¡No hablen sin saber!

—¡Anda! ¡Tenemos que ir!
—Hmm... no lo sé...
—¡Ay! [Nombre], ¡hace tanto tiempo que no salimos juntas a divertirnos!
—Es verdad, pero no sé si Arthur quiera ir...
—¡Hmph! ¡Y aunque no quiera! ¡Igual tienes que venir conmigo!
—No puedo hacer eso, aunque me encantaría ir a la inauguración de ese pub. ¡De verdad que hace mucho que no salimos a bailar!
—¡¿Ves?! Entonces, ¿Cuál es el problema? Qué importa si vas sola, hace un mes que están saliendo, ¡no puede prohibirte algo así!
—Él no me prohíbe nada, es que no me gustaría forzarlo a acompañarme; o algo por el estilo...
—Ya sé que anda muy cansado por su trabajo, pero un sábado por la noche no daña a nadie.
—Creo que tienes razón...

Sí, ha pasado un mes desde aquel día y las cosas van progresivamente de maravilla. La relación entre ustedes se ha estrechado cada vez más. Las primeras dos semanas siempre pasaba a buscarte al trabajo e iban a cenar juntos. Los fines de semana salían un rato o simplemente se quedaban en el apartamento de uno de los dos a hacerse compañía.

Hace dos semanas, lo ascendieron como asistente de la junta directiva de la empresa en la que trabaja, por ello sale muy tarde; nunca llega antes de las 9 de la noche al complejo, y por eso ya no pueden pasar tiempo juntos entre semana. Al menos los fines de semana no han cambiado.

—¡Ya está decidido!
—¡Sí! ¡Vamos hoy al pub!
—¡Bien! ¡Nos vemos en la noche! —Ana se fue dando saltitos de alegría.

Tenía razón, hace tanto que no salías a hacer lo que te gusta mucho: bailar. Ir a relajarte dejándote llevar por la música, era lo que siempre hacían con Ana antes de que ambas consiguieran novio.

Con esa sonrisa que alguien tiene al recordar buenos tiempos, fuiste a la cocina a prepararte un café, lo revolvías con una cuchara para enfriarlo un poco, y pensabas en qué diría Arthur al respecto. Tomabas unos cuantos tragos de la taza mientras organizabas en tu mente las actividades del día.

Luego del café, te arreglaste para salir y fuiste al quinto piso. Arthur te había dado la llave de su apartamento, así que podías visitarlo cuando quisieras.

Entraste sin hacer ruido, aún no había rastros por ningún lado de él, por lo que supusiste que seguía durmiendo. Fuiste a su habitación, al abrir la puerta, la única luz que entraba era la de afuera. Te acercaste a la cama; seguía durmiendo profundamente.

—Arthur, ya debes levantarte, son las 9 —encendiste las luces.

Abrió los ojos y te miró con una sonrisa. Estirando perezosamente el cuerpo, se sentó.

Good morning, love.
—¿Cómo amaneciste? —te sentaste a su lado sonriendo.
—Al despertar con tanta hermosura ante mis ojos, me siento de maravilla —te besó.
—Siempre tan amable... —abrazas su cuello.
—Sólo contigo... —toca su frente con la tuya.
—Lo sé...
Honey, iré a darme un baño, ¿quieres acompañarme? —levanta las cejas.
—E-em... voy a prepararte el desayuno, ¿quieres pan tostado? —desviando el tema por completo.
—Claro —ríe.

Vas a la cocina mientras él se prepara para bañarse. Desde aquel día cambió mucho contigo. Lograste que se abra totalmente cuando está junto a ti. Sabes que eres la única que conoce su sonrisa, sus gestos gentiles, sus expresiones...
En los momentos de enojo, tu voz es la única que lo calma, tu abrazo es el que lo relaja cuando está tensionado. Se ha sometido enteramente a ti.

Con los demás se comporta siempre frío y antisocial. Lo comprendes porque, después de todo, no es fácil ser extranjero y convivir con una sociedad, cultura y costumbres completamente diferentes a la suya. Está desamparado en una tierra lejana a la que nació.

A veces le es muy difícil desenvolverse con los demás por los perjuicios. Por eso siempre estás a su lado el mayor tiempo posible, para cuidarlo, apoyarlo y alentarlo; eres todo lo que tiene ahora.

«Contigo todo es fácil de soportar...» —es lo que siempre te dice, lo que te da las fuerzas necesarias para seguir luchando todos los días por él.

Ya serviste el desayuno cuando entró a la cocina y se sentó en la mesa.

—Se ve delicioso, thank you, darling —comenzó a desayunar.

Aunque dejó de lado muchas de las costumbres de su país, siempre es muy refinado cuando come.

Dudabas un poco en preguntarle sobre ir a bailar hasta que te animaste.

—¿Sabes? Esta noche se inaugura un gran pub y Ana me invitó para que vayamos.
—¡¿Pub?! ¿En serio? ¡Vaya! ¡No sabía que también había pubs por aquí!
—Sí... siempre hubo... —no entendías porqué tanta sorpresa.
—¿Y de verdad van a ir? Me... gustaría acompañarte...
—¡¿Lo dices en serio?! ¡Eso sería genial!
—Claro, hace mucho que no voy a uno, es bueno relajarse de vez en cuando.
—¡Concuerdo contigo! —sonreíste muy emocionada.

Pensaste que no iba a querer ir, pero resultó todo lo contrario.
Sonrió y te hizo señas para que te sentaras en su regazo. Así lo hiciste y rodeó tu cintura con sus brazos, mirándote a los ojos.

Sweetie, si eso te hace feliz, esta noche vamos a divertirnos —te besó.
—Sí... —sonreíste un poco ruborizada y lo volviste a besar.

Unas horas antes de salir estabas decidiendo con Ana qué llevar. Ella escogió un vestido rojo, completamente ajustado al cuerpo, bastante corto. El tuyo era un strapless negro sencillo, ajustado al cuerpo hasta la cadera, con una falda un poco holgada hasta 3 dedos sobre las rodillas.

Se juntaron con sus respectivas parejas y fueron a la discoteca.

El lugar era enorme, dos pisos una terraza. El primer piso era el más amplio, la pista de baile central. El segundo era más para sentarse y conversar. Desde allí se podía ver todo lo que pasaba abajo.

Entraron y estaba repleto de gente, el único lugar no tan concurrido era la terraza.

—Qué... es... esto... —dijo Arthur muy anonadado.
—Que más, una discoteca... —sonreíste.
—P-pero... me dijiste que era un pub...
—¿Eh? Son lo mismo ¿no?
—N-no.... Veo que no.... No se parece en nada a lo que en mi país llamamos pub...
—L-lo siento... no sabía eso... ¿te molesta haber venido?
—Claro que no, es que no sabía que dos cosas tan diferentes podían tener el mismo nombre... —risa nerviosa.
—Y-ya veo...

No parecía molesto, pero se veía un poco incómodo en ese ambiente.

—¡Wow! ¡Es increíble! ¡Vamos a bailar! —exclamó Ana muy emocionada.
—S-sí... —miraste a Arthur para ver qué decía, y sólo miraba hacia otro lado.

Ana te estiró y fueron a un costado de la pista, donde no había tantas personas. Arthur te siguió un poco desanimado.

—No puede ser... ¡¿Ana y [Nombre]?! ¡Qué alegría verlas! —se lanzó encima de ti para abrazarte.
—¡Bella! ¡Tanto tiempo! ¡Es genial volver a verte! —correspondiste el abrazo.
—¡Sí! ¡No puedo creerlo! ¡Eli! ¡Monique! ¡Michelle! ¡Vengan! —gritó la chica volteando hacia atrás.
—¡Kya! ¡Ana! ¡[Nombre]! ¡Es increíble volver a verlas! —gritaron las demás al verlas.

Luego de un gran abrazo grupal de reencuentro, seguían saltando unas por otras de la emoción, olvidándose de algunos...

—¡Ya decía yo que íbamos a encontrarnos en un lugar así! —exclamó Bella.
—Sí, ¡después de todo siempre nos gustó salir a divertirnos! —agregó Monique.
—¿Y qué les parece? El pub es increíble, ¿verdad? —dijo Michelle.
—Sí, ¡está genial! —respondió Ana.
—Oye, ¡[Nombre]! ¿En qué planeta estás? ¡Vamos! ¡Di algo! —dijo Eli bromeando.

Tú mirabas disimuladamente al inglés, quien estaba un poco apartado del grupo. Y al fin se dieron cuenta que no estaban solas.

—Whoa, ¡ahora entiendo por qué estabas tan callada! ¿Qué esperan para presentarnos a sus galanes? —habló bajito Michelle.
—¡Nosotras también vinimos acompañadas! —dijo Eli. Seguido cada una fue a la barra a buscar a su novio.

Te acercaste a Arthur y agarraste su brazo. —Si quieres podemos irnos...
—N-no, cómo crees... además te encontraste con tus amigas...
—Entonces, ¿puedo presentarte con ellas?
—Claro... —sonrió y te acompañó.
—Bueno, les haré una presentación rápida para no alargar tanto —dijo Bella. Y señalando fue nombrando a cada uno.
—Él es mi Antonio, Gilbert es el novio de Eli, Francis es la pareja de Monique y Sadik es el novio de Michelle —sonrieron todos saludando muy cordialmente.
—¡Es un gusto conocerlos! Él es Daniel —dijo Ana señalando a su novio.
—Él es Arthur... —te apegaste más al inglés.

Todos ya conversaban y eran muy sociables, mientras que Arthur no hablaba mucho y se veía cada vez más incómodo.

—Disculpen, iré a la barra por un trago —dijo con una sonrisa forzada y se fue.
—Pues, ¡es momento de chicas! —exclamó Bella.

Eso le dio a entender a los demás chicos que debían retirarse. Al hacerlo, Monique dijo: —Wow, ¡es muy guapo! ¿De qué país viene?

—De Inglaterra —contestaste un poco ruborizada.
—¡Oh! ¿Y no tiene algunos amigos que pueda presentarnos? —bromeó Michelle.
—N-no... no tiene... que yo sepa, y tampoco mencionó a su familia...
¡¿Eh?! ¿En serio? ¿Y no sabes por qué salió de su país? —indagó Eli.
—N-no...

-Punto de vista de Arthur-

Tomaste unos pequeños sorbos de tu vaso de cerveza y volvías junto a tu novia, cuando viste que estaban hablando muy seriamente con ella. Eso te intrigó y decidiste acercarte disimuladamente a escuchar.

—Nena, te queremos mucho por eso queremos saber cómo va todo... —decía la castaña de ojos verdes.
—Es verdad, que no tenga amigos lo comprendo, es un poco... apático... —comentó la morena de ojos marrones.
—No es por maldad querida, pero los ingleses tienen muy mala fama, no me gustaría que salieras lastimada; teniendo en cuenta que ni siquiera sabes los motivos por los cuales no está en su tierra natal... —añadió la rubia de ojos verdes.
—Por lo menos dinos, ¿te atiende como se debe? —preguntó la otra rubia de trenza con lentes.
—¡¿D-de qué hablas?! —[Nombre] se sonrojó mucho más, parecía un tomate.
—No te hagas nena, sabes a lo que nos referimos... —insistió la castaña de ojos verdes.
—Bien... de maravilla... —contestó un poco avergonzada tu novia.
–Eh~ Ya veo~ así que es por eso que sales con él~ —bromeó la rubia de ojos verdes.

Escuchar todo eso te hizo sentir mal. Al principio sentiste mucha rabia que intentaste contener cerrando fuertemente el puño. Que sólo el sexo fuera el motivo...

«Son unas...» —no terminaste la frase en tu mente al reflexionar todo lo que habían dicho.

Abriste los ojos de golpe, al darte cuenta de que, tenían razón. Tal vez no eres lo suficientemente bueno para ella, a pesar de lo mucho que la quieres.

«Después de todo... siempre fue así...»

En el momento en que sentiste que estaban en lo cierto, te embargó una gran tristeza.

«Es verdad... nunca fui bueno para nadie...»

Bebiste de tu vaso para ahogar la pena, hasta que el sonido de su voz te detuvo.

-Tu punto de vista-

Estaban comenzando a irritarte todos los comentarios que estaban haciendo. Miraste alrededor para tratar de desviar la atención de ellas. Y ahí lo viste, al rubio tomando con una gran tristeza en los ojos, estaba cerca, por lo que en seguida supiste que escuchó todo lo que habían dicho.

Eso te hizo enfurecer. Cómo se atrevían a juzgarlo de esa manera sin siquiera conocerlo.

—Chicas, siento decirles esto, pero creo que están siendo demasiado superficiales para juzgarlo de esa manera sin conocerlo siquiera. Ustedes no tienen ni idea de cómo es él en realidad, y nunca lo sabrán, porque la única que decidió conocerlo sin prejuzgarlo fui yo. Y amo todo lo que conozco de él, incluso si hay algo que no conozca, lo seguiré amando.
Mi vida cambió por completo desde que lo conocí, todo fue tan repentino, en tan sólo unos días puso mi mundo de cabeza, pero como dice un refrán: Si el amor debe ser verdadero, las casualidades deben volar hacia él desde el primer momento.
Estoy segura que él es el hombre con quien quiero estar, sin importar lo que digan los demás, ni siquiera ustedes. No lo cambiaría por nada.
Yo soy muy feliz con él y eso es lo que importa, nada más. Disculpen —al terminar de hablar te retiraste despacio, intentando escuchar alguna reacción.

-Punto de vista de Arthur-

Todas quedaron perplejas por sus palabras, incluyéndote. No podías creer que todo eso haya salido de su boca.

«Se ha peleado con ellas por mí...»

Un suspiro profundo salió de tus labios sonrientes.

My love, me haces tan feliz, a tu lado siempre me siento tan seguro —te dijiste a ti mismo y te quedaste un rato pensando.

-Tu punto de vista-

Pasaste detrás de él sin que se diera cuenta y escuchaste todo lo que dijo, lo que te hizo sentir muy aliviada. Y al recordarte de esas chicas, volvías a enojarte. Te dirigiste al centro de la pista para estar lo más lejos posible de ellas.

˝Tch... nunca creí que podía llegar a odiarlas —te aguantaste para no decir ninguna grosería por ellas, aunque se lo merecieran—. ¡Qué saben ellas para hablar de esa manera! —antes de continuar quejándote comenzó a sonar la música, por fin empezó la fiesta.

—Heh, en el mejor momento... —toda la gente comenzó a saltar eufórica y el beat de la música hacía temblar el lugar, podías sentir cómo retumbaba la música en tu pecho.

Esa música, cautivó tus cinco sentidos desde el primer instante. Cerraste los ojos y tu cuerpo se dejaba llevar lentamente por el ritmo, olvidándote de todo alrededor, encerrándote en tu mundo, donde sólo esa música existía.

Era como estar en un trance. Tus manos estabas sobre tu cabeza mientras contoneabas tu cuerpo al son de aquella hipnotizante canción.

I could feel your heartbeat
I could feel the sun when you looking down
I could feel your heartbeat
I could feel the sun when you looking down

Cause it's you who I'm loving
And it's you that I wanna breath
And it's you who I'm loving
And it's you that I want and need...

Comenzaste a saltar al compás del beat, al escuchar esas palabras, la única persona que veías en tu mente era Arthur.

-Punto de vista de Arthur-

Al escuchar la música volviste a la realidad, miraste alrededor buscándola, pero en medio de tanta gente era imposible verla. Fuiste al segundo piso para poder ver dónde estaba.

Te apoyaste en la baranda mirando hacia abajo, y allí, en medio de la pista, la viste, destacando entre toda la multitud, bailando con el alma; es realmente preciosa.

Bajaste rápidamente abriéndote paso entre las personas, hasta llegar a estar frente suyo, aunque ella no se diera cuenta de tu presencia.

Mirabas fijamente sus movimientos, estaban atrapándote, llevándote poco a poco a su mundo. Sonreías mientras tu cuerpo se movía solo hacia ella, acercándote más y más.

-Tu punto de vista-

And you are the one I've chosen
Imprisoned by this love...

I could feel your heartbeat...

Mientras retumbaban esas palabras en el lugar, sentiste unos brazos alrededor de tu estómago, que te abrazaban muy fuerte; sabías perfectamente quién era sin abrir los ojos.

Su nariz recorría tu cuello, abriste los ojos y te diste la vuelta con una sonrisa de oreja a oreja. Él también tenía una sonrisa pacífica, y sin decir nada, sus labios se juntaron con los tuyos en un suave pero intenso beso.

And it's you that I'm loving
And it's you that I wanna and need...

Todos a su alrededor seguían saltando alborozadamente, y ustedes, en medio de ellos, se quedaron abrazados, besándose, olvidándose del resto.

Volvieron a la realidad cuando terminó la música. Fueron a la terraza para poder hablar mejor y se sentaron en unas butacas.

Sweetie...lo besaste antes de que continuara hablando, inclinándote más hacia él.
—No es necesario que digas nada... —rodeaste su cuello con tus brazos y te inclinabas más.
—Pero...
—Shh... —pusiste un dedo sobre sus labios para callarlo.
—No importa cuál sea tu historia, cuál sea tu pasado; yo quiero ser tu luz en medio de tu huracán... —sonreíste y lo besaste apasionadamente. Él correspondió y te abrazó fuerte.

Qué demonios importa si no quiere hablar de su historia, no vas a obligarlo a que lo haga. Lo esencial es el ahora, el presente, este momento que viven juntos, construyendo hermosos recuerdos.

Que los demás se vayan al infierno con sus comentarios. Si lo más preciado lo tenías entre tus brazos, besando sus labios, demostrándole todo el amor que sientes por él, haciéndole saber que, ni si el universo está en contra de ustedes, lo vas a abandonar.

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