Un lado dominante
Para que puedan ubicarse en el espacio-tiempo, quería aclarar que el primer capítulo fue un viernes por la noche, el segundo fue el sábado, entonces hoy es domingo :D
Quiero tratar de hacerlo un poco realista, y como en la vida real se trabaja xD hice que se desarrollaran estos acontecimientos el fin de semana :3
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Volviste a levantarte tarde hoy, porque estuviste hasta tarde hablando con Arthur anoche. ¿Qué estará haciendo? Quieres ser más cercana a él, entonces decidiste invitarlo a almorzar.
Le enviaste un mensaje de texto y aceptó.
Fuiste al restaurante que quedaron y al llegar él ya estaba esperando.
-¿Esperaste mucho? -preguntaste al tiempo en que te sentabas en la mesa.
-No te preocupes, llegué recién -respondió tranquilamente.
Luego de eso hubo un silencio incómodo, entonces pidió una cerveza.
Para buscar algún tema de conversación, le preguntaste algo.
—Y, aparte de mí, ¿Has conocido otras personas? ¿Tienes amigos?
—No, no tengo amigos. Ja, y tampoco los necesito, ¡estoy mucho mejor solo! —«Ugh. No debí responder de esa manera...»
—Oh, ya veo, ¿entonces porqué aceptaste comer conmigo? —«lo más probable es que por su carácter no haya encontrado alguien que le aguante, pobrecito, no lo entienden»
—Heh, por nada especial, sólo porque me pareció interesante, ¡eso es todo! —«demonios, ¡estoy empezando a odiarme!»
Sin decir nada, comenzaste a acercarte más a él, mirándolo directo a los ojos.
—¡Oye! No... me mires así... —en ese momento el mesero le trajo la cerveza, la cual se la bebió toda en unos segundos.
Te acercaste aún más sin sacarle la vista de encima.
—Ugh, ¡deja de mirarme de esa forma...! —estaba más nervioso.
Estiraste de su corbata para acercar más su rostro. Sabías que todo lo que decía era mentira.
—Pues, para ser verdad todo lo que me dices, estás muy nervioso, no te creo nada —con una sonrisa ganadora le diste un beso que él correspondió sin resistencia alguna.
Un poquito después, pudiste notar que sus mejillas estaban un poco rosadas. Lo más probable es que fuera por el alcohol, aunque te miraba con una cara de perrito abandonado.
—Lo siento [Nombre], no quise decir eso... —dijo sumisamente mientras recostaba su cabeza en tu hombro—. La verdad es que me gusta mucho estar contigo —pasaba suavemente su nariz por tu cuello—. Hueles muy bien...
Estabas un poco aturdida, no sabías que el alcohol podía tener ese efecto en él. Pero ya que estaba siendo sincero, podías sacarle alguna información.
—Entonces, ¿me quieres? —levantó su cabeza y te besó.
—Te deseo mucho —respondió como si nada mientras rodeaba tu cintura con un brazo.
«Eh, esa no es la respuesta que esperaba...»
Aunque no te molestaba, pero, no podías esperar otra respuesta a estas alturas.
Él se estaba poniendo muy cariñoso y todos estaban mirando, entonces decidiste que era mejor volver al complejo.
Salieron del lugar, él seguía muy acaramelado, parecían una pareja de verdad, aunque no lo eran... todavía.
Subieron al ascensor y al llegar al tercer piso te atajó.
—No te vayas, quédate conmigo, no me dejes —decía mientras te abrazaba fuerte por detrás y besaba delicadamente tu cuello.
Sus caricias eran muy gentiles, sabías perfectamente en qué iba a terminar todo esto, pero no querías, su relación ni siquiera estaba definida, y querías hacer las cosas bien.
Mientras pensabas todas esas cosas, sin darte cuenta, ya estaban en su apartamento.
Bueno, qué más daba. Si de esa forma podías atraparlo, por qué no aprovechar la oportunidad. Era hora de utilizar todos tus encantos para seducirlo por completo, y así, tenerlo en tus manos. Si era la única manera, entonces todo vale.
Decidiste poner en marcha tu plan. Encendiste la radio con el volumen un poco elevado, lo empujaste para que se sentara en la cama y comenzaste a bailar seductoramente para él, estabas resuelta a cautivarlo.
Te acercabas a él y dejabas que sus manos agarren tu cadera, seguías tentándolo. Te inclinabas a robarle un beso de tanto en tanto, dejándolo con ganas de más, estabas jugueteando con él, para atraparlo.
Poco a poco iba cediendo, entonces empezaste a desvestirte, tentándolo aún más. Ya estando sólo con la ropa interior puesta, te colocaste encima de él mientras lo besabas con pasión.
Él estaba un poco anonadado por tenerte encima semidesnuda. Comenzaste a desabrocharle la camisa traviesamente hasta sacársela. Empezaste a bajar tus labios por su cuello, por sus pectorales, hasta llegar a su abdomen, volviendo a subir. Ya casi lo tenías en la palma de tus manos.
Comenzaste a desabrocharle el pantalón, cosa que le hizo reaccionar. De repente atajó tus manos con las suyas, las juntó atajándolas con una sola mano y las alzó sobre tu cabeza, como si te encadenara.
Su rostro cambió por completo sin que te dieras cuenta, su mirada era lujuriosa, hasta un poco depravada quizá.
—Lady, ya me has provocado mucho, pero el que manda aquí soy yo —se paró en seguida y con el otro brazo libre rodeó tu cintura y te apretó fuerte contra él mientras te besaba salvajemente.
Te trepaste por él aferrando tus piernas a su cintura. Aunque quiera dominarte, no lo iba a conseguir, eras tú la que debía hacerlo, no ibas a ceder.
Se seguían besando, lentamente soltó tus brazos, los cuales rodearon su cuello mientras te ponía contra la pared. Sus labios ahora bajaban hasta tu estómago mientras acariciaba tus muslos.
Poco a poco el calor en tu cuerpo iba subiendo, estabas cediendo. Despacio tus piernas perdían fuerzas, hasta soltar su cintura. Caíste completamente en sus brazos, te estaba ganando. Al darse cuenta que llevaba la ventaja con una sonrisa satisfactoria, cortó el beso.
Cuando intentaste besarlo de nuevo, te atajó del cabello, tirando tu cabeza hacia atrás.
-Como dije lady, quien somete aquí soy yo -seguía teniendo esa sonrisa, un poco sádica, y volvió a besarte, mordía levemente tus labios.
Estabas perdiendo, ese inglés estaba tomando el control sobre ti. Te sorprendía un poco lo que hacía, la forma en que trataba de domarte, pero ya ni pensabas claramente.
Tus jadeos ante su tacto hacían que su sonrisa creciera. En un momento dado, te empujó a la cama, cayendo boca abajo. Antes de que hicieras algo, te agarró fuertemente de la cintura, levantándola; haciendo que te pongas de cuatro.
—Espera, no quiero hacerlo de esta forma, me parece un poco incómodo —intentaste zafarte pero él te sostuvo más fuerte.
No escuchaste respuesta alguna. Sentiste su cálida lengua recorrer tu espalada, provocando que una electricidad recorriera todo tu cuerpo, erizando toda tu piel, desabrochó tu sostén mientras besaba delicadamente tu espalda, subiendo y bajando; una y otra vez. Masajeaba con fuerza tus pechos mientras mordía tu cuello, lo que te hacía gemir.
Te susurró al oído: —No me parece que te opongas, al contrario, veo que lo estás disfrutando —agarró tu rostro para que lo miraras y te besó, bajando nuevamente por tu espalda.
Ya casi estabas a su merced. Se sacó los pantalones y te sacó la ropa interior. Seguías pensando que esa posición era incómoda, después de todo, era la primera vez que la usabas.
Estabas de rodillas, con la cabeza y hombros recostados sobre la cama, tenías las piernas cerradas en señal de protesta, de verdad deseabas hacerlo con él, pero no de esa forma.
Entonces él introdujo dos dedos en ti, empujándolos, dentro y fuera.
—¡Ah...! —gemiste y como reacción trataste de sentarte, pero el inglés te atajó de nuevo.
Seguía haciendo eso mientras mordía toda tu espalda, y con la otra mano tocaba uno de tus pechos.
El calor en tu cuerpo aumentó drásticamente. Jadeabas pesadamente y sin darte cuenta, cediste totalmente, abriste tus piernas lo más que pudiste mientras él seguía haciendo lo suyo.
Llegó a tu oreja, la mordió, la lamió y de nuevo susurró: —Estás muy caliente lady, no te preocupes, yo te haré tocar el cielo.
Sacó los dedos de tu interior, te volvió a agarrar fuertemente de la cadera, y comenzó a empujar dentro de ti fuertemente, estaba lleno de energía.
Te aferraste firmemente a las sábanas, en serio era incómodo. Pero luego de unos momentos, se sentía demasiado bien, cada vez que empujaba te hacía gritar de placer.
Cada vez más fuerte, cada vez más rápido, todos tus sentidos estaban desapareciendo. Ya no pensabas en nada más que en el placer que sentías por todo tu cuerpo.
En un momento se detuvo.
—¿Quieres que continúe?
—S-sí... —respondiste con la respiración entrecortada.
Se acercó a tu oído y dijo con una voz grave y bastante seductora: —Entonces ruégamelo, pídeme a gritos que continúe.
Era cierto que querías que continúe, pero tampoco ibas a rogarlo, eso hería un poco tu dignidad. Al no escuchar respuesta, empujó hondo en ti.
—¡AH!
—No te escucho.
—m-más... —murmuraste.
—¡Sigo sin escucharte! —volvió a empujar hondo.
—¡Más! —dijiste claramente.
—Eso no es suficiente —volvió a recorrer tu espalda con su lengua y una vez más empujó.
—¡Arthur! ¡Ah! ¡Arthur! ¡Por favor! ¡Quiero más! ¡Dame más! —gritaste con las pocas fuerzas que te quedaban.
Una vez más lamió tu oreja.
—Muy bien, buena chica, así me gusta —y continuó penetrándote.
Seguías gritando, gracias a la música no escuchaban los vecinos.
Después de un rato, terminó. Todo tu cuerpo se desplomó en la cama, estabas hecha una piltrafa. Nunca antes nadie te había hecho el amor de esa manera. En serio, él era el único que lograba encender cada célula de tu cuerpo.
Volteaste para verlo, no te notaba tan exhausto como tú. Se acercó a tu rostro mientras lo acariciaba gentilmente.
—Te has portado muy bien —posó delicadamente sus labios sobre los tuyos.
Se acostó a tu lado y te hizo señas para que te acostaras a su lado y usaras su brazo como almohada. Así lo hiciste.
—Good night, darling —se despidió con un beso antes de dormirse.
Tú te quedaste unos minutos pensando. Nunca imaginaste que Arthur, con el carácter que tiene, pudiera tener esa clase de faceta, aunque tenías que admitir que no te desagradaba para nada. Estabas segura que el alcohol lo ayudaba a soltarse, por eso tuvo ese comportamiento.
—Eres alguien sorprendente —susurraste antes de quedarte dormida.
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En serio... No tengo nada que decir ;_;
*vuelve a desaparecer con un cartón por la cabeza*
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