pueden rastrear?

Le veo negar.

—En mi chip no funciona el rastreo...

Me doy cuenta de las consecuencias de que le detengan y me pregunto porqué no nos ha dejado tirados. ¿Por dinero? ¿Realmente quiere ayudarnos?

—Salid vosotros primero, yo os cubro. —Las palabras de David me devuelven a la realidad inmediata.

—Es mucho riesgo. —No quiero que le pase nada.

—¿Se te ocurre algo mejor? —No espera a que le contestemos y quita el seguro a la pistola. Se asoma por un lateral del camión y comienza a disparar en dirección a los agentes. Veo como estos se parapetan detrás de un vehículo a pocos metros y aprovechamos ese instante para echar a correr de nuevo.


Espero que no me odiéis por dejar el capítulo ahí pero os aseguro que era el mejor lugar donde pararlo.

¿Qué os ha parecido todo lo que ha sucedido? Ya sé... mucha información de nuevo. Personajes nuevos como Hunter o Mikael. Svenson, dispuesto a fastidiar...

¿Y qué os parece lo de que Neo y David hayan conseguido armas a espaldas de Ari? Vaya dos...

Bueno, deciros que en el próximo capítulo, más acción, más sorpresas y poco descanso.  ¡Pronto más!

Y ya sabéis, si os ha gustado, espero vuestros votos y comentarios.

Mil gracias por leerme. Besitossss


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