capítulo 13
La idea de tomar el autobús a casa ni siquiera pasó por su mente. Tenía su examen firmemente sujeto en su mano mientras corría con una gran sonrisa que no estaba presente en él desde hace mucho. Casi parecía que iba brincando de felicidad, sus pies se despegaban del suelo y se movían en un compas bastante musical.
Gihun quería llegar lo más pronto a su hogar para poder decirle a su madre que, por primera vez, pasaba su examen de matemáticas en el primer intento. Y todo gracias a que, a pesar de todo, había recibido ayuda. Una muy buena ayuda.
De un momento a otro se encontró frente a su casa. Sin embargo, rápido notó que algo no andaba bien. No habían muchas luces prendidas y eso era extraño. Comenzaba a anochecer y su madre seguramente estaba en casa, ¿por qué las luces no estarían encendidas del todo? Un pequeño pinchazo de preocupación arremetió contra su corazón y tuvo que aguantar la respiración por los nervios.
Con pasos más cautelosos que antes, se dispuso a entrar y no le tomó mucho tiempo darse cuenta que su padre estaba en casa.
Los escuchó discutiendo.
Guardó rápidamente su examen en su mochila y se adentró hasta el cuarto donde estaban sus padres. Tenía que defender a su madre, lo demás podía esperar.
•●•
¿Cómo le diría a sus padres que había reprobado su examen de matemáticas? Sangwoo estuvo pensando toda la tarde que pasó encerrado en su propia habitación. No podía escondérselos, eventualmente se darían cuenta.
Pero ahora no podía pensarlo siquiera. Estaba sentado frente a ellos mientras cenaban y el silencio de su parte era evidente. Una vez le preguntó su madre si todo estaba bien. Una vez se lo preguntó su padre. No hubo una respuesta correcta para aquellas preguntas. Tampoco era difícil darse cuenta de que algo le sucedía a su hijo.
—Reprobé un examen.— La única oración que pronunció después un largo rato había sorprendido a sus padres. De todas las cosas que pudo decir, aquello no lo vieron venir.
—¿Qué asignatura?— Preguntó su padre con un tono sereno, casi asustando a Sangwoo. ¿Por qué no se enojaba con él?
—Matemáticas.
Un corto silencio se formó. Ninguno de los presentes dijo nada. Sangwoo veía de reojo a sus padres, quienes siguieron comiendo como si no les hubiera dicho que sucedía. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, su madre se le adelanto al notar su mirada de preocupación.
—Es solo un examen, cariño. Siempre has traído buenas notas, así que no tiene nada de malo fallar una vez.
—¿No están enojados?— Sangwoo cuestionó. Sus padres lo voltearon a ver un momento. No había ni un rastro de ira ahí. Y el chico no entendía nada de lo que sucedía alrededor de su vida.
Su madre insistió. —¿Por qué lo estaríamos?
—Bueno, déjame preguntarte— Su padre habló igual de sereno que antes. Tal vez su hijo pensaba que había hecho algo malo, o simplemente era algo más lo que lo hacía verse de esa forma, tan preocupado, agobiado y decepcionado. —, ¿por qué reprobaste?
Ésta vez, Sangwoo no supo que decir. Sus padres no tenían idea de todo lo que pasaba dentro de su mente porque él nunca quiso decir una sola palabra de lo que había hecho. ¿Cómo podría decirle a sus padres que se había enamorado de su único verdadero amigo? ¿Cómo decirles que amaba al chico que siempre estuvo para él en sus peores momentos y que siempre lo veía con una sonrisa? ¿Cómo decirles que había alejado de su vida al chico del que se había enamorado? ¿Cómo contarles de su grandísimo error que le trajo problema tras problema en lugar de alivio?
—¿Sangwoo?— Su padre volvió a preguntar, buscando una respuesta. Su hijo de repente guardaba silencio y parecía ocultar muchas cosas que debieran saber. ¿Habían hecho algo mal? ¿Han sido muy estrictos con él?
—No... no estudié...— Fue lo único que atinó a decir. Sus padres parecían no creerlo -porque él siempre estaba estudiando en sus tiempos libres-, pero era la verdad. Y sabía que con ese único comentario, se iba a desatar una tempestad.
—Pero si tú siempre estudias para estos exámenes, ¿no?— Su madre preguntó. Sangwoo se preparó mentalmente para su siguiente comentario. —¿No estudiabas con Gihun?
—Ya no hablo con Gihun...— Reveló. Y el dolor en su voz había sido más que evidente. Se comenzaba a desmoronar con cada segundo que pasaba y contaba.
Y a decir verdad, ese comentario sorprendió a sus padres muchísimo más que el haber reprobado un examen por primera vez en su vida. Un silencio se formó nuevamente, y Sangwoo solo quería que todo acabara. No quería estar ahí, pero tampoco en ningún otro lado. Su garganta comenzaba a doler y temía ponerse a llorar. No quería que nada de eso sucediera. No frente a sus padres.
—¿Qué sucedió?— El tono que uso su padre fue tranquilizador. No se veían molestos y eso confundía muchísimo más al chico. Él creía que estarían decepcionados por los dos errores que había cometido, pero en realidad parecían preocupados. Y eso solo le rompía más el corazón.
—Dejé de hablarle... antes de iniciar la secundaria— Habló con dificultad cada vez más notoria. —. No estudié con él porque dejé de hablarle, no lo busqué, lo evité y hasta... lo alejé.— No pudo más que susurrar lo último. Sus padres lo veían atentos, dejando de comer un momento.
—¿Qué te llevó a hacer eso?
Tuvo que tomar aire un momento, y sus ojos comenzaron a arder tal como su garganta. Pero después de un rato dejó de importarle. No tenía nada que perder de todos modos. Pensó un momento lo que iba a decir, y mentalmente se preparó para la gran confesión que le haría a sus padres.
—Erróneamente lo alejé porque... desde que tengo uso de razón, siempre había estado a mi lado. No veía un futuro donde no estuviera con él. Y me dió miedo que él... no sintiera lo mismo que yo.
Sus padres se miraron un momento mientras él rápidamente tallaba sus ojos en un intento por quitar las lágrimas que querían descender por su rostro. Tuvo la pequeña esperanza de que no lo hubieran entendido, pero de todos modos preguntarían de nuevo, porque, como era de imaginarse, no era muy típico de Sangwoo dejar que lo vieran llorando.
Su madre lo miró de lado con los ojos más tiernos que una mujer podría tener. Estiró su mano y alcanzó la de su hijo y la tomó. El chico no pudo verla a los ojos.
—Te enamoraste de Gihun.— Concluyó la mujer. Las lágrimas finalmente lograron su camino hasta su barbilla, pero a Sangwoo no pudo importarle menos. Se quiso encoger de hombros, y al final terminó asintiendo lentamente.
—¿Aún estás enamorado de él?— Preguntó su padre. Sangwoo lo volteó a ver, para encontrarse con una mirada parecida a la de su madre. Se sintió tonto por pensar que las cosas se pondrían feas, cuando en realidad solo debía intentar.
—Si, lo estoy.— Y esa afirmación fue para sí mismo de igual forma. Decirlo en voz alta hacia las personas que más le importaban era un gran paso. Y quizás debió haber iniciado por ahí. Quiso golpearse la cabeza contra alguna puerta.
—¿Por qué no lo buscas?
—Lo intenté— Asintió. Para su padre pareció como si se estuviera rindiendo. —. Varias veces.
—¿Y te rechazó?
Guardó silencio unos momentos y se sintió avergonzado de responder. —... No, no...
—¿Entonces?— Su padre levantó una ceja y su madre le dió un pequeño apretón a su mano.
—No... no escuché su respuesta...— Se dió cuenta entonces del error que había cometido. Varias veces. Se sentía demasiado estúpido. Su padre sonrió relajando su rostro.
—Entonces ve a buscarlo.
Sangwoo abrió sus ojos y miró casi asombrado a su padre. Luego a su madre. Y ella también le sonrió.
—¿Ahora?— Preguntó.
—Ahora. Las cosas se hacen aquí y ahora, hijo. Ve a buscarlo y arregla las cosas de una vez. Estarás más tranquilo. Y presiento que será bueno para los dos.
Sangwoo se quedó quieto un momento, pero se decidió a hacer lo que su padre decía. Limpió su rostro. Se puso de pie mientras apretaba sus labios y tomaba uno de sus abrigos. Aquellas palabras de sus padres era lo único que necesitaba para finalmente hacer las cosas bien. Y estaba seguro de que eso haría. Entonces, salió por la puerta.
•●•
El trayecto a casa de Gihun fue silencioso, tal como se lo imaginaba. No habían muchos carros recorriendo las calles y las luminarias iluminaban su camino. Solo era capaz de escuchar sus pasos sobre el mojado suelo, quizás su respiración y quizás los latidos de su corazón.
Estuvo parado afuera del lugar unos minutos cuando se dió cuenta de que no traía su teléfono consigo. Maldijo por dentro. Si tocaba la puerta era obvio que despertaría a alguien.
Y luego se sintió extrañado. Ni siquiera pasaban de las 10 p.m., ¿por qué las luces estarían apagadas como si no hubiera nadie despierto?
Se encogió de hombros y otros minutos pasaron mientras miraba hacia sus lados, como si estuviera tratando de encontrar alguna solución a su problema en aquel lugar. Pero no había nada ni nadie a su alrededor que pudiera ayudarlo. Otra vez maldijo.
Pero no se rendiría, no. Esta vez no huiría del lugar. Esta vez se quedaría donde estaba y enfrentaría de frente a Gihun.
Fue en ese momento que se le ocurrió una idea, pero sabía que debía ser lo suficientemente sigiloso como para no asustar a alguien. Y el alguien que más le importaba era Gihun. Tomó aire, sintió su nariz enfriarse, y lo dejó salir luego de un momento. Después, comenzó a caminar hacia la casa. Sabía que por detrás había un pasillo por el cual podía pasar. Y también sabía de un árbol que daba directo a la ventana de la habitación de Gihun.
Cuando estuvo frente al árbol, suspiró con demasiada profundidad. Parecía bastante cliché lo que haría, pero estaba dispuesto a eso con tal de recuperar a Gihun. Se acercó lo más que pudo y cuando sus manos se toparon con la fría corteza, maldijo una vez más. Será rápido, se dijo, no es como si no lo hubieras hecho por años en el pasado...
Pero ya no tienes 12, se respondió a si mismo, cómo sea.
Comenzó a escalar, y pensó por un momento que si alguien lo viera, no creería lo que estaba haciendo. Bueno, ni el lo creía. Por un momento le dió miedo caer, pero todo pensamiento y discordia se esfumó cuando estuvo frente a la ventana de su hyung. Ni siquiera supo cómo llegó hasta ese lugar. Tragó duro y luego, suavemente, dió golpecitos en el vidrio esperando que nadie más que Gihun lo escuchara.
Pero creyó que falló porque nadie respondió.
Volvió a tocar la ventana un poco más fuerte, y nuevamente no recibió respuesta. Todo sería más fácil si tuvieras tu estúpido celular...
Suspiró casi enojado y, cuando estuvo a punto de volver a golpear, la ventana se abrió.
Y sus ojos se encontraron un momento con los de aquel chico. Gihun estaba ahí, frente a él. Quiso decir tantas cosas en ese instante, pero el chico se le adelanto.
—¿¡Qué demonios crees que haces en ese árbol!?— Gritó en un susurro, consciente de lo tarde que era y cómo no podía elevar tanto la voz. Sangwoo no supo que responder.
—Uh, bueno, yo...
—¡Bájate de ahí!— Regañó Gihun mientras se hacía a un lado. Y por un momento Sangwoo creyó que todo estaba bien, que el daño no estaba hecho. Pero esa no era la realidad.
Un momento después, estuvo dentro de la habitación de Gihun sin entender del todo cómo había llegado hasta ese punto. Vió a su hyung cerrar la ventana y luego prender la lamparita sobre su escritorio. Algo en aquel escritorio captó su atención, pero sus ojos regresaron a ver los de Gihun una vez más. Un escalofrío recorrió su cuerpo.
—¿Qué estás haciendo aquí?
El tono tan frío en la voz de Gihun le hizo parpadear varias veces, casi intimidado de su inusual y extraña mirada.
—No tienes que hablar tan fuerte— Sangwoo susurró. —, no quiero despertar a alguno de tus padres.
Gihun rodó los ojos un momento y Sangwoo se sorprendió muchísimo más. Cada vez se sentía más culpable.
—Omma fue a dormir a casa de mi tía.
—¿Y tu padre?— Preguntó confundido.
Gihun parecía no querer responder, ya que evadía constantemente la mirada del otro. Sangwoo se acercó hasta el escritorio y tomó aquello que había llamado su atención antes: un pedazo de papel higiénico manchado con sangre. Los ojos de Gihun se abrieron y rápidamente le arrebató el papel de la mano, tirándolo en el bote de basura junto a su escritorio.
Si antes se veía molesto, ahora se veía asustado. Y Sangwoo creyó que lo primero era una faceta para encubrir sus verdaderos sentimientos.
—¿Tu padre?— Volvió a preguntar, y se lamentó de no haber prestado suficiente atención al rostro de Gihun antes. Sus ojos estaban rojos, como si hubiese estado llorando. Se veía igual de mal que él.
—Papá no va a volver.— Fue lo único que dijo antes de dirigirse a la cama y sentarse, envolviéndose a si mismo con sus abrazos. Sangwoo se acercó hasta sentarse a su lado sin dejar de verlo, notando que era la primera vez que escuchaba que Gihun se refiriera de esa forma a su padre.
—¿Te golpeó?— Quiso saber, pero Gihun siguió guardando silencio.
—¿Qué estás haciendo aquí?— Evadió la pregunta volteándolo a ver con un coraje que Sangwoo sabía que era fingido.
—Bien, asumiré que te golpeó y te sangró la nariz— La certeza con la que habló sorprendió a Gihun, porque no había algo que Sangwoo no pudiera adivinar hasta este punto. —. Quiero hablar contigo.
—¿Ahora si quieres hablar?
—Tú me dejaste entrar, así que vas a tener que escucharme.
—Uhm...— Gihun refunfuñó y, por primera vez en mucho tiempo, Sangwoo se permitió admitir que era lindo.
—¿Quieres escucharme?
—Depende— Entrecerró los ojos y lo observó retador. —, ¿me vas a dejar responderte? ¿Me vas a escuchar decirte lo mucho que me duele todo lo que me dices y cómo te vas sin escucharme?
—Te lo prometo.
Ambos guardaron silencio un momento, y Gihun tuvo que voltear a otro lado antes de decir lo siguiente entre dientes:
—Eres malísimo para cumplir promesas, Sang-ah.
—Lo sé— Admitió. Gihun sintió su cuerpo tensarse al escuchar aquello, y por un momento no podía creer que todo eso estaba sucediendo. —. Y lo siento, hyung.
—¿Qué quieres decirme?
Sangwoo se quedó callado un momento. Hasta ese punto creía que había ido demasiado lejos, y no tenía alguna idea de qué debería estar haciendo en ese momento. ¿Qué seguía si ya le había dicho a la cara lo que sucedió? ¿Gihun lo habría notado u olvidado? Pensó un momento sus palabras, y luego trató de hablar de la forma más serna posible:
—Creo que te debo una explicación...
—¿Crees?
—Hyung— Gihun solo atinó a gruñir con la garganta, y Sangwoo prosiguió. —, es cierto lo que dices de que no te doy tiempo de decirme lo que sientes. O de preguntar algo. Así que creo que comenzaré por decirte qué fue lo que sucedió, y después podrás decirme todo lo que quieras.
Sangwoo observó expectante a Gihun, pero el chico muy apenas y podía verlo por el rabillo de su ojo.
—Las cosas estaban bien... muy bien... antes de que cursáramos secundaria— Comenzó a contar. —. Hasta ese momento yo siempre te consideré mi mejor amigo y, siendo honesto... entré en pánico cuando me di cuenta de que eras el más importante en mi vida.
Sangwoo guardó silencio un momento, queriendo que Gihun dijera algo que pudiera sacarlo de su bloqueo de palabras. O que por lo menos lo volteara a ver. Y fue ahí cuando su corazón casi se detiene, cuando Gihun efectivamente volteó a verlo. Pero Sangwoo solo se encontró con unos ojos tristes.
—¿Hice algo mal?— Y si era posible, su corazón dolió muchísimo más. Quizás todo ese tiempo que no habían hablado, su hyung había estado pensando lo peor de sí mismo, y pensar que era su culpa... solo quería desaparecer de la faz de la tierra.
—... No, nunca hiciste nada mal— Y estaba seguro de lo que decía. Si hubiera algo malo en su relación, lo hubiera aceptado. Quien había hecho algo mal era otro. Y Sangwoo lo sabía. —. Y lamento que pensaras que así fue.
Gihun bajó su vista un momento y luego tragó duro. Volvió a mirar a los ojos a Sangwoo y con un susurro, preguntó aquello que no le dejaba dormir en las peores noches: —¿Y por qué te fuiste?
—Pensé muchas cosas antes de alejarme. Pensé que podrías odiarme. Pensé que te alejarías. Pensé que tal vez tú podrías sentir lo mismo que yo, y entonces me di cuenta que hay muchas personas mejores que yo. Y quise evitar ese dolor de tu rechazo.
—Y ni siquiera me preguntaste cómo me sentía...
—No pude. No quise. Sentí que no debía.
Silenciosamente, Sangwoo se preguntaba cómo se sentía. Cómo se sentía ser aquel que finalmente no tenía palabras por decir. Y al mismo tiempo, para él era extraño ser aquel que tenía mucho que decir, pero no quería oír demasiado. O en realidad, solo le daban miedo las respuestas. Y eso era la clave de todo desde el inicio: Sangwoo tenía miedo de lo mucho que Gihun podría decirle.
Y de todos modos, ahí estaban.
—Creí que me odiabas.— Gihun sonrió. Y aunque era honesta su sonrisa, escondía en ella mucho dolor.
—No sería capaz de eso.
—Me tomó mucho tiempo... no pensar en eso todos los días. Siempre esperé que volverías a estar frente a la escuela cuando llegaba tarde. O pensé que nos sentaríamos juntos en clase. Y seguí esperando— Con cada palabra que decía, Gihun dejaba de sonreír un poco. —. Saebyeok decía que era una pérdida de tiempo. Y Jiyeong siempre quería lanzarte bolas de papel.
—Ali me advertía mucho de eso.
—Ah, si... Ali— Gihun miró al frente, y Sangwoo se sintió confundido por aquella actitud evasiva. —, me costó mucho más adaptarme a él.
—¿Por?
—Se sentía como si me estuvieras reemplazando. Pero tampoco me sentía tan importante. Era un debate todos los días.
—Jamás podría remplazarte. Aún si quisiera hacerlo, no podría. Y si me dejas decirte, no quiero hacerlo. Nunca quise.
—Si te digo que... estaba celoso... ¿cómo lo tomarías?— Gihun se encogió de hombros y, una vez más, volteó a verlo. Solo que esta vez, se sentía como si le suplicara. Como si buscara una sola respuesta. Como si tuviera miedo de saberla.
—¿Celoso como amigos?— Y con esa pregunta, Sangwoo se odió un poquito más. Todo por el simple tono de urgencia con el que salió su voz. De todos modos, ya no importaba. No cuando una gran oportunidad se le estaba presentando. Y sea cual fuera la respuesta, pensaría en algo que hacer.
Gihun negó lentamente con la cabeza.
Sangwoo sintió ganas de llorar.
Quizás Gihun también quería llorar.
Quizás estaban llorando y no lo sabían.
—Creo que...— Gihun se abrazó a si mismo más fuerte. —... me di cuenta muy tarde de lo que sentía todo este tiempo. No te extrañaba solamente porque eres mi mejor amigo— Aquella palabra resonó fuerte en la mente de Sangwoo. Eres. Presente. No pasado. —, sino... que sentía que te había perdido. Había perdido a mi persona favorita para siempre. Y me partía el corazón imaginarte con alguien más. Puede que suene egoísta, pero no quería que amaras a alguien más.
Sangwoo guardó silencio.
—Creí durante mucho que todo había sido mi culpa. Si me hubiera dado cuenta antes de que te quiero, no hubiera dejado que te fueras. No tanto tiempo.— Con esa última frase, la voz se le quebró. Y Gihun guardó silencio.
—No quiero estar con nadie más— Dijo Sangwoo en medio de todo el sonido del silencio. —. Contigo me siento... feliz— Sonrió. Gihun sintió sus mejillas mojadas y no podía ver con claridad, pero aquella sonrisa no podía pasarle desapercibida. Sangwoo estaba sonriendo. Sangwoo le estaba sonriendo. —. Y eres el único que me hace sentir así. Por eso, lo siento tanto...
—Deja de disculparte.
—¿Qué hago entonces?
—¿Volveremos a ser tú y yo?— ¿Somos demasiado jóvenes para esto?
Sangwoo entonces extendió su mano. Gihun lo notó y, confundido, tomó la mano de Sangwoo con la suya. Sus dedos se entrelazaron cálidamente. Un escalofrío recorrió sus espaldas. De repente no importaba nada más. El dolor desapareció con ese toque. No más pánico, solo los ojos del otro clavados en sus miradas. Pequeñas sonrisas nerviosas en sus labios. Como si de chispas se tratase, la felicidad rebosó en sus corazones y seres. Entonces todo estaba bien.
—Podemos intentarlo. Te conozco y me conoces, pero hay muchas cosas por descubrir el uno del otro. Podemos... intentarlo.
—Podemos intentarlo.— Gihun repitió.
No se necesitaron más palabras. No se necesito algo más. No hacía falta nada. Con aquellas manos entrelazadas, todas las dudas de ambos fueron respondidas. Y aunque no sabían cómo funcionaba su relación, habían muchas cosas que descubrir. Y ninguno de los dos estaba dispuesto a tropezar dos veces con la misma piedra.
•●•
Gihun había dormido bien. Había dormido tan bien y tan contento que por un momento se olvido de que tenía que ir a la escuela al día siguiente.
Corría lo más rápido que podía con intensiones de llegar a tiempo a la escuela, y a juzgar por lo rápido que sus piernas respondían, no le faltaba mucho para lograr su cometido.
Aún si su padre lo había golpeado el día anterior, tenía un nuevo motivo para levantarse los días -además de su madre, claro estaba-, y ese era que Sangwoo y él finalmente habían hecho las paces. Todo estaba bien ahora. Sangwoo le había dicho cómo se sentía. Él pudo decirle cómo se sentía. Ya no habían más secretos.
Entonces llegó al lugar. Su corazón se detuvo un momento cuando observó a Sangwoo sentado en las escaleras.
El chico de lentes lo volteó a ver, y notó una pequeña sonrisa en sus labios.
—Se te hizo tarde— Dijo. Y Gihun quería llorar. —, de nuevo.
En ese instante se sintió como si fuesen aquellos dos niños otra vez. Aquellos dos niños que regresaban juntos de clases y se ponían banditas de colores cuando se raspaban las rodillas y brincaban en los charcos mientras llovía y que jugaban a las escondidas y a las atrapadas. Aquellos dos niños que se amaban por encima de todos los demás. Sangwoo era aquel niño que le había prometido que lo protegería. Gihun era aquel niño que le creyó. Y aún continuaba haciéndolo.
Y se sonrieron mientras entraban a clases.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top