Capítulo 55

RHETT.

Las manos de Ardan delinean mi columna con lentitud, aprietan mi cintura y luego se posan en mi trasero para moverme sobre él, sintiendo el pene tan duro que la leve fricción era placenteramente dolorosa.

Sentía la humedad en mi glande pegajoso por el líquido preseminal, estaba excitado, muy excitado, y gracias a la hierba de la paz, cortesía de mi suegro, me importaba una mierda estar haciéndolo con un hombre ahora.

En todo lo que pensaba era en la ternura con la que Ardan me besaba, sus manos traviesas recorriendo mi piel, lo paciente que está siendo, dándome el tiempo suficiente para acostumbrarme a las sensaciones, todo en lo que pensaba es en que realmente quiero a este sujeto y no tengo ni la menor idea de cómo sucedió.

Gemí al sentir sus labios en mi cuello, besando, succionando y mordisqueando, podía sentir la dureza bajo mi trasero, Ardan está muy duro y está haciendo maravillas para contenerse, lo he visto en acción y no es así de paciente.

Lo empujé suavemente por el pecho lo suficiente para ganar algo de distancia, Ardan se detuvo de inmediato y me miró, pupilas dilatadas, labios entreabiertos, jadeante, levemente sonrojado.

Oh mierda... ¿Por qué me resistí tanto?

— ¿Quieres seguir? Podemos parar cuando tú quieras.

Dijo.

La ultima palabra la tenía yo.

— Ahora entiendo por qué te enamoraste tan fácil de este sujeto — quitándome la camiseta— Es... imposible de odiar, imposible de no querer.

Mirando de reojo a Aradia, de piernas cruzadas, con los brownies entre las manos, comiendo, sin apartar la vista de nosotros.

— Te lo dije, es tierno, es romántico, es dulce, detallista, delicado, atento — suspiró como idiota enamorada— Estás en las mejores manos.

— Bombón, no soy tan bueno, soy un bruto la mayor parte del tiempo, y si Rhett quiere llegar hasta el final hoy, no tengo lubricante, me deshice de todo.

Respondió Ardan avergonzado por tanto piropo.

— ¿Y en nuestra primera vez? — preguntó la pelinegra— Me sentí en las nubes contigo, muy segura y amada — metiéndose un brownie a la boca— Y tengo condones y lubricante en la mesita de noche, lo conseguí todo, así que continúen en lo suyo, está muy delicioso todo esto.

Señalándonos.

— Bueno... si Rhett quiere continuar, yo me sentiría muy halagado.

Dijo el rubio, besando mi boca, mi barbilla, sobre la nuez de adán, una clavícula... mi pecho... oh mierda... no sabía que se sentía tan bien si jugueteaba con mi tetilla... oh mierda...

Gemí mordiendo mi labio inferior arqueando la espalda, apretando la tela de su camiseta que cubría sus hombros, sintiendo sus dientes y su lengua torturarme mientras yo solito movía las caderas para frotarme con él.

— Mira como me tienes, castañito, siente lo mucho que me pones.

Levantó sus caderas y me apretó contra su cuerpo sintiendo la dureza que se rozaba con mi culo, parecía tener grabes problemas ahí abajo.

— V-vamos al cuarto — logré decir— Me da un poco de nervio que los niños vengan y nos pillen así.

— Por supuesto, lo que tú quieras, esta noche es tuya.

Levantándose conmigo a la rastra sin parecerle ningún esfuerzo, mirando a nuestra chica.

— Camina, amor, camina, yo los sigo.

Dijo.

Tomando las gomitas, los chocolates y los brownies, apilando todos los pocillos, siguiéndonos por el pasillo y las escaleras en dirección a nuestro cuarto, entró de las ultimas y cerró poniendo el seguro, acomodándose en el sofá cercano a la cama para mirar mejor, colocando los pocillos a su lado para disfrutar el espectáculo.

— Volveré a preguntar ¿Estás seguro?

Dijo el rubio acomodándome de espaldas en la cama, arrodillándose entre mis piernas, quitándose la camiseta.

— Estoy muy seguro — respondí con voz temblorosa, que esté seguro no le quita mis nervios— Pero... sé delicado, por favor.

— Por supuesto, no está en mis planes lastimarte.

Llevando sus manos a mi pantalón, desabrochándolo, quitó los zapatos, y deslizó la tela por mis piernas, lanzándola al piso, todo lo que me cubría es la ropa interior, húmeda y pegada a mi glande.

— Estás temblando.

Dijo el rubio acariciando mis muslos, inclinándose hacia mí para besar mi pecho, mis mejillas, mi boca.

— Es que... estoy nervioso, es la primera vez que hago algo así, pero quiero hacerlo —llevando mis manos a su pantalón, desabrochándolo— Quiero hacerlo, así que... no te detengas.

Ardan gimió antes de dejar la cama, patear su calzado y desnudarse por completo sin pudor alguno, tomando los condones y el lubricante de la mesita de noche antes de arrodillarse entre mis piernas otra vez, arrancándome la ropa interior de un tirón.

— Guardé la ropa interior de Aradia en nuestra primera vez, como un recuerdo, y este bóxer se le van a unir a esas braguitas.

Dijo pícaro.

— Eres un enfermo.

Respondí sonrojándome.

— ¡Yo no sabía eso! ¡Ladrón de bragas!

Protestó la pelinegra.

— Silencio si no quieres que te ponga mi bóxer de mordaza, Bombón, y a ti Rhett puedo llenarte la boca con otra cosa.

Mi pene dio un brinco mientras se me escapaba un gemido al ver la imagen salvaje frente a mí, Ardan apoyando ambas manos a los costados de mi cabeza, el cabello cayéndole por la frente, ojos predadores, mirada afilada, sonrisa maliciosa bailándole en esos apetecibles labios, quijada apretada.

Oh mierda... quiero correrme.

— N-nunca le he hecho una mamada a un hombre.

Eso es obvio, Rhett idiota.

— ¿Y quieres probar?

Asentí antes de pensar lo que estaba preguntándome, Ardan delineó mi labio inferior con su pulgar sin borrar esa sonrisa que me pone los pelos de punta.

— Ok, pero no en esta posición, vas a ahogarte más aún — jalando de mi brazo para ayudar a sentarme— Usa la lengua plana, cuidado con los dientes, el paladar también hace maravillas, respira por la nariz, y no te excedas.

Bajando de la cama, masturbándose sin pudor.

— Ok... intentaré hacer todo eso, es... es nuevo y puede que sea algo malo, pero quiero intentar.

Ardan sujetó mi mentón y acercó dos dedos a mi boca, aplastó mi lengua con ellos y los llevó hasta el fondo, provocándome arcadas, sacó los dedos y repitió el proceso, apoyando el pulgar de su otra mano dentro de mi boca para que no pudiera cerrarla, deleitándose con cada arcada, los ojos le brillaban y yo estaba muy caliente por el rostro que pone, me vi en la necesidad de llevar mi mano a mi propio pene para masturbarme, sintiendo mi liberación empaparme la mano.

— Creo que es suficiente — dijo el rubio, sujetándome del cabello sin aplicar demasiada fuerza, acercándome a su pene ansioso— Yo también quiero correrme, bebé.

Tragué grueso sintiéndome un poquitín intimidado por su tamaño, limpié mi mano en las mantas y la llevé a su pene, masturbándolo mientras relamía mis labios y besaba su glande como vi a Aradia hacer en varias ocasiones ¿Cómo hace ella para soportar todo esto en su pequeña garganta?

— ¡El truco está en no respirar mientras te lo tragas todo, respiras cuando lo sacas y lo vuelves a meter, pero de a poco que vas a sentirte muy lleno!

Gritó la psiquiátrica de mi prometida, aconsejándome.

Me armé de valor, abriendo la boca y metiendo la punta a mi boca, intentando ir un poco más allá, un poco más allá, teniendo arcadas al sentir su glande tocar mi campanilla, retrocediendo.

Joder, que difícil es esto.

Volví a intentarlo, esta vez no hice ni siquiera un intento por respirar y logré empujar un poco más por mi garganta, sintiendo a Ardan gruñir, apretando los dedos en mi cabello.

— Los dientes...

Jadeó.

No entiendo, es que no entiendo como ocultar los dientes, no soy nada bueno en esto.

— Usa la lengua para estimular su glande — dijo la pelinegra— deslízala por alrededor y juega con la punta, succiona fuerte, mastúrbalo mientras lo haces para no dejar el resto del pene desatendido, nadie sabe hacer mamadas de la noche a la mañana, no te preocupes.

Dijo Aradia, dándome ánimos, aconsejando.

Hice lo que ella dijo, dejando únicamente el glande dentro de mi boca, usé la lengua sintiéndolo temblar dentro de mi cavidad, escuchando a Ardan gemir y mover las caderas ligeramente mientras lo masturbo, viendo como se le tensaban las pelotas cuando succioné fuerte, levantando los ojos para ver al rubio mordiéndose el labio con tanta fuerza que lo hizo sangrar, sin quitarme la vista de encima.

— Aprieta un poco más — dijo, apoyando su mano sobre la mía para mostrarme como le gustaba— Otro poco — gimió alto, echando la cabeza hacia atrás— Así bebé... así...

Moviendo las caderas de forma involuntaria, metiendo su verga un tanto profundo casi haciéndome vomitar, logré componerme y me concentré en darle placer, viendo cómo poco a poco perdía el control que lo caracteriza, apretando los dientes y el agarre en mi cabello incapaz de mantener las caderas quietas, empujando dentro, más adentro, más adentro, parando cada vez que tenía una arcada, empujando otra vez cuando me componía, corriéndose por fin ahogándome con su semen que casi me salió por la nariz, casi.

— Oh mierda... escupe, escupe eso — extendiendo las manos hacia mí— No tenía pensado hacer que te lo tragaras.

— De la impresión no tuve tiempo de mantenerlo en la boca... me lo tragué.

Secándome las lagrimas con el dorso de mi mano, quitando los rastros de saliva de mi barbilla con la mano, debo estar hecho un desastre.

— Joder, lo siento, no fue mi intención, me hiciste sentir tan bien que no pude evitarlo.

Yo lo hice. Yo hice que se sintiera bien.

— B-bueno, tú lo has hecho muchas veces por mí, prometo que voy a mejorar.

— Mi pene estará muy feliz de ser rodeado por tu calidez cuando quieras practicar.

Sonriendo pícaro, robándome un beso sin importarle que hace unos segundos tuve su pito en la boca.

— P-pues... gracias, supongo.

— Ahora es mi turno, voy a hacer que llores de placer, que ruegues por más que mis dedos — empujándome hasta caer de espaldas en el colchón— Estoy muy emocionado ahora, no creo que vaya a preguntar más adelante si estás seguro, así que piénsalo muy bien ahora — tomando un condón, y el lubricante— ¿Estás seguro?

— Estoy seguro — separando las piernas intentando olvidar el hecho de que voy desnudo— Así que no es necesario que lo preguntes otra vez.

— Ya quiero hacerte mío, Rhett — abriendo el lubricante, derramando un poco en mi trasero— Quiero que mañana cuando te muevas recuerdes que yo estuve aquí.

Deslizando uno de sus dedos con lentitud, separando un poco más mis piernas con su mano libre para estar cómodo, moviéndolo dentro y fuera, dentro y fuera, sonriendo con malicia al encontrar ese punto que hace que me cosquillee hasta la última hebra de cabello, me fue imposible no gemir alto, apretando su brazo, asustado de lo bien que sus acciones me hacen sentir.

— Y se sentirá mejor, tú solo confía en mí.

Besando mi rodilla antes de poner un poco más de lubricante en mi culo, deslizando un segundo dedo, moviéndolos con delicadeza como tijeras para estirarme, acercando su boca a mi pene, metiéndolo hasta la base, usando la lengua para estimular la piel sensible, haciendo que olvidara toda sensación de dolor ahí atrás, Ardan es realmente bueno en las mamadas, oh mierda... es muy bueno...

— Espera... voy a correrme d-

Me mordí la lengua cuando esos dedos golpearon rítmicamente el mismo punto que me hace perder la cabeza, no dejó de chupármelo en el proceso, ni siquiera me dolió cuando tres dedos me invadieron, es más, enredé mis dedos en su cabello y levanté la cadera buscando un poco más de contacto, un poco más de roce, viendo de reojo a Aradia sin su ropa de cintura hacia abajo, dándose placer, guiñándome un ojo al encontrarse con mi mirada.

Tanto placer terminó por hacer que explotara, Ardan dejó mi pene alojado en su garganta hasta el fondo tragándose toda mi liberación, metiendo otro dedo aprovechando mi estado de relajación post orgasmo, me sentía en las nubes, el cuerpo liviano y sensible, el sudor perlado haciendo brillar mi piel, cuatro dedos en mi interior, girando y haciendo estragos de mí, ya ni siquiera dolía, se siente bien, se siente increíblemente bien todo ese roce, toda la atención, pero quería más, necesitaba más.

— Ponlo dentro.

Mi voz sonó tan suplicante que me avergoncé, pero necesitaba más contacto, quería sentirlo.

— Estás aguantando muy bien, creí que no podrías llegar hasta el final.

Dijo medio sonriente, sacó sus dedos sintiéndome vacío de inmediato, viéndolo tomar el preservativo, rasgar el paquetito plateado y cubrir su hombría con el látex, sujetándome como si no pesara nada, volteándome en la cama, levantando mi culo, aplastando mi espalda.

— Así será más fácil para ti — mordiendo una de mis nalgas con fuerza, de seguro dejará marca— ¿Tienes buena visión desde ahí, Aradia?

— Perfecta, papi.

Respondiendo con voz ahogada, gimiendo.

Que trio de locos es este, quien diría que terminaríamos así.

— Todos cómodos entonces, todos listos...

Acarició mi culo antes de sentir la presión ahí atrás, estirándome, empujando lentamente, lentamente, sin presionarme.

— ¿Qué tan profundo estás?

Pregunté de forma tortuosa, me siento demasiado lleno, duele, me cuesta respirar y la cabeza me da vueltas, no puedo pensar en nada más que la forma en la que me está llenando ahora.

— Sólo metí el glande — besando mi espalda, acariciando después— Tómalo con calma, tómame lentamente — empujando otro poco— Así bebé... relájate...

Llevando su mano a mi pene, masturbándome, distrayéndome del dolor, gimiendo alto, apretando las sabanas con una mano mientras llevaba la otra a mi estómago.

— Siento que vas a perforarme un intestino... me siento... muy... lleno...

— Eso no pasará, está bien, está todo bien.

Sujetando mi cadera consciente de que estaba empujando un poco más rápido, parando cada vez que mi cuerpo se tensaba, dándole atención a mi cuerpo, esperando que me relajara antes de continuar.

¿Cómo pude pensar que el rubio seria mi karma? Aradia tiene razón, con él estoy en buenas manos.

Jadee apoyando mi rostro en el colchón escuchando a Ardan decir que ya estaba todo dentro, toqué mi estómago sintiendo la protuberancia de su pene, si tocaba demasiado el roce dentro se intensificaba y todo yo temblaba, duele, pero se siente increíble al mismo tiempo, el rubio se roza con todas mis paredes, con ese punto delicioso que me ha hecho correrme unas tres veces al menos ¿Por qué nunca quise probarlo? ¿Por qué tardé tanto en aceptar a este idiota?

— ¿Estás bien?

Preguntó con voz ahogada, acariciando mi culo, mi espalda, regando un camino de besos por mi espinazo.

— Muévete...

— ¿Seguro?

— Sólo muévete, carajo.

— Demandante mi pronto esposo, como me gustan.

Dijo antes de sujetar mis caderas, retirarse un poco y volver a empujar, al ver que estaba bien con ello, repitió el proceso más rápido, más rápido, más fuerte, forzándome a arquear la espalda y soltar un gritito ahogado desde lo profundo de mi garganta, escuchando el golpeteo de nuestros cuerpos al encontrarse, el chapoteo húmedo, los gemidos y jadeos de ambos mezclándose en el cuarto, mi respiración entrecortada, el estómago abultándose cada vez que lo metía hasta la empuñadura, escuchándolo gruñir cada vez que lo apretaba por lo bien que estaba sintiéndome, sintiendo el calor de su liberación en mi interior, tan caliente... siento como si estuviese derritiéndome por dentro, no dejó de moverse hasta soltar la ultima gota, moviendo su mano sobre mi pene para lograr mi propia liberación, ensuciando la cama, viendo el desastre que he hecho con mi semen de tantas veces que me he corrido.

Salió de mi interior sintiendo el vacío casi de inmediato, medio volteando para verlo anudar la punta del preservativo y ponerse otro, sonriendo malicioso.

— Para mí no es suficiente con probarte una sola vez ¿Puedo hacer un desastre de tu cuerpo?

— Sí... puedes...

Me penetró con rudeza en esta ocasión, casi me corrí con ese simple movimiento, soltando un gemido alto cuando me sujetó por el cuello, pegando mi espalda a su pecho, penetrándome sin cuidado, presionando mi abdomen justo sobre la protuberancia, se sentía tan apretado, tan delicioso...

— Espera... espera... algo va a salir... algo más... algo...

Besó mi hombro.

— Déjalo salir, no importa —sin detener sus embestidas— No te preocupes, un squirt se siente mucho más intenso que un orgasmo — penetrándome más duro, las lágrimas recorriéndome las mejillas, eso luchando por salir— Te aseguro que te sentirás increíble, deja de resistirte.

Clavé mis uñas en su brazo alrededor de mi cuello, apreté los dientes con fuerza incapaz de poder contenerlo, viendo el liquido transparente salir en lugar del semen, la electricidad recorriendo mi espinazo, el doloroso placer recorriéndome con tanta intensidad que me fue imposible contener las lágrimas, Ardan se corrió poco después, dejó mi interior, me jaló por el cabello para voltearme y besarme con esa pasión característica suya, rompiéndome el labio de una mordida, dejándome caer en el lado limpio de la cama, quitándose el condón y penetrándome otra vez sin preocuparse por ponerse otro, moviéndose en mi interior una y otra vez, una y otra vez hasta que el cansancio fue demasiado, ya nada salía, estoy seco, pero tanto placer terminó por derrumbarme.

***

ARDAN

Arrodillado entre las piernas del rubio, acomodé mi cabello y miré el desastre que hice de él, las mordidas y chupones por su cuerpo, los rastros de lagrimas en su rostro, sus labios inflamados y un poco... lastimados, joder, no pude evitarlo, pero lo que más placer visual me dio fue ver como escurre por su culo mi propia liberación, fui incapaz de contener las ganas de masturbarme sin perder detalle de su cuerpo, liberándome en ese estómago que hasta hace poco estuvo lleno de mí.

— La bañera está lista, atiéndelo mientras yo cambio la ropa de cama, estuviste fantástico, amor —se acercó mi esposa, besándome en la boca, sabe a gomitas dulces— Con este amarre de seguro Rhett terminó por enamorarse.

— Vi muy bien que estabas divirtiéndote mucho con las vistas, esos juguetes tuyos, no tenía idea de que aún los conservabas.

Bajando de la cama, viéndola vestir una de mis camisetas, dos solitarios chocolates en el pocillo, debió comerse todo lo otro mientras miraba y se daba placer.

— Y fue buena idea conservarlos, tenía un show digno de todos mir orgasmos en frente.

— Podría darte uno bueno antes de ir a la cama ¿Qué dices? A mí todavía me queda pila ¿Cómo podría desatender a mi esposa?

Acariciando su cintura, viéndola acercar un chocolate a mi boca, lo recibí y mordí la yema de su dedo viéndola jadear y morderse el labio antes de llevarse a la boca el ultimo chocolate, olvidando el pocillo sobre la cama.

— Pensé que ibas a decir eso — dijo ella retrocediendo un paso— Así que vine preparada.

Levantando la camiseta, mostrándome su desnudes.

Le arranqué la ropa, sujetándola por los muslos, la puerta sirvió como soporte, levanté su cuerpo ligeramente y la dejé caer sobre mi pene, ambos gimiendo del gusto, penetrándola con rapidez, besándola con necesidad, tocándonos, deseándonos, tentándonos...

Joder...

Este matrimonio es la mejor idea que hemos tenido.

Para cuando ambos nos corrimos y logramos recuperar el aliento, fuimos directo al baño, yo cargando a Rhett, depositándolo dentro de la bañera para atenderlo en lo que Aradia se duchaba rápidamente y regresó al cuarto para ocuparse del desastre, hablaré con Lisa para que se ocupe ella de estas cosas, le comenté un poco de lo que verá trabajando en esta casa, las demás mucamas están al tanto, pero supongo que la casa estaba vacía por orden de mi flamante mujer.

Para cuando terminé con Rhett y lo dejé impecable sin una gota de semen en su interior, envuelto en una toalla lo llevé a la cama dónde Aradia ya estaba dormida en el extremo izquierdo, todo estaba pulcramente limpio, no había ni siquiera un rastro de lo que hicimos hace unos minutos, me gustaría que ella no lo hubiera hecho, quiero evitarle cualquier movimiento extra o situaciones de estrés para que mi hijo o hija crezca saludable y feliz.

Que ilusión me hace ser padre... quiero que los meses pasen rápido para poder sostener a esa criatura con la sangre de la mujer que he amado por años en silencio, la mujer que por fortuna me correspondió.

Sequé bien el cabello de Rhett, le puse bóxer limpio y fui a apagar la luz, recostándome en medio, acercando a mis dos personas favoritas en el mundo a mi cuerpo, abrazándolos, besando la frente de cada uno.

— Buenas noches, chicos, los amo.

Susurré antes de dejarme llevar por los brazos de Morfeo, fue una noche intensa, estoy muerto.

***

ARADIA

La jodida alarma fue la que me despertó, eran apenas las siete de la mañana, he dormido apenas dos horas, y si hay algo que me pone de mal humor además de no comer, es dormir poco.

— Bombón... ¿Qué haces? ¿Ya te irás a trabajar? Podríamos dormir un poco más, no hay nada urgente en tu agenda...

Dijo Ardan engatusándome con sus abrazos para volver a la cama.

— Papá quiere que vaya a desayunar con él, Santino más bien me lo pidió, quiere saber si su hijo quedó parapléjico o no, así que iré a comer con ellos, el desayuno es a las ocho sin falta, mi viejo es un cascarrabias demasiado cuadrado, así que me arreglaré y me iré, a ustedes los espero para el almuerzo en la mansión Marchetti, mi abuela llegará al medio día para la ecografía del bebé.

Besó mis labios quejándose al ver que me apartaba de su abrazo y me ponía en pie.

— ¿Segura no puedes contarle los detalles más tarde? No has comido, dormiste poco, vas a matar a alguien, mujer.

— Mira esto ciento noventa y siete mensajes de Santino, todos desde las seis de la mañana, el ultimo dice que, si no estoy en casa un cuarto para las ocho de la mañana, vendrá a buscarme, así que tengo que ir para que ese viejo se calme.

Hizo un mohín, pero no me impidió alejarme.

— Llegaremos al medio día allá, lo juro — abrazándose a Rhett, cerrando los ojos— ¿Dejarías mi móvil con sonido? Sólo por si acaso, llevaré a tus hermanos, a Travis y a Boris, para que no te preocupes.

— Por eso te amo, De Santis.

Haciendo lo que me pidió, dejando su móvil en la mesita de noche.

— Yo también te amo, Bombón, ve con cuidado.

— Por supuesto que sí, ahora sigue durmiendo, nos vemos más tarde.

— Nos vemos más tarde, te amo.

— También te amo.

Sonriente y feliz salté todo el camino hacia el vestidor, me puse mis cómodos joggers, un top, zapatillas y un polo corto encima, hice mis necesidades, lavé mis dientes, cepillé mi cabello y me maquillé antes de tomar a Tacha, municiones, un par de pistolas y unos cuchillos antes de salir, Ardan me mataría si voy sin armas, sólo las llevo para calmar a ese pobre hombre obseso de mi seguridad.

Martin ya estaba esperando para abrirme la puerta del auto, dos autos con escoltas para mantenerme segura... o eso pensé hasta que noté dos pequeños detalles, uno, los autos no estaban polarizados, mis autos tenían los vidrios del negro más absoluto para que mis enemigos no supieran en qué auto viajaba yo, y dos, María estaba en el auto tras el que yo monté, nos estábamos poniendo en marcha.

— Señorita, intentaré tomar un desvío, el auto no tiene ningún explosivo, me aseguré de ello — dijo Martin bajando el vidrio que nos separaba— Escuché decir que los perros no estaban al tanto del cambio de personal, obedecieron a María por ser ella la jefa de mucamas antes, esa mujer se alió con la familia que respaldaba a los Lombardo, la escuché decir que está furiosa con usted por haber sido la causante de su despido, que todo estaba muy bien antes de que usted llegara a esta casa, María sabe de su embarazo y temo que lastime al heredero, haré todo lo que esté en mis manos para llevarla a salvo con sus padres, pero debería llamar a sus esposos y advertirles mientras puede.

Maldita sea la puta de María, sabía que no podía confiar en esa zorra.

— Gracias Martin, por ser siempre leal.

— Servimos y protegemos, señorita.

Respondió en lo que yo marcaba a Ardan y pegaba el móvil a mi oreja.

— Bombón... ¿Cambio de planes?

Preguntó adormilado.

— Ardan, pon atención, necesito que bajes a mi despacho, hay una replica del móvil que utilizo para rastrear a mis perros, necesito que envíes un par de escuadrones a mi posición, estoy siendo seguida, dos autos repletos de hombres, por la derecha un auto más me está bloqueando el paso.

— Por la izquierda también, Boss — dijo Martin— Estamos rodeados.

Suspiré molesta.

— El auto está rodeado, hay un auto a mi izquierda también ahora, quieren matarme, María es la causante, la vi subir a uno de los autos, Martin me contó que prácticamente me vendió con los aliados de los Lombardo, María sabe que estoy embarazada, esto no pinta bien, estoy sola.

Escuché el estruendo al otro lado de la línea, pasos fuertes.

— Bombón, voy a rastrearte, voy a ir por ti, nada te pasará a ti o a nuestro hijo, sólo resiste lo más posible, reuniré a los perros.

Tomé a Tacha, cargándola.

— No te tardes... por favor... no importa lo que me pase, pero no quiero que lastimen a mi bebé, no quiero perderlo por el despecho de una hija de puta.

— No vas a perderlo, no digas tonterías — sonaba alarmado— Tengo que colgar preciosa... maldita sea — otro estruendo, espero que no haya sido mi computadora— Necesito ubicar a los perros.

— Te amo y amo a Rhett, díselo de mi parte.

— Aradia no...

Corté la llamada.

Nunca se sabe cuando será la ultima vez, es mejor haberlo dicho que morir arrepintiéndome por no haber pronunciado esas palabras por última vez.

— En el próximo semáforo, Martin, te vas a bajar y vas a huir — dije yo— No le confío mi vida a nadie más que a ti cuando estoy en un auto y necesito que sigas viviendo.

— Señorita, no puedo abandonarla a su suerte ¿Qué clase de sirviente sería?

— Uno que seguirá siéndome de utilidad, ambos sabemos que estamos rodeados, ambos sabemos que me quieren a mí, están enojados, no me matarán fácil, tengo chance, sobreviviré hasta que mis esposos vengan por mí, Ardan es un capitán excepcional, un De Santis, estará aquí pronto.

— Señorita... sería un honor morir a su lado, por favor, permítame hacerlo.

— ¿Desobedecerás una orden, Martin?

Apretó los labios y soltó un quejido bajo.

— Lo siento... me enteré demasiado tarde, si yo hubiese escuchado unos minutos antes, si yo pudiera ayudar en algo más que esto...

— Me advertiste y gracias a ello tengo oportunidad de sobrevivir — mirando el semáforo— Ahora Martin, regresa seguro a casa.

Derramó un par de lagrimas cuando abrió la puerta y corrió entre los vehículos dejando atrás el auto, no hizo falta demasiado tiempo para que los disparos se hicieran escuchar, espantando a la gente, haciendo que los negocios cerraran por precaución para resguardarse, poco después, las puertas fueron abiertas y fui apuntada con dos rifles que bien podrían desfigurarme el rostro en segundos.

— Creo que vas a querer acompañarnos, hay un par de personas deseosas por poder jugar contigo por quitarles a su señor.

Rodé los ojos.

Lamí mi dedo y lo levanté, sintiendo el viento.

— Hoy pronostico tu culo lleno de plomo, mis pronósticos son increíblemente buenos.

El sujeto al que estúpidamente le di la espalda me golpeó la nuca con el arma con tal fuerza que terminé por perder el conocimiento.

Sólo espero que este bebé resista una paliza más, porque no voy a salir de esta fácil.




~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

BUENAS BUENAS HIJAS DE SATÁN

CÓMO LA PASAN ENTRE LAS LLAMAS DEL INFIERNO?

EL CAPITULO COMENZÓ CON LOS PENSAMIENTOS DE RHETT, SE ESTÁ SINTIENDO BIEN, REALMENTE BIEN

ADMITE QUE QUIERE A ARDAN Y LE GUSTA CÓMO SE TOMA EL TIEMPO PARA QUE ÉL SE RELAJARA Y DISFRUTARA DE LA SENSACIÓN

ESTE VA A CAER PRONTO, CUANTO APOSTAMOS JAJAJAJA

ARADIA EN PRIMERA FILA DISFRUTANDO EL ESPECTACULO, PERO QUE ENVIDIA, JODEER

LUEGO TENEMOS A RHETT ANIMANDOSE A HACERLE UNA MAMADA AL RUBIO

ARADIA NO DUDÓ EN DARLE UNA AYUDITA AL VER QUE SE LE ESTABA DIFICULTANDO LA MISIÓN

HARTO SE CONTUVO EL RUBIO, HAY QUE SER REALISTAS JAJAJJAJAJJAA

Y LUEGO SE DESATÓ LA PASIÓN, RHETT LO QUERÍA TODO

ARDAN FUE PACIENTE Y DELICADO, LO PREPARÓ BIEN Y LE METIÓ TODA LA ARDANCONDA

CLARO QUE AL CASTAÑO HAY QUE FESTEJARLE EL MERITO, 26 CM, EL ESTOMAGO ABULTADO Y SINTIENDOSE TAN LLENO QUE LE COSTABA RESPIRAR

TE PONGO UN ALTAR, RUBIO, JUGASTE EN LIGAS MAYORES HOY

LUEGO ARDAN LE DIO UN POLVO A ARADIA TAMBIÉN, QUE SIEMPRE HAY TIEMPO PARA TODOS MI CIELA

Y DESPUÉS TENEMOS A PAPÁ SANTINO SABIENDO SI TIENE QUE COMPRARLE LA SILLA DE RUEDAS A SU HIJO O NO JAJAJAJA

PERO GRACIAS A ESO Y A LA DESPECHADA DE MARÍA, ARADIA ESTÁ EN PROBLEMAS

ARDAN SERÁ CAPAZ DE LLEGAR A TIEMPO?

TENGO MIEDO BESTIES

NOS LEEMOS EN EL SIGUIENTE CAPITULO, YA VEREMOS QUÉ TAN RAPIDO JAJAJAJA

BESITO EN LA COLA


XOXOXOXOXO

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top