Capítulo 6: Yo no caí, me lancé.
❝ I said, you can do what you want to with me. Yeah, I won't mind, as long as you stay with me, I'm alright ❞
—Utilizar pantalones cortos en pleno invierno, ¿a quién se le ocurrió esta brillante idea? —gruñí.
—Al profesor de Educación Física, no, de hecho, al equipo directivo —replicó Arley.
—Pues me cago en sus muertos —bufé.
—Mira el lado bueno, vamos a poder ver a los de último año —comentó Nix—. Específicamente, a Niss.
—Pues menos mal, porque si no, voy a renunciar y a recurrir a la violencia.
—Mira, mira, por ahí salen —señaló Arley.
Miré hacia donde se refería y vi a la clase de último año saliendo del edificio con los uniformes de Educación Física.
Exacto, uniformes, porque estábamos en una escuela privada.
Podría quejarme de mil formas de mi escuela, pero no tenía tiempo, no, era momento de admirar a Niss.
Observé a todos hasta que mi mirada encontró su cabello rojo, cosa que no era realmente difícil de hacer.
La suave brisa ondeaba los mechones más sueltos de su pelo, dándole ese aire atrevido que siempre destacaba en él.
Lo odiaba. Odiaba lo guapo que era.
—Deja de babear, Mya —suspiró el rubio—. Después dices que no quieres que nadie se entere de tu crush con Niss, pero eres el primero en mirarlo completamente embobado.
—¡No es mi culpa que sea tan guapo! —gimoteé
Lo vi rodar los ojos mientras soltaba una risilla.
—Pero bien que antes no te atrevías a admitirlo en su cara —dijo Nix.
—Claramente. No voy a confesarle que me gusta, así de la nada.
—Pero sí fingir que lo odias. —Asintió lentamente.
—¿Quieres dejar de sacarle peros a todo lo que digo?
—¿Por qué haría eso cuando es tan divertido verte molesto? —rió.
—¿Qué tiene de gracioso fastidiarme?
—La forma en la reaccionas —contestó una voz proveniente de mi espalda.
Reaccioné dando un pequeño salto debido al susto.
—¿¡Quieres dejar de aparecer de la nada, Niss!? —Me puse una mano en el pecho mientras respiraba agitadamente.
—No, me divierte hacerlo. —Se encogió de hombros.
—Y a mí me divierte arrancarte los pelos y no lo hago —declaré.
—¿Eso es una propuesta? —insinuó.
—Nissiro —siseé.
—No me llames así. —Hizo una mueca.
—¿Por qué? ¿Acaso te molesta? —lo provoqué.
Vale, debía de admitir que estaba teniendo un comportamiento muy infantil, pero era divertido.
—No, pero así me llama mi madre cuando está enfadada y me hace gracia.
Bufé al ver que no conseguía fastidiarlo.
Desde pequeño hasta ahora, jamás había conseguido molestar a Niss, al menos no hasta el punto de hacer que esa maldita y encantadora sonrisa desapareciera de su rostro. De hecho, nunca lo había visto enfadado.
—Algún día conseguiré irritarte —aseguré.
—¿Tú? Lo dudo, pero puedes intentarlo —sonrió provocadoramente.
—Cabrón.
—Si puedo opinar en esta situación, creo que Niss va a conseguir que Mya se arranque los pelos antes de molestarse —manifestó Nix.
—Gracias por el apoyo —resoplé.
—No es que mienta —indicó ella—, tienes poca paciencia, Mya, y siempre eres el primero que se queja de todo.
—Silencio —ordené.
—¿Acaso miento?
La miré mal sin poder responderle, porque vamos a ser sinceros, tenía razón.
—No siempre es queja —me excusé—, a veces es simplemente expresar mi opinión de una manera violenta y no siempre es así, de vez en cuando, lo hago de forma pacífica.
Antes de que me pudiera contestar, los profesores reunieron a los alumnos de ambas clases para comenzar a hablar de su aburrida asignatura, la cual no le importaba a nadie.
—Hoy, junto al profesor de Educación Física de los alumnos de último año, hemos organizado un juego para que compitáis entre vosotros. Obviamente, fomentando las relaciones interpersonales entre vosotros —explicó—. Queremos que hagáis grupos de seis personas, en los cuales haya 3 alumnos de cada curso.
Nada más terminar su explicación, todos comenzaron a moverse rápidamente, en busca de gente con la que unirse. Tenía claro que Nix, Arley y yo íbamos a estar juntos, pero, ¿a quiénes íbamos a escoger de la otra clase?
—¿Y si invitamos a Niss? —sugirió el rubio.
Lo miré con incredulidad.
—Por mí, no hay problema, pero vas a ver mucho decrecimiento de mi rendimiento general, que lo sepas —comenté.
No podía esperar que yo diera lo máximo de mí teniendo a Niss al lado. ¿Por qué me esforzaría en hacerlo bien cuando tenía la posibilidad de verlo a él?
—Como si siempre te esforzaras al máximo. —Nix desvió la mirada.
—Eh, eh, cuidado con lo que dices. —Fruncí el ceño.
—Creo que va a ser difícil que se una a nosotros —anunció el rubio, señalando a la multitud que rodeaba al pelirrojo.
Mi humor empeoró repentinamente.
—Entonces, ¿qué hacemos? —pregunté.
—Obviamente ir a preguntarle —dijo Nix, como si fuera una obviedad—. Escucha, Mya, si se lo pides tú, podemos tener al mejor jugador del equipo de fútbol en nuestro equipo.
—Pero si ni siquiera sabemos qué vamos a hacer —le reproché.
—Por eso es mejor tener a Niss en nuestro equipo. Lo hace todo bien —insistió.
—Eso. Venga, Mya, tú le caes bien —instó Arley.
Hice varias muecas antes de acercarme a toda esa gente mientras mis amigos me daban ánimos.
¿Había dicho alguna vez lo mucho que odiaba las multitudes? ¿No? Pues lo hacían. Me agobiaban de tal manera que había llegado a llorar por sentirme encerrado.
Esperaba que esto mereciera la pena y que Niss aceptara.
Inspiré hondo antes de seguir andando, pero Airy atrapó mi muñeca, impidiendo mi avance.
—¿Qué haces? —cuestionó.
—¿Pedirle a Niss que forme parte de mi grupo?
—Vale, nos unimos —contestó.
—¿Qué?
—So.
Airy comenzó a reírse solo mientras yo lo miraba con repulsión.
—Te crees gracioso, ¿verdad? Cabrón —gruñí—. Te recomiendo cerrar la puerta de tu habitación esta noche.
—Anda, Mya, no seas así, era una broma. —Se abalanzó sobre mí.
—Pues vaya broma de mierda.
—Ugh, cómo se nota que odias esta asignatura. —Pasó un brazo sobre mi hombro.
—Olvídalo, voy a preguntarle a Niss.
—¿Para? Ya estamos en tu grupo.
—¿Estamos? —pregunté.
—Sí, Niss y yo vamos en pack, Mya. Si lo quieres a él, me tienes que aceptar a mí también. —Se cruzó de brazos.
—A ver, eso ya lo sabía, pero, ¿desde cuándo decides tú?
—Desde que no tengo una avalancha de personas tirándoseme encima. —Se encogió de hombros.
—Pues supongo que ya vendrá cuando te vea en nuestro equipo.
—Sí, pero le avisaré —replicó.
—¿Cómo...?
—¡Niss, ya tenemos grupo! —chilló, llamando la atención de todo el mundo.
Lo miré, escéptico.
A veces, no podía comprender cómo podía hacer esas cosas sin sentir vergüenza. Sin embargo, tampoco me sentía especialmente sorprendido porque creo que estaba acostumbrado a sus actitudes, digo, era mi hermano, literalmente convivía con él todos los días.
Vi al mencionado disculparse con todo el mundo mientras se rascaba la nuca y escapaba lentamente hacia nuestra dirección.
—Por fin —suspiró este—. ¿Con quién estamos?
Mi hermano me señaló con una sonrisa mientras yo intentaba ocultar mi rostro, avergonzado.
—Si os queréis poner con alguien más, no tengo problema —balbuceé torpemente.
Sus ojos destellaron durante unos instantes y esbozó una sonrisa.
—No, está bien, no esperaba que fueras tú quien nos ofreciese unirnos a tu grupo —comentó Niss.
—¿Cómo no iba a querer a mi increíble hermano en mi equipo? —mentí, abrazando al susodicho—. Tú venías de regalo.
—Auch —rió—, al menos espero ser un buen regalo.
Bueno no, increíble, maravilloso. Maldita sea. Por razones como estas, agradecía que fuera el mejor amigo de mi hermano, aunque usualmente me quejara.
—Entonces, hazlo bien en lo que sea que nos manden —susurré, agachando la cabeza.
Qué guapo era.
Los guie hasta donde estaban mis mejores amigos, quienes, al ver a mis acompañantes, saltaron de alegría.
—Sabíamos que lo conseguirías, Mya. —Arley palmeó mi hombro izquierdo.
—No tenías ni una pizca de esperanza en mí, imbécil, estoy seguro.
—¿Perdona? —Me miró, ofendido por lo que había dicho—. Piensas muy mal de mí, Mya.
—Y te quejarás. —Alcé una ceja.
—¿Siempre se llevan así? —le preguntó Niss a la pelinegra. Esta asintió.
—Oye, nos falta uno, ¿no? —Esta vez fue Airy quien habló—. Deberíamos invitar a alguien.
—A quien queráis, que es vuestra clase —solté yo.
—Quizá Ivy quiera unirse —informó Niss.
—Sí, ella es buena opción, se le dan bien los deportes —agregó Airy.
—¿Y a qué esperáis para traerla? —Nix alzó una ceja.
—Que vaya Niss, seguro que acepta. —Airy sonrió burlonamente mientras le daba pequeños empujones a su mejor amigo.
—Déjalo ya, Airy —bufó el otro—. Olvídalo, ya voy a preguntarle.
—¿De qué hablabais? —Entrelacé mis manos y balanceé mi cabeza.
—A Ivy le gusta Niss, pero a Niss le gusta M... No le gusta nadie, digo —reveló, tosiendo falsamente en la última parte.
—Ahm. —Asentí con lentitud.
Si hubiera sabido que Ivy gustaba de Niss, igual me habría pensado eso de invitarla, porque teníamos que ser sinceros, sabía que ella tenía mil veces más posibilidades de estar con Niss que yo. Era verdad que no la conocía, pero sí conocía a Niss... y también a mi madre.
No había jodida forma en la que yo pudiera estar con él.
Así que iba a quedarme así por mucho más tiempo, solo fantaseando con él mientras en mi mente lo alababa cada vez que lo veía.
Me voy a convertir en un simp si sigo así, maldita sea.
Sabía que la expresión en mi rostro había cambiado por completo cuando ella apareció. Era hermosa y joder, sabía quién era, claro que sí.
Desconocía su nombre porque yo era muy torpe en cuanto a aprender nombres se trataba, pero siempre la veía en los pasillos junto a mi hermano y su mejor amigo. Era una chica popular por haber ganado varios certámenes de matemáticas y ser especialmente agradable y amable con el resto del mundo, aparte de que era una belleza.
Sí, competir contra ella no era muy viable.
Y obviamente que tenía claro que no tenía que compararme o competir con ella, pero siendo sinceros, todos lo hacemos alguna vez inconscientemente.
Mientras que Airy se acercó a ella para saludarla y presentarnos, yo me acerqué a mis mejores amigos.
—Es un diez y yo un seis —susurré, deprimido.
—Cállate, Mya, tú eres un diez también —respondió Nix. Alcé una ceja en respuesta—. Vale, tienes tus cosas, pero como todos.
—Sí, solo unos pequeños detalles —añadió Arley.
Pequeños detalles tan simples como no ser tan bueno como ella en mates.
—A Niss le gusta la gente inteligente —bufé.
—Tú eres inteligente —replicó Nix.
—Pero yo no he ganado el concurso nacional de matemáticas —rebatí.
—Tonterías. —Arley me intentó animar—. Solo es un concurso estúpido.
—Sí, nada, solo de nivel nacional, donde van los mejores alumnos de todo el país —contesté con sarcasmo.
—Ey, ella es Ivy. —Niss se acercó sonriendo con ella a su lado—. Ivy, ellos son Nix, Arley y Mya.
—Hola —saludó—. Creo que ya os conocía, sois bastante populares por los pasillos.
—Buenas. —Nix mostró una sonrisa de boca cerrada—. Supongo que es normal, teniendo a los amigos que tengo, es imposible no destacar para mal.
—Quién fue a hablar. —Arley rodó los ojos—. Hola.
Entonces, todos se giraron para verme a mí, esperando mi respuesta.
Tampoco me gustaba mucho eso de hablar con gente con la que no tenía confianza.
Hice un ademán con la mano y desvié la mirada. No intentaba ser maleducado, pero tampoco quería ser demasiado simpático, debía admitirlo.
—Es de pocas palabras —aclaró Airy.
—Pocas palabras cuando son desconocidos —agregó Niss—, porque a mí me suelta todo tipo de crueldades.
—Y, aun así, te encanta que te trate así —indiqué.
—No lo negaré, pero tampoco lo confirmaré. —Se cruzó de brazos e hizo un puchero.
—Veo que ambos tenéis una buena relación —rió ella.
—Lamentablemente. —Hice una arcada—. Tengo que convivir con este ser porque es amigo de mi hermano.
—Perdona por existir. —Se colocó una mano en el pecho y dramatizó—. Que sepas que «este ser» te dio comida y techo por tres días.
—Fueron tus padres —contradije.
—Mis padres, yo, lo mismo es —argumentó él.
—No comencemos, Niss —advertí.
Antes de que pudiera responderme, los profesores volvieron a hablar. Resumiendo lo que dijeron, íbamos a jugar varios deportes, según fuéramos ganando o perdiendo, cambiaríamos de actividad y sumaríamos o restaríamos puntos al marcador. Al final de la clase, quienes quedaran en los tres primeros lugares, se les subiría la nota como recompensa.
—A mí se me da bien el fútbol —informó Niss.
—Pero ¿cómo no se te va a dar bien si eres el capitán del equipo? —pregunté con cierto sarcasmo.
—Ay, no sé, solo quería decirlo. —Hizo un puchero.
Cabrón.
Estaba seguro de que él sabía que era débil ante sus pucheros.
Comenzamos a calentar antes de empezar las actividades. Yo solo imité a mi hermano y a Niss, lo mismo hicieron mis mejores amigos. Digo, parecían saber perfectamente qué hacer. A diferencia de nosotros, Ivy también parecía saber lo que hacía.
No iba a mentir, Educación Física no era mi asignatura favorita.
¿Era bueno en ella? Sí, pero eso no hacía que me gustase.
Cuando pasamos a trotar suavemente, aproveché para acercarme a Niss. Esta vez, él no fue quien comenzó la conversación, sino yo. Quizá, y solo quizá, me sentía culpable por la forma en la que le había hablado con anterioridad.
Tenía la mala costumbre de tratarlo mal para intentar negar mis propios sentimientos, al menos teniéndolo delante de mí. Era difícil para mí admitir que me gustaba y mucho todavía más el demostrarlo.
Sin embargo, últimamente parecía haber corregido ese mal hábito. Al menos, era mucho más pacífico que cuando tenía 14 años.
—Siento lo de antes. Era una broma. Me caes bien. —Abulté el labio inferior inconscientemente.
Él giró su cabeza y sonrió.
—Igualmente, estoy acostumbrado a ti.
—Pero eso no hace que esté bien —musité—, así que lo siento. Espero que puedas perdonarme.
—Ni siquiera estaba enfadado u ofendido, así que sin problema —rió.
—Te tomas todo demasiado a la ligera —gruñí.
—Y tú te tomas todo demasiado en serio. —Aumentó su velocidad, adelantándome.
¿Alguna vez había dicho que uno de mis rasgos tóxicos era ser demasiado competitivo? ¿No? Pues lo era y, casualmente, Niss siempre era el que conseguía sacarlo a la luz.
Le seguí el ritmo y cuando lo alcancé, pude ver cómo esbozaba media sonrisa.
Comenzó a correr con más velocidad y, teniendo en cuenta que él era el capitán del equipo de fútbol y la máxima actividad física que realizaba yo era subir las escaleras de mi casa para llegar a mi habitación, era obvio que no podía competir contra él.
—Eres un tramposo —jadeé.
Él relajó su ritmo y alzó una ceja.
—¿Tramposo? ¿Yo?
Asentí mientras mi pecho subía y bajaba con rapidez.
Me encantaba tener buena condición física, claro que sí.
—No puedo competir contra un jugador de fútbol que, si sigue como lo hace, podría participar en las Nacionales —argumenté.
Él rió en respuesta.
—El profesional va a ser mi hermano, no yo —suspiró—. Yo lo dejo la semana que viene.
Me paré en seco cuando escuché lo último.
—¿Cómo que lo dejas la semana que viene?
¿Ahora qué iba a hacer durante los entrenamientos mientras esperaba a mi hermano si no era mirar a Niss?
—El fútbol no es lo mío. —Se detuvo junto a mí.
Comenzó a hacer estiramientos mientras hablábamos.
—¿Cómo no va a ser lo tuyo si se te da genial?
—¿Por qué pareces más afectado que yo? —sonrió—. No es para tanto, Mya, ahora podré dedicarte más tiempo a ti.
—Déjate las bromas, Niss, estoy seguro de que tienes más razones.
Lo vi tragar saliva nerviosamente.
—Vale, sí, hay más razones —exhaló con lentitud—. No se lo cuentes a nadie, pero, hace meses, Hassel me insistió para hacer la audición de una de las discográficas más famosas, la de Kósmos, mi grupo favorito.
—¿Blish records?
—Sí. Pues le hice caso y... hace unas semanas me enviaron un correo con un contrato.
—¿¡Qué!? —exclamé.
Abrió mucho los ojos y me cubrió la boca.
—Cállate, Mya.
—Lo siento, lo siento, me alegro mucho por ti —solté, aún en shock—. ¡Es impresionante, Niss! Lo has conseguido, ¿no?
Él se sonrojó un poco.
—Te emocionas tú más que yo —bufó, apartando la mirada.
—Pues claro, cuando seas famoso, aprovecharé para decir que yo estuve desde el principio —bromeé.
—Vaya, así que para eso me quieres.
—Sabes que es broma. Me alegro un montón por ti, Niss, te lo mereces, te lo juro. —Lo abracé inesperadamente, sin pensarlo.
—Gracias... aunque no sé si aceptaré...
Me separé de golpe.
—¿Por qué?
—El contrato solo... me incluye a mí, no a todo el grupo. —Tragó saliva—. No me atrevería a hacerlo sin ellos.
—Oh. —Lo miré con tristeza—. No sabría qué decirte, Niss. Es una muy buena oportunidad para ti, pero entiendo que no quieras hacerlo solo.
—Si lo hiciera solo, ¿no sería muy egoísta?
—Bueno, depende de cómo lo vea cada uno. ¿Se lo has preguntado a la banda?
Negó con la cabeza.
—Pues hazlo, quizá te apoyen en tu decisión.
—O quizá no —replicó.
—¿Desde cuándo eres tan negativo?
—Desde que me junto contigo.
—¿Perdona? ¿Me estás llamando negativo o mala influencia?
—Sí. —Se encogió de hombros y sonrió ladinamente.
Abrí la boca, ofendido.
—No me hables. —Me giré.
Me agarró por la cintura.
—No seas tonto, era broma.
—Cállate, no te creo.
—Por Dios —rió—. ¿Desde cuándo eres tan dramático?
—¿Dramático? —Asentí lentamente—. Vale, comprendo. Que sepas que esto me pasa desde que me junto contigo. —Se la devolví.
—¿Qué comprendes?
—Que lo nuestro se acaba.
—¿Lo nuestro? —Alzó una ceja.
—Y-ya sabes, nuestra amistad —titubeé con nerviosismo al darme cuenta de que se podía malpensar.
—Ya, amistad —suspiró, soltándome.
Pareció decepcionado por mi respuesta.
Hice una mueca y lo miré a los ojos. Imitó mi gesto y nos quedamos en silencio.
—En serio, felicidades, Niss, me alegro por ti —susurré—. Que sepas que tienes todo mi apoyo.
—Gracias, Mya, lo tomaré en cuenta.
Acarició mi cabello y volvió a sonreír.
Esa sonrisa iba a ser mi perdición.
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Se supone que hoy (17 de enero) no tocaba actualización, pero era el cumpleaños de Nissiro y tenía que subir algo 😭 y, a pesar de que en mi país ya es 18, sé que en otros aún es 17, así que eso me sirve 👍.
Y sí, el nombre completo de Niss es Nissiro KAJSKA, soy fan, lo siento.
Ah, el amor, qué bonito. Mya alegrándose más que el propio Niss por sus logros 🛐🛐.
Odio mucho los slow-burn, creo que se lo he dicho a mucha gente. Pero al mismo tiempo, tengo mucha debilidad por ellos 😩 y aquí me encontráis, escribiendo uno.
Buenos recuerdos de cuando hice que los protagonistas de otra de mis novelas no se besaran jamás hasta casi el último capítulo 🤡🤡.
En fin, amo a Mya y a Niss. Besitos de media mañana.
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