Capítulo 45

Ares estaba sentado en el piso fuera de la puerta principal, seis perros vigilando sus pasos, lo más probable es que mi pequeño hermano haya querido ir de todas maneras por Eris a pesar de mi orden, es su hermana, su melliza, la conexión que tiene con ella es incomprensible para nosotros.

Al ver los autos acercarse, rápidamente se puso en pie estrujándose los dedos, debe estar horriblemente nervioso sin saber si ambas llegamos con vida, debió ser difícil quedarse a esperar noticias.

Martin tuvo la intención de abrir su puerta para bajar del auto cuando Ares ya había abierto la puerta trasera, observándonos con alivio a ambas, vivas.

— Gracias al diablo... — cayendo de rodillas— Gracias al diablo...

Cubriéndose el rostro con ambas manos mientras sus hombros temblaban, estaba llorando, esta vez de alivio.

— Dije que la traería de regreso ¿No?

Todo el camino intenté mantenerme despierta, hay cosas que debo hacer aún.

— Aradia... gracias... gracias... — Dijo Ares, observándome con sus mejillas empapadas— Gracias por ir por ella... por arriesgarte... gracias...

— Tú y Eris son lo más importante para mí, nada importa más que ustedes — Viendo a Ares cargar a Eris con cuidado, sacándola del auto— La bañaré ahora, la vestiré y entonces puedes quedarte con ella para cuidarla ¿De acuerdo?

Asintió rápidamente.

Rhett y Ardan se acercaron, el resto se quedó allá para limpiar el desastre, iban a desparecer las pruebas.

— Aradia, no creo que estés en condiciones... — se acercó el castaño, preocupado— Deberías descansar tú también.

— Tengo muchas cosas que hacer aún, puedo mantenerme en pie todavía — mirando ahora a Ares— Llévala a su cuarto, voy con ustedes de inmediato.

Tomando a Travis, sentándolo en mi regazo, haciéndome la idea de que debía levantarme y caminar, estoy cansada.

— ¿Por qué ibas con el pecho desnudo? — preguntó Ardan— ¿Quién es este niño?

Travis se asustó por la figura imponente de mi marido, ocultando el rostro en mi pecho, sujetando la camiseta con fuerza, temblando.

— Estaban a punto de violar a Eris — dije con rabia y pena— Rompieron su top, los maté antes de que pudieran tocarla, llegué a tiempo — las lagrimas quemando mi garganta, sigo sintiéndome culpable— obviamente no iba a dejar que ella se paseara desnuda, así que le puse mi ropa. Este niño es mi nuevo protegido — señalando al pequeño— Travis Lombardo, el heredero de esos hijos de puta — acariciando su cabello— Será acogido por la casa Marchetti, lo educaré, lo prepararé para la vida, y luego lo usaré ¿Cierto Travis? ¿Para quién vas a trabajar cuando crezcas?

Sonriéndole al pequeño que me miraba con un solo ojo.

— Para usted, Boss, trabajaré para usted.

— Es hijo del enemigo, Aradia ¿Estás segura de que es una buena idea?

Preguntó el castaño.

— Es sólo Travis desde hoy, tiene once años, yo no mato niños ni inocentes, Travis se quedará y tema zanjado.

Poniéndome en pie, cargándolo.

— De seguro tiene frio, deja que las mucamas se encarguen de él, le conseguirán ropa, prepararán un cuarto, nos encargaremos del papeleo, las clases, todo lo que el nuevo protegido necesitará —acercándose— ¿Qué te parece si vas a las clases de armas con los niños de las otras casas que son de tu edad? En la mafia italiana, los niños son entrenados desde pequeños para ser asesinos.

El niño levantó el rostro, mirándolo con curiosidad.

— Yo sé disparar y sé usar cuchillos, en la mafia Lombardo nos crían como basuras, los bastardos son reemplazables dijo papá, por eso nos disciplinan con rudeza, si tienen compasión de nosotros no les serviremos, somos herramientas.

Rhett, Ardan y yo intercambiamos miradas, preocupados por las barbaridades que dijo el pequeño.

— Sí... bueno, creo que tú y yo tenemos que conversar un poco, las cosas son un poco distintas aquí, los niños se entrenan, pero son tratados como tesoros por sus padres, nada es más importante que la familia.

Dijo el rubio, tomando al niño, Travis me miró con pánico intentando regresar a mis brazos.

— Tranquilo — acariciando su cabello, acercándome para que me abrazara aún en brazos de Ardan— Él es de fiar, es mi esposo, es la persona más amable que he conocido en la vida, estarás bien con él, nadie te tocará un pelo en esta casa, ya estás a salvo.

— ¿Me lo promete, señorita?

Murmuró tembloroso.

— Te doy mi palabra, ya no más castigos.

Lentamente me soltó e irguió la postura para sujetarse del hombro de Ardan.

— Iré a pedir los preparativos para el pequeño — dijo Rhett— Aradia, no te sobre esfuerces, siento que puedes desmayarte en cualquier momento.

Yo también siento lo mismo, cariño.

— Estoy bien, esto no es nada, tranquilos — suspiré— Les encargo al pequeño entonces, iré a ver a Eris, está cansada en todo ámbito, la prepararé para dormir.

— Ve tranquila, el chiquillo y yo tendremos una buena conversación mientras le muestro el lugar.

Dijo el rubio besando mis labios antes de dar media vuelta, recibir la manta que le dieron las mucamas y quitarle la camiseta mojada a Travis, se enfermará si sigue con ella puesta.

Más tranquila al recibir ayuda con el pequeño niño que no tenía intención de alejarse de mí, caminé hacia el interior de la casa subiendo las escaleras lentamente, tomando mi tiempo para continuar, celebrando cuando llegué al cuarto de Eris, Ares estaba sentado en la cama con ella sobre sus piernas, no quiere soltarla, él está muy asustado.

— Esta no es la ropa que ella llevaba antes de salir —Dijo señalando el top— Y tú claramente no ibas con una camiseta enorme encima.

Apreté los labios, es muy observador.

— Tranquilo, llegué a tiempo, rompieron su top cuando yo puse un pie en el lugar, no la tocaron, llegué justo a tiempo.

El alivio en sus facciones fue palpable.

— Gracias al diablo...

Apretando a Eris con un poco más de fuerza, aún está llorando.

— Prepararé la bañera, puedes quedarte con ella mientras tanto, pero deberás salir cuando necesite quitarle la ropa.

— Esperare en el pasillo.

— No tengo problemas con eso.

— Sentado fuera de su puerta.

— Me da igual dónde te sientes.

— Porque no quiero que nadie entre, Aradia, Eris no puede volver a salir sin mí, si algo le sucede de nuevo me moriré de la angustia.

Estoy consciente de que hoy pasamos un susto de muerte todos.

— Esa será decisión suya, Ares. Eris podría tomarlo como una falta de respeto el que no confíes en sus capacidades.

— Pero lo de hoy...

— Lo de hoy fue una trampa, un suceso aislado que espero no vuelva a repetirse en la vida porque nunca estuve más asustada, me aterra perderlos, me duele verlos lastimados, yo sufro cuando ustedes sufren — tocando mi pecho— Pero jamás les cortaré las alas por mis miedos, cada quien decidirá cómo y qué quiere hacer.

Acercándome para besar su coronilla.

— Iré a llenar la bañera.

Avisé volteando hacia el baño, dando el agua caliente, colocando esencia de vainilla en el agua, a Eris le encanta este aroma, fue el primer regalo de Ardan, una línea completa de artículos personales con su aroma favorito, y esta pilla que ama los regalos terminó lanzándosele encima para agradecerle.

Regresé al cuarto cuando la bañera estaba llena, viendo a Ares mecer a Eris aún en sus brazos, su cuerpo aún tiene espasmos, pero se le ve más relajado.

— Bien mocoso, es mi turno — acercándome— Te avisaré cuando puedas volver a entrar.

Asintió dejando a nuestra hermana en la cama, mirándola un par de segundos antes de venir hacia mí y abrazarme con fuerza, lastimándome en el proceso, abriendo un par de heridas.

De todas maneras, ignoré el dolor y devolví el gesto.

— Gracias Aradia, sé que debe ser una carga muy grande hacerse cargo de nosotros, sé que la responsabilidad y el miedo hoy te pasaron la cuenta. Eris y yo lo hemos hablado, sabemos todo lo que haces por nosotros, estamos muy conscientes de todo, siempre estaremos agradecidos contigo, y estamos orgullosos de ser tus hermanos — se le quebró la voz— Eres mi héroe, Aradia — ocultando su rostro entre mi cuello y hombro— No sé que hubiera sucedido si tú no estuvieras aquí, tenía mucho miedo...

Froté su espalda dejando las lágrimas recorrer mis mejillas.

— Yo también estoy orgullosa de todos sus logros, pequeño bastardo —así es como mamá nos dice, muy amorosa ella— Y metete en la cabeza que mientras yo viva, siempre voy a llegar a dónde sea que estén si están en problemas, para eso soy su hermana mayor, para protegerlos y amarlos siempre.

— Estás muy lastimada... temía que estuvieras muerta, no contestabas... tenía miedo por ti también.

— Yo te prometí traer a Eris de regreso, entera o a pedazos, cumpliría mi promesa.

Lo dejé llorar hasta que se calmó y dejó el cuarto, sentándose en la pared frente a la puerta de Eris en el pasillo para esperar, literalmente se iba a quedar ahí, la ansiedad no se le bajará hasta que Eris despierte y hable con él.

Cerré la puerta con seguro y regresé a la cama viendo con lastima a mi hermanita herida, esto no debió suceder...

Cuidadosa comencé a quitarle la ropa y solté su cabello, cargándola con dificultad hasta la bañera que afortunadamente aún se mantenía caliente, tomando la esponja, aplicando un poco de jabón para limpiar su cuerpo viendo el agua tornarse roja rápidamente, con la ducha teléfono mojé su cabello y quité la sangre seca, buscando el origen del sangrado, afortunadamente fue sólo un corte en el nacimiento de su cabello justo sobre su frente, uno que debo suturar, pero no dejará marca, me aseguraré de eso.

Lavé su cabello con cuidado, masajeando su cuero cabelludo, enjuagué y agregué acondicionador para que no me costara cepillarlo, enjuagué otra vez y la saqué del cuarto, regresándola a la cama.

Lo primero fue poner anestesia local en la zona que suturaría, y mientras hacía efecto, sequé su cabello y la vestí, permitiéndole a Ares entrar entonces, él dejó la ropa y el calzado de Eris en la ropa sucia y se sentó a su lado para verme cómo la suturaba un tanto horrorizado, pero no dijo nada hasta terminar.

— Un buen descanso le vendrá de maravilla — lo tranquilicé— el corte en su cabeza fue menos grave de lo que pensábamos — dejando que cargara a Eris mientras yo abría la cama, arropándola cuando la acostó— Iré a resolver unos problemas ahora, cuando despierte, me avisas.

— Me quedaré aquí para cuidarla — viéndome recoger las gasas cubiertas de sangre y el instrumental que ocupé para dejar todo limpio antes de salir— Gracias Aradia, de nuevo... gracias.

— No necesitas darme las gracias, mocoso, es mi deber como hermana — caminando hacia el baño, alzando la voz para que me escuchara mientras eliminaba la basura y regresaba el botiquín a su lugar— Los amo demasiado como para no hacer hasta lo imposible.

Regresando al cuarto, cerrando las cortinas.

— Descansen, han tenido una mañana agotadora.

Asintió bostezando, recostándose junto a Eris, abrazándola con cuidado.

— Buenas noches...

Murmuró Ares antes de cerrar los ojos.

Debe ser la una de la tarde como mucho, está algo desorientado.

— Descansa, pequeño bastardo.

Dejando el cuarto moviendo el cuello hacia los lados, tomando un segundo aire, bajando las escaleras, cruzándome con Romeo, mi perro fiel de mi antiguo escuadrón.

— ¿Esos bastardos?

Pregunté.

— En el sótano, los cinco.

Sonreí maliciosa.

— Me divertiré un poco entonces, gracias Romeo, tienen la tarde libre para descansar, corre la voz.

— Gracias Boss, y gracias por decidir vivir, escuché la discusión con el señor Santino — acercándose— Eres mi capitana favorita y mi Boss, prefiero perder la vida salvándote que verte muerta... no hagas locuras por favor.

Besando mi mejilla, sorprendiéndome.

— Oye, tres son multitud, con dos ya es suficiente — dijo Rhett acercándose a grandes zancadas, abrazándome desde atrás— Vete a comer tierra, perro.

— Sólo le hacia saber lo importante que es para mí como capitana y Boss, siento una gran admiración por ella.

Respondió Romeo ante la molestia en el tono de mi castaño.

— Así comienzan las cosas, pero Aradia no necesita más personas.

Rodé los ojos.

— Ya cálmate —palmeando su brazo con delicadeza— Romeo y yo somos amigos, tenemos la misma edad y hemos entrenado juntos desde hace mucho, sólo está dándome las gracias por no haber cometido una estupidez suicida.

— ¿Qué ibas a hacer?

Preguntó preocupado.

— Sacrificarse por Eris — dijo Romeo— Iba a ofrecer su cabeza en vez de la de su hermana, el señor Santino tuvo que emplear la violencia.

— Romeo... demasiada información — dije yo viendo a Rhett pararse frente a mí, viéndome incrédulo— Ve a descansar y que el resto haga lo mismo.

— Sí, Boss.

Rhett dio un paso hacia mí, la molestia marcada en sus facciones.

— ¿Mi papá te pegó?

— Fue sólo una cachetada para hacerme entrar en razón, yo iba derechito a dejar que me mataran para que Eris saliera ilesa, mi cabeza es lo que querían, no la suya.

Suspiró negando, apoyando sus manos en sus caderas.

— ¿Te das cuenta por qué no me gusta que salgas sin mí? Sólo mírate — señalándome de pies a cabeza— Te ves de la mierda, temo que pierdas el conocimiento en cualquier momento — apoyando su mano en mi cadera— Te lo he dicho un montón de veces, tu cuerpo es mío, tienes que cuidar mi propiedad.

— Sé que me veo mal, me siento de la mierda, pero aún puedo mantenerme en pie, y este fue el mejor resultado — señalándome— Hice mi mejor esfuerzo para evitar que me mataran.

— Tienes heridas de bala y cortes ¿Por qué no te das un baño, te curas y descansas? Me encargaré de tus pendientes, son tonterías en lo general, por favor tomate un respiro.

Suspiré.

— Tomaré un descanso cuando termine, no te preocupes.

Intentando evadirlo para seguir mi camino, pero lo impidió.

— ¿Qué vas a hacer? No estás en condiciones de hacer nada.

— Tengo un grupo de idiotas que torturar, me hierve la sangre pensar en que tuvieron la intención de violar a mi hermanita, no pienso irme a descansar mientras esos hijos de puta respiren.

— Aradia, no creo que estés en condiciones, no se moverán de ahí, descansa un poco y luego...

Cubrí su boca con mi mano, mirándolo severa.

— No es negociable, cariño — dejando caer el brazo— ¿Puedes ayudarme más tarde? Hay heridas que necesitan sutura y no me gusta hacérmelo yo misma.

— Prepararé todo para ayudar a que tomes un baño — suspiró resignado— Y te ayudaré con tus heridas, pero cuando termines de matarlos... por favor descansa.

Asentí.

— Lo haré, no te preocupes.

Me besó en la boca antes de dejarme pasar, sintiendo su mirada clavarse en mi espalda hasta perderme de vista, nadie me detuvo a llegar a la puerta del sótano, bajé los escalones y recorrí el laberinto de celdas aquí abajo, siguiendo el ruido de los alaridos y gritos de ayuda.

Serán idiotas, nadie los ayudará aquí.

— ¿Me extrañaron?

Plantándome frente a ellos, uno de ellos ya se había orinado.

— Vaya sigues viva ¿Alcanzaste a llegar al espectáculo?

Preguntó el hijo de puta de Lombardo.

— Llegué justo antes del show ¿No ves el buen estado en el que traje a tus hombres? Les tengo un regalito muy especial, uno especialmente pensado para violadores.

Esos cuatro sujetos comenzaron a llorar, pidiendo piedad.

— ¡Cállense maldita sea! Aquí no existe la piedad, la piedad no es para personas como nosotros.

— ¿Y el mocoso que rescataste? —dijo Lombardo— ¿No fue eso un acto de piedad maldita perra? Las mujeres no sirven para esto, ese mierda se merecía un castigo por tener miedo ante la llegada de tus perros, ese marica no sirve para nada.

— ¿Piedad yo? Le di una muerte digna, le disparé en la cabeza para terminar con su sufrimiento — no hizo ni siquiera una mueca, no le importó— No tengo tiempo para cuidar mocosos, si quisiera uno, lo pariría.

— Una lástima... ese chiquillo era muy bien aprovechado por mis hombres — sonriendo malicioso— Se tomaban muy a pecho lo de los castigos físicos — disfrutando el verme entrar en shock— Sí, es justo lo que te imaginas, es lo que iban a hacerle a tu hermana, los maricas son castigados como maricas, como su padre tuve que disciplinarlo un par de veces también.

Pobre chico... ha vivido una mierda de vida.

— Una fortuna que esté muerto entonces, bastardos como tú no merecen traer hijos al mundo.

— ¿Lo ven? — dijo mirando a sus hombres— Una perra sentimental, no tiene idea lo que es criar a un hijo de la mafia, estás criando a una herramienta, sólo lo disciplinaban, si el castigo era duro, él no iba a querer equivocarse de nuevo ¿No crees?

No pude resistirme más, me acerqué y golpeé su rostro con fuerza, haciéndole sangrar la nariz de nuevo.

— Voy a hacer que te arrepientas de todo lo que hiciste en vida.

Yendo por el alicate a la mesa dónde diversos artículos de tortura esperaban.

— ¡Carlo! ¡Felipe!

Llamando a los dos sujetos que encontré en el camino, viéndolos llegar al trote.

— Boss.

Dijo uno de ellos, esperando instrucciones.

— Estos sujetos — señalando a los cinco asegurados— Son violadores de niños ¿Qué creen que deberíamos hacer con un violador?

Ambos sonrieron maliciosos, deleitándonos con las suplicas de esos cuatro bastardos.

— Devolverles el sufrimiento, claro.

Dijo Carlo.

— Iremos por los hombres que harán en trabajo, Boss — dijo Felipe— Nos aseguraremos de que sufran.

— Eso es perfecto ¿Tienen cigarrillos? — Carlo me ofreció uno, encendiendolo— Calienten el fuego también, voy a meterles un hierro hirviendo por el culo para darles la peor de las muertes, me quedaré a verlo todo.

Ambos intercambiaron miradas maliciosas, asintiendo.

— Regresamos enseguida.

Cumpliendo mi orden, abandonando el lugar para ir por lo solicitado.

— Eres una maldita perra ¿Te lo han dicho?

La mascara de calma abandonó el rostro de Lombardo.

— Más veces de las que te imaginas — dándole una calada al cigarrillo— No tienes idea en lo que te metiste.

No había un orinado ahora, eran tres los asquerosos hijos de puta que ensucian mi piso.

— ¿Crees que no puedo soportar? — altanero— Un Lombardo no se doblega por putas.

— Yo sí, yo puedo rogar todo lo que sea necesario si me perdona la vida, Boss, por favor...

Suplicó el sujeto que cortó el top de mi hermana.

— Como si fuera a perdonarte la vida —riendo sin gracia, apretando el cigarrillo entre mis labios, tomando la manguera de la pared— Voy a encargarme de ustedes lentamente, voy a ser lo ultimo que vean antes de que les arranque los ojos — dando el agua para limpiar su desastre, entreteniéndome con sus rostros, ahogándolos— No me dicen perra sólo por ir seduciendo hombres por ahí —mirando a Lombardo— Yo soy nieta de la Bratva, hija del ex líder de la mafia internacional, hija de Natasha Petrova, de seguro has escuchado de mi madre, también es una perra, y como verás, me criaron sin escrúpulos — tomando los cables de puente, colocándolos sobre sus cuerpos— Mi papá, el Zar, me enseñó trucos de tortura muy divertidos — asegurándome de mantenerme lejos del agua— Me enseñó como hacerlos sentir mucho dolor sin matarlos, las muertes lentas son mi pasatiempo favorito.

Dando la energía, viéndolos gritar y retorcerse, el agua y la electricidad haciendo de las suyas.

Tomé una calada de mi cigarrillo tranquilamente, botando el humo, viendo a mis perros llegar, observando la escena con un poquito de espanto.

— Llegaron sus caballeros de brillante armadura — dije yo cortando la electricidad— Chicos, creo que está demás decir que no quiero que sean suaves.

Asintieron sonriendo con malicia.

— ¿Se quedará, Boss?

Preguntó Luciano.

— Por supuesto, necesito verlos sufrir, nadie toca a mi hermana y se va sin sufrir las consecuencias.

Apoyada en la pared del pasillo, vi como los arrastraban hacia la celda que tenía justo lo que necesitaban, grilletes de madera sujetos al piso, inmovilizando cabeza y manos, anclaron sus pies al piso, no dudaron en bajarlas la ropa y golpearlos en el rostro, gritándoles lo bastardos que fueron al tocar a niños inocentes, por eso iban a darles justo lo que merecen, desabrochando sus propios pantalones.

No sentí ni un poco de remordimiento al escucharlos llorar de dolor, no respondí ante sus suplicas, no sentí ni una pizca de compasión al ver la sangre escurriendo por sus muslos, no sentía nada por ellos, es más, preferí avivar el fuego en el caldero que calentaba el hierro, aún no estaban al rojo vivo, los necesito hirviendo, realmente hirviendo.

— Vaya... aquí estás.

Dijo Ardan observando con asombro lo que sucedía aquí abajo, viéndome acuclillada echando viento a las llamas para que se hicieran más grandes.

— ¿Quiero saber por qué este castigo y no otro?

Preguntó acuclillándose a mi lado, hablando bajo para que sólo yo escuchara.

— Además de golpear a Travis y ahogarlo, al pequeño lo violaban, su propio padre abusaba de él para que "Aprendiera de sus errores y no volviera a cometerlos" — mirándolo— Les estoy devolviendo el dolor, y les voy a meter esto por el culo, pero necesito que estén más caliente.

— Mierda... eso sí que es algo grave, con razón el niño llora cuando se le acercaron otras personas, está... traumado...

— ¿Por qué estás aquí? ¿Dónde está el niño?

— Venía a avisarte sobre las marcas en su cuerpo... ahora sé a qué se deben — suspiró— Lo dejé con las mucamas para que lo ayudaran a vestirse, está asustado, llora, te quiere a ti. Como lo rescataste, ahora te ve como su lugar seguro, no deja de preguntar por el Boss, sigue diciendo que él sirve, que es pequeño, pero sabe hacer muchas cosas, que no lo regresen a su padre.

Pobre chiquillo, ha vivido una pesadilla.

— Ve con él, dile que iré en cuanto termine un pequeño trabajito, dile que no volverá a pasarlo mal.

— Ah... hice una cosita chiquitita, chiquitita que puede que te moleste.

Dejé de mirar el fuego, volteando a verlo.

— ¿Qué cagada hiciste?

— Bueno, llamé a tu abuela, Yura es una experta en ciberespionaje, quise asegurarme de que la policía no nos joda la existencia por el niño, dudo mucho que suceda, pero prefiero prevenir.

— Sabes que el Boss sólo puede tener hijos biológicos, son las reglas Ardan ¿Qué cagada...?

— Lo sé, lo sé tranquila.

— ¿Entonces?

Frunciendo el ceño, no estoy para bromas.

— Bueno... el niño es rubio, tiene todos los rasgos de un De Santis, así que llamé a tu abuela, le envié toda la información que necesitaba de mi padre, huellas dactilares, su firma, nombre completo, fecha de nacimiento, rol único personal y todas esas mierdas para que Yura hiciera su magia y Travis figurara como hijo de mi padre, sorpresa, ahora tengo un hermano menor ante los ojos de la ley para que nadie joda en el futuro, y así podremos cuidar de nuestro protegido siendo este parte de las cuatro casas, sabes que está prohibido traer externos a las casas principales, menos a la casa del Boss con los peligros que eso representa, pero después de ver los daños en su cuerpo siento que debo protegerlo.

Deslicé mi mano por el rostro ¿Por qué mi abuela lo ayuda en estas estupideces?

— Lorenzo va a matarte cuando se entere.

— Si es que se entera.

Puntualizó.

— Ok, bueno, si no se entera entonces da igual — suspiré— De todas maneras, iba a quedarme con el niño, le dije que cuando creciera trabajará para mí, se quedará en la mafia italiana. Llama al psicólogo de la familia, Travis necesita ayuda ¿Qué hay de la ropa y el cuarto?

— La ropa ya llegó y el cuarto está siendo preparado.

— Bien — besando sus labios— Por eso te amo, eres tan bueno cuando no eres malo...

Sonrió besándome otra vez.

— Me encargo del niño hasta tu regreso, que te diviertas torturando.

— Créeme, voy a divertirme mucho haciendo esto, merecen morir.

Viendo a Lombardo ensuciar mi piso con su vómito.

— Cerdo asqueroso... —gruñí— Sufre.

Ardan tembló.

— No quisiera ser tu enemigo.

Irguiéndose.

— No, definitivamente no quieres serlo — mirándolo— Recuerda que tenemos una conversación pendiente.

Palideció.

— Lo sé... lo sé, hablemos más tarde, te lo diré todo.

Asentí.

Ardan dio media vuelta y dejó el lugar, así, pude darle toda mi atención a lo que sucedía frente a mis ojos, mirando de reojo el hierro, rojo, hirviendo, como lo quería.

— La guinda de la torta — dije llamando la atención de mis perros— A Lombardo se lo meteré yo, pero puedes seguir torturándolo con el hierro después, Nill.

— Será un placer, Boss.

Dejaron los cuerpos de sus víctimas viéndolos retorcerse e intentar zafarse sin éxito, haríamos esto de a dos, uno lo sujetaría y el otro le metería el hierro por el culo para que se queme por dentro, en mi caso, Nill sujetó a Lombardo quien dejó esa confianza que demostró al principio para suplicar por su vida.

— Piedad tuviste que haber tenido de tu hijo —susurrando en su oído, escuchando gritar al sujeto junto a él— Tuviste que haber pensado las cosas mejor antes de haber puesto tus asquerosas manos en mi hermana — irguiéndome, tomando el hierro— La piedad es para quien la merece — empujando el hierro por su trasero— Y definitivamente tú no eres uno de esos afortunados.

Riendo maliciosa el escuchar sus alaridos de dolor, sus gritos.

Mierda, hoy quedo sorda, no hay dudas.

— Boss ¿Cree que le saldrá por la boca si lo empujo lo suficiente? — preguntó el Nill— Está caliente, podría derretir todo a su paso.

Le sonreí traviesa.

— Adoro como piensas, hazlo.

Le dejé la diversión final a él, Lombardo estaba casi muerto después de todo, por lo que me apoyé en la pared fuera de la celda otra vez, observando como efectivamente el hierro les salía por la boca aún al rojo vivo.

— Una brocheta — dije mirándolos— Huele a cerdo asado, un cerdo putrefacto que ya tiene que irse a la basura.

Retiraron el hierro y lo empujaron otra vez, lo hicieron hasta que sus cuerpos dejaron de moverse, hasta que sus corazones dejaron de latir, estaban muertos.

— Como siempre, un placer trabajar con ustedes, chicos, hagan a estos bastardos desaparecer, quémenlos, desmiémbrenlos, aplástenlos, me da igual, lo dejo a su criterio.

— Por supuesto Boss, nos encargaremos.

— Gracias Nill, gracias chicos.

Esto es por ti Travis, por fin fuiste vengado.

Dejé el sótano, agotada por tener que subir las escaleras, las piernas me fallaron y terminé de rodillas en el piso, una de las mucamas se percató y llamó al perro más cercano para que me ayudara a ponerme en pie.

— Boss, ha perdido mucha sangre ¿Se encuentra bien?

— Estoy bien, sólo cansada — restándole importancia— Pero ¿Podrías ayudarme con las escaleras? Necesito llegar al segundo piso.

— Por supuesto. Solicito permiso para cargarla, no quiero faltarle el respeto, Boss.

Adoro a mis malditos perros.

— Permiso concedido, gracias.

Me cargó como princesa caminando a paso rápido por el pasillo, cruzando el lobby, tomando una de las escaleras directo al segundo piso, llevándome por el camino hacia los cuartos parando justo fuera de mi puerta, bajándome.

— ¿Quiere que busque a sus maridos?

— A Rhett por favor, si lo encuentras dile que ya terminé de torturar a los bastardos.

— Se lo haré saber.

Dio media vuelta y rápidamente se perdió.

Fueron los llantos infantiles los que llamaron mi atención, era Travis, apoyando mi mano en la pared, la usé como soporte para seguir el sonido, llegando al cuarto dónde tanto las mucamas como Ardan intentaban calmarlo, él no quería nada, no se dejaba vestir tampoco, iba en ropa interior, mojada también, estaba temblando, se enfermará si sigue así.

— ¿Qué escandalo es este, chiquillo? — sonriéndole en cuanto volteó el rostro para mirarme— Dije que estarías a salvo ¿Por qué no dejas que te ayuden?

Se abrió paso sujetándose a mi pierna, estaba muy frio.

— Quiero quedarme con usted, Boss...

— Bueno, legalmente soy tu tía así que puedes decirme tía — acuclillándome lentamente para estar a su altura— Estás muy frio y tu ropa está mojada, vas a enfermarte ¿Por qué no vamos a tomar un baño y luego dormimos una siesta? Ha sido una mañana muy larga para todos.

Su cuerpo tembló con mayor fuerza, me sorprendió ver al pequeño orinarse del miedo, derramando lagrimas gruesas.

— ¿Qué pasó, Travis? ¿Te sientes bien? ¿Te duele algo?

— E-es que cuando me baño, los hombres de papá... ellos... entran y... y...

Maldito seas hijo de puta, espero que te estés quemando en el infierno.

Sujeté su rostro para que levantara la cabeza, estaba preocupado por haberse orinado.

— Te dije que conmigo estarías a salvo ¿Si o no?

— S-sí.

— ¿Confías en mí Travis? Te juro por mi vida que no volverán a tocarte de esa manera nunca, yo voy a protegerte.

— ¿No volverán esos hombres?

— Nunca más porque los maté a todos, todos están muertos, también tu padre, así que nadie te va a sacar de esta casa, nadie te lastimará y yo estaré contigo en cada paso, saldremos adelante juntos.

Asintió llorando esta vez con el alivio cubriendo sus expresiones.

— ¿Tomamos ese baño entonces? Yo también lo necesito, apesto.

Arrugando la nariz para sacarle una sonrisa.

— Está bien.

Respondió un poquitín más seguro, la desconfianza brillando en sus ojos.

— Pues vamos entonces.

Cargándolo sin importarme que se haya orinado, literalmente parece que me revolqué en barro y sangre.

— Estaré tomando un baño con el pequeño, llévenme una muda para él, lo vestiré.

— Por supuesto, señorita.

Respondieron las mucamas.

Guiñándole un ojo a Ardan dejé el cuarto y lo esperé en el pasillo sabiendo que me seguiría, y así fue.

— Estoy muy cansada — admití— Necesito ayuda para no terminar en el piso ¿Podrías llenar el jacuzzi por mí? Travis y yo tendremos un relajante baño ¿Cierto, chiquillo?

— Así es... tía.

Sonreí.

No es tan malo tener un cuñado/protegido, los niños son divertidos.

— Llenaré el jacuzzi ¿Travis, tienes hambre? Pediré a las mucamas que te preparen lo que quieras.

Tomé asiento en la tapa del váter con el niño a horcajadas, abrazándome, viendo a Ardan sonrojado, asintiendo.

— Cualquier cosa estará bien...

— ¿Te gustan las cosas dulces? Mi mujer es tan hambrienta que hay un refrigerador lleno de golosinas y postres en la cocina, puedes ir y tomar lo que quieras siempre, no importa la hora, no importa si tomas tres o cuatro, da igual, en esta casa todo es tuyo, no tienes que preguntar ni temer a que te regañen.

Ocultó su rostro en mi pecho y asintió solamente, demasiado tímido como para decir mucho más.

— Dejaré llenando esto y pediré que traigan un poco de todo, esperen.

Un poco de lavanda al agua, burbujas rosa y dejó el cuarto de baño regresando minutos después informando que las mucamas traerían cosas deliciosas para nosotros.

Ardan me ayudó a desnudarme mientras Travis observaba con temor la puerta, debe seguir pensando que alguien vendrá por él... pobre...

Mi rubio esposo me ayudó a quitarme la suciedad en la ducha, lavó mi cabello y miró con desaprobación mis heridas, afligido, Rhett llegó segundos después, jadeante.

— ¡Oye! Yo iba a bañarla.

Protestó al verme desnuda y mojada caminando hacia el pequeño, estirando mi mano hacia él para llevarlo al jacuzzi.

— Demasiado lento, bebé — le dijo el rubio— El pequeño se está congelando, si te esperábamos puede enfermarse, tú te encargas de sus heridas entonces, la terca no quiere curarlas ahora.

Entré yo al agua primero, le quité la ropa interior sucia al niño y lo ayudé a entrar, apoyándolo en el asiento de la gran bañera para que estuviera cómodo.

— Dejen que nos relajemos un poco — dije yo con el cabello atado y húmedo hundiéndome hasta el cuello— Fue un día largo, me siento de la mierda — suspiré— Travis ¿Lavo tu cabello con champú de chocolate o de vainilla?

— Chocolate... tía.

Rhett miró confundido.

— ¿Por qué te dice tía?

— Hice un par de cagadas por ahí, pedí un favor a la abuela de Ari y legalmente Travis es hijo de mi padre, mi hermano, mi papá no sabe nada así que ten cuidado y que no se te salga, el chiquillo... — me miró de reojos— Te cuento afuera, deja que ellos se relajen.

Rodeando a Rhett por los hombros, sacándolo del cuarto del baño, pocos minutos después las mucamas ordenaron las charolas cerca del jacuzzi para poder comer sin salir del agua, dejándonos a solas después.

Me dio un poco de lastima ver a Travis comer tan desesperado, dijo no recordar la ultima vez que comió, eso explicaría por qué está tan delgado y tan pequeño para su edad.

— Cierra tus ojos, chiquillo, enjuagaré tu cabello.

— Está bien, tía.

Hizo su cabeza hacia atrás y me permitió lavar su cabello por completo, hice que él lavara su cuerpo recalcándole que era suyo y nadie más que él podía tocarlo, hablando sobre los lugares que las demás personas no deberían tocarle porque son personales.

Hablamos muchas cosas mientras comíamos y nos relajábamos, cosas importantes y cosas tontas para que no se sintiera presionado, dejando el jacuzzi cuando el agua comenzó a enfriarse, dejamos el agua y lo cubrí con una toalla antes de tomar una para mí y otra para mi cabello caminando hasta el cuarto dónde Rhett y Ardan esperaban.

Vestí primero al pequeño Travis, un poco reacio dejó que el rubio le secara el pelo mientras Rhett se encargaba de suturar mis heridas, vendarme y parcharme. Ya limpia, bañada, bien alimentada y curada, no tardaría mucho en dormirme, estaba muerta.

— Aradia, Eris despertó — dijo Ares entrando al cuarto, jadeante— Bueno... hablamos un rato, se durmió otra vez, tuvo pesadillas... quiere dormir contigo, yo sé que es temprano y es hora del almuerzo, pero ella...

— Iré, dormiremos todos juntos, estamos muy cansados ¿Cierto, chiquillo?

Travis asintió.

— Bueno... te espero en su cuarto.

Mirando extrañado al niño a mi lado, más no preguntó.

Rhett secó mi cabello antes de dejarme ir, me puso bragas, una de sus camisetas y un par de calcetines de Ardan, con Travis apoyado en mi cadera bien sujeto en mis brazos, dejé el cuarto con los chicos pisando mis talones, yendo al cuarto de Eris, viéndola sentada en la cama, llorando mientras Ares intentaba consolarla.

— ¿Qué pasó, bonita? ¿Tuviste pesadillas?

Subiendo a la cama, bajé a Travis y rodeé con mis brazos a Eris, dejándola llorar.

— Soñé que... seguía en ese lugar y tú no llegabas, me hacían cosas horribles y no podía gritar, no podía decir nada... estaba tan asustada...

— Fue sólo un sueño, tranquila — mirando a los chicos observar desde la puerta— Yo siempre llegaré a rescatarte, te lo dije, siempre estaré para ti ¿Quieres que durmamos juntas a la noche? Será como en los viejos tiempos, eso sí, tendremos polizones.

Mirando a Ares y Travis, muy al pendiente.

— Sí, no quiero dormir sola...

Me recosté con Eris en la cama, de espaldas, acariciando su cabello cuando se pegó a mi costado, Ares junto a ella, mi brazo libre para rodear a Travis, sujetándome fuerte de la camiseta relajándose a medida que le daba palmaditas a su espalda, se está durmiendo.

Esta vez no pude quedarme despierta, creo que me dormí un poco antes que ellos, todo lo que sentí antes de sumirme en el sueño profundo fue el olor a lavanda, cálidas manos cubriéndonos bien con las mantas y dos "Dulces sueños, amor" dos voces diferentes.






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BUENAS BUENAS HIJAS DE SATÁN

NOS ENCONTRAMOS NUEVAMENTE BONITAAAAS

ESTE CAPITULO ESTUVO BIEN INTENSO LA VERDAD

 PRIMERO ARADIA DANDOLO TODO PARA MANTENERSE EN PIE AYUDANDO A ERIS HASTA DEJARLA IMPECABLE EN SU CAMA AL CUIDADO DE ARES

LA ADORO COMO HERMANA MAYOR, ES TODO LO QUE ESTÁ BIEN EN LA VIDA

LUEGO TENEMOS AL BOSS EN ACCIÓN TORTURANDO A ESOS BASTARDOS

CASTIGO MERECIDO? QUÉ DICEN USTEDES? 

YO DIGO QUE MERECEN TODO LO MALO DE ESTE MUNDO LUEGO DE HABER LASTIMADO ASÍ AL POBRE DE TRAVIS, ES UN NIÑO, TIENE ONCE AÑOS RECIEN

QUÉ OPINAN DE LO QUE HIZO ARDAN? 

ME DIO UN POCO DE PENA EL VER A TRAVIS ASUSTADO Y ORINADO, RECORDANDO LO QUE LE HACÍAN CUANDO SE BAÑABA... 

CREO QUE FUE MUY SABIO DE PARTE DE TRAVIS LLAMAR AL PSICOLOGO, LOS TRAUMAS NO DESAPARECEN POR EL PODER DEL AMOR, NECESITA TERAPIA

ARADIA AHORA ES TÍA JAJAJAJAJA SI IGUAL LE GUSTA, QUE NO SE HAGA, EL NIÑO LE AGRADA BASTANTE, QUIERE PROTEGERLO DE TODO Y TODOS

ERIS SIENDO LA CONSENTIDA DE SU HERMANA? CLARO QUE SÍ

LOS DOS ESPOSOS? SON TODO LO QUE YO QUIERO EN ESTA VIDA

SATÁN, ME CANSÉ DE SER TU MEJOR GUERRERA, MANDAME UN 25 CM (O +) DETALLISTA, ROMANTICO, DE MÁS DE METRO OCHENTA, NO IMPORTA SI ES MORENITO O PALIDUCHO, A MÍ ME GUSTAN TODOS, QUE TENGA CUERPO DE MAFIOSO, SEA UN BASTARDO CON TODOS MENOS CONMIGO Y QUE TENGA DINERO PORFA (LITERAL ES MI HOMBRE IDEAL, MENOS LO DEL DINERO, ESO DE VERDAD NO IMPORTA JAJAJA QUE AQUÍ NO SOMOS MANTENIDAAS)

CUAL ES TU PAREJA IDEAL?

ME FALTÓ HABLAR DE MI MUJER IDEAL TAMBIÉN, PERO ESA ES HISTORIA PARA OTRO CAPITULO, QUE VIVA LA BISEXUALIDAD

NOS LEEMOS EN EL PROXIMO CAPITULO BESTIES

BESITOS EN LA COLAA




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