capítulo 12
—¿¡Que Sangwoo te dijo qué!?
Gihun tuvo que taparse los oídos un momento para quitarse un poco lo aturdido que había quedado con los gritos de Jiyeong. Hasta ese punto, no sabía si la chica estaba molesta o estaba emocionada por lo que acaba de escuchar. Es decir, Gihun no sabía que Jiyeong sospechaba de los sentimientos de ambos, pero lo que si sabía era que estaba muy enojada por todo lo que había sucedido hace unos días.
—No te lo voy a repetir...— Se quejó mientras entraban a la cafetería para almorzar. El chico les había contado lo sucedido antes de entrar para no causar un alboroto y que nadie los escuchase, pero ahora que Jiyeong había gritado, no había nada más de qué preocuparse.
Saebyeok lo miró un momento con expresión ambigua cuando se sentaban en una mesa. Muchas dudas surgieron por su mente, ¿qué acaso no era Gihun quien tanto lo quería de vuelta? Ahora que uno de los dos había confesado sus sentimientos, ¿no deberían comenzar a salir? ¿No era eso lo que hacían los jóvenes que pasaban por la preparatoria? Y más importante y sospechoso, ¿por qué Gihun no se veía emocionado en lo absoluto? ¿A él no le gustaba...?
—¿Vas a hacer algo al respecto?— Preguntó después de un rato de que Jiyeong insistiera en saber lo que pasó y Gihun guardando completo silencio.
El chico la miró a los ojos un momento.
—¿Uh?— Sonó confundido, y eso extrañó más a la chica que lo veía atentamente.
—¿Harás algo al respecto?
Parecía que muchas cosas pasaban dentro de la mirada de Gihun, pero terminó por suspirar y morder su labio inferior. Su mirada entristeciéndose casi al instante. —¿Por qué lo haría?
—¿Qué? ¿Vas a decir que a ti no te gusta?— La más baja preguntó de repente.
—No, para nada— Balbuceó un momento, inseguro de sus palabras. Era difícil e incierto decir alguna palabra cuando no entendía si valía la pena decirlo o no, si valía la pena aceptar que tenía sentimientos por el otro o hacer caso omiso y dejar todo atrás -tal como lo hizo Sangwoo- era un verdadero dilema. —. Solo... no, ¿cómo podría? Yo no... no soy... un buen... no soy un buen... yo...
—Gi— Saebyeok interrumpió otra vez. Gihun guardó silencio de inmediato. —, ¿no estás enamorado de él?
Aún cuando estaban dentro de una cafetería con estudiantes que hablaban por aquí y por allá, algunos caminando, otros comiendo y algunos otros simplemente descansando a como podían -debido al bullicio-, los tres chicos permanecían en silencio, mientras Jiyeong y Saebyeok esperaban pacientemente la respuesta de Gihun, él se preocupaba por evadir la situación lo más que pudiera.
Cuando el agobio fue demasiado, simplemente pudo decir: —Decir que estoy enamorado... es algo fuerte para mi.
Y aunque Jiyeong parecía insatisfecha por la respuesta, Saebyeok pareció entender ya que no volvió a decir nada respecto al tema.
—Perdóname por decirlo, pero los hombres me caen mal.— Jiyeong se recargó su brazo viendo directamente a Gihun. El chico la miró e intentó sonreírle, aún cuando no tenía ganas de hacerlo. Saebyeok parecía juzgarla con la mirada.
—Dime algo que no sepamos, Ji.
—Es que...— Levantó ambos manos ahora y se frotó la cara con una exagerada frustración. —... ustedes son muy complicados. Quiero decir, él nunca te dice las cosas completas y tú no eres demasiado valiente para ir a preguntarle que demonios le impide quedarse.
Gihun asintió repetidas veces, estaba de acuerdo en todo lo que Jiyeong decía. Y en realidad, él estaba seguro de que tenía razón, no era simplemente que estuviera de acuerdo.
En dado momento, ambas chicas lo miraban casi expectantes, como si esperaran que hiciera algo o dijera cualquier cosa que pudiera darles respuestas. Pero en una situación como aquella, ¿qué era lo que debían esperar?
Suspiró con pesadez. —No haré nada al respecto.
—¡Pero, Gi!— Jiyeong se enderezó, solo que al ver a Gihun alejándose un poco y, por primera vez, viéndola molesto, le sorprendió en gran medida. Sin embargo, Saebyeok ya lo veía venir.
—¡No, nada! No haré nada y tampoco tengo porqué explicarlo— Exclamó lo suficientemente alto para que las chicas supieran de su coraje, pero no tanto como para que los demás en la cafetería se dieran cuenta. Solo después, su tono cambio a uno más culpable. —. Simplemente no lo haré, no ahora, no cuando tengo que concentrarme para pasar el estúpido examen de matemáticas. Solo... dejemos esto de lado hasta que pasen los exámenes.— Explicó un tanto nervioso, y por dentro temía que su voz se escuchara tan temblorosa así como sus manos que no se quedaban quietas.
Jiyeong estuvo apunto de decir algo, pero finalmente se dió por vencida. Bufó y se recargó en su silla. Los tres chicos se quedaron en completo silencio y ninguno quiso tocar su comida.
•●•
Los días pasaron y la semana de exámenes había llegado.
Estaría de más mencionar que Gihun cumplía con su palabra y había dejado toda la situación con Sangwoo lo más lejos que pudo. Simplemente quería sacar una buena nota, ir con sus padres y hacerlos sentir orgullosos -aunque fuera solo por un momento.
Y quizás su tarea había resultado fácil. El examen estaba frente a él y, aunque se tomaba su tiempo en cada ejercicio, parecía poder resolver los problemas que apenas hace unos meses le resultaban imposibles. Jiyeong le había ayudado más de lo que podría necesitar, y estaría eternamente agradecido con ella por eso -aún si en ocasiones lo abrumaba con sus pesados comentarios.
El sonido del silencio. Era increíble que el silencio pudiera hacer ruido, pero se veía nublado cuando los lápices que pasaban el grafito sobre las hojas resonaban. También los borrados y los estudiantes que daban vuelta a la hoja, rascaban sus cabezas y suspiraban por la presión. Incluso se podía sentir como los números y letras hacían ruido. Y los botones de las calculadoras de igual manera. Pero a pesar de eso, parecía que el ruido guardaba silencio. Y el silencio hacía ruido.
Los alumnos comenzaron a ponerse de pie pasada una hora, mientras algunos otros se quedaban porque todavía no terminaban ni entregaban sus hojas de respuestas. Pasaban a su alrededor, pero Gihun no pudo hacerles caso.
Aún cuando notó que Sangwoo pasaba a entregar su examen con pésimo ánimo, no pudo importarle menos y Gihun siguió con el suyo.
Cuando el tiempo estaba por terminar, Gihun fue el último en ponerse de pie y entregó sus hojas.
Simplemente esperaba lo mejor.
Siempre lo hacía.
•●•
Los días pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Gihun estaba seguro de que cada vez odiaba más las matemáticas, y eso se reflejaba en el cómo sus manos temblaban, sus dedos intentaban sostenerse sobre la mesa, sus piernas tamborileando y sus ojos perdidos en la nada. Esperar algo que tanto tiempo había estado esperando y parecía imposible era tortuoso. Ya tenia experiencia en eso.
Solamente quería saber su resultado para poder llorar en paz.
Jiyeong a su lado parecía querer tranquilizarlo, pero parecía que Gihun ni siquiera la escuchaba. Mucho menos cuando la profesora comenzó a repartir las hojas con sus calificaciones.
Gihun cerró sus ojos con fuerza cuando sus papeles estuvieron frente a él. Mentalmente se preparó para lo que fuera que hubiese ahí, ya fuera bueno o malo. Entonces, poco a poco, segundo a segundo, comenzó a abrir sus ojos.
Y entonces vió su resultado.
Sus ojos comenzaron a cristalizarse y aquello fue notado por sus amigas, que se acercaron a preguntarle que había sucedido sin prestarle atención al papel.
Sin embargo, Gihun no fue capaz de decir algo mientras tomaba la hoja entre sus manos. Y una sonrisa se formó en sus labios.
Aprobado.
Aprobado, aprobado, ¡aprobado! ¡Había pasado su examen de matemáticas con una muy buena nota! Una gran sonrisa se formó en su rostro y levantó sus manos victorioso. Mínimamente notado, ya que todos estaban viendo sus calificaciones entre todos, y había ahora un perfecto desorden en el aula.
—¡Estoy tan feliz que les daría un abrazo!— Dijo finalmente dándoles la cara a Jiyeong y Saebyeok. Ambas chicas le sonrieron, una más que la otra.
—¡Pues yo quiero un abrazo!— Y entonces Jiyeong le saltó encima. Luego de un rato y, a regañadientes, Saebyeok se les unió. Gihun sabía que en el fondo ella también quería aquel abrazo.
Ahora podía llegar con una buena noticia a su casa, y sus padres dejarían de pelear para sentirse orgullosos por un momento de su pequeño logro. Y luego la vida comenzaría a mejorar, las cosas tomarían su orden, su madre dejaría de vender verduras, su padre sería un buen hombre, él adoptaría un gato y- no, Gihun, contrólate.
Contento, salió del salón y se dirigió a la salida junto con sus otros compañeros que estaban satisfechos con sus respuestas y sonrió.
•●•
Pero las cosas no eran pan con miel para algunos otros. Y, aunque ya lo esperaba, aún así se sentía decepcionado de sí mismo.
Sangwoo miró detenidamente su examen en completa seriedad. La palabra escrita resonó en su mente y sus nudillos estaban casi blancos.
Reprobado.
Eso, y la carita triste dibujada al lado no le reconfortaban en lo absoluto. Incluso a la profesora debió parecerle extraño que Sangwoo hubiera reprobado un examen siendo que tenía siempre las mejores notas de la generación.
Tomó su papel con fuerza, arrugándolo a propósito y lo lanzó a mochila. Tomó la misma, se la puso y salió del salón.
Estaba seguro de que tenía muchas cosas que resolver, y el no poder concentrarse por la culpa que sentía era una de ellas. De una buena vez por todas. Ésta vez, dejaría de ser un cobarde.
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