Capítulo 44

Desperté asustada sintiendo el sonido de la puerta del cuarto, el temor a perder la vida mientras descanso sigue siendo un tema para mí, por lo que me estiré rápidamente para tomar el cuchillo en mi mesa de noche, apuntando a la asustada mucama que se acercó con mi móvil entre las manos, pero no parecía asustada de mí.

— María ¿Qué sucede?

Tomando un poco de las sabanas para cubrirme el pecho.

— Señorita, llamaron muchas veces, demasiadas, decidí contestar para saber que es lo que querían y luego avisarle, algo pasó, la señorita Eris.

Abrí los ojos de golpe, tomando el móvil, desbloqueándolo, lo primero que encontré fue a Eris tirada en el piso, le sangraba la cabeza, estaba inconsciente, el cabecilla de los Lombardo posaba divertido, un bonito pie de imagen al final "Tu cabeza o la suya ¿Qué decides Boss? ¿Qué es más importante? ¿Qué hará la mafia italiana y la mafia internacional sin un cabecilla ahora que tu padre te ha abandonado?"

Apreté los dientes con fuerza haciéndolos rechinar ¿Qué tipo de pregunta era esa, joder? Eris es más importante por supuesto, Eris y Ares son mi todo.

— María, reúne tres de mis mejores escuadrones, llama a Santino, Aless y Vitto, ve si puedes levantar a mi círculo íntimo, de este par me encargo yo.

Señalando con la cabeza a Rhett y Ardan.

— Por supuesto señorita, tendré todo listo, los autos cargados y las armas necesarias.

Dando media vuelta, trotando fuera del cuarto, cerrando la puerta.

— Mierda... mierda... mierda... Si algo le pasa a Eris... si algo le sucede bajo mi cuidado...

Mordisquee mis uñas con nerviosismo saltando fuera de la cama directo al vestidor, necesito ir cómoda y por la preocupación, tengo mucho calor, demasiado, tomé un short, un top, bragas, calcetines y mis botas de cargo, con eso será suficiente, até mi cabello en una coleta alta y fui directo a mi gaveta de armas, tomando todo lo que podría necesitar, armándome hasta los dientes.

— Voy a matar a todos esos hijos de puta.

Ni siquiera el dolor físico será impedimento para arrancarles las extremidades una a una, dándoles una muerte lenta y dolorosa.

Fui a la cama prácticamente trotando, ubicándome entre las piernas de Ardan, moviendo a ambos con insistencia, Rhett parecía estar en otra galaxia, babeaba sobre el rubio, Ardan simplemente estaba como muerto, no reaccionaba, ambos confiados en que estarán bien, vivos, no cargan con el montón de traumas que tengo sobre mi espalda, podré estar muy cansada, pero si alguien entra en el cuarto dónde duermo... si escucho el más mínimo sonido, ya no puedo dormir más.

— A la mierda, no perderé el tiempo intentando despertarlos — bajando de la cama— Prefiero que se queden aquí a salvo — mirándolos— Con el yeso sólo serán un estorbo, no quiero que se lastimen.

Dejé el cuarto corriendo por el pasillo y por las escaleras, topándome con Ares, estaba llorando.

— ¡Aradia! Eris... ella... Los Lombardo...

Intentando explicarse mientras buscaba algo de aire, estaba teniendo un ataque de pánico.

— Lo sé, lo sé hermanito, lo sé —abrazándolo con fuerza— Te juro que la traeré de vuelta en una pieza, a ella no va a pasarle nada — frotando su espalda— Necesito que te quedes aquí ¿De acuerdo? Te necesito a salvo, es una orden — besando su mejilla, alejándome un poco para ver su rostro— Cuando Ardan o Rhett reaccionen, avísales lo que sucedió ¿Sabes si Dane o Sabina salieron de la cama?

— Sabina te espera en el auto — temblando como gelatina— Aradia quiero ir... es mi melliza, me duele — sobando su pecho— Le están haciendo algo, me quema... me duele mucho...

Respiré profundo para no llorar, no podía derrumbarme frente a él, yo era su pilar.

— La traeré de regreso y tú vas a quedarte aquí —miré a la jefa de las mucamas— Que no ponga un pie fuera de la casa ¿Está todo listo?

— Todo lo que pidió señorita, no se preocupe, yo me encargo del joven amo.

— Te lo encargo, y cuando mis esposos despierten... avísenles, porque no sé que tan mal pueda salir esto si pudieron derribar a Eris, no sé qué pueda pasar.

Dejándola con las palabras atoradas en la boca, dejé la casa atrás, subiendo al auto, arrancando en segundos, abrazando a la rubia armada hasta los dientes, el cabello atado y escasa vestimenta para mayor comodidad.

— Martin, a esta dirección.

Entregándole el móvil con el rastreador de Eris señalado.

— Por supuesto Boss, estaremos ahí en diez minutos.

Pisando el acelerador a fondo.

— Saldrá bien, Eris es una Marchetti — tranquilizó la rubia, apoyando su mano en mi hombro— Y además de ser una Marchetti, la sangre Petrova corre por sus venas, es una chica fuerte, las chicas somos capaces de soportar muchas más unidades de dolor que un hombre ¿Por qué otra razón explicas que seamos las únicas en pie? Yo no pude despertar a nadie más, por más que los moví, no hubo caso.

Sequé una lagrima escurridiza, respirando profundo, no es tiempo para llorar.

— Eris es fuerte, tienes razón, pero ella no debería estar pasando por eso, yo... yo debí estar atenta, perdí la cabeza con el sexo y yo... yo no escuché las alarmas del móvil, hubo bajas, todo el escuadrón de Eris está muerto... ella se salvó de suerte, soy un Boss pésimo, soy...

— No, no eres un pésimo Boss — sujetándome por los hombros, zarandeándome— En ocasiones nos topamos con trabajos más complicados de lo que eran en un principio, sabes que es así ¿De qué te servía atormentarte viendo los rastreadores dejar de brillar en el mapa? De todas maneras no hubieras alcanzado a llegar, no habrías llegado a Eris a tiempo, es desafortunado, es una mierda, pero no estaba en tus manos ayudarlos, así que ahora deja esa cara de pena, ponte la mascara de perra y comienza a dirigir — entregándome un comunicador— Pediste tres escuadrones, si mataron al escuadrón de Eris y pudieron reducirla, no son pocos sujetos, pedí dos más, un montón de De Santis que darán la vida por la causa, sabes que somos tu mejor opción si iremos a matar hijos de puta.

Sabina tenía razón, no es momento de llorar sobre la leche derramada, lo hecho, hecho está, no hay manera de regresar en el tiempo y cambiar el orden de los sucesos, ahora debo enfocarme en mantener estos escuadrones con vida y sacar a mi hermana de ese lugar.

— No haremos esto a lo loco, la desesperación nos hace cometer errores — dije al comunicador ya ubicado en mi oído, hablando al resto— Primero haremos una rápida inspección, cómo es la casa, cual es su estructura, cuantos guardias hay, si tienen francotiradores, todo, necesitamos asegurarnos para que hoy no muera nadie más.

En diez minutos mi jefa de seguridad y yo armamos un plan involucrando a todos mis hombres, observar desde cuatro ángulos diferentes, ubicar francotiradores en puntos ciegos sobre el alto muro entre los arbustos, nos cuidarán la espalda, los De Santis entrarán primero con los autos para despejar el camino, nadie mata como ellos, nadie se divierte más que ellos al hacer correr sangre, todo el mundo dispuestos a dar la vida para mantener la mía cuando yo voy directamente a negociar la vida de mi hermana, no está en discusiones quien de las dos saldrá de este lugar, y cuando eso suceda, Josep Lombardo deseará no haberse metido con la mafia italiana nunca.

Sé que fue mi idea la de analizar la situación primero, pero esos fueron los treinta minutos más largos de mi vida, estaba desesperada por saber sobre Eris, mi único consuelo es ver el punto rojo brillante con su nombre, ella aún vive, aún no es tarde.

— Llegamos niña Boss, lamento la tardanza.

Dijo Santino pegando su espalda a la pared, justo a mi lado, el arma cargada sobre el pecho, su dedo sobre el gatillo, listo para matar lo que se le cruzara.

— Escuchamos lo que sucedió, buen plan — felicitó Aless— Uno muy bueno estando bajo presión siendo familiar tuyo el secuestrado, la sangre fría y dejar el corazón en la casa son dos cosas muy importantes cuando eres el líder y la vida de otros depende de qué tan bien planifiques, estoy orgulloso de ti, bonita.

Acuclillándose con la espalda en la pared, el yeso no fue impedimento para usar un largo rifle con silenciador en la punta, necesitamos ser discretos para ir matando bastardos poco a poco, no sabemos con cuantos hombres cuanta ese sujeto, lo que sí sé es que los Lombardo van a desaparecer hoy, voy a matarlos a todos.

— Gracias por estar aquí, lo digo en serio — sonriéndole también a Vitto hablando en volumen bajo como ellos, casi en susurro— Son mis personas de confianza en estos momentos, Sabina es la única en pie, los demás... no pude despertarlos.

— ¿Ves esto? — señaló Aless su labio roto— Recibí un romántico puñetazo de parte de mi hombre para despertarme, estaba medio muerto, aún me duele el cuerpo, ayer fue una locura.

— Detalles sexuales después por favor —habló Sabina por el comunicador— Estamos entrando.

Avisó.

Una mirada de Santino bastó para callar a Aless que parecía querer seguir hablando, Vitto acarició mi cabello asegurándome que todo saldría bien.

El corazón late desbocado dentro de mi pecho, afortunadamente la técnica de los De Santis no ha levantado sospechas, no escucho nada más que el viento.

— Santino ¿Tú hablas con mis padres estos días?

— Sí, de vez en cuando tu mamá llama.

Asentí.

— No le digas nada sobre esto, está embarazada, no necesita problemas, voy a devolverle a Eris en una pieza tal y como me la confió.

Los tres me miraron asombrados, no parecían conocer esa información.

— Se casará el sábado, iremos a Hawái, que evalúe la situación por ella misma cuando estén todos allá.

— Que estemos, querrás decir, no puedes poner el trabajo por sobre el matrimonio de tu madre — me regañó Santino— Otro bebé... vaya... esa chiquilla no conoce los condones.

— Ya no es una chiquilla, bebé — suspiró Aless, sonriendo— Natasha ya creció, Aradia es la primera prueba de ello.

— Siempre será una chiquilla tonta para mí, una muñequita que debe ser consentida y protegida en todo momento.

— Pase lo que pase saldrás viva de esta misión — dijo Vitto, sosteniendo mi rostro por las mejillas— No se te ocurra hacer ninguna tontería, no me da buena espina que no te cuentes en el viaje, júrame que vas a salir viva.

— Voy a sacar a Eris con vida, lo que suceda después no me importa — admití— Así que... si algo me sucede, díganles a Rhett y Ardan que lo lamento... que lo lamento mucho, y que por favor se hagan cargo de mis hermanos y de Boris hasta que mis padres lleguen, díganles que los amo.

Santino me cruzó el rostro de una cachetada, llamando la atención de los hombres a nuestro alrededor, sorprendidos por esa acción.

— Atrévete a morir Aradia y vete al infierno pensando en que lo primero que voy a hacer al pisar tu casa será dispararle a tu oso para que muera lentamente, nadie más que tú tendrá la paciencia de criarlo, así que piénsalo bien antes de hablar de la muerte tan a la ligera, déjate de sacrificarte maldita sea, deja de verte a ti misma como algo desechable, pensé que habías aprendido a amarte y amar lo que haces, lo que eres, pero veo que sigues siendo una inmadura que sólo quiere desaparecer de este mundo de la manera fácil, dejándose matar sin dar pelea ¿Qué clase de Boss eres, maldita sea? — golpeando la pared junto a mi rostro con su puño, rompiéndose los nudillos— ¿Qué clase de Boss se rinde antes de comenzar? ¿Crees que Caesar se hubiese rendido? ¿Crees que él hubiese muerto por salvar a Natasha? Caesar habría dado la pelea hasta el final para regresar con ella, y si muriera, moriría luego de haberlo intentado todo ¿Por qué no piensas así? ¿Por qué quieres dejarnos a todos atrás?

Sorprendida, con mi mano apoyada sobre la mejilla que ahora me arde por la cachetada, miré a Santino sin saber qué decir ¿Qué más podía hacer? Me dieron a elegir entre la cabeza de mi hermanita y la mía ¿Cómo voy a ponerla en peligro? ¿Cómo podría?

— No quiero morir. Tengo muchas cosas buenas en mi vida como para abandonarlo todo, pero si debo elegir, elegiré a Eris, todos van a elegir lo mismo, porque si yo sobrevivo y ella no, le volaré la cabeza a cada uno de ustedes — hablando por el comunicador— Es una orden.

Aless bajó la cabeza y prefirió no interferir, probablemente su opinión difiere de la de su esposo y ambos sabemos que Santino enojado es de temer, es mejor que no se involucre.

— No esperarás que vaya a dejarte morir así sin más, yo nunca me lo perdonaría, no podría vivir con ello.

Admitió el castaño.

— Desobedéceme y te romperé las piernas ¿Acaso no darías la vida por tus hijos? — me miró con sorpresa justo antes de que el dolor cubriera sus facciones— Pues yo haría lo que fuera para sacar a Eris viva, daría mi vida mil veces, me cortaría un brazo, me arrancaría la piel, lo que fuese necesario.

No dijo nada más, sabe que tengo razón, sabe que hay ocasiones en que no hay más opción que arriesgarse.

— Sólo... sólo da la pelea... Tú eres como mi hija y no estoy listo para perderte.

Susurró justo antes de que Sabina diera el visto bueno y pudiéramos entrar.

Con un nudo en la garganta y las lagrimas quemando tras mi garganta, salí al trote dispuesta a matar a todo quien se me cruzara, manteniéndome con vida el máximo tiempo posible.

Ya dentro de la casa, jadeante y con piernas temblorosas, maldije internamente el no haber tomado algo para aumentar la adrenalina y no sentir este dolor, las actividades de ayer fueron intensas, estoy cansada, me tiemblan incluso los brazos y eso no es bueno, me da menos precisión al momento de disparar.

Al escuchar el alboroto, sujetos comenzaron a salir por todas partes, no tenía tiempo para lamentaciones, era tiempo de actuar.

Disparé a todo aquel que tuvo la intención de acercarse, parte de mis perros me cubrió la espalda cuando recibí un fuerte puñetazo en el rostro que terminó por desestabilizarme, confundiéndome un poco, me costó volver en sí y regresar a la acción, eran demasiados, demasiados de ellos, dudo mucho que una mafia pequeña como la Lombardo tenga tantas personas a su disposición, debió gastar un dineral para conseguir esta cantidad de perros.

— Vaya, vaya — alguien me sorprendió por detrás, jalándome del cabello, apretando mis brazos a mi cuerpo con el suyo, inmovilizándome— El Boss en persona, sola, desprotegida — frotándose con mi trasero— Tengo curiosidad, las malas lenguas dicen que tienes dos amantes ¿Qué tan maravilloso será ese coño para hacer a dos idiotas compartir?

Intenté soltarme, la fuerza no me acompañaba hoy, maldita sea, las cosas pueden salir muy mal.

— ¿Crees que voy a dejarte ponerme un dedo encima? — sonando segura— ¿Qué no puedes sólo limitarte a intentar matarme? Los hombres como tú son tan patéticos... — relajándome— Generalmente tienen el pene pequeño, hablan y hablan, pero dejan bastante que desear.

— Yo no soy así, tengo mucho que mostrar, reinita.

— Entonces muéstrame. Si tengo dos hombres en mi cama ¿Por qué no podría tener tres?

Frotándome contra él, sintiendo su agarre perder fuerza.

— ¿Tres? ¿No crees que eres muy codiciosa?

Repartiendo besos por mi cuello.

— Una mujer como yo no puede conformarse sólo con uno — girando entre sus brazos— Tienes buen rostro, me gustan tus besos y la forma en la que me sostienes ¿Por qué no nos alejamos un poco de esta guerra burda y me demuestras qué tan bien te mueves? Bien podría ponerte un collar y llevarte a mi casa para disfrutar de tu cuerpo.

Lentamente tomé un cuchillo, discreta, masajeando su pene con mi otra mano, distrayéndolo.

— Vamos a un cuarto ahí arriba, de seguro están todos vacíos.

Gimió.

— ¿Qué esperas para enseñarme el camino?

Susurré en su oído.

Apenas me dio la espalda, emocionado por lo que él pensó que podría suceder, clavé el cuchillo hasta la empuñadura en su cuello, retirándolo con rapidez, deleitándome por la forma en la que su sangre salía a chorro, espesa y caliente, ensuciando su ropa y el piso a su alrededor mientras él inútilmente intentaba detener la hemorragia con su mano, cayendo al piso, mirándome.

— Hombres — saltando su cuerpo— Todos caen en ese truco.

Continuando mi recorrido, di la pelea lo mejor que pude, recibiendo un par de golpes en el camino, dos rozaduras de bala, una me atravesó el hombro, pero puedo continuar, esto no es nada.

Subí los escalones lentamente, escuchaba pasos arriba, he perdido más de una hora intentando abrirme camino hasta llegar aquí, no puedo detenerme.

Disparé directo a la cabeza de los tres sujetos que voltearon el rostro al mirarme, fui descuidada y no miré tras de mí al pasillo que se extiende hacia la izquierda, un corte en mi vientre me hizo apretar los dientes, golpee su rostro con el codo aprovechando la proximidad, disparándole, quitándole el cuchillo, he perdido muchos en el proceso, siete de mis hombres llegó a darme soporte limpiando el pasillo de la izquierda, había francotiradores por las ventanas, hay más personas en la azotea, un escuadrón completo se dirigía hacia allá.

Yo en cambio fui por la izquierda, dos de mis hombres pisándome los talones, intercambiando miradas preocupadas al ver mi estado, debo verme de la mierda justo ahora, fueron gritos infantiles los que llamaron mi atención.

— Bajen las armas — ordené— Hay un niño.

Asintieron bajando las armas, cubriendo mi espalda mientras caminaba en dirección al llanto y los gritos, encontrándome con la escena más monstruosa que he visto en la vida, Josep Lombardo tenía sujeto a un pequeño de no más de diez años, metiendo su cabeza en la bañera, ahogándolo mientras este pataleaba e intentaba ser soltado, el hombre lo liberó cuando el niño dejó de moverse, cruzándole el rostro de una cachetada para hacerlo reaccionar.

— Nunca vuelvas a contestarme así, mocoso de mierda.

— P-papá... por favor... ¡Ya entendí! ¡Ya entendí, pero por favor...!

El hijo de puta sujetó su cabeza y la hundió en el agua otra vez, no podía seguir viendo esta mierda.

Apreté mi mano en puño con tanta fuerza que hice sangrar mi palma con las uñas, no pude resistir la ira y golpee la puerta repetidas veces haciendo volar un par de astillas, llamando la atención del bastardo, soltando al niño, no dejé de golpear la puerta hasta que crucé para el otro lado, los nudillos destrozados, la sangre manchando el piso.

— Vaya, vaya, vaya, pero si es el Boss en persona — Sujetando al niño del cabello— ¿Vienes por la zorra de tu hermana?

— Suelta al niño.

El pequeño gritó nuevamente, asustado, Josep empujó su rostro directo al agua.

— Si me matas no sabrás dónde está la pequeña zorra, y el como yo eduque a mi hijo no es de tu incumbencia.

Habló antes de que presionara el gatillo, él tenía razón.

— Suéltalo — hablando con los dientes apretados— Maldita sea, suéltalo.

Corté la distancia sin preocuparme la bala que me rozó la mejilla, golpeándolo con todas mis fuerzas directo en la nariz, escuchando el crujir mezclado con sus gritos, la sangre no tardó en aparecer.

— Quédate detrás de mí, todo va a estar bien.

Le dije al niño, empujándolo a mi espalda, sintiendo sus temblorosas y frías manos sujetar mi pierna.

— ¿Vas a perder el tiempo con ese mocoso? — carcajeó Lombardo— Deben estarse divirtiendo mucho con tu hermana en el sótano ¿Vas a seguir perdiendo el tiempo aquí?

— Mierda.

Cargué al niño sin pensarlo, dejando el cuarto de baño, parando frente a los dos perros que me cuidaban la espalda.

— Lo quiero con vida, voy a darle una muerte lenta, llévenlo a la casa.

— Sí, Boss.

Corrí desesperada escaleras abajo mirando en todas direcciones.

— Niño ¿Dónde está el sótano? — estaba demasiado nervioso como para hablar— Por favor... dime dónde está, mi hermana... tienen a mi hermana, por favor dímelo, te juro que yo no te haré nada, se acabó el sufrimiento para ti.

Se secó las lagrimas en medio de un puchero.

— El despacho de papá, por ahí.

Señaló.

Seguí sus indicaciones escondiéndolo en varias ocasiones para matar a quién vino por nosotros intentando recuperar al niño, era hijo de Lombardo, el próximo líder de esta mafia de mierda.

— ¿Ahora dónde?

Mirando en todas direcciones, un despacho vacío.

— Ahí, debajo de la alfombra.

Corrí hacia el lugar, bajé al niño y quité la alfombra, viendo la puerta.

— Vas a quedarte aquí, yo iré y...

— No por favor... no quiero quedarme solo...

Suspiré.

— Bien, pero te quedas escondido — abriendo la puerta silenciosamente— No hables.

Susurrando esto ultimo antes de bajar los escalones de piedra lentamente, pidiéndole al niño que se quedara oculto tras unas cajas mientras yo seguía el ruido de las carcajadas, los gritos y los insultos.

— Mierda, no... no... no... no...

Comenzando a correr con desesperación, encontrándome con la peor de las escenas.

Eris estaba amarrada de manos sujeta por una cuerda que colgaba desde el techo, sus pies no tocaban el piso, sangre seca y nueva se mezclaban, un hematoma en el estómago, uno grande, pero lo peor... lo peor fue verla llorar y suplicar mientras un hijo de puta cortaba su top a la mitad, descubriendo sus pechos.

— Quítale tus asquerosas manos de encima a mi hermana.

Disparando la que sostenía la navaja, escuchándolo gritar.

— ¡Hermana! Aradia llegaste... sí llegaste... — llorando desesperada— Pensé que no me encontrarías... pensé que iba a morir aquí — pataleando— Yo no quería que pasara esto, perdóname... yo no quería exponerte... yo... yo no quería...

— Shh... Shh bonita, no pasa nada — Apuntando a los cuatro idiotas que voltearon hacia mí— Sabes que pase lo que pase siempre voy a protegerte, sé que tú no querías esto, no te preocupes.

— Pero mírate, estás... estás muy lastimada — intentando soltarse, la sangre escurriendo por sus brazos, se está lastimando— Deberías irte, vete antes de que algo suceda, Aradia por favor vete...

— Eris, dime algo ¿Te tocaron? ¿Estos imbéciles te tocaron?

Estaba furiosa maldita sea, una muerte rápida no es lo que voy a darles.

— No —se le quebró la voz— Llegaste a tiempo, justo a tiempo...

El alivio me recorrió de pies a cabeza, llegué a tiempo, pude llegar a tiempo.

— Llegaste lejos, Boss, pero ¿Qué es una mujer en tu estado para cuatro de nosotros?

— Podría violar a tu hermana mientras mis amigos se encargan de ti.

Dijo uno de los sujetos estirando su mano para tocar a Eris, no dudé en disparar a su mano, tres en el brazo, uno en la pierna, viéndolo caer, vivo, pero sintiendo mucho dolor.

— No está en discusión, ustedes no son competencia para mí, herida o no, a mí nadie me doblega, menos unos asquerosos hijos de puta como ustedes.

Repitiendo el proceso con los otros tres, sólo incapacitándolos para pelear.

— Encontré a Eris, necesito apoyo en el sótano, tres puertas a la derecha en la primera planta, el despacho tiene una pequeña puerta, hay cuatro bastardos que van a recibir una muerte muy agradable de mi parte — hablando por el comunicador, acercándome a Eris— Saldré con ella ahora.

— De camino, Boss.

Avisó Romeo.

Disparé a la cuerda y sostuve a Eris antes de que cayera el piso, solté sus manos sintiendo inmediatamente después sus brazos temblorosos rodear mi cuello, toda ella temblaba, lloraba y gritaba en el proceso, estaba asustada, muy asustada.

— Tenía mucho miedo Aradia — admitió— Pensé que no llegarías ¿Por qué viniste? Si algo le sucede al Boss, la organización...

— Me importa todo una mierda, Eris, si a ti te pasa algo, yo me muero, no tienes idea de la angustia que sentí, nunca en mi vida me sentí más asustada — acariciando su espalda desnuda— Vamos a casa, Ares quería venir y se lo prohibí, está aterrado por ti — alejándola solo un poco para verle el rostro lastimado— Perdóname por no haber llegado antes... perdóname.

Quitándome el top.

— ¿Qué haces? Tú no llevas brasier.

Ignoré sus palabras deslizando la prenda por su cuerpo con delicadeza para no lastimarla, acomodando la tela.

— Que tú estés bien, cubierta y segura lo es todo para mí — dándole la espalda acuclillada— Súbete, vamos a casa.

Rodeó mi cuello y se colgó a mi espalda como mono, cruzando sus piernas en el frente, eso me dio la oportunidad de cubrirme el pecho con una mano, comenzando a caminar fuera entre los lamentos de esos cuatro bastardos que pensaron que les tendría piedad, no tienen idea lo que planeo hacer con ellos.

— Niño ¿Sigues ahí? Vámonos.

— ¿Qué niño?

Preguntó Eris antes de ver al chiquillo correr hacia mí, sujetándose de mi pierna.

— ¿No me va a dejar con mi padre? ¿Nos iremos?

Lo alcé en brazos sujetándolo con mi mano libre, realmente estaba costándome trabajo mantenerme en pie, estaba muy cansada.

— Ahora eres mío, niño, crece, edúcate, pelea y luego sírveme ¿Te gustaría trabajar conmigo en un futuro?

Subiendo lentamente las escaleras, recuperando el aliento cada tanto.

— Sí, si quiero — secándose las lágrimas— Yo sé disparar, sobreviví a la jaula, el perro me mordió sólo un poquito, tuve que matarlo... yo no quería, pero padre dijo que sería una vergüenza para esta mafia si no me iniciaba como hombre, también... eh... también sé lanzar cuchillos, ya maté a mi primera persona, puedo trabajar para usted, pero no me abandone, por favor... no quiero quedarme aquí...

Asomé mi cabeza encontrando el despacho vacío, era seguro salir.

— No te abandonaré chiquillo, a partir de hoy eres un protegido de la casa Marchetti ¿Cuántos años tienes? ¿Cuál es tu nombre?

— Me llamo Travis Lombardo, tengo once.

Pequeño para su edad, pero lo cuidaremos.

— Bien Travis, bienvenido a la mafia italiana, yo soy el Boss, máxima autoridad de la organización — abriendo la puerta ligeramente, mirando por el pasillo, vacío— Si necesitas algo, sólo házmelo saber.

— Gracias... Boss, muchas gracias.

Le sonreí antes de llevar mi mano al comunicador.

— ¿El camino está despejado? Tengo ambas manos ocupadas.

Despejado Boss, proceda con la retirada.

Me esforcé en poner un pie delante del otro, obligándome a seguir caminando, no podía detenerme, tenía que llegar al auto y terminar de poner a salvo a Eris.

El tenerla respirando, viva en mi espalda me hizo relajarme, la adrenalina abandonó mi cuerpo, el dolor de las heridas y la pérdida de sangre me está pasando la cuenta.

Cuidaron mi espalda en todo momento, sorprendidos por mis pintas, llevaba a Eris en la espalda, a Travis sujeto con un brazo y el otro abrazando mis pechos, no debo estar dando muy buena imagen ahora, todos parecen horrorizados al ver mi estado.

Gracias por vivir... niña Boss...

Dijo Santino por el comunicador.

¿Cómo iba a rendirme luego de semejante amenaza? No lo veo capaz de lastimar a Boris, pero fue una buena motivación, eso y mi hermanita temiendo por mi vida, ella sufriría si yo muero por ella, Santino tiene razón, es mejor esforzarse al máximo y morir luego de haber intentado hasta lo imposible.

— Llegamos... joder, llegamos, lo logramos...

Martin abrió la puerta del auto para mí, Travis y Eris entraron primero, me tambalee hacia atrás casi perdiendo la estabilidad, me siento mareada, ya no veo bien, no me siento bien.

— Tengo... tengo que ir a casa para torturar a esos bastardos — sujetándome de la puerta escuchando a Eris y a Martin hablar bajo el agua, no les entendía— Tengo que mantenerme despierta... estoy bien, todo está bien...

Perdí la estabilidad cuando intenté levantar el pie para subir al auto, mierda, me voy a desmayar...

Antes de terminar en el piso, lo primero que sentí fue el aroma a lavanda que desprende su piel, luego sus fuertes brazos, rodeándome.

— Que tonta... — apoyando una rodilla en el piso, sujetándome— Que tonta... ¿Cómo... cómo pudiste ir tú sola así?

Ardan.

Sí llegó.

Rhett se apresuró a llegar a mi lado, quitándose la camiseta para cubrirme, mirándome con horror.

— ¿Qué pasó? ¿Qué joder pasó? ¿Por qué estás... tan lastimada?

Vistiéndome con su prenda.

— Estaba cansada, los músculos fatigados — sonreí levemente, tranquilizándolos— Me pasó un poquito la cuenta, pero estoy viva que es lo que importa.

— ¿Dónde está Eris?

Preguntó el rubio con pánico en su voz.

— Aquí estoy...

Sollozó mi hermana, Ardan me dejó con Rhett antes de acercarse a ella y abrazarla con fuerza, acariciando su cabello.

— Gracias al diablo... oh demonios, gracias al diablo... tenía tanto miedo de llegar tarde, de que ustedes dos estuvieran... estuvieran muertas, joder... no saben lo asustado que estaba.

Se le quebró la voz.

— Nunca vuelvan a asustarme así, por favor, nunca lo hagan — siguió el rubio— Ustedes son mi familia — Rhett nos acercó a ellos permitiendo que Ardan me abrazara también, sosteniendo a ambas— Cuando escuché que algo le pasó a Eris, casi se me salió el corazón del pecho, y cuando escuché que te habías ido hace unas dos horas Aradia... joder, nunca tuve más miedo en mi vida, estaba aterrado... no vuelvan a hacerme esto por favor...

Rhett no pudo contenerse, se unió al abrazo mientras susurraba una y otra vez lo tonta que fui al no haber insistido un poco más para despertarlos mientras sus lagrimas mojaban mi cuello.

Santino tenía razón, no debería pensar en la muerte como una salida fácil sin pelear, hay un montón de personas que lamentarían mi cobardía.

— Lo siento... lo lamento... —Lloré con ellos— Pero por Eris... por Eris yo haría lo que fuera.

Eris volteó a mirarme y se colgó de mi cuello, no hubo caso de poder separarla de mí, terminé siendo ayudada a subir al auto con ella sobre las piernas, ninguno dijo nada sobre el niño que se me pegó al costado, observándolos asustados.

Ya en casa les contaría sobre mi decisión, sólo necesito tomar un poco de aire y abrazar a Eris un poco más.

— Aradia... gracias por no rendirte conmigo...

Susurró mi hermanita, luchando con el sueño, estaba agotada.

— No importa en qué circunstancias estemos, no importa si me falta un brazo, si me han disparado o apuñalado, no importa nada Eris, tú tienes que saber que pase lo que me pase yo siempre iré por ti, siempre.

Rodeé a Travis con un brazo acercándolo a mí, con el otro sostuve bien a Eris, ambos durmiéndose en segundos, sintiéndose a salvo, seguros, tranquilos...

— No volverán a pasar por esto nunca más, se los juro...









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BUENAS BUENAS HIJAS DEL PECADOO

COMO LES VA LA VIDA? LOS LUNES SON TAN TERRIBLES PARA USTEDES COMO PARA MÍ?

COMENZANDO CON EL RESUMEN DEL CAPITULO

FUE MARÍA QUIEN AVISÓ A ARADIA

JODER CON MARIA, ESA MUJER LO SABE Y LO HACE TODO, ES MI IDOLA

ARADIA PRACTICAMENTE DECIDIÓ DEJAR A SUS AMANTES EN CASA PARA QUE NO SE LASTIMARAN, PENSÓ QUE EL YESO SERÍA UN IMPEDIMENTO

PERO ALESS SÍ QUE LO HACÍA BIEN Y NO LE MOLESTÓ EN NADA, QUIZÁ ARADIA LOS SUBESTIMÓ

SABINA SIEMPRE LISTA PARA LA ACCIÓN, ESA MUJER NO SE PIERDE NADA

ME DOLIÓ LA VIDA CON LO QUE LE DIJO SANTINO A ARADIA, SE LO DIJO TODOOO CON CACHETADA INCLUIDA

DEFINITIVAMENTE QUIERO UNO COMO ÉL EN LA VIDA, QUE SEA CUALQUIER COSA, PERO QUIERO UNO ASÍ

A ARADIA LE ESTABA PASANDO LA CUENTA EL CANSANCIO DE LA NOCHE ANTERIOR, GRACIAS A ESO RECIBIÓ VARIAS HERIDAS, PERO SUPO SEGUIR

Y LA ESCENA DE JOSEP Y TRAVIS? ES QUE ESE VIEJO SE MERECE LA PEOR DE LAS MUERTES, NO MERECE COMPASIÓN 

LUEGO EL TERROR DE NO LLEGAR CON ERIS, TUVE MIEDO BESTIES

TUVO QUE HABER SIDO UN SHOCK TOTAL VER CÓMO LE ROMPÍAN LA ROPA

AFORTUNADAMENTE LLEGÓ A TIEMPO, LA SALVÓ Y ESOS CUATRO SUJETOS RECIBIRÁN SU MERECIDO

A ARADIA LE ESTABA COSTANDO SALIR, ESTABA POR DESMAYARSE, SE ESFORZÓ EN LLEGAR HASTA EL AUTO PARA PONERLOS A SALVO

A ELLA NADA LE IMPORTABA, NI SIQUIERA IR MEDIO DESNUDA SI CON ESO ERIS ESTABA BIEN

RHETT Y ARDAN LLEGARON EN EL MEJOR MOMENTO

ME DOLIÓ EL CORAZÓN VER A ARDAN TAN PREOCUPADO, LLORANDO POR SU FAMILIA

ERIS REALMENTE LE TIENE MUCHO CARIÑO

ARDAN FUE UN BUEN APORTE PARA LA FAMILIA MARCHETTI, UN PILAR FUNDAMENTAL QUE LLEGÓ EN EL MEJOR DE LOS MOMENTOS

NOS LEEMOS EN EL SIGUIENTE CAPITULO NENAS

BESITOS EN LA COLA Y FELIZ MARTES






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