Capítulo 5:
El estruendoso chapoteo de toda la concurrencia no logró sacarla de su asombro, Aqua no podía creer que tuviera el pequeño remolino dando vueltas sin cesar en la palma de su escamosa mano, parecía que el hechizo estaba por terminar porque poco a poco fue perdiendo velocidad hasta que la mirada azul profunda de la sirena observó como la arena brillante caía por su aleta superior para luego convertirse en pequeños peces plateados que revolotearon a su alrededor, un espectáculo grandioso que obligó a todos los presentes a soltar voces de asombro, cuando Aqua pensó que eso no podía mejorar los peces nadaron directamente a su cabello convirtiéndose en perlas que se enredaron en su peinado. Todo en ella estaba reluciente, admirada giró con gran emoción para presumir su bello obsequio y fue cuando la figura del wallano se cruzó en sus pupilas. El estandarte verde había caído, llevándose los anhelos de igualdad de toda una comunidad marina esclavizada. Nereo estaba flotando en su mismo lugar en silencio con la cabeza gacha y el corazón roto, esa noche había perdido más que su libertad, él había perdido a su amada.
—¡El elemento aire ha triunfado en este sagrado ritual! ¡Esta noche de luna llena les presentamos a la pareja bendecida por nuestra diosa! ¡El capitán Trevel ha ganado a la joya de mi casta! —El general Mermaid tormeó el resultado oficializando el lazo matrimonial, tenía muchas razones para celebrar, su sueño dorado se cumpliría junto con la unión de su primogénita con el flamante guerrero, toda su descendencia tendría que pertenecer obligatoriamente al ejército de Neptuno—. Sonríe, hija. No hay mayor orgullo que desposarse con un capitán.
Con mucho esfuerzo Aqua apartó la mirada de aquel wallano para contemplar a su futuro esposo, quién continuaba con la misma expresión de agonía. Todo su espinal se crispó al verlo nadar hacia la roca del nacimiento en medio de los cánticos de batalla de los soldados, su pequeño corazón quería salirse por su boca, los nervios la superaron abismalmente y sus mejillas le ardieron por pudor.
—Aquamarine te quiero presentar a Tristán Trevel, mi segundo al mando. El líder más eficaz de todos los océanos —su padre se mostró exageradamente cortés en esa ocasión, con sutileza pasó el brazo por los hombros de su hija para obligarla a acercarse a su futuro esposo—. Capitán será un inmenso honor entregarle a mi princesa.
—Sirena mía, me tomaré el atrevimiento de confesar que estuviste impresionante con tu arpa hipnótica en este escenario, me siento sumamente complacido —Tristán le besó el dorso de su escamosa mano con cautela.
Nada, él no pronunció ninguna palabra romántica para impresionarla, y grande fue su decepción al descubrir que sus gestos de sufrimiento no habían cambiado en lo absoluto. Aqua podía escribir un libro de poesía con todas las frases de romance que se había imaginado escuchar de los labios de su futuro compañero, una aguda punzada golpeó su pecho mientras decidía qué responder.
—Será un verdadero honor emparentar con su distinguida casta, capitán Trevel. Gracias a usted por honrarnos con su presencia en esta humilde celebración.
La expresión de Tristán era impasible, aunque su mirada seguía teniendo el mismo efecto en ella, salvo que en ese momento estaba por desmayar a causa de su cercanía. El tritón sujetó su cintura con firmeza para invitarla a sentarse en la roca del nacimiento junto a él, debían recibir las felicitaciones de los invitados en pareja antes del banquete como lo mandaba la ley, él ya se conocía muy bien el protocolo marino. Tenerlo tan cerca solo aumentaba la tensión del momento, la sirena se removía muy nerviosa al sentir su aroma. El primer sector en acercarse fue el rojo, solo algunos miembros del gobierno se habían quedado como fieles espías de Neptuno. El segundo sector fue el azul, los cuales fueron más expresivos que los anteriores dando abrazos y fuertes palmadas en la espalda al flamante elegido, mientras le advertían que cuidara de Aqua o se las vería con todos ellos y su magia. Muchas felicitaciones después a la sirena ya le dolía la mandíbula de tanto sonreír forzadamente, eso no era un festejo, era una verdadera tortura.
—¿Aburrida? —Sus branquias auditivas trinaron ante sonido de la voz de Tristán, él se había dado cuenta que poco le faltaba para dormirse—. Solo queda por pasar el sector verde y podremos ir a comer. Tranquila.
—¡¿Verde!? —Lo que menos deseaba Aqua era enfrentarse con su destino pero la diosa luna ya la había bendecido lo suficiente por esa noche, lo supo bien cuando Nereo se aproximó lentamente hacia la roca—. Quiero irme de aquí por favor, estoy hambrienta...
—Abre la boca —ordenó el capitán con seriedad, ella se quedó perpleja aunque obedeció como se lo habían enseñado. Con gran incertidumbre observó cómo su futuro esposo abrió la palma de su mano haciendo aparecer de inmediato un extraño alimento el cual puso en su boca—. Come.
Eran pequeñas esferas verdes que explotaron al masticar soltando un jugo muy sabroso, Aqua nunca había saboreado nada igual en su vida, su curiosidad la superó rápidamente concentrándose en aquel misterioso alimento y olvidando aquel ser que se iba acercando a ellos sigiloso.
—¿Qué es? —Le preguntó intrigada abriendo de nuevo su boca para recibir más, Tristán no tardó en complacer a su nueva novia.
—¿Te gusta? —Ella afirmó frenéticamente solo para verlo acercarse peligrosamente a su rostro—. Son uvas, una fruta que traje directamente del mundo humano —añadió, brizando suavemente en su branquia auditiva.
—Lamento interrumpir el romance de la flamante pareja —esa voz era inconfundible, era él, Aqua lo había olvidado por completo. Nereo estaba flotando justo frente suyo con la expresión contrariada, y los ojos enrojecidos por la pena—. Solo vengo a ofrecer mis respetos al ganador y a expresar mis felicitaciones a la bella novia. Rezaré a la diosa Luna para que sea una unión próspera.
—Muy agradecido, wallano —el capitán le restó importancia, solo se trataba de un ser inferior y fue un alivio descubrir que aquel era el último en la fila, pero su instinto de alerta se encendió de improviso cuando el obrero le ofreció unos pendientes muy corrientes—. ¿Para mí?
—Son para ella, si Aquamarine tiene la bondad de recibir mi humilde obsequio seré feliz y no me quedaré con la sensación de que esta ola fue una completa pérdida de tiempo...—confesó Nereo buscando desesperadamente la mirada de la sirena, aunque Aqua no se atrevió a enfrentar su mirada.
—Muy agradecida, wallano. No se hubiera molestado...
La sirena temblaba como una anémona sin tener el valor de enfrentar a su cruel destino, Nereo insistió por un corto lapso de tiempo pero luego se rindió, al menos ella había recibido su obsequio. El wallano se inclinó con suma tristeza para luego marcharse nadando en silencio, él debería estar sentado en lugar del capitán, ese era su destino. Aquamarine acarició aquellos aretes con disimulo, moría por ponérselos pero no era el momento adecuado. Esa ola empeoró cuando a su padre se le ocurrió la grandiosa idea de ubicar a su futuro esposo a su lado en la roca del banquete, los nervios la estaban consumiendo.
—¿Hace cuántas olas conoces al misterioso wallano? —Aqua estuvo por dar un salto cuando escuchó la pregunta de Tristán en medio de la comida.
—No tengo el placer de conocerle, deduzco que no quería quedarse atrás frente a los otros candidatos que me dieron unos preciosos obsequios. Usted debe saber mejor que yo sobre la vanidad masculina...
En ese momento se fijó mejor en Tristán, su cola era realmente imponente de un turquesa brillante con destellos plateados esparcidos entre el medio y los costados, su ancho torso estaba cubierto por una armadura color plata que centelleaba con la luz lunar, en su espalda llevaba tatuada dos alas llegando las plumas a cubrir sus hombros y la tinta que marcaba su piel era de un negro que jamás había visto en el océano entero. Al bajar la vista por sus pectorales pudo ver otra figura tatuada, pero esa imagen parecía ser unas puntas color violeta aunque no logró distinguir de qué figura se trataba ya que la armadura la ocultaba bien. Aqua sostuvo un erizo de mar distraída y empeñada en averiguar sobre el tatuaje en el pecho de su novio, no pudo evitar inclinar la cabeza intentando encontrarle algún sentido; de pronto notó que lo que sea que hubiera dibujado se movió, ocultándose de inmediato.
—¡¿Qué fue eso?! —Quizás había comido demasiadas uvas alucinógenas.
—¿A qué te refieres, Aquamarine? ¿Dónde? —La voz del extraño tritón hizo que levantara la vista para contemplar su rostro—. ¿Te sucede algo?
—Disculpe usted, capitán Trevel. Pero me he quedado absolutamente asombrada por su fabuloso tatuaje, nunca he visto nada parecido en mi corta existencia. ¿Acaso son alas?
—Son marcas de mi anterior trabajo —el semblante de Tristán cambió repentinamente—. Nada importante, sirena.
—Tal vez ante los ojos de esta humilde sirena sí sea importante, deseo saber todo sobre usted —Tristán abrió los ojos evidentemente sorprendido—. ¿Qué hay de aquel tatuaje en su pecho?
—No tengo ningún otro tatuaje, Aquamarine —le aclaró tranquilamente aunque continuaba con la misma expresión seria. Aqua no tenía idea qué le hizo elevar una ceja al tritón, pero fue algo curioso de contemplar—. ¿Me concederías el primer baile de esta fiesta?
Aquella propuesta la tomó desprevenida y tarareó torpemente en respuesta. Recordó cada clase que su madre le había obligado a tomar durante todas sus ventosas, debía ser callada y sumisa, agradar a los ojos del futuro marido a cualquier costo, era preferible ser sometida cada ola que ser repudiada, no había mayor deshonra en todo el océano que ser una sirena rechazada.
—Por supuesto, tritón Trevel —él sostuvo suavemente su brazo hasta flotar en medio de la pista donde minutos antes había cantando, los demás asistentes no dudaron en salir a bailar luego.
—Puedes llamarme solo Tristán, nos casaremos muy pronto y tenemos que dejar atrás tantos absurdos formalismos. ¿No te parece?
Con la mano derecha sujetó firmemente la suya, y descubrió que su tacto era cálido a comparación de la frialdad que caracteriza a todos los seres bajo el agua. El brazo izquierdo del capitán rozó suavemente su cintura y la juntó a su pecho con firmeza. Aquamarine tragó saliva por estar pegada a ese hermoso ser, sintiéndose como una asustadiza prisionera entre aquellos fuertes brazos. Era precioso, debía reconocerlo aunque su semblante no le agradaba para nada. Tristán se desplazó hábilmente en medio del salón llevándola a su lado al ritmo de la música, había conseguido que sonriera de satisfacción cuando lograron bailar en perfecta sincronía.
—Tristán, eres un buen bailarín. Tus aletas se desplazan diestramente en estas cálidas aguas.
—Debe ser la grata compañía, no pude haber escogido mejor compañera para esta danza más que tú.
La música capturó a la sirena por interminables olas, y no demoró en sentirme realmente exhausta ante tanto festejo ya que solo había cambiado de pareja de baile pocas veces, turnándome entre su padre y sus hermanos pero siempre volviendo a los fuertes brazos de Tristán cuando menos se lo esperaba. Su novio parecía serio aunque al tratarlo era agradable y muy galante. Cansada de tanta danza se disculpó con el tritón alejando sus aletas suavemente, de inmediato sintió que algo se entrelazó a su cola con firmeza, giró y grande fue su sorpresa cuando se encontró con el par de ojos celestes que había estado contemplado toda la noche. Tristán había unido en perfecta sincronía ambas colas para proclamar el rito.
Todas las escamas de Aqua se crisparon...
—Tengo un corazón, tengo una vida y voy a sacrificar ambos por ti... Aquí estoy yo y aquí está mi integridad, ambos los sacrificaría por ti. Tú serás mi amor, serás mi devoción, serás mi charla, mi naturaleza, mi emoción, serás mi vuelo y el alma de mi música. Serás mi aliento, mi pulso, mi vida, serás mi secreto, mi amuleto de la suerte. Serás mi esperanza, mi sed y mi atuendo, serás mi victoria y mi pérdida. Serás mi trabajo, mi reino y mi estado de ánimo también. En cada etapa, mi amor. En cada mañana, en cada tarde hay un resplandor, hay un orgullo. Ambos, sí, ambos los sacrificaría por ti... Yo Tristán Trevel tengo un corazón que te entrego ti, Aquamarine Mermaid.
En una sola canción la sirena se había deleitado con todo el romanticismo que esperaba escuchar de su futuro esposo, desposar al raro capitán del ejército de Neptuno ya no parecía una idea tan descabellada después de todo...
📝Canción de Tristán en multimedia.🛃
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