capítulo 10
Su culpa. Gihun pensó y pensó y siguió pensando desde que había llegado a su casa. Y, a pesar de que el cuerpo le dolía, su agonizante corazón no podía hacer nada más que hacerle pensar en las palabras de su... amigo -si es que aún podía llamarle así.
¿De verdad era su culpa?
Agradeció con un suspiro que su madre siguiera en la tienda y que su padre, obviamente, no estuviera en casa. Estaba solo. Y en ese momento creyó que sería lo mejor para él. Llegó al baño dejando su mochila en la entrada y por primera vez vió su rostro después de la pelea.
Jodidas manos, pensó. ¿Por qué nadie le había dicho que tenía sangre seca en su rostro que había salido de su nariz? ¿O de lo alborotado que se veía su cabello? Jodidas manos que te golpearon el rostro.
Abrió la llave del agua y dejó que corriera un poco antes de lavar sus manos y luego procedió a limpiar su rostro ignorando lo mucho que dolía. Ni siquiera le importó cuando sus ojos volvieron a soltar lágrimas ni lo tembloroso que se sentía en general. Con sus manos aún mojadas peinó su cabello y, viendo otra vez su reflejo, volvió a suspirar.
Caminó lentamente hacia su habitación mientras arrastraba su mochila una vez más y se sentó a los pies de su cama. Su mente se perdió en la nada y las lágrimas siguieron corriendo. Y entonces comenzó a pensar otra miserable vez.
Pensó y pensó. Después siguió pensando. Y volvía siempre a los mismo tortuosos pensamientos.
¿Era su culpa que Deokseo lo hubiera golpeado?
¿Era su culpa que Sangwoo se comportara de esa manera?
¿Realmente él había tenido la culpa?
Y entonces comenzó a "encontrar" respuestas que divagaban inconscientemente en sus pensamientos.
Quizás era su culpa después de todo; al final del día, él había golpeado a Deokseo en el rostro aquel día de integración. También había sido él quien se puso frente a Saebyeok y la defendió cuando el bully le quitó su dinero. Y aún recordaba la ocasión en que fue él quien le lanzó una bola de papel a la cabeza porque le había jalado el cabello a Jiyeong. Y todas esas ocasiones en que él se ponía frente a él defendiendo a los demás -aunque no pudiera defenderse a él mismo.
Tal vez por eso era culpable. Tal vez desde el inicio no debió meterse en su camino. Tal vez Sangwoo tenía razón.
Sangwoo...
Probablemente él también tenía razones para odiarlo, ¿no? Vamos, no tenían ninguna similitud. Podría haber visto de aquella manera tan terrible a Deokseo porque ya estaba harto de los líos. Y quizás le había hablado solo para terminar con todo. Tal vez solo por eso regresó.
Entonces ya no había Deokseo y los golpes. Tampoco había Jiyeong o Saebyeok, ni sus padres o algún profesor y sus fastidiosas clases. Las tareas de matemáticas, el autobús escolar o la tienda tampoco eran tema divagante. Solo estaba Sangwoo y aquello era devastador. Y, aunque pensó y pensó, Gihun nunca pudo entender del todo porqué se fue de su lado en primer lugar. Es decir, pudo haberle dicho que algo sucedía y lo pudo haber entendido si tan solo le hubiera dicho algo y no se hubiera alejado sin decir ni una sola palabra.
¿Era porque era muy hablador? ¿Porque se reía de chistes tan sencillos? ¿Porque le resultaba más fácil hacer amigos? ¿Porque no era tan inteligente como lo era el otro? ¿Porque cualquiera podría pasar por encima de él y de todos modos pediría perdón? ¿Porque ya no lo quería? ¿O porque nunca lo quiso?
Ahí Gihun dejó de pensar. ¿Y si nunca me quiso como yo lo quiero?
•●•
Casi eran las 4:00 p.m. y Gihun apenas podía abrir los ojos. Había dormido toda la noche y cuando despertó, era demasiado lejos de ser mediodía. Un bostezo salió de él y estiró su brazo para tomar su teléfono, intentando descubrir exactamente a qué hora había despertado. Se sorprendió más cuando, al encender la pantalla, había algunas notificaciones de mensajes.
Una sonrisa casi aparece en su rostro, pero el sentimiento de tristeza y el dolor en su ser lo hacían difícil de realizar. Hasta ese punto era tedioso y no tenía ganas ni de despertar: él quería seguir durmiendo e ignorar todo lo que sucedía a su alrededor. Lastimosamente, no se lo permitía.
Contestó algunos de Jiyeong, Ali y Saebyeok, leyó algunos de otros compañeros con los que no se llevaba mal y, por un momento, quiso ver un mensaje de Sangwoo allí. Pero no había nada. Y se molestó consigo mismo por decepcionarse.
Por un momento sus ojos se pusieron sobre el estado de Sangwoo que aún aparecía activo. Sin embargo, justo cuando lo observaba, se desconectó. Su corazón se detuvo por un momento y sus nulas esperanzas de que Sangwoo hablara... se fueron por el caño.
Dejó su teléfono al lado de su cama, en su escritorio y, volviéndose a recostar, abrazó su almohada lo más fuerte que sus brazos le permitieron y aguantó sus sollozos lo más que pudo hasta que la suave tela con relleno fue la única que contuvo y amortiguo cualquier sonido que salía de él.
Otra vez estaba llorando y no sabía cómo parar.
•●•
El día siguiente llegó y consigo lo hicieron nuevas preocupaciones. Gihun se hizo muchas preguntas mientras se colocaba su uniforme, ¿debía tomar el autobús o caminar? ¿Debía llegar y saludar como si nada hubiera pasado o tratar de evitar a cualquier persona? ¿Debía contarle a Saebyeok y Jiyeong cómo se sentía o tragarse sus emociones una vez más?
Aquellos dilemas en realidad no pudieron se resueltos y se vió a si mismo actuando en el momento -tal y como su mente le guiara- sabiendo que poco a poco el tiempo se iba acabando.
Incluso sintió miedo cuando tuvo que entrar a la escuela. Aunque no habían muchos estudiantes ahí, si había unos cuantos como para sentir miradas sobre él. Y eso era suficiente para ponerse nervioso.
No supo que se quedó congelado en el pasillo hasta que sintió una mano tomar su brazo y enrollarse en él. Aunque al principio sintió pánico, una enorme tranquilidad lo recorrió al darse cuenta de que Jiyeong era la dueña de aquel brazo sobre el suyo.
Ninguna palabra fue necesaria para saber que debían avanzar. Ni Gihun, ni Jiyeong, ni Saebyeok -que iba al otro costado del chico- mencionaron algo. Era incluso asombroso de presenciar como permanecían en silencio todo el tiempo, pero era comprensible por dos motivos: el primero, porque todo lo sucedido aún estaba fresco en sus mentes, y el segundo, porque estaban a salvo del bully que tanto despreciaban.
•●•
Las clases habían iniciado y, sin que nadie lo notara, sus manos estaban sorprendentemente resbalosas y temblorinas. A Gihun se le dificultaba más que nunca concentrarse y el pensamiento de reprobar el semestre estaba más presente de lo que desearía. En realidad, podría ser una posibilidad hasta ese punto, pero aún debía estudiar para los exámenes que se aproximaban cada vez más, casi respirándole en la nuca.
Ese día tenía más cosas que agradecer, y la más notoria de ellas era que nadie le cuestionó nada sobre lo sucedido en los baños. Sin embargo, eso también lo ponía a recapacitar sobre el mal trabajo de los profesores y directivos en un momento tan crucial de la vida de los adolescentes y alumnos que tenían bajo su tutela.
Quizás se perdió tanto en su nula concentración y agradecimientos mentales que muy apenas notaba que el cielo estaba oscureciéndose en un gris oscuro. Ahora era seguro: iba a llover y él no había traído un paraguas. ¿Se dió cuenta de aquello? La respuesta era obvia: no.
Pero había alguien que si lo había notado.
Sangwoo veía disimuladamente al chico al que le había roto el corazón, tratando de buscar maneras de acercarse y decirle lo que tenía que decirle de una buena vez por todas.
•●•
Sim embargo, Gihun lo había pensado antes. Si, él mismo había decidido en dado momento no pensar en Sangwoo y así evitarse más problemas de los que ya tenía. Por lo menos quería respirar bien un minuto.
Gihun ni siquiera quería voltear a verlo, no después de todo lo que éste le dijo. Y no porque se sintiera ofendido o algo así, sino porque estaba harto y no quería seguir siendo una molestia para su amigo. No quería seguir siendo el culpable de sus problemas. No quería ilusionarse y creer que todo estaría bien cuando sabía que con una mirada era suficiente para destruirlo en pedacitos y armarlo nuevamente.
Gihun pensaba que Sangwoo estaría mejor sin él, como creía que quiso desde el inicio.
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