Prólogo.
Bakugou paso dos, casi tres años en rehabilitación después de su pelea contra Shigaraki Tomura. El proceso de recuperación de su corazón fue muy lento, por lo que pasó un periodo de tiempo muy aburrido e inactivo. Algunos de sus compañeros tuvieron el mismo destino, como Todoroki, Uraraka, Iida y Midoriya. Mientras que los demás se hicieron héros profesionales de manera inmediata y avanzaron hacia adelante.
Estaba feliz por ellos. Claro que lo estaba. Pero debido a que sus amigos estaban avanzando, no quería ser una carga para ellos. Cada vez que iban a verlo al hospital, los regañaba diciendo que tendrían que estar trabajando o en Yuei dando su último año de preparatoria a manos de Aizawa.
Sero le decía que no tenía que preocuparse tanto, Ashido se quejaba de que solo quería echarlos de su habitación hospitalaria, Kaminari se reía y Kirishima le sonreía, pegado a su lado en la camilla, diciéndole que no fuera tan malo y los aguantará.
Extrañaba aquellos días. De saber que sus amigos empezarían a hacer pasantías en el extranjero y pasaría años sin verlos, hubiera sido más amable. Habría apreciado un poco más todo el tiempo que pasaron con él.
Katsuki no podía quejarse del pasado, solo seguir mirando hacia adelante. Cuando se recuperó, se volvió un héroe activo y ganó fama rápidamente. A sus veintidós años, logro ser el héroe número uno del ranking, un enorme logro para su joven edad, aunque hubiera querido alcanzarlo a los veintiuno para superar a Hawks. Endveador le invitó a unirse a su agencia de un modo formal pero él dijo que prefería quedarse en la agencia de BeastJeannist. Se había vuelto más apegado al héroe, ya que lo estuvo cuidando en su periodo de recuperación y se sentía seguro a su lado. Debido más que nada a que fue el héroe rubio el que estuvo a su lado durante la pelea contra Shigaraki.
De momento no tenía planes de poner su propia agencia. Aunque seguir las órdenes de BeastJeannist era molesto. En especial cuando era una orden de ese tipo.
—No necesito vacaciones —declaró, por segunda vez. O tercera, si es que la conversación que tuvieron en la mañana de ese día contaba.
El héroe de cabello rubio debía estar suspirando detrás de su traje. Pero como el cenizo no podía verlo no le importaba realmente.
—Bakugou, no has tenido un descanso adecuado en dos años —le recordó el mayor.
—Porque pase tres años postrado en una cama de hospital —gruño el de quirk explosivo —No necesito ningún puto descanso.
—Necesitabas ese tiempo en el hospital y no me cambies de tema. Necesitas un descanso —volvió a decirle el mayor en un tono más enfático —Es un periodo corto. Dos semanas. Quince días. Descansa, ve a la playa, ve si podés conseguir pareja...
Katsuki se sonrojo ante lo último. BeastJeannist tenía en claro que su situación romántica era inexistente. Carajo, hasta Minoru había conseguido una novia cuando dejaron Yuei y él ni siquiera había dado su maldito primer beso. No quería que nadie le recordara ese asunto y menos su jefe.
—Haz lo que haría un joven normal en sus veintitantos —terminó por decir el héroe de cabello rubio —Tienes el derecho a divertirte de vez en cuando y sobre todo, de descansar.
El cenizo le mantuvo la mirada por un momento al héroe esperando que lo dejara irse sin hablar más del tema pero cuando vio que se la mantenía de manera firme y que en esta ocasión no tenía la intención de ceder a sus caprichos, soltó un pesado suspiro de rendición.
Sabía que si seguía manteniendo la disputa, en lugar de vacaciones pagadas, BeastJeannist le daría una sanción de dos semanas sin goce de sueldo.
Al menos quería mantener su dinero a salvo.
—De acuerdo, quince días —aceptó el de ojos rojos.
—Eres el único empleado que es tan terco en tomarse vacaciones —soltó una leve risa el héroe — ¿Quieres alguna recomendación? Es verano, por lo que sé de varias playas semi privadas en las que podrías estar tranquilo.
Las playas semi privadas solían ser llamadas así por el nivel de seguridad. Se permitía únicamente el acceso a los héroes y a los ciudadanos que prometieran, bajo contrato, no revelar su ubicación a los medios de comunicación. Eran muy populares entre los héroes que querían pasar un tiempo tranquilo sin preocuparse por los fanáticos y periodistas.
Quizás sería una buena idea aceptar sus recomendaciones. Podría ir a un buen lugar a relajarse y a olvidarse que seguía virgen pasados los veinte.
Cuando Bakugou acepto que BeastJeannist le diera recomendaciones, el héroe le hizo un par y le dijo cuál sería la mejor opción para él. Las Playas Azules, un destino para todos los héroes de su agencia, podía ir a unas cabañas que estaban asociadas a ellos y recibir un trato preferencial, aparte de días de masaje gratis en un centro de spa y clases de surf. A él le pareció una buena opción y el costo de su estadía estaría parcialmente cubierto debido a que era parte de la agencia de BeastJeannist, no era mala opción.
Podría usar su dinero para otras cosas.
Una vez salió de la oficina de su jefe, se tomó el día libre —ya que el rubio no quería que se arrepintiera programó sus vacaciones y su estadía en las cabañas desde el momento en que acepto— para ir hasta su departamento a organizar sus maletas.
— ¿Vacaciones? Por fin, niño, vas a morir de exceso de trabajo a este paso.
El cenizo soltó un pequeño bufido. Estaba en video llamada con Mitsuki, la cual se encontraba en un hotel en medio de una conferencia de su empresa de modas y se le veía muy feliz. Masaru no estaba a la vista, por lo que debería haber salido de compras.
—La semana que viene estaremos devuelta, ¿te parece venir a casa a cenar con tus viejos padres, mocoso? Ha pasado un mes desde que no te veo.
—Sí, bien, no te pongas sentimental bruja —bufó el de ojos rojos —Que apenas me fui de casa pusiste un gimnasio en mi habitación.
—Que no estés en casa no quiere decir que deje de extrañarte. Mí gimnasio es para consolarme.
Katsuki miro hacia la pantalla, notando la sonrisa de pura inocencia de su madre y negó con la cabeza en lo que se reía. Sí, Mitsuki podría haber puesto un gimnasio en su habitación, pero le seguía siempre insistiendo para que fuera a cenar a su casa al menos una vez cada dos semanas. Podría parecer que su relación era mala pero en realidad, a su manera, era una muy buena relación madre-hijo.
— ¿Estarás solo?
—No es como si hubiera tenido tiempo para pensar en ir con alguien —contestó, en lo que metía algunas cosas a su valija y otras las dejaba de lado —E igual no creo que alguno de los extra tuviera tiempo.
En realidad, no le dijo a sus amigos de sus vacaciones. Quería un tiempo a solas y, bien, tal vez buscar a alguien con quién deshacerse de su virginidad en la playa. Solo si llegaba a encontrar a alguien decente, que no fuera a difundir que estuvo con el héroe GroundZero por todas las redes sociales como si se hubiera cogido a una estrella pornografica.
El cenizo todavía recordaba lo mal que la paso Hagakure cuando tuvo una "pareja" —una mierda de hombre al cual le explotó la cara sin arrepentimientos— que empezó a difundir de ella rumores en redes sociales de cuando mantenían relaciones sexuales. La heroína paso diez meses enteros sin querer salir en noticias ni de su casa, incluso cuando Yaoyorazou e Iida hicieron una demanda contra el hombre —cada grupo de la clase A tuvo sus formas de tratar con ese bastardo— por daños psicológicos y por provocar un enorme daño a la imágen de su amiga, no hubo forma de que ella se sintiera mejor. Al menos sus fans fueron siempre incondicionales y le brindaron apoyo.
Bakugou no quería pasar por lo mismo. Bien que le molestaba ser virgen pero no estaba tan desesperado como para meterse con cualquiera y terminar siendo el chisme de todos en redes sociales.
—Te vas a aburrir. O, bueno, puede que consigas algún amorcito de verano.
El cenizo escuchó perfectamente la pequeña risa divertida de Mitsuki y antes de que ella también se metiera en su vida amorosa, le dijo que tenía que cortar la llamada y corto antes de dejarla opinar.
De nuevo en el silencio de su departamento, se puso a revisar sus cosas. Tenía solamente una valija con lo escencial, su ropa, shorts de baño, artículos de aseo, calzado y un par de camperas en caso de que en sus malditas vacaciones el clima no estuviera de humor. Después una mochila con unos libros, auriculares, su computadora por si quería trabajar un poco —hacer el papeleo no era del todo un trabajo importante y de lo que BeastJeannist no se enterará no podría enojarse— desde la cabaña y los correspondientes cargadores.
Tenía todo listo. Para llegar hasta las Playas Azules tenía que tomar un autobús en una central, hacer un viaje de unas seis horas y luego tomar desde la otra central un taxi hasta las cabañas. Un viaje de seis horas y veinte minutos.
Los autobuses salían en tres horarios. En la mañana de once a doce, en la tarde de dos a tres y en la noche de ocho a nueve. Eran las cinco de la tarde, por lo que el cenizo eligió cenar primero en su departamento, hacer un pequeño y rápido aseo, dejó todos los aparatos electrónicos desconectados por si acaso y cerró todas las ventanas. Para cuándo terminó todas sus actividades eran las siete con veinte de la tarde, por lo que salió de su hogar con su valija y su mochila para ir a tomar un taxi.
A las siete y cuarenta le permitieron subir a su autobús. Le tocó el asiento que daba con la ventanilla y podía subir su valija a un comportamiento arriba suyo. Tuvo que subir al autobús con cubrebocas, unos lentes negros y una gorra para evitar ser reconocido, por lo que pasó el viaje de manera incómoda.
Eso le hizo reflexionar de que necesitaba un auto. La próxima vez quizás alquilaría uno. Le gustaba la idea de hacer un recorrido por la carretera sin un destino planeado, también le gustaba pensar que podría hacerlo con alguien. Le parecía que sería más divertido e interesante que hacerlo solo.
Katsuki soltó un bufido ante sus propios cursis pensamientos y se puso mirar por la ventana para distraerse. E intento dormir un poco, unas dos horas, antes de llegar a su destino a las tres con veinte de la mañana.
Con mucho sueño e incómodo como todos los demás pasajeros por el viaje de seis horas, se bajó del autobús y fue hasta la parte de esa central donde, por costumbre, estaban los taxista. Ya que se bajó primero del autobús y se aguantó las ganas de ir al baño a diferencia de los demás pasajeros que fueron al interior de la central de autobuses donde había baños, consiguió primero un viaje en taxi.
Una vez dentro del taxi, se sacó el cubrebocas, la gorra y los lentes. El taxista, un hombre de unos treinta años, lo reconoció por el espejo retrovisor pero no dijo nada y cuando él le indico a dónde tenía que ir, solo manejo en silencio.
A Bakugou le agrado eso. No es que odiara a los fanáticos pero había momentos donde no estaba de humor y ese era uno de ellos. Estaba incómodo después de un largo viaje y eran las tres de la mañana. No quería conversar pero cuando llegaron hasta las cabañas y el taxista le preguntó educadamente si podía darle un autógrafo para su hija, él lo hizo.
El hombre se fue satisfecho. Y él pudo entrar en las cabañas, si no se equivocaba por el sonido, estaba a menos de un kilómetro de la playa, que parecía encontrarse cuesta abajo respecto a las cabañas.
Las cabañas que le recomendó BeastJeannist se llamaban Complejo Vacacional Sol y Luna. Según las indicaciones del héroe, las cabañas estaban distribuidas en un área que era mucho más grande y cercana a lo playa de lo que parecía a simple vista. El complejo contaba con un centro de spa, un estacionamiento, un area de juegos, un área de comidas y, por supuesto, la gerencia.
La gerencia era el primer edificio que había al llegar. Tenía un enorme letrero de bienvenida y estaba abierta todo el tiempo, por lo que el cenizo encontró el lugar con las luces encendidas y a una chica de unos veinte años que le vio con la boca abierta pero después hizo todo el esfuerzo por ser profesional y tomar sus datos para confirmar la reservación hecha bajo el nombre de BeastJeannist.
—Hakamata-san le ha reservado la cabaña número tres, es muy linda, muy cercana a la playa y cuenta con una cocina moderna, tiene una sola habitación pero es de un buen tamaño —le describió la chica — ¿Desea ver otras opciones o se queda con esa?
—Estoy bien con esa —aceptó el de quirk explosivo, la idea de una cabaña más grande le parecía absurdo ya que estaría solo.
—Los servicios de limpieza son a la mañana, generalmente si los huéspedes nos piden que no entremos a la cabaña dejan colgado un pequeño letrero rojo. Si el letrero no está puesto, el servicio de limpieza entrara a la cabaña. Si el letrero está puesto, el servicio dejara las toallas limpias fuera de la puerta principal y volverá en algún otro momento del día —le explicó a detalle la chica —El servicio de limpieza está incluído en el precio de la estadía, por lo que le aconsejo que lo use. Nadie le molestará, se lo prometo, en este complejo nos tomamos muy en serio la privacidad de nuestros huéspedes.
La chica tenía una cara que decía por favor, créame que hizo al cenizo sonreír un poco. El lugar debía ser de confianza si el propio BeastJeannist se lo había recomendado. No lo mandaría a un lugar donde lo pasaría mal y estaría incómodo.
—De acuerdo —dijo y la chica sonrió más.
—La comida también está incluida en el precio de la estadía, por lo que le recomiendo que pase si tiene deseos de hacerlo —aconsejo la chica, en lo que sacaba una llave de la una gaveta y salía de detrás del escritorio que había en la gerencia —Lo llevaré hasta su cabaña, puede decirme si le quedó alguna duda en el camino.
El cenizo asintió y siguió a la chica, pasando el edificio de la gerencia se empezaban a ver las cabañas. Eran de diferentes tamaños, de un piso, dos pisos y hasta tres pisos. Estaban a una distancia considerable unas de las otras, por lo que el complejo parecía cada vez más y más grande, además de que cuando llegaron hasta su cabaña el cenizo se dió cuenta que estaba a menos de cinco metros de la playa. Prácticamente tenía que bajar por unas largas escaleras de madera, a menos de un metro de su puerta, para bajar a la playa y estar delante del océano.
—Es una hermosa vista, ¿no? —sonrió la chica que se había quedado a su lado y él dió un pequeño asentimiento y bostezo luego —Oh, cielos, debería entrar de una vez a dormir. Mañana tendrá tiempo de ir a la playa. Vamos, le abriré la puerta y le dejaré la llave.
Katsuki siguió de nuevo a la chica, subió dos escalones hasta su cabaña y ella le abrió la puerta. Encendió las luces para que pudiera ver un pequeño salón, con un sillón rojo y una mesa de madera, delante de un televisor pequeño. La cocina estaba en la parte de atrás, era una cocina eléctrica y tenía un horno aparte, además de un microondas. Dejo sus cosas sobre el sillón y la chica le pidió que esperara un momento en lo que iba a revisar la habitación y el baño.
Una vez reviso que tuviera el agua caliente funcionando y la habitación estaba adecuadamente preparada, lo invito a pasar.
La habitación era bonita, paredes blancas y con unos puntos azules en las esquinas, una mesa de luz de madera, un armario y una ventana que le daba una hermosa vista a la playa. El baño que era más pequeño se encontraba a la izquierda, con un lavado común y unas pequeñas indicaciones que pedían por favor avisar si no había gas para el agua caliente.
—El complejo lleva mucho tiempo funcionando por lo que algunas cosas no funcionan como antes. Por favor avise si tiene cualquier problema —le hizo una pequeña reverencia la chica —Disfrute de su estadía.
El cenizo dió un asentimiento y la chica se retiró muy feliz, mientras que él se arrojaba a la cama que era de dos plazas. Muy grande para él solo pero muy agradable. Pensó en darse un baño antes de dormir pero le ganó el cansancio, apagó las luces del salón y se metió en la cama.
Rápidamente se quedó dormido.
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A la mañana siguiente, el de ojos rojos se puso su traje de baño, agarro una toalla y salió a la playa.
El sol estaba en lo alto y hacia bastante calor para ser el inicio del día. Dejo la toalla en la arena y se dirigió al mar y se perdió nadando por un largo rato. La sal del mar pegada a su cuerpo y la sensación de paz que le daba estar nadando le hicieron sentir que tal vez BeastJeannist tenía razón y le hacía falta un descanso.
Cuando salió del agua completamente relajado y pensando en qué debería desayunar, se encontró con algo curioso. Estaba seguro de que cuando llegó hasta la playa no había nadie pero ahora, sentado en la arena había alguien con un color de cabello muy distintivo, mirando hacia la nada y con un gesto pensativo.
Era Todoroki Shoto. Porque nadie más podía tener ese maldito color de cabello. A no ser que fuera un fanático obsesionado.
Pero no, a medida que más se acercaba hasta el mitad-mitad bastardo, más sabía qué era él. Es decir, tenía la misma cicatriz y eso nadie lo copiaría sin importar que tan obsesionado estuviera con el héroe Shoto.
¿Lo debería saludar? La última vez que lo vio fue en una especie de fiesta liderada por Ashido que quería que toda la clase A estuviera reunida otra vez pero Kirishima y Kaminari seguían en el extranjero trabajando, Asui y Tokoyami estaban en su luna de miel, Yaoyorazou estaba en cama por su parto, Sato se había ido a Francia por sus vacaciones, Iida no logro llegar porque estaba trabajando a cuatro horas de distancia del lugar de encuentro, Uraraka se sentía mal por su embarazo y Midoriya la estaba cuidando, Shoji tenía una cita con su novia que no veía hace mucho tiempo y Koda celebraba el primer cumpleaños de su hijo.
Y él mismo llegó tarde a la extraña fiesta de reencuentro con más de la mitad de su clase ausente. Vió solamente a Todoroki, en la barra del bar donde estaban, intercambiando un par de palabras con Ojiro y Hagakure. Después se la paso escuchando los reclamos de su amiga por su tardanza y bebiendo con Sero.
Podría saludar al bicolor. Quizás. Es decir, no tenían una mala relación, pero saludarlo de la nada era un poco...raro.
El cenizo soltó un bufido y decidió que si el ambiente era extraño, solo se iría devuelta a su cabaña. Por lo que recogió su toalla del suelo y fue hasta el bicolor que escucho sus pasos pero no le miro hasta que estuvo delante de él y le hizo sombra. Solo entonces los ojos azul y gris del más alto repararon en él que se había parado a su lado.
— ¿Bakugou?
—Hola, mitad-mitad —saludo el cenizo y el bicolor le siguió mirando, parecía no comprender qué hacía ahí — ¿También has venido de vacaciones?
La cara que hizo Shoto al hacerle esa pregunta le provocó un poco de gracia.
—Mí viejo me arrastró a unas vacaciones familiares para presentarnos a mi y a mis hermanos a Hawks como su pareja.
El cenizo alzó una ceja. Endveador estaba con Hawks desde antes de la batalla con Shigaraki. No creía que para su familia hubiera hecho falta una presentación.
— ¿Pensaba que no lo sabían? —cuestiono el de ojos rojos.
—Sí, incluso Hawks se sorprendió cuando lo presentó como su novio —se rió un poco —Ya todos lo habíamos visto en casa paseando con la remera del viejo puesta y chupones en el cuello. No sé porqué mierda mi viejo pensó en presentarlo ahora.
— ¿Así que te has escapado de tu viejo y su novio?
—Hawks le está hablando ahora de lo tonto que es —asintió el bicolor —No pensaba escaparme. Solo viene a ver el mar un rato.
— ¿Y por qué no vas a nadar?
Todoroki le dirigió una pequeña mirada que hizo que el cenizo sintiera un escalofrío pero pensó que solo fue producto de su imaginación cuando lo escuchó bufar.
—No tengo ganas de pararme.
A el cenizo le pareció extraño esa respuesta pero se sentó a un lado del bicolor y aunque no le pidió su compañía, se puso a leer un libro a su lado.
Y como él no dijo nada para que se fuera, no lo hizo.
Estuvieron en un ambiente muy calmado y tranquilo hasta que escucharon unas fuertes pisadas y luego escucharon que alguien se tiraba al mar. Por pura curiosidad, los dos vieron a un chico que parecía estar interesado hacer surf. No lograban ver su rostro, solo podían ver el cabello pelirrojo.
— ¿Sabes surfear, Bakugou? —preguntó de repente el de quirk dual.
—Pensaba aprender —asintió el cenizo viendo hacia el chico en la tabla —No parece algo muy complicado.
El bicolor dió un asentimiento y los dos siguieron viendo al chico. Lo hacía bien, se cayó un par de veces pero se volvía a poner sobre la tabla y lo intentaba de nuevo. De lejos era difícil distinguir su rostro pero no que tenía buen cuerpo.
Pero pronto los dos lo olvidaron y se pusieron a conversar un poco. Aunque el cenizo sentía cierto cosquilleo cada vez que el bicolor lo miraba.
No sabía a qué se debía. Pero estaba seguro de que el bicolor no miraba de esa forma a todas las personas.
Le hacía sentirse extraño por lo que volvió a mirar la playa, dónde estaba el chico pelirrojo y noto que estaba saliendo del mar, con la tabla debajo de uno de los brazos. Pensó que su cabello pelirrojo era similar al de Kirishima.
—Se parece a Kirishima —comento el bicolor justamente a su lado.
Sí, se le parecía pero sería imposible que Kirishima estuviera en Japón cuando seguía en el extranjero con Kaminari. El problema de hacer un contrato con las agencias de héroes estadounidenses era que duraban demasiado tiempo. No podían irse del país sin terminar su contrato.
El cenizo estaba por mirar hacia otro lado cuando el chico pelirrojo se acercó lo suficiente para que hicieran contacto visual y entonces vio esa enorme sonrisa que hace tanto tiempo no veía y los pasos del chico se volvieron veloces. Incluso soltó la tabla del sur que cayó a la arena.
— ¡Bakugou! ¡Todoroki! ¡Tanto tiempo sin verlos! ¡Los extrañe!
Como si se tratara de un enorme perro que ha sido abandonado por sus dueños por demasiado tiempo el pelirrojo se arrojo encima de los dos, haciendo que cayeran a la arena en una mezcla de extremidades y un par de gritos de parte del cenizo.
— ¡Pesas, quítate! —vocifero — ¡Que te muevas...! ¡Ah!
Eijirou se había lanzado a los dos, entre risas y apretones. Acostumbrado a los gritos del cenizo por invasión de su espacio personal los ignoro y siguió abrazando a ambos. Pero en algún punto Shoto se movió porque estaba incómodo y se apoyo en el pecho el cenizo para estabilizarse.
Solo que sin quererlo tiró de uno de esos malditos pezones rosados que estuvo viendo desde que el cenizo se le acercó en la playa y le produjeron una erección que le impedía pararse.
No quiso hacerle eso. Y menos se imagino que le haría soltar un sonido tan provocativo que haría que el pelirrojo dejara de abrazarlos, se sentara derecho en la arena con una sonrisa apenada y el rostro rojo.
Katsuki les vio de forma acusadora ambos.
Sin tener la más remota idea de que los dos chicos tenían una erección por su culpa.
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