Capítulo 2. La Rosada
Comenzamos a caminar en dirección al sendero que nos marcó la profesora. Yo no puedo estar peor, solo quiero irme de aquí siento como si alguien me respirara la nuca y es horrible.
Mis compañeros no dejan de sacar fotos, a excepción de Danilo quién va concentrado leyendo la hoja de indicaciones del trabajo.
Aún me resuenan las palabras que le dije, la verdad fui muy dura no debí tratarlo de esa manera, él solo estaba siendo considerado y amable.
—Raro que no estés tomando imágenes —dice Milagros.
—No va acorde a mi contenido —respondo sin dar vueltas.
—Ahhh —saca un paquete de galletitas de su bolsón —. Por cierto me gustó la reseña que hiciste ayer
—¿La de Percy Jackson?
—Siii, me convenciste, lo voy a leer, la verdad es que no estaba segura de iniciar esa lectura, pero tu reseña estuvo genial.
—Gracias...
A pesar de que no estoy de humor Milagros me levantó el ánimo con su comentario, saber que mis reseñas no solo se llenan de corazoncitos o comentarios si no que de verdad motivan a alguien a leer me genera satisfacción.
—Fotografié 3 especies de Mariposas... —lee en voz alta Danilo—. Eso te va a tocar a tí Araiyá, tienes el mejor celular y sabes sacar fotografías.
—No... —respondo y mis 4 compañeros me miran sorprendidos —, les presto mi celular, pero no voy a sacar fotografías de las mariposas.
—¿Les tienes miedo? —pregunta Danilo cruzandose de brazos y con un tono desafiante.
—¿Y qué si les tengo miedo?
—Responde, ¿Le tienes miedo a las mariposas, si o no?
—No... —digo frsutrada y muy enojada por su actitud mandona.
—Entonces te encargas de fotografiarlas.
—¿Quién te crees para decirme que voy a hacer? —alzo la voz.
Mis compañeros no interfieren en la pelea, solo observan y me molesta que no hagan algo para detenerla, es más los tres parecen muy entretenidos.
—¿Y a ustedes qué les pasa? no se dan cuenta que nos estamos peleando, no es un programa de entretenimiento, a ver si intervienen en nombre de la paz —digo alterada, luego miro a Danilo y lo apunto con un dedo—. No voy a sacar fotografías, a demás la profesora me dió esa hoja a mi, y tú me la quitaste.
—Te recuerdo, señorita bookstagramer... que no le estabas dando importancia —responde acercandese a mí—. Así que la mejor tirada para iniciar el trabajo era que yo divida las tareas, y fijate que se me antoja que tu trabajo sea sacar fotos a mariposas... no se lo pido a Pili porque le dan asco, a Mila ya le dí el trabajo más difícil que es fotografíar y clasificar musgos, hongos y helechos, Roberto va a clasificar rocas y yo hago la parte de historia sobre cómo y para qué usaban este lugar durante la guerra de la triple Alianza... y por lo que sé odias Historia.
Me cruzo de brazos, y quiero gritar, pero él ya organizó todo el maldito trabajo, ¿Qué no era un futbolista hueco?
—No me obligues a sacar fotografias, por favor... —suplico recordando los videos—. Lo que sea menos eso.
—Vas a cambiar fotografiar 3 especies de mariposas con hacer la parte de historia solo porque no quieres sacar fotos...
—Danilo... —dice Pilar—. No la incomodes, ya cambió el tono y está pidiendolo por favor.
El chico dobla el papel con las indicaciones de la clase, me lo entrega y luego estiende su mano esperando a que yo le de mi celular, sin titubear lo hago.
—¿Por qué no quieres hacer esto? —pregunta ya con un tono calmado.
—Daniloooo —llama Milagros—. No la presiones, no quiere contar.
—O está en sus días —dice Roberto para terminar siendo observado de mala manera por las tres chicas que estábamos presentes —. ¿Qué? ¿Dije algo malo?
—Mejor cállate Roberto... —dice Pilar mientras le desordena el cabello, el chico se encoge de hombros y obedece.
Danilo solo me ofrece una mirada curiosa, y continúa con su viaje. Al fin suelto el aire que tenía retenido, y el miedo abandonó mi cuerpo, recién ahora luego de que pasó nuestro disgusto me doy cuenta que al final, el chico solo estaba siendo conciderado con todos los miembros del equipo.
Nunca he discutido con nada, al menos no de manera escandalosa como hoy y ahora, pero de verdad no quiero volver a ver, sea lo que sea que vi hace un momento.
Saco mi tableta de la mochila y me dispongo a buscar información cuando me percato de que la señal del internet es pésima, va y viene. Así que decido quedarme quieta mientras escribo: Parque Nacional Ybycu'i.
Cuando el buscador me arroja resultados ingreso a un pdf que está en ingles, ingreso y comienzo a leer el resumen para ver si me va a servir o no la info.
La verdad que la información me está convenciendo bastante, desgargo el archivo y lo guardo, salgo de nuevo al buscador dispuesta a poner La Rosada, cuando Milagros me llama.
—Araiyá, no te quedes atrás...
—Ok, ok, ya voy —digo sin levantar la vista de la pantalla—. No quiero perder la info que encontré no hay muy buena señal— grito.
Me dispongo a seguir caminando, doy pasos cortos porque no quiero perder la señal y acabo de encontrar otro pdf que me parece que me va a servir, y cuando voy a dar un paso largo, levanto la cabeza y a medio centímetro de chocar contra una gran araña alguien me jala hacia atrás.
Juro que vi los 8 ojos del insecto y cómo el dorado de la telaaraña brilla con los haces de luz que ingresan entre las hojas.
—¡Dios! —digo llevando la tableta a mi pecho, mi corazón está demasiado acelerado que aún no dimensiono a Danilo quién me está observando, yo volteo de nuevo para ver esa bestia de quizás unos 10 o 15 cm de grande.
—Guarda la tableta y mira tu camino, ya cuando volvamos del recorrido buscas la información.
—Gracias, supongo... —digo mientras miro fijamente a la araña y recién me doy cuenta que se ve de temer.
—Tienes suerte que me di cuenta que te quedaste atrás, o te picaba...
—¿Es venenosa? —pregunto—, se ve venenosa... se ve que puede agujerearme un ojo con esas patas.
—Sí, es una araña de Seda de Oro, es neurotóxica.
—Otra clase que no me gusta es Biología... —digo—, ¿traducción?
Danilo voltea los ojos, me toma de la muñeca y me estira para seguirlo, mis demás compañeros nos están esperando a unos 10 metros al frente aproximadamente.
—Significa que ataca tu sistema nervioso, su picadura es dolorosa y nuestra excursión habría terminado con una visita al hospital.
—Oh... entonces es un: Gracias y en mayúsculas.
—Es lo mínimo que me debes...
Dice un poco mal humorado, soltándome la muñeca cuando llegamos con los demás.
—¿Por qué casi le alzas a la espalda a Arai? —pregunta Roberto.
—Por que casi es comida por una araña —responde Danilo y seguimos caminando.
—¡Odio las arañas! —dice Pilar —: Realmente odio todos los insectos.
Milagros ríe y se pone a fotografiar un árbol que está tras el cartel que señala el sendero que debemos seguir, en él estaba escrito: Salto Guaraní a 30 minutos, ditancia 970 metros.
—¡Mierda! —se me sale— Vamos a caminar todo eso.
—Y hay más arañas en el camino, así que atenta... —me dice Danilo—. Atentos todos, el sendero es autoguiado, en teoría seguro, pero no por eso debemos confiarnos, no se apoyen en los árboles... ¡Milagros! No te apoyes en el árbol —vuelve a decir.
—Parece un viejito... —murmura Pilar, por lo que Roberto y yo reimos.
—Te escuché Pili, y sí, soy un viejito por cuidarlos... ¡Pesados!
—No te lo tomes a mal —le dice ella y le da un beso en la mejilla—. Señor Danilo, gracias por cuidarnos.
Los miro y pienso que harian una buena pareja al ver cómo sonrien, pero la verdad es que son amigos, no de esos mejores amigos, solo amigos, y sé que Pili está enamorada de Ismael desde el 6to grado, por lo que no ve a Danilo como algo más. Sólo se ven bonitos uno a lado de otro, supongo que porque él es deportista y ella bailarina, sin embargo sabemos que no basta con verse bien uno a lado del otro, un claro ejemplo es el fracaso del noviazgo de Danilo.
Seguimos el viaje, Danilo prácticamente nos puso a Mila y a mi frente suyo para ver qué hacemos y mantenernos vigiladas, lo bueno que para hacer el recorrido no debemos hacer más que seguir los carteles.
—¡Wooow! —escuchamos decir a Roberto y a Danilo.
—Iuuuu —dice Pilar casi vomitando.
Milagros y yo volteamos y vemos como el tronco de un árbol está prácticamente cubierto de mariposas, mis ojos se llenan de admiración, Milagros también exclama y Pilar viene corriendo y se queda tras de mi.
—Son Morpho Helenor —dice Danilo todo orgulloso.
—Mariposas Azules —responde Roberto anotando en su celular.
—Son gusanos con alas de color azul, alas gigantes —dice Pilar con asco.
—Son bonitas —decimos al mismo tiempo Milagros y yo.
—Horribles —recalca Pilar.
Danilo solo enfoca mi celular y apunta al cúmulo de mariposas, por como veo que toma la cámara, sé que no será una buena toma. El chico sabe mucho de biología, insectos y bla. bla. bla. pero nada de fotografias.
—No vas a captar la belleza de eso —digo y me acerco —. Permiso —él asiete, le tomo el brazo y llevo el celular hasta el ángulo donde creo que va a capturar la mejor toma, voy hasta la opción del obturador, le muestro algunas configuraciones —. Aquí, fijate que quede 3/4 de la imagen en este foco y vas a tener una muy buena toma. Aprieto el botón y la imagen se guarda, él abre la fotografía y queda de verdad sorprendido.
—Eres buena, gracias por compartir tus secretos —dice mientras vuelve a colocarse para tomar otra fotografía, esta vez se pone en otro lugar, hace todo lo que le mostré, pero esta vez no captura la imagen, mira la pantalla, luego el árbol un par de veces, su rostro se palidece y mi corazón comienza a acelerarse, mi sonrisa se borró, porque sé perfectamente que es lo que está viendo —¿Qué mier...?
Danilo me mira y mi respiración se agita, él gira sobre su propio eje y observa con la cámara, nuestros acompañantes se acercan a mi, los tres parecen haber presentido que algo no anda nada bien. El chico corre hasta nosotros y se queda pegado a los cuatro.
—¿Qué pasa? —pregunta Roberto.
—Sólo sé que no es bueno —dice Milagros.
—Araiyá... —me llama Danilo—. ¿No querias sacar fotografias porque veias a esas personas?
—¿Qué personas? —pregunta Pilar casi llorando—. Dejen de echar la joda, por fa.
Yo solo atino a mover la cabeza, y cuando estoy por hablar escuchamos un grito agudo que parecía provenir de las rocas.
—Vamonos de aquí, ya —ordena Danilo, los 5 nos agarramos de la mano y comenzamos a correr en dirección a dónde se supone están los profes y el bus.
Nuestros pies comenzaron a acelerar cuando ruidos más extraños invadieron nuestros oidos, era como si un montón de hierro cayera uno sobre otro, entonces los cinco caimos al suelo, sentí mi cuerpo chocar contra un muro, nos intercambiamos miradas y al hacer esto, las personas comenzaron a rodearnos, quería gritar, pero no salía ni un sonido de mi garganta, al igual que de mis acompañantes.
Entonces las mariposas que acababamos de ver vinieron hasta nosotros y nos rodearon, volaron y nublaron nuestra vista, solo escuchábamos su aleteo, no quiero imaginar cómo se sentirá Pilar en este momento.
La tomo de la mano, porque a pesar de estar aterrada por lo que está pasando, ella debe estar a punto del colapso.
Cuando los aleteos se detuvieron, las Mariposas se fueron y el silencio se hizo, las personas ya no estaban, y el sol ilumina de un intenso sin igual. Los 5 volvemos a intercambiar miradas, y nos ayudamos a ponernos de pie.
—¿Qué fue eso? —pregunta Milagros.
—No sé —respondo mientras abrazo a Pilar quién está llorando y temblando.
Danilo también se acerca y nos abraza a ambas, Roberto y Milagros solo giran y miran el lugar con extrañeza, todo está como si nada raro hubiese ocurrido... o al menos eso es lo que creiamos.
—Oh, Oh... —suelta Milagros mientras señala hacia la araña con la que casi choqué, esta había atrapado a una mariposa y la estaba deborando, pero en cámara muy lenta.
—Bienvenidos... a La Rosada —dice una voz masculina tras nuestro, volteamos y vemos a un hombre moreno vestido de un intenso Azul —. Aunque geográficamente estén allí, la verdad es que ahora ustedes estan en el Angatupyry... el lugar donde el tiempo no corre, felicidades, han sido llamados por Kuarahy... y elegidos por Yarairá para ayudar a almas perdias a volver al Tapekué.
—¡Dios! ¿Y si esa araña nos picó a los 5 y estamos alucinando? —pregunta Milagros—. Esto no puede ser real.
—Es más que real —dice el hombre y se hace neblina para volver a aparecer delante de ella —. Ñamandú creo este paso para que las almas en pena no sufran, pero todo tiene un tiempo de caducidad... si ustedes, no ayudan a 10 almas no podrán volver a su tiempo...y si no lo hacer a tiempo estas 10 almas serán destinadas al Tatachiná y desapareceran de forma cruel... sus almas no brillaran en el tapekué ni serán condenadas al añakua, serán destinada a la peor condena: El olvido.
—¿Y cómo las vamos a ayudar? —pregunta Danilo.
El hombre sólo sonrié y aparece ahora delante de él.
—Ustedes lo deben descubrir, solos... y recuerden, 10 almas, o no volverán... no se preocupen, aquí no hay tiempo... solo hay eternidad.
Y con esas palabras desapareció.
—Tenemos histeria colectiva ¿Verdad? —dice Pilar.
—No... —responde Roberto pasando su mano al límite donde chocamos—. Estamos encerrados de verdad...
—Mierda... —susurro mientras el miedo me toma como suya.
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