12.

Sean bienvenidxs a un capítulo largo, en compensación a los días que no actualicé ✨. 

Dos días después. 

Isabela.

—¡Oigan enamoradas! —escuchamos a Camilo gritar—, ¿seguirán jugando o prefieren seguir besándose? —puso ambas manos en su cadera.

—Quieres grítalo más para que todos te escuchen —bufé separándome de Elsa. Todos jugábamos a las escondidas, corrección, casi todos jugábamos.

—Con gusto puedo hacerlo —amenazó.

—Arreglarte esa nariz con un golpe será un placer —arremetí sonriendo con malicia.

—Quiero vivir, dejémoslo así —alzó sus manos y soltó el aire dándose por vencido—, mejor vayan a otro lugar, aquí desbordan diabetes.

—Con gusto —respondí. Camilo rodó los ojos y se alejó de nuevo a donde el resto estaba jugando—, iremos a mi casa —miré a Elsa.

—¿Ahora soy la gobernada? —cuestionó acercándose a mí para empezar a caminar de regreso a la casa.

—Depende del momento —la miré con una sonrisa de lado.

—Pobre de tu prima —murmuró colocando dos dedos en el puente de su nariz y reí a carcajadas.

(...)

—¿No te asusta tener estatutas de ti misma en tu cuarto? —preguntó Elsa que miraba curiosa las figuras de mi habitación.

—¿Por qué? ¿Debería dar miedo? —me acerqué a ella.

—En lo personal, me incomodaría un poco. No deseo despertarme y lo primero que vea sea alguien igual a mi, aunque no sea real —noté que se estremeció. Reí levemente a su reacción.

—Tendrás que aceptarme así, aunque eso te perturbe —sonreí burlona, Elsa me miró rápidamente.

—Nunca me lo dijeron, de haberlo sabido jamás hubiera aceptado —respondió y la miré molesta frunciendo mi ceño.

—¿Estás de joda, verdad? —el rostro de Elsa se hizo de color rojo indicando que estaba aguantando reírse a carcajadas—, te odio, Elsa Arendelle.

—Hace dos días me decías que me amabas y qué era tu lugar seguro, ¿Tan rápido te retractas? —cuestionó cruzándose de brazos y enarcando una de sus cejas, me miraba divertida—, es divertido hacerte enojar.

—Lo tomas como deporte —bufé y sentí algo frío golpear mi rostro— ¿en serio?, ¿Bolas de nieve?, ¿¡Tienes cinco años, Elsa!?

—Tendrás que aceptarme así, aunque eso te moleste —respondió casi de la misma forma que yo.

—Maravillosa jugada —alcé y bajé mis hombros y en seguida ambas nos empezamos a reír a carcajadas.

—¿Qué prefieres? ¿Una estatua tuya o mía? —me miró de forma pícara.

—¿Por qué dices eso? —respondí sin comprenderle.

—Es un regalo que quiero hacer, sabes que mi viaje está a unas semanas de acabar... —apretó sus labios.

De repente, mis ánimos habían decaído. Pensar que Elsa iba a irse dentro de poco me ponía sentimental, no solo es mi pareja, es mi amiga y es la persona que mejor me ha entendido.

—Creo que será muy notorio si tengo una estatua tuya —rasqué mi nuca.

—Y algo perturbador ahora que lo pienso —bromeó mordiendo su dedo pulgar. Movió sus manos en forma circular y rápidamente una figura de hielo exacta a mí apareció delante de ella—, no me gustó lo seria que saliste y no llevas el collar... —suspiró y volvió a rehacer la figura—, es lo mejor que pude hacer.

—Quedé bien, pero ahora debo inventar una excusa para decirla cuando me pregunten por qué me hiciste una escultura de hielo —miré a detalle la figura.

—Tal vez... —infló sus mejillas buscando una respuesta—, no sé que puedas decirles, pero ¿Por qué no la cubres de flores?, creo que así se vería cómo algo que tú harías.

—Elsa cerebro Arendelle, bien pensado, copito —Elsa abrió los ojos sorprendida y un rubor apareció en sus mejillas—, ¿suena muy normal? Juro que pensé mil formas y no encontré una que de verdad sonará original.

—Suena bien, solo que, bu-bueno... —tartamudeó—, en cierta manera me gustó escucharlo —se encogió de hombros.

—¿Cómo es qué puedes ser tan tierna? —la tomé de sus mejillas mirando directamente a sus ojos, ella se esforzaba por mantener un contacto visual—, eres incluso tan tímida que no puedes ni mirarme a los ojos.

—¡Es un problema!.. Trato de hacer lo mejor —volvió a desviar su mirada.

—Te creo —la miré sonriendo.

Escuchamos algunos toques de mi puerta, rápidamente nos separamos y cubrí la estatua con flores y mi padre entró a la habitación.

—Chicas, la comida está lista —avisó sin entrar del todo a la habitación—, tendremos algunos invitados.

—De ser así, creo que lo mejor sería irme —comentó Elsa y mi padre negó.

—Alma quiere que nos acompañes, no sé que planes tenga, pero será mejor obedecer, no queremos generar algún problema —dijo con cierto temor en la voz—, no tarden en bajar —salió cerrando la puerta.

—Ya escuchaste, petalito, tú abuela va a enojarse si no bajamos —tomó mi mentón y besó rápidamente mis labios—, no queremos problemas —murmuró sin tocar mis labios. Se alejó caminando a la puerta.

—Si haces eso seguido, juro que seré la gobernada de por vida —dije siguiéndola y Elsa sonrió riéndose.

Bajamos al comedor y al entrar mi abuela saludó a Elsa llevándosela a la mesa para presentarle a los invitados. Cuando los vi, supe que sería una comida realmente incómoda.

—Permítame presentarle a unos buenos amigos, los señores García —ellos realizaron una reverencia a Elsa—. Nuestras familias eran muy unidas hace un tiempo, en especial su hijo Arturo con Isabela y Dolores.

—¿Ah sí? —escuché a Elsa—, debieron ser grandes amigos hace mucho tiempo.

—No creo que Isabela te haya hablado de mí, la última vez que nos vimos teníamos catorce años, creo que aún debe acordarse de mí —escuché la voz de Arturo.

—Isabela, ¿Puedes venir? —mi abuela me llamó y fui hacia ellos.

"Estás muerta" pensé mientras iba con ellos. Al llegar, los padres de Arturo y él me saludaron emocionados.

—¡Mírate cómo has crecido! —chilló la madre de Arturo, Marcela—. De verdad hiciste honor a tu don, eres una hermosa flor —sonreí sin saber que responder. Lo único que sentía en este momento, era de mirada de Elsa comiéndome viva.

—Pasemos al comedor, la comida está lista —mi abuela nos llevó a la mesa.

Me senté entre Mirabel y Arturo, Elsa estaba sentada a lado de mi abuela y mi tía Pepa. El inicio de la comida fue relativamente tranquilo, Arturo hablaba emocionado sobre las cosas que vivió fuera del Encanto y algunas veces me preguntaba ciertas cosas a las cuáles respondía cortantes o incluso daba ciertas muertas físicas como tomarme de la mano.

Hubo varias ocasiones en las que tuve que desviar la vista de la mirada de Elsa, y en esas ocasiones encontraba a mis primos y hermanas que me veían aguantando la risa. Ahora era yo la que no podía mantener contacto visual.

—Entonces ¿Isabela no se casó con Mariano? —preguntó Alejandro, el padre de Arturo.

"Mierda", me maldije en mi cabeza.

—No, a pesar de que el matrimonio estaba casi planeado desde hace algunos años, no logró concluirse. Ahora, Mariano está con mi nieta Dolores y creo que es mejor así, los veo felices —respondió mi abuela con una sonrisa.

—Creo que nuestro Arturo será un buen partido para Isabela —me atraganté con mi comida— ¿No es así?

—Considero que es muy pronto para organizar una unión —intervino mi madre.

—Tienes al ganado junto —Mirabel susurró a lado mío.

—No me lo recuerdes —respondí entre dientes.

—Elsa va a matarte, se nota —dijo antes de volver a su comida.

—Podríamos considerarlo, de niños se llevaban muy bien. Recuerdo que alguna vez tuvieron una cita por ahí y regresaron llorando porque varias abejas los picaron —todos en la mesa rieron, incluyendo a Elsa.

Maldición, Elsa en verdad sabe disimular muy bien, tiene una mirada entre seria y amable, pero sé que en el fondo quiere congelarme por completo y dejarme ahí botada.

—Eran inseparables, incluso recuerdo la vez que Isabela tuvo que separar a sus tres pretendientes de la escuela incluyendo a Arturo —continuó mi abuela. Elsa bebió de su copa de vino.

—Creo que ya es complejo de familia tener ese lado coqueto —bromeó mi tía Pepa ganándose de nuevo una risa en la mesa.

—Majestad ¿Usted también ha tenido pretendientes?, disculpe que la pregunta sea demasiado directa —preguntó la madre de Arturo.

—Tal vez por cuenta propia no, pero debido a las cosas reales, sí, han sido varios —respondió con una sonrisa de lado. A su respuesta, tomé aire antes de beber de mi copa.

—¿De verdad?, ¿Con ninguno ha formalizado? —insistió Marcela.

—Con ninguno, por el momento aunque puede que cambie cuando regrese al reino —los adultos de la mesa se mostraron intrigados por su respuesta, yo solo mordí la cara interna de mis mejillas y escuchaba las risas del mis primos y hermanas.

—¿Hablamos de una boda real? —preguntó entusiasmado mi tío Félix.

—Posiblemente, es un pretendiente de un reino no tan lejano al mío. Se comportó muy amable y parece en verdad interesarse más allá de los tratos económicos —respondió en tono alegre.

—Yo quiero ir a esa boda, será interesante —comentó Camilo molestándome—, Isabela podría encargarse de las flores.

—Nos estamos adelantando —dije tratando de ocultar los celos que me ocasionaban las intenciones de Elsa—, ni siquiera nos ha confirmado que vaya a hacerse.

—Eso es verdad, pero la oferta está abierta —apreté mi mano ante el comentario de mi abuela.

—Me encantaría que ella hiciera eso, tal vez luego de confirmarlo envíe una invitación y un barco para que asistan todos—apoyó Elsa.

Maldita.

Los adultos festejaron y el resto de la comida transcurrió de forma normal para los demás y de forma incómoda para mi y seguramente para Elsa. No por nada, ella se la pasaba mordiendo sus labios y frunciendo su ceño en ciertas ocasiones.

(...)

—¡Fue un placer pasar con ustedes! —despidió mi abuela alegre mientras veíamos a los García alejarse.

—Será mejor que me vaya, la pasé excelente como siempre —agradeció Elsa con una sonrisa.

—A nosotros también nos agradó tenerte, Elsa —sonrió mi madre y mi tía.

—Ma ¿Crees que pueda acompañar a dejar a Elsa? —toda la familia me miró confundida—. No creo que sea correcto dejarla ir así, noté que bebió un poco más que nosotros.

—Eso es cierto, el Encanto es un lugar seguro pero no protege contra caídas o choques —bromeó mi Dolores—. Apoyo a Isabela.

—De ser así, váyanse con cuidado —dijo mi abuela sonriente.

Asentí rápidamente y salí con Elsa de la casa.

—Me encuentro perfectamente bien —murmuró sin dirigirme la mirada.

—Eso lo sé, quería hablar contigo —la miré— ¿Puedes por favor mirarme?

—No quiero —respondió.

—Ay por favor, no empieces con una escena de celos —rodeé los ojos.

—Tú hiciste una hace unos días y no te dije nada, acepta mis celos —gruñó.

—Es verdad... Elsa, lo siento y-yo... —ella alzó su mano y dejé de hablar.

—Qué grandiosa fue la comida, donde tuve que presencial literalmente como te organizaban un matrimonio con alguien que apenas volviste a ver —habló con seriedad y cierta molestia— ¿Dónde lo vi antes? ¡Oh sí! Anna, eres igual a ella. No parece que seas mi novia, parece que soy una hermana mayor para ti —Elsa volvió a caminar.

—¡Agh, Elsa! —fui tras ella—, eso fue antes. Arturo lo dijo, cuando se fue teníamos catorce años. Desde ahí no he tenido nada con nadie, hasta Mariano que fue cuando mi abuela quiso juntarnos —expliqué.

—¿Y crees que tu abuela no quisiera juntarlos de nuevo? —preguntó frunciendo su ceño—, vi la cara de tu abuela, está ansiosa porque convivas con ese tal Arturo.

—Claramente no voy a dejarme, pero ¿Crees que estaré tranquila cuando te vayas sabiendo que llegarás a casarte con un principito de por ahí? —cuestioné tomándola de su brazo deteniéndola. Estábamos a unos pasos de la casa donde se hospeda.

—Todo fue mentira, Isabela —se soltó de mi agarré—, no tengo a ningún pretendiente.

—¿Mentiste? —ella asintió— ¿Y por qué hiciste eso?

—¡Estaba celosa! —dijo en tono fuerte sin llegar a gritar—, no fue agradable ver cómo querían juntarte con este tipo. Las sonrisas que te dedicaba, cómo agarraba tu mano e incluso como rodeó por un momento tus hombros con su brazo —empezó a respirar agitadamente.

En esos momentos sentía incluso el enojo e incomodidad que ella tenía.

—¡Elsa, espera! —volví a ir tras ella.

—No quiero sonar como una loca posesiva o alguien con sentimientos de grandeza; pero soy mejor que él y sentí celos porque bien pude ser yo en su lugar —apretó los dientes mientras arrugaba su nariz y después relajó su rostro—, tenía deseos de gritar que tu y yo tenemos algo... Deseaba estar en su lugar, pero obviamente no podemos porque maldita sociedad de mierda...

Era la primera vez que la veía molesta y en verdad daba miedo. Pero entendía que aparte de estar molesta, estaba frustrada y enojada por nuestra situación. No es nada cómodo llevar una relación en secreto, ocultas del resto de las personas que no son capaces de aceptar que nuestro amor es válido.

—Soné como una imbécil —pasó una mano por su cabello y suspiró—, creo que estoy demasiado cansada... Justo ahora me siento mal, perdón... —agachó su cabeza y abrió la puerta de su casa entrando—, normalmente no digo palabras así o me expresó de esa manera... Es solo, que estoy algo cansada de todo...

—No eres la única —musité—, también estoy cansada, me agota tener que llevar todo tras las puertas. Sé que prometimos ser pacientes y esperar a ese día en que pudiéramos hacer todo lo que quisiéramos, pero es claro que después de tanto secreto y discreción estemos así... —me recargué en el marco de la puerta—. Creo que, también nos tiene estresadas tu viaje... —ella asintió levemente.

—Saber que nos dejaremos de ver por un tiempo, nos está abrumando... —hizo una mueca y ambas nos quedamos en silencio—, aunque sabíamos que esto pasaría —asentí dándole razón—, y aún así nos arriesgamos.

—Desde un principio sabía que esto sería doloroso... —musité abrazándome a mi misma y Elsa jugó con sus manos, entre ambas se generó un silencio bastante incómodo.

Elsa.

Realmente esto era un silencio incómodo, había sonado como una idiota hace un momento. Pero en verdad, sentí rabia saber que ese tipo podía hacer sus muestras de afecto con cualquier naturalidad sin ser exactamente pareja de Isabela, mientras que yo solo tenía que ahogarme en mis celos y frustración.

No me cabía en la cabeza como aún había personas con ideas tan cerradas, de no ser así, estaría viviendo un buen romance con Isabela, sin necesidad de ocultarnos.

Me acerqué a Isabela dispuesta a abrazarla cuando sin más, sentí sus labios sobre los míos. Este beso era necesitado, de verdad lo necesitábamos. Nos separamos por un instante, atraje a Isabela al interior de la casa y ella cerró la puerta después de ello.

Pues lo prometido es deuda. Esta parte +18 no aporta algo a la trama, si gustan leerlo adelante, si no quieren leerlo pueden saltarse esto.

Solo ustedes son responsables de leerlo, no quiero quejas >:v Y si me cancelan, me defienden.


—Deberías irte a casa —murmuré cerca de sus labios.

—¿Y si no quiero? —dijo de la misma manera que yo.

—No tomes el papel de una niña rebelde —sentí su mano acariciar mi hombro—, no creo que quieras que te obligue ir a tu casa.

—No serías capaz de obligarme, ¿Qué pasa si quiero quedarme contigo el día de hoy? —preguntó mientras seguía el movimiento de su mano— ¿Tan mala soy dando indirectas?

—Un poco —reí levemente y vi a Isabela relamer sus labios—, aunque esa indirecta si la entendí.

—¿Entonces qué harás, Elsa Arendelle? —dijo con un tono ronco y seductor que hizo mi corazón acelerarse.

—Primero ¿Estás segura de esto? —tragué saliva—, seremos un verdadero fracaso.

—¿Lo dices por ser vírgenes inexpertas? —preguntó sonriente.

—Sí, lo digo por eso —la miré divertida.

—No te preocupes por eso... Supongo que siempre podemos aprender —acarició mi mejilla—, además, nunca hemos sido perfectas.

Moví mis labios con un "está bien" siendo apenas audible y sin perder tiempo, la besé posicionando mis manos en su cadera. Isabela correspondió el beso acariciando mi nuca. La pegué a la puerta de la casa y comencé a repartir besos desde sus labios hasta su cuello, lo único que podía confirmarme si lo que hacía estaba bien eran los jadeos de Isabela.

Ella subió su pierna a mi cadera y la tomé de su muslo apretándolo levemente, tras ese toque fue como apareció un leve gemido.

—¿No crees que debemos detenernos? Olvidamos un detalle que tiene como nombre, Dolores Madrigal —susurré contra su cuello.

—Será su problema si quiere escuchar eso —respondió Isabela en desesperación, tomó rostro haciendo que nos miráramos fijamente—, al diablo Dolores, solo en esto —hizo una leve pausa— ¿Elina y Anders?

—Ellos no duermen aquí conmigo, no te preocupes —le dediqué una sonrisa tierna para tranquilizarla.

Isabela asintió convencida, tomé su mano y la guié a mi habitación. Entre besos, nerviosismo y movimientos torpes empezamos a quitarnos la ropa hasta quedar en ropa interior. Me empujó levemente a la cama, mientras estaba sentada ella subió a mí sentándose en mi regazo.

—Eres bastante hermosa —murmuré observándola. Sus mejillas se sonrojaron y volví a mi trabajo. Besé y lamí su cuello y clavícula, escuchándola gemir y jadear.

Con la yema de mis dedos acaricié sus muslos, vientre y pechos, su respuesta fue mover sus caderas de adelante hacia atrás mientras desataba mi trenza del cabello. Antes de que pudiera hacer algo más, Isabela soltó su sujetador aventándolo al suelo, imité su acción y me abrazó besándome.

Sentía sus pechos rozar con los míos, esa sensación nos hizo gemir a ambas. Isabela empezó a besar mi cuello mientras seguía con ese movimiento de caderas; por mi parte, soltaba leves gemidos y suspiros, mis manos pasaban por todo su cuerpo disfrutando cada parte de su piel.

Sus costillas se llenaron de una leve escarcha cuando ella mordió mi cuello.

—No mentiré, en verdad eso se sintió bien —susurró Isabela con la respiración agitada. Mordió su labio cuando apreté sus caderas—, eso también fue bueno —jadeó.

Sonreí de lado y la recosté en la cama posicionándome encima de ella.

—Me siento orgullosa de conocer más de Isabela Madrigal —comenté acariciando su muslo.

—De ser así, es un placer conocer a su majestad —me sonrió de forma lasciva y volvió a besarme.

Estuvimos un largo tiempo entre besos y caricias cuando tomé descendí mi mano hacia sus bragas, me detuve.

—¿Puedo? —pregunté mirándola. Ella parece que lo meditó por un momento.

—Hazlo —ordenó. Le dediqué una mirada tranquila y saqué sus bragas.

Comencé a acariciar lentamente su parte íntima, Isabela rápidamente cerró los ojos echando su cabeza hacia atrás.

—Si quieres que me detenga, dímelo —ella rápidamente me volteó a ver.

—E-es extraño... Pero e-en verdad me gu-gusta —dijo entre gemidos arqueando levemente su espalda—, continúa...

En todo momento, estaba pendiente de los gestos de Isabela, saber si le gustaba, si le desagradaba o si es que a caso le dolía. Podré ser una virgen sin experiencia, pero siempre procuraré el bienestar de otros, aunque eso tenga que aplicar en estas situaciones.

—Elsa... —susurró y me atrajo a ella. Con cuidado, empecé a explorar otras zonas de su sexo y siseó abrazándome por la espalda—, se siente bi-bien... —chilló cerrando sus ojos y ocultando su rostro en mi cuello.

Sentí su cuerpo tensarse y su abdomen contraerse, alejé mi mano y pude sentir como Isabela intentaba controlar su respiración. Cuando recuperó el aliento, rápidamente nos posicionó dejándome a mi debajo de ella.

No tuve tiempo a decir algo cuando Isabela fue directo a besar mi cuerpo. Admito que la sensación es increíble, ella encontraba puntos que con solo un simple roce me hacían encorvar ligeramente la espalda. En un principio tener que ver nuestros cuerpos completamente desnudos era algo totalmente vergonzoso y a este punto, la vergüenza ya no existía.

Apreté las sábanas cuando Isabela empezó a explorar aquella zona sensible, y de nuevo, la escarcha había aparecido; ahora, en donde sujetaba con fuerza. Escuché una leve risa de Isabela quien seguía enfocada en su actividad. Era claro que la habitación había sido una total orquesta interpretada por nosotras.

Cuando por fin llegué, abracé con fuerza a Isabela. Las dos con la respiración agitada, cansadas y ruborizadas generaba un toque mágico a todo esto.

—Me gustó —comenzó Isabela, trató de regular su respiración—, fue increíble para ser dos vírgenes inexpertas —reí.

—Lo mismo digo, fue demasiado bueno —aclaré mi garganta y la miré—, ¿Preguntarán por ti?

—Posiblemente, pero ya les diré una excusa —me sonrió—, además, no tengo apuración de llegar a casa el día de hoy.

—Tendré que ayudarte a salir del problema —besé su cabeza.

Sonreí mientras la miraba, en verdad quería grabar todo en mi memoria.

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¡Hola! ¿Cómo están?

Lamento si no pude subir capítulos esta semana, fueron unos días realmente agotadores en la universidad.

Y además no sabía como meter el +18 KANZKANA pero bueno, hubo delicioso que es lo que cuenta.

También la historia la tuve que clasificar con contenido adulto 🧍🏻‍♀️ no quise tener problemas con don Wattpad por el +18 y por otras cosas que vienen en otros capítulos.

En fin, gracias por el apoyo que le han dado a la historia, amo leer sus comentarios <3

Sale bye.

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