Capítulo 46

Abrí los ojos con pereza ante los constantes movimientos de quién sea el molesto personaje que me arranca del sueño reparador, aún tengo sueño, aún tengo mucho sueño. Me preguntó si una pequeña bala en el culo lo hará cambiar de decisión, no he dormido nada y aquí está jodiendome, si hay otra cosa que odio además de que toquen mi comida es que me despierten cuando mi agenda está libre y esto cansada, me las va a pagar.

— Aradia, todos te esperan para la cena, vamos a comer.

Me retracto, no hay balazos hoy.

— Eris ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo? Quieres... aush...

Me moví demasiado rápido, terminé mareada y sintiendo el dolor punzante de cada una de mis heridas.

— Yo estoy muy bien, eres tú quien está más herida — sonrió— Estoy de maravilla, supe cómo me vengaste, los perros no dejan de hablar de tus métodos, el cincuenta porciento tiene miedo, el otro cincuenta por ciento está excitado.

Mirándome extrañada.

— ¿Por qué estarían excitados? Que extraños.

— Digamos que ese porcentaje es de los De Santis, sádicos en su mayoría, disfrutan con el dolor, les gusta cómo torturas, matas y castigas, Ardan está en ese cincuenta por ciento.

Sonreí de lado, negando.

Mi marido es un completo pervertido.

— Es bueno saber que se está corriendo la voz, este tipo de actos son lecciones para el resto también, así sabrán que si me traiciona los espera un destino peor que la muerte.

Abandonando la cama con lentitud, siento el cuerpo pesado, me hubiese venido de maravilla otras horitas, pero al saber que están esperándome para la cena y que las mucamas debieron lucirse con el menú, se me abrió el apetito y me suena la tripa, no he comido nada hoy, de seguro comiendo un poco me voy recuperando.

— Tienes razón, de vez en cuando hay que demostrar lo que el Boss es capaz de hacer — pasando por debajo de mi brazo rodeando sus hombros con este, sosteniéndome por la cintura— Y el Boss debe dejar que la ayuden de vez en cuando — sonriente— No quisiera que te lastimaras, te tiemblan las piernas.

— Pero hay perros abajo, no me gusta mostrarme débil.

Dejándome ayudar de todas maneras, caminando por el pasillo.

— También hablan de lo loca que estás y de cómo te mantuviste en pie después de todo el daño recibido, es justificable tu cansancio, tranquila.

Asentí respirando profundo, tendremos unos días de paz si el diablo lo permite, la boda de mis padres será pronto, mini vacaciones, dejaré las cosas en marcha aquí y yo estaré muy atenta desde allá.

— ¿Dónde está Travis? Me dormí con tres polizones en la cama y desperté sola, triste, triste despertar.

Haciendo una mueca que terminó arrancándole una carcajada a mi hermana, ayudándome con los escalones yendo paso a paso, tomando pausas.

— Travis está con el psicólogo ahora, ya cenó, lo convencí de que era una buena persona y que podía confiar en él, Travis y yo tuvimos una competencia de tiro hace poco, dice que yo le agrado porque me parezco a ti —encogiéndose de hombros— Oportuno ¿No crees?

Es bueno que el niño confíe en otra persona además de mí, no puedo tenerle un ojo encima siempre, tiene que acostumbrarse a la vida aquí, dónde está seguro, dónde aprenderá a ser un hijo de puta, pero al mismo tiempo será respetado y criado con el amor que su padre no le dio, lo criaré como mi madre me crío, cómo lo hizo con mis hermanos, será una buena practica para cuando tenga hijos propios.

Llegamos al comedor luego de tomar bastantes pausas, rechazar amablemente el ofrecimiento de mis perros por llevarme y las mucamas intentando convencerme de usar una silla de ruedas, estaba dolorida, sí, pero no era para tanto, están sobre exagerando.

Me sorprendió encontrar otra mesa en lugar de la que ya teníamos, esta era más ancha y un poquitín más larga que la otra, de manera que en la cabecilla hubiera tres puestos en lugar de dos, Ardan y Rhett esperaban en esos lugares, el medio vacío, para mí. En la mesa también estaban Vincenzo y Sabina, Dane y Ox, Santino, Aless, Vitto y Ares, todos esperando frente a una cena que se ve increíblemente apetitosa, el olor estaba haciéndome babear.

— Carajo Aradia, de saber que te sentías así de mal no te hacemos venir a comer.

Se apresuró a levantarse el castaño, cargándome como princesa, llevándome hasta mi lugar.

— Estoy bien, un poco cansada y dolorida — mirando al rubio que tomó mi mano, viendo mis nudillos con lastima, tenía la mano imposible— No he comido en todo el día, gracias por despertarme.

Sonriendo.

Retiré mi mano disimuladamente de la mano de Ardan, sintiendo su mirada posada en cada lugar lastimado y visible, nada bueno debe estar pasando por esa cabecita, está preocupado.

— ¿Qué esperamos entonces? A comer —dijo mi tío levantando su vaso— Un brindis por mi sobrina mayor, el Boss, que heredó las habilidades de perra de sus padres, regresando con vida de una misión suicida, volviendo a casa con mi sobrina pequeñita, viva, cabe destacar — guiñándome un ojo— Y otro brindis por esa increíble idea de tortura ¡Por el diablo! exageró — Eres una maldita genio.

— ¡Un brindis por el Boss!

Dijeron todos señalándome con sus vasos, bebieron el contenido y luego de las risas y la falsa modestia, comenzamos a comer, parecía como si todos no hubiéramos comido en un año, nos comportamos peor que animales, joder, no hay modales aquí.

— Lamento haberte golpeado — dijo Santino luego de un rato— Estaba enojado y un poquitín desesperado, no lo pensé, mi cuerpo se movió por su cuenta, recibiré el castigo correspondiente por faltar el respeto al Boss estando los perros en frente.

Parecía realmente arrepentido.

— No hay castigos — dije, pinchando una papa frita con kétchup para llevármela a la boca— Esa cachetada me hizo entrar en razón, te lo dije, yo iba derechito a dejar que me mataran, por eso dejé a Rhett y Ardan en casa, con el yeso no hubieran sido de mucha ayuda... y no quería que se sintieran culpables después ¡Aush!

Sobé mi cabeza, mirando con molestia al castaño.

— ¿Eres tonta o cual es tu problema? — sujetándome por el cuello de la camisa, acercándome— ¿Qué parte de tu cuerpo me pertenece no has entendido? No te mueres sin que yo te dé permiso ¿Entendiste?

Sí, debo tener problemas mentales porque me excita cuando me habla de esta manera ¿Cómo hago para verme culpable sin que se me escape un jadeo?

— Y está más que claro que permiso para dejarnos no tienes —dijo Ardan deslizando su mano por mi cuello lentamente, rodeándolo y masajeando con lentitud— Ni siquiera pienses en volver a ponerte en peligro porque te lo haremos pagar muy, muy caro.

Apretando ligeramente, eso me gusta.

— Ese pagar muy caro me suena a sexo ¿Premio o castigo?

Dije.

Santino carcajeó, mirándonos.

— No puedo creerlo, es que eres una copia de la loca de tu madre, la masoquista de mierda disfruta cuando Caesar la amenaza de esa manera.

— ¿Qué te digo? —apartando las manos de los chicos para seguir comiendo— Las Petrova llevamos en la sangre lo dominante, lo masoquista, lo sádicas, un porcentaje chiquitito de sumisión, casi inexistente — Ardan me miró alzando una ceja con diversión— Tú cállate —señalando antes de que abriera la boca— Además, el sexo vainilla no puede ser para nosotras, vivimos entre balas y navajas, mírame — señalando el cuerpo lastimado— Una chica que no se manejara en nuestro mundo estaría hospitalizada y yo estoy pensando en como escaparme sin que nadie se dé cuenta para provocar a mis hombres y que me den mi premio/castigo.

— Sin sexo por un mes, es un buen castigo ¿Qué crees Rhett? Ya que es una ninfómana adicta a dejar que la lleven al límite.

Miré con incredulidad a Ardan, hasta el tenedor se me cayó de la sorpresa.

— No estarás hablando en serio.

— ¿Me ves con cara de broma, Bombón?

— Yo estoy de acuerdo con Ardan, no te mereces premios por suicida, haber si así aprendes a valorar más tu vida y a las personas que te rodean.

Les mostré el dedo medio a ambos usando la mano para tomar una patata y llenarla de kétchup antes de llevármela a la boca.

— Todos sabemos que eso es imposible par de estúpidos — dijo Aless apuntándolos con una patata frita— Puedo apostar mi cabeza y el pito a que ustedes le ruegan primero, uno los castiga de esa manera y es el primero que se arrastra por un poco de contacto físico.

— Yo puedo tener contacto físico con tu hijo ahora que Aradia está en abstinencia —le dijo Ardan— Ayer lo pasamos...

— ¡Alto!

Ares gritó llamando la atención de todos.

— Eris y yo terminamos, no nos traumen más de lo necesario por favor — levantándose con su melliza de la mano— Todo muy rico, iremos a ver cómo va Boris con su entrenador personal.

Desapareciendo del comedor con rapidez.

— Bueno, ya que se fueron los niños — dijo Sabina apoyando ambas manos en la mesa— Ayer fue una locura, ya veo por qué los niños no van al rito del honor joder, que manera de cachondear en esa fiesta, perdí la sensibilidad en la vagi...

Vincenzo le cubrió la boca antes de que continuara, Aless ya estaba mirándolo mal.

— Sin detalles rubia, quiero vivir, por favor.

Sabina fue lo suficientemente rápida para sujetar el cuchillo que Aless lanzó, haciendo sangrar su palma en el proceso, todo con tal de evitar que le perforara el cráneo a su hombre.

— Haz eso de nuevo y me voy a casar a las vegas, asegurándome de tener mucho sexo sin protección para tener cincuenta hijos y no dejarte ver a ninguno.

Amenazó la rubia dejando el cuchillo sobre la mesa mientras Vincenzo intentaba parar el sangrado con unas servilletas, preocupado.

— La parte de casarnos y tener muchos hijos suena atractiva para mí.

Dijo mi tío, mirándola embobado, él realmente está enamorado.

— ¿Y quieres que me quede de brazos cruzados? — señaló Aless— Se la pasa hablando puercadas.

— Las puercadas las hablo yo casi siempre papá, y si hablamos de cachondeo ¿Te recuerdo a la parejita que se estaba dando como televisor viejo anoche? —alzando una ceja en su dirección— Te pongo en contexto, uno tenía amarrado al otro de las manos con la corbata mientras intentaba remodelarle los intestinos desde atrás...

Santino se sonrojó a tal punto que se vio en la obligación de echarse viento.

— Yo vi eso — apoyé a la rubia— Nunca pensé verte en esa faceta Santino, parecías muy a gusto dejándote hacer las remodelaciones.

El mencionado se cubrió el rostro con ambas manos mientras el resto disfrutaba de su vergüenza y se reían con ganas.

— Oye, tú no lo hacías nada de mal — señaló Dane— Yo te vi brincando sobre Vincenzo anoche — señalando a Sabina— Y a ti también —apuntándome— ¿Qué pensabas? ¿Qué el pito era comida y tú eras una desnutrida?

Eso fue un ataque directo hacia mi persona, esto es guerra.

— Lo dice quien se dejó empotrar en la pared y bien abierto con las piernas sobre los brazos de mi primo.

Ataqué.

— Ok, todos tuvimos sexo ayer, estuvo rico, morboso, el ACATHA no estuvo mal esta vez — dijo Ox— Pero aquí la gran pregunta es ¿Qué pasó Rhett? Porque estoy seguro de que te vi cojeando hoy.

Todos los ojos fueron puestos en Rhett quien se había mantenido al margen todo este tiempo, primero se puso pálido y luego rojo, tan rojo como el kétchup en mi plato.

— ¡Algo paso! —señaló Dane— Ya cuenta la verdad, entregaste el culo, se veía venir.

— ¿Quiénes apostaron a que no lo entregó? — dijo Ox— Comiencen a pagar los perdedores.

Rhett les mostró el dedo medio sin afirmar o negar nada, Ardan muy divertido con la situación se quedó mirándolo intentando no poner ninguna cara para no delatarlo.

— Justo recordé que tenía que hacer algo, Santino dijiste que ibas a ayudarme.

Dijo Vitto, mirando a los mayores.

— Oh, sí, eso — levantándose apresurado— Aless, tú tienes ojo agudo, vámonos de aquí antes de que comiencen a hablar de alguna otra pose, te dije que era mala idea follar sin saber dónde estaban estos mocosos.

— Anoche no te estabas quejando bebé — le respondió el rubio, siguiéndolo de todas maneras— Bueno, sí te estabas quejando, pero no por ese motivo.

Un golpe en la cabeza lo hizo callar, Santino habla de castigos que parecen premios y él es bastante agresivo ¿Cómo no se dio cuenta de que a Los De Santis eso los excita? Están locos.

— Bueno, supongo que no les gustan los temas jugosos — Dijo Dane acercándose con Ox para joder mejor— ¿Lo entregaste o no?

Rhett miró a Ardan de reojo, el rubio sólo le sonreí encogiéndose de hombros, relajado.

— No — dijo por fin— Bueno sí — desordenándose el cabello, contrariado— Sí, pero no — suspiró— Es complicado.

Todo el mundo en la mesa se rio de él, todos menos Ardan, estaba impresionado.

— ¿Si o no? Es tan fácil como eso — dijo Sabina— Yo confesaré algo para que estemos en confianza, ayer le entregué el culo al viejo, de milagro estoy caminando.

Otra tanda de risas se hizo escuchar, Vincenzo acostumbrado ya al nivel de humor de este grupo.

— Bueno, ya que estamos en confesiones, yo me dejé amarrar ayer, completita — dije— Manos, tobillos, muslos, no me podía mover, quedé a disposición del consumidor.

Ardan se inclinó y besó mi sien, guiñándole un ojo a mi tío que no pareció muy contento con la idea, el rubio se pasa a todos por el culo joder, ni siquiera a mi padre le teme.

— Yo usé juguetes ayer — confesó Dane— Juguetes grandes, por eso no me pude levantar por la mañana, Aradia perdón.

— Entendible soldado, si el pie no cabe en el zapato, el zapato se adapta al pie.

Ni siquiera estábamos bebiendo y no dejamos de hablar estupideces.

— ¡Bueno ya! —se animó Rhett— Me metió un par de dedos y un... vibrador chiquito, pero nada más.

Y nadie lo molestó, más bien le dijeron que ya era hora de que lo admitiera y que se admitiera a él mismo que le gustó, aliviando al castaño que parecía tener miedo de las reacciones de nuestro circulo ¿Por qué? Si todos experimentamos cosas nuevas con nuestras parejas siempre, en esta vida hay que experimentar o nunca sabremos las cosas que nos gustan.

— Aradia... ¿Podemos hablar? No he olvidado que tenemos una conversación pendiente.

Susurró el rubio inclinándose hacia mí, ignorando a los animales que tenemos por amigos hablando de posturas extrañas, intentando explicarse con mímicas.

— ¿Seguro quieres hablar ahora?

Viendo el miedo cubrir cada una de sus facciones.

— Me acobardaré si no es ahora.

¿Qué es lo que lo aterra tanto?

— Ok, vamos.

Al vernos a ambos ponernos de pie, la discusión se detuvo y las miradas curiosas se pusieron sobre nosotros.

— ¿Qué? ¿Ya rompiste el castigo y van a follar?

Preguntó la rubia.

— Tenemos algo de qué hablar — dijo Ardan serio— Continúen por favor, no nos esperen.

Viéndolo tomar mi mano, comenzando a caminar.

— Espera ¿Y Rhett?

Viendo al castaño guiñarme un ojo antes de regresar a la acalorada discusión.

— Hablé con él mientras tú descansabas.

Dejando de caminar, mirándome.

No dudó en soltar mi mano, inclinarse hacia mí y apoyar su mano en mi culo para alzarme, terminé rodeando sus caderas con las piernas, sujetándome de sus hombros mientras él apresuraba el paso.

— ¿Qué puede ser tan malo? Relájate — sintiendo su corazón latir errático en su pecho— Lo único que podría molestarme es que me seas infiel, y si Rhett está tan tranquilo, eso no es.

Me miró por breves segundos antes de continuar su camino directo a su despacho, cerrando la puerta, acercándose a su escritorio, me sentó en este y él se acomodó en su silla arrastrándose lo suficientemente cerca para apoyar su mano en mi muslo.

— Oye, confía en mí — acariciando su cabello— Tranquilo, habla con libertad, por muy malo que sea lo que quieres contarme, nada opacará todo lo bueno que has hecho por mí.

Tembloroso soltó el aire, alzando los ojos para mirarme, y comenzó a hablar.

***

ARDAN.

Es bien sabido que en la mafia se le celebra al hombre cuando inicia su vida sexual y en mi caso no fue distinto, tenía quince años cuando lo hice por primera vez con una chica Caruso, ella tenía veintitrés en ese entonces, lo sé, fue sumamente incorrecto, pero me sentía tan presionado viendo que todos mis amigos ya lo habían hecho que decidí darle una oportunidad, y no me gustó.

Fue en ese momento, en ese mismo momento que entendí lo difícil que iba a ser mi vida.

Sé que todo el mundo habla de los De Santis como si fuéramos unos locos sádicos adictos al dolor y las armas, y en cierta parte es cierto, no puedo negar lo que viene grabado en mi sangre, es parte de nuestra esencia adorar el filo de los cuchillos, el olor a pólvora y el dolor reconfortante luego de una victoria, pero lo que lleva nuestra sangre conlleva una gran responsabilidad... y un enorme castigo.

Luego de haber tenido sexo con esa chica, ella... me pidió que no se lo contara a nadie, a ninguna persona de las cuatro casas, sus padres la matarían si sabe que se acostó con uno de mi clase, dijo, y en ese momento yo no lo entendí, era joven, pero a medida que iba creciendo y los comentarios eran menos discretos, comprendí que no querían involucrarse sexual ni románticamente con nosotros porque somos unos enfermos. Por un estúpido rumor que dice que matamos a todas nuestras parejas sexuales porque eso nos da placer ¿A qué clase de mente retorcida se le ocurre inventar algo así?

Esa chica Caruso fue la primera y la ultima chica de las cuatro casas que probé, luego de comprender por qué nos repelían comencé a buscar chicas en el exterior, fuera de las habladurías, chicas que no supieran sobre mi apellido ni mi procedencia, pero... no me satisfacían, tarde me di cuenta de que el sexo vainilla no era lo mío, no me satisface ser el príncipe azul, ese no soy yo y estaba cansado de fingir sólo para darle en el gusto a esas chicas, estaba aburrido de fingir en casa, fingir en la escuela, fingir en la cama... estaba tan cansado...

Fue a los veinte que conocí otro mundo.

Esa noche discutí con mis padres por mis problemas con el alcohol, me sentía tan vacío, tan inútil que... sólo quería... dejar de sentir, desaparecer por un rato, sólo quería ser una masa de carne, huesos y sangre sobre el colchón, razón por la cual me drogaba o alcoholizaba cada noche sin falta, pero esa noche... esa noche fue Aless a casa, fue a quejarse con mi padre, su hermano, por la forma en la que trataban a su hija por la sencilla razón de ser chica, quejándose sobre lo agobiado que se sentía, pidiéndole consejo, mi tío no quería molestar a su esposo con sus dilemas, él ya tenía suficientes problemas, y la dama de la mafia, su amiga, se la pasaba llorando por lo que nos contaba, avergonzada de no poder cuidar de sus hijos como debiese, obligada a mantenerse al margen... todo era una mierda.

Subí a mi cuarto sin tener las ganas de quedarme a platicar por más tiempo, tirándome en la cama, encendiendo un porro, esperando que eso me ayudara a decidir ¿Debería quedarme en esta casa? ¿Con estas familias? ¿Con estas reglas? ¿Con esas personas que me miran como si fuese peor que la peste? Irme sería lo mejor, dejaría de discutir con mis padres, dejaría de sentirme como me siento... todo sería mejor.

Primo, dice mi papá que me des tú el helado porque yo no tengo modales y es el único vestido que tengo — tirando de la prenda— ¿Por qué me puso el maldito vestido si no es como yo suelo vestirme? ¿Puedo quitármelo y no le decimos a nadie?

Suspiré rodando los ojos, mirando a Sabina parada en la puerta con un potecito de helado de chocolate entre las manos.

Vete a molestar a otra parte.

Tomando otra calada de mi cigarrillo, ignorándola.

Sí, tu papá tenía razón, estás con la mierda hasta el cuello.

La miré de reojo plantada a mi lado ahora, para tener once, tiene una boca muy sucia, sus padres no parecen corregirla, es una chica, las chicas deberían ser educadas según el código de la puta mafia y Sabina es todo lo contrario.

¿Y eso a ti qué, Sabina? Vete antes de que deje de ser amable contigo.

¿Amable? Te estás comportando como un idiota, dame el helado tú, Ardan, por favor — jalándome de la camiseta— Si llego con el vestido sucio a casa, papá Santino me va a quitar mis cuchillos.

Alcé una ceja en su dirección ¿Cuchillos a su edad? ¿Qué clase de educación le están dando?

¿Por qué tú tendrías cuchillos? Voy a acusarte a tu papá. Eso es peligroso.

Carcajeó llevándose una cucharada de helado a la boca.

Ve y dile, él mismo me regaló unos finísimos en mi cumpleaños, soy una De Santis ¿Por qué no debería tener armas en mi poder? Soy una asesina y planeo ser la mejor, soy la futura asesina personal de quién será Boss ¿Te das cuenta de lo importante que es eso?

¿Y tú quieres eso? ¿Ser asesina? Servirle como marioneta a una chiquilla que igual que tú, no tiene idea de dónde está parada, Sabina despierta joder, eres una De Santis, todos te odian por estar involucrada con esa niñita, deberías salir de ahí antes de que esa bomba de tiempo te explote en la cara, esa mocosa es sólo problemas, le da problemas a todo el mundo, incluso a sus padres.

Valiste.

Sabina se tiró el helado encima, tomó mi porro y se quemó la mano a propósito sin hacer ni una sola mueca a pesar de dejar dos feas marcas en su palma.

De Aradia no vas a estar hablando, por culpa de personas como tú que dicen que ella es un problema, mi amiga intentó quitarse la vida, y lo peor, con mis cuchillos — se le humedecieron los ojos, pero no lloró— Me siento culpable porque si yo los hubiera guardado bien quizá ella no lo habría intentado —quemándose de nuevo— Y por haberla insultado, hoy vas a ser muy, muy regañado por tu papito.

Me tiró el porro a la cara y salió al pasillo, tomando aire.

¡Papá! ¡Papá! ¡Papá! ¡Papá!

Aless llevó a una velocidad impresionante, mirando con horror la apariencia de su hija, la furia se instaló en su rostro cuando la rubia le mostró la mano, señalándome.

Hija de puta manipuladora.

Aless estaba tan enojado joder... Sabina finge muy bien cuando quiere que le crean, normalmente no se molesta tan fácil, el detonante de su arrebato fue mencionar a esa chiquilla, Aradia, esa niñita es su debilidad.

Papá creyó todo lo que le dijo Sabina, revisó mi cuarto de pies a cabeza, lo dio vuelta todo, quitándome el alcohol y las drogas que tenía oculto entre mis pertenencias, dijo que era un caso perdido, que a mi edad, a pesar de ser increíblemente bueno en todas las áreas en las que un De Santis debía ser perfecto, no he ido ni siquiera a una misión ¿Para qué? Si todo lo que quería era dejar esta mafia de mierda, pero la sangre atrae a la sangre y me tiene amarrado aquí.

No quise escucharlo por más tiempo, lo empujé para que saliera de mi camino y dejé el cuarto, topándome con Aless intentando limpiarle el vestido a Sabina, la mocosa me mostró el dedo medio mientras sonreía con suficiencia aprovechando que su padre no estaba mirando, una mocosa malditamente astuta, con sus convicciones claras, leal, sin dudar a dañarse si con eso lograba su cometido, una De Santis por donde la miraras, algo que yo nunca seré.

Soy una vergüenza para mi apellido, para mis padres, para todo el mundo.

Recuerdo haber dejado la casa con la billetera y el móvil, nada más, si salía con el auto iban a poder rastrearme, y todo este tiempo me he negado al maldito rastreador que usan todos muy contentos en la nuca, moviéndole la cola al Boss como buenos perros, yo no era así, no quería ser así.

Eran las dos de la mañana, recorría las calles de la ciudad, entrando en avenidas que jamás transité, y entonces... lo encontré, mi pequeño paraíso, mi escape, mi salida.

En aquella avenida no había más que clubes y hoteles con temática D/S, en ese tiempo no tenía idea lo que era el BDSM, el shibari, el placer ligado al dolor... no tenía idea de nada de eso, así que decidí googlearlo, me resultó interesante y sin pensarlo demasiado, entré en el club.

En ese lugar me di cuenta que lo que me ha molestado toda la vida es sentir que no tengo el control, que todo el mundo ya tiene un plan para mí, un plan que nadie me preguntó si quería seguir, pero en ese lugar, con esas personas, esos sumisos dispuestos a lamer la suela de mi zapato si así se los ordenaba... me calmó, todo lo que quería era tener el control, y como dominante, el control fue absoluto.

Me sentía tan a gusto con este nuevo mundo que decidí no volver a casa por un tiempo, vivía prácticamente en ese club, dormía en el hotel, parejas sexuales diferentes cada día, el morbo de infligir dolor, escuchando suplicar por más a las personas atadas frente a mí, poniendo a mi disposición sus cuerpos, dándome el poder de hacer lo que quisiera, y como yo apenas era un chiquillo, cometía muchos errores, lastimé a muchos chicos y chicas por igual en el proceso sin preocuparme del después de la sesión, echándolos del cuarto para poder llamar a otro, lo cual era bastante incorrecto, fue entonces que Max me encontró, más bien, estaba esperando fuera de uno de los cuartos superiores en el club de intercambio de pareja que yo estaba usando a que saliera mi víctima, porque así les decía ella, y me pateó las bolas, cerró la puerta con seguro y se quedó ahí dentro conmigo aprovechando mi estado vulnerable para gritarme lo imbécil que he sido, que a presenciado un par de veces cómo trato a mis sumisos, sin contratos de por medio para definir limites, sin aftercare, importantísimo en una relación dominante/sumiso, demostrándole que como dominante lo reconozco como una persona que siente, preocupándome de que se encuentre bien, de que no lo haya lastimado, y siempre, siempre apegarse al contrato, no puedes hacer algo que el otro no aceptó, menos cuando está atado, incapacitado y asustado, el BDSM no es tortura medieval, son solo juegos sexuales sensatos, seguros y consensuados que buscan cumplir las fantasías de aquellos a los que el sexo convencional no les resulta placentero.

Como no era mi intención regresar a casa y Max pensaba que prácticamente yo era un peligro público, me llevó a su departamento y me enseñó cómo debe ser un verdadero dominante, de partida me enseñó en qué consiste el BDSM, bondage, dominación/disciplina, sumisión/sadismo y masoquismo, también me dijo que si estaba siguiendo el ejemplo de 50 sombras, estaba perdiendo mi tiempo y a un pie de ser demandado por agresión sexual por todo lo que he hecho estas ultimas semanas.

Max y yo jamás tuvimos sexo, ella era una chica que absorbe el aire del lugar cuando entra en un espacio cerrado, los sumisos se peleaban por ella, de hecho, me llevó a varias de sus sesiones para que aprendiera cómo deberían ser, me castigo sin sexo por meses y tampoco podía masturbarme a pesar de tener una erección increíblemente dolorosa en mis pantalones, no podía tocarme mientras miraba sus morbosos juegos, y al final del día, la muy hija de puta me hacía escribir un informe a mano, mínimo diez páginas, con lo que aprendí de la sesión y por qué debería ser de esa manera, si no lo encontraba correcto, lo quemaba y me obligaba a escribirlo de nuevo.

Prácticamente esa fue nuestra rutina por medio año, ella no me preguntó por mi apellido, yo jamás le pregunté el suyo, ambos respetábamos nuestros espacios y a pesar de ir juntos a los clubes sexuales, de intercambio de pareja o al hotel, nunca, nunca intimamos, ella dijo que en el buen sentido yo le daba asco, más tarde me explicó de buena manera que ella no se acostaba con sus amigos y eso era yo para ella. Puede que la quisiera un poquitín más luego de esa declaración.

Y luego de seis meses de tortuosa abstinencia, estudiando, viendo y aprendiendo cómo debe ser un dominante, me permitió jugar, me permitió participar, me vigiló todo el tiempo, y al final de la sesión, me aprobó.

Fue entonces que me permitió asistir por mi cuenta y conseguir sumisos sin estar ella presente, sin herir a nadie, sin lastimar los sentimientos de ninguno, encontrándome con personas increíblemente tolerantes al dolor, personas que me pedían ser quemadas con velas especiales, o me topaba con adictos al fisting, al gagging, al ser escupidos, pisoteados, denigrados, ellos firmaban el consentimiento, ellos lo pedían y yo se los daba, era maravilloso el control que puedes tener sobre una persona, era placentero ver como se desarman de placer, como suplican, como se arrastran por un poco de atención.

Me importa una mierda la mafia, esto es lo que yo quería hacer.

Max me mostró un poco más allá de lo que ya conocía, me mostró el gangbang, orgias especiales en las que se expone a sumisas en suspensión, atadas, vendadas, para que sean folladas y tocadas por un grupo importante de personas, al comienzo me resultó un poco... chocante, no sabía si ellas querían esto, pero al finalizar la sesión eran soltadas, se les daba agua, eran limpiadas, se les ponía ungüento en los roces con las cuerdas y mantenían conversaciones normales con los dominantes comentando las cosas que más les habían gustado, riéndose y pidiendo que las llamaran otra vez porque querían repetir la experiencia.

Había más personas como yo en el mundo, personas que encontraron cómo llenar el vacío que había en mi interior.

Año y medio de estar viviendo con Max, decidí invertir el dinero que tenía en mi cuenta, dinero de los De Santis que nadaban en billetes, no extrañarán unos pocos. Hice un estudio de mercado bastante detallado para saber dónde será mejor colocar mis negocios, evaluando el tipo de gente que transitaba por ciertas calles, buscando la mejor posición, hasta que encontré lo que estaba buscando ¿Y qué hice? Instalé clubes y hoteles con dinámica D/S, seis en Italia, clubes que comenzaron a llenarse, hoteles copados, no daba abasto con el éxito que estaba teniendo, feliz de haber encontrado lo mío, pero no podía solo, por lo tanto, Max se hizo mi secretaria y dueña del veinte por ciento de las acciones de todos los clubes, de hecho, ella hizo los contactos para expandirnos, clubes y hoteles en Estados Unidos, México, Argentina, Brasil, Chile, Francia, rusia, japón... Joder... estábamos nadando en dinero, nuestro dinero, dinero hecho de nuestro esfuerzo.

¿Cuándo cambió todo? ¿Cuándo regresé con los De Santis?

Iba de camino a encontrarme con Max, necesitábamos reevaluar las políticas de privacidad del club y buscar una manera de prevenir el abuso a sumisos, evitar el ingreso de dominantes como yo antes de ser encontrado por esta chica, estaba muy concentrado buscando soluciones cuando el auto frente a mi recibió un impacto y se volcó, derrapando varios metros más allá.

Como cualquier ciudadano con sentido común, salí del auto y corrí a socorrer a quien estuviera dentro, el auto se estaba prendiendo y no me sorprendería si termina explotando, debía apurarme.

Al romper el vidrio trasero ya que la puerta quedó abollada e imposible de abrir, se me heló la sangre, dentro estaba Sabina, mi prima, junto a otros tres chicos, Sabina estaba cargando un cuchillo, tenía el pie en un ángulo extraño, la cabeza sangrando, pero ella estaba preocupada por liberar a la niña pelinegra frente a ella.

Aradia no te quedes dormida, tienes que salir de aquí primero — pateando el asiento del conductor— Despierta Denis, joder, que aquí no te puedes quedar.

Le quité el cuchillo de la mano y me encargué de soltarla a ella primero, viéndola caer de cabeza al techo del auto volcado, mirándome mal.

Hasta que decides dar la cara, imbécil — quitándome el cuchillo— Aprende la ley, el Boss siempre es primero.

Soltando a la niña sujetándola en todo momento para que su cabeza no se golpeara con el techo, y entre las dos, soltaron a los otros dos, es más, prácticamente no me necesitaron, salieron solos del vehículo mientras yo llevaba al chofer a la acera, un lugar seguro.

¡Sabina!

Los empujé a tiempo antes de que parte del auto los golpeara, el auto terminó explotando tal y como pensé, siendo golpeado por el parachoques para evitar que la pelinegra sufriera el impacto, viéndola levantar un arma, disparando al aire.

¡Todos fuera de aquí si no quieren morir, maldita sea!

Gritó asustando a las personas curiosas que estaban en el lugar.

Mierda, ahí vienen de nuevo, no se cansan.

Rhett, ese era Rhett, el hermano de Sabina quien sacó otra pistola y disparó al sujeto que apareció de la nada, el otro niño alzó el móvil apoyándolo entre su hombro y oreja, levantando el arma.

Boss, estamos el problema, estamos en feos, feos problemas.

Dame aquí, marica, eso no le sirve como información — quitándole el móvil— Boss, estamos en la intersección de Esquina blanca y Tres tréboles, mataron a los escoltas, el auto explotó —disparando sin escrúpulos, cubriendo a la pelinegra con su propio cuerpo— Aradia está perfecto, sin daños, pero necesitamos ayuda, sigue llegando gente, las municiones se me están acabando.

Mierda.

Usé mi cuerpo para cubrir a la pelinegra, un cuchillo filoso clavándoseme en el hombro, esta chica era el objetivo.

Dame aquí, mocosa.

Quitándole el móvil a Sabina.

Señor, soy Ardan De Santis, me encontré por casualidad con el próximo Boss, y el circulo íntimo, me aseguraré de llevarlos a la casa principal de los Marchetti.

No recuerdo haber escuchado tu nombre entre mis perros, sé más claro con tu procedencia y que sea rápido.

Sobrino de Aless De Santis, su asesino personal, hijo del cabecilla de los De Santis, puede confiarme la vida de su hija, se la llevaré sana y salva.

Puedo ser muy generoso cuando cuidan a mis tesoros, muévete.

Sí señor.

Corté la llamada y devolví el móvil, mirándolos, estos no eran niños normales, supieron exactamente cómo actuar.

Cómo te llamas

Pregunté al chiquillo que no conocía, a la pelinegra la conozco por lo que dice Sabina.

Dane.

Respondió agitado, revisando cuantas balas le quedaban.

Bien, a mi señal, Rhett, la derecha, Dane, tu izquierda, Sabina, cúbreme la espalda, niña Boss, sujétate. Síganme.

Me subí a ambas a los hombros comenzando a correr mientras dejaba que unos mocosos me cubrieran la espalda, llegando al auto, tiré a la niña Boss en el asiento del copiloto, a Sabina la tiré sobre las piernas de Rhett y Dane y arranqué a toda leche, chirreando los neumáticos en el pavimento, tomando el arma que ha estado olvidada en la guantera por meses, cargando y bajando el vidrio, disparando a quienes nos seguían de cerca, viendo a Sabina de pie en el asiento, sacando medio cuerpo por la ventana del techo, los otros tres ocupándose de quienes eran visibles por sus ventanas.

Oye niña, deberías ocultarte, es a ti a quien quieres y a quien intentan matar.

De reojo me miró, sujetando el mango del cuchillo que sobresale de mi hombro aún, tirando de él, usándolo para clavarlo en el cráneo del sujeto en motocicleta que apareció de la nada.

Primero, no soy una niña, segundo, no menosprecies mis habilidades, tercero, yo no voy a esconderme jamás, si quieren matarme, que vengan, porque voy a estar preparada, siempre.

Fruncí el ceño, confundida por la convicción de la chiquilla.

Eres el próximo Boss ¿Por qué eres tan descuidada? ¿De dónde vienes?

No soy descuidada, soy realista, un Boss no se oculta, pelea de frente. Venía de ver al consejo de ancianos, esos hijos de puta hicieron llorar a mamá, aprovecharon que papá tenía negocios para exigirle que se divorciara de él... otra vez — suspiró— ¿Por qué tengo que contarte estas cosas a ti, aparecido? Jamás oí hablar de ti y tengo buena memoria.

Son descuidados contigo, poca seguridad, perros inexpertos siguiéndote el rastro ¿Tu papá te quiere o quiere que mueras?

Recibí un balazo en el brazo por eso, se desestabilizó el auto unos segundos antes de volver a tomar el control.

De mi padre no vas a estar hablando.

La furia brillándole en esos dos bloques de hielo que tiene por ojos.

Entonces le haré un par de comentarios cuando lleguemos, eligió a los escoltas equivocados, el próximo Boss debería tener perros de calidad cuidándole la espalda, son mucho mejores cuidándote tu círculo íntimo.

El entrenamiento de nosotros es diferente, más riguroso, y en cuanto a la seguridad, yo creo que, si me hubieran dejado como escoltas a un puñado de De Santis, esto no habría pasado, es más, ni siquiera me hubiera percatado de que me seguían porque ya estarían muertos, los De Santis tienen un sentido agudo admirable.

Ese fue el segundo momento en el que casi pierdo el control del auto.

Es la primera persona de otra casa que dice algo bueno de mi apellido.

¿Ahora ves por qué la protejo con mi vida? — Dijo Sabina dejándose caer en el asiento, estábamos salvados por ahora— Las casas nos temen, los ancianos nos odian, somos los locos enfermos que sienten placer con el dolor bla bla bla, no me interesa no casarme con un imbécil en el futuro, yo sólo necesito mantener a la única persona que me ve como alguien único e increíble a mi lado.

Ahora veo por qué tanto escandalo hace unos años, es lesbiana y le gusta la niña Boss.

Y no soy lesbiana.

Puntualizó.

¿Lees mentes ahora?

Asombrado.

No, pero es lo que un idiota piensa cuando escucha lo devota que puedo ser, las demás casas no comprenden el valor central de un De Santis.

La lealtad.

Dijo la pelinegra.

Yo soy leal a ella, nací por y para ella y moriré el día en que ella muera.

La miré por el retrovisor, herida y todo, con un pie roto y la cabeza sangrándole, ella estaba sonriendo.

¿Esta niña lo vale tanto como para que no desees hacer nada más en tu vida?

Pregunté.

Lo vale, ella es nuestro futuro, mi casi hermana, mi mejor amiga, es la persona más valiosa de la organización luego del Boss, y como De Santis, juré lealtad a ella, estoy orgullosa de mi apellido y de lo que soy, su asesina.

Me quedé en silencio el resto del viaje, escuchándolos pelear y ver al niño Rhett rasgar su camiseta para vendarle el brazo a Aradia, regañándola por haberse lastimando diciéndole algo de que su cuerpo no era suyo y no sé qué otras mierdas mientras Sabina se acomodaba el pie por su cuenta y usaba parte de la camiseta de su hermano para ponérsela de venda, ignorando las protestas de este, mi auto era un completo caos entre sangre, cartuchos vacíos y gritos.

Bajé del auto cuando por fin llegamos a la casa principal de los Marchetti, la dama y el Boss esperaban en el pórtico, Santino, Aless y Vitto estaban ahí, todos recibiendo a sus hijos, observando los daños, preguntándoles cómo se sentían, iba a irme, pero el Boss se alejó de su familia y se me acercó, Aless lo acompañaba.

Salvaste la vida de mi hija y de sus amigos ¿Qué es lo que quieres como recompensa? Dije que sería generoso, esa niña es mi tesoro.

Me gustaría que me conceda el atrevimiento de hacerle unas observaciones a la seguridad del próximo Boss.

Aless frunció el ceño.

Habla.

Dijo el Boss.

Metiendo ambas manos a los bolsillos.

Primero, la seguridad. Si Aradia fuera acompañada por al menos dos autos con cuatro hombres a su disposición, francotiradores entre ellos, De Santis de ser posibles, lo de hoy podría prevenirse. Segundo, el auto en el que ella viaje debería ser blindado, intenté salvar al chofer, pero le habían disparado, estaba muerto. Tercero, Aradia debe viajar máximo con una persona de su círculo íntimo, de ser atacados, morirían todos, estos chicos tienen habilidades agudas, protegerla a la distancia será oportuno en vez de quedarse sin espacio en un auto, alguien debe quedar en pie si el auto en el que los otros dos es atacado, como hoy.

Asintió, pensando en lo que le había dicho.

Actúas bien bajo presión, tienes un sentido agudo y evalúas rápidamente los puntos débiles de la misión encomendada ¿Me explicas por qué no te he visto trabajar para mí?

No estaba listo señor, pero ahora sí lo estoy, por favor asígneme un escuadrón, prometo proteger sus intereses, a usted, a su hija, prometo hacerlo con mi vida.

Serás capitán de escuadrón, haber si logras hacer que ese grupo de idiotas deje de morirse por no prestar atención al plan —suspiró— Gracias nuevamente por salvar a mi hija, te confío un escuadrón completo por recomendación de Aless y por tu apellido.

Gracias por el honor, señor. Yo sólo cumplí con mi deber.

El Zar asintió y se alejó, entrando a la casa con su esposa, todos entraron, todos menos Aless y Sabina, el primero golpeándome con tal fuerza el rostro que me botó al piso.

¿Se puede saber qué has estado haciendo por dos años? Tus padres piensan que estás muerto, yo pensé que estabas muerto ¿Y te apareces así de la nada?

Me tomó un tiempo tomar una decisión sobre lo que quería hacer de mi vida.

¿Y eso es?

Preguntó molesto.

Se me desvió la vista hacia la pelinegra que caminó lentamente hacia nosotros, pensé que había entrado con sus padres.

Toma — tirando sobre mí una alforja pesada que me dejó sin aliento un momento— Como agradecimiento por salvar mi vida y felicitarte por haber ascendido, es mi colección favorita de cuchillos de oro, cuídala bien.

Sin darme oportunidad de responder, dio media vuelta y entró a la casa.

Ella.

Dije mirando a Aless otra vez, tomando uno de los cuchillos de la alforja, admirando el brillo del filo.

¿Disculpa?

Ella. Quiero limpiar el camino para que ella llegue a ser Boss, quiero que pase por encima de todos quienes la ven incapaz.

Oye es ilegal — dijo Sabina, golpeándome en la cabeza con su mano— No la mires tanto que es mía, yo la lamí primero.

Fruncí el ceño en su dirección, Sabina dice muchas cosas raras.

¿De qué hablas, tonta? Yo lo digo de manera profesional, la diferencia de edad entre nosotros es demasiado grande.

Ajá, y yo soy el hada de los dientes.

Me voy, peleen solos, intenten no matarse esta vez.

Dijo Aless, dejándonos a solas.

Sabina, lo digo en serio, es una niña.

¿Para qué intentas convencerme a mí para convencerte a ti? Mira, ella tiene que casarse en algún momento, le gusta Rhett, pero es imposible, su segundo no puede ser su pareja, el tema de los hijos sería un caos, ella tendrá que casarse con otra persona, alguien que la cuide, y vea su valor, su fortaleza, y si tú demuestras ser digno, te voy a ayudar.

Tienes ¿Qué? ¿Catorce y ya hablas de hijos y matrimonio? Quemas tus etapas, niña.

Aradia tiene quince, cumplirá dieciséis pronto, te aseguro que los ancianos van a presionarla más temprano que tarde para que se case, eres un tonto, pero un tonto al que puedo manejar, prefiero que tú te quedes a su lado para protegerla en vez de otro imbécil que creerá que podrá tomar lo que es de Aradia por herencia, así que cambia, sé mejor persona.

Sabina, estás loca — poniéndome en pie— Es un poco turbio todo tu plan, tengo veintidós, no me interesan las niñas.

Dame esos cuchillos entonces.

Di media vuelta y comencé a caminar hacia el auto.

¡Te voy a recordar esta conversación en un par de años!

¡Te aseguro que no seremos compatibles ni ahora ni nunca!

Las vírgenes no son lo mío, menos las mocosas, no soy niñero.

Luego de mi reincorporación a la mafia, soporté el llanto de mis padres y luego la hora de regaño, la verdad sí la jodí desapareciendo dos años, pero encontré lo que quiero hacer de mi vida, las dos cosas que quiero hacer.

Compré una enorme mansión con el espacio suficiente para poder armar mis propias sesiones de D/S al aire libre sin que nadie me jodiera, destiné siete habitaciones con diferentes temáticas para divertirme con la cantidad de personas que estimara conveniente, contraté sumisas que trabajaran como mucamas, doble pago, dinero y sexo, muy oportuno, y en mi despacho, tras el librero, un espacio donde guardo todas mis herramientas para las dinámicas, fustas, dildos, plugs, lubricantes, pinzas para pezones, mordazas... lo que pudiera necesitar, lo tenía.

La mejor parte de vivir solo es poder organizar, usar la casa y al personal como se me de la gana, Max y yo administrando la mansión del placer, y a pesar de trabajar activamente como capitán de escuadrón para la mafia italiana, no descuidé mis negocios, Max se quedó a mi lado, ella lo sabe todo, quien soy, lo que hago, lo que dicen de mí y sigue comportándose como el primer día, como mi amiga.

En cuanto a la niña Boss... de vez en cuando la curiosidad me ganaba y terminaba acercándome a unos seguros cinco metros de distancia para no ser descubierto, y asegurarme de que estuviera bien, nunca la vi feliz.

Le pedí a Sabina que me contara sobre ella cuando cumplió la mayoría de edad, necesitaba saber qué cosas le gustaban, los ancianos le exigieron el matrimonio, no dudé en postularme siguiendo el consejo de mi prima, mejor yo a un bastardo que no va a respetarla, cumplí mi promesa de ser mejor, soy confiable, y soy leal.

Juré protegerla y si el matrimonio es el medio, que así sea.

Miré a la pelinegra frente a mí, su rostro no me decía nada, no se mueve, no respira, no parpadea, solo se dignó a mirarme, y a pesar de no expresar nada con su rostro, sus ojos eran otra cosa, sus ojos parecían querer matarme.

— Di algo por favor...

Supliqué luego de unos minutos, estaba poniéndome nervioso.

— ¿Sigues yendo a esos clubes?

— De vez en cuando para ver como va el negocio y asegurarme de que los sumisos no son lastimados.

No le gustó. Ay mierda, no le gustó nada, está haciendo esa cosa con la nariz que me indica que está molesta.

— Los cuartos ¿Siguen existiendo?

Viéndola cruzarse de brazos, era preferible dejar de tocar sus muslos, sentándome derecho.

— Sí... es que no tuve oportunidad de desmantelarlos, llegaste aquí más pronto de lo esperado y si lo desarmaba te darías cuenta, no estaba listo para que supieras de ellos.

Suspiró.

— Las mucamas.

— Bueno... no iba a despedirlas luego de trabajar para mí tantos años, eso sí, hace mucho que no son mis sumisas, te lo dije, dejé de acostarme con otros luego de nuestra primera cita.

— ¿Supiste todo el tiempo de mí? ¿Te gustó reírte en mi cara cuando comenzaste a gustarme y para ti sólo era un deber? ¿Es que aceptaste esta idea del trío porque en realidad yo no te importo? ¿Alguna vez te importé?

Mierda... no... estaba llorando.

— Aradia, admito que al principio si era por deber, me intrigaste, eras alguien interesante, pero cuando me casé contigo fue real, yo te quería en ese entonces, se me hizo muy fácil quererte — tragando grueso— Tú fuiste la primera persona que no me habló con repudio por mi apellido, saliste conmigo, decidiste repetir, tuviste la confianza de venir a solas conmigo a casa luego de que Fabio te tirara la copa encima, no me temías — me tembló la voz— Y que me eligieras para casarnos... que quisieras compartir la cama conmigo, que quisieras que te besara, que te tocara... — Me dolió ver como se le escapaba una lagrima que no se molestó en borrar— Nunca en mi vida me sentí más completo, yo siempre... siempre tuve un vacío, con o sin los clubes, antes o después de descubrir las dinámicas, yo siempre tuve un vacío en el pecho hasta que llegaste tú, tú me diste una motivación, un propósito, me diste amor cuando creí que pasaría la vida solo, me diste tu confianza que eso es invaluable... me has dado tanto...

— No te recuerdo. Recuerdo al chico al que le di mis cuchillos, estaba rapado y tenía un montón de piercings en las orejas, también uno en la lengua, era mucho menos musculoso que el tú de ahora, y más pálido, nunca te asocié con él, papá tampoco debe recordarte o no hubiese querido matarte en la boda — secándose los ojos— Siento que he vivido una mentira todo este tiempo, esta casa en la que vivo está llena de secretos que no conocía — botando el aire contenido— me gustaría levantarme y mandarme a cambiar para pensar, porque mi cabeza es un caos ahora, pero al mismo tiempo quiero abrazarte porque me duele escuchar lo solo que te has sentido, lo juzgado, discriminado... lo entiendo tanto...

Secándose los ojos nuevamente.

— Aradia, te juro que soy sincero al decir que te amo, te lo juro por mi apellido que es muy valioso para mí, tú me enseñaste a amarlo sin darte cuenta de lo que significaban para mí esas palabras... Soy feliz contigo, soy inmensamente feliz, por eso temía contarte esto, temía que no me creyeras, temía que dejaras de confiar en mí.

Desvió la vista hacia el librero, la curiosidad brillando en su mirada.

— ¿Quieres ver lo que hay?

Pregunté.

— Sí.

Una respuesta seca, pero era peor que no me respondiera.

La bajé del escritorio con delicadeza y caminé delante de ella, empujando el librero escuchando hacer clic antes de tirar y permitirnos ver la habitación al otro lado, repleta de diversos artículos.

La curiosidad de Aradia la hizo caminar por toda la extensa pared, tocando y mirando todo aquello que llamó su atención, frunciendo el ceño cuando no entendía algo o el objeto era demasiado excesivo en cuanto a tamaño o habilidad para provocar dolor.

Se detuvo en los plugs anales, tocando las colas que ella ha usado, apretando ambos puños después, negando ¿Estará decepcionada? ¿Celosa? Espero que sea la segunda, los celos son mucho más fáciles de resolver.

Terminó tomando uno de los platos de perro que solía usar para cosas que de verdad ella no quiere saber, y yo no quiero que sepa si quiero que me perdone, también tomó una correa y un collar, volteando para mirarme.

— Sostén esto, ya regreso.

Empujando los artículos contra mi pecho, pasando por mi lado sin mirarme ni una sola vez.

— Estoy nervioso... ¿Y si me deja? Ella ni siquiera necesita marido ahora, nadie sería capaz de ir en su contra después de demostrar lo perra que puede ser cuando la joden, fácilmente podría desecharme...

Paseándome de un lugar a otro, volviéndome loco.

Aradia regresó minutos después con una botella de leche entre las manos, cerrando la puerta del despacho con seguro.

— Yo he hecho muchas cosas por ti, he accedido a todas tus peticiones, es justo que tú cedas al menos a una de las mías.

Tragué grueso.

Prácticamente estoy obligado a decirle que sí por muy descabellada que sea su idea, espero que no tenga que ver con cosas en mi culo.

— Lo que sea, lo haré.

Caminó hacia mí, me quitó el plato y fue hacia mi escritorio, tomó la silla y la empujó hasta dejarla en medio del enorme despacho, ajustándola a su tamaño, dejó el plato en el piso y le puso algo de leche, dejó la botella a un lado y se cruzó de brazos y piernas antes de mírame.

— Vas a ser mi mascota ¿No querías tanto un collar como el de Rhett? — Alzando una ceja— Vas a lamer esa leche y vas a dejar el plato seco — sonriendo maliciosa— Ponte ese collar y bájate los pantalones.

¿Será que mis temores se harán realidad? Ella no parece estar jugando, y a pesar de saber que esto puede salir muy feo, me excita verla molesta y en su faceta de dominante.

Con esto confirmo que los De Santis sí tenemos un problema, mi interés por su persona comenzó cuando me disparó en el brazo hace unos años, y ahora estoy deseando que me haga daño otra vez...

Mientras me quitaba los pantalones y la camiseta para no ensuciarla, me puse el collar y la vi regresar con un anillo vibrador sujeto en una mano, el control que maneja la intensidad en la otra.

Gracias al diablo.

— Derrama un poco de leche y hoy dormirás con los caballos.

Sujetándome el pito, colocándome el anillo como toda una experta, sin titubear ni un poco.

Debe estar ardiendo de celos por dentro al saber que todas estas cosas las usé con otros, eso o sigue furiosa y quiere matarme, no sé si prefiero que sea lo primero o lo último.

— ¿Qué esperas? — jalando la correa, obligando al collar a clavar los pequeños dientes internos a masticar mi piel— Ponte a beber.

Tomando asiento en la silla, cruzándose de piernas sin soltar la correa, viéndome arrodillarme frente a ella y bajar la cabeza hacia el plato.

— Joder...

El espasmo que me recorrió al sentir la vibración casi me hizo dar vuelta la leche y definitivamente no quiero que eso pase, Aradia es capaz de hacerme dormir con los caballos, pero más que ese castigo, yo quiero que sepa que si es por ella yo estoy dispuesto a someterme, quiero que comprenda que por ella yo lo haría todo.

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BUENAS BUENAS BESTIEEES

DEMORÉ PORQUE ES DÍA DE CAPITULO LARGO

ME FUI EN LA INSPIRACIÓN Y TERMINÉ ESCRIBIENDO 21 PAGINAS JAJAJAJA

COMENZANDO CON ESTE CAP

ARADIA YA ESTÁ OFRECIENDO MUERTE ANTES DE ABRIR LOS OJOS, SE LE PASÓ CUANDO VIO QUIEN ERA JAJAJAJA SE SUPENDE 

DESPUÉS TENEMOS A ERIS AYUDANDOLA A BAJAR, ELLA LITERAL YA NO DABA MÁS, POBRE

LA CENA ESTUVO BASTANTE DIVERTIDA

SANTINO NO PUDO DE LA VERGUENZA, LO VIERON EN POSES NO MUY SERIAS

ALESS SIGUE DANDOSELAS DE COMEDIANTE COMO SIEMPRE, NO VALORA SU VIDA

AMÉ LAS CONFESIONES, TODOS PROBARON COSAS DIFERENTES LA NOCHE ANTERIOR

RHETT ADMITIÓ LO QUE PASÓ CON ARDAN Y NADIE LO MOLESTÓ, ME GUSTÓ ESO PORQUE A RHETT IGUAL LE ACOMPLEJABA EL TEMA, QUE LO VIERAN DE LO MÁS NORMAL, COMO DEBE SER, LE AYUDÓ

Y ARDAN SE LLEVÓ A ARADIA PARA HABLAR

DOS AÑOS PERDIDOS

MAX, SU SECRETARIA FUE QUIEN LE ENSEÑÓ ESE MUNDO, DE NO APARCER, EN LA CARCEL ESTARIA EL RUBIO

ARADIA FUE QUIEN LO HIZO VOLVER A LA MAFIA

LE GUSTÓ QUE ELLA VIERA A LOS DE SANTIS COMO PERSONAS VALIOSAS

PERO HABÍA MUCHOS SECRETOS EN LA CASA

ÉL QUERIENDO CASARSE CON ELLA POR DEBER Y NO POR INTERÉS AMOROSO...

BUENO, ARADIA LE ESTÁ DANDO DE SU PROPIA MEDICINA

ME GUSTAN LOS JUEGOS

¿DÓNDE ESTÁ LA BESTIE QUE QUERÍA QUE DIERA BASADO EN HECHOS REALES? JAAJAJAJAJA

NOS LEEMOS PRONTO BBCITAS

BESITOS EN LA COLA

TOMEN LECHE PARA SUS HUESITOS

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