El despertar
Pasó una semana para que las heridas a causa de los golpes de su hermano se sanaran un poco. Ese tiempo se pasaba encerrado en su habitación, pensando en qué podía hacer para reunir evidencias en contra de sus hermanos. Solamente salía para ir al hospital a visitarla.
El rey estaba muy preocupado por él, aunque no lo quería veía que el rubio de ojos verde esmeralda estaba por perder la cordura, lo cual lo angustiaba, pero no se atrevía a hacer nada, ni siquiera se le ocurría qué hacer.
En el hospital le dijeron que la chica ya se encontraba mucho mejor y que si sigue así podrá estar bien dentro de tres semanas más, como mínimo. Por alguna razón, no salía del coma, eso era lo inquietante.
Después de mucho pensar e investigar, Arthur contrató a los mejores detectives del Reino Unido sin que los demás se enteren para que siguieran el caso.
Les puso al tanto de la situación y de inmediato comenzaron a trabajar.
—No será difícil mandarlos a la cárcel, especialmente por la declaración de las sirvientas, y si en verdad William le hizo algo a la muchacha, estará en graves problemas. Para eso necesitamos las pruebas correspondientes que se le hicieron a la mujer —dijo uno de los detectives.
—Me encargaré de eso, vuelvan a trabajar y no quiero a ninguno de vuelta con las manos vacías, ¿de acuerdo?
—Sí señor.
Salieron del bar donde se reunieron y fue directo al hospital. Le contó al doctor que necesitaban las pruebas que se le habían hecho a la chica hace una semana para una demanda, y le pidió su entera discreción.
Esperó varios minutos antes que el doctor volvió con aquellos papeles que tenía archivados para entregárselos al príncipe.
—Según los estudios que le realizamos a la muchacha una semana atrás, no hay rastros de penetración en el tiempo que usted menciona, estoy seguro que no hay violación.
—Ya veo, gracias doctor —recibió los papeles en sus manos para llevárselos a los detectives como prueba.
Qué alivio. Estaba realmente feliz que al menos el bastardo de su hermano no le haya hecho nada. Ella nunca le mintió, y él no le creyó. Fue el único hombre con el que estuvo en todos estos dolorosos meses, y no fue capaz siquiera de escucharla. No iba perdonárselo.
Informó a los detectives que no había rastros de violación, también les mencionó que hay pruebas de la presencia de Rohypnol en su sangre hace una semana.
—En ese caso, necesitamos la declaración de la víctima —fue la conclusión a la que llegaron.
Tenían que esperar a que despertara, era la única esperanza para llevar a cabo su venganza.
Pasaron más días y las investigaciones avanzaban progresivamente. Un testigo que presenció el accidente pudo anotar la chapa del vehículo.
Averiguaron que era un automóvil rentado y quien lo rentó el día del accidente es un hombre de identidad desconocida, pero según la descripción de los trabajadores del lugar, se trataba sin duda alguna de Ian.
Con eso tenía varios años de cárcel por intento de homicidio y cómplice de William. A éste sería un poco más difícil encerrarlo.
Los detectives luego comenzaron a trabajar secretamente con la policía para tratar el caso. Recolectaron las declaraciones de las sirvientas y de Arthur. Para dar el golpe final, sólo faltaba la víctima.
################
Las semanas pasaron y [Nombre] estaba ya completamente sana, pero no salía del coma. Los médicos no sabían muy bien por qué, pues no se veía ningún traumatismo o algo por el estilo.
Transcurrieron dos semanas más, y luego de un mes y medio desde el accidente, Arthur recibió la noticia tan esperada de que había despertado. Fue de inmediato al hospital a verla.
################
Abriste los ojos, poco a poco comenzaste a moverte. Miraste alrededor, no entendías qué pasaba.
«¿Qué hago aquí? ¿Qué me pasó? Y... ¿Quién soy?» —esos fueron tus pensamientos.
Intentaste recordar algo, pero fue inútil. Nada. No recordabas nada. Absolutamente nada.
Lo más extraño era que, a pesar de saber que se borró tu memoria, algo en tu interior te decía que era mejor así.
Volviste a acostarte en la cama y en eso se abre la puerta. Un rubio de ojos verdes entró rápidamente y se sentó a tu lado. Se veía muy feliz, ¿por qué?
—¿Cómo estás? Me alegra tanto que ya estés despierta —sonrió aliviado.
—Lo siento, ¿quién eres? —preguntaste indiferente.
Sus rasgos físicos, por alguna razón, sentías que ya lo habías visto antes. Te parecía conocido, pero no recordabas nada y estabas cansada para hacer el esfuerzo de pensar en eso.
Aquellas palabras, al parecer, lo aturdieron bastante. Lo seguías mirando y él se levantó, y salió de la habitación.
—Qué extraño, pensé que me conocía
En realidad no te importaba, algo en tu interior te repetía constantemente que las cosas estaban bien de esa manera.
Te acomodaste en la cama y volviste a dormir. Hace mucho que no descansabas bien, o por lo menos eso sentías.
################
—Doctor, no sabe quién soy, ¿qué está pasando? —preguntó preocupado el inglés.
—¿Qué? Tendremos que interrogarla. Usted espere afuera —de prisa entró junto a la chica.
################
Antes de que conciliaras el sueño, entró un hombre con bata blanca y te saludó.
—Buenos días, ¿cómo te sientes?
—Buenos días, pues me siento muy bien, gracias —respondiste y te sentaste en la cama.
—Me gustaría hacerte unas preguntas, ¿te parece?
—Sí, no veo el problema.
—Bien, pues, dime, ¿Cómo te llamas?
—No lo sé, no lo recuerdo.
—¿Has intentado hacer el esfuerzo de recordarlo?
—No, creo que así es mejor.
—¿Por qué lo crees?
—No lo sé, simplemente lo creo.
—¿Cuántos años tienes?
—Tampoco lo sé, pero viéndome, creo que unos 20 —sonreíste.
—Entiendo, ¿recuerdas a alguien? ¿Algún familiar, amigo o algo?
—Hmm... no... no tengo... creo...
—Entonces, ¿no recuerdas nada?
—Pues creo que no.
—¿Y cómo te sientes al respecto? Normalmente muchos se horrorizan al saber que perdieron la memoria.
—Me siento muy bien, no creo que deba hacer drama por algo que no puedo solucionar —sonreíste—, además, algo me dice que así estoy bien.
—Entiendo, ¿entonces no tienes interés en recordar?
—Poco importa, con saber dónde estoy viviendo y a qué me dedico me parece suficiente.
—Pues llegaste registrada aquí como Britanny, ¿te suena?
—Britanny... —pensaste un rato y unos flashes un poco borrosos vinieron a tu cabeza—. Ah, Britanny Lowell, ¿verdad? —preguntaste.
—Sí, exacto, ¿recuerdas algo más?
—No, sólo el apellido.
—Me informaron que trabajas como sirvienta en el palacio de Buckingham.
Volviste a pensar un rato. —S-sí, recuero que hice la audición y fui aceptada, y recuerdo más o menos, cómo hacer mi trabajo...
Sí, tu nombre y lo que hacías lo recordabas, más o menos.
—Ngh... —apretaste tu cabeza con tus manos, de repente comenzó a dolerte mucho.
—¿Estás bien? —preguntó preocupado el doctor.
—Ugh, eso creo, sólo que comenzó a doler... mi cabeza... —cada vez estaba doliéndote más.
El doctor salió a llamar a la enfermera. De inmediato vino una chica y te inyectó algo que te calmó el dolor y de a poco, te quedaste profundamente dormida.
###################
El doctor suspiró y fue junto a Arthur.
—Dígame, ¿qué tiene?
—Pues es difícil decirlo, pero tengo una idea.
—¿A qué se refiere?
—No es ninguna consecuencia física, según los estudios todo está bien. El problema es psicológico. A veces las víctimas de algún hecho que las dejó en shock, reprimen por completo los recuerdos, como mecanismo de defensa. Pero este es un caso extraño, pues su cerebro ha guardado bajo llave toda la información que tenía, no sólo de algún hecho específico.
—Eso... ¿Qué significa?
—Por lo que veo, como instinto de supervivencia, su subconsciente ha detectado que los recuerdos que tiene atentan contra su salud. Entonces, como últimamente, al parecer, sólo ha tenido malos momentos, y debido al golpe que tuvo, sumándole el tiempo que estuvo en coma, fueron factores importantes para que su cerebro guardara en alguna parte toda la información que tenía, pero no es imposible que recupere la memoria.
—Entonces, ¿puede recordar todo de nuevo? —sonrió un poco.
—Así es, pero como dije, debido a que es una reacción de defensa, no creo que sea conveniente, al menos no por ahora.
—¿Por qué? —volvió a insistir el rubio.
—Le hice unas preguntas, luego le dije su nombre y a qué se dedicaba. Pareció recordarlo sin mucho problema, pero un momento después, comenzó a dolerle mucho la cabeza, eso fue lo que dijo.
—Entonces, ¿qué? —estaba más confundido que antes.
—Creo que si se le dice algo, forzándola a recordar, si todos los recuerdos vuelven de golpe, colapsará. Y en su estado no es conveniente que eso ocurra. Ya se encuentra bien y voy a darla de alta, pero debido a los problemas de alimentación que tuvo, su salud aún es un poco delicada.
—Y, ¿qué debo hacer? —la angustia lo estaba consumiendo.
—Será mejor darle tiempo al tiempo, tal vez más adelante vaya recordando a su propio ritmo. Por el momento, todos deben tratarla como si no la conocieran. Será lo más conveniente para su psiquis.
—E-entiendo...
El doctor se retiró y Arthur se sentó a reflexionar seriamente. Ella lo había olvidado todo, incluso a él. Todos los momentos que pasó a su lado, están enterrados en alguna parte, incluso el amor que le tenía, desapareció, estaba oculto, en algún lugar.
Después de todo lo que le pasó, era lógico que quisiera olvidarlo todo. Aún así, aún pensando de esa manera, era muy doloroso para él aceptar que el amor de su vida lo haya borrado por completo de su memoria.
Si tan sólo la hubiera cuidado más. Si tan sólo se hubiese esforzado más en mantenerla a su lado, si tan sólo... no hubiera sido tan tonto... nada de esto hubiera pasado.
Ella borró toda su memoria debido a todo el daño que recibió, por culpa suya, por no haber sido lo suficientemente hombre para afrontar las cosas.
Sin duda alguna, ella está mucho mejor sin él a su lado, y sin recordar todo lo que sufrió a causa suya.
Sin embargo, era demasiado hiriente para él esta situación. Después de todo lo que hizo para poder estar a su lado, ahora tendrá que fingir que no la conoce, que no la ama. Será bastante difícil, pero será lo mejor.
Regresó al palacio y le informó al rey la situación de la sirvienta, ya que los gastos de hospital y su salud corrían por cuenta de la realeza. Si algo más le llegara a ocurrir, sería un desastre pala el palacio, por eso, debían cuidarla y seguir todas las indicaciones médicas para que se recuperara pronto.
No importaba si habían allí tres hombres que deseaban hacer sufrir más a su hermano a través de la sirvienta, si algo más le pasaba, el prestigio del palacio corría riesgo.
Les dio la noticia de que iba a regresar y cómo debían tratarla.
Después de eso, a Arthur se le ocurrió una brillante idea. Recordó que tenía una grabadora guardada en su oficina.
Contar con la declaración de [Nombre] no sería posible, pero podía hacerles confesar a sus hermanos sin que se dieran cuenta. ¿Cómo es posible que no se le haya ocurrido antes?
Mandó llamar primero a su hermano William. Éste entró a la oficina con una descarada sonrisa en su rostro.
—Ya te enteraste cómo se encuentra —dijo Arthur mirándolo con odio.
—Heh, creo que no pudo salir mejor —rió.
—Ya sé lo que le hicieron, y hay pruebas de que la drogaron —se acercó.
—Hmph, ¿quién habrá sido? —preguntó en tono sarcástico.
—Desde que llegó estuviste molestándola y acosándola, y ahora la drogaste para cumplir con tu deseo de vengarte de mí, ¿no? —fingió estar muy herido, dolido y humillado, para aumentar el ego de su hermano y hacerlo hablar.
—Hah, está bien, lo admito. Desde el principio tal vez yo tuve la culpa de que tu querida sirvienta fuera atormentada desde el día que llegó a este lugar, ¿y qué harás al respecto? No tienes pruebas —seguía riendo muy confiado, ver a su hermano tan «destrozado» lo hacía demasiado feliz.
—¡Eres un maldito bastardo! Y no conforme con eso Ian tenía que atropellarla, ¿no? —fingió que estaba a punto de quebrarse en llanto por tanto dolor.
—Bueno, esa no fue mi idea, él es quien quería vengarse de ti de esa forma —su sonrisa se ensanchó más.
—¿Eso quiere decir que él fue tu cómplice todo este tiempo? —"no podía creérselo".
—¿Qué no es obvio? No hubiera salido todo tan perfecto si ellos no fueran mis aliados en esto —volvió a reír triunfante.
—¡¿El maldito de Dylan también sabía todo esto?! —fingió más sorpresa y dolor.
—¡Por supuesto! —estaba tan feliz de echarle en cara a su hermano lo que habían logrado.
—Fui tan tonto al caer en el juego de ustedes... malditos... —por fuera se veía que realmente estaba aniquilado, a punto de romper en llanto.
—Uy, lo siento, ¿te hicimos sentir mal? —contestó burlonamente.
—¡¿Por qué?!
—¿Y todavía lo preguntas? Simple, por haber nacido, bastardo —con una mirada de odio y su sonrisa de triunfo salió de la oficina.
Arthur esperó que se alejara lo suficiente, mientras apagaba la grabadora.
—Gracias, hermano —sonrió satisfecho el inglés.
Cuando era necesario, podía fingir, y muy bien, demasiado bien. Hizo que su hermano se dejara llevar por su odio y su orgullo, eso era más que suficiente para meter a esos tres en la cárcel un buen tiempo. Claro, no sería fácil, al menos que fuera un escándalo, un gran escándalo, de lo cual él se encargaría.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top