capítulo 3

Gihun no entendía porqué Saebyeok se había esforzado tanto en el letrero para las actividades de integración -actividades que supuestamente haría que todos los grupos convivieran en paz y armonía-: el evento le parecía ridículo a la chica y de todos modos se esforzaba. Probablemente se respondía a sí mismo en silencio que era por los puntos extras de artes. O quizás la chica solo disfrutaba de colorear. A pesar de que él también había puesto de su parte, sentía no haber ayudado del todo.

Ambos observaban la entrada del gimnasio, donde ahora estaba colgado aquel cartel. Las coloridas letras se veían más alegres que sus semblantes. Un resoplo salió de la nariz de Gihun, apenas estaba a punto de decir algo cuando una voz los asustó a ambos.

—¡Perdedores!— Si no fuera por ese tono tan agudo y jovial que reconocerían en cualquier lado, se hubieran sentido ofendidos. Se dieron la vuelta para ver a una chica bajita corriendo hacia ellos. —¡Mis perdedores favoritos!— Mencionó cuando llegó a su lado y los abrazó por los hombros con dificultad. Su altura era más baja que la de los otros dos, así que hacer aquello no le resultaba sencillo.

—Creo que alguien está emocionada por jugar a los quemados.— Saebyeok sonrió de lado volteando a ver a la otra chica. Mientras, Gihun hacía su mejor esfuerzo por no sonreír ante todo aquello y delatar a su amiga.

—Ush, ni me lo menciones— La bajita rodó los ojos con una mueca en su rostro. —. Lo único que quiero es romperle la cara al idiota de Deokseo con el balón de soccer.

—Jiyeong, eso no es muy amable de tu parte.— Gihun regañó falsamente. No era ningún secreto que todos odiaban a aquel brabucón, ellos más que nadie al catalogarse como sus principales víctimas día a día.

—¿Alguna vez has escuchado algo amable salir de mi boca?— Jiyeong soltó los hombros de los otros y guardó sus manos en los bolsillos de su chaqueta. —No respondas, ambos sabemos la respuesta.

El trío simplemente rió y comenzaron a dirigirse hacia el gimnasio. Solo que a medio camino, el grupo de Deokseo pasó al lado de ellos y un fuerte brazo no tardó en empujar a Gihun para pasar. El castaño no pudo mantener el equilibrio y tambaleó hacia las chicas que pudieron sostenerlo a tiempo antes de caer.

—Ineptos...— Deokseo los miró sobre su hombro y sus amigos comenzaron a reír. Gihun se enderezó con una mirada avergonzada, pero antes de que pudiera disculparse por su caída, la más bajita ya estaba arremangando su chaqueta con ira.

—Le rompo la cara. ¡Le rompo la cara!— Jiyeong sintió su rostro enrojecerse de puro coraje, y Gihun tuvo que levantarla por la cintura para evitar que fuera corriendo hacia aquellos matones.

—No vale la pena, Ji— Saebyeok tomó su brazo después de que Gihun la bajó. —. No seas igual que él.

Los tres entonces entraron al gimnasio tratando de ignorar lo sucedido. Esa iba a ser una larga mañana.

•●•

Sangwoo caminaba en silencio por los pasillos para dirigirse al gimnasio. Así como la mayoría de los estudiantes de su edad, no estaba nada emocionado por el evento de integración. Era tonto, ¿para qué querer que todos los alumnos se llevasen bien si ni siquiera tendrían tiempo de verse durante el resto del periodo escolar? En su cabeza nada de eso tenía sentido.

Tampoco encontraba sentido al sentimiento que se hizo en su pecho cuando, al estar cerca del gimnasio, descifró que efectivamente, Kang Saebyeok había hecho aquel letrero. La precisión con la que las letras se veían trazadas y los colores bien aplicados; definitivamente era obra de la chica. Excepto aquellas caritas felices. Aquellas caras felices solo pudieron haber sido dibujadas por la misma persona que antes solía dibujarlas en sus libros y cuadernos. Aquellas caras felices que solo Gihun dibujaría.

Esos pequeños detalles solían sacarle sonrisas a él, pero así como ya no habían sonrisas en sus cuadernos, tampoco las había en su rostro.

Sin embargo, era muy temprano para ponerse triste. O eso creía Sangwoo. Si iba a jugar, aquello podría perjudicarle, así que sacudió sus pensamientos y entró al gimnasio.

•●•

—Grupo 2A contra el grupo 2B.— Anunció algún profesor por el micrófono, resonando así en todo el lugar.

Gihun suspiró cansado. En su mente sonó como "el grupo de ineptos contra el grupo de matones" y se odió por pensar siquiera en eso. Sabía que estaban acabados y el juego de quemados todavía ni daba inicio. Caminó junto a sus compañeros y pronto estarían frente a los otros estudiantes. No prestó mucha atención a la gente alrededor, solo quería que aquel juego acabara y ya.

Entonces el silbato sonó y se encontró corriendo junto a sus compañeros, tratando de tomar algún balón en la línea del centro y evitar ser golpeado por los mismos balones en caso de ser tomados por sus contrincantes. No pasó mucho hasta que hubieron balones volando por todos lados, y aquello parecía más una escena de una película de ciencia-ficción y no un evento de integración para alumnos. Pero así era la preparatoria, de cualquier modo.

Un balón estuvo a sus pies y lo tomó dudoso. Él realmente no quería jugar. Dió un rápido vistazo a sus compañeros: Saebyeok se veía determinada, Jiyeong corría a gran velocidad y con el coraje saliéndole por los ojos, Minyeo -quien a veces se burlaba de ellos- ni siquiera parecía interesada en jugar pero lo hacía, Ali -el extranjero- era un gran jugador y, a decir verdad, se lo aplaudía. Todos parecían pensar cosas tan diferentes pero al mismo tiempo compartían el mismo objetivo: vencer al grupo 2B.

Entonces sus ojos encontraron a quien fue su mejor amigo; Sangwoo no era el mejor en los deportes -igual que él-, pero cuando se trataba de competencias, ponía todo su esfuerzo por ganar y se superaba a sí mismo. Y él admiraba eso. Gihun flaqueó un poco; la figura de Sangwoo le imponía bastante. Pero tuvo que tragarse sus sentimientos, y se armó de valor porque, aunque no hablaran, seguían en el mismo grupo y equipo, y con eso bastaba para motivarse.

Decidió entonces que, si sus compañeros estaban tan decididos a ganar, entonces él ayudaría. No le tomó mucho tiempo levantar el brazo y lanzar el balón que sostenía lo más fuerte que pudo sin mucha precisión o esperanza. No se dió cuenta de que nadie vió venir su ataque y tomó a varios por sorpresa, él mismo incluido.

El balón que Gihun lanzó fue a dar directo en el rostro de Deokseo.

Sus ojos se abrieron con sorpresa. Por un momento todo se movió en cámara lenta. Sintió un leve empujón en su hombro y volteó a ver a Saebyeok, quien lo veía con una sonrisa de oreja a oreja mientras aguantaba la risa. Jiyeong en cambio comenzó a reír a carcajadas por todo lo sucedido. Algunos otros alumnos vieron con asombro a Gihun. Ese golpe había sido simplemente perfecto.

Fue hasta que un empujón más fuerte lo regresó en sí. Un balón pasó rozando su rostro a una gran velocidad y seguramente con una gran fuerza. Perdió completamente el equilibrio y cayó sentado al suelo, tratando de recuperarse de todo lo que acababa de suceder.

—¿Estás bien?— Escuchó una voz masculina y volteó rápidamente. Ali Abdul le estaba tendiendo una mano. Supo entonces que él lo había empujado antes de haber podido recibir aquel doloroso golpe. Sus ojos brillaron mientras tomaba su mano y se ponía de pie con su ayuda.

—Si, yo... wow— Gihun dejó salir el aire de su estómago, intentando recuperarse de todo lo sucedido. —, me salvaste. Debes ser un ángel.

—Vamos, no digas eso— El chico le sonrió dulcemente. —, soy Ali-

—Si, si, lo sé. Vamos en el mismo salón. Es un placer conocerte al fin.

—El placer es mío.— Y cuando menos se dió cuenta, Ali terminó agradándole a Gihun más de lo que pensó que podría agradarle. Ni siquiera había pensado mal de él, y Gihun se sentía un poco culpable por eso.

—¡Joven Jang, está descalificado! ¡No puede seguir lanzando balones!— Algún profesor regañó al brabucón por el micrófono, distrayéndolos de su conversación, y Gihun solo observó como Deokseo lo veía con coraje mientras salía de la cancha. Tragó duro.

•●•

Lo que nadie imaginaba que podría suceder, sucedió. El grupo 2A había ganado aquella competencia contra el otro grupo. Sin Deokseo estorbando, resultaba mucho más sencillo ganarle a los otros. El 2A tenía mucho que agradecerle a Gihun por haberle dado aquel balonazo en la cara al otro chico y eliminarlo al instante.

Jiyeong daba saltos de felicidad alrededor de su amigo mientras le recordaba escena por escena, segundo por segundo y movimiento por movimiento como el balón rebotaba en el rostro de Deokseo y la expresión adolorida en su rostro que le parecía divertida a la más bajita.

—Vas a tener que calmarte si no quieres que se te caiga la cabeza.— Saebyeok bromeó llegando a su lado. La realidad era que, por dentro, ella estaba igual de feliz por el golpe que el brabucón había recibido. Al menos ellas estaban felices, pero Gihun se sentía nervioso. Sabía que haber hecho aquello -aunque no hubiera sido su intención inicialmente- podría haberle traído problemas.

—¡Lo que ella dijo!— Y el trío volvió a quedarse en silencio al reconocer la voz molesta de Deokseo detrás de ellos. Antes de que pudieran voltear siquiera, un balón golpeó fuertemente la nuca de la bajita y los otros dos estallaron en ira.

—¡Hey!— Gritó Saebyeok molesta. Casi se le tiraba encima al bully con intenciones de golpearlo hasta desfigurarle el rostro de puro coraje, pero Gihun fue rápido y la detuvo antes de que cometiera aquel error. Saebyeok enojada era algo que no cualquiera desearía presenciar, mucho menos si Jiyeong estaba involucrada.

—Veremos si sigues burlándote de mí, pequeña insolente.— Escupió Deokseo.

—¡Deja de joder!— Gritó Jiyeong mientras se sobaba la cabeza. Y aunque tenía muchas ganas de estrangularlo con sus propias manos en ese lugar y en ese momento, se contuvo.

No importaba que tanto maldijeran o gritaran, el bullicio dentro del gimnasio había comenzado a aumentar cuando se había anunciado un receso o tiempo libre para que descansaran de las actividades deportivas previas. Los profesores no se daban cuenta de nada.

Y a pesar de que Gihun ahora estaba al frente, tratando de defender a sus amigas, no podía evitar ponerse nervioso ante la vista de los compañeros de Deokseo aproximándose hacia ellos amenazadoramente. Pero si ahora estaba en esa situación, no se haría para atrás. No cuando sentía que aquello eran las consecuencias de sus actos.

—Me las vas a pagar— Deokseo se dirigió ahora a Gihun. —, no me harás quedar en ridículo de nuevo, Seong.

—No fue... no fue con intensión. Lo juro.— Trató de defenderse, ignorando completamente los insultos que las chicas detrás de él murmuraban. Tenía muchas ganas de insultar a Deokseo también, pero en esa posición le daba miedo. Las cosas no estaban a su favor. Nunca lo estaban.

—¿Quieres saber que si es con intensión?— Preguntó burlonamente. Gihun no quería saberlo.

Fue entonces que los balones comenzaron a volar en dirección a Gihun, golpeándolo inmediatamente. No tuvo tiempo de defenderse, lo único que podía hacer era intentar cubrirse con sus brazos que muy apenas podía levantar.

Los balones dolían, ahora lo había comprobado. Comenzó a quejarse por ello: —¡Para!

Pero nadie se detenía. En cambio, parecía que los chicos buscaban más balones para seguir golpeando a Gihun con ellos.

—¡Ya! ¡Lo siento! ¡Eso duele! ¡Auch! ¡Basta!

Comenzó a sentirse desesperado. Solo había golpeado a Deokseo una vez, ¿por qué seguirían golpeándolo? Podría decirse incluso que estaban a mano. Casi se tiraba al suelo de pura presión en su pecho que no podía tolerar, era casi como un sistema de defensa que tenía su cuerpo: tratar de encogerse lo más que pudiera para que los golpes no fueran tan dolorosos. No era la primera vez que sucedía algo como eso...

Entonces, los golpes cesaron. Gihun levantó la vista rápidamente para averiguar que sucedía. En realidad, la sorpresa que se llevó fue más grande de lo que esperaba.

Sangwoo estaba de pie frente a Deokseo, sosteniendo su muñeca y viéndolo fijamente. La gente alrededor podría jurar que de los ojos de Sangwoo saldrían rayos de lo enojado que se veía. Y si Saebyeok molesta daba miedo, era porque definitivamente no habían visto a un Sangwoo furioso.

—Te dijo que basta.— Fue lo único que el de lentes tuvo que decir para que los chicos se hicieran para atrás y algunos comenzaran a alejarse. Deokseo lo observó como si lo estuviera juzgando y al mismo tiempo evitando hacer una mueca de dolor. Los nudillos de Sangwoo encontrándose casi blancos de la fuerza que hacia en sostener la muñeca del otro.

A como pudo, Deokseo se zafó del agarre del otro. —Ya he visto mucha jotería por hoy.— Dijo entre dientes comenzado a alejarse, no sin antes darle una mirada asesina al trío de chicos que molestaba anteriormente. Si bien, Sangwoo no era más grande o más fuerte que Deokseo, podía intimidar a cualquiera con su pura mirada y con pocas palabras.

Un silencio se hizo presente. Sangwoo acomodó sus lentes cuando vió al brabucón lo suficientemente lejos. Y sin decir ni una sola palabra, se alejó de aquellos chicos, dejando a Gihun con su corazón en su garganta y latiendo con dificultad. Sentía que iba a desmoronarse.

Sangwoo, después de tantos años, hacia algo que estaba directamente relacionado con él. ¿Cómo se suponía que debía reaccionar ante eso?

—¿Entonces no puedo pegarle?— Dijo Jiyeong rompiendo aquel hielo recién formado. En algún momento debió haber tomado un balón y estuvo a punto de lanzárselo a Deokseo antes de que Sangwoo se metiera en su camino.

—Ji, suelta eso.— Dijo Saebyeok, sin dejar de observar a Gihun. Algo no andaba bien. Mentiría si dijera que no se había preocupado. Esa mirada tan rota no era común en el rostro su amigo.

—¡Nunca me dejan hacer nada!

•●•

—¿Vas a estar bien?— Saebyeok preguntó cuando salían de la escuela. Tanto Gihun como Jiyeong la miraron confundidos.

—¿Por qué no lo estaría?— Preguntó Gihun al darse cuenta que la pregunta era para él. Saebyeok miró alrededor y luego se volvió a su amigo.

—Por Cho Sangwoo.— Y al escuchar aquel nombre, el corazón de Gihun dió un vuelco de casi ciento ochenta grados.

—¿Qué? ¿Qué tiene que ver él...?

—No tienes que fingir, Gi. Ya sabes, es solo... no hablan hace mucho. Y tu cara cuando se acercó...— Gihun la observó con el ceño fruncido. La chica tocaba heridas que no estaban cerradas, y era evidente que lo sabía. Por eso le hablaba con aquel tono tan sutil, sin intenciones de seguir hiriendo. —. Eres un libro abierto. Si te duele, ¿por qué no arreglar las cosas?

El chico se quedó en silencio. Jiyeong lo observó levantando las cejas un poco, era cierto lo del libro abierto. Gihun estaba tan confundido sobre lo que estaba sucediendo y no sabía cómo reaccionar.

—Mira, yo...— Intentó explicar, pero no tenía idea de qué quería explicar con certeza. —, no hay nada que arreglar. Y si me disculpan, no quiero ser grosero pero tengo que irme.

Las chicas asintieron y se despidieron de él, notando como se encogía de hombros y se alejaba rápidamente de ahí. Ellas se quedaron de pie. "Nada que arreglar", ¿y por qué pasaron de ser buenos amigos a... desconocidos?

—Entonces...— Jiyeong habló casi en un susurro. —¿a Gihun le gusta Sangwoo?

Saebyeok la miró. En realidad, eso no era lo que quería decir. Pero pensándolo bien... —No lo sé.

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