Capítulo 9:
Aquamarine se abrazó a esa extraña esponja de mar que había en su lecho y cristalizó con total libertad, su querido Nereo corría peligro de muerte. Ella tenía sus sentimientos divididos entre los perfectos rostros de dos seres que amaba de manera distinta, un primer tierno primer amor que eligió por voluntad propia, y el tritón que fue elegido por la diosa para ella, quien la llenaba de pasión infinita embargada de lujuria. Se dejó arrastrar por la oscura bruma marina del sueño, y a la ola siguiente, después de la comida matutina en familia, la música volvió a invadir el Castillo Lunar y nadó despavorida hacia el gran salón con la esperanza de encontrar a Tristán. Cuando lo hizo, no dudó en dirigir a su futuro esposo hacia sus aposentos con rapidez, los invitados brindaron chapoteos de júbilo al verlos juntos nuevamente.
—¡¿Cómo te atreviste!? ¡Nereo está mal herido por tu culpa, capitán! ¡Se quedó muy mal al tocarme! —Aqua se lanzó encima del fuerte tritón golpeando torpemente su pecho sin llegar a dañarlo siquiera, él solo sonrió con ironía por su arrebato.
—¿Te tocó? Que mal por él, nadie posa sus asquerosas manos sobre lo que es mío, mucho menos un miserable wallano —Trevel rodeó a su novia de la cintura, atrapándola entre sus musculosos brazos—. Me excita tanto que otros te deseen, primero Neptuno y ahora un insignificante obrero... Descúbrete, quiero saborearte entera y acabar dentro de ti hasta la hora de la comida...
—Tristán por favor...—las manos del capitán acariciaron su escamosa cola, acelerando sus latidos de inmediato, el olor de su compañero encendió su apetito sexual, Aqua no podía evitarlo—. Solo fue... Un leve roce de narices... Lo juro...
—Quítate esto, me estorba...—Tristán tiró de su blusa llena de pedrería fina, desnudando su torso con violencia—. Me encanta tu aroma a celo... Eres sabrosa, querida.
—Tristán...
Durante la imparable cópula la música del festejo no estaba tan alta, y tampoco había muchos invitados, todos los ruidos sexuales de la flamante pareja fueron escuchados por los ocupantes del castillo a la perfección. Chillidos impetuosos que la novia prisionera lanzaba desesperada en cada eclipse que la visitaba con fuerza, cada vez más intenso, cada vez más eléctrico, más atrevido, más intenso, unas fieras embestidas masculinas que acababan con todas sus energías al instante, y luego de recuperar el aliento el macho volvía a empezar otra sesión. La madre tapaba sus branquias auditivas al borde de cristalizar, el capitán estaba siendo demasiado abusivo con su pobre retoño, era demasiado para una sirena recién estrenada, pero no podía detenerlo, era imposible salvar a su hija, si el tritón quería la podía tomar cuanto quería y donde deseara, nadie podía evitarlo, él era su dueño, y ser despreciada no estaba en los planes de una sirena respetable.
—Por favor sálvalo... Haré lo que usted me pida, se lo juro por lo más sagrado —Aqua brisó con gran dificultad completamente agotada recostando su cabeza en el brazo derecho del capitán—. Sálvale la vida, Tristán... Te lo suplico, nunca más te llamaré señor y seré complaciente, aguantaré tu fiereza cuantas veces quieras, lo prometo...
—Es una terrible ofensa que me ruegues por la vida de otro después de copular, querida. Debería despreciarte ahora mismo...—la advertencia de Trevel crispó cada espina de su cuerpo haciéndola estremecer.
—Perdón, por favor perdóname... No volverá a ocurrir, no volveré a cantar del tema —imploró la sirena totalmente desesperada, ya estaba marcada, si su novio la despreciaba sería confinada al exilio de su reino.
—No sufras, no voy a dejarte libre. Adelantaré la boda para la quinta ola, querida. No me agrada este lecho para copular, es muy pequeño para girarte a mi placer y eso me frustra. Mi lecho es mucho más amplio, podremos disfrutar mejor, te lo aseguro.
—Lo que tú digas, Tristán. Nos casaremos cuando tú desees...
—No pienso tolerar una osadía más de parte de ese obrero, la próxima visita que no te vuelva a tocar. ¿Lo has entendido?
—No quiero verle más, lo entendí. No gano nada alargando mi agonía, es mejor olvidar...
—Esa es una espléndida noticia, así me gusta. Estoy complacido, y muy bien servido...—Tristán besó los labios de su sirena, cubrió sus senos lacerados con su larga melena y se levantó, llegando hasta el umbral de la alcoba, luego de unos extraños movimientos con sus manos hizo aparecer mágicamente una burbuja con una extraña flor dentro. Era parecida a una flor de loto, pero más colorida y pequeña, abrió la puerta de su nido soltando voces de guerra—. ¡Mlok! Nada hasta aquí en el acto.
—¡A sus órdenes mi honorable capitán Trevel! —Un elegante tritón apareció en la alcoba, y la sirena se llenó de pudor pero no podía moverse, la armadura de cobre del invitado le daba a entender que solo se trataba de un soldado común y corriente.
—Acude veloz hacia el reino de las "Ondinas Elementales" y busca a un wallano llamado Nereo. Debes entregarle esto con suma urgencia —Trevel le cedió la burbuja al soldado—. Asegúrate que se lo coma, ¿lo has entendido?
—¡A la orden, mi capitán Trevel! —Mlok elevó una aleta superior hacia su frente, totalmente serio e inexpresivo, girándose para luego irse nadando muy rápido.
—¡Mlok! No olvides traer una prueba contundente de su recuperación, puede irse, soldado —el visitante obedeció desapareciendo de la estancia, y el capitán miró a su novia con una sonrisa sarcástica—. ¿Estás complacida, querida? No puedes quejarte de mí.
—Muchas gracias, Tristán. No tengo idea de cómo pagarte tan inmenso favor...
—Copulando, querida. Duerme todo lo que puedas que pronto no lograrás descansar una sola acuosa —Tristán se acercó a sus labios capturando su lengua en un beso perverso, pero se detuvo de inmediato, apartándose —. Debo irme, hay una boda que debo organizar.
—No te vayas... —Aqua permaneció sorprendida ante el doloroso retumbar de su corazón en su pecho, sentía angustia y una inmensa tristeza al verlo apartarse de ella.
"¡¿Pero que le estaba pasando!?", se regañó mentalmente, no quería que el capitán se fuera y no tenía idea del porque...
—¡Oh, verdad! Lo olvidaba —Tristán lanzó un rayo como la ola pasada, ofreciéndole a su novia otra estrella que colocó en su branquia auditiva libre de pendiente en esa oportunidad en absoluta privacidad—. Feliz tercera ola nupcial, querida. Nos vemos pronto.
—¿Cuándo es pronto? —Las palabras salieron solas de su boca—. Dame una acuosa aproximada.
—En la noche, para el festejo... —Tristán se alejó en un rápido movimiento hasta llegar a la puerta—. Así es como sucede, Aquamarine. Cuanto más me descargue dentro de ti, más me desearás y empezarás a necesitarme tanto como respirar. Cuanto más poderoso el esperma del compañero, más potente el efecto de la unión, y para la fatalidad de tu amor por el obrero, te tocó un guerrero poderoso del cuál te imprimarás la próxima ola...
—¿Imprimar? ¿Tan pronto?
—Cuando suceda será peor, y no quiero dar un espectáculo sexual en tu castillo, es mejor adelantar la boda. ¿Ahora lo comprendes?
—No me importa, no quiero que te vayas. Ven...
—Aqua, un par de descargas más y no hay vuelta atrás. El amor por voluntad es el más bonito de todos, disfrútalo estos últimos días, descansa, y luego ve a visitarlo cuando te recuperes, confiesa lo que sientes antes que desaparezca por el celo y olvides esa sensación por completo —el capitán se acercó a su novia acariciando sus cabellos suavemente—. Duerme, querida. Estás exhausta...
—No quiero sufrir, es inútil, lo comprendí cuando volví a verlo. Ya no me parece tan apuesto, ya no existe la misma emoción, no puedo amarlo y tampoco deseo que lo haga... Cada vez que me tocas ese amor se extingue, Tristán...
—Es la magia de la cópula, querida. Estás destinada a amar al tritón elegido, no importa el pasado, de todas formas me amarás con devoción... Esa es la razón para que los padres prefieran encerrar a sus hijas hasta el día del ritual, es preferible ahorrarles la pena de experimentar un enamoramiento antes de la ceremonia, pero tu madre fue demasiado imprudente, te dejó escapar y sucedió —su futuro esposo besó sus mejillas cubiertas del brillo de su semilla, fue un toque tierno y rápido—. Debo nadar, nos vemos en el festejo.
—Quédate, hazlo de una maldita vez...
—¿Estás segura, Aqua?
—Tienes sirvientes, mi madre podrá encargarse de los preparativos si tú lo ordenas...
—Aqua no...
—Por favor sufro más amándolo, a ti puedo tenerte, en cambio a él...
—Inclínate para mí, querida...
Aqua obedeció, con sus sentimientos hechos un torbellino. El cuerpo del guerrero se juntó al suyo del modo que ya conocía muy bien, su piel reaccionó al aroma sexual que su compañero expulsó al empezar a tocar su cuerpo, los pechos de su novia, tan suaves y firmes, eran un completo manjar para el líder, nunca tuvo a una sirena tan bella en su poder, habían pasado tres completamente distintas por esa misma cópula, pero ninguna tan fina y delicada como ella. El capitán se deleitó con las vibraciones de su pareja en cada contacto, la sirena estaba entregada y rendida a su destino, tanto como él había deseado. Capturó sus endurecidos pezones que le ofrecía sedienta de más, su compañera ya no tenía pudor y tampoco control. Su vigor se frotaba contra la cola de su compañera, provocándola más de lo que ya estaba gracias al celo de la unión, sería devastador para ella, y delicioso para él. Sutilmente hizo girar su cuerpo para rozarse en su entrada y de una fuerte embestida la penetró nuevamente, complacido al extremo al escuchar el fuerte chillido que soltó su sirena. Lo estaba gozando, lo hacía sentir más poderoso, indómito, pavoroso. Fue brutal, como ya estaba acostumbrada desde la primera noche a su lado, chillidos agudos que retumbaban por todo el castillo alertando a la madre de la novia, la sirena adulta estaba al borde de un ataque de pánico, su hija iba a morir pronto si el capitán no se detenía.
Después de un par de acuosas el guerrero daba fuertes choques contra la cola dolorida de su compañera, el eclipse estaba en camino y faltaba poco para completar la dosis necesaria para imprimarse. Aquamarine explotó de gozo en pocas espumosas chillando fuertemente ante esa oleada de inmenso placer, su amante era diestro en la materia y sabía cómo llevarla hacia el clímax total. Todo sucedió muy rápido, apenas pudo recuperar el oxígeno cuando volvió a sentir a su compañero dentro de ella, el guerrero era insaciable, su simple cercanía prendía su lujuria, y entonces la sirena adulta al escuchar los desesperados chillidos de su cría subió a detener aquel atropello contra su casta.
—¡¿Qué crees que haces, Ninfa!? —El general la detuvo al pie del tobogán—. Déjalos, ese ya no es nuestro asunto.
—¡Es suficiente, y no voy a permitir que explote de esa manera a mi hija en mi propio castillo! —La madre estaba furiosa, intentó abrirse paso hacia la puerta de la alcoba pero su esposo la frenó.
—Si no ocurre aquí será en su morada, no podemos intervenir y lo sabes. ¡Aqua ya no nos pertenece, déjala ir!
—Es demasiado... La matará...
—El capitán Trevel no es lo que tú piensas, Ninfa. Él sabrá cómo protegerla, le gusta, lo vuelve loco, pude notarlo. No permitirá perder a esta compañera, me lo aseguró. Juró sobre su vida.
—No puedo soportarlo, Aqua está sufriendo, ¿no la escuchas? —La sirena adulta cristalizó desesperada por proteger a su cría, pero no podía.
—Yo creo que está gozando, ¡¿acaso pretendes que la repudie!? Ven, mi amor. Empecemos el festejo para silenciar la faena...
El general escoltó a su esposa hacia el salón de ceremonias, mientras su frágil hija seguía siendo embestida ferozmente por su compañero. El cuerpo de la novia empezó a quemar por dentro, sintiendo cada espina de su ser encenderse de prisa, estaba a punto de suceder, ella se iba a imprimar de su compañero y nadie podía detenerlo. Al borde del desmayo sintió la mano del capitán aferrarse a su barbilla, suavemente la obligó a mirarlo, debía hacerlo mientras ocurría, la mágica sangre de la sirena hervía a punto de ebullición, su cabeza iba a explotar cuando contempló una luz potente en los ojos de Tristán, una luz refulgente que la atrapó por completo. Hechizada se detuvo y sintió su anatomía partirse, chilló más fuerte presa del dolor intenso, quería morir, juraba que estaba a punto de hacerlo. Su brillante cola se dividió en dos lentamente, y su compañero se deleitó ante el espectáculo, era una dicha inmensa presenciarlo, y para el guerrero su cuarta oportunidad.
Tristán tomó a su compañera entre sus brazos, la depositó suavemente en medio del lecho, se acomodó en medio de su cola partida y la penetró profundo saboreando la nueva y recién estrenada entrada de su sirena, haciéndola suya en medio de sus fuertes tormeos de guerra. La espalda de Aqua se arqueó ante el infinito placer que era sentir a su compañero embestir ese lado que ignoró todas sus meridianos anteriores, se abrió más ante su amante para sentirlo más profundo en su interior, era un gozo sumamente electrizante, perverso y difícil de describir para una inexperta sirena como ella. Al fin podía disfrutar su fiereza mientras lo besaba cuanto deseaba, tenía el perfecto rostro del capitán justo al frente suyo, y no pudo evitar mostrar una amplia sonrisa. Le gustó, a la sirena estaba encantada con esa novedosa forma de unión sexual con su compañero. Aqua se imprimó del capitán Trevel en pocas espumosas.
—Tristán... ¡Oh por Neptuno!
—Eres deliciosa por cualquier lado, querida. ¡Dios altísimo! —El guerrero embestía con violencia a su novia, y ella estaba a punto de llegar, sus ojos deliraron mientras se deleitaba su carne en el interior de su sirena—. Que manjar... ¡Eclípsate! ¡Eclípsate ya! No aguanto más...
—¡Tristán! —Chilló la sirena expulsando el frenesí perverso que la invadió, prisionera en los brazos de su amante se estremeció entera sacudiéndose violentamente—. Oh mi amor...
—¡Demonios! Oh querida me sabes tan bien que... ¡Mierda! ¡Victoria eterna! —El guerrero terminó dentro de su novia, empapándose del brillo que la sirena había regado sobre su cuerpo al eclipsar, el pecho del tritón subía y bajaba capturando el aire con dificultad—. Me encantas... Me encantas...
—Querido mío, tu piel brilla demasiado...
—Es tu eclipse, será difícil quitarlo... Oh por Jehová, eso fue glorioso —el capitán acercó una daga con su magia y se cortó la palma de su mano, Aqua soltó un chillido de angustia, pero él la calmó con un beso apasionado—. Bebe, deliciosa. Si no lo haces te dolerá horrores cuando salga, querida...
Y Aqua obedeció, pero en esa oportunidad no le molestaba sucumbir a las órdenes del capitán...
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