Capítulo 2

Luego de recibir la confirmación de los otros tres capitanes, avisando que ya tomaron posición con sus respectivos escuadrones, comenzamos a trazar las modificaciones del plan. Según el plano, la fabrica tenía cuatro posibles salidas, probablemente preveían esta situación, una quinta salida en un punto ciego entorpecía nuestra organización, y posiblemente es esa salida la qué utilizarían para correr esas mierdas.

— Ok, esto es lo que haremos — comencé a decir en volumen bajo— Necesito media división tuya, Sabina, la mitad mía, y con eso haré un equipo lo suficientemente capaz de detener el escape, yo iré al punto ciego, Romeo, tú te quedas a cargo en el punto Sur — dije, mirando a mi subordinado— Mismo plan.

— Sí, jefa.

Respondió este, tomando posición.

— Enviaré de inmediato a la mitad de mi división — contestó Sabina— Reúnete con ellos en el punto ciego, cinco minutos.

Avisó la rubia.

Rápidamente seleccioné a las personas que llevaría, asintiendo.

— Oye, espera ¿Por qué tienes que ir tú? Que otro idiota se ponga en peligro, esa salida no estaba en el mapa, es obvio que usarán esa vía, es muy riesgoso, Aradia.

Protestó Rhett.

— ¿Olvidas que yo seré el Boss? No me contradigas cuando estemos en el trabajo, se hará como dije, mantén tu posición y no te distraigas.

Solté con seriedad.

Lo escuché bufar al otro lado del comunicador.

— Sí, capitán.

Respondió de mala gana, no le hace ninguna gracia que me exponga, pero es lo que un Boss debe hacer, demostrar que puede adaptarse a las modificaciones del plan y hacerlo bien de todas maneras.

— Comenzaré a moverme, cinco minutos.

Dije, asegurándome de no ser vista mientras recorría la distancia, llevando a los seleccionados de mi propio escuadrón, reuniéndome con la mitad del escuadrón de Sabina, señalando las posiciones que deben tomar mientras avisaba por el comunicador que estábamos listos, cargando a Tacha.

— Quince segundos, a sus posiciones.

Abriendo lentamente la puerta, un pequeño espacio, sólo para contar la cantidad de sujetos que estaban en el interior.

No eran pocos debo decir, conté al menos cincuenta personas registrando las cajas y cajas de armas que los Caruso exportan. El negocio de las armas es muy rentable estos días, supongo que los idiotas no tienen idea que hay cámaras y micrófonos por todos lados, sabíamos que hoy se llevaría a cabo la venta de nuestro armamento, por lo cual, encontraríamos más hijos de puta que ayer, cuando entraron a registrar la fábrica.

Ese error de novatos, el no registrar el lugar en busca de cámaras o micrófonos les costará la vida.

— Ahora.

Di la señal y pateé la puerta con fuerza, comenzando a disparar a esos sujetos, uno a uno, procurando provocarles daño mortal de forma inmediata, es mi vida y la de mis compañeros la que peligra, y ya me han revotado un par de balas en el cuerpo, esto dejará unas buenas marcas que no debo mostrar, las casas no pueden verme débil, no puedo mostrarme así ante ellos.

— Miren quien llegó, la perrita del Boss ¿Tu papi te envió a morir?

Preguntó uno de esos bastardos, levantando el nuevo fusil en el que estábamos trabajando, cargándolo.

Utilizan balas 375 H&H MAG de trecientos gramos, este tipo de balas eran tan potentes que con una podrías derribar un elefante, un hipopótamo o un rinoceronte, fabricadas especialmente para penetrar piel dura y huesos grueso, y aplicado a este caso, la ropa antibalas no va a protegerme ni un carajo, si dejo que esa bala me toque, va a herirme de gravedad y seré un estorbo para los demás en esta misión.

— Papi me envió a matarte a ti — contesté sínica— ¿O pensaste que dejaríamos que unos bastardos como ustedes repartan este tipo de armas a personas naturales?

Cargué a Tacha y comencé a disparar, viéndolo esquivarme y recibir unas cuantas, saliendo ileso gracias a la ropa que llevaba puesta, nuestra ropa antibalas que también estaba en las cajas, eso quiere decir que será mucho más difícil deshacernos de ellos, mierda.

Sonrió con malicia cuando se me acabaron las balas, tardaría al menos cinco segundos en volver a arremeter contra él, muchas cosas podían pasar en cinco segundos.

— ¡Capitana, a su derecha!

Avisó un sujeto de mi escuadrón.

Para cuando voltee el rostro, fue demasiado tarde, el dolor llegó primero, dando aviso, mientras el pantalón en mi pierna derecha mostraba un trozo de piel y comenzaba a tornarse rojo con rapidez, estaba sangrando.

— ¡Cúbranme!

Grité apretando los dientes.

Aproveché esa ventana para cargar a tacha, hacer un torniquete en mi muslo para parar el sangrado y arremeter contra esos sujetos, regresando a la acción, intentando evitar a toda costa que me dieran otra vez con ese fusil, el bastardo frente a mí no era el único que tenía uno de esos en sus manos.

— Mierda, son demasiados.

Viendo hombres de mi tropa caer, las municiones que cargamos no serán suficientes, debemos acercarnos a las cajas para tomar un par de estas si queremos sobrevivir, estos sujetos siguen apareciendo como hormigas, silenciosos y por la espalda, tomándonos desprevenidos.

— ¡Notificación de bajas!

Dije por el comunicador, corriendo sin dejar de disparar, observando en todas direcciones, sintiendo el ardor en mi mejilla, una nueve milímetros acaba de rozarme.

— Siete bajas sector sur.

Dijo Romeo.

— Diez bajas sector norte.

Avisó Rhett.

— Catorce bajas y contando sector oeste, esta mierda es una masacre. Me fracturé la mano en combate cuerpo a cuerpo.

Dijo Dane jadeante, en su voz se denota el dolor.

— Tres bajas y contando sector este — dijo sabina— Dane, si eres un estorbo, ya sabes cuál es el protocolo.

Sonaba agitada.

— Dane, vuelve a los vehículos — dije yo— Si hay alguien más herido que siga vivo — hablando al resto— Retírense, no necesitamos más bajas — rodando por el piso, evitando otra bala de gran calibre— Sector nuevo, ocho bajas, me dispararon en el muslo con una 375, pero puedo seguir.

Notifiqué.

— ¡Maldita sea Aradia! — Gritó Rhett— Iré dónde estás, mantente como hasta ahora.

— Dije que mantengas tu posición — apreté los dientes, me distraje con su voz por unos minutos, viendo mi brazo teñirse de rojo, me dispararon— ¡Mierda!

— ¿Qué pasó? ¿Te hirieron?

Preguntó él.

No tuve oportunidad de responder, solté a Tacha cayendo al piso con el bastardo encima, forcejeando, me faltaba el aire, mantenía su rodilla en mi abdomen el brazo derecho presionando mi cuello, y su pulgar libre clavándose en mi muslo justo en la herida de bala, haciéndome gritar del dolor.

— ¡Maldita sea, Aradia! — escuché decir a Rhett— Aguanta, sólo aguanta, iré por ti ¡Estúpida!

Sonaba molesto.

— Yo llego más rápido — dijo Sabina— Tú encárgate del sector norte.

— No está en discusión, Aradia es mi responsabilidad.

Refutó Rhett.

— E-estoy bien — dije con dificultad, apoyando mi pie en el abdomen de ese sujeto, empujándolo con fuerza para sacármelo de encima— Sabina, mueve tu culo aquí, Rhett, quédate en tu posición.

Tosiendo mientras me ponía de pie, intentando recuperar el aire perdido.

— ¡Aradia, voy a patear tu culo!

Protestó el castaño.

— Son ordenes, capitán — dije yo, levantando a Tacha— Cuando doy una orden, espero que sea acatada — disparando al sujeto— Objetivo eliminado, continue atento a la situación, no quiero que le vuelen la cabeza por una charla sin sentido.

— Eres una necia ¿Cuándo mierda vas a entender?

Normalmente me hace caso a estas alturas de la discusión, supongo que hoy no es de esos días.

— Recibirá una sanción al regresar — respondí— Está faltándole el respeto a su superior.

Ignoré sus protestas y me concentré en matar y correr en dirección a las cajas, tomando municiones para tacha, regresando a la acción, viendo a Sabina correr a toda prisa hacia mi posición, derrapando por el piso cuando quisieron derribarla, cruzando por debajo de las piernas de un sujeto mientras le disparaba en las bolas y luego a la cabeza, acabándolo, rodó por el piso y se levantó con agilidad, siguiendo su recorrido, rompiéndole el cuello a un sujeto con las piernas, apoyando sus pesadas botas en su rostro antes de seguir su trote hasta llegar conmigo.

— Te ves de la mierda Aradia, literalmente te ves como la mierda — palideció— Rhett tiene que venir.

La miré mal, normalmente ella acataba ordenes sin chistar.

— Puedo hacerlo por mi cuenta, estoy bien — dije yo, sin dejar de disparar a mi alrededor— Rhett se quedará allá.

— Aquí hay muchos más sujetos Aradia, si no viene otro capitán, será una masacre, ya dimos de baja a Dane, no seas orgullosa, deja que Rhett nos ayude.

— Iré de todas maneras, Aradia, espérenme.

Respondió el castaño por el comunicador.

Apreté los dientes con tal fuerza que logré escuchar el chirrear de ellos por sobre el ruido de las balas.

— También recibirás una sanción en casa, por desobedecer una orden.

Sabina se encogió de hombros.

— Recibiré las sanciones que quieras con tal de que sigas con vida.

Bufé ¿Cómo iba a enojarme si ese es su argumento?

— Ok... sin sanciones, para ninguno.

Me retracté.

Papá dice que sigo siendo blanda en ese sentido, castigar a los míos nunca se me ha dado bien, él me cuenta que, en el pasado, Aless y mamá tuvieron una aventura, antes de que estuvieran juntos mis padres, claro, y Aless recibió una sanción que lo mantuvo en cama por semanas, con un brazo roto inclusive.

Y papá en persona impartió el castigo, cuando estos generalmente los realiza el perro de turno, en el sótano, en el cuarto de sanciones, impartiendo un castigo acorde al agravo del delito.

— Yo si debería ser sancionado por faltarle el respeto a la próxima Boss — dijo Rhett, jadeante— Recibiré el castigo cuando llegue a la mansión.

— Estoy de acuerdo con él.

Dijo Sabina, cubriéndome la espalda, robando un fusil de la caja y un montón de municiones, disparando en partes blandas, permitiéndonos ver hacia el otro lado del sujeto por cada impacto.

— Pero dije que sin castigos.

Protesté.

— Recibiré lo que merezco, no seas blando conmigo, trátame como a todos.

Rodé los ojos y fingí no haber escuchado eso, siguiendo en lo mío, maldiciendo al sujeto que me rozó la misma mejilla de antes, aumentando el sangrado.

Le di diez disparos a ese hijo de puta, molesta con los comentarios de Rhett.

¿Cuándo yo lo he tratado diferente? Para mí su vida tiene el mismo peso que el de cualquier otro perro.

Para cuando el mencionado llegó y comenzó a hacer de las suyas, debo admitir que se me aligeró la carga, no hay nada como tres capitanes en el espacio de mayor dificultad, de hecho, no recibí ningún otro impacto, Rhett se preocupó de cubrirme en todo momento, matando a todo aquel que se acercaba lo suficiente para hacerme daño, y los que fueron inteligentes, emprendieron retirada, muriendo en manos de los francotiradores que esperaban en el exterior.

Bajas: 49 personas.

Esto fue una maldita masacre y de seguro recibiré una sanción por esto.

¿Qué dirán los ancianos? Estoy herida de gravedad, mareada a más no poder, murieron muchos de mis hombres, dirán que no estoy capacitada, dirán que no soy capaz, van a quitarme el cargo, van... van a sacarme.

— Iré sola en un vehículo.

Avisé lanzando el comunicador al piso, comenzando a caminar con rapidez los tres metros que me separaban del auto, subí a este y me deslicé por el asiento, subiendo los pies, con toda intención de cerrar la puerta y escapar, estaba a pocos milímetros de que la puerta estuviera por completo cerrada cuando la fuerza ejercida del exterior la abrió otra vez, Rhett no me permitió protestar, movió mi cuerpo hacia el final del asiento y subió, cerrando la puerta tras él, pidiéndole al chofer que avanzara.

— Aradia ¿Te está pasando otra vez?

Se preocupó, sentándome de lado con delicadeza sobre sus muslos, apretándome contra su cuerpo.

— Ari, responde ¿Es otro ataque de pánico?

— S-sí.

Respondí.

Me sentía mareada, no sé si a causa del sangrado o de este maldito ataque que me consume, tengo escalofríos, las manos me tiemblan con insistencia, puedo escuchar el fuerte golpeteo de mi corazón abombarme los oídos mientras se me oprime con fuerza en el pecho, no puedo respirar bien, las sensaciones me abruman y me desesperan.

— Necesito salir del auto, necesito aire, necesito... necesito...

Rhett presionó mi cabeza contra su pecho, palmeando con delicadeza mi espalda, sin permitirme ninguna acción estúpida como saltar del auto en movimiento, justo lo que tenía pensado hacer, necesitaba dejar este lugar cerrado.

— Puedes superarlo, Sweety — dijo él— Lo que sientes es sólo tus pensamientos jugándote una mala pasada, vas a estar bien, todo va a estar bien, conservarás tu posición, tu título, ellos, los ancianos, no pueden hacer nada sin que el Boss dé la autorización, tranquila, esto no fue tu culpa, fue una misión difícil, cualquiera pudo haber tenido el mismo resultado, todos nos lastimamos.

Intentó tranquilizarme, manteniendo el mismo tono calmado todo el tiempo, sin dejar de contenerme para que lo sintiera, para que supiera que estaba conmigo, que no estaba sola.

— Estoy orgulloso de ti — dijo después— Hiciste un estupendo trabajo, muchos se salvaron gracias a tus ordenes, lo hiciste bien, Sweety, lo hiciste perfecto.

Poco a poco, logré calmarme, logré que el estrés y la preocupación dejara de aplastarme y logré hacer que mi mente surgiera de las sombras, siendo plenamente consciente de las acciones y palabras que Rhett empleaba para calmarme, él siempre sabe cuando algo no va bien.

— Estoy bien, ya estoy bien.

Empujándolo con suavidad, regresando a mi lugar en el asiento, él también estaba herido, su hombro sigue sangrando... y aun así...

— Es la tercera vez que te ocurre esta semana, Aradia — dijo él con preocupación— ¿Cuándo piensas contarles a tus padres sobre esto?

— Nunca — lo miré con preocupación— Son sólo ataques de pánico, que patético de mi parte.

Acomodando las hebras sueltas de cabello con manos temblorosas.

— Eso es mentir, y una de las reglas de un Boss es jamás decir mentiras.

Respondió.

— No es mentir, es omitir información innecesaria. Dime tú ¿Qué podrán hacer ellos si ni siquiera logro controlarlo yo? Seguiré estando bajo la misma presión, bajo la misma mirada acusatoria, sigo sin darles resultados reales de lo que esperan de mí ¿Cómo piensas que puedo estar tranquila? Mírame — señalando mi cuerpo maltratado— Soy un desastre, hoy fui un desastre.

Estiró una de sus manos y sujetó mi rostro con fuerza, inclinándose hacia adelante, observándome amenazador.

— Una reina no baja la cabeza ante nadie, nunca, no importan las circunstancias. Si esos ancianos de mierda te dicen algo, si uno sólo te mira mal, me desharé de él, así que no te preocupes.

Soltándome de mala gana.

— Ya decidí cual será mi sentencia — dijo él— Me quedaré esta noche a velar tu sueño. Siempre, no importa a la hora que ocurra, tienes pesadillas luego de cada ataque de pánico y no puedes dormir.

Rodé los ojos.

En ocasiones, odio que me conozca tan bien. Haberme criado con él tiene sus ventajas, pero esta definitivamente es una de las desventajas.

***

Para cuando llegamos a casa, mis padres estaban esperando en la entrada principal, mamá caminaba de un lado hacia el otro antes de percatarse de los autos, se mordía las uñas con insistencia de los nervios.

Bajé del auto intentando no cojear, fingiendo mi mejor sonrisa, no iba a preocuparlos de más, o esa era mi intención al menos.

— Aradia, mierda, Aradia — Mamá me abrazó con fuerza— ¿Cómo mierda...? ¿Por qué no dieron aviso?

Papá se unió a nosotras, suspirando aliviado, besando mi coronilla.

— De un momento a otro, todas las alarmas comenzaron a pitar, los rastreadores se apagaban — explicó— el tuyo parpadeaba, estaba tan asustado...

— Pero si enviábamos a alguien, probaríamos que no eres capaz, no sabíamos que hacer.

Dijo mamá, derramando un par de lagrimas muy sujeta a mi cuello.

— Lamento haberlos preocupado... — devolviendo el gesto a ambos, abrazándolos con fuerza— Eran más sujetos de los que pensamos, las armas estaban a libre disposición, las usaron en nuestra contra.

Expliqué.

— Yo me encargo de tu agenda por el resto del día — dijo mamá— Tú descansa por hoy, estás pálida, mi niña.

Acaricié su espalda, sintiéndome una mierda por haberla preocupado.

— Lo siento... no volverá a suceder.

Dije yo.

— No fue tu culpa, tesoro — dijo papá— Hiciste un estupendo trabajo, ese trabajo era una masacre segura, nadie debió haber vuelto luego de esa misión, y si hay personas vivas, fue gracias a tu rápido actuar — besó mi frente, tranquilizándome— Un Boss debe aceptar que en ocasiones no podemos salvarlos a todos, pero debemos hacer de todo por quienes sí podemos salvar, eso fue lo que hiciste hoy, estoy orgulloso de ti.

Mi labio inferior tembló mientras se me humedecían los ojos, pero no derramé ni una sola lagrima, un Boss no muestra debilidad o dañará su imagen, por tanto, yo no he llorado desde que tengo cuatro años, le tenía miedo a la oscuridad y estaba sola en el bosque, esa fue la última vez que lloré.

— Vamos adentro, necesitarás puntos, cariño — dijo mamá— Deja que te cure eso, tomarás un baño y a descansar, felicidades por una misión exitosa, lo hiciste estupendo.

De reojo vi a Aless abrazar a Rhett y Sabina mientras Santino rezaba un Ave maría, besando la frente de cada uno de sus hijos, ambos tan preocupados como los míos por su destino, Vitto no fue diferente con Dane, llevándoselo dentro de inmediato para tratar su mano, las fracturas eran dolorosas y su hijo no tenía buen color.

— Viene Vincenzo a cenar hoy — dijo mamá luego de ayudarme a tomar un baño, atendiendo ahora mis heridas— Si no te sientes capacitada para bajar y quieres descansar, no pasa nada, quédate en tu cuarto.

— Es temprano aún — dije con agotamiento, luchando con el sueño— Puede que esté despierta para ese entonces.

Vincenzo me enseñó muchas cosas sobre las reglas de la mafia italiana, bueno, nos enseñó muchas reglas en realidad, siempre dándonos lecciones de vida cuando Sabina, Dane, Rhett y yo estábamos reunidos, pero hay una regla que jamás pude quítame de la cabeza, la mencionó justo después de la regla de saltar muros arriesgándonos a que nos dispararan en el trasero:

El Segundo siempre debe quedarse como Segundo, este no puede mirar con otros ojos a la futura Boss o el Boss actual deberá sacrificarlo por falta de ética.

Esto nos lo dijo cuando apenas cumplíamos los catorce.

Dijo que esto ocurría sólo con el Segundo, porque no habría consecuencias para Dane o Sabina si algo sucedía entre nosotros. Vincenzo siempre se la pasaba amenazando al pobre de Rhett cuando éramos niños.

Gracias a sus palabras, Rhett se distanció y comenzó a tomar con seriedad su rol como Segundo, nunca más jugó con nosotros, nunca vimos una sonrisa real en ese rostro otra vez.







~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

BUENAS BUENAS, PECADORAAAS

COMO VA SU SABADO POR LA NOCHEEE

ESTAMOS DE VUELTAAAA, MÁS TARDE DE LO HABITUAL, PERO DE VUELTA JAJAJAJAJAJA

ESTE CAPITULO TUVO BASTANTE ACCIÓN 

ARADIA SALIÓ HERIDA Y AL MISMO TIEMPO NOS DIO CLASES DE ARMAMENTO

YO LE REZO A ESTA MUJER

DEBO DECIR QUE CADA VEZ QUE LE DICE CAPITÁN A RHETT, ME SUCEDEN COSAS, PIDO PERDÓN

RHETT NO DUDÓ EN RECIBIR SU SANCIÓN COMO CORRESPONDE, ÉL SÓLO QUERÍA AYUDAR A ARADIA, AAAH TE AMO RHETT

Y CUANDO COMPRENDIÓ DE INMEDIATO LO QUE SUCEDÍA CON ARADIA Y SUS ATAQUES DE PÁNICO? ES QUE LA CONOCE DEMASIADO BIEN

Y NAT CON CAESAR? ES QUE LOS AMOOOO, ME ENCANTA COMO SE PREOCUPAAAN

Y VINCENZO... NO VOY A DECIR NADA, YO QUIERO SABER QUE PIENSAN USTEDES

NOS LEEMOS EN EL PROXIMO CAPITULO NENAS

BESITOS EN LA COLA



Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top