Capítulo 62
DISFRUTEN, PECADORAS.
NATASHA.
Relamí mis labios utilizando las uñas sutilmente deslizándolas por el pecho de Santino, parando mi recorrido en sus muslos, clavándolas en estos, riendo cuando se ahogó con el pene de Aless en su boca.
— ¿Te dolió? Ups, lo siento — sujetando su pene, masturbándolo— Tranquilo que yo soy muy buena pidiendo perdón de rodillas.
Metí todo su glande a mi boca, trazando círculos con la lengua a su alrededor, poniendo especial atención a la punta, sintiendo su pene dar un brinco mientras lo masturbaba asegurándome de mantener mi trasero bien levantado para que mi esposo colocara lo que sea que haya traído, dijo que me tiene un regalo, han pasado cinco minutos y no regresa de nuestra habitación.
Retrocedí ligeramente, besé la punta y metí un poco más de su pene dentro de mi boca asegurándome de no detener el movimiento rítmico de mi mano al mismo tiempo, mismo movimiento, retrocediendo y tomando un poco más, notando que mi mano no era suficiente para rodear su falo, pero mi boca sí que era capaz.
Tomé su pene por completo empujando más allá de mi campanilla, sintiendo como se me abultaba la garganta cada vez que lo metía hasta la empuñadura, usando los dientes ligeramente para acariciar su piel sensible, escuchándolo ahogarse cada vez que lo hacía, parecía gustarle, porque enredó sus dedos en un puñado de mis cabellos marcando el mismo el ritmo, levantando las caderas para clavarse más profundo, parecía querer decir "¿No te jactabas de tus habilidades? Ahógate, perra".
Sí que me estaba ahogando, pero no criaron una perra débil, por lo que, si él se pone agresivo, yo también puedo hacerlo, clavándole los dedos en los muslos, succionando con fuerza, se ahogó tanto que Aless se vio en la necesidad de sacarle el pene de la boca para que respirara mientras tosía y tomaba largas bocanadas de aire.
— Joder, Natasha ¿Quieres matarme? — se quejó— Si te pones en modo perra, voy a asegurarme de que mañana no puedas hablar por lo mucho que voy a llenarte la boca.
Aless se hizo a un lado, mirando a su marido.
— Hazlo por favor, quiero ver eso...
Suplicó el rubio.
— Yo también quiero ver eso — arrodillándome entre las piernas de Santino— Nadie necesita hablar, ni caminar, Caesar lo hace todo, Caesar se encarga de su muñeca de trapo mañana — tomando su mano viendo que tomó asiento en la cama, colocándola sobre mi cabeza— ¿Y bien? Juguemos papacito, que esperé veinte años para que se te quitara lo marica y quisieras hacer un trío conmigo.
***
ALESS.
Yo podría correrme de tan sólo mirar lo que estaba pasando, muchas cosas están pasando en estos momentos, Natasha arrodillada entre las piernas de Santino, este sujetándola bien del cabello, asegurándose de empujar lo suficientemente profundo para que la rubia tuviera arcadas, pero la masoquista parecía disfrutarlo, succiona tan fuerte que Santino no puede mantener la boca cerrada y no es de los que son ruidosos en la cama, Natasha realmente se lo está comiendo vivo.
— Eso es, ordeña a mi vaca, te la presto — masturbándome— Uy Natasha... mañana no hablas, eso te lo aseguro.
Viendo como Santino empujó su rostro contra su pelvis, su pene por completo llenándole la garganta, no la dejaba subir por un poco de aire, para cuando vio que ya había sido suficiente y realmente le faltaba el aire, la dejó subir, viendo como un hilillo de saliva y presemen los unía, las lagrimas recorriendo las mejillas de la rubia, pero la muy perra tiene una sonrisa tan maliciosa y arrogante que no pude evitar correrme, esto es un duelo de titanes.
— Vaya, vaya, vaya ¿Qué pasa aquí?
Preguntó Caesar viendo a Santino ahogar a su esposa otra vez, el pelinegro acercándose con una cajita entre las manos.
— Duelo de titanes, Santino se puso medio sádico, Natasha es una masoquista desde siempre y no sé que es lo que intentan probar, pero me gusta lo que veo.
— Sí, a mí también, no creí que esto fuera a prenderme, perdón por casi matarte en el pasado.
Sentándose a mi lado.
— Disculpas aceptadas, pero en mi defensa, ella no era de nadie y yo estaba soltero, tú no le dabas lo que quería y yo era un muy, muy buen amigo.
Carcajeó.
— Bueno, yo soy un esposo muy, muy devoto a mi mujer, le di lo que quería y lo estamos pasando bien, pero no vuelvas a frotarte con ella en la pista de baile sin mi consentimiento o realmente voy a matarte.
Tragué grueso.
— Mensaje recibido.
Natasha levantó la cabeza tosiendo y respirando grandes bocanadas de aire, de la comisura de la boca le escurre parte del semen de mi marido, y ya que es una noche de ahora o nunca, me estiré hacia ella, sujeté su mentón, lamí el semen y planté un suave beso en sus labios, uno bien sonoro sólo para molestar a Caesar.
— ¡Llegaste! —Se alegró Natasha, mirando a su marido— ¿Dónde está mi regalo?
Extendiendo las manos.
— Oh amor, si quieres tu regalo, deja que te lo ponga yo mismo.
Ladeó la cabeza confundida, señalando sus manos, Caesar negó.
— No es un anillo.
Ayudándola a ponerse de pie mientras Santino se dejaba caer a la cama e intentaba calmar el temblor de su pierna derecha.
— Yo creo que ganó Natasha.
Mirándolo mientras reía.
— No sé... cuando me pare te lo digo.
Dijo mi esposo, riendo conmigo, recuperando el aire.
Adoro a este hombre.
***
CAESAR.
Senté a Natasha sobre mis piernas acariciando su cintura y su cadera, viendo lo cómoda que luce su desnudez, lo cómoda que está con su cuerpo, la forma en la que me mira... con amor, en sí eso es lo que quería confirmar, ella y Aless tuvieron algo en el pasado, ambos bailando en el club, se ven bien juntos, llamaban la atención mientras bailaban, ambos estaban muy pegados, eso me tenía más que celoso, quería romperle el cuello por tocar lo que es mío, Santino me convenció de esto, dijo que era la única manera de que yo dejara de desconfiar y notara la diferencia, tenía razón.
— Caesar...
Pestañeé repetidas veces, mirando a la mujer sobre mis piernas, me perdí en el hilo de mis pensamientos.
— ¿Sí, Pastelito?
— Te amo.
Mi pecho se estremeció.
— Vaya ¿A que se debe el romanticismo? Tú no eres romántica.
Sonrió acomodándose mejor en mi regazo, una pierna a cada lado, a horcajadas.
— ¿Caesar?
Acariciando el cabello naciente en mi nuca sin perder contacto visual, sonriendo dulce.
— ¿Sí?
Acercándome a ella, besando su cuello, acariciando su espalda con lentitud, sintiendo cada hueso de su columna, incapaz de mantenerme tranquilo.
— Te amo.
Dijo otra vez, moviendo su cabeza hacia un lado para darme mejor acceso, levantando su pecho, una invitación.
— Caesar...
— ¿Sí?
Recostándola en la cama, regando un camino de besos desde su cuello hasta su pecho, metiendo uno de sus pezones en mi boca.
— Te amo...
Dijo otra vez entre suspiros.
Joder... si se pondrá así de romántica cada vez que le doy en el gusto, tendremos estos tríos/cuartetos todos los días.
— Yo también te amo — asegurándome de dejar una mordida bien marcada alrededor de sus pezones rosados y perfectos— ¿Qué sería de mí sin ti, loca de mierda?
— Estarías casado con Irina, siendo miserable y probablemente odiarías a tus hijos, yo solo digo.
Levanté la cabeza viendo a Santino, por un segundo olvidé que ellos estaban aquí.
— Aless, con todo respeto, era tu prima, pero tu prima era una perra y me alegro que esté muerta.
Dijo Natasha, mirándolos.
— Sí... una lástima, debió cerrar la boca cuando se lo advertí.
— Si se hubiesen salido con la suya y termino casado con ella, yo mismo la asfixiaba antes de que me pusiera una mano encima, no sé cómo Vincenzo pudo tener un hijo con ella, que asco.
Arrugando la nariz, realmente no me lo imaginaba.
— No me recuerdes a Vincenzo que ese hijo de puta se casó con mi hija.
Gruñó el rubio.
Sí... se le pasó la mano a mi primo, pero bueno, para el amor no hay edad.
— Oye Pastelito, regresando a tu regalo.
Aplaudió emocionada.
— ¿Qué es? ¿Qué es? Ya pónmelo, no importa lo que sea, lo quiero.
Oh joder... amo a esta mujer.
— Bueno... ya que te encanta que juegue con tu bonito culo, mandé a hacer una joya sólo para ti.
Abriendo la cajita, mostrándole un plug anal con un zafiro azul reluciente y grande.
— Para adornar ese culo como es debido, claro.
— Uy Caesar, cada año te superas — sonrió— ¿Ahora adornas mi culo y no mis dedos?
— Muéstrame ese bonito culo, pastelito, quiero que uses tu regalo.
— Claro que sí, pero, me siento muy vacía por dentro — hizo pucheros— En cambio si lo metieras mientras tengo otra cosita por ahí...
Giró en la cama, se bajó y tiró de las piernas de Aless hasta tenerlo dónde lo quería, sorprendiendo a los tres por sus acciones, viéndola subir a gatas sobre él sonriéndole coqueta antes de sujetar su pene y empalarse por sí misma, inclinándose hacia adelante, pegando sus perfectos, esponjosos y bonitos pechos al pecho del rubio.
— Ahora sí ponme tu regalo, papacito, dilátalo bien para que puedas usarlo más tarde, tienes bandera blanca hoy, has conmigo lo que quieras.
Aless sonrió con suficiencia y acomodó sus manos tras su cabeza, dejando que ella hiciera lo que quisiera, eso me molestó un poquito, admito, este par tiene una conexión especial y eso me pone celoso ¿No podía follarse a Santino? Aún resiste una jalada más, le tiemblan las piernas, pero aún podía soportar más de sus sentones ¿O no? Natasha casi lo mató.
— ¿Qué pasó, viejito? ¿Ya no puedes más? ¿Te acerco el bastón para que busques una cama?
Como si mi mujer me leyera el pensamiento, movió su cabeza hacia un lado, mirando a Santino casi muerto a su lado, jodiéndolo.
— Di eso de nuevo y me aseguraré que no camines en una semana, muñequita.
Uuf... Santino no sabe con lo que se está metiendo.
— Palabras, palabras... — gruñó mi mujer cuando probé a meter tres dedos en su culo bien empapados con lubricante— Quiero acciones.
Santino se estaba cabreando, de seguro quiere cerrarle la boca.
— Me demoré porque estaba hablando por teléfono con un medio para saber si era peligroso para el bebé si teníamos sexo de esta manera, dijo que las dobles penetraciones en el estado de mi mujer, no generará complicaciones, así que... Santino, toda tuya.
Empujando el plug en el culo de mi mujer, dándole una fuerte nalgada, viendo como mi mano se dibujaba en su blanquecina piel, apretando sus nalgas, deleitándome con la imagen de su culo adornado.
— ¿Seguro que no pasa nada? Sabes que me cabrea, pero lastimarla es el último de mis pensamientos.
Dijo el castaño.
Por eso él es mi mejor amigo y Aless no, Aless quiere seguir metiéndoselo a mi mujer y yo no entiendo cómo es que sigue respirando con las increíbles ganas que tengo de romperle el cuello.
— Si algo pudiera pasar, yo sería el primero en negarme ¿No creen? Mi esposa es lo más importante para mí luego de mis hijos.
— Aaw... Caesar, por eso te amo — dijo Natasha— Después de este hijo ¿Podemos tener otro?
Golpee su culo otra vez.
— Natasha, yo también te amo, pero creo que ya tuvimos suficientes ¿No crees?
Moviéndome a un lado para darle espacio a Santino, tomando asiento junto a ellos, disfrutar la vista no estaba nada mal.
— Nunca es suficientes, hay cuartos libres, Ardan dice que va a tener siete ¿Vas a dejar que te gane?
Aless levantó su rostro haciendo que lo mirara, plantándole un beso en la boca.
— Baby, no tenemos hijos en estos momentos, somos todos solteros y sin responsabilidades, si me recuerdas mis obligaciones me recuerdas que tengo que pagarle la terapia a Rhett.
Natasha perdió la concentración, cerró los ojos y atrapó su labio inferior entre sus dientes, apoyando sus pechos en el pecho de Aless otra vez, miré al castaño, estaba dilatándole el coño para no lastimarla, besándole una nalga, sonriendo al ver que Natasha estaba perdiendo la pelea interna de egos que tienen ambos.
— Mmm... Caesar ¿Te has acostado alguna vez con un hombre?
Preguntó el rubio acariciando la espalda de mi mujer, lentas caricias sobre sus costillas, sus omóplatos, su columna, Natasha estaba aquí, pero no su mente, estaba en placerlandia.
— Nunca, ya sabes, con este rostro, las chicas hacían fila para que las follara.
— Hasta que se te atrofió el pito y no se te volvió a levantar, una lastima para todas ellas.
Se burló Santino.
— Joder ¿Es que nunca vas a olvidarlo? — me quejé— No sé que me hizo Natasha, se supone que es psicológico, pero he ido mejorando.
— Santino se está riendo de ti ¿No te dan ganas de castigarlo de otras maneras? Su culo aún debe estar suave, antes de reunirnos todos tuvimos mucha acción de la que nos gusta.
El castaño y yo intercambiamos miradas.
— Sin ofender, mi amor, pero la de Caesar es monstruosamente grande y mañana tengo que acompañar a Aradia a dar el visto bueno con un par de cosas.
— Bueno, siempre hay una primera vez para todo y ya que a Santino le gusta mucho joderme, vamos a ver si mi polla sigue siendo tan selectiva — quitándome la camiseta— ¿Qué esperas? Ponlo dentro de Natasha y yo te lo voy a poner a ti.
Si Aless se folla a mi esposa, yo me follo a su esposo, y juro por mis hijos que lo dejo en cama.
— Caesar era una broma... bromita...
Sonreí malicioso pateando los zapatos, desabrochándome el pantalón, quitando toda la ropa de un tirón, mi ego borró de mi mente que Santino es hombre, esto será una experiencia aparte, no soy gay, no me gustan los hombres, pero nadie se folla a mi mujer frente a mí y sigue vivo.
Estoy celoso.
— Santino ¿Ya te hiciste marica de nuevo? — dijo mi mujer, mirándolo sobre su hombro— ¿Te criaron como una perra débil? Porque yo sigo esperando que termines de llenarme, Aless y yo estamos aburridos de estar echados sin hacer nada ¿No es así Baby?
No... es que a Santino voy a partirlo, esos dos nos están provocando a propósito, la misma mente el par de rubios de mierda.
— Muy aburridos — le siguió el juego— Te recordaba más valiente, bebé.
Santino frunció el ceño, miró mi pene, me miró a mí, miró a Natasha.
— A mí no me criaron como perra débil ¿Qué te crees, muñequita? — empujando su pene por su canal junto al de Aless— Vamos a ver quien termina llorando primero, te reto.
El jadeo que soltó Natasha hizo que me brincara el pito, gimió y rasguñó los brazos de Aless con tal fuerza que le sacó un poco de sangre, pero el maldito De Santis masoquista carcajeó con los dientes apretados, estiró los brazos y golpeó su culo, separando bien sus nalgas, tocando el plug, empujando hacia dentro, jalándolo un poco hacia fuera, empujándolo hacia dentro otra vez, haciendo que mi mujer, nada más que llena, se corriera, sus fluidos recorriéndole los muslos, empapando el pene de ambos sujetos que la poseen.
— Mi turno — empujando a Santino para que se inclinara contra el cuerpo de mi mujer— Pido disculpas adelantadas — derramando lubricante por mi pene y su culo— Si quieres culpar a alguien mañana, culpa a Aless por frotarse con mi mujer.
Dándole una nalgada antes de apretar su culo, separando sus nalgas, empujando lentamente en su interior, apretado y caliente, muy apretado, ambos jadeantes, me vi en la necesidad de quedarme quieto para que se acostumbrara, no estaba en mis planes lastimarlo, jamás.
— Caesar... — gimió el castaño— Espera... espera un poco, demasiado grande.
— Eso no hace más que alimentar mi ego, amigo.
Sujetándolo por las caderas, empujando ligeramente otro poco, quedándome quieto después.
— No te hagas, Santino, nunca te a gustado suave — dijo Aless— ¿Quieres que me mueva para rozarme con tu pito, bebé?
— Yo estoy muy bien acostumbrándome a tener a los dos dentro, gracias.
Dijo Natasha.
— Caesar... ¿Cuánto falta?
Preguntó el castaño con voz ahogada.
— Llevo recién la punta, lo siento.
Gimoteó.
— Joder... Natasha ¿Cómo lo haces?
Lloriqueó el castaño.
— Mi madre no crío a una perra débil, el placer viene acompañado del dolor, la mayor parte del tiempo me deja invalida, pero tranquilo, recuperas la sensibilidad luego de unas horas.
— Eso no es nada alentador...
— Sí, es que no todos pueden ser valientes, eres una perra llorona, Santino.
— La perra eres tú, Natasha. Caesar, métela completa, ahora, rápido.
No pude reprimir la carcajada, estos dos literalmente están en su propia guerra interna, pero ¿Quién soy yo para ser el obstáculo?
Sujeto de sus caderas, empujé lentamente sin detenerme a pesar de sus gemidos o las veces que se ahogó con su propia saliva, llevando su mano al estómago, mirándome por encima de su hombro, asustado.
— Se nota todo, vas a perforarme el estómago, toca.
Tomando mi mano, llevándola a su estómago dónde claramente podía sentir mi pene, y si tocaba con un poco más de fuerza, me rozaba por dentro y eso se sentía maravilloso, me moví sin querer y eso terminó haciendo que el castaño se corriera.
— Ahora sí que no te tendré piedad, amigo — dije yo, besándole el hombro— Me disculpo.
— Caesar, no...
Sujetando sus caderas, retrocedí y lo penetré con fuerza, repitiendo los movimientos rítmicos, rápidos y duros, provocando que al mismo tiempo moviera su pene dentro de mi esposa, Aless no lo hacía nada de mal, sujetándola por el culo para poder penetrarla mejor, la humedad de Natasha mojando la cama, ese par de rubios besándose, Santino derramando un par de lágrimas, sus labios entreabiertos, mejillas sonrojadas.
Si el rubio besa a mi esposa, voy a besar a su esposo también ¿Por qué carajo no se está poniendo celoso? ¿Soy el único acaso?
Sujetando el rostro de Santino, volteándolo para besarlo con agresividad, metiéndole la lengua en la boca, tomándolo desprevenido, poco le duró claro, estaba tan ido que su cuerpo reaccionó por su cuenta, devolviendo el beso, y mientras lo hacía, miré a Aless, esperando joderlo con esto, pero no, el hijo de puta lo estaba haciendo mucho mejor a la hora de hacerme enojar, tiene dos dedos en el culo de mi esposa además del plug, sigue besándola, el cuello repleto de chupetones, chupetones suyos.
— Castaño — besando la boca de Santino de forma corta— Tu esposo se lo buscó — penetrándolo con un poco más de rudeza— No vas a caminar mañana, más te vale llamar a Aradia porque no podrás acompañarla — gruñí— Después de esta noche vas a temer que vuelva a repetirse.
Corriéndome en su interior, sintiendo su culo apretarse a mi alrededor, corriéndose nuevamente.
— Imaginen todos los hijos que podría tener con todo lo que están metiendo dentro...
Gimió mi mujer.
Esto se nos salió de las manos, juro por el diablo que no es así cómo planeaba terminar la noche, sigo celoso.
***
ARADIA.
Pase por mis hermanos y Travis a su cuarto, bajando con mis fabulosos prometidos hacia el comedor del hotel, feliz y campante por la noche que tuvimos, eso sí... Rhett estaba un poquitín traumado, dijo haber visto a su papá Aless y a mi mamá besándose en la pista de baile ayer en el club, el tonto ya estaba hablando mamadas, como si mi papá hubiese dejado pasar eso si es un pinche tóxico y celoso, rasgo hereditario, por supuesto.
— Vaya, llegaron primero que nosotros, buenos días.
Tomando asiento en la mesa intercambiando saludos con todos, viendo a Sabina, Vincenzo, Max y Vitto, este ultimo con el collar marcado en el cuello, tuvo que haber pasado una noche de locura, las miradas que esos dos intercambian no pasan desapercibidas, Max lo tiene en la palma de su mano.
— ¿Saben algo de mis padres?
Pregunté tomando el menú.
— Los míos tampoco han llegado.
Dijo Sabina frunciendo los labios.
— Otra vez... — se quejó Rhett, rodando los ojos— Ya les dije que vi a mi papá Aless comiéndose a la dama en la pista de baile.
Vincenzo lo miró.
— ¿Estás seguro de lo que viste? ¿No estabas ebrio, chiquillo?
Rhett negó.
— Estoy muy seguro de lo que vi, no me sorprendería si papá Aless nada junto a Nemo ahora mismo en pedacitos.
Chasqueando la lengua.
— ¡Buenos días!
Saludó Dane, uniéndose a la mesa con Ox.
— Buenos días, bonito — respondí— Ya que estamos la mayoría, deberíamos pedir y comenzar a comer, hay mucho que hacer aún, mañana nos casamos, Santino tenía que acompañarme a ciertos lugares hoy y...
Di un brinco de la impresión al sentir una mano sobre mi hombro, girando la cabeza para ver a Aless y papá, el cabello mojado, ojeras bajo los ojos y quizá un poquitín pálidos ¿Sí se pelearon ayer? No veo golpes.
— Bonita, Santino no podrá acompañarte hoy... está... algo indispuesto.
Explicó el rubio.
— Ya veo... Vitto ¿Me acompañas tú entonces?
— Por supuesto, niña Boss.
— Gracias — sonriéndole— Papá ¿Y mamá?
— Está indispuesta también — respondió— Está... cansada, bailó mucho ayer.
— Me debes la terapia, te vi papá ¿Qué hacías ayer? ¿Te... te vio...? ya sabes
Dijo Rhett, sonrojándose hasta las orejas, no supera la imagen de nuestros padres besándose, hasta a mi me trauma de sólo imaginarlo, sigue inventando mamadas el castaño, ese debió ser el alcohol que le jugó una mala pasada nada más.
— Lo sabe, lo vio y lo disfrutó, fin de la conversación, a desayunar, te llamo al psicólogo a la vuelta del viaje, niño de cristal, mira que no puedo besarme con Natasha ahora porque te freseas.
Tomando asiento junto a mi padre frente a Ardan y yo, el castaño sigue procesando la información... y yo también, es que no entiendo, y espero que no se les ocurran cosas raras ahora porque Aless me cae bien y papá lo está mirando como si quisiera meterle el puño por la garganta del golpe que va a darle.
— Ok, sólo para confirmar, Santino y Natasha están indispuestos porque ustedes... ya saben, los cuatro juntos anoche... tikitiki...
Cubrí las orejas de Travis con mis manos, mirando mal a Vincenzo por su elección de palabras y el movimiento de sus dedos, formando una circunferencia con dos de una mano, atravesándolo con su dedo índice ¿Cómo puede pensar que van a acostarse los cuatro? Papá no es tan liberal.
— Sí, así fue — respondió Aless— Caesar se desquitó con el culo de mi pobre esposo porque no solté a su esposa en toda la noche — suspiró encogiéndose de hombros— Estuvo rico.
Se me descolgó la mandíbula, definitivamente esa fue demasiada información, Rhett y yo nos miramos sintiendo el mismo nivel de confusión, no era muy grata la imagen mental de sus padres y mis padres... aghh no.
— Que la terapia sea un dos por uno — dije— No se puede tener una sola comida tranquila con ustedes sin que salgan con sus mamadas.
Quejándome.
Afortunadamente los mellizos estaban haciendo la fila de los postres, decidí enviar a Travis con ellos para que no se traumara también.
— Mamadas las que tu madre me hizo.
Carcajeó el rubio mientras mi papá giraba la cabeza como el exorcista, estirando las manos, muy dispuesto a estrangularlo, fue Vincenzo quién empujó a Aless para que se sentara junto a la shockeada de su hija, sentándose entre ambos para mantener a todos con la cabeza sobre el cuello en este viaje.
— Sin duda siempre encuentran la manera de hacer más extrañas las comidas — suspiró Vincenzo— Me sorprende la capacidad que tienen para hacer mamadas, aunque debo admitir que Natasha tuvo que haber estado en la gloria.
— Polvos en el baño del club como en los viejos tiempos — le dijo Aless a Vincenzo— Me la comí completita.
— Voy a matarte — gruñó papá— Espera a que estés solo y voy a matarte, Natasha no va a poder salvarte de esta.
Sinceramente espero que nadie muera hoy, no quiero funeral el día de mi boda y así como vamos, es bastante probable.
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BUENAS BUENAS HIJAS DE SATÁAAN
YA EN SERIO JAJAJAJAJA AHORA SÍ QUE HAY QUE IR A CONFESARSE
NATASHA SE RE SOLTÓ ANOCHE, SEXY SOLA Y SOLTERA DE NUEVO, SE COMIÓ A SANTINO, LITERAL, HASTA DEJARLO CON LAS PIERNAS TEMBLANDO
LE SACÓ BRILLO AL PENE DE ALESS DE TANTO QUE FOLLARON
A CAESAR CASI LE DIO UN PARO DE LOS CELOS, PERO MAL NO LO PASÓ
SANTINO PAGÓ LOS PLATOS ROTOS POR LAS PROVOCACIONES DE ALESS JAJAJAJA POBRE
Y NATASHA CON SANTINO TENÍAN SU PROPIA GUERRA INTERNA, ESOS DOS NO DEJABAN DE COMPETIR
LA COMPLICIDAD DE ALESS Y NATASHA SIGUE SIENDO LA MISMA, YO CREO QUE ESA NOCHE VA A SER RECORDADA COMO LA MÁS LOCA QUE HAN TENIDO
NADIE SE ESPERABA QUE CAESAR ACCEDIERA, AUNQUE YA SABEMOS QUE SANTINO LO CONVENCIÓ, SANTINO SI QUERÍA TRÍO JAJAJAJAJA QUE NO SE HAGA
Y RHETT? RHETT ESTÁ TRAUMADO JAJAJAJAJA POBRE, PAGENLE LA TERAPIA
ARADIA NO CREÍA NADA DE LO QUE EL CASTAÑO LE DECÍA, NO VEÍA A SU PADRE CAPAZ
PEEEERO CUANDO ALESS CONFIRMÓ LA HISTORIA Y DIO DETALLES QUE DEFINITIVAMENTE ELLOS NO QUERÍAN SABER JAJAJAJA PAGUENLE LA TERAPIA TAMBIÉN
VINCENZO COMO SIEMPRE INDISCRETO, PERO SALVAVIVAS
ESPEREMOS QUE NO MUERA NADIE HOY, AMÉN
NOS LEEMOS EN EL SIGUIENTE CAPITULO PECADORAS, BESITOS EN LA COLA
XOXOXOXO
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