Capítulo 13:
Las leyes del océano son bastante estrictas para las féminas marinas, incluyendo el cortejo nupcial, ya que eran gobernados por un dios vanidoso y prepotente, quien favorecía a los varones de su reino en todo ámbito con el mayor descaro. Las sirenas, provistas de mágica belleza, debían embelezar al compañero a pesar de que ellas no lo elegían, como también presentarse como tributo a ser poseído, algo completamente humillante para algunos, pero para esa sociedad significaba la prevalencia del honor.
El corazón palpitante de Aquamarine retumbaba en su pecho, aún le quedaban dos elementos que presentar y uno de ellos le afectaba demasiado. Todos los invitados aguardaron expectantes a su próximo movimiento, pero ella se había quedado suspendida en el agua mirando fijamente hacia aquellos safiros turquesa que tanto temía, los ojos de Tristán Trevel.
—¡Yo te ofrezco todo el amor que guardo en mi interior! —Continuó Aqua, elevó lentamente su brazo diestro el cual sostenía la fotografía de su familia, y la presentó ante su futuro esposo—. ¿Acepta mi aguerrido esposo este elemento?
—¡Acepto! —El tormeo de Tristán fue más desesperado, movió sus alargados dedos atrayendo la fotografía hacia su mano, la sostuvo con curiosidad y elevó una ceja algo divertido, entregar ese elemento implicaba mucho más que un simple tributo—. Me encargaré personalmente de que estén a salvo.
El destino guarda muchos misterios por revelar y había llegado el momento crucial, la novia tenía que presentar las lágrimas de su primer amor ante otro tritón, ante un guerrero a quien jamás pensó pertenecer.
—¡Yo te ofrezco mi fidelidad absoluta! —Un par de sirvientas se aproximaron con las bandejas repletas de cristales multicolor, para ser un recorrido corto de viaje, eran demasiadas—. ¿Acepta mi cruel esposo este elemento?
—¡Acepto! —Con un sólo movimiento de su aleta, Tristán derritió aquellos cristales que miraba con absoluto asco y los hizo desaparecer—. ¡Ahora danza, cariño, baila sólo para mí!
Era la última parte del ritual, la esposa debía ser marcada como propiedad del compañero y no de una forma convencional, el esposo debía bañarla con su sangre fresca para culminar el rito sagrado. La hermosa sirena nadó hasta quedar justo en medio del patio de ceremonias, de inmediato todos los asistentes se apartaron dejando el espacio prudente para que el tributo se pueda desplazar sin ningún inconveniente. Una hermosa melodía se empezó a escuchar de fondo, y el retumbar del pecho de Aquamarine aumentó su fuerza, sentía una mezcla de nerviosismo y emoción que jamás había experimentado.
El hijo de Medusa fijó su fría mirada en su nueva adquisición, quien crispó las hermosas escamas de su cola para empezar a danzar, Aqua se sentía un poco insegura sin la compañía de su arpa, pero era su deber terminar con ese extenuante rito. La novia enfrentó los ojos del guerrero, preparándose para el baile, todo su espinal quemó como si estuviera siendo cubierta en un fuego ardiente, la magia de la cópula estaba en aumento y no había ser bajo el océano que detuviera el magnetismo del nuevo matrimonio marino. Aqua desplazó su bella cola y empezó a cantar sugerente, nada más importaba que ellos dos, el dueño y su compañera eterna, el tritón y su sirena.
Los movimientos de Aquamarine eran eróticos al extremo, quebrando su espinal de una forma sensual, y dando giros donde desbordaba su mágica esencia ancestral. Tristán se quedó hipnotizado ante la danza de su esposa, la potencia de la cópula estaba en ebullición, el deseo extremo se apoderó del tritón y observó cada uno de los movimientos de su compañera estallando de lujuria en su interior, el cuerpo de cristal de la sirena parecía ser tocado por el guerrero sólo con la mirada. Aqua clamaba por sus caricias en cada giro, en cada vibrato de su voz, el lujurioso tritón no pudo más y nadó con gran velocidad hasta colocarse muy cerca de su esposa, sacó su brillante espada conteniendo el ejercicio de sus branquias debido a la excitación extrema que sentía, realizó un corte en su brazo izquierdo soltando un tormeo de agonía, y bañó a su sirena con su sangre. Tristán Trevel coloreó de rojo a su nueva esposa marina, justo como la sirena le pidió en su cántico.
—Presenten los aros de la unión —ordenó Kristel, y la sirena los entregó con dificultad, las joyas brillaban de una manera extraordinaria—. ¡Por el poder del amor, el quinto elemento! Este claro de luna, procedo a enlazar a estos amantes en sagrado matrimonio.
—Aquamarine Mermaid, te elijo a ti como mi compañera eterna; para amarte, respetarte y servirte por el resto de mis olas marinas —Tristán colocó un aro en la aleta de su mano y ella lo observó encantada—. Que así sea.
—Tristán Trevel, me entrego a ti como compañera eterna; para amarte, respetarte y servirte por el resto de mis olas marinas —la sirena colocó el aro torpemente en el dedo de su esposo, y el roce de su piel la desconcertó—. Que así sea...
—¡Por el poder de los mares, yo los declaro en sagrado matrimonio! Tritón, puede besar a su sirena.
Tristán se inclinó ante el chapoteo de todos los asistentes a dicha ceremonia para besar a su esposa, y el llanto de la madre estalló con fuerza mientras los voraces labios de Trevel rozaron los de Aquamarine, apartándose luego bastante excitado. La concurrencia se acercó a felicitarlos, incluso sus tres traviesos hermanos que lloraban al saber que perdían a su hermana mayor para siempre.
—¡Pequeños! —Aquamarine cristalizó al ver a sus tres amados tritones aproximarse para abrazarla.
—Buena vida de casada hermana, no nos olvides —Traloque lloró entre el fuerte abrazo grupal que se dieron los hermanos Mermaid.
—Quiero que se porten bien y cuiden a mamá, ¿de acuerdo? En cuanto me sea posible ordenaré traerlos de visita a este castillo, mis preciosos hermanos. Saben bien que no podré sobrevivir mucho tiempo lejos de sus travesuras...
—¡Te amamos, Aqua! —Tormearon los tres en coro, pero la madre entre cristales rompió el círculo fraternal cuando se unió a ellos.
—Buena vida de casada, mi querida sirena Trevel. Que tu dicha marital sea eterna —Ninfa le dio un beso en la frente a su hija perdida.
—Gracias, madre. Voy a extrañarte mucho...—la voz de Aqua fue silenciada por aquella extraña sensación que reconocía en su espinal, los ojos fríos de Tristán la observaban de una corta distancia, lo sabía, lo sentía. Giró para buscar la silueta de su esposo dirigiendo la mirada hacia el enorme portal—. Cuida bien de mi padre...
—Nunca olvide que tiene un hogar esperándola, sirena Trevel. Tiene permiso de asistir al Castillo Lunar cuando a usted apetezca. Te quiero, hija —un roce en extremo frío la hizo estremecer, era él, su flamante esposo quien se quedó suspendido detrás de la sirena, el guerrero deslizó su mano capturando su fina cintura atrayendo su cuerpo para juntarlo a la anatomía musculosa que presumía—. Felicidades, Capitán Trevel. Deseo de todo corazón que esta nueva esposa le dure muchas ventosas marinas, por su bien y la de nuestros clanes lo espero...
—Le agradezco sus buenos deseos, sirena Mermaid. Aunque no puedo prometerle nada, soy un tritón muy exigente y gozaré de la magia de mi nueva esposa tanto como se me antoje, lo que pueda resistir Aquamarine ya no es cosa mía, es suya por no entrenarla en resistencia física adecuadamente mientras estaba a su cargo...—la respuesta del guerrero fue tan ofensiva que la madre nadó lejos de la presencia del capitán, muy ofendida, Aqua intentó apartarse de su esposo pero el sanguinario líder torció su muñeca rompiendo de inmediato los brazaletes que lucía la sirena—. ¡Quieta, no te alteres de esa forma! El rojo que tiñe tu bello rostro cuando te enfureces sólo me excita más, deliciosa.
—¡¿Cómo se atreve!? ¿Por qué es tan grosero con mi madre, capitán?
—Te ves más preciosa enojada, querida —la sinfonía de la voz de Tristán era de tristeza—. ¿Te sientes bien? Estás toda colorada...
La habitual expresión gélida acompañaba los preciosos ojos turquesa del guerrero, y una extraña sensación invadió por entero a la sirena, no le gustaba ver el sufrimiento pintado en el rostro de su esposo.
—Eso debería de haberlo preguntado yo, Tristán. ¿Esa expresión es por la boda o algo en especial? Pareces estar sufriendo...
—Lo hago a diario, deliciosa, y esta noche descubrirás la razón...—Tristán torció un poco más el brazo de su esposa.
—¿Por qué no ahora? Soy tu esposa, y no quiero más secretos, ¿te parece? —Expresó Aqua en un alarido, el agarre de su esposo le estaba causando dolor—. Querido...
—No quiero que huya despavorida antes de tiempo, querida... —Tristán se calló de pronto, cuando los invitados comenzaron a nadar a su encuentro—. Casi olvido tu obsequio de boda.
De pronto un peculiar saco bajó desde la superficie, la curiosidad mantuvo a la sirena con el alma hecha un revuelo. Al abrirlo notó que se trataba de semillas, pero no sabía bien de qué algas se trataba y por qué su esposo tuvo que regalarle tan extraño artilugio...
—¿Semillas?
—De Loto, te servirán luego. Tú hazme caso, deliciosa...—Tristan soltó al fin el brazo de su esposa, sólo para volver a capturar su cintura entre su musculoso brazo—. Muero por copular contigo ahora mismo, quiero que sacies la lujuria que tu maldita danza despertó en mí, ansío descubrir el sabor que tiene mi sangre en tu mágica piel...
—Capitán...—Aquamarine se sentía feliz sólo con mirarlo, y percibirlo de esa forma, tan ansioso por privacidad—. Lo prometo, calmaré tus ansias cuando me despida de mi padre.
—Despediré a los invitados —su esposo brisó de manera sensual en su branquia auditiva—. Vuelvo pronto por ti, sabrosa.
Aquamarine se alejó de su reciente esposo para buscar a su progenitor, y lo ubicó junto a los soldados del ejército de Neptuno, quienes recogían todas las cosas que había traído del Castillo Lunar.
—General, ¿dónde está mamá? —Aqua simuló estar buscando a su madre, pero en realidad buscaba a su querido wallano, no quería quedarse con la duda antes de encerrarse en el enorme Castillo Medusa—. Es mi deber despedirme, el capitán Trevel me enseñará mi nueva morada.
—Los acabo de mandar a casa, es preciso abandonar estas instalaciones, el rito terminó y no tenemos nada que hacer aquí. Buena vida de casada, mi preciosidad —el general Mermaid continuó con sus labores como si no le importara su primogénita, pero pronto descubrió el escabroso detalle—. Si está buscando a ese despreciable wallano de baja estirpe no lo encontrará, sirena Trevel.
—¡¿Wallano!? No... No entiendo a lo que se refiere usted, general Mermaid. Yo no...
—Tu madre jamás me oculta nada, mi preciosidad. Fui el primero a quien se lo contó, no intentes engañarme —el cántico de su padre era completamente impersonal, la sirena no tenía escapatoria.
—Espero que lo haya dejado en libertad, padre. Ya estoy casada y no hay nada que temer...
—En efecto, sirena Trevel. En estos momentos están desterrando al despreciable wallano muy lejos de estos mares, yo personalmente me encargué de ese asunto, ¿se le ofrece algo más, hija querida? —Las duras voces de su padre estallaron como peces globo en el rostro de Aqua.
—¡¿Por qué me haces esto!? ¡Soy tu hija! ¡¿Por qué tanto daño!? ¡¿Qué te hice!?
—¿Te parece poco? ¡Estuviste a punto de tirar hacia el abismo nuestro honor y buen nombre por culpa de un asqueroso wallano! ¡¿Acaso piensas que podría volver a confiar en ti, Aquamarine!? ¡Insensata! ¡Imprudente! Tienes suerte de que estés casada, caso contrario hubieras sufrido también las consecuencias de tus actos. Pero eso ya no está en mi poder, realmente espero que no se te ocurra traicionar a Trevel, porque yo mismo le ayudaré a aniquilar el mal de mi familia. ¿Lo has entendido, Aquamarine?
—¡Lo único que entiendo es que no tienes un ápice de corazón! ¿Dónde quedó mi amado padre? —La sirena giró sus aletas nadando lejos de la presencia del general, cristalizando amargamente. Su vista nublada no le impidió seguir sus torpes aleteos, de pronto chocó con alguien.
¡Qué torpe! Se lamentó en sus adentros.
—¿Deliciosa? ¿Qué ocurre? ¿Por qué cristalizas? —Tristán sostuvo firmemente a su esposa de los hombros.
—No es nada... Tristán por favor nademos lejos del patio, quiero ir a la alcoba... Deseo irme de aquí...
—¿Por qué no confías en mí? Aquamarine, si no me compartes tus pesares, ¿cómo podré ayudarte?
—Sí confío, lo juro, en serio. Te lo contaré todo después, ahora sólo vámonos por favor...
—De acuerdo, ve a despedirte del resto de tu clan, ¿quieres? Debes permanecer tranquila o tu familia empezará a sospechar, Aqua. Por favor guarda la calma.
La sirena obedeció fielmente siendo guiada por la firmeza de la mano del guerrero, al terminar de recibir los buenos deseos de su familia su corazón palpitó fuerte en su pecho al notar que Tristán la esperaba al pie del pórtico del Castillo Medusa, su nuevo hogar a partir de ese momento. Sus cristales brotaron por la tristeza de la separación paternal, Tristán se dedicó a consolar a su esposa durante algunas espumosas, contándole extrañas leyendas de su clan. El castillo estaba edificado con material que parecía transparente, como de cristal, su color se asemejaba a las medusas y su imponencia era extrema. Eran tantos los pisos que tenía el monumento que no le alcanzó los dedos para contarlos, era magnífico y bello al extremo.
Las plateadas y pesadas puertas se abrieron ante su curiosa mirada, su destino estaba delante suyo.
⛔Canción de Aquamarine en multimedia.⛔
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