Capítulo 25
Me despierto cuando apenas ha amanecido y al sentarme en la cama, noto el estómago revuelto y una terrible presión en la cabeza. "Ahora ya sé lo que es tener una buena resaca. Nota mental: no vuelvas a beber".
En contra de mi sentido común, decido ir sola a los baños, necesito darme una ducha cuanto antes y no me apetece despertar a los demás. Cuando me veo en el espejo me asusto. Tengo los ojos hinchados, supongo que de llorar. Además no me quité el maquillaje así que estoy hecha un desastre. Y mi pelo... lo de mi pelo es otra historia. Los rizos se han enmarañado y me lleva un trabajo horrible deshacerme de las extensiones. Por suerte, cuando salgo de la ducha, me siento un poco mejor. Rebusco entre el montón de cremas y encuentro un colirio. Menos mal que May pensó en todo. Me echo unas gotas y después comienzo a desenredarme el pelo con toda la paciencia del mundo. Parecerá absurdo, pero algo tan simple como cepillarme el pelo, está resultando de lo más relajante.
Tocan a la puerta y no puedo evitar sobresaltarme. Quizás no haya sido tan buena idea venir sola. Esta se abre apenas unos centímetros y para mi alivio la voz que escucho es la de Neo.
—Ari, ¿estás ahí?
—Sí, necesitaba una ducha.
Menos mal que tenía intención de evitar hablar con ellos. Pero no soy capaz de negarle la palabra.
—Estás sola. ¿Cómo se te ocurre?
Me acerco a la puerta aunque me mantengo en mi lado.
—No quería despertar a nadie.
—Podías haberme despertado a mí... —Su voz suena apagada.
—Neo, lo que os dije ayer va en serio. Tenéis que olvidaros de mí... es lo mejor.
—Sé lo que dijiste... —Parece triste— pero también sé lo que pasó en el callejón.
Esperaba que no lo mencionara.
—Lo del callejón... no fue nada.
Intento parecer indiferente, aunque me siento fatal por decirle esto.
—No mientas. Tú sabes lo que pasó, no te engañes a ti misma.
Un remolino de sensaciones se alborota en mi interior. Cierro los ojos y durante un instante vuelvo a estar entre sus brazos y a notar sus labios sobre los míos. Los abro de golpe. "No pienses en ello".
—Ari... tienes miedo y estás confusa. Pero no me apartes de tu lado. No así. Quiero estar contigo.
Oigo sus pasos mientras se aleja y cierro la puerta, apoyándome en ella. Quizás cuando regresemos a nuestra realidad me sea más fácil tomar una decisión. Nuestra realidad. Mi vida se ve tan lejana que ahora esta parece la de verdad. Incluso mis recuerdos están borrosos.
Vuelvo a colocarme frente al espejo, sopesando qué hacer con mi pelo, pero mi cabeza me recuerda una y otra vez las palabras de Neo. "Quiero estar contigo".
Por suerte entra Anna y eso me saca de mi ensimismamiento.
—Ari, ¿cómo has venido sola? Sabes el riesgo que es...
—Sí, lo sé, pero necesitaba...
Anna me sonríe.
—Darte una ducha para intentar aclarar tus ideas.
Resoplo.
—Sí, eso es.
—¿Y has llegado a alguna conclusión?
Niego rotundamente.
—Entiendo que estés hecha un lío con esos dos peleándose por ti. Pero, ¿qué pasó en el callejón? Lo último que vi es que estabas bailando con Owen y al rato se había montado un enorme follón con Cesar y Owen pegándose y David apuntando a Cesar con una pistola. En fin, me recordó a las pelis antiguas que nos ponen en el proyector.
Me quedo pensando un segundo y llega a mi memoria el recuerdo de una sesión de cine al aire libre, con películas gastadas de tanto proyectarlas.
Miro a Anna y creo que quizás me ayude el hablar de ello con alguien.
—Owen y yo nos besamos.
Los ojos de Anna se abren por la sorpresa.
—¿De verdad?
—Y justo en ese momento llegó Cesar y nos vio. Así que luego le hizo una insinuación a David más que clara de lo que había pasado.
—De ahí que pegara luego a Owen. Pero volvamos atrás. ¿Y ese beso qué significa?
"¿Qué significa?". Eso sí que es una buena pregunta.
—No lo sé.
—Pero querías que te besara...
"¿Quería?". Sí, claro que quería, me engañaría a mí misma si dijera lo contrario.
—Sí y no. Digamos que en ese momento deseaba que me besara por encima de todo, pero mi cabeza no dejaba de decir que hacerlo estaba mal.
Anna se encoge de hombros.
—¿Mal por qué? A ver, claro que no está bien que engañes a David, tienes que ser sincera con él. Pero si sientes algo por Owen, no lo puedes ignorar. No estás atada a David para toda la vida, sólo si estás segura de lo que sientes por él.
—No sé lo que siento por ninguno de los dos. Antes todo era más fácil. Siento algo por David desde el día que le conocí, pero desde entonces han pasado muchas cosas y los dos hemos cambiado.
La puerta se abre y May asoma la cabeza.
—Hola chicas, ¿interrumpo?
Negamos con la cabeza, mientras ella entra con los vestidos para la ceremonia.
—Bien, ya no falta nada para que seáis ciudadanos. Espero que después las cosas sean más fáciles para vosotros aquí.
—Gracias May. —Le sonrío—. Nos estás ayudando muchísimo.
—No es nada. Además sois mis amigos.
Me alegro de que piense así.
Mientras Anna se ducha, May me recoge el pelo con varias trenzas que terminan en un pequeño moño. Me maquilla en tonos muy suaves y cuando me miro en el espejo, no queda rastro de mi juerga del día anterior. Me visto y creo que May ha acertado de nuevo eligiendo.
Es un vestido de gasa lila, con escote palabra de honor y falda hecha de cientos de vaporosos pétalos. Nunca me había puesto nada tan elegante. Anna también está muy guapa, con un precioso vestido azul con pequeñas aplicaciones de cristal.
Lo que ya no me convence tanto son las sandalias plateadas. No puedo negar que son muy bonitas pero para alguien como yo acostumbrada a las zapatillas, va a ser un reto llevar tacón fino todo el día sin romperme un tobillo.
Salimos del baño y los chicos nos están esperando en la puerta de la habitación hablando con Caleb. Todos van de traje, incluido él. Cuando llegamos, nos miran pero él es el primero en hablar.
—Vaya, el uniforme no os hace justicia... May has hecho un gran trabajo.
—Yo sólo he ayudado un poco —le gruñe—. Es que la materia prima es muy buena... Chicos, os dejo. Luego nos vemos.
Se aleja sin dignarse a mirar a Caleb y tomo nota de ello. La próxima vez que esté a solas con ella tengo que preguntarle porqué parece que se llevan tan mal.
Caleb nos guía a otro de los edificios del campus pero antes de entrar en él se detiene y nos mira uno por uno.
—Ya me he enterado de lo que ha pasado estos dos últimos días. De lo del viernes y de lo de ayer noche. ¿Por qué no me llamasteis?
David le contesta.
—Dijiste que sólo lo hiciéramos si se trataba de una emergencia, y esto lo pudimos solucionar nosotros solos.
—Os estáis moviendo en un terreno peligroso enfrentándoos así a Cesar.
¿Cómo se ha enterado?
—Él es el conflictivo —responde David—. Nosotros lo único que hemos hecho ha sido defendernos.
—Lo sé —Resopla—, pero una cosa es defenderse y otra muy distinta es moverse por la ciudad armados.
David aparta la mirada porque sabe que tiene razón.
—Estáis poniendo en peligro el verdadero motivo que os ha traído aquí. No podéis enfrentaros a otros, ni entre vosotros. Tenéis que estar unidos en esto. Si no sois capaces, es mejor que busquemos otro grupo. Nos estamos jugando mucho.
—¿A otros? —Gabriel está indignado— ¿Después de todo lo que hemos pasado? Estamos a un paso de ser ciudadanos. No podéis empezar con otros de cero.
Caleb mira a ambos lados, pero estamos solos, no se ve a nadie más en el campus.
—Se os eligió, porque pensaron que estabais preparados para esto, pero yo tengo mis dudas. Habéis llamado mucho la atención, os habéis peleado con Cesar y entre vosotros, por Dios, ¡vais armados! Necesito saber que os lo tomaréis en serio.
—Cuenta con nosotros —contesta Aker.
Todos asentimos, excepto David que está apretando los dientes.
—¿David? —Caleb insiste.
—De acuerdo —masculla—. No hemos llegado hasta aquí para abandonar ahora.
—Bien. —Caleb parece conforme—. Yo os quitaré a Cesar de en medio. Creedme, puedo ser muy persuasivo.
Entramos en el edificio y nos conduce a un pequeño salón. En él está el otro grupo de iniciados y una chica a la que no conocemos. Debe ser la monitora que se ha encargado de ellos. Elías nos saluda mientras tomamos asiento y durante la espera no dejo de pensar en lo que nos ha dicho Caleb. "Qué estúpida soy". Preocupándome de mis sentimientos y tonteando con David y Neo, poniendo en peligro lo que nos ha traído hasta aquí. Dani. Él es lo verdaderamente importante. No puedo volver a casa sin él. No sólo por él y porque se lo prometí a Beth, sino por mis padres. Quedarían destrozados si no consiguiéramos recuperarle.
Estoy tan absorta en mis pensamientos que me sobresalto al ver el holograma que se forma frente a nosotros. Es la imagen de una mujer de unos cincuenta años, muy guapa y sonriente. Sus rasgos me resultan familiares, sin embargo algo en su gesto me crea desconfianza. No sé decir qué es, pero no me gusta. Quizás sean sus ojos...
—Soy Wen Preston dirigente de esta ciudad que se rige bajo los principios de sabiduría, justicia y progreso. Vosotros sois especiales, habéis sido elegidos de entre muchos, para formar parte de nuestra comunidad. Hoy daréis ese paso y una vez os hayáis convertido en ciudadanos, dejaréis atrás vuestras antiguas vidas y seréis uno más entre nosotros. Viviréis por y para el progreso de nuestra ciudad luchando día a día para ser los mejores. A cambio disfrutaréis de una vida llena de comodidades en la que no os faltará de nada...
No me puedo creer que esta sea la ceremonia. Una persona hablándonos mediante videoconferencia cuando se encuentra a menos de una hora de la universidad. Creería que se trata de una grabación si no fuera porque en estos momentos está diciendo nuestros nombres mientras nos mira uno a uno.
—...A continuación, vuestros monitores os darán a firmar el documento de aceptación que os convertirá en ciudadanos...
Leo el documento que aparece en la tablet que me entrega Caleb y veo que es una larguísima sucesión de normas y prohibiciones imposibles de recordar. Pero qué más da, no tenemos otra opción más que firmar.
La tal Wen guarda silencio pacientemente hasta que el último de nosotros firma y una vez finalizado simplemente exclama:
—Bienvenidos.
El holograma desaparece y nos miramos los unos a los otros desconcertados.
—¿Ya está? —pregunta Neo.
—No entiendo que nos hagan vestir así para una ceremonia tan corta... —protesta Aker.
Caleb se pone en pie.
—Digamos que falta lo mejor: Disfrutar de la comida de bienvenida, en los jardines de atrás. Vamos.
Intrigados le seguimos y después de recorrer varios pasillos salimos al exterior. Suena una música suave y hay un montón de mesas llenas de comida, un verdadero banquete. Pero nuestra sorpresa es ver que están muchos de nuestros compañeros disfrutando de la fiesta. El ambiente me recuerda a las ceremonias de graduación.
—¿Y esto ocurre todos los domingos? —pregunto intrigada.
—Así es. También sirve para relajar un poco el ambiente competitivo que hay entre semana. Normalmente no acudo a ellas, pero tratándose de vosotros, haré una excepción.
Los otros iniciados se sientan tímidamente en una de las mesas y nosotros nos quedamos dudando.
—De todas formas esto está bastante más concurrido que otras veces. Creo que vuestro encontronazo con Cesar ayer, es noticia. —Por una vez Caleb esboza una pequeña sonrisa—. Y hay muchos que se alegran de que alguien le plante cara.
Miro alrededor contenta de que sea así.
May se acerca a nosotros.
—Bienvenidos a vuestra fiesta, ciudadanos. Sois de lo más popular. Venid, hay mucha gente que quiere hablar con vosotros.
La seguimos y pronto nos vemos rodeados por muchos alumnos que nos saludan y nos dan la enhorabuena.
Un rato después, estoy sentada sola, engullendo canapés y ya no recuerdo el nombre de la mayoría de las personas con las que he hablado. Caleb se sienta a mi lado y me observa con interés. Me está poniendo nerviosa, sobre todo porque no me gusta que me miren mientras cómo.
—¿Querías algo?
Se lo piensa un poco más antes de responder.
—Es sólo que siento curiosidad.
No le entiendo.
—¿Curiosidad?
—Sí, me gustaría saber qué te hace tan especial para que mi hermano esté loco por ti. Y no sólo él, sino que Owen y Cesar también te rondan. ¿Qué hace que todos pierdan la cabeza por ti?
No salgo de mi asombro.
—Creo que estás exagerando.
—Yo creo que no. No conozco a Owen, y Cesar es un chiflado, pero me basta con ver cómo te mira David para saber lo que siente. Si estás cerca, sólo tiene ojos para ti. Así que dime, ¿cuál es tu secreto?
No me gusta el camino que está tomando la conversación así que decido contraatacar.
—¿Y el tuyo? ¿Cuál es? Yo no tengo ningún secreto, soy de lo más normal. Pero dime, me gustaría que me contaras por qué crees saber cómo piensa David cuando apenas le conoces y está claro que no os lleváis bien.
Durante un segundo veo un destello de ira en sus ojos, pero se contiene.
—Te crees muy lista, pero no sabes nada.
Me encojo de hombros.
—Sólo sé lo que él me ha dicho, pero estoy dispuesta a escuchar tu versión.
Se pasa la mano por el pelo y me mira durante unos segundos.
—¿Crees conocerme por lo que te ha contado David? No sabes nada de mí.
—Haz que cambie de opinión —insisto.
Coge un panecillo y comienza a romperlo en pequeños trozos. Parece nervioso.
—¿Sabes lo que es sentir que no encajas? ¿Ver que tu familia es perfecta y que el único que desentonas eres tú?
—Puede que no fuera así.
—Era así. Es más, mi padre se encargaba de recordármelo. Yo era el que siempre estaba metido en problemas, el que hacía las cosas mal.
Parece dolido con la actitud de su padre.
—Quizás él quería lo mejor para ti y solo intentaba que hicieras las cosas bien.
Me mira y me sonríe.
—¿Sabes? He pensado muchas veces en eso y seguramente tengas razón, pero en aquel momento fui incapaz de verlo así. Llegué a pensar que mi familia estaba en mi contra y por eso me fui.
Miro a mi alrededor antes de hablar.
—Entiendo que te marcharas. Hay momentos en que la distancia es lo mejor para aclararse, pero, entrar en la ciudad, ¿por qué?
—Quería ver todo esto con mis propios ojos. Saber si lo que contaban era cierto...
—Pero tus padres, David, todos pensaron que te habías pasado al otro bando...
—No fue así, entré por curiosidad y yo... conocí a alguien.
Vaya sorpresa.
—¿Y por eso te quedaste?
—Así es, me enamoré de ella y me quedé. Cuando llevábamos un tiempo, me contó la verdad. Ella trabajaba para la resistencia y estaba intentando sacar ceros de forma clandestina por los conductos de la depuradora de agua. Me quería y confió en mí.
Espero a que continúe hablando, pero no lo hace.
—¿Y dónde está ella ahora?
—La mataron. Al parecer estaban vigilando a uno de sus contactos, este cometió un descuido y los descubrieron a ambos. Se deshicieron de ellos. Sin preguntas, sin segundas oportunidades. Así de fácil.
Se le quiebra la voz y a mí se me llenan los ojos de lágrimas.
—Dios mío, lo siento mucho, de verdad. Es terrible.
—Por suerte a mí no me asociaban con ella, más que como amigo, así que yo estaba limpio. Después de lo sucedido pasé a ser un infiltrado. Lo hice por ella, pero también porque esto es más importante que tú o que yo. Tenemos que acabar con su forma de vida, con sus imposiciones y limitaciones. Todo tiene que volver a ser como antes, ¿entiendes?
—Sí, claro. Todos pensamos como tú. Deberías hablar con David. —Pongo mi mano sobre la suya—. Tiene una idea bastante equivocada sobre ti y no es justo que sea así. Habla con él.
Su gesto se suaviza y por un instante me parece ver a otro Caleb muy diferente del que he conocido hasta ahora.
—Quizás cuando todo esto acabe. De momento prefiero que mantenga su opinión negativa sobre mí. Me resulta más fácil así.
Me guiña el ojo y no puedo evitar sonreír.
—Puedes contar conmigo.
—Pues necesito que hagas que esos se centren. —Me señala a David y Neo con la cabeza- Si os descubren todo esto no habrá servido de nada y no se lo pensarán dos veces antes de mataros.
—Haré lo que pueda.
Caleb se aleja y yo me centro de nuevo en los canapés, pero no puedo dejar de darle vueltas a lo que me ha contado. Está claro que nos hemos equivocado con él. Además lo que ha dicho me ha devuelto a la realidad. Esto no es un juego y si algo sale mal, podemos acabar todos muertos.
Miro a mi alrededor y veo a Neo hablando con May y Mischa. El tema de conversación debe de ser muy divertido porque oigo las carcajadas desde mi mesa.
—¿También tengo que preocuparme por mi hermano?
David está junto a la mesa pero no ha tomado asiento. Su gesto serio me hace pensar que no está de muy buen humor.
—¿Qué quieres decir?
—Os he visto hablando. De pronto parecéis grandes amigos.
Vaya, lo que me faltaba.
—¿Vas a estar celoso de tu hermano también?
Me levanto y echo a andar por el césped ya que no estoy dispuesta a discutir con él delante de todos.
—¿Tengo motivos para estarlo?
Me coge del brazo para frenarme, pero doy un tirón para que me suelte y seguir andando. David me adelanta y se interpone en mi camino para que me detenga. ¿Quiere las cosas claras? De acuerdo.
—Creo que el problema es que no confías en mí.
Me mira incrédulo.
—¿Acaso puedo hacerlo?
—Mira, siento lo de ayer y entiendo que estés enfadado conmigo, pero eso no justifica tu comportamiento. Tu falta de confianza viene de tiempo atrás.
—Lo sé, pero no quiero perderte. Cada paso que te alejas de mí es un paso que estás más cerca de él.
Y tiene razón.
—David, hemos cambiado. No sé qué es exactamente, pero esta situación hace que me sienta diferente. En nuestra realidad todo era más fácil.
—Es cierto. Yo mismo sé que no soy la misma persona. Todo esto me está afectando y está cambiando mi forma de actuar.
Por lo menos es consciente de ello. No sé si para bien o para mal pero yo tampoco soy la misma.
—Necesitamos tiempo. Y por el momento tenemos que centrarnos en lo que nos ha traído aquí. Eso es lo verdaderamente importante. Respecto a tu hermano, he descubierto a un Caleb totalmente diferente y espero que algún día estés dispuesto a escucharle igual que he hecho yo.
Volvemos a la fiesta y David va a buscar algo para comer. Veo que incluso Alex ha venido y está tomando una copa. Es curioso porque está sonriendo, mucho más de lo que le he visto hacerlo como ayudante del profesor Walsh.
Walsh... hacía mucho que no pensaba en ellos.
Neo llega a mi lado y sigue la dirección de mi mirada.
—¿En qué piensas?
—Al ver a Alex, me he acordado de Walsh. ¿Qué estarán pensando de nosotros?
—Bueno, lo averiguaremos cuando regresemos.
Se me escapa un suspiro.
—Sí, cada vez está más cerca ese día.
—¿Tienes miedo?
¿Tan evidente es?
—La verdad es que un poco. Creo que me sentiré fuera de lugar porque ahora me he acostumbrado a esto.
Neo mira alrededor.
—Sí, te entiendo. Casi me gusta más mi vida aquí y sobre todo los amigos que tengo. Siempre he sido una persona solitaria y compartirlo todo con ellos —Señala al resto del grupo— me ha hecho darme cuenta de lo importante que es tener a tu alrededor gente que te escuche y te ayude. Sienta bien ver que le importas a alguien.
Yo me siento igual.
May le hace gestos con la mano para que se acerque.
—Te reclaman.
—Sí, voy a ver. —Se acerca un poco más a mí y sin dejar de mirar a May me dice—. Por cierto, estás preciosa.
Echa a andar sin esperar una respuesta y hasta que no llega adonde May no me devuelve la mirada. Sólo un segundo, pero en ese instante se me olvida hasta respirar. ¿Por qué se comporta de esa manera? Si supiera hasta qué punto me abruma el que me hable así... ¿Por qué de repente, cada palabra, cada mirada suya me alteran?. No puedo evitarlo. Y el cosquilleo en el estómago me hace pensar que no es algo pasajero. "Dios mío. ¿Qué voy a hacer?". Desde que conocí a David, siempre he pensado que sería un sueño si él me correspondiera, pero ahora, ¿por qué pienso en Neo así? David me quiere, me lo ha dicho, pero no sé si siento lo mismo por él.
Necesito centrarme en Dani. Espero que pronto tengamos noticias de nuestros enlaces y podamos poner en marcha algún plan, porque mientras sigamos aquí, no voy a hacer otra cosa que pensar en ellos. Y terminaré volviéndome loca.
¿Dónde han quedado esos tiempos en los que el chico que me gustaba no me correspondía y ahí se acababa todo? En un absurdo amor platónico de quinceañera... ¡Ahora todo parece tan complicado! Es imposible tomar una decisión sin hacer daño a alguien. Miro a Anna y Aker y siento envidia de su relación. Lo tienen todo tan claro... espero llegar a sentirme así algún día. Cansada de divagar y no sacar nada en claro, decido ir a buscar algo para beber y pronto me veo acorralada por varios compañeros que se dedican a hablar de las clases así que me dejo llevar por una conversación banal. Todo sea por desconectar un rato.
Unas horas después la mayoría de la gente se ha marchado y Caleb nos reúne de nuevo.
—Vamos. Tenéis que recoger vuestras cosas para trasladaros de habitación. Se acabó el aislamiento.
Cuando entramos, encontramos unas enormes mochilas con ruedas que llevan escrito el nombre de cada uno. Caleb las señala.
—Dentro está vuestro uniforme gris, varios para ser exactos. La ropa para el tiempo libre corre de vuestra cuenta. Recogedlo todo y seguidme.
La mochila es lo suficientemente grande para que además entren todas nuestras pertenencias y en unos minutos vamos cargados camino de la nueva residencia.
Cambiamos de edificio y parece mentira que en unos pocos metros pueda ser tan diferente el ambiente. Los salones están llenos de alumnos viendo la televisión y charlando, y por los pasillos se escucha música. Muchas puertas están abiertas y en su interior vemos las típicas habitaciones universitarias: ropa por el suelo, paredes decoradas... hay cosas que son iguales en todas partes y los estudiantes lo son, sea aquí o en cualquier otra realidad.
Subimos al primer piso y Caleb se detiene frente a unas puertas en la mitad del pasillo.
—Son estas dos y la de enfrente. Grupos: Ari y Anna. Gabriel y David. Aker y Owen.
Me parece que no había muchas más posibilidades.
—Tenéis los baños al fondo. Muchos de vuestros compañeros están en las habitaciones contiguas, así que aquí estáis seguros. Bien, oficialmente ya no soy vuestro instructor. Ahora sois ciudadanos y yo mañana me tengo que dedicar a un nuevo grupo. De todas formas estaremos en contacto.
Se aleja y rápidamente nos repartimos los cuartos. Me siento mejor ahora que comparto habitación sólo con Anna. No estaba muy cómoda con tan poca intimidad. El cuarto es sencillo y sin grandes comodidades, pero de buen tamaño. Decido ordenar las pocas cosas que tenemos cuanto antes, más tarde me dará pereza y no me gusta tener todo tirado por ahí.
—¿Bajas a cenar? —me pregunta Anna.
Sopeso esa posibilidad, pero en realidad no tengo hambre.
—Creo que me he pasado con los canapés. Prefiero descansar.
—Voy a ver si alguno de los chicos me acompaña.
Una vez sola, me siento en la cama y miro el cuarto pensando qué hacer. Para empezar, me pondré cómoda. Me visto con el pijama, ahora gris y guardo con cuidado el vestido en el armario. Decido encender el ordenador y de nuevo, opto por repasar el plano de la ciudad. Sin darme cuenta, estoy mirando la ubicación de la depuradora de agua. Está muy cerca de la zona de confinamiento de los ceros así que entiendo que buscaran una vía de escape allí. Estoy tan inmersa en el plano que no sé cuánto tiempo llevo mirándolo cuando Anna regresa. Se cambia de ropa tarareando una canción y se despide de mí. Eso me saca de mis pensamientos.
—Espera, ¿a dónde vas?
—Al cuarto de enfrente —me dice tan tranquila.
—¿Vas a dormir allí?
Rápidamente recuerdo que Neo comparte habitación con Aker. Como para olvidarlo.
—Hoy sí. Mañana ya veremos.
Se la ve tan feliz que no quiero chafarle el plan, pero tengo otra pregunta.
—Y ¿para Owen no será un poco incómodo estar en el mismo cuarto que vosotros?
—Bueno... puede dormir aquí. En mi cama.
Eso sí que no.
—¡Ni lo pienses! Sólo me faltaba estar con él a solas. Además dije que iba a evitar todo tipo de conflicto con ellos y ya sabes lo que pasaría si David se enterara...
—Tranquila, no lo sabrá. Volveré a la habitación antes de que los demás se despierten. Lo prometo.
Sale de la habitación para no escuchar si tengo algo que añadir, está claro que no va a cambiar de opinión. "Esta chica es una cabeza loca".
Sigo estudiando el mapa y apenas unos minutos después, llaman a la puerta. "Que sorpresa, no se me ocurre quién puede ser".
—Pasa.
Neo asoma la cabeza y tras un momento de duda, entra en la habitación. Se queda de pie y me mira sin saber muy bien qué hacer.
—¿Te han echado?
Se encoge de hombros.
—No lo diría con esas palabras. Digamos que la situación estaba subiendo de tono y decidí huir voluntariamente.
Enrojezco al entender lo que está insinuando.
—Ya sabía yo que pasaría esto.
Le veo que sigue esperando junto a la puerta y en realidad me da pena. Esta situación no la ha buscado él.
—Puedes usar la cama de Anna. —Señalo con el dedo.
—Sé que esto te incomoda, pero te prometo que me portaré bien.
Creo que está equivocado. La situación no me incomoda, es sólo que la tentación cuanto más lejos, más fácil de evitar.
Se fija en mi ordenador.
—¿Qué estás haciendo?
Resoplo.
—Estudiar el mapa de la ciudad.
—¿Algo en especial?
—La verdad es que sí. —Le hago un gesto para que se acerque y al momento se sienta a mi lado—. Caleb me contó que intentaron sacar gente por los conductos de la depuradora.
Neo mira el mapa y hace zoom en la zona norte.
—¿Es esto de aquí?
—Sí, el edificio de la derecha. Toda la zona de la izquierda es la de confinamiento de los ceros y la de la derecha, las fábricas en las que trabajan.
Arrastra el dedo por la pantalla para mover el plano.
—Y ¿qué ocurrió? A priori parece un buen plan.
—Descubrieron a un infiltrado. Por eso tenemos que intentar llamar la atención lo menos posible...
Neo reduce la imagen para que la pantalla abarque toda la urbe.
—Me gustaría saber qué plan están preparando para nosotros. Esta incertidumbre acabará conmigo. —Cada vez que pienso en ello se me hace un nudo en el estómago.
—Yo creo que deberíamos organizar algo que les volviera un poco locos.
—¿Qué quieres decir?
—Mira —Me señala los cuatro puntos de salida de la ciudad—, si en vez de huir por un punto, lo hacemos por los cuatro, les será mucho más difícil organizarse para seguirnos y tendrán que repartirse...
—Umm... no es mala idea. Además —Intento seguir el hilo de su planteamiento— será una sorpresa ya que no están acostumbrados a que les ataquen desde dentro y les cogerá totalmente desprevenidos.
—Exacto. Veo que has entendido la idea.
Nos pasamos gran parte de la noche pensando otras alternativas y finalmente el sueño nos vence.
Vaya, mira que tierno.
Me desperezo al oír la voz de Anna e intento enfocar su cara. Oigo un gruñido a mi lado y eso hace que me siente de golpe. Me dormí, nos dormimos y Neo está aún en mi cama. Le agito para que se espabile ante la atenta mirada de Anna y cuando este se da cuenta de la situación se pone de pie al instante.
—Eh, no es lo que piensas. —Neo se cruza de brazos intentando parecer serio.
—Exacto, no es lo que piensas. Estábamos estudiando el plano de la ciudad y nos quedamos dormidos. Nada más.
A Anna se le escapa una risita.
—Sí, si, lo que vosotros digáis. Owen, es mejor que te vayas. Espera. —Se asoma a la puerta—. Ahora, vía libre.
Neo me hace un gesto de despedida y cruza a su habitación. Anna aprovecha para sentarse en mi cama.
—¿Y bien? —pregunta.
—No hay nada que contar, te hemos dicho la verdad. Somos dos personas adultas y podemos tratarnos como amigos.
—Amigos que duermen en la misma cama, ¿no?
Le tiro un cojín mientras se ríe a carcajadas. Yo no termino de verle la gracia.
—¿Y tú que tienes que contar? Owen se fue porque le estabais incomodando de verdad.
Por primera vez veo que se sonroja. "Esto es nuevo".
—No me digas... que tu y él... —No me atrevo ni a decirlo.
Anna asiente y me coge de las manos.
—Y fue maravilloso. Increíble, de verdad. No me puedo quitar la sonrisa de la cara.
—Tomarías precauciones, ¿no? No quiero pensar que un arrebato de estos se convierta en un problema para vosotros.
Pero resulta que son más sensatos de lo que parecen.
—Puedes estar tranquila. Algún día, cuando todo sea diferente, seré madre, pero no ahora. Te lo aseguro.
—Me alegro de que digas eso. —Me siento un poco madre comportándome así con ella pero aunque soy poco mayor que ella me considero responsable de sus actos—. Así que estuvo bien, ¿eh?
Nuevo capítulo. Nuestros protagonistas ya son ciudadanos y pueden disfrutar de los mismos privilegios que sus compañeros. Ahora solo les queda esperar...
¿Os ha gustado el capítulo? No os olvidéis de votar y comentar.
Mil gracias por cada una de vuestras lecturas, estoy encantada con todos vosotros.
Besitosss
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