Capítulo 22
La semana pasa más rápido de lo que todos esperábamos. Las clases nos tienen ocupados toda la mañana y por la tarde intentamos mantener al día el temario. Resulta más fácil de lo que yo creía acostumbrarme a esta rutina. Ayudo a Aker y a Anna a repasar, ya que son los que menos acostumbrados están a estudiar y necesitan mantener el nivel, porque para nuestra sorpresa los últimos tres días nos han puesto exámenes de evaluación. Esto no sería un problema si no fuera porque en las urbes no se andan con medias tintas y en el momento en que suspendes una prueba, te expulsan inmediatamente. No les interesan los mediocres. El miércoles hicimos el primero y uno de los chicos del otro grupo de iniciados fue expulsado automáticamente.
Desde entonces hemos hecho dos más y por ahora nos hemos salvado. Con un poco de suerte, no tendremos ninguno más y podremos respirar tranquilos.
Es viernes por la tarde y seguimos encerrados en nuestro cuarto. Empiezo a tener cierta claustrofobia de pasar tantas horas entre cuatro paredes, pero es la mejor forma de evitarnos problemas. Sólo tenemos que sobrevivir al fin de semana y seremos parte de la ciudad.
Como todos los días, recibimos la visita de Caleb. A parte de la hora de ejercicio que compartimos por la mañana sólo le vemos en estos breves momentos en los que nos "obsequia" con su presencia.
—Bien. —Se sienta en la cama de David sin esperar a que este le dé permiso—. Los decanos están muy contentos con vosotros. Dicen que hace mucho tiempo que no ven iniciados con un nivel como el vuestro.
Anna sonríe pero creo que Caleb no lo ha dicho como algo bueno.
—No sé qué entendéis por pasar desapercibidos, pero esto es llamar la atención y mucho.
No puedo evitar saltar.
—¿Y qué quieres que hagamos? ¿Arriesgarnos a que alguno de nosotros suspenda y se quede fuera?
Se le escapa una risa sarcástica.
—¡Pero si estáis por encima de la media de los estudiantes de segundo año!
—Ya está hecho —añade David- así que no creo que sirva de mucho que nos hables así.
Oyéndole tengo la sensación de que su relación de hermanos siempre ha sido así de tensa.
—Vale, es verdad. Pero una vez estéis dentro, intentad ser más mediocres, por favor.
Algunos asentimos con poco entusiasmo.
—¿Sabes si nos queda algún examen más por pasar? —Gabriel tan práctico como siempre.
—Eso venía a deciros. En principio no tienen por qué haber más pruebas. Al fin y al cabo ya hicisteis un montón de exámenes antes de entrar. Esto sólo es la adaptación, por lo tanto si llegáis al domingo vivos, ya seréis habitantes oficiales de la ciudad.
—Entonces, ¿ya está? —pregunta Neo sorprendido—. No ha sido tan difícil como esperaba.
—Todavía no cantéis victoria. El domingo por la mañana hay una ceremonia de ingreso a la que debéis acudir. Hasta entonces tenéis libre. Eso sí, os aconsejo que busquéis ropa para la ceremonia. Ya sabéis, algo elegante.
"¿Algo elegante?". No me lo puedo creer. Nuestra cara de sorpresa lo debe decir todo.
—Tenéis una paga semanal. Id mañana al centro y comprad. Eso sí, tenéis que ir acompañados de un ciudadano.
—¿Tú? —Aker le señala extrañado.
—Ja. —Caleb niega rotundamente—. Tengo mejores cosas que hacer que cuidaros. Buscad a algún compañero que esté dispuesto a perder el tiempo con vosotros. Vale, me voy. Estaré fuera del campus hasta la ceremonia, así que a menos de que alguno esté a punto de morir, no me llaméis.
Sale de la habitación sin despedirse y nos miramos entre nosotros sin saber muy bien qué hacer.
—¿Y ahora qué? —pregunta Gabriel tumbándose en su cama—. ¿Quién nos va a llevar al centro?
Pero la respuesta es más fácil de lo que en principio parece y todos miramos a Neo.
—Owen... —dice Anna con una sonrisa pícara- quizás podrías mandarle un mensaje a May para que nos eche una mano.
Neo se cruza de brazos.
—¿Y por qué yo? ¿Y por qué ella? —Nos mira uno a uno—. Eh, no me gusta que me miréis así... Está bien, luego le mandaré un mensaje.
Aker se levanta de un salto.
—Tengo hambre, ¿vamos al comedor?
Estoy tumbada en mi cama, pero aunque tengo hambre me puede la pereza.
—Yo... agradeceré mucho que alguien me traiga la cena, si no es mucha molestia.
Anna también le pone ojitos y ante eso Aker no sabe ser fuerte.
—Vaaaaale. Pero yo no puedo traer lo de todos ¿alguien me acompaña?
David y Neo se levantan y se van con él. Cuando han salido, aprovecho para encender el ordenador y buscar el mapa de la ciudad. Todos los días lo estudio un rato para intentar memorizar todos los detalles que pueda. No quiero que cuando llegue el momento, me pierda en ese laberinto de calles. Miro la zona en la que viven los ceros y no puedo creer que tenga tan cerca a Dani. Se me encoge el corazón al pensar lo que habrá pasado todos estos meses, separado de su familia, sin libertad. Lo único que me anima es pensar que cada día que pasa estoy un poco más cerca de poder volver a abrazarlo. No entiendo cómo puedo tener esa necesidad cuando en realidad no le conozco pero ocupar la mente de Ari, hace que le añore a cada momento.
Pasados veinte minutos, los chicos regresan cargados con bolsas. Decidimos sentarnos en el suelo formando un círculo y Aker vacía el contenido en el centro.
—Dios mío, parece que habéis arrasado el comedor —exclamo.
—¿Ya habéis dejado algo para los demás. —añade Anna.
—Que graciosas —Aker reparte los tupper por el suelo y empezamos a comer.
Cenamos entre risas, contándonos anécdotas y cosas absurdas o divertidas que nos han pasado. Me doy cuenta de que los seis vamos a ser amigos siempre, porque nada podrá cambiar el haber pasado por todo esto juntos. Echaré de menos a Aker, Anna y Gabriel cuando regrese a mi realidad y estoy segura de que a David y Neo les ocurrirá lo mismo. Aunque quién sabe, quizás aparezcan en algún momento y nuestras vidas vuelvan a cruzarse.
Cuando terminamos de cenar y recoger, los chicos deciden ponerse a jugar una partida en red de un videojuego que Neo ha encontrado. Resulta divertido ver a Gabriel y Aker jugando por primera vez, todo son gritos, enfados y risas.
Anna y yo decidimos aprovechar para darnos una ducha, así que cogemos nuestras cosas y nos dirigimos al baño.
Al entrar un sollozo ahogado me pone en alerta, pero ya es demasiado tarde. Distingo una sombra detrás de mí y alguien me golpea en la cabeza. Aunque me tambaleo consigo agarrarme a la repisa de los lavabos y no caer. Noto una fuerte palpitación en un lado de la cabeza pero no puedo entretenerme pensando en eso ahora. Tengo que dejar el dolor a un lado y actuar.
"Piensa, rápido, piensa". Me doy la vuelta y embisto a uno de ellos, que pierde el equilibrio y cae hacia atrás. Sin embargo, no es suficiente, ya que son más de los que creía.
"Uno, dos...". Llevan las caras tapadas aunque algo me dice que sé quiénes son.
Alguien me agarra del pelo para que levante la cabeza. Duele, duele tanto que no puedo evitar chillar, pero me convenzo de que debo ser práctica y evaluar la situación. En ese momento oigo su voz, suave como el siseo de una serpiente y un escalofrío me recorre el cuerpo. Como siempre que le oigo, como siempre que le veo.
—Sujétala bien.
Me obligo a abrir los ojos. El que me tiene inmovilizada me tira del pelo con una mano y con el otro brazo me rodea el cuello. A mi derecha, justo delante de la puerta de entrada, otro sujeta a Anna de la misma forma. Veo que está aterrorizada y no puede evitar llorar, intento tranquilizarla con la mirada pero no sé si funciona. Frente a mí hay otro y aunque todos llevan la cara cubierta, estoy convencida de que es Cesar. Algo brilla en su mano derecha. No lo distingo muy bien pero me puedo imaginar que se trata de un cuchillo. "Genial".
En el lado de las duchas se oye el agua correr, mezclado con un susurro de voces y sollozos ahogados. "¿Qué está pasando aquí?". En realidad creo saberlo, y la rabia hace que me olvide de todo lo demás, del pálpito en mi cabeza, del miedo, de todo.
"Busca tu oportunidad".
—Vaya... —Ese siseo— que sorpresa tan agradable. No esperaba coincidir contigo aquí. Ya que es así, no voy a desperdiciar una oportunidad como esta.
—¿Qué estás haciendo, Cesar? —Me cuesta un triunfo hablar, intentando parecer serena, pero no quiero que vea que le tengo miedo.
—Ah, que chica más lista. —Se quita el pasamontañas—. Entonces no me hace falta esto.
Me sonríe y resulta aterrador. Miro de nuevo a Anna y de forma inconsciente me fijo en su móvil colgado al cuello. Yo también llevo el mío. "Quizás... sí, es una posibilidad. Por lo menos tendré que intentarlo. Por mí, por ellas".
Cesar le hace un gesto al tipo que tiene a Anna.
—Llévatela a las duchas con las otras y diviértete un rato con ella si quieres.
Anna me mira. Puedo ver el pánico reflejado en sus ojos. Intenta gritar pero su atacante le tapa la boca. Se la lleva a trompicones y cuando desaparecen de mi vista, Cesar comienza a caminar hacia mí.
—Y bien, ¿qué crees que podemos hacer mientras los demás se divierten ahí atrás?.
Decido no esperar más. No soy muy fuerte así que todo se basa en el factor sorpresa. Levanto el pié y le propino un fuerte pisotón al que me tiene sujeta. Al momento afloja los brazos y aprovecho para darle un codazo en las costillas.
No veo venir el puñetazo de Cesar, hasta que noto el dolor en la boca del estómago y caigo de rodillas. Me falta el aire, pero en ese segundo que estoy agachada tengo tiempo suficiente para desbloquear y apretar el número ocho de mi móvil.
—¡Pero cómo puedes ser tan imbécil! —le grita Cesar al chico—. Vete atrás con los otros, yo me ocupo de ella.
Mientras pronuncia esas palabras, también pulso el seis y cuelgo. Rezo para que haya sido suficiente. Ahora sólo me queda esperar.
Cesar me coge del brazo y me pone en pie a la fuerza. Yo todavía estoy sin respiración pero a él no le importa. Me arrincona contra la pared y acerca el cuchillo a mi cuello.
—Así te portarás bien, ¿verdad? No quiero que hagas ninguna tontería.
Me levanta la barbilla y durante unos segundos le miro a los ojos. Me besa y yo no respondo. Eso le cabrea e insiste de manera más brusca. Desliza su mano libre por mi cintura y tira del borde de mi camiseta hacia arriba. "Por favor, por favor, no". Inconscientemente le muerdo el labio para que pare. Sólo quiero que pare.
—¡Ugh! —Se separa y me mira incrédulo.
Veo la ira en sus ojos y acto seguido me suelta un bofetón. El golpe me atonta y noto en la boca el sabor de mi sangre.
—Ahora estamos empatados. —Cesar se ríe y eso me da más miedo—. Pórtate bien y quizás disfrutes.
Se acerca de nuevo a mí, pero ha cometido un error, porque ya no tengo su cuchillo en mi cuello. Acerca sus labios de nuevo y cierro los ojos haciendo acopio de valor para soltarle una patada en la entrepierna. "No me rendiré, no ante él". Por suerte, no tengo tiempo de actuar ya que alguien le coge por detrás y le aparta de mí de un tirón. Siento tal alivio que mis piernas flaquean y mi espalda se desliza por la pared hasta acabar sentada en el suelo. Levanto la vista pero no enfoco bien. Veo a David que golpea a Cesar repetidas veces y este intenta defenderse como puede. No me da pena.
Alguien se agacha a mi lado.
—Ari... —Esa voz... Neo—. Ari, ¡mírame! ¿Estás bien?
Le miro a los ojos y no sé qué contestar.
—Las chicas, Anna... detrás, en las duchas. —Señalo con el dedo que me tiembla incontroladamente. Toda yo estoy temblando.
Neo me abraza.
—Tranquila, ya se están ocupando los demás.
Veo que David ha derribado a Cesar pero le sigue pegando.
—Haz que pare, por favor, detenle.
Neo asiente y se acerca a él, le coge de los brazos pero este le sigue pegando patadas.
—No te acerques a ella, ¿lo entiendes? Si vuelves a tocarla, te mato.
Nunca había oído tanta rabia en su voz y se me llenan los ojos de lágrimas. Neo le susurra algo al oído y por fin se detiene. Todavía tiene los puños apretados cuando se da la vuelta y me mira. Su gesto se suaviza al verme y se acerca a abrazarme. Cuando lo hace lloro incontroladamente y me derrumbo.
—Voy a avisar a los chicos del otro grupo —dice Neo en voz baja.
—¿Estás bien? —me susurra David al oído sin dejar de acunarme.
—Sí, pero Anna, y las otras chicas...
—Sssss, tranquila. Volvamos a la habitación.
Me ayuda a levantarme y noto todo mi cuerpo dolorido. Miro al frente y me pregunto cuándo ha huido Cesar. Los demás también parecen haber escapado.
Justo cuando salimos, llega Neo con los iniciados del otro grupo. Comprendo sus caras de preocupación y rabia y no puedo dejar de pensar el infierno por el que acaban de pasar sus compañeras.
No sé muy bien cómo llego hasta la cama, pero una vez en ella, no quiero tumbarme hasta ver si Anna se encuentra bien. David continúa abrazándome y eso me reconforta. No quiero pensar en lo que acaba de suceder, no quiero.
Cuando regresa Anna, lo hace abrazada a Aker y en cuanto la veo siento un alivio inmediato. Parece estar bien. Al verme corre a mi cama y se arrodilla frente a mí.
—Ari, ¿estás bien?
Asiento con la cabeza y miro a David.
—Os dejo para que habléis. Voy a ver cómo están las cosas fuera.
Se lleva a Aker dejándonos a solas.
—Estoy bien Anna, ¿y tú?
—Todavía estoy temblando, pero he tenido suerte. Por lo menos, más suerte que las otras chicas.
No lo entiendo.
—¿Suerte?
—Sí, verás, los chicos estaban abusando de las iniciadas en las duchas, pero el que me llevaba a mí me dijo que no me iba a hacer daño. Que le siguiera la corriente para pasar desapercibidos y esperar.
—Eso no le hace mejor que ellos, aunque no participara, tampoco ayudó a evitar que pasara. Esas chicas no lo podrán olvidar nunca.
Anna baja la mirada.
—Lo sé, pero aunque fuese un cobarde, por lo menos me ayudó y le estoy agradecida. No todos somos tan valientes como tú.
—¿Valiente, yo? —Me da la risa por la palabra—. Estaba muerta de miedo.
—Sí, pero has sido capaz de reaccionar, no te has dejado vencer por el miedo. —Hace una pausa—. Cesar, ¿te ha hecho algo?
—A parte de un par de golpes y un desagradable beso que prefiero olvidar, no. Además él también se ha llevado lo suyo. Lo que no entiendo es porqué se han largado tan rápidamente.
—Digamos que les he metido un poco de miedo. —Gabriel entra en la habitación empuñando una pistola.
El resto le siguen detrás.
—¿De dónde la has sacado? —exclamo alarmada.
—¡No pensarás que con gentuza como esa iba a estar desarmado! No podemos arriesgar nuestra misión por culpa de unos niñatos.
—Tienes razón —añade David—. Pero hay que tener cuidado. Si nos pillan con armas de fuego nos expulsarán directamente. Ellos lo saben, por eso sólo llevan cuchillos y navajas.
—¿Qué tal están las chicas? —pregunto. No dejo de pensar en ellas.
—Agradecidas. Quieren conocerte —responde Aker.
—¿A mí? Yo no... yo no he hecho nada.
—Si no nos hubieras hecho esa llamada a David y a mí —Neo frunce el ceño—podrían haber llegado mucho más lejos. No digas que no has hecho nada.
—Agradeced el que pusiera vuestros teléfonos en marcación rápida. Eso sí que ha sido útil.
Me empieza a doler la cabeza. Creo que mi nivel de adrenalina se está normalizando y ahora comenzaré a notar las consecuencias de los golpes que he sufrido. Me toco el lado de la cabeza que tengo magullado y siento como si mil agujas me estuvieran traspasando el cráneo.
—Necesitas descansar. —David como siempre ejerciendo de médico—. Mañana evaluaré tu estado.
Anna y él me ayudan a tumbarme y oigo como se dirige a Gabriel.
—Mira si puedes conseguir algo. Mañana se encontrará bastante peor que hoy.
"Qué bien". Cada vez oigo sus voces más lejanas y sé que me estoy quedando dormida.
Me despierto sobresaltada en mitad de la noche. Durante un segundo he notado el aliento de Cesar en mi cara, pero está claro que sólo era mi subconsciente jugándome una mala pasada.
Me envuelvo en la manta y me arrastro hasta la ventana del fondo de la habitación. Me siento en la repisa y miro al exterior. Parece todo tan tranquilo...
—¿No puedes dormir?
Me asusto al oír la voz de Neo tan cerca. No le he oído acercarse.
—Cada vez que cierro los ojos veo a Cesar, incluso puedo notar su aliento...
Se apoya en la ventana y me coge la mano.
—Siento que hayas tenido que pasar por algo así. Siento no haber llegado antes, no haberte protegido mejor.
No me lo puedo creer. Se siente mal por lo que ha pasado aunque no es culpa suya. No sólo me ha afectado a mí lo ocurrido hoy.
—Eh, tranquilo. ¿Qué podías hacer? Nadie imaginaba una encerrona como esa.
Se revuelve el pelo con una mano y resopla.
—Pero debimos hacerlo. Todos sabemos que Cesar es un tío peligroso y aun así nos confiamos. No dejaré que vuelva a pasar algo así, te lo prometo.
—Gracias, pero vosotros tenéis que tener cuidado también. Después de lo de hoy, algo me dice que no va a dejar las cosas así.
—Y ya sabemos a por quién va a ir.
Los dos miramos a David que duerme plácidamente.
—Si antes se la tenía jurada, después de lo de hoy...
—Pensé que lo mataba. —Recuerdo a David golpeando a Cesar sin parar.
—No pudo soportar la idea de que te había hecho daño. Si hubiese entrado yo primero mi reacción hubiera sido la misma. Ver lo que estaba haciendo, ver que te había pegado... se merecía esa paliza.
—Hombres —le digo sonriendo—. Todo lo solucionáis a golpes.
—Por lo que sé, tú no te quedas atrás.
—Lo mío ha sido defensa propia. —Le doy un codazo riendo—. Ay, mi labio.
Ya no recordaba el corte por el tortazo de Cesar. Neo me acaricia la mejilla y me sujeta la barbilla para ver la herida mejor.
—¿Te duele mucho?
—Sólo si me río. Mi única satisfacción es saber que a él también le he dejado marca.
—Está claro que es mejor no besarte sin tu permiso.
Hasta en momentos así le gusta picarme.
—Perdona, pero si no recuerdo mal, en cierta ocasión me besaste sin permiso y estás aquí para contarlo.
Acerca su cara a la mía y añade.
—Eso es porque en el fondo te gustó.
—O porque anduve lenta de reflejos.
Ni en cien mil años admitiría que me gustó. Pero él no se da por vencido.
—Me parece que hoy has demostrado tu capacidad de reacción, así que no te creo.
—Es porque estoy influenciada por la Ari de aquí. Yo soy una cobarde.
—Eso no es verdad. Fíjate, estamos aquí porque quieres ayudar. Podrías haber mirado hacia otro lado y seguir con tu vida como si nada. Esto es peligroso y aun así has aceptado participar en ello. No quiero oírte decir que eres una cobarde.
Visto así...
—Gracias, Neo. Será mejor que intente dormir un poco. Buenas noches.
Vuelvo arrastrándome hasta la cama. Me duele hasta respirar pero aun así antes de que me dé cuenta me he quedado dormida de nuevo.
Aquí tenéis el nuevo capítulo. Como veis Cesar y su grupo son gente de mucho cuidado, por suerte Ari ha sido capaz de reaccionar a tiempo e impedir que las cosas lleguen más lejos...
Espero que os haya gustado, durante los próximos capítulos sucederán muchas cosas, la mayoría de ellas inesperadas. ¡Estad atentos a las próximas actualizaciones!
Besitosss
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