Carta Nº3

Los Ángeles, 13 de febrero del 2022

Querido Mike:

Me alegra demasiado saber que estás bien y eres muy feliz, como te dije en las anteriores cartas, mereces todo lo bueno del mundo en tu vida, nada más que eso. Y seguramente te hubieras preguntado por qué esta vez no inicié preguntando, mas sí afirmando cómo estás; pues la respuesta es bastante sencilla, te miré.

Aunque debo aclarar que no me refiero a estar en un mismo lugar, más bien fue a través de muchos videos. ¿Sabrías de qué estoy hablando? Seguramente sí, pues hace tres días que llevas siendo tendencia en casi todas las redes por tu aparición en la Semana de la Moda de París, todo el mundo quedó encantado por tu aparición.

Nunca imaginé que te convertirías en modelo porque siempre decías que odiabas todo lo que tenga que ver con la vida pública; pero tampoco me sorprende tanto, pues sigues siendo la persona más hermosa que haya visto en toda mi vida.

La curiosidad me ganó cuando miré que todo mundo hablaba de ti y te alababa, así que entré en una de las publicaciones y, siendo sincero, quedé impactado al verte en aquella pasarela. A pesar de los años y los cambios de tus facciones a unas más fuertes, te reconocí de inmediato y no podía creer que fueras esa persona, pues te llamaban por tu nombre artístico, razón por la que nunca supe de ti.

Joder, si solo me hubieras visto en ese momento, era un manojo de emociones: mis latidos se aceleraron de emoción, no podía dejar de sonreír y reír como un tonto enamorado. Me sentí tan emocionado y lleno de esperanzas... Sí, luego de todo este tiempo volví a creer que tenía una nueva oportunidad, que podía rectificarme ante ti y, de esta manera, conseguir tu perdón y aprobación para volver a intentarlo.

Pero luego lo entendí, estaba siendo demasiado egoísta e injusto contigo, no puedo regresar a tu vida de la nada con ideas tan ingenuas como volver a estar juntos; claro que no era una opción justo para ti. En realidad, creo que ya entendí por qué te volví a encontrar luego de todo este tiempo... Necesitaba una señal para avanzar, creo que esta es aquella señal.

Por fin estoy seguro de tu felicidad, has logrado grandes cosas y has salido adelante a pesar de todos los obstáculos; eres alguien espectacular y admirable, no tengo el derecho de arruinar tu paz. Justo ahora es el mejor momento para darle un final a lo que una vez fue nuestra bella historia de amor, la cual tristemente tuvo un desenlace trágico.

Así que permíteme continuar.

Tuvieron que transcurrir dos semanas para sentirme mejor, al menos físicamente porque por dentro estaba destrozado. Iba por el pasillo mentalizándome lo que haría cuando te volviera a ver, y solo tomaron unos segundos para que ya estuvieras cerca de mí preguntando cómo estaba y mostrando tu preocupación. Cuando miré tus bellos ojos solo quería lanzarme a tus brazos y abrazarte con fuerza, quería echarme a llorar; pero nada de eso sucedió, a pesar de que mi corazón me prohibía decir lo que estaba a punto de soltar, lo hice, te dije que ya no quería que me vuelvas a hablar y que desaparecieras de mi vista.

Sin embargo, fue mucho más difícil de lo que creí en principio porque tú no te rendías, seguías intentando acercarte a mí y arreglar el problema, mientras que yo solo seguía dañándote. El dolor que te provocaba siempre regresaba a mí multiplicado, incluso estuve a punto de abandonar mi guion y volver a ti, pero mi coraje desapareció cuando una tarde mis amigos y mi padre se burlaron de las personas como nosotros. Sus comentarios hirientes y las brutalidades que decían me acobardaron por completo, además que las miradas de advertencia de aquel hombre extinguieron cualquier rastro de valentía en mí.

Al siguiente día estaba en una relación con la misma rubia de antes, me obligué a usar una careta que reflejara felicidad y demostrar que me gustaba a pesar de que la única persona que ocupaba mi corazón eras tú.

Pero era alguien realmente patético, ni siquiera pasaron dos días cuando la rabia por no ser valiente y los celos por ver que tus labios se unían con los de otra persona me controlaron e hicieron que me acercara a besarte; te besé con necesidad y tú me correspondiste de igual manera.

Me arrepiento de ello.

Si hubiera sabido lo que provocaría aquel acto, hubiera preferido verte feliz de lejos con alguien más, sin importar que eso me destrozara.

Sin embargo, todo empeoró. Mis amigos y mi novia nos descubrieron, preguntaron qué estaba sucediendo e hicieron tanta bulla que muchos nos regresaron a ver. Sus miradas de asco y sus palabras me congelaron, el miedo me invadió una vez más y no me dejo pensar o actuar a pesar de que sus ataques iban dirigidos a ti. Ella te cacheteó, no pude moverme; uno de ellos te lanzó un golpe, tampoco pude moverme aunque quisiera hacerlo; todos comenzaron a insistir y a presionar con que te golpeara, y para mi sorpresa, mi puño golpeó tu mejilla.

¿Lo ves? Soy una completa escoria, lo peor que te haya podido suceder en la vida. Nunca me perdonaré y, mucho menos, olvidaré aquel día. Tu mirada llena de decepción y tristeza siempre la tendré en mi mente, aquella lágrima que descendía por tu mejilla y que yo causé eternamente me dolerá recordar.

Pasé una semana tormentosa cuando entendía que tampoco irías ese día, pero cuando volviste e intenté acercarme y hablar contigo para disculparme, me ignorabas y te alejabas. Por supuesto que tenías todo el derecho de hacerlo, me lo merecía por completo, aunque eso no significaba que no me doliera.

Si hubiera podido ir contigo ese sábado para hablar, ¿todo hubiera cambiado?, ¿hubiéramos vuelto? Nunca sabré esa respuesta porque nunca nos reunimos.

Cuando contestaste mi mensaje, en serio que me emocioné, tanto así que tomé rápidamente la bebida que me ofreció mi padre y le dije que saldría, pero un cansancio y sueño inusual me invadieron y todo se oscureció. No entendía lo que había sucedido, me levanté con una fuerte migraña pero tú ocupabas mis pensamientos, así que intenté contactarme contigo por cualquier método, mas nunca pude hacerlo.

¿Qué sucedió?

Esperaba aclarar todo en clases, pero no apareciste los primeros días hasta que se convirtió en una semana, luego dos, tres y se hizo un mes.

¿Por qué tu madre siempre me decía que habías salido? ¿Por qué nunca te vi regresar a casa a pesar de que te esperaba por horas y horas afuera?

Un mes se convirtió en dos y ya se acerba a tres. Sabía que algo no estaba bien pero nadie me daba ninguna respuesta, al menos hasta que pude convencer a la secretaría del plantel que me dijera.

¿Por qué te retiraste aquel lunes que pensaba arreglarlo todo? ¿Qué te orilló a tomar esa decisión? ¿Acaso me odiabas tanto para hacerlo? ¿Lo que te hice fue la causa para que optaras por terminar antes el año? Me duele pensar que todo es mi culpa.

Nunca hubiera imaginado que así terminaría nuestra historia, nunca hubiera imaginado que terminaría lastimándote de tal forma y, mucho menos, hubiera imaginado que arruinaría a la única persona buena que conocí hasta ese punto de mi vida.

Pero supongo que al final todo salió bien, aunque me duela aceptar que eso significó que no estemos juntos, pero ambos hemos logrado avanzar y crecer. Te convertiste en un gran escritor, lo que tampoco me sorprende porque eras alguien talentoso y asombroso cuando de palabras se trata. Por mi parte, ahora soy un actor algo conocido que solo acepta trabajos específicos, los cuales se basan en aquel gustoso culposo que ambos compartíamos en la juventud.

 ¿Habrás visto alguno de mis proyectos? Me gustaría pensar que sí, pero tampoco me sorprendería si prefirieras hacer como si nunca haya sido parte de tu vida; quizá es lo mejor para ti.

En fin, mis amigos me están apurando para ir a probar los trajes que usaremos mañana en una premier, así que ya no tengo mucho tiempo. Además, esta es la última carta que escribiré.

Fuiste mi primer, y único hasta ahora, gran amor, revolucionaste absolutamente todo en mí e iluminaste mi mundo pintado de gris. Me enseñaste lo que significa sentirse amado y amar a alguien más, a pesar de que terminé fallándote. Siempre te estaré agradecido por cada momento que viví y compartí junto a ti, me convertiste en la persona que hoy en día soy.

Han pasado seis largas primaveras y tu recuerdo sigue latente como si el nosotros hubiera sido ayer, pero ahora me siento contento de saber que estás bien y eres feliz, por lo que llegó el momento de dar vuelta a la página y continuar.

En estas tres cartas que escribí está plasmado aquello que me hubiera gustado decirte la última vez que te vi, pero solo quedará como un anhelo imposible porque nunca las recibirás, pues mereces que tu vida continúe igual de bien que hasta ahora y no me vuelva a interponer.

Mike, quien fue y siempre será mi querido primer gran amor, con mis últimas lágrimas en los ojos te digo que siempre te amaré, sin embargo, justo ahora le pongo el punto final a nuestra historia que pudo ser pero no fue.

Hasta nunca,

Jack

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