Conectándose más

Las horas pasaron desapercibidas y ya era muy tarde para regresar. Te tenía en sus brazos, sus labios buscaban constantemente los tuyos; tus manos acariciaban su fino cabello.
Sentados en aquel lugar, ni una palabra más era necesaria. Su mirada se cruzaba tímidamente con la tuya mientras sus labios seguían tomando control de los tuyos.

El restaurante ya iba a cerrar, al final no ordenaron nada. Se levantaron y su brazo seguía alrededor de tu cintura, no te iba a dejar ir nunca más.

Fueron caminando abrazados hasta el hotel más cercano y Arthur alquiló la mejor habitación.

Era muy amplia, el color champagne le daba un toque hogareño. La luz amarillenta del velador que estaba al lado de la cama era lo único que alumbraba, aun así no era oscura porque la luz clara de la luna entraba a través de las puertas de vidrio que daban al balcón.

Arthur cerró las puertas al entrar. Tus ojos recorrían la habitación, la cama estaba cerca del balcón y te dirigiste a él. El inglés sin soltar sus brazos de tu cintura, seguía tus pasos.

La vista desde allí era mucho más bella. Los pequeños barcos a lo lejos, el profundo azul del cielo con las estrellas tintineantes, la blanca arena de la playa, el sonido de las olas chocando contra las rocas de la orilla, la luna que se veía mucho más grande; todo era realmente precioso.

Mirabas el cielo mientras que la nariz del inglés recorría suavemente tu cuello, erizándote la piel. Su aliento cerca de tu oído hizo que cerraras los ojos, perdiendo de vista las estrellas.

En un susurro, las palabras que pronunció fueron: -Esta noche quiero tenerte sólo para mí...

Volviste a abrir los ojos, te diste la vuelta para observarlo detalladamente. Su semblante estaba muy tranquilo, pero en sus ojos podías ver las ganas que te tenía.

Lentamente, como un depredador a su presa, tus labios se acercaron a los suyos, hasta atraparlos.

No era cualquier beso; era uno lleno de amor apasionado. Su lengua recorría toda tu boca, tratando de dominarla por completo. La atracción física era muy fuerte, el deseo estaba creciendo a cada segundo.

Tus manos estaban sobre su pecho, podías sentir cómo se iban acelerando sus latidos. Tus brazos pasaron a rodear su cuello mientras te apretaba más contra él.

A ciegas entraron cautelosamente hasta llegar a la cama, donde se sentaron sin dejar de besarse. Su boca comenzó a bajar por el lado derecho de tu cuello, dejando mordidas a su paso hasta llegar a tu clavícula, volvía a subir por el otro lado lamiéndolo despacio.

Su vigor estaba despertando tus más bajos instintos. Tu cuerpo estaba comenzando a calentarse.

Se levantó a cerrar las puertas de vidrio antes de continuar; apenas apartaba su mirada de ti. Mientras volvía a ti se iba desvistiendo, dejando al descubierto su torso. Tú también comenzaste a desvestirte antes de que volviera a sentarse a tu lado.

Sólo con su mirada, sin tocarte, ya estabas deseándolo más. Toda la ropa que tenías estaba en el suelo, a excepción de las bragas.

Como una sigilosa pantera, atacó lanzándose encima de ti. Sus cálidos labios recorrían tu cuello, bajando hasta tus pechos. Los saboreaba como a la comida más exquisita.

Quemaba. Todos los lugares donde sus labios dejaron huella, ardían como el infierno.

Sus manos acariciaban suavemente tu espalda estrechando la distancia entre ustedes, sus labios no abandonaban tus pechos.

Cada movimiento era un recuerdo inolvidable, cada caricia era una alabanza a tu cuerpo.
Su mirada clavada en la tuya, estaba transformando la realidad en fantasía.
Si continuaba de esa forma, el placer iba a hacer que olvidaras hasta tu nombre.

My god, you look so lovely... pronunció entre jadeos.

-punto de vista de Arthur-

Cada parte de ella era deliciosa para ti. Todo tu cuerpo ardía por el deseo de hacerla completamente tuya. Sus finos hombros, sus firmes pecho, sus sinuosas caderas, sus largas piernas, sus deliciosos labios; absolutamente todo, querías devorarla entera.

Quieres que esos ojos te miren siempre, sólo a ti. Sus jadeos, sus gemidos de placer, sus pesados suspiros, todos esos sonidos son melodías para tus oídos.

Tu alma tiembla ante su voz cuando pronuncia tu nombre en medio del placer.

Ella es, definitivamente, el ejemplo perfecto de seducción y armonía. Es imposible no ceder ante su belleza. Otra mujer tan pura como ella, no has conocido ni en tus mejores sueños.

La distintiva fragancia de su piel provocaba que la desearas aún más. Tan sólo pensar en tenerla completamente entregada a ti, incitaba al animal que tienes dentro a salir.

Mucho tiempo estuvo dormido y nadie había logrado despertarlo, hasta que la conociste. El alto porcentaje animal en tu interior iba a impregnar furtivamente en ella todos tus desbordados sentimientos de amor y deseo.

My beloved, I surrender to you... tus labios comenzaron a bajar a su estómago.

-tu punto de vista-

—Ar... ¡AH!... thur... —tu cuerpo perdía fuerzas cayendo lentamente a la cama mientras sus labios bajaban. Tu cuerpo ardía cada vez más.

Se detuvo y volvió a besarte. De nuevo se levantó, fue al armario y sacó una sábana de allí, lo que te extrañó mucho.

Mirándote con deseo, dijo: —Honey, prometo hacerte sentir como nunca antes nadie lo había hecho...

Nuevamente volvió a la cama y delicadamente ató tus manos sin presionar demasiado, y las ató a la cabecera de la cama. Estabas acostada con tu cuerpo completamente a su merced.

Otra vez te besó apasionadamente y sus labios volvieron a bajar, mordiendo tu cuello despacio, llegando hasta tus pechos, mordía suavemente tus pezones, haciéndote gemir.

A medida que bajaba, te estremecías más. Mientras besaba tu estómago, lentamente te sacaba la braga, tirándola por ahí.

Comenzó a acariciar suavemente tus muslos, lo que agitaba tu respiración. Besaba tu pierna derecha muy gentilmente, acercándose despacio a tu parte íntima. La colocó sobre su hombro sujetándola, y bajaba cada vez más.

Tus gemidos estaban aumentado y tu cuerpo comenzaba a sentir los cambios que producía la excitación. Tu otra pierna estaba bajo su otro hombro, presionándola con su cuerpo para que no te movieras. La mano de ese brazo estaba apretando fuertemente uno de tus pechos, aumentando el placer y acelerando tus latidos.

Te impresionaste al sentir su aliento en tu entrepierna, haciéndote gemir aún más. Su lengua comenzó a recorrer tu intimidad cada vez más rápido, con más entusiasmo.

Definitivamente, no iba a parar hasta hacerte perder la cabeza. No podías controlar tus propias acciones, gritabas de placer involuntariamente.

—¡Ah! ¡no te detengas! ¡Así... ¡más! —frases que ni siquiera pensabas salían de tu boca.

Jadeando pesadamente, levantó la cabeza.

—Ah... Dime [Nombre], ¿quién es tu dueño?
—Tú ¡AH!"
—Sí... y de ahora en adelante sólo yo puedo ver esa cara que tienes en este momento... Todo; tu cuerpo, mente y corazón... me pertenecen exclusivamente a mí —continuó lamiéndote.

No podías ni hablar por la excitación que te producía, estabas al borde del orgasmo, totalmente bajo el dominio del inglés.

-punto de vista de Arthur-

Tenerla así, bajo tu poder, completamente sometida, estaba comenzando a excitarte. Todos sus gemidos provocaron que tu miembro también despierte. Dejaste de saborearla porque ya no podías aguantar más, tenías que hacerla tuya, ahora.

Soltaste sus piernas y desabrochaste tu pantalón para sacarte toda la ropa que tenías. Ella te observaba, jadeando y sudando, también estaba lista.

De rodillas acercaste tu cuerpo al de ella, alzaste sus piernas dejando sus tobillos sobre tus hombros y te inclinaste hacia ella hasta tener su rostro debajo del tuyo, quedando sus rodillas juntas sobre sus pechos. Apoyaste tus brazos sobre la cama al nivel de sus hombros. Querías tener el mayor contacto físico posible, querías sentirla lo más que podías.

Ella, te miraba con amor, sin decir nada, aceptando todo lo que hacías con su cuerpo, absolutamente rendida ante ti.

Una vez posicionado, comenzaste a penetrarla como nunca antes. Se sentía tan bien hacerlo con ella; es tan atractiva, tan hermosa, tan... Cielos, hacerle el amor es como estar en el paraíso...

-tu punto de vista-

—¡Ah! ¡Arthur! ¡AH...! —cada empuje que daba hacía que el placer recorriera todo tu cuerpo como una descarga eléctrica.

Podías sentirlo tan profundo, tan intenso, tan fuerte que tu corazón iba a parar de la emoción. Nunca en tu vida sentiste tanto placer, estabas perdiendo todo el control. Pero no sólo tú, él también estaba volviéndose loco, gimiendo cada vez más fuerte.

Pasaron los minutos, que parecían años, hasta que ambos llegaron al final al mismo tiempo.

Dejó caer tus piernas a sus costados y se acostó encima de ti, quedándose así un buen rato mientras recuperaba el aliento. Mirabas el techo, tratando de calmar tus latidos y tu respiración.

Se levantó aún con la respiración un poco agitada y te desató las manos. Tus brazos cayeron sin vida por el cansancio. Se acostó boca arriba a tu lado mirándote con una sonrisa.

Hiciste un esfuerzo por levantarte y te acostaste encima de él. Lo miraste sonriendo y te besó dulcemente mientras te abrazaba por la cintura con fuerza, y tú rodeabas su cuello con tus brazos.

My dear, you're so cute... se acurrucaron juntos en la cama hasta quedar dormidos.

Esa noche expresaron al máximo el amor que se tenían, conectándose mucho más.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top