Capítulo 56

Desperté atada de los pies anclada a una de las vigas del techo del almacén, los brazos colgando hacia abajo, tenía los oídos abombados por estar tanto tiempo en esta posición, la sangre seca en la parte trasera de mi cabeza, al menos estoy vestida, eso es algo bueno, pero me quitaron todas las armas, todas las que ellos vieron, por supuesto, Ardan me mataría si sabe que voy sólo con armas visibles encima.

— Oye tú ¿Te tocó el castigo del día de hoy? — pregunté viendo al único sujeto sentado en la silla frente a la mesa a tres metros de distancia de mí— ¿Es que acaso me subestimaron? ¿Crees que vas a salir de aquí vivo hoy?

— Estás atada, sola — señalando a siete de mis perros amarrados a unos metros de nosotros en el piso— Podría hacer lo que quiera contigo, el jefe viene en camino, María fue por las demás, van a divertirse mucho con tu cuerpo hoy.

Sonreí de lado, negando.

— Eres tan idiota... ¿Crees que soy el Boss sólo por mi cara bonita? — rebuscando en mi brasier, tomando el fierrito de la copa, uno que afilé muy bien y funcionará como cuchillo— Tienen que ser más astutos a la hora de buscar, porque justo ahora voy a matarte.

Balanceándome lo suficiente para doblar mi cuerpo en dos, sujetar la soga y cortarla sin el mayor esfuerzo, cayendo de pie en el pavimento, viéndolo tomar el arma, asustado.

— Yo no haría eso si fuera tú — caminando hacia él— ¿Quieres que te deje medio vivo o acabo ya con tu sufrimiento?

Esquivando una de sus balas ¿Alguien le habrá enseñado a disparar? No podría darle a ningún blanco aunque lo tuviera a dos metros de distancia.

— A-aléjate.

Llegué a la mesa, le quité el arma y sujetando su cabello, le estampé el rostro repetidas veces en la mesa, escuchándolo gritar de dolor, viendo la sangre salpicar la madera, deleitándome con el crujir de sus huesos.

— ¿Creíste que iba a ser tan fácil? Idiota, conmigo no se mete nadie.

Limpiando mi mano en su ropa antes de ir con mis hombres y soltar sus manos, mirándolos mal.

— ¿Quién protege a quién? Perros malos, voy a castigarlos a todos — mirando los autos al interior del almacén— Busquen armas en caso de que aparezca alguien, nos vamos a casa.

— Sí, Boss.

Se levantaron rápidamente revisando los autos como ordene, rápidamente me acercaron a Tacha y las municiones, colgándomelas cruzadas en el pecho, viendo mi móvil destrozado, no podría llamar a Ardan para decirle que estoy bien, debe estar preocupado el pobre.

— Boss, los autos no encienden, les quitaron las baterías.

Avisaron.

— Bien, plan B ¿Alguno tiene móvil?

Todos negaron.

Suspiré.

— ¿Cómo demonios fue que los atraparon? Es que no lo entiendo, les pago para ser mis escoltas y los atraparon junto conmigo — bufé— Al menos sé que quienes nos trajeron aquí son idiotas porque dejaron a una persona supervisando y los dejaron vivos, así que está todo bien por el momento.

— Lo lamento Boss... para cuando nos percatamos ya estaban apuntándonos a la cabeza dentro del auto...

Explicó uno de ellos.

— Cambiaré de escoltas, sólo De Santis desde ahora, a ellos de seguro no se le irá nada.

— Pero los De Santis son...

Un Coppola le advirtió al Caruso que se callara antes que la cagara.

— Su esposo es un De Santis ¿Quieres morir?

Golpeándolo en la cabeza.

— Tú vas a ir a mirar qué hay afuera — señalando al idiota que casi me ofendió— si no regresas en cinco minutos asumiré que estás muerto y seguiremos los demás adelante ¿Entendido?

— Sí, Boss.

El sujeto al que señalé salió del galpón y no pasó ni siquiera un minuto antes de los neumáticos en el exterior chirrearan avisando de la llegada de seres indeseados, viviendo con Ardan y siendo entrenada por él en ocasiones, agudicé el oído, esos autos no suenan como los míos.

— Nos fuimos al carajo — retrocediendo hasta ponerme tras uno de nuestros autos— Nos fuimos al puto carajo.

Viendo a esos sujetos entrar en fila al almacén, las mucamas de las que recuerdo muy bien cada rostro los acompañan, María encabezando el grupo pareciendo muy orgullosa de la mierda que está haciendo.

— Sal a jugar, Aradia — canturreó, mirando la soga cortada y al sujeto inconsciente apoyado en la mesa— ¿O es que eres una cobarde? Te ocultaste tras el amo y lo obligaste a despedirnos a todas ¿Creíste que nos quedaríamos de brazos cruzados después de que nos quitaste todo? ¿Después de que quitaras los cuartos de juegos? ¿Los juguetes? El amo se aburrirá de ti por insípida, corriente, una mocosa que no tiene idea de la vida, la buena vida, y que decidió tener un bebé sin avisarle para atraparlo.

Apreté los dientes con el ademán de ponerme de pie, el Coppola a mi lado me lo impidió, negando.

— Sólo quiere provocarla, soporte un poco más por el bien del heredero, felicidades, Boss.

Carajo...

— No le cuenten a nadie, es un secreto por el momento.

Mis perros cercanos asintieron.

— ¡Sal a jugar, maldita sea! ¡¿No te creías tan superior?! ¡Demuéstralo!

— Voy a matarla.

Gruñí intentando ponerme de pie, el Coppola de nuevo me lo impidió.

— Boss, por favor...

— No tenemos suficientes municiones para protegerla, por favor espere un poco más...

Apreté los dientes, no me caracterizo por ser una persona paciente.

— Yo puedo protegerme muy bien por mi cuenta, no voy a tolerar que nadie me falte el respeto.

— Boss... un poco más, por favor, usted está herida, su esposo debió notar el cambio en el rastreador, porque el debe tener uno ¿Cierto? Su segundo también debería.

Rodé los ojos, debería conseguirles unos.

— Sí, debieron notar el cambio, pero estoy bien, no se preocupen.

El Coppola señaló mi brazo, la sangre goteaba con insistencia manchando mi ropa ¿Dónde o cuando me hice esto?

— Revisen el lugar, no debió ir lejos.

Ordenó María.

— Encontramos uno de sus hombres, arrodíllate, bastardo.

El Caruso fue puesto de rodillas frente a María, el rostro magullado y ensangrentado.

— ¿Dónde está tu jefa?

— Púdrete.

Respondió mi perro fiel.

— Dónde está la perra de tu jefa.

— No insultes a mi Boss, perra, mi Boss se merece el respeto y la admiración de todos.

El sujeto que acompañaba a María lo pateó con tal fuerza que el Caruso cayó al piso acompañado de un ruido sordo y no se puso de pie otra vez, espero que siga vivo, un golpe bien dado en la cabeza podría matar a cualquiera y hoy preferentemente quiero ir a casa con todos mis escoltas respirando.

— Es todo, estos bastardos van a morir.

Dejé el auto atrás, cargué a Tacha y comencé a disparar matando a todo quien se me cruzó, las cobardes de las mucamas se ocultaron tras los cuerpos fornidos de esos sujetos para protegerse mientras ellos me regresaban las balas, mis perros ayudándome a mantenerme con vida, sólo debo soportar hasta que llegue Ardan, debe estar cerca, sólo debo soportar.

Apreté los dientes sintiendo una bala atravesarme el hombro en el mismo lugar que ya tenía herido, afortunadamente no eran buenos con las armas y no estaban intentando darles a puntos vitales, eso o no sabían dónde disparar, María se consiguió a unos idiotas.

— Aléjate o voy a... ordenar que te disparen en el vientre para que maten a ese bastardo tuyo.

Dijo María intentando apuntar, temblaba de pies a cabeza y no lograba mantener la pistola estable.

— De seguro el amo nos dejará volver si ella no existe.

Dijo otra de ellas.

— ¿De qué bastardo hablas? ¿Quién dijo esa mentira? — carcajee— Ardan está preparando cuartos porque quiere ser padre, no porque exista algún embarazo, estúpidas.

Levanté a Tacha y disparé a tres de las mucamas justo en el vientre, nadie amenaza a mi hijo y menos en mi cara.

— A ti te dejaré para el final, María — gruñendo al sentir la bala rozándome el brazo, no podía distraerme o iban a matarme— Porque voy a entretenerme mucho contigo.

Dándole un puñetazo al bastardo que se acercó por detrás, noqueándolo.

— Saquen al Caruso caído — señalé— No perderemos a nadie hoy. María, te conseguiste unos imbéciles.

Golpeando a otro idiota que quiso pasarse de listo, pero llegó otro, otro y otro...

Maldita sea.

— Son idiotas, pero son suficientes para reducirlos, son tan pocos... — Carcajeó maliciosa— Traje un par de cosas que el amo usaba para castigarnos, creo que te vendría bien un castigo para bajarte los humos, tú, perra que te crees superior a todas nosotras.

Deslicé una sonrisa socarrona, podrán haberme atrapado, pero no van a doblegarme.

Querida, yo no me creo superior, lo soy — cuatro sujetos es demasiado hasta para mí, dejé de resistirme y los dejé llevar mis manos a mi espalda, siendo amarradas con demasiada fuerza— Y si crees que con esto vas a hacerme suplicar y llorar, estás muy equivocada, un Boss no se rebaja, y si he de morir, mátenme, si van a torturarme, háganlo, si quieren rebanarme, freírme, quemarme, no se contengan — encogiéndome de hombros— ¿O es que los huevos no les da para eso? Yo soy muy buena torturando ¿Quieren clases?

Uno de ellos me golpeó el rostro con fuerza, obligándome a girar el rostro y escupir un poco de sangre, me mordí la lengua por accidente.

— ¿Eso es todo? ¿Qué más tienen?

Uno de ellos intentó darme un puñetazo en el estómago, levanté la rodilla lo suficiente para amortiguar el impacto, no dejaría que lastimaran al bebé, debe sobrevivir.

— Creo que necesita conocer modales — dijo María— ¿Saben como no hicieron conocer modales a nosotras?

— Sexo.

Concluyó uno de los cerdos que me sujetaba.

— Ok... ¿Y eso es castigo? — dije— Tendrán que pensar en algo mucho mejor que eso para doblegarme.

El chico Coppola intentó llegar conmigo para ayudarme, la desesperación palpable en su rostro, pero había demasiados sujetos, son una mierda básica, pero la cantidad afecta el desempeño de mis hombres.

— ¡Boss!

— Tranquilo, estoy bien, esta mierda básica no es nada.

Respondí, tranquilizando al pobre.

— Quítenle la ropa.

Ordenó la ex jefa de mucamas.

— Dejen que les facilite el trabajo, últimamente soy una maldita ninfómana — Quitándome los zapatos— Mis esposos son tan vigorosos... — mirando a las mucamas— Ardan pone su cabeza entre mis piernas cada noche para saborearme... oh... ustedes no deben saber lo que es eso, para Ardan nunca fueron más que un pedazo de carne — mirando a las mucamas con fingida lastima— ¿Y sus te amo? Eso tampoco debieron escucharlo de mi esposo, porque solo me ha amado a mí.

Mi rostro tocó el piso, uno de ellos pisaba mi cabeza para mantenerme ahí, con las manos atadas y arrodillada era un poco difícil liberarme, las cosas no iban a salir bien joder, pero si podía evitar que me golpearan en el estómago, soportaría lo que fuera.

— Pido ser el primero.

Mi jogger se arremolinó a mitad de mis muslos, consciente de que la ropa interior que llevaba no ocultaba demasiado, sólo tendrían que hacer a un lado el hilo y...

El sujeto que pidió ir primero cayó al piso ensuciándome con su sangre que brotaba del agujero de su cabeza, uno de mis escoltas disparó en un intento por defenderme, pero por más bastardos que eliminaban, otro tomaba su lugar, el olor de la sangre tan fuerte me estaba dando nauseas, estaba siendo sujetada por tres bastardos, uno aplastándome el rostro, otro mi espalda, y otro los pies, manteniéndome muy quieta.

— ¡Ya fóllensela carajo!

Gritó María, perdiendo la paciencia.

Cerré los ojos, resignada cuando sentí el hilo de mi tanga moverse a un lado, la presión de su hombría, y luego... nada.

Los disparos se hicieron presentes, el lugar se llenó de tierra y olor a pólvora, y uno a uno, esos sujetos que me aprisionaban fueron cayendo, no me relajé hasta sentir unos conocidos y cálidos brazos rodear mi cuerpo y arreglar mi ropa antes de soltar mis manos y abrazarme con fuerza.

— Maldita sea Aradia... maldita sea... — su voz se escuchaba tan preocupada...— Debí llegar antes, yo... debí llegar antes ¿Por qué dejé que fueras sola?

El cuerpo de Ardan temblaba y yo no sabía si era de furia o miedo.

— Estoy bien, tranquilo, estoy bien, no te preocupes — frotándole la espalda— Salió bien ¿No?

— ¿Te tocaron? — inclinándose un poco hacia atrás para poder mirarme— Estos bastardos te tocaron?

Negué.

— Estuvieron a un segundo, pero... no me tocaron.

Papá y mamá se cruzaron en mi visual, estaban aquí, vinieron para ayudarme, Eris y Ares también, Ox, Dane, Santino, Vitto y Aless, mis perros fieles, había muchos de los nuestros aquí.

— ¿Te duele el estómago? El bebé... ¿Cómo está el bebé?

El pánico impreso en todo su rostro.

— Parece estar todo bien — poniéndome de pie con su ayuda— Es hijo del Boss, no es débil.

Me besó con dulzura, limpiando mi rostro y mi nariz, la sangre sigue escurriendo, ensuciando mi ropa y sus manos.

— Voy a matar a esas jodidas mucamas, debí haberlo hecho cuando las despedí, pero qué tonto... esto es mi culpa...

Apretó las manos formando puños con demasiada fuerza, clavándose las uñas, provocando que la sangre goteara hasta mezclarse con la tierra en el piso, él estaba frustrado.

— Oye, nadie sabía que pasaría esto, no te culpes.

Levantó la cabeza para conectar mi mirada, ha estado mirando el piso por un rato.

— Debí preveer esto, fallé.

Dando media vuelta, caminando hacia el montón de mujeres temblorosas que se apretujaban unas con otras, maría siendo empujada por ellas al frente para dar la cara.

— De rodillas.

— Amo... y-yo solo... sólo quería...

— De rodillas ¿Estás desobedeciendo, María?

Cruzándole el rostro de una cachetada, lanzándola al piso.

— Amo... nosotras estábamos primero que ella ¿Por qué?

Se las arregló para decir la ex jefa de mucamas.

— ¿Por qué? — carcajeó sin gracia, pateándole el rostro— Porque ustedes eran un pasatiempo, mi meta siempre fue ella, siempre la amé a ella, año tras año tras año mi corazón siempre fue suyo, y ustedes acaban de lastimar lo que me pertenece — Pateando a María otra vez— Van a pagar por cada golpe, cada corte, cada vez que tocaron a mi mujer, van a pagar por todo, pedazos de mierda.

Pisando el rostro de maría con sus pesadas botas.

Y otra vez.

Y otra vez.

Y otra vez.

Y otra vez, hasta que su cabeza no era más que un montón de carne, huesos y sangre. Ardan le rompió el cráneo y redujo todo a nada, sujetando a otra de las mucamas por el pelo, metiendo su pistola en la boca, lo más profundo que pudo, provocándole arcadas antes de dispararle, dejándola viva, pero agonizante, moriría lento.

— Tesoro ¿Estás bien?

Papá se acercó colocando su polo sobre mis hombros, intentando limpiarme el rostro, parecía horriblemente preocupado, las manos le temblaban y sus ojos no dejaban de moverse, su cabeza no paraba.

— Estoy bien papá, estoy bien, me las arreglé para sobrevivir hasta que ustedes llegaran, me di cuenta de lo que pasaba en el auto cuando aún podía marcar por el móvil, mi chofer me alertó, así que llamé a Ardan, le pedí que me rastreara... yo... me despedí de él pensando lo peor, nunca se sabe lo que puede suceder.

Papá me abrazó con fuerza, demasiado apretado para mi estado, pero no lo detuve, en esta posición podía sentir el golpeteo acelerado de su corazón, podía sentir mejor sus temblores, estaba preocupado.

— En momentos como estos me arrepiento tanto de haberte preparado para una vida tan difícil... puse un cartel sobre tu espalda, van a buscarte siempre, y yo... estoy tan arrepentido... tan arrepentido de no haber podido darte una vida mejor.

Levanté apenas mis brazos, me siento mareada, he perdido mucha sangre.

— Es lo que yo siempre quise, este cargo — frotando su espalda— Me gusta ser el Boss, este fue un accidente aislado, las mucamas que despedimos me la jugaron, pero ya ves que Ardan se está haciendo cargo muy bien por su cuenta.

— Cuando me llamó casi se me salió el corazón por la boca, pensé que llamaba para joderme, es un insolente, pero él estaba tan preocupado joder, su mascara de serenidad se le cayó, pierde la cabeza cuando se trata de ti, no me cabe duda que te ama y daría la vida si con eso puede mantenerte a salvo, dile que está aprobado, no estaba muy seguro en Hawái, pero hoy demostró su valía.

Alejándome un poco para ver lo que mi padre veía, a mi hombre dándoles las peores muertes posibles a todas esas mujeres, intentando usar sus propias manos para provocarles dolor y no una simple arma, sus brazos y su rostro salpicados de sangre, sus botas teñidas de rojo, su ropa imposible.

— ¿Seré una enferma? Siento que se ve muy sexy así.

Carcajeando bajito intentando no cerrar los ojos, concentrándome por mantener las piernas rectas.

— A tu mamá hazle esos comentarios, demasiado pronto, mi niña.

Respondió mi progenitor, sosteniéndome antes de caer al piso, fallé.

— Aradia ¿Estás bien? ¿Dónde te duele? ¿Qué hay de tu vientre? ¿Te duele?

Mirándome por todas partes, preocupado.

— ¿Dónde está la abuela? ¿Ya viene para acá? Necesito saber si el bebé está bien — murmuré con los ojos cerrados, mantenerlos abiertos supone demasiado esfuerzo— No me siento bien papá...

Admití.

— Yo... bueno, no puedo revisarte, eres una chica, mi hija, sí, pero eres una chica y te respeto... llamaré a tu esposo, vayan a casa, terminaré el trabajo y los sigo ¿Dónde está el imbécil de Rhett cuando se le necesita?

Se quejó alzándome como princesa.

— Rhett está enfermo... muy enfermo, no ha dejado la cama desde anoche.

Bueno, enfermo enfermo... no está.

— Enfermo, sí claro. Ardan debió darle una paliza.

¿Cómo te digo que sí, pero no la que estás pensando?

— Algo así...

Murmuré.

— Ardan, no se siente bien, es mejor que la lleves a casa, no sé que tan lastimada está, claramente no puedo sólo quitarle la ropa y revisarla ¿Puedes asegurarte de que esté bien y que... no haya mentido sobre si la tocaron? Aradia es capaz de mentir para evitarnos dolor cuando ella está muriéndose por dentro.

Pasé de unos cálidos brazos conocidos a otros brazos cálidos, me gusta verlos cooperar y no pelearse cada vez que se encuentran.

— Me encargaré señor Caesar ¿Lo espero en casa? De seguro van a querer acompañarla ¿Qué hay de Yura? No sé si el bebé...

— Sí, lo mismo pensé yo — suspiró tembloroso mi padre— Intentaré contactarme con ella, que se venga ya, serán unas tres horas de vuelo, confío en ti para cuidar de mi tesoro, iré en cuanto termine a tu casa.

— Lo espero señor.

Ardan comenzó a caminar a paso rápido, subió al auto sin bajarme de sus piernas, arrancando a toda marcha ante las claras ordenes del rubio, mi esposo está furioso, sigue temblando.

— ¿Cómo está Rhett?

Murmuré tan bajo que dudé haberlo dicho en voz alta.

— ¿De verdad me preguntas por él cuando tú ni siquiera puedes abrir los ojos?

— ¿Cómo...?

— Bien, está bien, joder — intentando detener el sangrado otra vez, su tacto parecía desesperado— Lo desperté, pero las piernas no le funcionaban, se quedó desesperado, esperar no es lo suyo.

Quise contestar, tuve toda la intención, pero estaba tan cansada que terminé perdiendo la batalla, perdiendo el conocimiento, algo que claramente no quería, no quiero preocupar al rubio, no quiero preocupar a nadie.

Sólo espero que el bebé esté bien joder...

***

ARDAN.

La cabeza de Aradia cayó hacia atrás y su mano resbaló de su regazo, en ese momento sentí como literalmente se me paró el corazón pensando lo peor, su despedida por teléfono fue lo primero que se me vino a la mente y la idea de que estuviera muerta me aterró.

La idea de una vida sin ella me paralizó ¿Cómo vivo sin el amor de mi vida? Aradia lo es todo para mí, es quien me dio ganas de vivir, quien me aceptó, quien me alagó, quien me amó.

¿Cómo se vive una vida sin ella?

Tembloroso y con las lágrimas salpicándole el rostro, llevé dos de mis dedos a su cuello para buscar el pulso, estaba tan quieta y pálida que bien podría estar muerta y eso me aterraba.

Sólo comencé a respirar otra vez al sentir el lento golpeteo de su pulso contra mis dedos, sólo entonces relajé mi tensa postura y la acerqué a mi cuerpo en un abrazo, dándole gracias al diablo por no quitármela tan pronto, no creo poder vivir sin ella alguna vez, nunca estaré listo.

— Quisiera poder encerrarte en casa y protegerte de todo — murmuré entre lágrimas— Pero sé que no puedo... sé que... no puedo hacer eso...

Al llegar a casa, lo primero que vi fue a Travis sentado en la escalera del pórtico, en pijama, llevaba sólo una pantufla puesta, estaba llorando, al verme cargar a Aradia se puso de pie rápidamente intentando seguirme por el lobby, el pasillo y las escaleras.

— ¿Ella está bien?

— Sí chiquillo, está viva, pero me gustaría que no vieras esto, la curaré primero, luego pasas a verla ¿De acuerdo?

Agradeciéndole silenciosamente por abrir la puerta del cuarto, asintiendo.

— Esperaré justo aquí.

Sentándose en el piso, apoyando la espalda en la pared.

— Te llamaré en cuanto esté lista.

— Gracias, tío.

Cerré la puerta con el pie y miré a Rhett sentado en la cama, aún en ropa interior, con las mejillas húmedas, jalándose de los cabellos, el móvil en la mano.

— Dime que está viva, por favor...

Perdiendo color en el rostro.

Era consciente de que Aradia no tiene muy buena imagen ahora, sucia y ensangrentada, la cabeza cayendo hacia atrás, su brazo colgando, pálida...

No se ve como alguien viva.

— Está viva — se me quebró la voz— Llegamos justo a tiempo, le habían bajado la ropa, el... hijo de puta ese estaba comenzando a meterla, le estaban pisando la cara, estaba amarrada...— acercándome a la cama— Joder...

Me duele tanto el pecho...

— Joder... Esas hijas de puta, dime que las mataste por favor, dime que sufrieron.

— Sufrieron, sí, la mayoría a las que pude matar, el Zar se encargará de las otras, quiere que revise a Aradia.

Depositando a la pelinegra con delicadeza en el colchón quitándole la ropa con cuidado para evaluar sus heridas.

Rhett y yo ahogamos un gemido cargado de horror al ver las manos marcadas en sus caderas, manos que no eran nuestras, manos en su espalda y costados, en sus piernas, sus tobillos... ¿Será realmente cierto que no la tocaron? ¿Me habrá dicho la verdad?

Casi con temor y pidiéndole perdón por tocarla sin estar consciente, moví su tanga solo un poco para mirar, no había sangre, no había semen, no ha tenido un aborto espontaneo, eso es... es bueno, tan bueno como que aparentemente no la tocaron... maldita sea sí lo hicieron, le pusieron las manos encima, la desnudaron...

Si no fuera porque ella me necesita, regresaría a ese puto galpón y los quemaría vivos a todos.

— Ardan, concéntrate — me regañó el castaño— Primero hay que limpiarla, está muy sucia, iré a llenar la bañera mientras tú terminas de quitarle la ropa.

Viéndolo intentar ponerse de pie.

— ¡Espera! ¿Y si te haces daño? Deja que lo haga yo.

— No soy un inútil — se le quebró la voz— También puedo hacer cosas por ella, no tienes idea de lo mierda que me sentí sentado aquí, esperando a que regresaras con ella.

Cerré la boca de golpe, pestañeando repetidas veces, conmocionado por sus palabras, viéndolo bajar de la cama con lentitud, cojeando y parando cada tanto hasta llegar al baño, dando el agua.

Dejé que él se ocupara del baño mientras yo terminaba de desnudarla, besando sus muñecas marcadas por la soga de antes, tornándose de colores con rapidez, cargándola con delicadeza, metiéndola dentro de la bañera, viendo como el agua se tornaba rosa con rapidez por toda la sangre que está perdiendo.

Rhett se ocupó de lavarle el cabello mientras yo limpiaba su cuerpo, ambos moviéndonos con rapidez, botando el agua y usando la ducha teléfono para quitar los rastros, dejando su rostro impecable con sus heridas sangrando aún, había varias que necesitarían sutura, si hubiese llegado cinco minutos más tarde todo hubiese tenido un desenlace diferente.

La cargué de regreso a la cama dejando que Rhett se sujetara de mi hombro para estabilizarse y cargar con el botiquín a la vez, la recostamos en el colchón y cada uno se dedicó a suturar y parchar, limpiar, cubrir, cada una de sus heridas.

Rhett se quedó colocando pomada en los moretones más feos del cuerpo de Aradia mientras yo iba por ropa, unas bragas limpias y una camiseta, ropa para Rhett también, al Zar no le hará gracia si ve al castaño en ropa interior.

Vestí a la pelinegra y dejé que Rhett lo hiciera por su cuenta, eso sí, no le perdí el ojo en caso de que me necesitara, pero no, él lo hizo muy bien por su cuenta.

— Llamé a Sabina — dijo cuando recosté a Aradia bajo las sábanas, quitando el cobertor con sangre y tierra para poner otro— Le conté lo que estaba pasando, le dije que el rastreador de Aradia pitaba como loco, le dije que esperaba lo peor... yo... le grité, la insulté, le recriminé el que no esté aquí... la culpé y Sabina lloró, se desesperó tanto que... tuvo un ataque de pánico, Vincenzo me insultó y cortó la llamada para ocuparse de ella... yo... no debí hacer eso, pero me nublé, no podía pensar correctamente, tenía tanto miedo...

Estiré el cobertor limpio y cubrí bien a la pelinegra antes de llegar con él y abrazarlo, acariciando su cabello y su espalda, dejándolo llorar.

— Llámala, llama a tu hermana y dile que Aradia está viva, discúlpate. Para Sabina no hay nada en el mundo más importante que Aradia, el estar lejos, el no poder protegerla debió haberla desesperado, es cierto que no debiste preocuparla, pero también es cierto que bajo presión y con el miedo dominando nuestras acciones, es difícil que razonemos, así que llámala y dile que todo está bien.

Besando su coronilla.

— La traté tan mal... no sé qué estaba pensando, es mi culpa también, soy su segundo, Dane estaba lejos, Sabina lejos, yo era el único aquí, con Aradia, y la dejé sola, mi deber es comer, respirar y vivir por y para ella, y le fallé... la dejé sola...

— De haber sabido que esto pasaría todos habríamos actuado diferente, también es mi culpa, yo desperté cuando ella se levantó, le dije que nos veríamos en casa de su padre, debí acompañarla...

Sequé sus lagrimas y le di un beso corto, intentando hacer que se calmara, pero Rhett estaba perdido aún, estaba desesperado.

— Hagamos algo, yo llamo a Sabina y tú te quedas con Aradia ¿Bien?

Asintió y sin dudar se metió a la cama, la abrazó con delicadeza, intentando no lastimarla y lloró, lloró, lloró hasta que se quedó dormido, me dio miedo dejarlo solo antes, ahora ambos dormidos, podía hacer lo que tengo pendiente.

— Hombrecito, ya está en condiciones, pero dormida, así que shh...

Dejando pasar a Travis que como un rayo cruzó por mi lado y voló hacia la cama, hincándose junto a Aradia mirándola con horror, llorando otra vez.

— Tía...

Gimoteó con lastima acomodándose a su lado, apoyando su mano sobre el brazo de Rhett, intentando ser cuidadoso.

Dudo mucho que quiera alejarse de ella pronto, para Travis, Aradia es su todo, debió asustarse mucho.

Tomé la ropa sucia y dejé el cuarto para llevarla a la lavandería, encontrándome con Lisa quien rápidamente me quitó la ropa y me miró mal.

— Señor, usted debe llamarme para poder hacer mi trabajo, justamente iba a ver si necesita algo, la señora no se ve bien ¿Está bien? Puedo prepararle comida blanda para que no se le dificulte el comer ¿Usted necesita algo? ¿El señor Rhett necesita algo?

— Lo siento por quitarte el trabajo, Lisa — suspiré— Es que... tengo la cabeza en otro lado. Aradia no está muy bien, está dormida, agradecería la comida blanda, y yo necesito un trago — acomodándome el cabello— Rhett está dormido así que está todo bien — mirando a la mucama— Es hora de la comida de Boris, no sé dónde está, yo...

— Señor, deje todo en mis manos, Boris está comiendo en la cocina, le llevaré el trago al cuarto y comenzaré a preparar la comida de la señora. Estoy feliz de que esté a salvo, el diablo la proteja — se persignó— Señor, que necesita tomar una ducha, está lleno de sangre.

Me miré.

Además de yo ser un desastre, mis botas están marcadas en rojo por todo el piso, ensucié todo.

— Sí... iré a tomar una ducha ¿Podrías limpiar el piso del cuarto mientras lo hago? Debí dejar un desastre también... no me di cuenta, les di trabajo extra, lo siento.

— Señor, vaya a bañarse, nosotras nos encargamos de dejar todo impecable.

Asentí agradeciendo a la mujer.

— El Boss llegará pronto con su mujer, vendrán unos familiares nuestros, los mellizos estarán con ellos, hágalos pasar si yo no he salido.

— Sí señor.

Di las gracias otra vez y regresé al cuarto, tomé ropa limpia y me encerré en el baño para quitar todos los rastros de sangre ajena de mi cuerpo, me sequé bien, me vestí y le entregué los zapatos y la ropa a las mucamas, dijeron que estaba tan impregnado todo de sangre que tendrían que botarlo.

Para cuando todo estuvo limpio y con olor a lavanda y desinfección, tomé asiento a los pies de la cama mirando a las tres personas descansando ahí, era temprano, muy temprano y han pasado demasiadas cosas en poco tiempo.

— ¿Dónde está?

El Zar entró con estruendo al cuarto, le hice una seña para que se callara y señalé la cama dónde todos descansaban, Natasha empujó a su marido y se acercó a grandes zancadas a la cama, estirando la mano para tocar a su hija, acariciándole el rostro magullado, llorando.

— Lo siento tanto... debí llegar antes mi amor... llegué tarde... llegué demasiado tarde...

— Mi dama — me acerqué a ella apoyando mi mano en su hombro— Llegamos a tiempo, nadie la tocó, no abusaron de ella, Aradia dio la pelea digna como el Boss que es.

— ¿Estás seguro? ¿Te aseguraste de eso?

Me miró con sus ojos anegados en lágrimas.

— Estoy seguro, así que no se culpe, llegamos en el momento preciso.

La mujer dio media vuelta y me abrazó con fuerza, llorando con una desesperación desgarradora que me aguó los ojos, rodeé su cuerpo y la dejé desahogarse aguantándome el nudo que tenía en la garganta.

Me sentía tan mal, tan culpable que no pude seguir aguantando las lágrimas, el llanto de Natasha terminó ablandándome, no pude soportar más.

— Está bien llorar cuando se trata de nuestro amor — dijo el Zar apoyando su mano en mi hombro— Me hubiese gustado entender antes que mi hija era tan importante para ti, no dudaba del amor de Rhett hacia ella, vi a ese mocoso crecer, le cambié los pañales, lo vi amar a mi hija cada día de su vida, pero de ti tenía mis dudas, hoy confirmé que por mi hija eres capaz de todo y sé que contigo va a estar a salvo.

— Señor... no pude mantenerla a salvo, hoy...

— Hoy fue un evento desafortunado — me cortó— Y es posible que suceda en el futuro, no puedes controlar la mente retorcida de todos esos hijos de puta que van a querer su cabeza, lo que sí puedes hacer es acompañarla, quererla, cuidarla — señalando a su hija dormida en la cama— Atenderla, como lo has hecho, gracias, Ardan.

Asentí intentando aguantar las lagrimas sin soltar a Natasha, la mujer se aferraba con fuerza a mí, y el Zar al ver que estaba tan afectado me acercó a él y me dejó llorar sobre su hombro mientras me frotaba la espalda y frotaba la de su esposa hasta que ambos pudimos calmarnos.

Para cuando me compuse, los invité a tomar una ducha, les di un cuarto y pedí a las mucamas que les arreglaran una muda de ropa en lo que yo llamaba a Sabina y le contaba que todo estaba bien, que Aradia estaba viva, escuchando su llanto desesperado al otro lado de la línea y sus perdón, se siente culpable, muy culpable, tanto, que están a punto de abordar el avión de Vincenzo que dejó en Hawái para poder devolverse cómodamente y no tomar un vuelo regular, Sabina quiere estar con su Boss y dudo mucho poder sacarla de la cama cuando llegue, no va a querer despegarse de mi chica.

Para cuando Yura llegó, Aradia seguía dormida, Travis y Rhett ya no estaban en la cama, estaban despiertos y atentos, el cuarto repleto de personas, nuestra familia, esperando por buenas noticias.

— Me ponen nerviosa si están todos encima — nos regañó Yura— Rhett, Ardan, ustedes sí acérquense más.

Ambos hicimos lo que ella pidió, sujeté la mano de Rhett con fuerza esperando a que Yura encontrara a nuestro hijo con el ultrasonido, ambos temblando, el sudor recorre mi sien, Yura está preocupándome, está tardando, parece preocupada, no encuentra nada ¿Y si Aradia lo perdió? ¿Y si llegué demasiado tarde para salvar a nuestro hijo?




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BUENAS NO TAN BUENAS, EN REALIDAD MALAAS

ESTOY CON EL CORAZÓN EN LA MANO, QUÉ QUIEREN QUE LES DIGA

AL COMIENZO TUVE FÉ, ARADIA ESTABA TODA UNA EXPERTA MAMALONA CORTANDO SOGAS Y ROMPIENDO NARICES

PROMETIENDO CASTIGAR A SUS PERROS MALOS QUE HICIERON MAL SU TRABAJO

TODO IBA BIEN HASTA QUE MARÍA Y LOS IDIOTAS LLEGARON

LA MUCAMA LA INSULTÓ Y DAÑÓ A SU PERRO HASTA QUE LOGRÓ SACARLA DE SU ESCONDITE Y ENTONCES SE ARMÓ EL CAOS

ARADIA ESTABA AGUANTANDO BIEN, LAS BALAS, LOS GOLPES, LOS INSULTOS

MARÍA ESTABA FURIOSA PORQUE NADA LA INMUTABA

PERO ENTONCES LA SUPERARON EN NÚMERO, DEMASIADOS HASTA PARA UNA MUJER COMO ELLA, DEMASIADO BIEN SUJETA COMO PARA LIBERARSE

ARADIA ESTABA RESIGNADA A SU DESTINO, CERRÓ LOS OJOS PENSANDO LO PEOR, PERO PAPI ARDAN LOGRÓ LLEGAR JUSTO A TIEMPO

ALGUIEN MÁS LO VIO NADA MÁS QUE SEXY REVENTANDOLE LA CABEZA A MARÍA, ES QUE ESE HOMBRE... NO SÉ, EN MI CABEZA ÉL ES MUY PERFECTO

EL ZAR FUE CON SU HIJA INTENTANDO MANTENERSE FUERTE, PENSANDO QUE LE OCURRIÓ LO MISMO QUE A SU MUJER HACE VARIOS AÑOS, ARADIA SE DESVANECIÓ EN SUS BRAZOS Y EL ZAR FUE SABIO, SE LA DEJÓ A ARDAN

ME GUSTÓ LA FORMA EN LA QUE EL ZAR LE DIJO A ARDAN QUE CONFIABA PLENAMENTE EN ÉL AHORA, NI SIQUIERA SE MOSTRÓ CELOSO CUANDO ABRAZÓ A SU MUJER, EL ZAR ESTÁ CRECIENDO

TRAVIS ME RESULTÓ MUY TIERNO, ESE NIÑO ADORA A ARADIA

Y AHORA TENEMOS EL DILEMA DE ARADIA... NO ENCUENTRAN AL BEBÉ...

SI ELLA DESPIERTA Y LE DAN LA NOTICIA, ARADIA SE VA A MORIR DE LA PENA

AAAH! TENGO MIEDOOOO

NOS LEEMOS EN EL PROXIMO CAPITULO BESTIES

BESITOS EN LA COLA

Xoxoxoxo

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