Capítulo 23: Me estoy quedando sin tiempo.
❝ When we get old, will we regret this? Too young to think about all that shit. 'Cause we could stay at home and watch the sunset ❞
Volver a clase parecía más sencillo en mi mente, pero cuando me planté delante de la entrada del instituto, mis pies no se movieron más allá.
No pudieron. Me paralicé nada más llegar.
—¡Mya! —saludó Niss, apareciendo por detrás de mí.
—Hola. —Tragué saliva.
—¿Qué haces aquí? ¿Me estabas esperando? Qué lindo de tu parte.
—Sí, bueno, si eso quieres pensar.
Carcajeó.
—¿Qué ocurre?
—No me puedo mover —confesé, a punto de romper en llanto.
—Ey, tranquilo, estoy a tu lado, ¿sí? Te acompañaré a tu clase, ¿vale? —Me dio un empujoncito y comenzamos a caminar.
Pude sentir las miradas de la gente, así que me escondí detrás de Niss mientras le volvía a agarrar del borde de su chaqueta.
—No puedo.
—Mya, tranquilo, ¿sí? Lo que los demás piensen es una tontería. Ellos no tienen la potestad de decidir sobre tu vida.
—Es fácil decirlo, ahora aplícalo. —Fruncí el ceño.
—Vale —contestó.
Entonces, me agarró de las manos y entrelazó nuestros dedos. Comenzó a caminar hacia mi aula con calma, como si nadie nos estuviera observando, aunque teníamos la mirada de decenas de alumnos sobre nosotros.
Agaché la cabeza, avergonzado, pero no las separé. De alguna forma, era reconfortador tenerlo a mi lado y poder estar juntos sin tener que fingir u ocultar nada.
El recorrido hasta la puerta se me hizo corto a su lado y, antes de que nos pudiéramos despedir, Arley y Nix se abalanzaron al verme, tirándome al suelo.
—Auch —me quejé.
—Mya, pensábamos que te habías muerto o algo —lloriqueó Nix, dándome suaves golpes en el pecho.
—Aún no me voy a morir —bromeé, recibiendo un golpe más fuerte en respuesta de parte de Arley.
—Tú no te vas a morir hasta que yo te deje, pedazo de imbécil. —Me abrazó con fuerza.
—Yo también os he echado de menos —murmuré.
—Que sepas que nos hemos encargado de hacerle la vida imposible a Austin mientras nos estabas. Ni de broma se quedaba de rositas el cabrón —indicó Nix.
—Ow, es lo más bonito que han hecho por mí. —Fingí limpiarme una lágrima.
—¿Te encuentras bien? —preguntó el rubio.
Asentí.
—Dentro de lo que cabe, estoy mejor.
—Estábamos tan preocupados. —Nix comenzó a llorar de verdad.
Intenté consolarla abrazándola, pero acabé llorando junto a ella, y con nosotros, Arley.
Al final, acabamos calmándonos porque las clases estaban a punto de comenzar. Mis mejores amigos entraron al aula, yo los imité, no sin antes despedirme de Niss con un abrazo y un beso en la mejilla.
Todo se sentía extrañamente bien.
Airy.
—¿Lo harás en serio? —cuestionó Niss.
—Sí, ¿por qué no? Ya he ahorrado suficiente y estoy por graduarme —repliqué expulsando el humo del cigarrillo por la boca e intentando darle forma, fracasando.
—Independizarse a los dieciocho es muy precipitado, ¿no?
—No cuando tu madre está mal de la cabeza y dispuesta a echarte de la casa por homosexual. —Me encogí de hombros.
—Pero no creo que Mya le cuente a tu madre de lo nuestro.
—Él no, pero yo sí.
—Te odiará —siseó.
—No tengo por qué hablar de vosotros dos, lo sabes, ¿no?
—¿Estás diciendo que le dirás a tu madre que eres homosexual para que te eche de casa y tener una excusa para independizarte?
—Joder, Niss, ¿cómo eres tan inteligente? —me burlé sarcásticamente.
Rodó los ojos.
—¿Por qué te inventarías algo así para joderte la vida?
—Número uno, así me aseguro de que jamás se me vuelva a acercar, número dos, no me lo estaría inventando.
Se giró, mirándome con sorpresa.
—Guau, eso sí que es un plot twist.
—No finjas que no te lo esperabas —bufé.
Rió y asintió.
—Para hacerlo más épico, podrías decirle que te has estado follando al vecino todo este tiempo o algo así —propuso.
—Iugh, no, mi vecino más joven tiene cuarenta y cinco años.
—Cuanto más arrugada la pasa, más dulce la fruta.
—Qué imbécil, Niss —carcajeé—. A mí no me van los daddies, gracias.
—Claro, porque a ti te gustaría ser uno.
Negué con la cabeza, riéndome.
—Solo me falta el dinero para ser uno, porque lo de ser un bombón es de nacimiento.
Ambos carcajeamos y seguimos charlando durante lo que quedaba del descanso.
Aunque mi cabeza no podía evitar pensar en el mismo tema todo el rato.
¿Cómo iba a sacar a Mya de ese infierno sin quemarnos a los dos?
Yo no tendría problema para mudarme una vez que me aceptaran en la universidad, de todas formas, ya no quedaba nada en esta destartalada ciudad que pudiera atarme, además de mi mejor amigo y mi hermano pequeño.
Sin embargo, él tenía una vida aquí, a lo que se aferraba con fuerza. Yo no podía obligarle a abandonar todo lo que tenía, por más que quisiera que fuera feliz.
—¿Te lo llevarás? —Volvió a preguntar Niss.
—¿Acaso quieres quedártelo tú? —bromeé.
—No podría, no tengo el tiempo ni las fuerzas —dijo más serio de lo normal—. ¿Lo harás? ¿Lo protegerás?
—Sí él me deja —murmuré.
—¿Qué pasará con tu hermana?
—Nunca me cayó bien. —Me encogí de hombros.
—Eso es algo fuerte de decir en voz alta.
—No es como si fuera mentira. Es la favorita de mamá, a pesar de sus exigencias, está sobremimada y necesita aprender a respetar a sus mayores. Estará bien con ella.
—Pero Mya sí la quiere, ¿no?
—Si él me lo pide, quizá pueda pensar en lo de llevármela.
—¿Cuánto dinero has ahorrado hasta ahora? —Niss le dio una calada a su cigarrillo.
No pude responder porque el timbre sonó, pero cuando comencé a levantarme, él me detuvo y me propuso saltarme lo que quedaba de clase. Pareció más una súplica que un favor.
—Lo suficiente para dos billetes de avión y cuatro meses de vida decente para dos personas, creo.
—¿Necesitas más?
—Nunca está de más tener un dinero extra —suspiré—. Si sigo trabajando hasta agosto y reduzco mis gastos, podría ahorrar para dos o tres meses más.
—¿A dónde irás?
—Cualquier lugar que esté a más de una hora de distancia en coche.
—Qué requisito más específico —bromeó.
—Mi madre odia conducir —sonreí con malicia.
—Cuánta maldad en una sola persona
—La quiero lejos de Mya —suspiré—. Podrías venirte con nosotros.
—No creo que pueda —rió con tristeza.
—¿Por qué? ¿Tanto nos odias?
Sonrió y negó con la cabeza, apenado.
—Sabes que no es eso. No es que no quiera, simplemente no está en mi mano.
—Niss... ¿qué me estás ocultando? —Fruncí el ceño.
—Cositas —rió nerviosamente.
—Niss —repetí con un tono de advertencia.
—Las cosas se me han escapado de las manos, Airy. Ya le he hecho daño a Mya una vez y no sé si podré aguantar verlo llorar una segunda vez. —Apretó los labios.
—Niss, ¿qué cojones has hecho?
—Ser egoísta —confesó—. Tomé cosas sabiendo que no podría mantenerlas en mis propias manos.
—Del uno al diez, ¿qué tan malo es teniendo en cuenta que el diez sería mandarte a la tumba?
—Ehm, ¿quizá un nueve coma cinco?
Crují mis dedos y sonreí falsamente.
—O comienzas a hablar o va a acabar mal.
—¿Alguna vez has sentido que la vida es un chiste malo y nosotros los protagonistas de su tragedia?
—Sí —repliqué, interesado.
—Jamás me he quejado de nada y he aceptado siempre todo lo que me ocurría, pero por primera vez, siento que la vida está siendo injusta conmigo.
—Niss, ¿qué coño te ocurre? ¿Desde cuándo eres tú tan negativo? Ese es mi papel.
—Airy, me están arrebatando todo lo que tengo y no sé qué hacer.
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No he podido evitar subir este capítulo antes porque me emociona :'). La novela está en su último arco; 7 meses de historia en los 7 u 10 capítulos que quedan JAJAJ.
¿Y lo de Niss? Well, muchos ya os lo esperabais ;v;. No voy a decir qué es para las personas que aún no lo hayan entendido JAJA, así que quienes leáis, tampoco lo digáis shhh.
Antes de que vengan los lloros, la novela sí tiene final feliz JAJAJ así que esperaaad.
En fin, besitos vespertinos <33.
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