Capítulo 1

La alarma sonó a las siete de la mañana como cada día, tuve toda la intención de levantarme y apagar el molesto sonido que me parte la cabeza, digamos que no soy de esas favoritas de Dios que despiertan con una sonrisa radiante y con muchas ganas de un nuevo día, no. Yo necesito al menos veinte minutos para analizar que debo despertarme y salir de la cama, si no lo hago de esa manera, ay del idiota que se me cruce durante el día, porque mi mal humor actuará antes que la cordura.

Como dije, tuve toda la intención de moverme, levantar un brazo y apagar la alarma, pero tenía ambas extremidades superiores dormidas ¿Por qué? Por dos molestos bultos que apoyaban sus cabezas en mis brazos, apretándose a mi cuerpo, cubiertos con las mantas hasta la nariz para protegerse del frío clima.

— Ares... Eris... — me quejé viendo a los dos pelinegros— Alguno apagué la maldita alarma ¿Por qué no duermen en sus propias camas?

Eris, la mayor por tres minutos, se removió bajo las mantas, estiró el brazo y apagó la alarma, acurrucándose nuevamente.

— Buenos días para ti también.

Dije rodando los ojos.

Buongiorno...

Dijeron al unísono con voz adormilada.

— Chicos... tengo que prepararme, hoy debo ir a trabajar.

Les dije luego de diez minutos en la misma posición, resignándome, moviendo mis brazos con esfuerzo para apoyar mis manos en las cabelleras oscuras de cada uno, acariciándoles el cabello.

— Ari... hace mucho frío para dormir solos, quédate un ratito más con nosotros.

Dijo Eris, usando ese tonito infantil que sabe que no puedo ignorar.

Ambos, a sus dieciséis años, tienen una educación muy diferente a la mía, de hecho, ellos no se levantan a la misma hora que yo, ellos lo hacen más tarde y ellos sí pueden ir a la escuela... que envidia.

Recuerdo muy bien que cuando mis padres quisieron enviarme a la escuela, fui con Rhett, Sabina y Dane, con quienes compartía casi la misma edad, el primer día, la escuela sufrió un atentado, muchos salones de clase explotaron, murieron niños, profesores y apoderados por igual, estaban buscándome...

Ese fue el primer y ultimo día que asistí a clases, desde entonces, tomo lecciones privadas en casa, dónde es seguro.

— Tengo que levantarme ya o llegaré tarde, ya saben que, si no me levanto en cinco minutos y no me preparo, Rhett vendrá a lanzarme agua fría al rostro, y saca el agua del refrigerador, así que está fría, es invierno y quiero evitar congelarme, mellizos del demonio.

Ares carcajeó, levantando la cabeza por fin.

— Pobre de Rhett que tiene que tolerarte Ari — dijo— Yo me preocuparía más por Sabina, la ultima vez que te hicimos retrasar, entró por el balcón y clavó siete cuchillos en el respaldo de la cama, uno de esos me raspó la mejilla.

Dijo el chico mientras se le desfiguraba el rostro, probablemente recordando la escena.

— Yo a ella le tengo más miedo, tienes razón, hermano.

Dijo Eris, levantando la cabeza, ambos intercambiando miradas asustadas.

— Si no dejan el cuarto en dos minutos — dije— Llamaré a Sabina y la dejaré jugar a la ruleta rusa con ustedes y sus cabezas.

Amenacé.

Ni siquiera tuve que tomar el tiempo cuando ambos saltaron fuera de la cama y arrancaron, dejando la puerta del cuarto abierta, chocando con mamá, quien ya estaba de pie, vistiendo la camiseta de papá, como siempre.

Usualmente no viste ropa cuando está en casa, y terminé imitando eso, recuerdo que de pequeña lloraba si me ponían pijamas completos, yo quería ir por ahí como mamá lo hacía, admiro mucho a esa mujer, quería hacer todo lo que ella hacía para ser al menos la mitad de increíble que ella.

— ¿Siguen metiéndose en tu cama cuando hace frío?

Carcajeó la mujer, entrando al cuarto, tomando asiento a los pies de la cama.

— Aún lo hacen — tomando asiento— Nada como amenazarlos con Sabina para que comiencen a moverse — carcajee— Le tienen miedo.

— ¿Quién no? Su propio padre le tiene miedo, Aless duerme con un ojo abierto y uno cerrado, teme que se vuele la cabeza jugando a la ruleta rusa ella sola, Rhett le esconde las balas cada vez que le encuentra una nueva arma.

Carcajee.

Pobre Rhett, suficiente tiene con mi agenda, teniendo que controlar a la loca de su hermana también, por suerte, Dane se adjudicó ese trabajo, mantener viva a la rubia loca.

— Bueno ¿Qué más se puede esperar de la chica que de bebé robaba cuchillos?

Respondí.

— Bueno, tú no lo hacías nada de mal, te encantaba dormirte mientras mirabas a Tacha — hablando de su arma favorita— Y si te dejaba tocarla, te dormías mejor.

— Si comparara mi infancia y la infancia de otros, estoy segura de que nos mandarían a todos al psiquiátrico.

— ¿Por qué crees que a tu madre le digo psiquiátrica? — dijo papá, asomando la cabeza por el cuarto, cubriéndose los ojos— ¿Estás vestida, exhibicionista?

Preguntó.

Desde el día en que entró sin tocar y me encontró desnuda, secando mi cuerpo al aire libre con ayuda del viento del exterior que nunca más entró sin anunciarse, creo que quedó traumado.

— Estoy vestida papá, buenos días — sonreí— Entra.

Suspiró aliviado y descubrió sus ojos, agachándose para cruzar el marco de la puerta, ingresando al cuarto, besando la coronilla de mamá.

— ¿Y tú dónde estabas, psiquiátrica?

Le dijo con amor.

— Estaba atendiendo unos problemas, tenía la intención de ir a dormir un rato justo ahora.

Le respondió mamá.

— ¿No llegaste a dormir? ¿Por qué no me avisaste que tenías trabajo difícil? Podría haberte acompañado.

Dije yo.

— No, eso sí que no Sweety. Organicé tu agenda para hoy y la siesta hubiese desorganizado todo el itinerario — Dijo Rhett, recargado en el marco de la puerta— buenos días Boss, mi dama — dedicando un asentimiento respetuoso a cada uno— Si me permiten, vine a lanzar a la sucia de su hija a la bañera, los mellizos fueron a delatarla, dijeron que aún no se levanta y si no lo hace rápido, vamos a retrasarnos.

Mamá sonrió coqueta, intercambiando miradas con papá ¿Y ahora de qué se rie la psiquiátrica?

— Bueno Rhett, es toda tuya — dijo mi progenitora, tirando de papá para dejar la cama— Que irresponsable Aradia, nunca lo pensé de ti.

Indignada la miré, jalando las mantas para descubrirme.

— Pero si fue culpa de los mellizos que no me levantara.

Protesté.

— Eso no fue lo que a mí me contaron —Dijo Rhett, entrando al cuarto, jalando mi camiseta hacia abajo— Tapate, se te ven las bragas, sucia.

Mamá carcajeó.

— ¿Te recuerda a algo, Zar? — le dijo mamá a mi padre— ¿Me lo dices a mí también?

Pestañeando repetidas veces, fingiendo inocencia.

Papá negó sonriente, caminando hacia ella, cargándosela al hombro, jalando de la camiseta hacia abajo para que no se le vieran las bragas.

— Pues deja que te lo recuerde, te aseguro que después de esto vas a dormir como un bebé.

Le respondió, caminando en dirección a la puerta.

— Agh que asco — dije yo, lanzándoles una almohada— No quiero imágenes mentales como esas en mi cabeza.

Mamá levantó la cabeza y los brazos, aún colgando del hombro de papá, enseñándome sus dedos medios.

— La que puede, puede, mi amor, disfruta la abstinencia.

Se burló, cerrando la puerta tras ellos.

— ¿Y bien? ¿Vas a levantarte o tengo que llevarte al baño yo?

Preguntó Rhett, alzando una ceja en mi dirección.

— ¿Qué? ¿Vas a darme un baño también?

Respondí, alzando una ceja en su dirección.

— ¿Quieres que te bañe? Porque si ese es el problema, deja que te ponga bajo la regadera fría y tema resuelto.

Acercándose a mí, veliz, cargándome sobre su hombro, girando hacia el espejo de pared completa que tenía en mi cuarto, lo he pillado en más de una ocasión curioseando por ahí.

— ¿Viéndome el culo, Coppola? ¿Te gusta la vista?

De una nalgada me mandó a callar y caminó hacia el baño, depositándome con poca delicadeza en la bañera, dando el agua fría, mojándome.

— ¡Agh! ¡Mierda! — ahogándome con el agua— Rhett está fría ¡Está fría! ¡Ya entendí! ¡Ya entendí!

Carcajeó con esa media sonrisa sínica que se carga, dando el agua caliente, permitiéndome entrar en calor.

— Si te enfermaras, sería una tragedia — dijo él, mojándome el cabello— Ya sabes que tu cuerpo es mi máxima prioridad, puedo hacerte sufrir un poco — entregándome la ducha teléfono con la que mojó mi cabello— Pero sabes que al final siempre voy a preferir cuidarte, aunque me jodas todo el tiempo.

Derramando champú en sus manos, masajeando con ellas mi cabello, lavándolo.

— Mi cuerpo también debe ser limpiado ¿Sabías?

Cerrando los ojos, disfrutando de sus grandes manos masajeando mi casco con delicadeza, esto es lo mejor de retrasarme, las atenciones de Rhett, que se toma muy en serio lo de ser mi Segundo.

— Claro, y después, por haber tocado de más tu cuerpo, no puedes casarte y mis esfuerzos por hacer de ti una Boss formidable se va a la mierda — Golpeando mi frente con su dedo— Lávate tú sola, suficiente hago con lavar tu cabello, ratita pervertida.

Rodé los ojos, apuntando la ducha teléfono hacia mi pecho para que cayera por el resto de mi cuerpo, estar húmeda y semi vestida hace que me dé frío.

— Eres un aburrido.

Sujetó mi rostro con una mano, ejerciendo la suficiente fuerza para que no me pudiera mover, observándome serio.

— Te he dicho un montón de veces, no calientes la comida que no te vas a comer, déjate de juegos Aradia.

— Claro, ahora soy un microondas — carcajee, cabreándolo— ¿Qué? ¿No te gusta divertirte?

Me soltó y se dedicó a enjuagar mi cabello, apretando la quijada cada tanto, ejerciendo más presión de la necesaria en la enjuagada, pero ya que lo había cabreado, decidí dejarlo así, quedándome en silencio hasta que terminó con el acondicionador, inmediatamente después, dejó el cuarto de baño.

— Claro, ahora me seco sola, gracias Rhett.

Cortando el agua de la bañera, saliendo de ahí, desnudándome en el camino para ir a la ducha, lavando mi cuerpo a la velocidad de la luz, regresando al cuarto con una toalla en el cabello y otra alrededor de mi cuerpo, caminando hacia mi tocador.

— Alexa, pone Castle de Halsey.

La música comenzó a sonar en volumen diez, y mientras tarareaba, me encaminé hacia el walking closet, pensando en qué ponerme, tengo treinta minutos para bajar, me saltaré el desayuno.

— ¡Mierda! Rhett, pensé que te habías ido.

Con indiferencia volteó a mirarme, repasando mi cuerpo.

— Sí, microondas te queda estupendo — dijo levantando un par de prendas— Ponte esto, te espero abajo, diez minutos o me voy sin ti, sabes como se pone Sabina cuando alguien se retrasa antes del trabajo.

— Sí, quiero vivir — recibiendo la ropa— Estaré en diez abajo.

Asintió y esta vez sí que dejó el cuarto, cerrando la puerta tras él.

Sonreí por haber logrado mi cometido del día, lograr joder a Rhett antes de las ocho de la mañana, y comencé a vestirme, atando mi cabello en una coleta alta, ignorando que siguiera mojada, ya habrá tiempo otro día para secarlo como corresponde.

Sentándome en el tocador, pinté mis labios de rojo, un delineado sutil y apliqué algo de perfume y desodorante, levantándome para analizar mi vestimenta, un top, unos pantalones de cargo, botas de medio largo para ir cómoda, todo antibalas, también un bonito polo ajustado a conjunto, la ropa era térmica, por lo que el frío no será problema.

Aprovechando los dos minutos que me quedaban, fui a la bodega de armas en mi cuarto, tomé a mi propia Tacha, las municiones, dos pistolas para cada muslo, mis cuchillos favoritos en las caderas y estaba lista.

Sentada en el barandal de la escalera, me deslicé por ella para llegar abajo más rápido, trotando hasta el vestíbulo, encontrándome con Rhett en sus ropas de trabajo ya puestas, también a Dane, listo siempre, y a la loca de Sabina mostrándoles como se hace una voltereta hacia atrás sin utilizar las manos, haciéndolo con mucha facilidad inclusive con sus cuchillos largos en la espalda y otros tantos de estos en la cadera, ella prefiere la pelea cuerpo a cuerpo, pero tonta no es, lleva sus pistolas en los muslos en caso de necesitarlas.

— ¡Ari! Te estaba esperando, te tengo una competencia muy divertida — se me acercó la rubia, tomando mis manos— Es simple, tienes que apoyar la mano en una superficie plana, tomar un cuchillo y clavarlo entre los dedos, pero rápido, la primera que se lo clave en un dedo, pierde ¿Juegas conmigo? Estos maricas no quieren jugar.

Haciendo un mohín.

— Em... claro, juguemos cuando regresemos, ahora vamos un poquito atrasados.

Dije yo para convencerla, no estaba tan loca como para jugar esos juegos con ella.

— ¿Ven? Aradia si es buena amiga — tomando mi mano— Vamos a trabajar mejor, si nos envían a nosotros cuatro es porque es algo importante, así que atentos. Lo haremos como siempre, cada uno toma un punto cardinal, Rhett el Norte, Aradia el Sur, Dane el Oeste, yo el Este.

Su personalidad cambia un poco cuando de trabajo se trata, se vuelve un 5% más seria.

— Ok, hagamos eso, y Aradia, si estás en problemas, llámame, iré corriendo.

Dijo Rhett, observándome.

— Hermano ¿Por qué te llamaría a ti? Eres el más alejado de ella, Dane o yo llegaríamos primero.

Protestó la rubia.

— De todas maneras, me esforzaría en llegar rápido.

Debatió el castaño.

Sonreí negando, tomando a Dane del cuello.

— Vámonos nosotros primero a las camionetas, deja que ellos dos se maten.

— Me quedé dormido así que no tengo interés en cuidarle el culo a Sabina hoy — suspiró siguiéndome— Aún no despierto.

Deslizándose por el asiento del auto, dándome espacio.

— Es lo que digo yo, tiempo para despertar es lo que necesitamos, deberías decirle a Rhett que pase a mirarte, es un gran despertador, pasa puntual a las siete un cuarto de la mañana todos los días, sin falta para comprobar si estoy despierta.

Viendo a Sabina sobre los hombros del castaño, jalándolo del cabello mientras él intentaba quitársela de encima.

— Ari, lo intenté en el pasado, él sólo te despierta a ti, me lo dejó muy en claro, sus obligaciones son contigo, por tanto, no se va a tomar la molestia de comprobar si sigo respirando por la mañana.

Fruncí el ceño, mirando a los hermanos rodando por el piso en la entrada, Santino los separó, jalando a la rubia de su arnés en la espalda, levantándola sin dificultad, gritándoles en alemán, Satino siempre ha sido más estricto que Aless, no los deja pelear.

— Insisto, se toma muy en serio lo de ser mi Segundo.

Dane rodó los ojos.

— Sí, pequeña dama, eso debe ser.

Irónico.

— ¿Qué insinúas?

Mirándolo mal.

— Que llegaremos tarde si esos dos no vienen.

Respondió.

Asentí totalmente de acuerdo, sacando la cabeza del auto.

— ¡Santino! ¡Que tus hijos muevan el culo auto que vamos tarde! ¡Esos hijos de puta van a dejar la fábrica!

Santino levantó la cabeza, soltando a la rubia en el aire, provocando que rebotara un par de veces sobre Rhett.

— ¡Te los mando, Aradia! — gritó— Ponle bozal a Sabina que despertó con rabia y hazle cariñitos al marica de Rhett que lloriquea porque ella lo mordió.

Carcajee, viendo al par de hermanos mirar mal a su padre antes de sacudirse la nieve y comenzar a caminar hacia el auto.

— Oye, saben las reglas, no podemos ir los cuatro en el mismo auto, si alguien lo hace explotar, moriríamos los cuatro.

Protestó Dane, recordándonos la primera regla de los trabajos en conjunto.

— Entonces, yo me voy con Aradia — Dijo Rhett, tirando de mi brazo— Tú llévate a Sabina. Espero te hayas puesto la antirrábica ya, Dane.

La rubia lo miró mal, viéndolo sacarme del auto, luego subió ella.

— Podría haberme ido con Aradia, pero ya que insistes...

Dijo Dane, mirando el lugar donde la mano de Rhett rodeaba mi muñeca.

— Si me voy con Sabina, uno de los dos terminará muerto, no gracias.

Respondió el castaño.

— También podríamos haber dejado que ellas fueran solas en otro auto.

Respondió Dane.

— Podría ser, pero prefiero tenerla dónde mis ojos la vean — jalándome con delicadeza— Nos vemos allá, vayan con cuidado.

Sin la necesidad de abrir la boca, terminé en un auto diferente con Rhett, con Rihanna de fondo y el espejo polarizado que nos separaba del chofer completamente arriba, dejándome a solas con don correcto.

— ¿Jugamos al juego de cuchillos que Sabina propuso?

Pregunté para llenar el silencio.

— No.

Respondió sin más, mirando su móvil.

— ¿Qué estás mirando?

Pregunté, inclinándome hacia él.

— Los candidatos para que te cases, hay quince personas dentro del rango de edad que elegiste, entre veinte y veintisiete, hay un expediente de cada uno con su respectiva fotografía.

Mostrándome la pantalla.

— Mmm... interesante — deslizando el dedo por esta con indiferencia, la verdad, no me interesaba ninguno, los conocía bien— Cuando regresemos ¿Podrías imprimirlos? Acomoda mi agenda para calzar al menos una comida por día con cada uno, así, comenzaré a descartar a los idiotas.

— Claro, lo haré en cuanto regresemos, pero si descartarás a los idiotas, te quedarás sin candidatos, ninguno es digno de ti.

Mirando su móvil otra vez, frunciendo el ceño.

— ¿Y ahora qué?

Bufé.

Conocía esa expresión y significa problemas... para mí.

— Los ancianos darán un baile en la casa De Santis, para que te conozcas mejor con los quince candidatos, el correo dice que intentan ayudar a la próxima dama de la mafia.

Rodé los ojos.

— Yo seré el Boss, la maldita dama será el idiota que usaré para llegar a la corona — golpeando el vidrio del auto con mi mano— Hijos de puta, queriendo entrometerse en mis cosas.

Apretando los puños con fuerza.

— Te vas a lastimar, deja de hacer eso — sujetando mis manos, abriéndolas, observando las medias lunas en las palmas provocadas por mis uñas— Sólo es un mero trámite, te casarás, hazte una inseminación artificial llegado el momento que te exijan un heredero, falta mucho tiempo para eso aún, siguen pidiéndote eso para los treinta, puedes hacerlo, no es tan difícil Aradia, yo te estaré apoyando.

Fruncí aún más el ceño de ser eso posible, sintiéndome pequeña por necesitar apoyo moral cuando esto debería resolverlo yo sola, es casarme y ya, Rhett tiene razón, con la tecnología de hoy en día no es necesario tener sexo con ese sujeto, no les daré ninguna prueba de virginidad en mi boda tampoco, que prueba más humillante.

— No pienso dejarlo pasar por el rito del honor tampoco — respondí cuando logré poner en orden mis pensamientos— Luego de eso, no podré voltear a ver a otro hombre nunca, no quiero eso.

— Vas a encontrar la forma de acomodarlo todo, siempre encuentras la manera, Sweety — besando el dorso de mi mano— Además, si jode mucho, bien podemos pedirle a Sabina que se deshaga de él, es su tarea mantener el camino limpio para ti.

— ¿Y si mato a los quince sujetos? No habría nadie para casarme, es una buena propuesta.

Esperando a que él me dijera lo mismo.

— En ese caso, te harían casarte con Dane — Dijo él— Sabina no podría ser, es mujer y quieren que te cases con un hombre, yo soy tu segundo, por tanto, jamás me casaría contigo, así que es mejor que no mates a los quince babosos, cumple con lo que te piden nada más y solucionamos el resto en el camino.

Rodé los ojos.

— No te estaba pidiendo que te casaras conmigo, no quiero casarme con quien me dice microondas.

Medio sonrió besando mis nudillos uno a uno.

— Sabes que soy el único que te toleraría, Sweety.

Empujé su cabeza, mirando al exterior, habíamos llegado.

— Mejor concéntrate en que no te disparen en el culo, Vincenzo contó una vez que una bala le atravesó una nalga, y definitivamente yo no voy a curar la tuya si eso sucede.

Bajando del auto, esta era mi posición.

— Sí, hablando de nalgas, no te descuides, recuerda que estás poniendo en juego lo que es mío, si te lastimas, habrá severas consecuencias.

Amenazó.

— Sí, sí, como digas, Segundo — rodé los ojos, cargando a Tacha— Cuida tu culo, yo cuido el mío, nos vemos al terminar. Que Satán te acompañe, bastardo.

Lanzándole un beso antes de comenzar a trotar con mi escuadrón.

No puedes equivocarte Aradia, mátalos a todos.

No puedes equivocarte Aradia, sale ilesa del lugar.

No puedes equivocarte Aradia, los ancianos dirán que no estás apta si das un paso en falso.

Seguí repitiendo lo mismo paso tras paso, mientras me acercaba a la fabrica a pie con mi tropa serpenteando por aquí y por allá, apoyando la espalda en la pared junto a la puerta, esperando la señal de mis amigos, indicando que estaban en posición.

No puedes equivocarte Aradia, mátalos a todos.

No puedes equivocarte Aradia, sale ilesa del lugar.

No puedes equivocarte Aradia...



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BUENAS BUENAS MIS PECADORAAAS

TRAJE EL PRIMER CAPITULO POR FIIIN

Y APARECIERON LOS MELLIZOS EN ESTE CAPITULO, UN POCO DE SUS RAZGOS, UN POCO DE SUS PERSONALIDADES

Y TAMBIÉN UN POCO DE LA DIFERENCIA QUE HAY ENTRE ARADIA Y LOS MELLIZOS, COMO EL HECHO DE IR A LA ESCUELA, ELLOS NO ESTÁN EN CONSTANTE PELIGRO

NO LOS QUIEREN BORRAR DEL MAPA PORQUE NO REPRESENTAN UNA AMENAZA

Y TAMBIÉN VIMOS LA RELACIÓN QUE TIENE CON SUS PADRES, CAESAR Y NATASHA SON LO MÁS LIBERALES QUE HAY EN LA VIDA, ME ENCANTA

Y RHETT? YO A RHETT YA LE ESTOY REZANDO Y TODAVÍA NO ENCUENTRO UN ACTOR QUE ME DE LA VIBRA DE RHETT, PERO EN CUANTO LO ENCUENTRE, SE LOS MUESTRO, A MENOS DE QUE USTEDES TENGAN UNA IDEA DE ALGO, LA ACTRIZ DE NATASHA ME LA DIERON USTEDES

SABINA SIGUE TAN LOCA COMO LA RECORDABAMOS

SANTINO APRENDIÓ ALEMÁN Y LE GRITA A SUS HIJOS PARA QUE SE CALMEN, AMÉ COMO LOS EDUCA JAJAJAJAJAJA

RHETT NOS SALIÓ BASTANTE POSESIVO, QUÉ QUIEREN QUE LES DIGA

PERO NO ME MOLESTA, YO QUIERO SER SUYA JAJAJAJAJAJAJA

NOS LEEMOS EN EL SIGUIENTE CAPITULO BESTIEES

BESITOS EN LA COLAAAA

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