Capítulo 37: El oscuro color rojo de la sangre de Niss.

❝ But if you loved me, why did you leave me? Take my body ❞

—¡Felicidades por haber sobrevivido hasta Navidad! —celebró Airy, abriendo una botella de vino.

—¡Felicidades! —exclamó Hass.

—Ahora es cuando me da un paro cardíaco aquí y me muero —bromeó Niss.

—Ugh, bájale un tono a tu negatividad, por favor, Nissiro —lo regañó su hermano menor.

El peliazul sonrió con cansancio y asintió.

Estábamos en la víspera de Navidad, celebrándolo los cuatro a solas, sin Logan y los padres de Niss, pues habían ido a comprar todo lo necesario para el día siguiente.

—Una cosa, ¿es cierto eso de que Myla viene este año por Navidad? —preguntó mi hermano, echándose una copa de vino.

—Sí, para presentarnos a su novia —suspiró Hass—. Solo se ha tardado un año y medio.

—¿Un año y medio? —cuestioné yo.

—Es lo que llevan saliendo —contestó Niss—. Al parecer, el año pasado no estaba con sus amigas, sino con la familia de su novia.

—Oh.

—Mira el lado bueno, Niss. Te puedes vengar de ella —señaló Hass.

—¿Por qué lo haría? —rió su hermano.

—No sé, pero ella tampoco sabe que estás saliendo con el pequeño Mymi —se burló el pelinegro.

Suspiré al escuchar ese condenado apodo por enésima vez. Desde la discusión de hacía tres o cuatro meses con Logan, él comenzó a llamarme por ese nombre de nuevo y, la verdad, no me quejaba, pero Hass lo escuchó y desde entonces, se volvió insoportable.

—Que te den, Hassie —se la devolví.

—Ugh. —Hizo una mueca y también se echó de la botella.

En cambio, Niss y yo, que éramos más saludables —dentro de lo que cabía—, solo bebimos refrescos y agua.

—También vendrá el resto de vuestra familia, ¿no? —Airy miró a la nada.

—Sí, dicen que puede que sea la última cena de Navidad con Niss y bla, bla —dijo con desgana Hass.

—A ver, mentira no es —replicó el susodicho con una sonrisa—. Al menos voy a poder pasar mis últimas Navidades con mis personas favoritas.

—Qué bonito, hermano —Hass tomó un sorbo de su vaso—, pero esperemos que vivas más, por Dios.

—Ojalá —anheló el peliazul—, pero no tengas demasiadas esperanzas tampoco.

Hice un puchero y lo miré mal. Este sonrió con inocencia.

—Por cierto, también tenemos que celebrar vuestro ascenso. —Hass saltó en su sitio de repente—. Mira que antes solo parecíais niños jugando a ser músicos y ahora habéis firmado un contrato definitivo con Blish Records. Qué orgulloso estoy.

Nos agarró a los tres para abrazarnos, apretujándonos entre sus brazos.

Reímos en respuesta.

—Pareces una mamá orgullosa —comenté yo.

—No seré una mamá, pero sí que estoy orgulloso. —Se cruzó de brazos—. Cuando seáis famosos y tengáis vuestros conciertos, no olvidéis dejar un asiento con mi nombre en la zona VIP, ¿vale?

—Páganos —dijo Airy con media sonrisa.

—Qué egoísta. ¿Quién te está dejando vivir bajo su techo?

—Tía Audrey.

—Entonces, por esa misma lógica tuya, yo soy su hijo, por lo que yo te estoy dejando vivir bajo mi techo, por lo que tú tienes que recompensarme a mí. —Hassel elevó el mentón con orgullo.

—Creo que eso no funciona así —rió Niss.

Antes de que el pelinegro le rebatiera, el timbre sonó. Al ver que nadie reaccionaba, me levanté yo. Como nadie abrió, comenzaron a dar patadas a la puerta. Miré al resto, sin saber qué debía hacer.

—Déjamelo a mí —suspiró Airy, revolviéndose el pelo y levantándose desganado.

Se puso delante de mí y abrió la puerta con su cara más amenazante. Lo que nos sorprendió fue ver a Myla, quien se le abalanzó encima a mi hermano, dejándole besos por toda la cara.

—¡Cuánto tiempo sin veros, pequeñines! —lloriqueó ella.

Me aparté del camino, dejándola entrar. Tras ella, vino una chica bajita de tez bronceada y de cabello ondulado negro y corto. No podía ver bien sus ojos, pues los ocultaba tras su flequillo.

—¿A quién has secuestrado para que te lleve las maletas? —se burló Hass.

—¡Oye! Más respeto a tus mayores, niñato. —Myla frunció el ceño, pero cuando me vio, cambió su expresión—. Hola, Mya, cuánto tiempo.

La saludé tímidamente con una sonrisa.

—Hola.

—¿Qué tal estás? ¡Has crecido un montón! —Me abrazó—. Tan bonito que sigues.

Dejó varios besos en mi mejilla y frente.

—No seas tan pegajosa. —Niss tiró de mí, atrapándome entre sus brazos.

—Dijo el otro —bufó ella—. ¿Y mi pequeño Logan? Él es el único que sabe cómo recibirme.

—De compras con mamá —rió Hass—. Qué pena, ahora ya no tienes a nadie.

—Maldito mocoso mimado. —Myla abultó su labio inferior.

—Así me criaste.

No pude evitar reír al presenciar dicho reencuentro. Era bueno saber que seguían llevándose bien, como siempre.

—Por cierto, yo venía a presentaros a alguien más —sonrió ella con inocencia—. Ella es Alessia, mi novia.

—Encantada —susurró ella.

—El placer es nuestro —respondió Niss con el mismo encanto que tenía en todo momento.

—Encantados —dijimos Airy y yo al mismo tiempo.

Hassel murmuró algo similar para después darle un trago largo a su copa de vino.

—Perdónalo, te juro que ninguno de mi familia es alcohólico —aclaró Myla, mirando con odio a Hass—. ¿Tú no odiabas el alcohol?

—Me gusta cuando tengo problemas emocionales. —Se encogió de hombros.

—Y a mí me gusta cómo piensas —carcajeó Airy, sentándose a su lado y haciendo un brindis con él. Mi hermano al percatarse que lo observaba atentamente, sonrió con malicia—. ¿Quieres?

Al principio, iba a negarme, pero suspiré, librándome de los brazos de Niss y acercándome a él para tomar su copa y tomarme todo lo que quedaba de esta.

—Guau, ya veo que todos estáis fatal. Buen dato. —Myla se cruzó de brazos—. Pero ¿cómo vais a beber vino? ¿Sois señores cuarentones o qué?

—Tu madre no tiene nada más en el almacén. —Airy se encogió de hombros.

—Menos mal que aquí viene vuestra salvadora.

Entonces, de su bolsa sacó varias botellas de alcohol.

—Qué locura —rió Airy—. Me gusta.

Mi hermano agarró una botella cualquiera, la abrió y le pegó un trago sin siquiera dudar.

—Espero que no os estéis emborrachando sin nosotros. —Una voz proveniente de la puerta nos interrumpió a todos.

Eran Marie e Ivy.

—Ey, habéis llegado pronto —las saludó Niss.

—Oh, por Dios, ¿Marie e Ivy? —Myla se acercó a ellas con emoción y las abrazó, aplastándolas entre sus brazos.

Mientras cada uno estaba en sus asuntos, no pude evitar mirar a Alessia con pena. Se notaba que era una persona reservada y parecía algo incómoda, sin saber qué hacer en esta situación.

Le sonreí con amabilidad.

—Te acompaño a la habitación de Myla para que dejes sus cosas, si quieres —le propuse.

Ella alzó su cabeza por primera vez y pude ver sus brillantes ojos grises. Me recordaba a alguien, pero no estaba seguro de a quién. El rostro de Sher se me pasó por la cabeza al recordar que el mes pasado me había mandado una solicitud de seguimiento por Instagram y que de vez en cuando me contestaba las historias.

—De casualidad, ¿no tendrás un hermano menor...? Olvídalo, es una tontería —reí con nerviosismo.

—Sí, se llama Sheryl —sonrió ella—. ¿Lo conoces?

Tragué saliva.

Ya decía yo que esos ojos eran curiosos.

—Sí, bueno, mi mejor amiga de la infancia es su mejor amiga de la infancia, es un poco lioso —farfullé.

—¿Quién? ¿Sam? O quizá, ¿Dara?

Negué con la cabeza mientras la ayudaba a subir su equipaje por las escaleras.

—Nix.

—Oh, Nix, cuánto tiempo sin verla —rió ella—. Una lindura.

—Sí —sonreí con orgullo—. Hoy viene, así que quizá os veáis.

—Sería bonito hacerlo.

La dejé en la habitación a solas y me despedí antes de volver al salón, en donde ya había llegado todo el mundo, incluyendo a mis mejores amigos y a los de Hassel.

Me abalancé sobre Arley y Nix, a quienes no había visto desde que habían comenzado las vacaciones de invierno.

—Qué cariñoso, Mya —bromeó Arley.

—Os he echado de menos. —Hice un puchero.

—Aw, yo también, mi niño favorito. —Nix me apretó con fuerza entre sus brazos.

La rodeé con los míos y sonreí por la calidez que me transmitía.

Ellos realmente me habían estado acompañando durante todo el proceso de terapia y el duelo por la inminente muerte de Niss. Había sido algo difícil para mí y hubo recaídas, pero no fueron tan graves y pude levantarme de nuevo.

—Sentaos —indiqué, señalando el sofá y yendo a la cocina para traer comida y vasos.

Reí al ver a Niss siendo abrazado efusivamente por todos. En este punto, ya todas las personas cercanas sabían de su condición.

—Hola, Mymi —me saludó Zack, revolviendo mi cabello.

Lo miré con odio y después a Hass. Este solo rió en respuesta.

—Odio a Hassel —declaré.

—Yo no, qué te puedo decir. —Se encogió de hombros.

—Ya, pero tú eres su simp personal, no es lo mismo —bufé.

—No me arrepiento de nada —sonrió y se sentó detrás del pelinegro, abrazándolo por la cintura. Este le correspondió alzando la cabeza y dejando besos por su mentón y labios.

—Mucho amor —me quejé.

—Pero si Niss y tú sois iguales —resopló Airy.

—¡Mentira! —refuté.

Airy levantó una ceja.

—Si tanto miento, seguro que te podrás mantener el resto de la fiesta alejado de él.

Abrí la boca, ofendido.

—Ni de broma.

Mi hermano carcajeó y le pegó otro trago a su botella. Ya llevaba un cuarto de esta. Seguro que ya le había subido el alcohol.

—¿Está Airy borracho ya? —preguntó Arley.

Asentí.

—Madre mía —rió Nix—. ¿Cuando se emborracha no se vuelve más loco que de costumbre?

—Sí, pero para que eso suceda, necesita beberse la botella entera —contestó Niss por mí, abrazándome por la cintura.

Me sonrojé, acomodándome entre sus brazos y dejando un beso en su cuello. Escuché una fuerte carcajada por parte de Airy, dándome cuenta de que estaba actuando igual que Hass y Zack. Suspiré, aceptando mi realidad; era igual que ellos.

La reunión comenzó y todos charlamos sin mucho sentido. Diciendo tonterías y simplemente disfrutando.

Nix, al reencontrarse con Alessia, hablaron y me alegré al ver que ella no estaría sola o ignorada en la fiesta. Arley se les unió y, aunque era una pena que se formaran mini grupos de charla, era mejor a que se dejaran de lado a algunas de las personas.

—¿Y para cuándo la novia, Airy? —cuestionó Myla, ya borracha.

—Para cuando alguien sea de mi agrado. —Este se encogió de hombros.

—¿Y cuál es tu "agrado"? —Entrecomilló la última palabra.

—Que sea inexistente.

—Pues vaya puta mierda —se quejó esta—. Cuando encuentres a alguien, me reiré y te repetiré tus palabras.

—Estaré esperando ese día. —Mi hermano alzó su vaso y se lo bebió de un trago.

—Será divertido cuando pasé. —Niss apoyó su cabeza sobre mi hombro.

—¿Y tú, Mya? —Myla sonrió.

Tosí incómodamente y miré a Niss. Luego la miré a ella, intentando que entendiera la indirecta.

Airy bufó:

—Se está comiendo a tu hermano, Myla. Pensaba que eras más inteligente, graduada.

Ella asintió lentamente y se levantó de golpe.

—¿¡Cómo!? ¿Por qué no me lo habíais dicho?

—¿Porque estabas como a un millón de kilómetros? —se burló Hass.

—Pero hacíamos videollamadas. Podríais habérmelo dicho.

—Te lo acabamos de decir —sonrió con inocencia Airy.

—¿Lo sabíais todos? —cuestionó ella.

Todos se miraron entre ellos y asintieron.

—Me ofende. ¡Estoy ofendida! —espetó al aire.

—¿Y por qué estás tan ofendida, Myla? —Tío Henry apareció por la puerta, cargando varias bolsas de la compra.

Me levanté para ayudarlo a cargar algunas, a pesar de que se negó.

—¡Niss no me había dicho que estaba saliendo con Mya! ¡Vosotros tampoco me lo habíais dicho! —exclamó ella.

—Pero deberías saberlo. Mymi y Niss se besan en cada parte de la casa —contestó Logan, abalanzándose sobre su hermana y sentándose en su regazo.

Me sonrojé y lo mandé a callar.

—Pero Mymi, siempre dices que...

—¡Chitón, Logan! —ordené al recordar que casi nos había descubierto teniendo algo más que besos. Al menos tuvimos la suerte de que Niss llevaba toda la ropa puesta y yo aún tenía la camiseta.

—Espero que no me lo hayáis traumatizado —advirtió Myla, abrazando y mimando a Logan—. Mi pequeñín, el único que sabe saludarme.

—Porque sabe que le vas a dar regalos —murmuró Airy.

—¡Eso no es verdad! A que no, ¿Logan?

El pequeño desvió la mirada y musitó un falso "no".

—Me meo, espero que le hayas comprado un buen regalo. —Mi hermano sonrió con inocencia.

—Dolor —dijo ella.

Dejé las bolsas sobre la encimera y guardé algunas de las cosas en la nevera.

—Si fuera así, yo estaría con Mya porque él da los mejores regalos. —El menor se cruzó de brazos y se levantó de las piernas de Myla para acercarse a mí y abrazar las mías.

—Al menos eres sincero —sonreí y acaricié su cabeza.

—Espero que sea un buen regalo este año también.

—Mira que eres caprichoso, niñato —reí.

—Te quiero mucho, Mymi. —Él sonrió con inocencia.

—Ni te atrevas a robármelo. —Niss se acercó, pasando un brazo por mis hombros.

—¡Egoísta! —chilló Logan.

—¿Habéis estado viviendo así todo este tiempo? —Myla frunció el ceño.

—Al final te acostumbras. —Hass se encogió de hombros.

—Ugh.

El resto rió.

—Nosotros nos hemos divertido bastante, pero nos tenemos que ir —señalaron Marie e Ivy.

Estas se despidieron con un movimiento de mano y se fueron, no sin antes acercarse a Niss para abrazarlo con fuerzas, como si en algún momento se fuera a esfumar.

Sentí un nudo en la garganta, pero no quité la sonrisa de mi cara.

—Yo tengo que irme con mis padres —gimoteó Arley.

—Oh, sí, a un hotel cinco estrellas, qué sufrimiento —me burlé yo.

—Yo quiero estar con Nix. —Hizo un puchero.

—Llévatela. —Me crucé de brazos.

—¿Me lo estás diciendo en serio? —Levantó una ceja.

—Vale, verdad, tu padre —resoplé—. Pero no tenéis que decir que estáis saliendo.

—Ya, pero sería raro para él —murmuró—. En fin, salgamos.

Los acompañé hacia fuera, dándome cuenta de lo incómodo que había sido tener esa conversación con tanta gente desconocida dentro.

—Lo siento, no me acordaba del resto —susurré, agachando la cabeza.

—No pasa nada. —Se encogió de hombros.

—Pero Arley, quizá algún día debas decirle a tu padre la verdad sobre Nix y tú.

—¿Para que me eche de casa también? —suspiró.

Miré a Nix, quien solo mostró una sonrisa de boca cerrada.

Sabía que era algo difícil para ella tener que ocultarse ante los padres de Arley. También era consciente que ella quería decírselo a Arley, pero que no se atrevía.

—Yo soy más feliz desde que me echaron de casa —bromeé.

—Me alegro por ti, pero yo... —Hizo una mueca.

—Sigue siendo tu mejor amiga de la infancia, no creo que se pueda malinterpretar...

Tragué saliva.

¿Y si te callas la puta boca para no estropear la situación aún más?

—Sería raro que tú no fueras —resopló.

Suspiré.

—No hace falta que hablemos de esto ahora. —Nix se cruzó de brazos e intervino en la conversación, manteniendo su sonrisa.

Desvié la mirada y asentí. Nos dimos un largo abrazo antes de que ambos se fueran, agarrados de la mano y tonteando entre ellos.

Sentí pena por Nix, sabiendo cómo se sentía al respecto y cómo no se atrevía a hablar de ello.

Entré a la casa, abrazándome a mí mismo y cambiando mi expresión de angustia a una más alegre.

Sunshine, te he echado de menos —murmuró Niss contra mi cuello.

—Solo me he ido por cinco minutos —reí.

—Se han sentido como una eternidad.

Rodé los ojos con diversión y comencé a subir al segundo piso.

—Me voy a cambiar la ropa —informé a Airy.

Este asintió.

—Te acompaño —sonrió Niss con inocencia. Levanté una ceja, pero lo dejé estar—. ¿De qué hablaba Arley?

—¿Eh?

—No he podido evitar escuchar la conversación que habéis tenido en el salón. —Hizo un puchero.

—Pues, Arley no le ha contado a sus padres que sale con Nix. —Me encogí de hombros.

—Vaya, eso debe ser difícil para ella.

—Un poco, bueno, bastante.

—Debería hablarlo con su novio. —Niss se tumbó sobre su cama.

Cerré la puerta y comencé a quitarme el jersey y los pantalones que llevaba, quedándome con una camiseta interior.

—Arley tampoco tiene opción. Su padre es... clásico. Quiere que se case con una chica adinerada para seguir su imperio —suspiré.

—¿Y eso?

—Son multimillonarios. —Me encogí de hombros de nuevo.

—Vaya, eso es nuevo.

—Arley no lo muestra mucho, pero lo es. Su mansión es jodidamente increíble.

—Ya, se nota —carcajeó—. Pero sigo sin entender qué tiene de malo que su padre se entere de que salga con Nix. Está a nada de cumplir dieciocho, aún le queda toda una vida por delante si quiere que su hijo se case.

—Es por el hecho de Nix es trans —murmuré, sentándome a su lado—. Digamos que el padre de Arley es...

—¿Tránsfobo?

—Supongo, no sabría cómo explicarlo. Conoce a Nix desde que era pequeña, hasta antes de su transición y tampoco comentó mucho al respecto después de esta. De hecho, creo que no le importa que sea amiga de Arley, pero no le gustaría que salieran. O eso me ha explicado Arley.

—Uhm, no entiendo a los millonarios.

Reí.

—Yo tampoco. —Me tumbé a su lado y lo abracé—. Puedo entender la parte en donde Arley tiene miedo de que su padre lo eche de casa si se entera, hasta hace nada, yo era así. Sin embargo, también entiendo la parte de Nix de ser ocultada y la sensación agridulce que produce.

—Debe ser difícil ser Nix.

—Siempre es difícil vivir con miedo.

—Sí, no me imaginaría vivir con el miedo constante a ser rechazado. Es valiente.

—Pero Nix no tendría que ser valiente —bufé—. Ella es una chica normal, como cualquier otra. No se merece nada de lo que le ha dicho el imbécil de Austin o todas esas miradas que recibe en el instituto. Y me da mucha rabia —gruñí.

—Entiendo, pero ¿sabes? Vivimos en un mundo injusto en donde lo normal lo establece la multitud. La gente que difiere de ellos, son rechazados.

—Pues vaya multitud de mierda. —Me senté, cruzándome de brazos y frunciendo los labios.

—Sí —bostezó Niss.

—¿Te encuentras bien? —Abulté mi labio inferior.

—Solo tengo sueño. Cuéntame algo más de ellos, no sé.

—Pues —me levanté y comencé a vestirme con otro conjunto más cómodo, ya que solo quedaba gente de confianza en casa— a Nix le costó mucho contarnos su transición.

—A ver, eso es normal, siempre es difícil porque nunca sabes cómo reaccionará la gente.

—Lo gracioso es cómo a ella muchas veces le importan poco los comentarios del resto, pero le preocupaba mucho lo que nosotros pensáramos.

—Sois sus mejores amigos de la infancia. Sería muy doloroso que la rechazarais.

—Lo sé, lo sé. Pero nunca supe lo difícil que realmente fue para ella hasta que nos lo contó. ¡Sus padres la mandaron a terapia! Y estuvo yendo sola todo ese tiempo. Si lo hubiera sabido antes, hubiera estado ahí siempre que pudiera. —Hice un puchero.

—No lo dudo, pero Mya, tienes que entender que, a veces, la gente no oculta información porque no confíen, sino porque piensan que es una batalla que tienen que luchar solos.

—Pero soy su amigo...

—Que yo sepa, hasta hace unos meses, eras igual que ella.

—Sh, no es lo mismo.

—Ah, ¿no?

—No estábamos hablando de mí, Nissiro.

—Lo que tú digas, lindura. —Volvió a bostezar—. Si has terminado, bajemos.

—Guau, ¿y quién eres tú que no me quieres manosear antes? —bromeé.

—Ahora que me lo recuerdas —sonrió socarronamente—. Ya sabía que se me había olvidado alguna tarea importante.

Deslizó sus manos por debajo de mi camiseta y besó mi cuello reiteradas veces.

—Qué imbécil eres.

—Como a ti te gusta —rió.

Lo abracé por el cuello y dejé besos por todo su rostro. Besé sus labios una y otra vez, hasta que me cansé.

—Niss...

—Sobre lo de Nix. Ella al menos os tiene a vosotros. Así que mientras no la dejéis de lado, ella estará bien, seguro.

—¡Nunca la dejaría de lado!

—Lo sé, ¿bajamos?

—Quiero estar un poco más de tiempo contigo —musité.

—Abajo podemos estar juntos.

—Pero no así. —Señalé sus manos, que se encontraban dentro de mi ropa.

—Ya nos las apañaremos.

Nos separamos y entrelazó nuestras manos mientras bajábamos por las escaleras. Cuando estaba a punto de sentarme sobre el sofá, él se sentó en el suelo.

—Pero tienes un sofá.

—El suelo es más cómodo —sonrió.

Dudé antes de imitarlo y aunque la superficie estaba dura, sí que era más cómodo. Apoyé mi cabeza sobre su hombro y nos quedamos así mientras el resto seguía charlando.

—¿Os quedaréis a cenar, niños? —Tía Audrey salió de la cocina, emocionada.

—Bueno, yo debería ir a casa. —Zack se rascó la nuca.

—¡Tonterías, Zackarias! Tienes que quedarte, eres mi yerno favorito, tengo que mimarte. —Ella frunció el ceño.

—Guau, lo que te han dicho, Mya —se burló Airy.

—¡No! Mya también es mi yerno favorito. Los dos —intentó arreglar tía Audrey.

—Mamá, ya es tarde —sonrió Hassel.

Reí, ignorándolos mientras cerraba los ojos. Niss pasó su brazo por mi cintura.

—Tú eres mi persona favorita —susurró cerca de mi oído.

Con eso bastaba y sobraba.

—Aun así, no sé si puedo quedarme, realmente... —Zack torció los labios.

—Si tus padres están de viaje y tus hermanos desperdigados por la ciudad —farfulló su novio.

—También es verdad. —Se frotó el mentón—. Bah, me quedo.

—¿Y el resto? —preguntó tío Henry.

Thiago y Ben se levantaron, negando con la cabeza.

—Nuestros padres nos esperan en casa —indicó el pelinegro.

—Cierto, vosotros también celebráis las Navidades en conjunto. A veces se me olvida. —Hass se despidió de ellos con un abrazo.

El resto dijimos un "adiós" al unísono y se fueron.

Tyler también tuvo que irse y Elián lo acompañó, aunque cada uno se iba a su casa.

—Me siento tan solo, siendo el único que no tiene pareja —lloriqueó Airy.

—Pero si eres tú el que no quiere tener —resopló Niss.

—Además, Logan tampoco tiene —agregó Hass.

—Verdad, pero Logan tiene nueve años. —Se cruzó de brazos mi hermano.

El mencionado apareció por la puerta de la cocina, mordisqueando un trozo de pan duro.

—¿Habéis dicho algo?

—No, bebé, sigue comiendo. —Airy fue a la cocina junto a él para agarrar comida.

Al final, seguimos hablando de chorradas hasta que llegó la hora de la cena, en donde Hassel no tuvo una mejor idea que comenzar una guerra de comida con Logan y Myla.

Lo más impresionante fue que sus padres los dejaran, para después castigarlos a los tres, quienes se quedaron recogiendo y limpiando todo lo que habían ensuciado. Zack solo se burló de su novio, mientras que yo estaba tumbado en el sofá, con Niss durmiendo sobre mi pecho.

Y Airy en el mismo sillón en el que se sentaba siempre. Alessia se sentó el el otro que estaba libre.

—Mirad que de todas las brillantes ideas que tenéis, siempre elegís las peores —se burló Airy.

—Cállate, ¿quieres? —Myla lo miró mal.

—No te veo recoger, Myla. —Tío Henry se puso las manos en las caderas.

No pude evitar reír al ver que parecía el típico señor enfadado de las caricaturas.

—¡Esto no es gracioso, Mya! —me reprochó Logan.

—Para mí sí, ¿verdad, Niss?

Este murmuró un sí y siguió durmiendo.

Acaricié su cabello y dejé un beso sobre este.

Era agradable poder celebrar alguna festividad sin tener los constantes comentarios de mi madre. No me había dado cuenta de lo mucho que ella había estado amargando mi vida hasta que me deshice de ella y, a veces, me preguntaba por qué no lo había hecho antes.

Había tenido tanto miedo en ese entonces de que me rechazara, pero, ¿de qué me servía su aprobación si para conseguirla me había destrozando tanto a mí mismo? Y, ni siquiera siendo aprobado, había sido feliz.

Ahora había conocido a gente nueva que podía llamar familia y ellos no me juzgaban. De hecho, me ayudaban.

Sin embargo, a la vida le gusta divertirse y al parecer, me había elegido a mí de juguete.

Cuando noté mi camiseta mojada, pensé simplemente que Niss estaba babeando o algo. Fue cuando Airy frunció el ceño al verme que me percaté que estaba bañado en sangre.

Pegué un chillido que alertó a todos.

—¡Niss! ¡Niss! Por favor, Niss, contesta —grité.

Con ayuda de Airy, lo volteamos, viendo que la sangre provenía de su nariz y boca.

¿Cómo no me había dado cuenta antes?

Lo senté para que no se ahogara con el líquido y con lo que tenía a mano, lo limpié. Tía Audrey se acercó, totalmente horrorizada, tomándole el pulso a su hijo y tío Henry llamó a la ambulancia mientras evitaba que Logan viera la escena.

Hass comenzó a llorar desconsoladamente mientras era abrazado por Zack. Era la primera vez que lo veía romperse ante la situación. Myla se quedó al lado de su novia, en shock.

Sorbí mi nariz mientras lo agitaba con suavidad.

Después de un minuto, él por fin entreabrió la boca y los ojos para soltar:

—No llores más por mí, Mya.

—¡Serás imbécil! ¿Te duele? —Lo sujeté por las mejillas.

—En realidad, no siento nada.

—Niss, no te mueras aún, por favor —le supliqué—. Aguanta un poquito más.

—Tranquilo —rió con la poca fuerza que le quedaba—. Si muero, no va a ser en mi casa y mucho menos, sin haberme despedido antes.

Las sirenas de las ambulancias eran ensordecedoras. Airy cargó a Niss entre brazos y corrió hacia afuera. Varios vecinos se asomaron, curiosos por la situación.

Sin embargo, yo solo podía fijarme en el oscuro color rojo de la sangre de Niss y su olor impregnado en todo mi cuerpo.

---

Ups LKASHJALD. Ya me río por no llorar, pero weno, qué se le va a hacer. Niss se iba a morir y todos lo sabíamos. En fin, su última Navidad junto a la familia <3.

En donde vivo, ya ha pasado 11 de julio, pero sé que en LATAM aún lo es, así que como casi todxs mis lectorxs son de ahí, sigue contando ahr.

¡Os presento "Aquella melodía de verano"! Es la novela de Airy y un personaje que ya habéis visto por aquí jeje. La portada es tan ☀️☀️☀️

❝ Y el tiempo no puede detenerme como tú lo hiciste. ❞

***

Ren detesta a Airy; detesta esa sonrisa burlona que siempre tiene en la cara, detesta encontrárselo cada vez que está yendo a su estudio, detesta lo bien que canta, pero, sobre todo, detesta lo mucho que le hacen sentir sus canciones.

Airy tiene problemas, más de los que le gusta admitir y mostrar. Está acabando poco a poco con su propia vida y, aun así, sigue sonriendo como si nada pasara, mientras sucumbe a sus adicciones.

El mundo parece querer juntarlos todo el rato, a pesar de que ninguno se soporta. Sin embargo, una fiesta y una noche de pasión es lo único que necesitan para quedar en un punto de quiebre en donde se dan cuenta de que tal vez no son tan diferentes como pensaban.

Estoy muy emocionada por publicar la novela porque después de tanta tristeza, ahora toca la indiferencia de Airy, a ver quién pierde primero LKAHSDA.

Ren, Ren, mi pequeño Ren, estoy segura de que a ti no te va a pasar nada malo (aparte de todo lo que ya pasa, pero de morir, no te vas a morir como Niss KJADA).

Ya la podéis encontrar en mi perfil ☀️✨.

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