Capítulo 13
Me despierto sobresaltada y me siento en la cama mirando a mi alrededor. Por un momento no sé dónde estoy, aunque no tardo en reconocer el cuarto y recordar que sigo en esta realidad que no es la mía. Neo no está a mi lado y por la claridad que entra por la ventana sé que hace rato que ha amanecido.
"¿Por qué me he sobresaltado?". Intento recordar. Estaba soñando...
Era un día de instituto, May y yo nos dirigíamos al comedor cuando, al fondo del pasillo, veía a Neo haciéndome una señal con disimulo. Inmediatamente me inventaba una excusa para no acompañar a mi amiga y corría a reunirme con él. Giraba por el pasillo justo a tiempo para verle entrar en una de las aulas vacía durante el descanso. Al entrar, Neo me sorprendía por detrás arrinconándome contra la pared y susurraba a mi oído: "¿Me has echado de menos?". Yo sonreía por sus palabras y él me besaba...
Pienso en el motivo por el que me he despertado tan agitada y no tardo en darme cuenta. No era un sueño, era un recuerdo de esta realidad... intento pensar en otros momentos y de pronto todo está claro en mi mente, mi vida aquí, desde los recuerdos de mi niñez hasta los últimos días.
Me levanto de un salto y salgo de la habitación buscando a Neo. Tal y como imaginaba está en la cocina preparando el desayuno y al verme entrar tan precipitadamente me mira preocupado.
—¿Qué ocurre? ¿Estás bien?
No sé ni cómo explicarlo.
—Me acuerdo de todo. ¡De todo! Estaba soñando con un recuerdo de esta realidad y... ahora lo veo todo nítido, ya no hay bruma, ni migrañas... ¡nada!
Neo me sonríe mientras me acerca un plato con una tortilla y tostadas.
—Eso es algo bueno, ¿no?
—Sí —Asiento enérgicamente mientras muerdo una de las tostadas—, aunque no termino de entender por qué ahora. Quizás...
—¿Quizás?...
Le observo mientras se sienta a mi lado y recuerdo lo que me dijo David. Puede que tuviera razón.
—David me dijo que cabía la posibilidad de que fuera yo la que estuviera bloqueando los recuerdos de Ari.
Me mira divertido.
—¿Y cuál podría ser el motivo para que hicieras eso?
—Pues...—En realidad es más fácil de lo que parece— creo que tú y tu relación con ella. El hecho de que hasta ahora la veía como una enemiga. Quizás al solucionar nuestros malentendidos, la barrera ha desaparecido.
Me coge de la mano.
—Bueno, lo importante es que ahora te sentirás menos fuera de lugar en esta realidad... y ¿qué era lo que estabas soñando?
Al recordarlo me noto enrojecer.
—Tú y yo besándonos dentro de un aula vacía.
—Suena bien —responde mientras se acerca dispuesto a hacer más nítido mi recuerdo.
Me envuelve entre sus brazos mientras me besa y yo me dejo hacer. El problema es que ahora que mi mente está despejada, parece que va por libre y no puede evitar navegar por un sinfín de recuerdos de nuestra relación. Lo curioso es que en ellos no encuentro nada que vaya más allá de unos cuantos besos y algunas caricias.
Sin darme cuenta he dejado de besarle, así que se separa lo justo para poder mirarme e intentar averiguar cuál ha sido el motivo. Con ver mi cara, sabe que le estoy dando vueltas a algo.
—¿En qué estás pensando? Está claro que en el beso no...
—No es nada...
Mi cabeza sigue navegando por los recuerdos de Ari, pero sigo sin encontrar lo que busco... "Tiene que haber algo que se me escapa".
—Sí, es algo. Cuéntamelo.
No sé ni cómo planteárselo sin que piense que soy una idiota.
—Es que, ahora que todos esos recuerdos están acudiendo a mi mente... no he podido evitar pensar en la relación de ellos aquí... y bueno, no sé... —Me estoy haciendo un lío.
Neo me mira con el ceño fruncido.
—¿Te quieres explicar de una vez?
—Es que no veo en sus recuerdos que ella y tú... o ella y él...
—¿¡Qué!? —me grita ante mi indecisión.
—¡Que os hayáis acostado! —respondo levantando la voz.
Ya está dicho. Veo su cara de sorpresa mientras se sienta de nuevo a mi lado.
—Yo nunca te he dicho que eso hubiera pasado.
Me noto acalorada pues no me siento cómoda hablando de ello y menos si sueno como una novia celosa. ¡Celosa de mi misma además! Es absurdo.
—No te estoy pidiendo explicaciones —me disculpo—. Es sólo que lo di por hecho. Pensé que con el tiempo que llevaban de relación habrían llegado más lejos y que tú al ocupar su lugar...
"Ay, ha sonado peor de lo que pretendía".
Me mira con cara de fastidio y no me gusta lo que pueda estar pensando.
—¿Qué pensabas? ¿Qué me la tiraba todas las noches? —protesta.
No sé cómo he conseguido que la conversación tome este camino, pero ahora mismo sé que está enfadado conmigo.
—¡No he dicho eso! —me excuso e intento explicarme—. Cuando llegué aquí, no podía recordar nada y me encontré que tú y ella teníais una relación, compartíais cama y bueno... sólo hay que ver su cajón de lencería fina... lo único que hice fue cabos.
"Que bochorno. Ari, la próxima vez, muérdete la lengua antes de hablar". Decido esperar a que él diga algo, me parece que yo ya no puedo empeorar la conversación.
—Te voy a dejar una cosa clara, antes de que esa cabecita tuya siga montándose películas por su cuenta. —Me coge de la barbilla para que le mire a los ojos—. No me he acostado con ella. Aunque el Neo de aquí sí lo hiciera, yo no lo habría hecho.
No lo entiendo.
—¿Por qué?
Se ríe mientras niega con la cabeza.
—No lo acabas de entender, ¿no? Después de todo lo que hablamos, todavía no lo entiendes... ¡Porque no eras tú! Yo buscaba un lugar en el que una relación contigo fuera posible, pero eso nunca será posible a menos de que seas tú, no otra Ari, ¡tú!
—Aun así te quedaste.
—Pensé que esta Ari era mejor que nada. Ya sé que me estaba engañando a mí mismo, pero me convencí de que esto era lo más cerca que podría estar de tenerte. No tardé en darme cuenta de que no era una solución. Echaba de menos tu risa, tu mal genio, la expresión de tus ojos... sólo tú me miras así.
Me ha dejado sin palabras.
—No puedes decirme esas cosas... —le digo sonriendo.
Él me devuelve la sonrisa y parece que la tempestad ha pasado.
—¿Por qué?
—Cuando me hablas así... pierdo el norte.
—Eso es bueno o malo? —me pregunta mientras tira de mí hasta tenerme entre sus brazos.
—Eso lo tendrás que valorar tú, pero que sepas que eres el único capaz de hacer que pierda el hilo de mis pensamientos.
Hunde la cabeza en mi cuello y me besa la piel.
—Me lo tomaré como un cumplido.
Me separo de golpe al caer en la cuenta de algo.
—¿Qué ocurre ahora? Pensé que ya habías dejado de darle vueltas...
—Es solo que... ya me ha quedado claro en lo que a ti concierne, pero... ¿cómo es que ellos no se han acostado si llevaban dos años juntos? Me parece una relación suficientemente estable como para que hubieran llegado más lejos...
Neo se ríe.
—A veces odio que seas tan inteligente. Si no lo fueras, ahora estaríamos besándonos en vez de analizando la relación de esos dos.
—No mientas. Te encanta que sea tan lista como tú —le guiño un ojo y él me mira divertido.
—Te equivocas. Me encanta que seas más lista que yo, así que dejaré que lo averigües tú sola.
Me gustan los retos así que empiezo a dar vueltas a los posibles motivos mientras me tomo el café.
—Estás tardando mucho —me pincha.
—Oye, ¡acabo de recuperar los recuerdos! Déjame unos minutos...
Esboza una sonrisa torcida y por un instante estoy a punto de olvidarme del asunto y echarme a sus brazos.
—Te daré una pista. No pienses en sus recuerdos sino en esta sociedad...
En el momento en que dice esa frase comienzo a vislumbrar cuál puede ser el motivo.
—Claro. Es por la falta de empatía, ¿no? ¡Todo tiene relación con ello!
—Eso es. Intenta ponerte en su situación. Les gusta la otra persona, sienten algo, pero esos sentimientos están apaciguados, ¡no tienen ni por asomo la misma intensidad que los nuestros!
Tiene razón. Me recuerda a lo que pensé el día que comimos con sus padres.
—Me ocurrió con Julia el otro día. Era cordial conmigo pero notaba que en el fondo le era indiferente. Ella quiere ver a su hijo feliz, porque sus lazos afectivos con él son más fuertes, pero Ari no es importante para ella. Guardan las formas por educación, nada más.
—Las relaciones de pareja son parecidas. Surge algo, pero está muy lejos de poder llamarse amor. La mayoría de las personas buscan con quien compartir su vida para simple adulación de su ego, no porque sientan algo fuerte e irremediable hacia otro. Comparten su vida con alguien por pura costumbre social. Así que las relaciones íntimas quedan relegadas.
Me entristece pensar en una vida sin sentimientos.
—¿Crees que son felices? No soy capaz de imaginarme no sentir las emociones que te da el querer a tu familia, la amistad, el amor hacia otra persona... con lo bueno y lo malo, claro. Deberían intentar recuperar la empatía, el chip me parece un simple parche para un problema más grave. De todas formas —me acuerdo de algo— cuando May me mostró sus sentimientos hacia Adrian, tampoco me parecieron tan tenues...
—Tienes razón, pero quizás al igual que Jamie, no ha perdido del todo la empatía, sólo que sus sentimientos en cierto grado se ven aplacados.
Cuanto más lo pienso, más convencida estoy de qué se han equivocado con la utilización del chip. Aunque no creo que tengamos que ser nosotros los que busquemos una solución a eso, bastante tendremos con conseguir encontrar una forma de volver a nuestra vida. Neo me observa atento.
—¿Y bien? ¿Has conseguido resolver todas tus dudas? —Se acerca a mí y sus labios están a pocos centímetros de los míos—. ¿Puedo volver a besarte ya?
Son las diez menos cuarto y busco entre la gente a Jamie. Estoy nerviosa porque no tengo ni idea de lo que va a pasar esta noche y no me encuentro cómoda con situaciones que no controlo. Miro la mano de Neo que aprieta la mía con firmeza y su gesto serio me confirma que él tampoco está tranquilo. Desde que estuvimos en la otra realidad, no había vuelto a tener esta sensación en la boca del estómago, lo que me recuerda que mi cuerpo me está pidiendo a gritos que huya de lo que podría resultar una situación peligrosa. Pero no tenemos otra opción si queremos conseguir encontrar la forma de volver a nuestra vida.
Por fin distingo a Jamie en la barra del fondo hablando con otro chico. Nos acercamos a ellos y nos presenta.
—Ari, Neo, este es Samuel.
Nos estrecha la mano y yo aprovecho para observarle con atención. No me lo imaginaba así, para moverse en ambientes ilegales, tiene una apariencia de lo más elegante, la ropa, el porte, la sonrisa...
—¿Estamos todos? —pregunta con un suave pero a la vez intimidante timbre de voz.
—Falta David —respondo. No he sabido nada de él desde que se fue ayer. Ni siquiera le he preguntado a Neo qué fue exactamente lo que hablaron ya que casi prefiero no saberlo, sin embargo me extraña que no haya llegado, la impuntual suelo ser yo.
Cojo el móvil dispuesta a enviarle un mensaje cuando Neo me frena.
—Ahí llega.
Miro hacia atrás y veo a David acercándose.
—Siento llegar tarde. Tenía un asunto pendiente.
Me extraña que no cuente nada más, pero no seré yo la que insista. Jamie les presenta y Samuel no tarda en explicarse.
—Bien, os acompañaré al lugar pero nada más. Os he conseguido una cita con Hunter, es el dueño del local y la única persona que conozco que quizás pueda responder a vuestras preguntas. Vamos, tengo el coche fuera.
No está dispuesto a perder mucho tiempo con nosotros y en parte lo agradezco, cuanto antes nos vayamos, mejor. Le acompañamos al exterior y nos montamos en un coche de alta gama que bien podría pertenecer a un ejecutivo. Parece que los trapicheos dan para mucho. Nos alejamos del centro de la ciudad y llegamos a una zona de fábricas y almacenes situados al sur.
—¿Le habéis contado a alguien a dónde vais hoy? —pregunta Samuel en tono serio.
¿A quién le íbamos a contar algo así?
—No, claro que no —respondo tajante.
—Pues ese coche nos está siguiendo. —Hace un gesto con la cabeza hacia el retrovisor y todos miramos por el cristal de atrás.
Un pequeño utilitario nos sigue a corta distancia. No hay nadie más en la carretera.
—¿Por qué estás tan seguro de que tiene que ver con nosotros y no contigo? —pregunta David.
Entiendo por dónde va, si el de los trapicheos es Samuel, lo lógico es que le sigan a él.
—¿Quieres apostar?
Gira por la siguiente calle y de nuevo en la siguiente. Pienso que está intentando despistarle hasta que veo que paramos en un semáforo. El otro coche se detiene apenas unos metros detrás y en cuanto lo hace, Samuel mueve el suyo hacia delante, con un solo volantazo lo coloca en el carril de al lado y pisa a tope marcha atrás hasta situarse a la par de la ventanilla del conductor del otro vehículo. Tan rápido que es imposible reaccionar.
La persona del otro coche nos mira atónito pero nuestra cara también debe ser de ser todo un poema.
—¿Set? —Jamie le mira con la boca abierta.
—¿Veis? —Samuel niega con la cabeza—. Tenía razón yo. Volveré a preguntar, ¿le habéis contado a alguien a dónde ibais hoy?
Jamie se tapa la cara con las manos.
—Culpa mía. Lo siento.
—Ahora yo tendría que dar la vuelta y dejaros en The Town.
Y ahora es cuando a mí me apetece matar a Jamie. ¿En qué estaba pensando para contárselo a Set?
—Por favor, necesitamos que nos lleves. De verdad.
Samuel mira a Set que parece abochornado. Baja la ventanilla y le grita.
—Tú, ¡síguenos! Cuando paremos, deja tu coche detrás del mío.
Set asiente levemente y Samuel arranca de nuevo. Unas cuantas calles más adelante y después de un par de giros, detiene el vehículo y se baja. El resto le imitamos.
Miro a nuestro alrededor pero no hay mucha luz y todos los almacenes parecen iguales. No tengo ni idea de dónde estamos y no sé cómo volver a casa desde aquí. Set se acerca a nosotros sin atreverse a levantar la cabeza y Jamie se acerca a él furioso.
—¿Se puede saber qué haces aquí? ¡No te lo conté para que nos siguieras!
—Lo sé, pero yo también tengo preguntas.
Miro a David y Neo y creo que están pensando igual que yo. Basta que quisiéramos mantener a Set lejos de nuestras vidas después de lo que pasó, para que él solito haya acabado involucrándose. A mí que me digan que el destino no existe.
—Bueno, ya está hecho y lo mejor es que no perdamos más tiempo. —Creo que no sirve de nada seguir discutiendo.
Samuel me mira de arriba abajo.
—Así me gusta guapa. Me parece que tú eres la más lista del grupo.
Antes de que tenga oportunidad de contestarle, echa a andar. Neo me coge de la mano y no puedo evitar mirar a David de reojo, pero este parece no darle importancia a ese gesto. Quizás la charla que tuvieron ayer sirvió de algo.
Damos la vuelta a la manzana y Samuel se detiene frente a una puerta metálica.
—¿Listos? —pregunta sin mirarnos.
—No tendremos ningún problema para salir, ¿verdad?
Jamie ha preguntado algo que llevaba dándole vueltas desde hace rato. ¿Y si el problema no es entrar sino salir?
—No tiene por qué pasar nada... siempre que hagáis lo que se os diga.
Creo que a ninguno nos convence esa respuesta pero no tenemos otra opción.
Saca una tarjeta del bolsillo interior de la americana y la introduce en la cerradura electrónica. La puerta emite un discreto "clic" y Samuel se apresura a tirar de ella. Al momento oímos salir del interior una música atronadora y todos le miramos interrogantes.
—Buena insonorización, ¿eh?
Nos hace un gesto para que entremos sin embargo, parece que ninguno quiere hacerlo primero. Veo a David negar con la cabeza con resignación y traspasa la puerta sin dudar, lo que anima a Neo a seguirle tirando de mí. Me cuesta acostumbrar la vista, pues aunque fuera tampoco había mucha luz, dentro el lugar está prácticamente a oscuras. Es un pabellón enorme con un par de barras y una pista de baile en el centro iluminada con luces fluorescentes que giran sin parar. ¿Nos ha traído a una macrodiscoteca? A primera vista es lo que parece. Hay mucha gente y me da la sensación de que son personas que se mueven en ambientes exclusivos. ¿Niños de papá aburridos de sus vidas perfectas, buscando nuevas experiencias? Algo me dice que no me equivoco.
Jamie se acerca a Samuel.
—Tú dirás.
—Seguidme.
Rodeamos la pista hasta llegar al otro lado del pabellón. Allí hay otra puerta que de nuevo abre con su tarjeta. Pasamos tras él y nos encontramos con un pasillo de luz roja con puertas a ambos lados. De nuevo vuelve a reinar el silencio.
—Apenas unos cuantos privilegiados traspasan esa puerta. Pocos lugares podréis encontrar como este y espero que seáis capaces de mantener la boca cerrada sobre lo que veáis aquí.
—¿Qué es lo que haces para Hunter exactamente? —Jamie no sabe morderse la lengua.
—Le busco clientes y me llevo una parte por ello. —Abre la puerta de una sala—. Os lo contaré mientras esperamos.
Nos sentamos en las butacas y no puedo evitar pensar en la sala de espera del dentista. El sitio tiene la misma pinta.
—¿Qué es lo que viene la gente buscando aquí? —pregunta Set. Parece que se le ha pasado ya el bochorno de que le hubiéramos pillado.
—Sentir —responde Samuel.
—Explícate mejor —le pide Jamie.
—Sentir es la droga de nuestros tiempos. —Nuestra cara de no entender le da pie a explicarse mejor—. Veréis, nosotros no sabemos lo que son las sensaciones auténticas que disfrutaban nuestras anteriores generaciones. Hemos oído hablar de rabia, odio, amor, amistad, ternura, tristeza, ansiedad... pero nosotros generamos esos sentimientos de forma muy tenue. No somos capaces de imaginar cómo es notarlo dentro de ti de verdad, intenso, auténtico... Los que vienen aquí, buscan eso y por probarlo son capaces de pagar lo que sea. Lo mejor, sobre todo para los que nos dedicamos a esto, es que resulta totalmente adictivo y quieren más. Siempre quieren más...
David se revuelve el pelo inquieto.
—Así que ¿vendéis sensaciones?
—Sensaciones, emociones, recuerdos... lo que sea, siempre que provenga de un empático.
Doy un brinco al oír la palabra y creo que no soy la única que me he puesto en tensión.
—¿Empáticos? Pero, ¿no se supone que no hay? Por eso llevamos el chip, ¿no?
Samuel me sonríe dejándome claro que a él no le engañamos.
—La mayoría de las personas que aportan sus sentimientos, son gente que ha tenido algún tipo de accidente y el chip ha dejado de funcionar correctamente. Después de eso, han visto que volvían a ser empáticos y por tanto perfectos para transferir sus recuerdos. También hay otros a los que simplemente el chip nunca les ha funcionado bien y que también pueden generar sensaciones intensas.
Me empieza a doler la cabeza con tanta información.
—¿Y cómo se hace? —Neo parece de lo más interesado, como no. La curiosidad le puede.
—La diferencia está en el precio. Hunter es un tipo muy listo, así que fabricó un aparato con el que puede, de alguna forma copiar la sensación y reproducirla después todas las veces que quiera. Esa es la "versión barata". La cara... directamente recibes la sensación de un empático. Hay gente dispuesta a pagar mucho por un recuerdo, pero gente que paga aún más por recibir un sentimiento en tiempo real.
No puede ser lo que estoy pensando. David salta antes que yo.
—¿En tiempo real? ¿Qué insinúas?
—Ya os lo imagináis. Sois lo suficientemente listos como para eso. El sentimiento producido por una situación concreta, pierde fuerza según va pasando el tiempo, como los recuerdos, se va difuminando. Hay gente que quiere, por ejemplo sentir dolor a través de otra persona a la que se le está infligiendo en ese mismo momento, placer, tristeza, o ira... los sentimientos negativos son muy intensos...
Una sensación de náusea me sube por la garganta al pensar que haya gente que participe en algo así. Respiro profundamente intentando que se me pase el mareo que siento en estos momentos mientras el silencio se instala en la sala. Todos estamos pensando en las palabras de Samuel. Este se ríe a carcajadas y no entiendo qué le puede hacer tanta gracia.
—A Hunter le va a encantar ver a tantos empáticos juntos.
Quiero pensar que para él es fácil reconocernos porque se mueve en este ambiente y no porque somos demasiado obvios.
La puerta se abre y un tío enorme con pinta de guardaespaldas asoma por ella.
—Hunter os recibirá ahora.
Seguimos al hombre hasta la puerta del fondo y Samuel se despide antes de que entremos.
—Bien. Yo he cumplido con mi parte. Un consejo, si Hunter os pide algo a cambio de la información, hacedlo. Es la única forma que tendréis de conseguir lo que buscáis.
—Gracias Samuel —Jamie le tiende la mano y este la estrecha.
Bueeenooo, ¿qué os ha parecido el nuevo capítulo? Hay que ver... pretenden alejar a Set de los problemas y mira por donde aparece, ja,ja,ja...
No sé si os pasa como Ari, que después de todo lo que ha pasado, desconfía de cualquier situación que no puede controlar.
¿Y qué opináis del local? ¿Del hecho de que se trafique con los sentimientos?
No quiero desvelaros nada, pero aviso, en el próximo capítulo todo se pondrá del revés para nuestros protagonistas. ¿Preparados?
Como siempre, muchas gracias por leerme y ya sabéis, si os ha gustado, me encantaría recibir vuestro voto y si además os apetece dejarme un comentario... ¡genial!
Besitossss
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