Capítulo 26: El mundo recordará a Niss.
❝ Don't waste a second or a breath, you don't know when you're gonna lose them ❞
Airy.
Le pegué un puñetazo al saco de boxeo con todas mis fuerzas, rompiéndolo.
—Ups.
—Airy, voy a comenzar a hacerte pagar por todos tus destrozos de bruto —bufó el jefe, quien se encontraba tras el mostrador, haciendo cuentas.
—Ha sido sin querer, no es mi culpa que la calidad de tus materiales sea tan mierda —me quejé.
—Serás... Qué adolescente más irrespetuoso. —Me miró mal.
—Qué abuelo más gruñón —me burlé.
—¿Saben tus amigos que tienes una actitud tan mala? —cuestionó.
Agarré mi botella de agua y le pegué un trago.
—No tengo amigos.
—¿Y el tal Niss ese del que tanto hablabas? —preguntó.
—Muerto. —Me encogí de hombros.
Él abrió mucho los ojos y se disculpó reiteradas veces, haciéndome carcajear.
—Era broma. —Me limpié una de las lágrimas que me habían salido por la risa—. Aún no ha muerto.
—¿Airy? Pero ¿tú estás bien de la cabeza? —gruñó.
—No mucho, mi madre me estampaba contra la pared de pequeño. Creo que perdí bastantes conexiones neuronales durante ese proceso de crecimiento.
Me miró con horror.
—Tienes un humor... curioso.
—Yo no lo llamaría humor, pero cada quién con sus cosas.
—Estás muy trastornado, hijo mío.
—¿Acabas de darte cuenta? —sonreí burlonamente.
—Vas a hacer que alguien te acabe dando una paliza —declaró.
—Quiero ver quién es capaz —murmuré, recogiendo mis cosas y guardándolas en mi bolsa de deporte.
—Yo también.
—Bueno, eso es todo por hoy, jefecito. Me voy, tengo mis últimos exámenes esta semana y tengo que estudiar duro.
—Cierto, que eres un alumno de último año, a veces se me olvida con lo violento que eres.
—No soy violento —resoplé.
—Ay, sí, perdona, no me pegues, ¿vale?
—Jacques —le reproché.
—No puedes decirme que no eres violento si hace unos meses viniste con la mano totalmente destrozada por romperle la cara a uno de tus compañeros de clase. —Alzó la ceja.
—Empezó él metiéndose con mi hermano. —Hice un puchero.
—Quisiera conocerlo algún día para saber quién es la única persona que ha conseguido derretir el oscuro y frío corazón de Airy con su amor fraternal.
Reí y le saqué el dedo del medio.
—Nos vemos si eso.
—Si no te has mudado de un día para otro, ¿no?
Le sonreí en respuesta y salí del gimnasio para ir a la cafetería a por algún café lo suficientemente fuerte para mantenerme despierto por lo que quedaba del día.
Mientras volvía a casa, quité la estúpida sonrisa que decoraba mi rostro, pues no había nadie para verla.
Era tan tonto sonreír aunque no estuviera feliz, pero quería ahorrarme las preguntas.
Al volver a casa, tuve la mala suerte de descubrir que mamá estaba gritando de nuevo y con más fuerza que de normal. Respiré hondo y entré a casa con cuidado de no comerme ningún jarrón por el camino.
Fruncí el ceño al ver a Eira escondida tras mamá y a Mya llorando de rabia.
¿Qué coño has hecho, Eira?
—¡Yo no te he criado así, Mya! —chilló mi madre.
—Y según tú, ¿¡cómo mierda me has criado!? —espetó Mya.
—¡Así seguramente no! —Ella estaba sujetando el teléfono de mi hermano, señalando la pantalla.
Pude suponer rápidamente que había visto su fondo de pantalla, o peor, una foto de ellos besándose.
—Mamá, cálmate, ¿quieres? ¿Qué ocurre? —me entrometí.
—¿Que qué ocurre? ¡Tu hermano es un enfermo, Airy! ¡Igual que toda esa familia de los Walsh!
Abrí los ojos, sorprendido.
—¿Qué?
—¡Si hubiera sabido que Niss venía a casa para corromper a Mya, jamás le hubiera permitido el paso! —gritó.
—¿De qué cojones hablas, mamá?
Me acerqué a ella y me entregó el móvil, este no era de Mya, sino de Eira. Tragué saliva y deslicé el dedo por la pantalla, encontrándome una foto de Niss y Mya besándose.
Lo que más temía se había hecho realidad.
—Si Eira no me lo hubiera dicho, ¿me lo seguirías ocultado?
—¿¡Y a ti qué te importa!? —replicó Mya.
Habían sido meses muy duros para él como para que mi madre estuviera gritándole por esto.
Quizá era egoísta de mi parte aprovecharme de la situación, pero probablemente, esta podría ser mi última oportunidad para llevármelo de esta infernal casa.
No había planeado que fuera tan repentino, pero una oportunidad era una y no la iba a desperdiciar.
—¿Te lo ha dicho Eira?
—¡Sí! —contestó.
La mencionada me miró con algo de miedo, pero yo sonreí.
—Así que por fin te has enterado.
—¿Qué? ¿Tú también lo sabías, Airy?
—¿Cómo no? Si yo los apoyé para que estuvieran juntos —mentí.
Abrió la boca, totalmente ofendida.
—¿Cómo has podido hacer eso? ¡Tú hermano podía haber sido normal!
—Yo lo veo totalmente normal. —Me encogí de hombros.
—Airy...
—Ni Airy ni más mierdas, Nelly, cállate la puta boca, ¿quieres? Déjalo en paz.
Ya no tenía el compromiso de llamarla madre.
—No me hables así —advirtió.
—¿Así cómo? —dije con tono burlesco, ganándome una mirada de odio y una casi bofetada que paré justo a tiempo, agarrándola de la muñeca—. No te atrevas a tocarme, Nelly.
—¡Airy, suelta a mamá! —Eira intentó abalanzarse contra mí, pero la esquivé, soltando a mi "presa".
—Cállate, mala hermana —ordené.
—¿Qué te pasa, Airy? —Nelly me miró, confusa.
—Que estoy harto de tus tonterías y esto ha sido el colmo. Os estaba aguantando por Mya, pero como os habéis comportado como completas imbéciles, ya no voy a seguir fingiendo que me importáis. —Me encogí de hombros.
—¿Por qué defenderías a Mya? Ese enfermo debería...
—¿Irse de tu casa ahora mismo? —Interrumpí—. No te preocupes, que no lo estás echando, me lo estoy llevando yo.
—¿De qué hablas, Airy? —Mya se acercó y me sujetó por el borde de mi camiseta.
—Nos vamos de aquí, Mya. —Acaricié su cabello.
—¿Y dónde te vas a quedar? —rió mi madre—. No tienes dinero, ¿cómo vais a sobrevivir sin mí?
—Sobreviviendo.
—Ni siquiera te atrevas a irte, Airy —amenazó.
—¿O qué? ¿Me lanzarás un jarrón a la cabeza? ¿Me pegarás con el cinturón? ¿Me estamparás contra la pared? Qué miedo. —Rodé los ojos.
—¡Si tan independiente te crees, tienes cinco minutos para recoger todas tus cosas e irte! —Señaló la puerta de casa.
—Suficiente.
Sin siquiera dejar el tiempo correr, metí a Mya en su habitación y le dije que cogiera todo lo importante mientras yo me dirigía a la mía y sacaba una bolsa que ya tenía preparada. Agarré el dinero que había estado ahorrando y casi todo lo necesario para huir de una vez. Antes de abandonar lo que alguna vez fue mi hogar, miré mi vacía habitación.
Había sido buena idea dejar los aparatos más grandes, como mi bajo, en casa de Niss por precaución.
Me acerqué a la habitación de Mya, viéndolo llorar arrodillado en el suelo, delante de una maleta en la que estaba metiendo casi todo.
Inspiré hondo antes de acercarme y abrazarlo.
—¿De verdad que nos vamos? —preguntó.
—Sé que es repentino, pero sí. Te voy a sacar de aquí, Mya.
Sorbió su nariz y asintió.
Lo ayudé a guardar el resto de sus cosas agarrando una mochila en donde dejé lo más importante como sus dispositivos electrónicos, cargadores, dinero y demás. Para cuando se nos acabó el tiempo, ya no quedaba nada en su habitación.
Bajé despreocupadamente con Mya a mi lado, protegiéndolo con mi propio cuerpo.
—Hasta nunca —me despedí con una sonrisa ladina y cerré la puerta, dando por hecho que ya no tenía más familia aparte de Mya.
Él era lo único que me quedaba.
—¿Por qué parece que no te importa una mierda que nos acaben de echar de la familia? —sollozó.
—¿Llamas familia a eso? Mya. —Lo sujeté por los hombros para que me mirase—. Ahora mismo, tú eres mi única familia, ¿vale?
Rompió en llanto.
—¿Qué vamos a hacer? No quiero dormir bajo un puente, Airy.
—No vamos a dormir bajo un puente, Mya, por Dios. Llevo meses preparándome para esta situación. —Saqué mi teléfono y marqué un número.
—¿Hola? —contestó la voz, adormecida.
—Necesito ayuda.
—Guau, Airy, ¿tú? ¿Pidiendo ayuda? Cada día me sorprendes más cuando pensaba que era imposible.
—Me ofendes —bufé.
—De nada, vente a mi casa.
—¿Seguro? —dudé.
—Sí, yo aviso a mi madre.
—Gracias, Niss —murmuré.
—Un placer, hombre. Parece que te da vergüenza agradecerme o algo. Te espero.
—Vamos yendo. —Y entonces, colgué.
—¿Niss? —cuestionó mi hermano.
Asentí.
—Vamos a su casa y te explico todo.
Obedeció e hicimos el recorrido en silencio.
Quizás era yo el insensible, pero ni siquiera me sentía shockeado o decepcionado por lo ocurrido. Nelly había actuado exactamente como me lo esperaba. Lo único de lo que me arrepentía era que los gritos hubieran estado dirigidos a Mya en vez de a mí.
A pesar de que a mí me daba igual su existencia, Mya seguía queriéndola y considerándola su madre.
Niss nos abrió la puerta con el pelo totalmente despeinado y una cara de cansancio notable. Al ver a Mya, su expresión cambió por completo a una de preocupación y se acercó a él para consolarlo. Mya volvió a quebrarse en los brazos de Niss.
Tía Audrey vino después, al escuchar el llanto de mi hermano. Nos guio a ambos al salón, en donde nos dio la oportunidad de explicarnos.
—¿Nelly de verdad ha hecho eso? —Nos miró con horror después de que le contáramos la situación.
—Sí —respondí, fingiendo algo de tristeza.
—¿Cómo va a echar a sus propios hijos?
—Pues lo ha hecho —musité.
Negó con la cabeza, totalmente decepcionada.
—Yo jamás podría echar a uno de mis hijos de casa por algo tan nimio —declaró—. Oh por Dios, ¿necesitáis un lugar para dormir?
—Bueno, podemos conseguir un hotel —indiqué.
—¡Ni de broma! En casa hay suficiente espacio para que os quedéis, solo hace falta ordenar un poco la habitación.
Ni siquiera nos dejó responder porque subió las escaleras y dio un portazo.
—Pues... bienvenidos a casa, nuevos compañeros de piso —bromeó Niss.
—¿No seremos una molestia? —Mya se aferró a él.
—Qué va. Si Airy prácticamente vivía aquí —comentó.
—Ahora lo hago oficialmente, supongo —reí.
—Sigo sin creerme que tía Nelly de verdad se atreviese a echaros de casa —bufó.
—Quizá la provoqué un poco. —Me encogí de hombros.
—Joder, Airy.
—No quería quedarme ni un día más en ese infierno. Además, te quejarás ahora que puedes dormir con Mya todos los días.
—De eso no me quejo, lo admito. En fin, y yo pensando que mi vida era dura.
—¿Qué vida? ¿Los tres días que te quedan? —carcajeé.
—Qué hijo de puta que eres —resopló entre risas.
—No bromeéis con eso ahora, por favor —suplicó Mya, llorando
Me callé al instante.
Podía entender perfectamente su dolor. Yo también lo sufría.
Tal vez era muy frívolo de mi parte actuar como si todo fuera una broma, pero al mismo tiempo, se sentía muy idiota derrumbarse por algo que era inevitable.
Si Niss iba a morir de todas formas, ¿debía llorar en vez de disfrutar lo que me quedaba de tiempo con él?
Además, si yo colapsaba, ¿qué iba a ser de Mya? Él estaba perdiendo todo tan rápido que ni siquiera podía reaccionar.
Para mí era un proceso fácil porque había estado preparándome para ello y asumiendo desde hacía tiempo que yo era el único que podía cuidarme y cuidar de Mya. En cambio, en apenas unos meses, Mya había pasado por tanto...
No podía dejarlo caer. Haría lo que hiciera falta para sujetarlo, aunque fuera a mi costa. Eso lo tenía por seguro.
Y ahora que no tenía a la controladora de mi madre, quizá, hasta podría llevarlo a terapia.
Por más raro que fuese, en ese momento, el futuro se veía más brillante que nunca aunque estuviera rodeado de desgracia.
Esa noche, aún cuando no era necesario, tía Audrey nos ofreció un techo hasta que yo consiguiera entrar a la universidad y la posibilidad de mantenernos a ambos. Hasta entonces, ella se haría cargo de nosotros, según tía Audrey: "sois como mis hijos de distinta sangre".
No obstante, conseguir un techo no era el único objetivo que tenía en mente, aún me faltaba recompensar a Niss, no solo por esto, sino por todas las veces en las que me había salvado el culo, y todo ese tiempo que habíamos estado juntos.
Porque ambos habíamos prometido al mismo tiempo que dejaríamos una marca en el mundo.
Niss no moriría hasta que cumpliéramos esa promesa.
Haría que el mundo recordase a Niss para siempre.
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Ups, capítulo potente KSJDKS, sobre todo porque está narrado por Airy y buf, es que él es tan 📈📈📈📈. En mi defensa, cuando escribo a las 3 de la mañana, mi cabeza se vuelve loca JAJAK.
En fin, :( Nelly ha descubierto lo de Mya con Niss por culpa de Eira 😠.
Y bueno, ahr, Airy y su lealtad, amo mucho.
No sé qué más decir, así que buenas noches :D.
Besitos de media mañana.
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