Capítulo 3: Solecito andante.
❝ This night is sparkling, don't you let it go. I'm wonderstruck, blushing all the way home ❞
En algún momento de la noche, acabé enredándome con las sábanas y con Niss y ni siquiera sabía cómo había ocurrido.
—Niss —jadeé—. Me estás asfixiando, por Dios.
En vez de hacerme caso, me apretó aún más contra él.
—Niss —repetí.
—Un momento. —Hundió su cabeza sobre mi hombro.
¿Hacía un poco de calor o solo era yo?
—Cinco minutos. —Acabé cediendo.
Era débil ante Niss, ¿vale?
—Son suficientes. —Deslizó sus brazos hasta mi cintura.
Sospechaba que tenía cierta obsesión con ella, ya que siempre que tenía que agarrarme de algún sitio, lo hacía por ahí. No entendía mucho el porqué, ya que tenía una cintura dentro de la media, como todo el mundo, quizá algo más fina, pero había una razón: estaba delgado y no porque siempre lo hubiese estado.
Al final iba a morir de un infarto por culpa de Niss y no me quejaba, no era una mala forma de hacerlo. Aproveché para rodear su cuello con mis brazos y hundir mi nariz y manos sobre su cabello. El agradable y suave aroma de su champú me gustaba.
—¿Te encuentras bien? —preguntó Niss de la nada.
—Sí, ¿por?
—Tienes taquicardia.
—Te lo debes estar imaginando —tosí falsamente.
Lo alejé, disimulando mi sonrojo.
—Lo dudo, además, estás rojo —señaló.
—Eso es por la calefacción. —Aparté la sábana de una patada—. Bueno, es hora de levantarse.
Intenté parecer lo más calmado posible mientras me enderezaba.
Escuché un quejido de su parte antes de que se pusiera de pie y se estirara.
—Podría haber dormido más. —Frunció el ceño al ver el reloj de su pared.
—Pero no lo harás porque tienes un invitado al que mimar.
Batí mis pestañas y me senté en el borde de la cama. Se frotó los ojos y antes de que pudiera decir nada, escuchamos un grito proveniente del piso de abajo:
—¡Hassel, devuélveme los cereales! —gritó Logan.
—¡Yo los tomé primero! —replicó este.
—Sigo sin creerme que Hassel se pelee con un niño de 8 años —solté entre risas.
—¡Se lo voy a decir a Zack! —chilló el menor de los hermanos.
—Atrévete —le retó el otro.
Niss y yo nos miramos a los ojos y reímos al mismo tiempo. Después, me dirigí al baño y me cepillé los dientes, él vino unos segundos más tarde.
Nos molestamos el uno al otro hasta que yo terminé y lo esperé en su habitación. Cuando salió, los dos bajamos hasta la cocina, en donde sus hermanos seguían discutiendo por los cereales.
—¡Eres tonto! —exclamó Logan.
—El que lo dice, lo es, multiplicado por tres —respondió Hassel, comiendo una cucharada de dichos cereales.
—Logan, no te enfades más, tengo una sorpresita para ti, ¿sí? —Niss interrumpió la conversación antes de que escalara a más.
El pequeño dejó de prestarle atención a Hassel para mirar de repente a su otro hermano mayor.
—¿Y qué es?
Niss comenzó a rebuscar entre los cajones para finalmente sacar de entre todas las cajas y tápers, una barrita de chocolate.
Los ojos de Logan brillaron antes de que se abalanzara encima de su hermano mayor, dejándole besos por todo el rostro y gritando varias veces "gracias".
—¡Eso es favoritismo! —se quejó Hassel.
—Si dejaras de meterte con Logan, tú también tendrías una barrita —bufó Niss y agitó en el aire la otra que tenía.
—¿Me estás castigando? —se ofendió el pelinegro.
—Puedes verlo como quieras. —Se encogió de hombros el mayor mientras comenzaba a romper lentamente el envoltorio.
—Madre mía, estoy entre niñatos —suspiré yo.
—¡Eh! —exclamaron los tres al unísono.
Realmente eran idénticos entre ellos.
Acabé sirviéndome unas tostadas con mermelada. Comí en silencio mientras observaba a los tres hermanos charlar animadamente.
—Pues, si todo sale bien, pasado mañana quedaré con Zack para ir a los puestos de navidad —comentó Hass.
—Yo tengo cita con la peluquera —resopló Niss.
—¿Te vas a volver a teñir? —pregunté, confundido.
—Ajam, aunque no sé qué color elegir. —Apoyó su cabeza sobre su brazo y este a su vez, lo apoyó sobre la isla de la cocina.
—Rojo no —respondí inmediatamente.
—Pero si ya lo tengo rojo. —Frunció el ceño.
—Por eso —murmuré.
—¿Qué significa eso?
—Que el color que tienes es feo —concluyó Hassel.
Yo tosí falsamente y desvié la mirada.
—Mamá me dijo que se veía bien, ¡y hasta tía Nelly!
—Pues te mintieron —replicó su hermano.
Quizá Hassel estaba siendo un poco directo, un poco demasiado.
—El rojo no es feo. —Intenté arreglar la situación—. El problema es el tono que has elegido. ¿Quién elegiría un rojo tan saturado?
Entrecerró los ojos y se cruzó de brazos.
—Mi hermano, ¿no lo ves? —contestó Hassel.
—¡Hassel! Que eres mi hermano, ya podrías fingir que te gusta —le reclamó—. Logan, ¿tú qué piensas?
El pequeño fingió pensar antes de responder:
—Mejor tíñete de blanco.
—¿Y parecer un abuelo? No, gracias. —Se negó Niss.
—Azul te quedaría bien —sugerí yo.
—El azul es un color muy bonito, claro que quedaría bien —aprobó Hassel.
—Sí, además, quedaría bien con tu tono —afirmé.
—¿Seguro?
Los dos asentimos, hasta Logan lo hizo, aunque no se enteraba de nada, ya que estaba muy ocupado devorando y destrozando su barrita de chocolate. Alguien tendría que limpiar ese desastre y no sería yo.
—Pero clarito, no el eléctrico —señalé.
—Oscuro mejor —rebatió su hermano.
Lo miré, él me miró y asentimos.
—Negro con reflejos azulados —sonreímos al mismo tiempo y chocamos las cinco.
—¿Negro? Que no estoy deprimido ni nada —Soltó un resoplido.
—Pero si es tu color de pelo natural, imbécil —contestó Hassel.
—Ya, y el tuyo y mírate. —Negó con la cabeza—. Te perdimos hace tiempo, esperemos que Logan no siga tu mal camino. A tu lado, Zack es un solecito andante, no puedo creer que estéis juntos.
—¿Quién es Zack? —pregunté.
—¡El increíble novio de Hassie! —sonrió Logan—. Siempre que viene a casa, me enseña a jugar al baloncesto. Quiero que vuelva a casa.
Se balanceó alegremente en la silla.
—Oh —solté.
—¿Qué? Sorprendido de que tenga novio, ¿no? —rió Niss—. Con el humor de mierda que suele tener Hass, es impresionante que lo soporten.
—Lo mismo podría decir de ti, idiota —espetó el mencionado—. Seguro que a Airy le pagan.
—De hecho, a mí sí, y aún no me ha llegado el pago. —Le seguí la broma.
—¿Lo ves? Y lo siento, Mya, es que aún no le llega el sueldo a mi padre, pronto te ingresamos el dinero en el banco.
—¡Oye! —carcajeó el pelirrojo—. Qué crueles sois. En fin, que Hass tenga novio solo hace que las posibilidades de que encuentre al amor de mi vida aumenten, si él pudo, hasta Mya podría.
—¿Perdona? —Fingí ofenderme.
—Perdonado —replicó su hermano menor.
—Ya entiendo lo del humor —suspiré—, qué simpático eres.
—¿Sorprendido? —sonrió él.
—No, estoy más sorprendido de que tengas novio.
—¿Por qué todo el mundo dice lo mismo? ¿Acaso me veo como una persona destinada a pasar la vida solo?
—No lo decía por eso, sino por... —Dudé en responder. Quizá no era buena idea hacerlo, pero parecían expectantes por mi contestación. Tragué saliva antes de decir nada— que sea novio y no novia.
—Uhm, ya —Hassel pareció molestarse—. Supongo que no parezco gay.
—No lo digo por eso —murmuré—, simplemente...
Genial, ¿ahora cómo arreglaba la situación?
—Hass, déjalo, Mya no lo decía en mal modo, ya sabes cómo es tía Nelly —interrumpió Niss.
—Ah, sí, homofóbica, se me había olvidado. —Me miró de arriba hacia abajo y asintió lentamente—. Ya he terminado de desayunar.
Dejó su plato en el fregadero y subió a su habitación. Logan, confuso, hizo lo mismo y le siguió.
—La acabo de cagar, ¿verdad? —resoplé.
—Básicamente le has dicho a Hassel que no esperabas que fuera gay, como si alguien lo pudiese parecer o no. —Se encogió de hombros.
¿Cómo mierda hacía para parecer tan malditamente tranquilo?
—No era mi intención —musité.
—Ya, se le pasará, no te preocupes. Es que está un poco sensible, no es la primera vez que le sueltan que no parece gay.
—No lo sabía...
—Nah, no te preocupes, en serio, él sabe que lo queremos igual, sea bisexual, imbécil o un alien.
—Pero no quiero que piense que soy homofóbico ni nada —temblé.
La gracia era que yo era homosexual y mi madre, bueno, era como el cliché de las madres asiáticas pero un poco cambiado.
—Dudo que piense así de ti —rió de nuevo—. Sabe que tía Nelly a veces suelta unos comentarios que son... juzgables.
—Igual piensa que de tal palo, tal astilla o algo así, además, no es que sea homofóbica como tal. —Sonaba totalmente como una excusa—. Simplemente no quiere que sus hijos lo sean, ya si el resto del mundo lo es, le da igual.
—Qué te puedo decir, no soy quién para meterme, pero eso sigue siendo bastante...
—Hola, hola —saludó alguien, interrumpiendo a Niss.
Era un chico rubio, despeinado, bastante alto, cubierto de nieve de pies a cabeza y que solo llevaba una sudadera azul y unos vaqueros simples.
—¿Qué coño haces aquí, Zack? De hecho, ¿cómo mierda has llegado y entrado? —cuestionó el pelirrojo que se encontraba a mi lado ahora.
—He aprovechado que la nieve ha parado un poco y he entrado por la puerta trasera. Quería ver a mi novio. —Se encogió de hombros, como si fuera lo más casual del mundo.
Era guapo, debía admitirlo, y tenía un lunar muy bonito bajo su ojo derecho.
—Oh por Dios, qué simp eres.
"Zack" rodó los ojos y mostró una sonrisa ladeada.
—Por Hass, siempre. —Tomó algo de la nevera y comenzó a comérselo como si nada, como si fuera su propia casa—. ¿Quién es él? ¿Tu nuevo novio, ligue, acostón?
Me señaló con un movimiento de cabeza.
—Es el hermano pequeño de Airy —siseó Niss, sonrojado.
—Oh, hola —me sonrió—, encantado, soy Zack.
—Mya, buenas —musité.
—¿Pero no os habéis acostado?
Acabé por casi escupir todo el trozo de tostada que se encontraba en mi boca, pero conseguí agarrar una servilleta antes.
—¿A qué viene eso? —pregunté horrorizado.
—Bueno, llevas la ropa de Niss y, además, casi siempre que vengo, tiene un ligue nuevo. No dudaría que se hubiera acostado contigo a pesar de que seas el hermano de su mejor amigo.
—¿Pero qué tipo de mejor amigo crees que soy? —cuestionó el susodicho.
—Uno de mierda.
—¡Mira quién fue a hablar! Don Lealtad.
—Eh, eh, eh, cuidado con lo que dices, yo he sido muy buen amigo.
—Un buen amigo no suele tirarte a la piscina en pleno invierno mientras duermes —tosió Niss.
—¿Cómo te has enterado?
—Hass me lo ha contado.
—Solo fue una broma de venganza —musitó el rubio, dejando su bol a un lado y peinándose el cabello hacia atrás con los dedos.
Vale, joder, no había visto sus ojos azules. Eran demasiado bonitos para parecer reales, quizá eran los más comunes de entre todos los tonos, pero le quedaban muy bien.
No estaba acostumbrado a ver gente tan bonita, ¿vale?
—Mya, ¿te encuentras bien? —Niss agitó su mano delante de mi rostro.
Meneé la cabeza para aclarar mis pensamientos.
—Solo pensaba que Zack es muy guapo. —Me sonrojé.
—Tiene novio, ¿sabías? Y es mi hermano. —Frunció el ceño.
—Que solo he dicho que es guapo, por Dios.
El mencionado rió y se apoyó en la encimera.
—Gracias, no me lo suelen decir mucho.
¿Y esa sonrisa angelical? Me iba a morir, realmente parecía un solecito andante.
Odiaba a la gente bonita, de verdad. Encima, a mi lado estaba Niss, que también era jodidamente guapo. Tenía que admitir que de los dos, quien más hipnotizado me tenía, era el segundo, quizá porque tenía sentimientos entremezclados, pero objetivamente, ambos eran muy, pero muy agradables a la vista.
—Eso a mí nunca me lo has dicho —se quejó el pelirrojo.
—Si te cambias el color del pelo, igual me pienso eso de decírtelo o no.
—Me lo tiño en dos semanas, sin problema.
—¿Otra vez? —preguntó Zack.
—Sí, de azul, creo, no sé.
—¿Te harás una mecha como Ben o entero? —bromeó el rubio.
—Qué va, entero, quien le tenga a morir, que no nazca.
Ambos rieron y siguieron su conversación animadamente. Más tarde, vino Hassel, quien se sorprendió al ver a su novio y lo abrazó por un buen rato, hasta que llegaron sus padres y Logan, quienes lo acapararon.
Sentí una punzada en el pecho al presenciar dicha escena, sabiendo que mi madre jamás sonreiría de la misma forma que tía Audrey le sonreía a Zack, y mucho menos recibiría así a mi novio, si tuviera.
Ojalá pudiera tener eso.
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